Seminario de Pensamiento Crítico Latinoamericano Análisis de coyuntura Rosana Alonso La creación de una universidad en una fábrica recuperada, donde ya funciona un bachillerato popular y un espacio cultural “La Fábrica. Ciudad cultural” y un centro de salud abierto al barrio es un acontecimiento si lo pensamos en el proceso de construcción histórica del IMPA protagonizada por sus trabajadores y por los intelectuales que se sumaron al proyecto. IMPA es la primera fábrica recuperada del país. En 1998, con la producción paralizada y en convocatoria de acreedores la fábrica es tomada por sus trabajadores que se organizan como cooperativa. La lucha por la recuperación del trabajo comenzó hacia fines de los noventa cuando los ex empleados de YPF empezaron a organizarse, dando origen al movimiento piquetero. Las organizaciones piqueteras nacen como una respuesta defensiva frente a los efectos destructivos del modelo neoliberal, en medio de un marco de precariedad e indigencia (la desocupación y el hambre). La socióloga Maristela Svampa sostiene que desde adentro, el piquete como metodología de acción por un lado y la institucionalización de los planes sociales por demanda, por el otro han contribuido a la construcción de estereotipos negativos que tienden a ignorar las otras dimensiones (menos visibles) como el trabajo comunitario en los barrios. El proceso de la fábrica IMPA es un ejemplo del surgimiento de cooperativas vinculadas a las fábricas recuperadas, como la ex Zanon, hoy FASINPAT, o en emprendimientos productivos como los que se organizan desde el MOCASE o cooperativas de trabajo vinculadas a diferentes expresiones del movimiento piquetero como la cooperativa de trabajo Roca Negra que pertenece al FRENTE Popular Darío Santillán, relacionadas a diferentes expresiones del Movimiento piquetero. El proceso de desarrollo del proyecto de IMPA se encuentra íntimamente ligado, también a la multiplicación de los colectivos culturales que se hicieron visibles desde mediados de los 90 y que se expresaron en grupos de arte callejero, cine militante, o agencias de noticias alternativas. Estas agrupaciones comenzaron a actuar y manifestarse en el contexto de las asambleas barriales, las marchas, los piquetes (ocupación de espacios públicos) y en las fábricas recuperadas. Tuvieron un papel relevante en las estrategias de visibilización de las experiencias alternativas. Hoy, estas formas de organización se encuentran frente a la necesidad de resolver algunas contradicciones. En los noventa los emprendimientos solidarios y cooperativos eran la posibilidad de supervivencia para numerosos grupos sociales en el contexto de la exclusión social. Se llegó a desarrollar toda una economía alternativa como estrategia de supervivencia. Por un lado se pueden interpretar estas experiencias como ejemplos de una economía solidaria como respuesta al capitalismo salvaje. Por otro lado se advierten los peligros de la autoexplotación, (por las exigencias del mercado), y la cooptación institucional, a través de la relación con el Estado y con los organismos internacionales que desarrollaron diversas estrategias para controlar y disciplinar a los movimientos sociales. Estas contradicciones pueden pensarse con el aporte de lo que Carlos Galano nos presenta como el Pensamiento ambiental complejo. Las experiencias, como las que se mencionan se basan necesariamente en la superación, cuestionamiento de la lógica homogeneizadora del mercado para avanzar hacia una nueva ética que reconoce la “otredad”, el valor de las diferencias. Por eso necesita inventar una nueva educación. La crónica periodística del acto fundacional de la universidad relata que el acto se abrió con el himno nacional, la internacional y la marcha peronista. Este acto simbólico da cuenta de las contradicciones presentes y que son producto de una construcción histórica en la que sus actores se ponen como protagonistas sin negarlas. ¿Quiénes son los sujetos, entonces que protagonizan este acontecimiento? Creo que aquí se pone de manifiesto lo que plantea Yamandú Acosta en su conferencia cuando dice que en el proceso de transición a la democracia está en juego la restitución del sujeto. Estamos frente a unos sujetos situados, que se reconocen como trabajadores pero que para reconocerse en el proyecto que protagonizan es necesario superar el concepto de “clase obrera” como sujeto histórico en lucha contra el capitalismo. Estamos frente a unos sujetos capaces de imaginar lo imposible. Sujeto que tiene como valioso conocer por sí mismo. De ahí el valor del espacio cultural, el bachillerato y ahora la universidad que como dice Vicente Zito Lema no va a copiar el modelo de la universidad pública y menos el de la universidad privada. Lo fundamental, dice Vicente Zito Lema es mirar desde otro lugar “En el estado el poder no lo tienen los trabajadores. Entonces puedo sospechar si el Estado, que representa también a otras clases sociales, va a mirar al mundo en función de la clase trabajadora. Por más progresista que sea, el estado siempre mira al mundo desde un orden, desde un poder. En cambio los trabajadores tienen otra forma de ver las cosas. Uno ve el mundo desde donde está parado.” El colectivo de trabajadores de IMPA puede pensarse, entonces, siguiendo a Hinkelamert, en el análisis de Yamandú Acosta, como un sujeto crítico, situado, que protagoniza un proyecto colectivo desde una Ciudad de América Latina que se opone a los proyectos dominantes del capital globalizado, que construye su propia lógica frente a las lógicas hegemónicas y el pensamiento único. El IMPA tiene 58 trabajadores metalúrgicos, 30 personas participan del Centro cultural y 43 en el bachillerato, donde estudian más de 150 jóvenes y adultos. Para la apertura de la universidad necesitan sillas, para poder dar clases. Piensan organizar la “Fiesta de la silla”. Una celebración de música, poesía y teatro en la que la entrada será una silla que los asistentes podrán intervenir artísticamente. “…lo local es la otredad subyugada por la globalización, lo negado y sistemáticamente desvalorizado por el Neoliberalismo. El sujeto construye en su lugar, el lugar es el hábitat espeso del arraigo, donde se diseminan los encantados sentidos de la vida, tejido con los fragores de la proxemia cotidiana y abrigados por la manta protectora de sueños entrañables y mitos colectivos.” (Carlos Galano) La propuesta promete un espacio construido desde la utopía. Es el lugar para un nosotros inclusivo y como decía Yamandú Acosta en la conferencia: “La utopía es dimensión humana del pensamiento. Es elemento constitutivo del pensamiento crítico en la actualidad. Oficia como condición trascendental como referencia para pensar y operar sobre lo dado imperfecto (lo tópico) en la transformación constructiva de la realidad” La experiencia del IMPA no es una excepción. Existen extensas redes de producción y distribución de productos de origen popular donde trabajan familias que se mantienen con su tierra, defendiéndola, y solidario; organizaciones que defienden el consumo responsable, la reapropiación social de la naturaleza, la participación, el aprendizaje colectivo, la dignidad y las prácticas igualitarias. La ausencia de estas experiencias en los medios masivos de comunicación pone de manifiesto el ocultamiento que, en función de los intereses de los sectores sociales dominantes se busca lograr.