¿Qué significa ser cristiano como seguidor de Jesús? Julio Lois Fernández TEMÁTICA E IDEA GENERAL La temática de este libro es exactamente igual que su título: ¿Qué significa ser cristiano como seguidor de Jesús?), y diferencia claramente lo que es ser cristiano de lo que es seguir a Jesús, por lo que establece las claves de lo que es o debe ser el cristianismo. La idea principal es el seguimiento a Jesús como un camino para identificarse con sus doctrinas y su ideología, pues, según el autor, ese seguimiento insoslayable viene reflejado en los Evangelios de manera expresa y rotunda. Desde esa perspectiva, recoge y analiza una serie de preceptos que se deben seguir a rajatabla para ser un auténtico cristiano, para ser seguidor de Cristo, pues separa claramente ambos conceptos: una cosa es ser cristiano y otra muy distinta seguir a Cristo. NÚCLEOS FUNDAMENTALES La primera idea que recoge el autor es la distinción entre llamarse cristiano y ser seguidor de Jesús; opina que el mal llamado cristiano es aquél que recoge y acepta determinados preceptos divinos, acude a la Iglesia con regularidad y cumple, en la medida de lo posible, con todos los mandamientos de Cristo; por otro lado, se encuentra el seguidor de Jesús, que hace de Él su modelo y hace lo que Jesús hizo, además de lo que dijo, y habla el autor de cómo se debe hacer eso hoy en día (o en los años ´80 ). Además, da ya su enfoque particular al libro, pues cuenta que todo lo que en él se cifra, está contemplado desde su experiencia propia personal. Después, aparece la radicalidad de la llamada de Jesús, con la radicalidad asimismo de la exigencia de despojamiento; la abnegación al seguimiento de Jesús pasa por renunciar a todo lo que se oponga o dificulte ese seguimiento. Para terminar, dice que el seguimiento pasa por una unión con Jesús, con su vida, con su causa, con su destino. Culmina esta parte diciendo que el seguimiento a Jesús no es algo coyuntural, fruto de ser cristiano, sino que se es cristiano, precisamente por seguir a Jesús, que es la expresión real de esa fe. En el capítulo siguiente habla de que seguir a Jesús es comportarse de acuerdo a sus ideas y pensamientos, de manera que ese seguimiento pasa por libertad ante la ley, ante los poderosos y ante el poder mismo; pero también habla de darse por entero a los demás a favor del Reino y de Dios Padre. En cuanto al seguimiento a través del tiempo, dice que el Espíritu está presente en todas las edades de la Tierra, y da nuevas soluciones a nuevos problemas; alude a un mimetismo anacrónico en caso de no atender a estas nuevas respuestas del Espíritu. Como características presenta la radicalidad del seguimiento a Jesús, en contra del convencionalismo; solidaridad beligerante con los pobres, siendo uno más de ellos, no acercándose a ellos, sin más; habla de una dimensión política de lucha por la justicia, ante el abandono de esta sociedad, como esperanza de cambio, a través de una fidelidad perseverante a Jesús. Por último, invita al lector a una reflexión, que yo la resumo en una pregunta: ¿no es cierto que el seguimiento a Jesús nos proporciona un punto de vista distinto y superior de la vida, por lo que, en sentido último, el conocimiento pasa también por seguir a Jesús?. VALORACIÓN PERSONAL 1 En mi opinión, creo que este tipo de libros (aunque no lo parezca, no es el primero que me leo) tratan más de metafísica trascendental que de cristianismo; yo creo que Dios no puede condenar a ningún ser humano, a ningún hijo de su creación por utilizar las piernas para andar, los ojos para ver y el cerebro para pensar; de esta manera, me parece inútil intentar comprender, desde un punto de vista humano, terrenal, mortal, los planteamientos Divinos, Celestiales, las ideas de Dios. Por lo tanto, hablar de seguir a Jesús se debería limitar simplemente a seguir sus enseñanzas, su doctrina, su moral; pero nunca a seguir ciegamente sus pasos, como invita el autor. En cierto momento del libro me parece estar, salvando las distancias y permitiéndome una analogía un tanto desmedida, casi ante una apología de ilegalidad, cuando habla de seguir a Jesús con libertad ante o para la justicia. Muy señor mío, Jesús, si bien es cierto que vivió y murió como hombre, no era un hombre cualquiera, de manera que quizá él sí tuviera autoridad suficiente como para presentarse frente a la ley (judía) y revocarla, pero eso es algo que un hombre enteramente de carne y hueso y únicamente de carne y hueso no puede (ni debe) hacer. Por otro lado, la radicalidad del seguimiento a Jesús pasa por renunciar a todo aquello que se oponga a tal, bien sean amigos, la familia o uno mismo; pues bies, creo que existe en la Biblia (me gustaría que me corrigieras si fallo, y que me lo indiques si acierto) un pasaje en el que Jesús dice a unos hermanos que arreglen primero sus diferencias antes de ir a rezar a la iglesia. No sé en qué medida se puede esto articular con esa pretendida radicalidad de seguimiento, pero a mis cortas luces, se opone. También, en el libro El futuro del cristianismo había un autor que establecía la existencia de distintas maneras o grados de seguimiento a Jesús y al cumplimiento de los preceptos divinos; no sé qué opinaría Julio Lois Fernández de él, pero lo encuentro, no más cierto o veraz, sino más lógico (instrumento principal del cerebro dado por Dios). Por todo esto, y siempre desde la humildad a la que mi ignorancia me tiene sometido, opino que este autor ofrece unos planteamientos demasiado radicales, según los cuales seguir a Jesús, es decir, ser cristiano, es igual, salvando las distancias temporales, escasas sin embargo, hoy que hace dos mil años, lo que desde mi punto de vista constituye una aberración evolutiva, aunque sea en términos religiosos. 2