El enfermo imaginario

Anuncio
Comedia Nacional
Reposición
El enfermo imaginario
de Molière
dirección Juan Antonio Saraví
Dossier de presentación
Contacto
Comedia Nacional – Departamento de Comunicaciones
Oficinas- Edificio Teatro Solís, acceso Juncal piso 2
horarios de atención de lunes a viernes de 10 a 16 hrs
Tel- 1950 8160
info@comedianacional.com.uy
1 Dossier realizado por Laura Pouso con la asistencia de Verónica Mato
1
El enfermo imaginario
de Molière
título original Le malade imaginaire
traducción y versión Juan Antonio Saraví
Comedia- ballet en tres actos
con (por orden de aparición)
Pepe Vázquez – Argán
Cristina Machado – Toñita
Alejandra Wolff - Angélica
Elisa Contreras – Belina
Miguel Pinto – Escribano Buenafé
Luis Martínez- Cleanto
Levón – Doctor Arrecagaray
Pablo Varrailhon – Tomás Arrecagaray
Jimena Pérez – Luisita
Delfi Galbiati - Beraldo
Jorge Esmoris– Señor Sevaparriba (actor invitado)
Daniel Spinno Lara – Doctor Lavage
y los músicos
Pablo Machado acordeón
Fernando Alonso bajo
Ernesto Veneziano percusión
Martin Moron trombón
Gonzalo Durán guitarra
escenografía Gerardo Bugarín
vestuario Mónica Talamás
luces Carlos Torres
música original Gonzalo Durán
traspunte Alejandro Rey
realización Unidad Técnica de Infraestructura teatral
fotografía Gustavo Castagnello
diseño gráfico Gerardo Goldwasser
dirección Juan Antonio Saraví
Agradecimientos: Olga Lago, Federico Lezama (Secretaría de la Gestión Social para la
Discapacidad), Dra. Beatriz Silva , Laura Guerra, Analía Moreira. Ing. Gonzalo Ambrois
(Hospital Pereira Rossell)
“….Nada. No hay nada que hacer más que
descansar. Cuando dejamos que haga lo
que debe, la naturaleza, ella solita, sale
del desorden en el que pudo haber caído.
Es nuestra ansiedad, nuestra impaciencia,
la que arruina todo y casi todos los
hombres mueren de sus remedios y no de
sus enfermedades.”
Molière, El enfermo imaginario, Acto III, trad Juan Antonio Saraví
Breve
El enfermo imaginario es la última comedia escrita por Molière. Es una comedia ballet
en tres actos y en prosa. Escrita en 1673, fue representada por primera vez ese mismo
año por el elenco de Molière.
Sinopsis
Argán, un burgués hipocondríaco, vive con su mujer Belina, quien lo cuida con esmero
aunque en realidad espera con ansias su muerte para poder heredar su fortuna. Lo
visitan a menudo toda clase de médicos, quienes le indican tratamientos y remedios
para aliviar sus extrañas, y tratarle imaginarias dolencias. Su hija, Angélica está
enamorada de un joven de escasa fortuna llamado Cleanto. Esto disgusta a Argán, quien
pretende que su hija se case con un médico. De ahí surgen los más diversos enredos que
culminan con un final al borde del delirio. El hermano de Argán, Beraldo, y la criada
Toñita serán los que aporten el sentido común ante la ciega manía del protagonista.
La última escena de Molière
El enfermo imaginario, última comedia de Molière está, de manera indisoluble, ligada a
la suerte de su autor. Actuada por primera vez el 10 de febrero de 1673 en el teatro de
Molière en el Palais Royal, esta comedia ballet en tres actos y prosa, “melée de musique
et de danses”, fue escrita inicialmente para ser representada en la corte durante el
carnaval, pero el favor del rey en beneficio del compositor Lully, con quien Molière se
había enemistado, hizo que los servicios del autor no fueran requeridos por el monarca y
que la pieza fuera estrenada no en la corte sino en la ciudad, con un éxito inmediato.
Sin embargo, el 17 de febrero, durante la noche de la cuarta representación, JeanBaptiste Poquelin murió, luego de haber encarnado por última vez el papel de Argán. En
la escena final de la ceremonia de los médicos, el actor sufrió una convulsión que
disimuló con un gesto cómico. Cuando bajó el telón fue transportado de inmediato a su
casa donde falleció de la enfermedad pulmonar que padecía desde hacía años. Su
condición de actor impidió la celebración de un oficio religioso, y su cortejo fúnebre
fue conducido discretamente al atardecer hasta el cementerio de Saint Joseph. La
muerte de Molière abandonando el escenario, dota al Enfermo imaginario, sin duda la
obra más autobiográfica de su autor, de una dimensión seria y emotiva que el paso de
los años no ha podido borrar.
A partir del 24 de febrero de 1673, el teatro del Palais Royal reabrió sus puertas y el 3 de
marzo otro actor retomó el papel de Argán, pero el elenco de Molière, privado de su
jefe, no pudo mantenerse unido. Algunos actores fueron contratados por otras
compañías y el resto se unió por orden real al Teatro del Marais. En 1680, el rey reúne a
los actores de varios elencos y crea una sola compañía que iba a llamarse la Comédie
Francaise y que estrenó, el 6 de setiembre del mismo año, El enfermo imaginario.
Desde entonces, muchos actores han interpretado el rol de Argán, representando a
menudo a un enfermo en óptimas condiciones de salud, mientras que como contrapunto
de esta tradición burlesca algunos directores han optado por mostrar un Argán más
patético, sombrío, incomprendido por los médicos y por su familia.
La Comedie Francaise desde el siglo XVII ha representado 1989 veces esta pieza, lo que
la ubica en el sexto lugar entre las obras más actuadas, las cinco primeras de la lista son
obras de... Molière. La ceremonia de los médicos ha sido elegida durante mucho tiempo
para homenajear a Molière cada 15 de enero, aniversario de su bautismo. En estas
ocasiones, se expone en escena el “sillón de Molière”, en el que habría actuado por
última vez. Esta reliquia ha adquirido con el paso de los años un valor simbólico que
hizo que permanezca expuesta hasta el día de hoy en el foyer de la Sala Richelieu de la
Comédie Francaise.
El enfermo imaginario, texto extraído del programa de la puesta en escena de Claude
Stratz en la Comédie Francaise en 2001, trad. Laura Pouso
La perspectiva moderna de Molière : ¿Un enfermo imaginario o un enfermo
del imaginario?
Esta comedia, a menudo considerada como una de las obras más ricas y más profundas
de Molière, constituye para muchos una síntesis de su teatro. Esto se debe a su temática
(reflexión sobre la muerte, denuncia de la impostura y sátira de la medicina), a la
presencia de un héroe paradójico ( un enfermo sano) que martiriza a los suyos
obstinado, como la mayoría de los personajes de Molière, en su obsesión, a la virulenta
sátira de ciertos grupos sociales, a la presencia de elementos farsescos y a la naturaleza
propia de las comedias – ballets que arrastran al público y a los personajes a la
embriaguez del canto y de la danza.
La idea central de la pieza pertenece enteramente a Molière quien reflexionaba desde
hacía años sobre la impostura de los médicos. Hoy sabemos, gracias a los estudios
magistrales de Patrick Dandrey,2 que Molière tenía una extraordinaria cultura médica
gracias a sus propias lecturas, de modo que su abordaje cómico de la medicina está
basado en una información no solamente rica, sino bastante experta. Según Dandrey,
Molière posee en El enfermo imaginario una intuición sorprendente para la época acerca
de la especificidad de la vida psíquica: el poeta delinea lo que llamaríamos hoy una
neurosis obsesiva.
Si bien la trama central es perfectamente original, los argumentos secundarios de la
obra fueron tomados por el autor de la tradición, de modo que resulta difícil hoy
identificar las fuentes: la muerte fingida para saber la verdad, la esposa que sólo piensa
en la fortuna de su marido y quiere expoliar a los hijos, el malentendido sobre la
identidad del futuro esposo de la muchacha, el disfrazar al amante de profesor de
música, nada de eso es nuevo. Reminiscencias de Aristófanes, de la commedia
dell’arte...
El enfermo imaginario presenta un tono ambiguo que autoriza una doble lectura. Es, en
cierto modo, una obra seria. En primer lugar, debido a su temática, porque la muerte
está presente en todas partes. No hay personaje en la obra que no aluda a ella, incluso
la pequeña Luisita. Además del tema de la muerte, la hipocresía de los escribanos y
2 Patrick Dandrey, Le cas Argan : Moliere et la maladie imaginaire, [Paris] : Klincksieck, 1993
sobre todo la impostura de los médicos, son objeto de una clara denuncia por parte del
autor.
La atmósfera de El enfermo imaginario es oscura también por el hecho de que un buen
número de personajes inquietantes, desde Belina hasta Buenafé pasando por los
médicos, gravitan en torno a un personaje central poco querible. Ese burgués de buen
pasar que, sin embargo, es avaro y vulgar, que está enfermo aunque esta enfermedad no
está en su cuerpo como él piensa, sino en su cabeza. Un egoísta absoluto, introvertido,
autocentrado y que no demuestra ningún afecto por quienes lo rodean. Su mujer le sirve
de enfermera, su hija sólo le es útil para hacer entrar a un médico en la familia...
Si consideramos solamente los elementos textuales de la pieza, podríamos catalogarla
como una obra negra. Sin embargo, no podemos mutilarla considerando solamente su
texto. Se trata de una comedia ballet y, a la luz de la estética característica de este
género, El enfermo imaginario es también una obra con toques delirantes. El tema de la
muerte, aunque omnipresente, es tratado de forma más cómica que impresionante. La
pieza revela una voluntad de divertir al espectador que se manifiesta a través de una
dinámica excepcional. La variedad de efectos cómicos es destacable, Molière maneja
con escritura virtuosa los climas haciendo coexistir en la misma estructura los lazzi de la
commedia dell’arte y las discusiones filosóficas más profundas acerca del valor de la
medicina.
Hacer valer el mensaje más allá del tiempo
Entrevista a Juan Antonio Saraví
No es la primera vez que dirigís un texto de Molière. ¿Qué desafíos plantea este
autor al director?
Dirigí La improvisación de Versalles y El amor pintor en una experiencia con poca suerte
pero deliciosa, y actué en Las preciosas ridículas, Las travesuras de Scapin y Tartufo.
Creo que, como director, el mayor reto es respetar y exponer fielmente la vigencia que
todo clásico posee. También creo que es positivo abordarlos no necesariamente a través
de la opción convencional, cuando se mantienen intocados tanto el texto (en las
traducciones que conocemos), como el planteo estético de una época, sino justamente
buscando hacer valer el mensaje más allá del tiempo, intentando rescatar una historia,
un conflicto y hasta un humor, que en su traslado a una realidad más próxima a nosotros
nos permitan reconocer como propia esa naturaleza humana que los clásicos siempre
tratan. Justamente por optar en ese sentido, se plantea como gran desafío guiar a un
elenco numeroso y a un equipo técnico en una misma línea, amalgamando talentos con
un mismo objetivo en el lenguaje teatral, contagiando un criterio en el que tenemos que
ser unánimes. Está siendo un honor y un gusto.
Realizaste la traducción y versión del texto original. ¿Qué aspectos modificaste y
por qué? ¿Existe una estética del lenguaje en Molière?
"Traduttore: traditore". Que quiere decir "El que traduce, traiciona" o "Traductor, traidor"
o "Si traducís, traicionás" ¿Cuál es la mejor opción? Si la última es fiel al concepto, y
además propicia un acercamiento sin barreras de los nuevos destinatarios a un viejo
texto, entonces elijo ésa. Por lo menos por hoy. Con el objeto de abatir eventuales
prejuicios, y llevar a escena entretenimiento de calidad, fiel al original, con crítica de
costumbre e invitación a la reflexión, sin importar -en el destinatario- el nivel
académico, social u otro. Si existe una estética del lenguaje en Molière, que vaya más
allá de la sonoridad y dulzura de su lengua madre, de la poesía original (no es el caso)
como para apreciarla "traducida y traicionada", seguramente será la estética que
permita un juego teatral ágil, directo en su camino al espectador, sin vueltas ni
escondites, irónico y restallante. Y tendrá como eterno objetivo provocar en él la
identificación y tierna mofa que siempre buscó. Modifiqué especialmente los nombres,
porque Molière les da nombres de moda a los integrantes de la familia, pero juega con
las palabras y con los caracteres en los personajes episódicos, todos ellos interesados en
sacar provecho de la "enfermedad" de Argán. Para ello, busqué respetar las raíces de
cada nombre, en algunos casos bastante obvias (Bonnefoi, Purgon), en otros más sutiles
(Diafoirus). En el caso de las letras de los intermedios musicales, además de resumirlas,
busqué respetar el espíritu de cada uno de ellos.
La obra es una comedia ballet, uno de los géneros preferidos de Molière.
¿Conservaste los intermedios musicales?
En buena parte. Los prólogos de la obra original son dos. Uno de ellos, con personajes
mitológicos, está muy vinculado a los triunfos militares de Luis XIV, y la adulación al
soberano es el tema central. No lo utilizamos. Pero existe "Otro prólogo", así llamado
por el propio Molière, que está más vinculado con la obra porque ya introduce la burla a
los malos médicos, además de ser más corto. Ese se mantiene en esta versión. Luego
existe un primer intermedio que tampoco utilizamos, en el que Polichinela (claro resabio
de la commedia dell'arte, de la cual Molière fue espectador, admirador y discípulo)
pretende dar una serenata a su amada, y le salen al cruce un grupo de arqueros y otro
de violines, con los que dialoga palabra contra música. El segundo intermedio ya está
más vinculado con la acción, por cuanto Beraldo trae especialmente el número a casa de
Argán para entretenerlo y predisponerlo positivamente para la discusión que se avecina.
Son "gitanas disfrazadas de moras, que bailan y cantan" acerca de la juventud que se va,
y los amores que la condimentan. Aquí son enfermeras. Y en el final, emparentado con
las apoteosis barrocas con el Rey Sol como centro, también por iniciativa de Beraldo,
con participación de "actores" y de los integrantes de la propia familia que "se regalan la
comedia los unos a los otros", Argán es investido como médico, en una ceremonia con
examen oral y todo. Este tercer intermedio o final está, en el original, en un latín de
pacotilla o de utilería, muy divertido, pero ya demasiado lejano para nosotros. También
por el criterio de trasladar la obra en el tiempo, no utilizamos la música original, de
Charpentier (en esta ocasión Molière estaba enemistado con Lully), y buscamos un
equivalente en la música compuesta por Gonzalo Durán, y la “onda” entre teatral y
carnavalera, tan en sintonía con la obra y sus intermedios musicales, aportada por
algunos integrantes músicos y actores de la Antimurga BCG.
¿Qué temas trata la obra?
Del mismo modo que en otras de sus obras maestras la avaricia o la falsa devoción, aquí
la hipocondría empuja a un protagonista al exceso y la desmesura, forzando el orden de
la naturaleza, cegado ante los argumentos del sentido común. Se deja abusar por los
falsos doctores y por el interés de una segunda esposa, y fuerza egoístamente el amor
natural de su hija, mirando sus propios intereses. Sentido común aquél aportado por
personajes puros, ajenos a los vicios del protagonista, que como sobre una "tabla rasa",
intentan influir sobre Argán positivamente, mientras los "ridículos de la medicina" buscan
sólo aprovecharse de su "manía" inculcándole falsos miedos y absoluta dependencia. Sólo
ante la evidencia, en otro final de comedia típico de Molière y de la época, la mentira es
desenmascarada y el orden restablecido.
¿Cuál es el planteo estético de tu equipo de diseñadores para esta puesta en
escena?
Ante mi propuesta de no ceñirnos a las puestas en escena tradicionales, y de trasladar el
conflicto a nuestros días, y ante la decisión de no utilizar una traducción asumida como
fiel por conservar un lenguaje cortesano con formas arcaicas del español, tendencia casi
romántica como criterio de traducción, decidimos explotar las ventajas de la
parafernalia hospitalaria de mediados del siglo XX, y las simpatías del vestuario
hospitalario entre guerras, sin atarnos a una época en particular, permitiéndonos
anacronismos y disfrute de artefactos y accesorios de vestuario de varios periodos.
¿En qué sentido Molière es nuestro contemporáneo?
Lo es porque con un virtuosismo teatral entretenido y modélico, habla de la naturaleza
humana y de sus vicios. Y éstos se mantienen incambiados, del mismo modo que sigue
vigente el instinto de reírnos ante el ridículo del semejante, distorsionado en su esencia
hasta límites de irrisoria locura Y eso nos ayuda ahora y siempre a reírnos de nosotros
mismos, y tal vez en alguna medida, a crecer. Molière elabora sus obras a partir de tipos
humanos, y esto las hace vigentes. No habla de la hipocondría del siglo XVII, sino de la
que hoy padecen muchos, atados hasta insanos extremos a pastillas, hierbas o gotas. Y
habrá, seguramente hoy como ayer, falsos médicos que lo aprovechen.
Creo que sólo me resta agregar que me resulta muy gozoso profesionalmente, y muy
inquietante a la vez, haber sido invitado por la Comedia Nacional para festejar, en el
Teatro Solís, un nuevo aniversario, y pasar a formar parte de una cadena de tradiciones
que va desde la decoración del Teatro (Molière es uno de los once homenajeados en el
techo de la Sala), al repertorio de la Comedia, y que pasa por hitos de la historia de
nuestro teatro (o -en algunos casos- recuerdos) como Tartufo, El misántropo, Las
sabihondas, El avaro, El burgués gentilhombre, George Dandin.... y que implica y
contiene el nombre y talento de tantos artistas queridos... Ojalá nuestro esfuerzo esté
a la altura de esos antecedentes.
La Comedia Nacional y Molière - Retrospectiva
La Comedia Nacional estrenó por primera vez un texto de Molière en 1952. Con dirección
de Margarita Xirgú subió a escena en el Teatro Solís , Tartufo. La versión en verso de
Carlos Princivalle contaba con un reparto de primeros actores encabezado por Alberto
Candeau en el papel de Orgón,
Enrique Guarnero en el rol título y China Zorrilla
interpretando a Dorina. Debido al éxito de público, el espectáculo fue repuesto durante
tres temporadas y además estrenó una segunda versión en 1968, esta vez con dirección
del propio Guarnero y donde se repetían Candeau y Guarnero en los papeles principales.
La Comedia estrenó otras cinco piezas de Molière a lo largo de su historia, con
diferentes enfoques y la constante parece haber sido la buena acogida por parte de los
espectadores, dado el número de reposiciones de algunos de los estrenos. La
Sabihondas, protagonizada por Estela Medina, Nelly Antúnez, Estela Castro y Elena
Zuasti,
estrenada en 1963 con dirección de Eduardo Schinca, integró el repertorio
alterando sus representaciones entre el Hotel del Prado, el Teatro Solís y las giras
barriales hasta bajar definitivamente más de diez años después en diciembre de 1974. El
elenco representó también El misántropo, en homenaje al tricentenario de la muerte
de Molière (1973, dirección Mario Morgan), El avaro (1977, dirección Jaime Yavitz), El
burgués gentilhombre con reparto encabezado por Jorge Traidor (1981,
dirección
Eduardo Schinca) y Georges Dandin (1992, dirección Luis Cerminara), protagonizada por
Levón.
También la vida del autor fue objeto de espectáculo, Aderbal Freire Junior dirigió al
elenco en Molière, obra basada en la novela de Mijail Bulgakov y protagonizada por
Jaime Yavitz
Jean Baptiste Poquelin – Molière ( París 1622-1673)
En la larga tradición teatral, Molière ocupa un lugar central entre los más grandes
hombres de la escena. Encarnó la figuró del artista total: actor, director, autor y cabeza
de compañía de uno de los elencos estables más célebres de su tiempo.
Hijo de un tapicero de la corte, instruido por los jesuitas, se lanza a la aventura teatral
desde muy joven creando, junto a la actriz Madeleine Béjart, la compañía L’Illustre
Theatre, cuya quiebra lo lleva a la cárcel por no poder afrontar las deudas. Se instala,
luego, en provincia durante trece años hasta lograr actuar en París, ante el rey, en
1658. El estreno de Las preciosas ridículas en 1659, lo vuelve célebre y le permite
obtener los favores de Luis XIV quien pone a su disposición la sala del Palais Royal donde
Molière estrena la mayoría de sus comedias. Su compañía, apoyada por el rey, se
convierte en la Compañía Real.
Autor de más de veinte obras, sigue siendo hoy el autor más interpretado por la Comédie
Francaise. Entre sus textos, se destacan
La escuela de las mujeres (1662), Tartufo
(1664), Don Juan (1665), El misántropo (1666), George Dandin (1668), El Avaro (1668),
El burgués gentilhombre (1670), Los enredos de Scapin (1671), Las mujeres sabias (1672)
y El enfermo imaginario (1673).
Algunas de sus obras fueron censuradas e incluso prohibida su representación. Con el
estreno de Tartufo, texto en el que denuncia la hipocresía religiosa, se origina un
escándalo entre los beatos que hacen que el rey prohíba durante cinco años la
representación de la obra.
Enferma luego del estreno de Don Juan en 1665, su
producción dramática crece pero su salud se agrava. Sufre un ataque durante la cuarta
representación de El enfermo imaginario el 17 de febrero de 1673, muere en su casa
pocas horas después.
Juan Antonio Saraví (Montevideo, 1963)
Inicia su carrera profesional en 1979, integrando el elenco dirigido por Hugo
Blandamuro. Egresa
de la Escuela Municipal de Arte Dramático "Margarita Xirgu" en 1986.
Fundador del Grupo de Teatro AqUElarRE en 1989, se ha desempeñado como actor
dentro y fuera del mismo en obras del repertorio universal clásico y contemporáneo bajo
la dirección de Hugo Blandamuro, Eduardo Schinca, Elena Zuasti, Carlos Aguilera, Estela
Mieres, Mariana Wainstein, Sergio Pereira, Alvaro Pozzolo, Daniel Spinno Lara, Cecilia
Baranda, Carmen Toledo, Ernesto Clavijo, Omar Varela, Alfredo Goldstein, Marisa
Bentancur, Mario Morgan, Jorge Denevi.
En el rubro audiovisual participa en cine en los largometrajes La historia casi verdadera
de Pepita la Pistolera, En la puta vida, Polvo nuestro que estás en los cielos de Beatriz
Flores Silva y Otario de Diego Arsuaga y en los ciclos televisivos Subterráneos, En
compañía, 8X8, Decalegrón, Uruguayos Campeones, Charly en al aire y Las novias de
Travolta..
Ha dirigido obras de William Shakespeare, Molière, Manuel Puig, Jorge Denevi, Franklin
Rodríguez, Yazmina Reza, Michel-Marc Bouchard, Federico Roca, Milton Schinca, Gustavo
Bouzas, Luis Fourcade, Carmen Roig, Álvaro Malmierca, Natalia Ginzburg y Oscar
Martínez. En el exterior, cuenta con dos puestas en escena en Santiago de Chile con
elencos locales.
Como docente teatral, se ha desempeñado en el Conservatorio Fálleri-Balzo para
estudiantes líricos de la Cátedra de Alba Tonelli y en el IAM (Instituto de Actuación de
Montevideo)
Nominado por la crítica en varias oportunidades, obtiene el Premio Florencio como actor
de reparto en dos ocasiones.
Dirigió al elenco de la Comedia Nacional en Detrás del olvido de Leonardo Preziosi,
reinaugurando la sala Zavala Muniz en octubre de 2008.
INFORMACIONES ÚTILES
El enfermo imaginario
de Molière
versión y dirección Juan Antonio Saraví
por el elenco de la COMEDIA NACIONAL
del 4 de marzo al 3 de abril
Teatro Solís
días y horarios de funciones
viernes y sábados 21 hrs
domingos 19 hrs
Entradas en venta en Red UTS y en la Boletería del Teatro Solís
Localidades numeradas
Localidades numeradas 90 pesos
Jubilados y mayores de 60 años domingos y feriados gratis
Entradas para grupos de estudiantes 40 pesos (sólo bajo coordinación del Depto. de
Extensión de la Comedia Nacional)
Socio Espectacular gratis
Pase Profesor gratis
Pase EMAD gratis
Horarios de la Boletería
de martes a sábados de 11 a 20 hrs
lunes y domingos de 15 a 20 hrs
Cuando hay función se encuentra abierta hasta la hora de inicio de la misma.
El Teatro Solís no trabaja con sistema de reservas.
Por funciones para grupos de estudiantes contactar a:
Departamento de Extensión -Estela Mieres / estela.mieres@comedianacional.com.uy
Comedia Nacional-Equipo de Gestión
Director General y Artístico Mario Ferreira
Director de Porducción Jorge Navratil
Coordinador Comunicaciones Fabio Guerra
Descargar