Andanzas de un par de alpargatas - Asociación Cultural de Amigos

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MUSEO HISTÓRICO MILITAR DE VALENCIA
Andanzas de un par de alpargatas
Necesitaríamos, hojas y más hojas; que formarían libros y más libros...
Aun cuando nos califican de humildes y poco distinguidas, podemos contar
mucho sobre nuestras andanzas por la Historia.
Ya desde tiempo inmemorial, nuestros antepasados sirvieron a, labradores,
menestrales, huertanos, arrieros, pastores y hasta algunos reales personajes usaron de
nuestros servicios... Y nuestras antepasadas, estuvieron al servicio de un tal Viriato;
dicen que fue un “pastor lusitano” y de los buenos; que llevaba sus rebaños por toda la
Iberia y cruzando con expertas naves por las Columnas de Hércules, pastoreaba sus
reses por todo el Norte de Africa, llegando hasta Tánger.
El transcurrir de los tiempos, impuso cambios en las vestimentas, pero nuestro
modelo –pocas variaciones- no dejó de prestar servicios, muy estimados por el pueblo.
También con tropas famosas, prestamos servicio durante mucho tiempo: Con los
Almogávares, los Tercios, los Conquistadores de las Americas, las Tropas
Expedicionarias en Oceanía y como último de nuestros servicios castrenses,
participamos en la Guerra Española, y en ambos bandos. ¡Que pena!
De nuestra última época de servicio militar, podemos contaros un episodio:
Llevábamos bastante tiempo en almacenes de la Intendencia Militar, en
Valencia. De forma imprevista, un día llegaron unos soldados y nos metieron en un
camión; nuestras dudas: ¿ íbamos “ a servir “ o nos enviaban ya a la basura ?.
Los soldados, nos animaron con alegres tonadillas
Todos venimos de Sueca
Con orgullo y gallardía
Para defender nuestra España
De la “morralla” fascista.
La cucaracha, la cucaracha,
Ya no puede caminar,
Por que le faltan, por que le faltan
Las patitas de detrás.
Y nos tranquilizaron. Volvíamos al “servicio activo”.
Nuestro destino: Un caserón de un pequeño pueblo, en cuya entrada un letrero
informaba CORBALAN (Prov. de Teruel). En la planta baja y cuadras, se amontonaban
los pertrechos. El aroma del cocido de garbanzos, se percibía en el ambiente. Tres
mesas rústicas y algunas sillas, daban aspecto de oficina al local; en la rústica chimenea
un rescoldo de fuego leñoso.
Varios soldados, con sus capotes-manta, charlaban con el Comisario Político del
Batallón.
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Al poco, llegó el Capitán, con el Teniente Ayudante y su comentario al
Comisario Político fue breve: Los puestos permanecen tranquilos. Hay noticias de la
llegada, a sus puestos, del Ejército de Maniobra? Preguntó el Capitán. El Comisario con
gesto contrariado, dio la respuesta: El Sindicato de Transportes no se ha reunido y su
Comité Central tiene que autorizar el transporte de la Región Central. Comentó el
Capitán; el cielo ya presentaba esta tarde el color “ panza de burro” y no tardará en
nevar.
El Comisario Político le anunció al Capitán: Una Delegación de los soldados
pide una entrevista.
Bien. Pasemos todos al interior de Mayoría, que el tiempo está cambiando y el
viento arrecia aquí afuera .
Camarada Capitán: Por Radio Macuto, hemos conocido que se prepara una
operación. Los de Carabineros, se ríen de nosotros al saber que llegan fardos de
alpargatas, de las que gastamos en Valencia, para trabajar los arrozales. Los
Carabineros de la 82, dicen que recibirán unas botas de cuero checas, de categoría.
Es cierto, confirmó el Capitán. También vienen, para vosotros, esos tipos de
botas. Cada uno puede elegir el tipo de calzado que le parezca mejor. Yo calcetines de
lana de oveja, que con las alpargatas, ya están en Almacén. La operación se está
retrasando y pienso que habrá fuertes nevadas; si llega la orden nosotros centraremos el
ataque sobre la ciudad; tendremos camino largo sobre la nieve y al presentarnos en la
Plaza del Torico, tendremos que permanecer sobre hielo. El Teniente Ayudante y el
Comisario anotarán vuestras peticiones de uno y otro tipo.
Y la orden de ataque llegó.
El Ejército de Maniobra, también llegó. Y se situó en las posiciones señaladas
por el E.M. Central; pero con retraso. Atacó y las defensas exteriores cedieron,
replegándose hasta la ciudad. Se hicieron fuertes en dos de los principales edificios del
casco urbano: El Banco de España y la Comandancia. Si mal lo pasaron los sitiados,
también lo pasaron mal los sitiadores; el tiempo invernal castigó a los dos bandos.
Con nuestro Capitán y sus hombres pronto se cercó la Comandancia. Los
sitiados, que pudieron recibir ayuda, -por el mal tiempo- y pactada una tregua, se
negoció la rendición.
El invierno, acompañado de nieblas densas y nevadas excepcionales produjo
también temperaturas bajísimas, que nos permitieron a nosotros, las alpargatas, prestar
servicios valiosos a toda la Brigada. Otras Unidades, equipadas con botas de cuero,
sufrieron la congelación del calzado y general desmoralización producida por el gran
número de bajas entre los combatientes.
En tanto se negociaba la rendición del Mando sitiado, se escucharon fuertes
explosiones; negros nubarrones se alzaron sobre La Muela. La artillería que formaba en
el ejército que pretendía liberar a los sitiados había destruido un grupo de camiones,
cargados con munición, posicionados en la parte alta del citado cerro de La Muela. Era
el inicio del contraataque.
Llegó a la Plana Mayor de la Brigada un enlace de la fuerza que cubría el flanco
de la flanco de la Ciudad-Estación del ferrocarril y río Guádalaviar (Turia)-. El
enemigo intentaba situar en la Estación fuerzas ligeras que cruzaban el río y la línea
férrea, con movimientos espaciados, zigzagueantes y en distintos de la zona. Los del
destacamento que defendía la escalinata, no conseguían, con el fuego de sus armas
individuales y automáticas detener el afluir del enemigo. Y, lo más desmoralizador
habían observado llevaba ALPARGATAS y suponían se trataba de fuerzas de La
Legión o de Regulares. Pedían auxilio y refuerzos.
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Nuestro Capitán, con el Teniente Ayudante, dos armas automáticas y sus diez
servidores, acudió rápidamente a la escalinata de acceso a la ciudad, desde la Estación.
Encontró la posición con sólo un sargento –con los pies semicongelados – y el resto de
la guarnición habían abandonado el puesto en dirección a la Puebla de Valverde; habían
intentado detener el avance de los enemigos, con fuego individual sobre blancos en
movimiento y ráfagas de armas automática mal enfiladas. La crisis se produjo al
observar que, los atacantes llevaban Alpargatas. Al grito de “viene La Legión”
produjeron un pánico colectivo y la deserción en masa; se trasmitió el pánico al total de
las fuerzas del cerco exterior que abandonaron en masa las posiciones y durante muchas
horas, quedó la ciudad: sin protección exterior y negociando la rendición de los dos
núcleos sitiados.
Posicionadas, las dos armas automáticas, en ambos lados de la escalinata,
cubrieron con sus ráfagas los avances individuales y obligaron al abandono del edificio
de la Estación. Un prisionero herido, confirmó el intento fallido de las fuerzas del
enemigo (García Valiño) para liberar a los sitiados.
Y así, terminó nuestra último acción en la Guerra Española.
Hoy, los huertanos “viejos” siguen utilizando nuestros servicios.
Nos han licenciado en el Ejército, pasando a la Reserva Activa y con
“privilegios” reconocidos como:
- Rendir homenaje en los AURRESCUS.
- Bailar en las Fiestas Tradicionales de los pueblos.
- Con los mozos, bailar las “jotas” en honor de la Virgen del Pilar, Patrona de
España.
Por la recopilación.
EL ESCRIBIENTE
SERVICIO DE DOCUMENTACIÓN
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