03-tu.QXD 7/19/00 18:56 Página 1 Justicia, Seguridad y Policía La Plata, jueves 20 de julio de 2000 ASALTO 3 EN UNA CASA DE DEPORTES “La plata o te pego un tiro” Ocurrió ayer al mediodía. Fueron dos delincuentes. Se hicieron pasar por clientes. Después sacaron sus armas. Apuntaron al propietario, su esposa, los dos empleados y dos personas que realizaban compras. Los encerraron Seis personas vivieron un gran susto cuando quedaron a merced de dos delincuentes fuertemente armados que asaltaron la casa de deportes Tropy Sport, en 44 entre 30 y 31. Los asaltantes los obligaron a tirarse al piso primero y después los trasladaron hasta el depósito del comercio, ubicado al fondo de la edificación. “Dale, dame la plata o te pego un tiro”, amenazó uno de los delincuentes a un empleado. El asalto se produjo a las 12.30 del mediodía de ayer, poco antes de que el comercio cierre sus puertas durante las horas de la tarde. En ese momento, los dos empleados de la casa atendían a dos clientes, mientras que en la caja registradora, detrás del mostrador, Enrique Temoinko, de 33 años, conversaba con su esposa. El robo fue cuestión de dos o tres minutos. No más. Los delincuentes entraron al comercio y dijeron que iban a mirar la mercadería. No preguntaron precios ni se acercaron a los empleados hasta que llegó la hora de llevar adelante la idea con que habían ingresado. Hasta entonces, ambos ladrones se cercioraron de que no había ninguna otra persona en el local y luego, sin levantar sospechas, uno de ellos se dirigió hacia los empleados y clientes, mientras que el otro hizo lo propio con los propietarios del lugar. Temoinko sintió algo molesto en la espalda antes de escuchar la extraña voz que lo amenazaba. Pensaba que era una broma. Sin embargo, uno de los ladrones se había acercado hacia el mostrador y se encontraba detrás de él, con el arma apoyada sobre la espalda a la altura de la cintura. En el fondo del local, uno de los empleados ya había comenzado a conversar con el otro asaltante, mientras con la mano derecha, en la que tenía el arma, hacía ampulosos movimientos circulares: -Dale, dame toda la plata porque te pego un tiro -... Es que yo no tengo... no tengo nada, andá a la caja-, contestó el joven. A pocos metros de allí, en la caja registradora, su compañero ya tenía tirado en el piso a los propietarios del comercio. Temoinko miró a sus empleados y clientes con un gesto claro: nadie debía resistir el robo. La caja ya había sido abierta y los delincuentes se podrían ir tranquilamente luego de llevarse el dinero. “Supongo que ya lo habíamos hablado, pero no permití que nadie oponga resistencia”, explicó el comerciante a los cronistas de este medio que llegaron al lugar pocos minutos después de que se concretara el atraco. El propietario de la casa de deportes explicó que en el momento de cometerse el asalto, ya no había Enrique Temoinko. El comerciante fue sorprendido por los dos delincuentes en la caja registradora tanto dinero. La recaudación de la mañana había sido llevada al banco por uno de los empleados. Sin embargo, en el rato entre que se llevaron el dinero al banco y se cometió el asalto, las ventas habían sido muy buenas. Aunque prefirieron no decir el monto al que ascendería lo robado, Trama Urbana pudo saber que se trataría de una suma importante, producto de esas ventas. Y los delincuentes creyeron que era una buena suma, se llevaron los billetes más grandes, pero también los de dos pesos, y hasta las monedas de menor valor. Antes de escapar, y a pesar de que tenían la situación controlada, obligaron a todos los presentes a reunirse en el depósito del local, donde los dejaron encerrados para darse a la fuga a la carrera. El susto había pasado, aunque no la sensación de impotencia que acosa a quienes se convierten en víctimas de este tipo de hechos. Los trabajadores realizaron la denuncia pocos minutos después y la policía montó un operativo cerrojo del que participó el personal de varias comisarías y del Comando de Patrullas, pero nada se supo de los delincuentes tras la búsqueda. Aunque tuvieron que realizar una descripción de la vestimenta con que contaban los asaltantes, ni los propietarios ni los clientes pudieron ver bien la cara de los asaltantes: “Con los robos uno aprende a no mirar a la cara a los delincuentes”, explicó Te- moinko. El de ayer es el primer robo de Tropy Sport en la actual dirección, donde se mudó hace un año y medio. Antes, por tres años, el local había funcionado a pocos metros de allí, en la misma cuadra. Durante ese lapso, el local fue asaltado en seis oportunidades. La suerte parecía haber cambiado con la mudanza.