The Nature Conservancy PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES Natasha Garzón Y., Milena Castro R., Diana Rondón C., Roberto Jaramillo V., Juan C. Garzón B. y Juan C. Gutiérrez C. PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 344 Introducción La magnitud de los efectos de los denominados motores de transformación sobre la integridad ecológica de las planicies inundables de la macrocuenca MagdalenaCauca se relaciona con su capacidad de alterar los elementos estructurales y funcionales de esta cuenca. Estos cambios causados por las continuas y negativas presiones externas se traducen en impactos ecológicos y sobre el bienestar social. A continuación se muestra el análisis de las presiones e impactos que generan los nueve motores de cambio identificados. Se explica el estado de transformación y deterioro de PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES las planicies inundables y se muestran elementos clave para el diseño de estrategias de manejo integral y ordenamiento ambiental de las planicies inundables de la cuenca. 345 PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 346 Ganadería Colombia cuenta con cerca de 37 millones de hectáreas ocupadas por pastos, equivalentes al 80% de la extensión de 22 departamentos evaluados por la Encuesta Nacional Agropecuaria de 2013 realizada por el DANE. La magnitud de esta actividad productiva trajo consigo la pérdida de grandes extensiones de bosque, muchas veces amparada por decisiones gubernamentales tales como la legislación vigente en Colombia hasta 1994, la cual dinamizaba la expansión de la frontera agropecuaria, al condicionar la propiedad de los territorios baldíos al reemplazo de los bosques por sistemas agropecuarios (Murgueitio y Calle 1999). El sistema de producción ganadera predominante en las planicies inundables es el pastoreo extensivo; situación acorde con el resto país, donde el 90% de la ganadería de carne se produce bajo este sistema y mediante dos técnicas: pastoreo tradicional (42%) y pastoreo extensivo mejorado (49%) (Llorente 1994). En términos generales, esta forma de manejo requiere baja inversión tecnológica y pocas prácticas de renovación, pero causan una deficiente recuperación de praderas y suelos, por lo que rinden apenas 0,55 cabezas de ganado por hectárea (Guerra y Hernández 1987, Fedegán 2006, Gamarra 2007), lo que las hace poco rentables económicamente. La ganadería extensiva requiere grandes extensiones de pastos a PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES expensas de los bosques, para mantener pocos animales. Por otra parte, la presencia de abundantes gramíneas poco consumidas por bovinos en las zonas inundables de las grandes cuencas hidrográficas del país constituyó por un buen tiempo una barrera natural para el avance de la ganadería, que desapareció con la introducción de los búfalos (Murgueitio 2003, Agudelo et al. 2007). A pesar de que diversas especies de la sabana natural son nutritivas y palatables para el ganado (Rial com. pers.), la introducción de búfalos, cuyo sistema digestivo es más largo (proceso de fermentación es más lento), lo que permite aprovechar muchas más especies nativas que el ganado bovino (Sheikh et al. 2006), 347 implicó nuevas presiones sobre los humedales y por ende una serie de impactos sobre la biodiversidad, la sociedad y sus economías. Deforestación La producción pecuaria ha sido el principal motor de pérdida de bosques de Colombia. La colonización y expansión de la frontera agropecuaria es responsable de la deforestación del 73,3% de los ecosistemas boscosos, seguido por la producción maderera, el consumo de leña y los incendios forestales (CONPES 1996). Las planicies del río Magdalena han sido testigo de esta tendencia desde mediados del siglo XVIII, tiempo en el que tenía lugar la tala de bosques secos y húmedos tropicales para la introducción de razas cebú y gramíneas africanas, como el pasto puntero (Hyparrhenia rufa), gordura (Melinis minutiflora), y guinea (Panicum maximum), con las cuales se transformó radicalmente el paisaje. De este modo se han ido transformando las sabanas naturales, eliminando especies nativas y el recurso genético que suponen; además se han introducido nuevas tecnologías importadas y modos de producción de otros países, que no siempre son adecuados para nuestros ecosistemas (Rial com. pers.) (Fig. 1). La introducción de estos forrajes también transformó, o incluso eliminó, la práctica cultural de la trashumancia. Una de las consecuencias más importantes de la pérdida de bosques ha sido la fragmentación del paisaje de esta macrocuenca. Se redujo la vegetación nativa y aumentó la distancia entre los remanentes de bosque, disminuyendo la conectividad y afectando la dinámica ecológica de las coberturas adyacentes con cambios en los flujos de viento y agua, y pérdida de bioelementos, ta- les como: carbono (C), nitrógeno (N) y azufre (S), entre otros (Cochrane y Sánchez 1982, Giardina et al. 2000, Kattan 2002). Los efectos de la fragmentación del paisaje se relacionan además con la permanencia de las especies en el tiempo, lo cual está determinado por el tamaño y la dinámica poblacional de las especies; es decir, mientras más pequeña sea la población, mayor será su probabilidad de extinción (Kattan op. cit.). Por otra parte, el incremento de la temperatura y la evaporación del agua a causa de la deforestación de los bosques, genera cambios en la estructura trófica de los sistemas acuáticos al estimular el crecimiento de algas. Igualmente, la frecuente eliminación de bosques de galería limita el aporte de material alóctono, afectando la producción secundaria, la estructura trófica y la productividad de los cuerpos de agua (Moreno y Fonseca 1987, Chará y Murgueitio 2005). Cambios físicos del suelo La transformación de bosques por pastizales altera el ciclo hidrológico de los paisajes. La tasa de evapotranspiración e intercepción de la vegetación es menor, lo que aumenta la carga sedimentaria y la cantidad de agua que puede ser infiltrada y transportada hasta los cuerpos de agua; de igual manera, se altera la estructura, consistencia y retención de la humedad del suelo (Chará y Murgueitio 2005). Una vez establecidas las pasturas, el pisoteo continuo del ganado compacta el suelo, factor importante si se tiene en cuenta que a mayor compactación menor capacidad de infiltración, mayor escorrentía superficial y tasa de erosión (Fig. 2) (Chará 2004). El grado de compactación de un suelo depende de: a) el tipo de ganado que soporta, b) la duración y frecuencia del piso- PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES teo y c) su contenido hídrico al momento del pastoreo. Este último aspecto es clave, especialmente en el caso de las planicies inundables. Cuando el suelo es más seco, el tránsito y pisoteo causan compactación asociada a la pérdida de macroporosidad, haciendo menos evidente el daño. En cambio, el pastoreo en condiciones de elevada humedad edáfica da lugar al daño por poaching, causado por el flujo de suelo alrededor de la pezuña del animal que deja una huella bien definida o, en condiciones de extrema humedad, un suelo totalmente amasado (Taboada 2007). Taboada (op. cit.) señala un umbral de humedad o “humedad crítica” cuando el suelo alcanza su máximo nivel de compactación, el cual será mayor si el estrés compactante es alto, teniendo en cuenta las diferencias entre el pastoreo por vacunos y por ovinos. Esta humedad crítica es regulada por factores edáficos tales como la textura del suelo o la cantidad de materia orgánica; de modo que en los suelos de textura más gruesa la humedad es menor, lo que explica por qué los suelos franco arenosos tienen un nivel de compactación mayor que los de textura más fina. Por otra parte, también el ramoneo continuo afecta al sistema y genera cambios en: a) la composición florística del banco plantular, en la medida en que el ganado consume unas especies más que otras; y b) la pérdida de cobertura vegetal, asociada al incremento de la temperatura y el aumento en la tasa de evaporación del sistema, pues a mayor pérdida de la capa superficial del suelo o “mulch”, mayor es la pérdida de agua y nutrientes. Estos procesos de deterioro se manifiestan a través de la colonización de malezas, salinización del suelo y pérdida de su capacidad de mantenimiento bovino. Finalmente, dado que muchas veces el ganado tiene libre acceso a los cuerpos de agua, es común que la integridad del canal y los márge- 348 Figura 1. Bosques secos deforestados para la expansión de la frontera pecuaria en las planicies inundables de la macrocuenca Magdalena-Cauca. Figura 2. Pasturas degradadas e incremento de la erosión del suelo en las planicies inundables de la macrocuenca Magdalena-Cauca. PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 349 nes sean dañados físicamente. El pastoreo afecta negativamente los cuerpos de agua pues elimina la capa vegetal y degrada el suelo. Esto incide negativamente sobre la morfología del canal, la química del agua y la diversidad de hábitats (Chará y Murgueitio 2005). Contaminación de suelos y cuerpos de agua El uso de fertilizantes, pesticidas y las heces de los bovinos constituyen los principales agentes contaminantes del suelo y las aguas subterráneas, a las cuales llegan por escorrentía superficial. Sustancias como herbicidas e insecticidas afectan a los organismos acuáticos por su toxicidad, mientras que los fertilizantes pueden ser tóxicos o aumentar la disponibilidad de nutrientes, y con ello el crecimiento de algas y otras plantas acuáticas que modifican la estructura trófica del sistema. Sumado a esto, las heces del ganado contienen nutrientes, materia orgánica y patógenos que aumentan la concentración de materia orgánica en el agua y reducen la disponibilidad de oxígeno para la biota (Chará y Murgueitio 2005). También se suma la contaminación producida por los gases expulsados por el ganado. El amoniaco (NH3) produce daños en el suelo y la vegetación. Al combinarse con ácidos como el sulfúrico o el nítrico, da lugar a sulfatos y nitratos amoniacales que se dispersan a gran distancia en forma de aerosoles. Gases como el metano (CH4) y el CO2 están asociados al efecto invernadero. Se calcula que de los 500 millones de toneladas de metano que se producen por año, la actividad bovina aporta entre 70 y 120 millones de toneladas. por otra parte, vale la pena tener en cuenta que la cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de la fermentación entérica bovina, la tala y quema de bosques (Mahecha et al. 2002). Desecación de los cuerpos de agua El uso pecuario de las planicies inundables ha propiciado la desecación de los cuerpos de agua. El proceso de sedimentación paulatino ha sido directo e indirecto, ocasionando pérdida de humedales, especialmente de ciénagas. La contaminación y el exceso de sedimentos depositados sobre los cuerpos de agua también han disminuido su profundidad, muchos de los cuales han terminado por colmatarse debido a la construcción de barreras físicas que interrumpen la conectividad hídrica y favorecen la sedimentación. La práctica que ha causado más daño es la desecación de las zonas inundables mediante infraestructuras que evitan las inundaciones (jarillones, diques, etc.). Estas construcciones aíslan caños, playones y ciénagas, limitan la entrada de agua, aumentan la carga sedimentaria y consolidan nuevas áreas terrestres para el uso pecuario (Caraballo y De la Ossa 2011). Durante años, prácticas como la consolidación de sistemas de riego, la construcción de infraestructuras, tanto para la prevención de inundaciones como para desecación de zonas periódicamente inundables, fueron promovidas por entes gubernamentales como el HIMAT (en su tiempo, el Instituto Colombiano de Hidrología, Meteorología y Adecuación de Tierras) como parte de un programa denominado “adecuación de tierras” (Márquez 2001). Por otra parte, el interés por aumentar la superficie terrestre llevó al taponamiento de madreviejas, como sucedió en el departamento del Cauca, o de caños en las ciénagas de Machado, Placita y Palotal; estas últimas bajo la presión de ganade- PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES ros interesados en eliminar la competencia del consumo de pescado frente al de carne vacuna (Moreno y Fonseca 1987). Otro ejemplo es la ciénaga de Zapatosa, donde los ganaderos construyeron un dique de ocho kilómetros que obstruye el paso del agua entre la ciénaga y el río, lo que ha deteriorado gravemente este ecosistema (Viloria de la Hoz 2011). Estas prácticas siguen estando vigentes actualmente. En el corregimiento de Puerto Viejo en Gamarra (Cesar), grandes ganaderos de la región construyeron una muralla de más de 3.000 m de longitud, con el fin de ganar terreno sobre los cuerpos de agua. La rápida sedimentación llevó a la destrucción casi total del complejo cenagoso La Teresa, La Tigrera, Zulia, Marisonga y Las Galindas; así como a la pérdida de conectividad entre los complejos cenagosos del sur de Bolívar (Fig. 3) (Garzón y Gutiérrez 2013). La desecación, la sedimentación inducida, el relleno, la construcción de murallas y la apertura de canales artificiales, son dinamizadores de la pérdida de cuerpos de agua de las planicies inundables de la cuenca Magdalena-Cauca. Este proceso, cada vez más frecuente, se relaciona con la apropiación y privatización de estos ambientes acuáticos, los cuales son bienes públicos e intransferibles. Su transformación genera conflictos, vulnerando los derechos de uso de los ecosistemas y su biodiversidad, por parte de quienes se apropian y deterioran los recursos naturales (Gutiérrez et al. 2012). Impactos socioeconómicos de la expansión pecuaria sobre las planicies inundables La expansión del modelo productivo basado en la ganadería extensiva pone en evidencia el uso irracional de los suelos 350 Figura 3. Avance del proceso de colmatación de la ciénaga La Teresa (Gamarra,Cesar) y expansión del hato ganadero sobre la planicie. PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 351 en Colombia. Se calcula que la ganadería ocupa el 58% de la extensión territorial de los predios pequeños, el 65% de los medianos y el 90% de los de gran tamaño en la cuenca del río Magdalena. De los predios pequeños, el 27% se destina a la agricultura, mientras que de los predios grandes solo un 0,6% se dedica a esta actividad (IGAC y Corpoica 2002). Estas proporciones reflejan que a medida que aumenta el tamaño de los predios, aumenta la proporción del área dedicada a la producción pecuaria y disminuye aquella dedicada a la agricultura. Si a lo anterior se suma la baja productividad de este sistema en Colombia –aproximadamente 197 kg de carne por animal versus el promedio mundial de 204 kg– y la baja oferta de empleo – aproximadamente tres empleos por cada 100 animales de ceba, ocho empleos por cada 100 animales destinados a la producción de lácteos y cinco empleos en la ganadería de doble propósito–, es evidente que el sistema no es sostenible y que el sector está monopolizado (Martínez 2005, Viloria de la Hoz 2009). La consecuencia de este monopolio, o ganaderización de la tierra, ha sido el alza en el precio de los alimentos por la baja diversidad y producción agrícola. Esta dinámica de “territorio contra productividad” se ha visto reflejada en el aumento de la actividad especulativa alrededor del valor de la tierra, siendo considerada ésta una forma de contrarrestar la inflación. El sector pecuario se desenvuelve en un escenario de crecimiento fundado en el mantenimiento de la demanda actual, la apertura de nuevos mercados y el desplazamiento de la fuerza de trabajo de otros sectores. Lamentablemente, su producción de carácter extensivo presiona los ecosistemas y a sus habitantes sin ofrecer retornos significativos en términos de bienestar. Además, genera especulación, la cual es patrocinada por las políticas y alternativas de financiación para pequeños propietarios. En síntesis, el sistema de producción pecuario vigente repercute en la oferta de servicios de abastecimiento tales como la pesca, la agricultura y por consiguiente en el sustento y calidad de vida de los pueblos de las planicies y sus áreas de influencia. A esto se suma el posible repunte del sector económico, producto del probable incremento en las exportaciones y el consumo doméstico de carne. Esto pone de manifiesto la necesidad de desarrollar una planificación adecuada de la expansión del sistema productivo en la región, frente a los limitantes socioambientales analizados anteriormente. Un caso ilustrativo de la inapropiada gestión del territorio y del avance ganadero en las planicies inundables de la macrocuenca Magdalena-Cauca se expone a continuación. La historia de la ganadería en la Depresión Momposina y sus impactos Entre los brazos de Mompós y Loba del río Magdalena se sitúa la Depresión Momposina, el sistema cenagoso más grande del país (Aguilera 2011). La historia de la actividad ganadera se remonta al tiempo de la Colonia española. Fals Borda (1980) cuenta que en 1637 “el Alcalde de Mompox y el encomendero de Pansegüa, Diego de Ortiz Nieto tenían haciendas en la zona de Tiquisio, Loba y Norosí, que sumaban más de 200 caballerías de tierra (equivalentes a 84.600 ha), 3.000 cabezas de ganado y 50 esclavos”. Desde entonces, la ganadería extensiva ha sido un mecanismo de apropiación de la tierra, en algunos casos PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES secando cuerpos de agua, deforestando grandes extensiones de bosques y desplazando herbívoros nativos (dantas, venados, ponches, etc.), consolidándose así el sistema momposino de producción ganadera, que aprovecha los pastos de invierno en las tierras altas y los de verano en los albardones, bajos y playones (Arquez van Strahlen 1996). Durante el siglo XVIII y XIX se crearon y consolidaron la mayoría de las haciendas ganaderas de la región, pero fue la introducción de pastos africanos lo que transformó el método ganadero tradicional en la segunda mitad del siglo XIX, dando paso a la expansión pecuaria a gran escala que persiste hasta hoy (Viloria de la Hoz 2011). La introducción de nuevas variedades favoreció la expansión del hato ganadero en épocas recientes, aumentando de manera extensiva el levante y engorde en las áreas inundables; la maquinaria moderna (tractores, paladragas, retroexcavadoras) permitió construir terraplenes carreteables y jarillones para controlar inundaciones, desviar caños y abonar ciénagas. Estas prácticas han afectado aún más los hábitats naturales y la economía familiar campesina: los pastos y cultivos han sustituido recursos naturales valiosos (flora, fauna y ambientes: madera y leña, caza, playones y sabanas comunales para pastoreo durante la estación seca y hábitats de peces) y erradicado formas tradicionales (culturas anfibias) de uso de los recursos (García 2001). Desde 1980 ha habido una creciente reactivación del mercado de tierras en la isla Margarita, la margen derecha del brazo de Mompós y en otras regiones de la Depresión Momposina. Se han adquirido grandes haciendas en un proceso inverso de reunificación de minifundios; los nuevos dueños desplazaron 352 también al sistema ganadero tradicional momposino que permitía el ramoneo bajo el bosque natural secundario para minimizar pérdidas en los veranos extremos, reemplazándolo por la tala rasa de restos de bosque para aumentar la superficie en pastos. Esta forma de tenencia de la tierra ha desconocido las tradiciones locales de uso comunal de playones, caños y ciénagas, y ha implementando obras de control hidráulico para desecar ciénagas o prolongar la duración de los estiajes (García 2001). Para entender la dinámica de expansión en esta región del país y poner en evidencia el avance de la frontera agropecuaria sobre estas planicies inundables, se seleccionó un área de estudio que comprende 191.151 ha integradas por los municipios de Cicuco, Talaigua Nuevo, Mompós y parte de Magangué, donde se identificó la cobertura de los diferentes cuerpos de agua y el uso pecuario (Fig. 4). Los resultados indican que el 76% (145.423 ha) del área de análisis, corresponde a ambientes acuáticos, de las cuales 54.006 ha tienen altos niveles de inundación recurrente (28% del total de la ventana de análisis). Las aguas permanentes ocupan el 25% y los niveles de agua en eventos extremos (fenómeno de la Niña) puede cubrir 33.278 ha más (Fig. 4 y Tabla 1). La Depresión Momposina se caracteriza por su dinámica hidrológica anual. En 2013, en el área analizada, los diversos tipos de pasto alcanzaron el 69% de la extensión territorial, mientras que los espejos de agua, humedales y playones mantuvieron el 29% (Fig. 4 y Tabla 2). Se destacan la presencia de 26.109 ha de pastizales en áreas inundables por fenómenos extremos y 16.055 ha en áreas con inundaciones frecuentes. La ganadería es actualmente el uso del suelo más importante en la región momposina; es extensiva pero genera pocos empleos por unidad productiva y está en expansión mediante: a) la conversión de áreas inundables en pastos permanentes; b) la desecación y sedimentación inducida de ciénagas y caños (abonamiento), con la consecuente reducción de los recursos naturales, que son aprovechables por otros pobladores (pesca, caza, leña, pastos y suelo); y c) obras de control de inundaciones (diques, jarillones, cierre y desviación de caños) que interfieren con el pulso de inundación (creciente-estiaje), y por lo tanto perturban la dinámica natural, la oferta de servicios ecosistémicos y el bienestar social. De los 93.433 habitantes de los municipios que integran la denominada Depresión Momposina (Talaigua Nuevo, Magangué, Mompós y Cicuco), el 58% tiene necesidades básicas insatisfechas, el 32% se encuentra en condiciones de miseria y más del 20% no sabe leer ni escribir (Tabla 3). a. Magangue Talaigua Nuevo Cicuco Mompos Ladera Ladera espejo de agua Planicie de inundación Nivel general medio alto-crecientes Nivel general medio-promedio Nivel general bajo-permanente PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 353 b. Pastos Limpios Pasto-vegetación dispersa potrero Pastos-herbaceo denso y alto Pasto-inundable playones basines Pasto-herbaceo y arbustos Pantanoso-playones Espejo de Agua Urbano Pasto-denso algunos cultivosy potreros Magangue Cicuco Talaigua Nuevo Mompos Figura 4. Distribución espacial de la superficie del agua y coberturas en la Depresión Momposina (Imagen Landsat, mayo de 2013). Superficies de agua Cicuco (ha) % Talaigua Nuevo (ha) % Mompós (ha) % Magangué (ha) % Total Agua niveles muy altos, eventos extremos 3.965 2,7 4.991 3,4 16.405 11,3 7.841 5,4 33.278 22,9 17,4 Agua niveles promedio 1.790 1,2 4.415 3 9.273 6,4 6.172 4,2 21.695 14,9 11,3 Planicies inundables con agua permanente 3.519 2,4 5.594 3,8 13.422 9,2 13.716 9,4 36.320 25 19 Agua niveles alto inundaciones recurrentes 3.388 2,3 8.875 6,1 25.953 17,8 15.688 10,8 54.006 37,1 28,3 Laderas con presencia de cuerpos de agua 20 0 7 0 0 0 96 0,1 123 0,1 0,1 Ladera 448 0,3% 861 0,6 0 0 44.713 30,7 46.028 Total 13.129 24.742 Tabla 1. Superficie del agua en la Depresión Momposina. PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 65.053 88.226 - Extensión 191.451 + - % % Depresión Inundable Momposina 24,1 76,1 % 100,2 + 354 Coberturas Cicuco (ha) Talaigua Nuevo (ha) Mompós (ha) Magangué (ha) Total % Territorial Espejo de agua 4.298 6.829 18.262 16.246 45.722 23,9 Pantanos y playones 214 1.229 5.832 2.569 9.859 5,2 Total coberturas naturales 4.512 8.058 24.094 18.814 55.582 29,1 Pastos nativos inundables, playones y basines 712 4.279 7.687 8.861 21.574 11,3 Pasto medio denso, cultivos y potreros 3.231 4.771 14.279 11.699 34.045 17,8 Pastos con vegetación dispersa 2.564 4.344 12.829 28.625 48.418 25,3 Pasto herbáceo denso alto 728 1.668 1.145 4.722 8.277 4,3 Pasto herbáceo y arbustos 830 1.247 2.282 4.911 9.286 4,9 Pastos limpios 488 13 0 9.318 9.823 5,1 Total pastos 8.552 16.322 38.222 68.136 131.423 68,8 Cascos Urbanos 66 362 2.737 1.275 4.447 2,3 Total coberturas antropizadas 8.618 16.684 40.960 69.412 135.869 71,1 - Tabla 2. Coberturas en la Depresión Momposina. Extensión + % + Indicadores sociales Talaigua Nuevo Magangué Mompós Cicuco Media % de personas con necesidades básicas insatisfechas NBI 63,5 54,5 51,6 60,9 57,6 % de personas en condiciones de miseria 34,5 30,9 32,3 31,7 32,3 Tasa de analfabetismo 23,7 17,5 18,9 22,3 20,6 Tabla 3. Indicadores sociales. PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES - Porcentaje + Media + 355 PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 356 Agroindustria El sector agroindustrial presiona la integridad ecológica mediante las diversas actividades que componen estas cadenas productivas. En ellas son necesarias la deforestación y una serie de procedimientos para la preparación del terreno, plantación, control de malezas y fertilización, con diferencias marcadas entre los cultivos transitorios, como es el caso del arroz, y los cultivos permanentes de caña de azúcar y palma africana (Carrere 2001, Garzón y Gutiérrez 2013). La mayor presión se ejerce sobre el recurso hídrico y los impactos son claros en las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación por agroquímicos (Tabla 4). Presiones sobre el recurso hídrico En Colombia la oferta hídrica promedio anual asciende a 2.300 km3/año y desciende en los meses secos a 1.400 km3/ año (IDEAM 2010), época en la que la cuenca del Magdalena-Cauca contiene el 13% del total de la oferta del país. Arévalo (2012) indica que el sector agrícola es el mayor consumidor de agua del país, superando al sector energético, doméstico, acuícola, pecuario, industrial y de servicios. El cultivo de arroz necesita el mayor volumen de agua y se asocia a los principales distritos de riego de Colombia (41% de la huella hídrica azul del sector agrícola del país), seguido de los PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES cultivos de palma africana, maíz y caña de azúcar. El análisis multitemporal de las áreas destinadas a riego en la cuenca muestra un incremento de 50.000 ha de riego en la última década (UT Macrocuencas 2014b). En general, el consumo de agua de los cultivos transitorios es mayor que el de los permanentes. El 48% del agua requerida por los cultivos transitorios se consume en el Alto Magdalena, donde se concentran las áreas de cultivo de arroz. El mayor consumo de agua para los cultivos permanentes se registra en las subunidades Medio Magdalena (29%) y Bajo Magdalena (28%), áreas asociadas a la producción de palma africana y banano en el caso del Bajo Magdalena (Tabla 5). 357 Presiones Suelo Agua Aire Preparación de la tierra para siembra Compactación por el paso de maquinaria. Deforestación en nacederos, cauces de ríos, quebradas, humedales, etc. El uso de la maquinaria genera emisiones de gases de efecto invernadero. Quemas del tamo o de hojas y cogollos (cultivos de caña de azúcar) Pérdida de materia orgánica que puede ser restituida al incorporar el tamo. Perdida de la población de microorganismos. Incremento de la carga orgánica en los cuerpos de agua producto del proceso de lixiviado. La quema de biomasa emite a la atmósfera polvo o sustancias orgánicas que contribuyen al smog así como SO2 que al sumarse con el agua y el vapor de agua se precipita a la tierra en forma de lluvia ácida Aplicación de riego y construcción de redes de drenaje Arrastre del suelo e incrementos en la tasa de erosión. Disminución de las fuentes de agua. Sedimentación por exceso de sólidos provenientes de los suelos erosionados. Producción de metano CH4 Fertilización y control de plagas y enfermedades Contaminación por residuos de agroquímicos; exceso de fertilizantes que se fijan en el suelo y alteran el equilibrio de nutrientes. Pérdida de materia orgánica y de la población de microorganismos. Estos ayudan a la asimilación de los fertilizantes y descomponen los residuos de agroquímicos. Contaminación de los cuerpos de agua Aporte de sustancias químicas a la atmósfera. Establecimiento y falta de rotación de cultivos Agotamiento y pérdida de la productividad de los suelos. Mayores tasas de erosión. Consumo de altos volúmenes de agua que reducen la cantidad de recurso en el suelo (+) Tabla 4. Cambios en la estructura fisicoquímica y biótica del suelo, el agua y la atmósfera, generados por las actividades propias de los sistemas agroindustriales (Saavedra y Vargas 2000 y Carrere 2001). PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 358 Cultivos transitorios Cultivos permanentes Zona hidrográfica (Millones de m3) % (Millones de m3) % Alto Magdalena 2.312,31 48 517,5 19 Medio Magdalena 261,1 5 774,07 28 Bajo Magdalena 393,81 8 782,96 29 Alto Cauca 55,19 1 632,74 23 Medio Cauca 4,04 0,10 5,78 0,20 Bajo Cauca 1753, 52 37 16,92 1 Total 4.780 Tabla 5. Consumo de agua de los cultivos transitorios y permanentes en la 2.730 - Extensión + % + macrocuenca Magdalena-Cauca (Fuente: UT Macrocuenca 2014b). Los impactos sobre el recurso hídrico causado por el cultivo de palma africana han sido estudiados en varias regiones del país. Los problemas identificados incluyen la modificación de la tasa de transferencia hídrica para la recarga de acuíferos y microcuencas adyacentes; la construcción de sistemas de riego incluidas la canalización, drenaje y desvío de ríos y quebradas; la sedimentación intencional de los cuerpos de agua por la construcción de diques artificiales, terraplenes, vías y canales de irrigación; y la contaminación del recurso hídrico por la aplicación de agroquímicos (Carrere 2001, FIAN Internacional 2009). En el Medio Magdalena, los impactos de este cultivo se reflejan en la alteración de la dinámica hidrológica y la calidad del agua de las planicies inundables (Fig. 5). Un claro ejemplo es Puerto Wilches (Santander), la mayor área sembrada de palma africana en la cuenca (33.790 ha en 2008) (MADR 2008b), donde la red hídrica de la microcuenca de la quebrada La Gómez ha disminuido 289 km, es decir 19 km/año entre 1980 y 2005 (FIAN Internacional 2009). En la extensión territorial del municipio se ubican cinco plantas de beneficio para la extracción de aceite; el mayor número por municipio en la macrocuenca (Fedepalma 2013). Estas plantas vierten agroquímicos y lodos residuales que son desplazados por las corrientes superficiales contaminando las aguas de la ciénaga Yarirí (Porras et al. 1997). En el complejo cenagoso Isla de Papayal, en los límites entre el Medio Magdalena y el Bajo Magdalena-Cauca (municipios Regidor, Rioviejo, Morales y el Peñón, departamento de Bolívar) los principales cuerpos de agua han sido transformados por las actividades del cultivo de palma africana. Las ciénagas El Uvero, Toribío y Caño Negro PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES se desecaron en 1998 para plantar esta palma; el caño Campano, un importante sitio de pesca para la pobladores de la región hace 20 años, es hoy un disminuido caño de aguas contaminadas. Igualmente, los caños Solera y Elvira, de los más caudalosos e importantes de la zona que fueron canalizados en zonas adyacentes a las plantaciones, hoy están contaminados (Soler y León 2009). La actividad palmera ha afectado la calidad y cantidad de agua. Las actividades relacionadas con el taponamiento, el drenaje y el desvío de cuerpos de agua; la construcción de entre 206 y 738 km de red de drenajes artificiales que atraviesan las áreas de cultivo de palma; la eliminación de bosques y la extracción de materiales de playa –como en el río Curvaradó– han reducido el caudal de 12 cuerpos de agua, causando la pérdida de cuatro ciénagas (Cuesta y Ramírez 2009). 359 Figura 5. Cultivos de palma africana en las inmediaciones de las ciénagas del sur de Bolívar. PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 360 Emisión de gases de efecto invernadero y contaminación del aire La contaminación del aire y la emisión de gases de efecto invernadero generados por la agroindustria, han sido los impactos mejor estudiados, no solo en llas planicies inundables de esta cuenca, sino en el mundo. A continuación se describen dos de ellos: a) la emisión de gas Metano (CH4), generada por las inundaciones de los terrenos dedicados al cultivo de arroz de riego, predominantemente localizados en el Alto Magdalena y b) la contaminación del aire en la subunidad del hidrográfica del Cauca, producto de las quemas de caña de azúcar, pre y post cosecha. En el proceso de inundación de los campos de arroz, la cantidad de oxígeno del suelo se reduce, favoreciendo la actividad de los organismos anaeróbicos y la producción de metano (CH4) (Ferry 1992). La contribución de los cultivos de arroz a la emisión total de metano en el mundo ha aumentado de 13% en 2001 a 20% en 2008 (Crutzen y Lelieveld 2001, Thitakamol 2008). Los cultivos de arroz también emiten óxido de nitrógeno (N2O), generado tanto por la nitrificación y desnitrificación del suelo como por la adición de fertilizantes nitrogenados (Akiyama et al. 2005). En Colombia, las emisiones de metano generadas por los cultivos de arroz entre 1961 y el 2011 aumentaron en 117% (Fig. 6). La serie de datos desde 1992 muestra que los valores más altos registrados en 2004 y 2009 coinciden con los años de mayor cultivo y producción de los últimos 20 años. La quema recurrente del tamo, hojas y cogollos de la caña de azúcar es otra fuente contaminante del aire asociada a las actividades agroindustriales. En Colombia, el 80% de la caña es cosechada manualmente. Entre el 60% y 80% es quemada antes de ser cortada para eliminar parte del follaje y facilitar el proceso de corte, procedimiento que aumenta en un 100% la productividad (Durán 1999). La práctica generalizada de la quema de la caña de azúcar parece haberse iniciado en el país en los años setenta. Esta emplea dos procedimientos: la quema precosecha y la quema postcosecha. La primera facilita el corte de la caña, reduce plagas y vectores peligrosos para el cultivo y los trabajadores; la segunda elimina malezas y devuelve nutrientes al suelo, principalmente fósforo y potasio (Madriñán 2002). De las 190.000 ha de caña cultivadas, se queman anualmente unas 150.000 ha, lo que corresponde a 420-450 ha diarias, distribuidas aleatoriamente en el área sembrada. La quema de una hectárea de caña emite entre 12 a 20 toneladas de dióxido de carbono (CO2) y consume alrededor de 1,2 t de oxígeno (O2) (López 1989); de modo que si se queman 450 ha de cultivos de caña al día, la región está emitiendo diariamente 5.400 t de CO2 a la atmósfera (Tabla 6). Madriñán (2002) señala que en 27 años de práctica agrícola, los impactos ambientales por contaminación del aire son evidentes en el aumento de la nubosidad y partículas en suspensión y pavesas o carbón, además de emisiones a la atmósfera de monóxido de carbono (CO), dióxido de azufre (SO2), óxidos de nitró- PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES geno (NO), (NO2), (NOX), metano (CH4), hidrocarburos no metálicos (NMHC) y partículas menores de 10 micras (PM10). Ante esta problemática, el gobierno nacional reglamentó la protección y control de la calidad del aire mediante el Decreto 948 de 1995, en el que prohíbe las quemas rurales abiertas, excepto las agrícolas y mineras controladas, las cuales debían ser eliminadas antes del año 2005. Sin embargo, el Decreto 4296 de 2004 autoriza indefinidamente las quemas agrícolas controladas, anulando el parágrafo en el cual las quemas agrícolas serían eliminadas a partir de 2005 (Dávalos-Álvarez 2007). En Palmira (Valle del Cauca), el municipio con mayor área de caña sembrada en el país (32.955 ha equivalentes al 31,6% de la superficie del municipio) (MADR 2008a), Dávalos-Álvarez (2007) determinó una similitud entre las series de tiempo de las hectáreas de caña quemadas y las emisiones de PM10 (material particulado respirable) y señala que, si bien esta comparación no es rigurosa, sirve para describir la relación entre las variables (Fig. 7). El estudio matemático demostró que el aumento en una hectárea de caña quemada produce un incremento de 0,64 microgramos por metro cúbico de PM10 máximo diario, lo que confirma la relación entre las variables. Los límites diarios máximos permitidos por la Agencia de Protección Ambiental (EPA por sus siglas en inglés) fueron sobrepasados en diez ocasiones en tan solo 119 días, sin importar que dicho límite solo se puede rebasar una vez al año a fin de garantizar la adecuada calidad del aire. 361 3.000 2.500 1.500 1.000 500 2011 2009 2007 2005 2003 2001 1999 1997 1995 1993 1991 1989 1987 1985 1983 1981 1979 1977 1975 1973 1971 1969 1967 1965 1963 0 1961 Gigagramos 2.000 Emisiones de CH4 en cultivo de arroz en Colombia Figura 6. Emisiones (CO2eq) provenientes del metano (CH4) generado por los cultivos de arroz en Colombia (Fuente: FAO 2014). Tipo de quema Emisión total de partículas Emisión de CO Emisión de hidrocarburos Pre-cosecha 34.155 kilos/día 370.012 kilos/día 54.648 kilos/día Post-cosecha 19.890 kilos/día 223.200 kilos/día 31.500 kilos/día Tabla 6. Emisiones de partículas, CO e hidrocarburos por quema de caña de - Emisiones + azúcar pre y postcosecha en el Valle del Cauca (Fuente: Madriñán 2002). PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 362 250 200 150 100 50 0 1 7 13 19 25 31 37 43 49 55 61 67 73 79 85 91 97 103 109 115 Días Área de caña quemada PM10MD PM10MDP Figura 7. Área de caña quemada y PM10 Máximo Diario en Palmira (Valle del Cauca) y PM10 Máximo Diario Permitido (línea anaranjada) (Fuente: Dávalos-Álvarez 2007). Implicaciones del uso de agroquímicos sobre la integridad ecológica de las planicies inundables En la mayoría de los cultivos, el uso de agroquímicos es una práctica normal que incluye fertilizantes, fungicidas, herbicidas e insecticidas, pero su empleo continuo y desmedido ha afectado negativamente a los ecosistemas terrestres y acuáticos porque ha cambiado la estructura fisicoquímica y biótica del suelo, el agua y la atmósfera (Chaves-Bedoya et al. 2013). Los fertilizantes químicos son de uso común; el nitrógeno, por ejemplo, se aplica al cultivo de arroz para aumentar el porcentaje de espiguillas rellenas, incre- mentar la superficie foliar y aumentar la calidad del grano (Degiovanni et al. 1989). Esta práctica altera la calidad del agua y la proporción de microorganismos benéficos del suelo. En un cultivo de arroz secano en los Llanos Orientales, los microorganismos más afectados por el Glifosato, Bispiribac, Azoxystrobin y Malatión fueron los hongos y actinomicetos (Chaves-Bedoya et al. 2013). Según Herdt y Steiner (1995), es difícil saber cuándo un agroecosistema es sostenible, en el sentido de mantenerse productivo a largo plazo, dado que el continuo aumento de agroquímicos aplicados a los agroecosistemas aumenta los rendimientos, compensando así aparentemente las reducciones en la calidad del capital natural. No obstante, el uso PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES indiscriminado y sin conocimiento de estos aditivos y pesticidas ya está dando pésimos resultados. En 2009, en algunos sectores del Alto Magdalena los productores usaron indiscriminadamente insecticidas de amplio espectro para controlar ácaros. Esta decisión no solo elevó los costos de producción, sino que ha causado un desequilibrio ecológico cuya previsible consecuencia es la aparición de insectos plaga (Fedearroz 2010). Agroindustria y diversidad biológica Destrucción de hábitats naturales, reducción de caudales hídricos, desecación de cuerpos de agua y disminución del nivel freático son algunos de los im- 363 pactos de la agroindustria cuando se hace de manera insostenible (Cuesta y Ramírez 2009). Las grandes extensiones de cultivos agroindustriales, caracterizadas por su estructura y composición más simple que la de los ecosistemas naturales, modifican los patrones de distribución de las comunidades biológicas y generan pérdida de diversidad local al establecer competencia por los recursos y el hábitat (Garzón et al. 2010). Garzón y Gutiérrez (2013) determinaron el efecto de la producción agroindustrial de plantaciones a gran escala sobre poblaciones de mamíferos, aves y reptiles, concluyendo que estos agrosistemas proporcionan un hábitat de menor calidad para el soporte de poblaciones biológicas diversas y estratificadas. Adicionalmente, los impactos sobre grupos con poco grado de movilidad pueden llegar a ser mayores, dada su susceptibilidad a la modificación de hábitats (Brown y Jacobson 2005). No obstante, es importante resaltar que las plantaciones establecidas en áreas previamente perturbadas por sistemas pecuarios, pueden convertirse en mejores hábitats que los potreros para la fauna y flora local; Brockerhoff et al. (2008) argumentan que estos beneficios están supeditados a: a) la antigüedad de la plantación forestal, ya que de esto depende la capacidad de colonización y adaptación de las especies a los nuevos hábitats; b) la matriz del paisaje, si se tiene en cuenta que en paisajes donde dominen los ecosistemas naturales, las plantaciones pueden llegar a convertirse en hábitats de transición; c) al tipo de aprovechamiento forestal en la plantación, si se tiene en cuenta por ejemplo que las plantaciones de caucho (Hevea brasiliensis), palma (Elaeis guineensis) y cacao (Theobro- ma cacao) no requieren la tala de los árboles para su cultivo, por el contrario es propicio mantener una cobertura forestal constante en el tiempo que sirve de sombra al cultivo y refugio para algunas especies y d) el tipo de manejo forestal, pues muchas veces el incremento de la productividad del cultivo está supeditada a la eliminación de especies colonizadoras que puedan competir por los recursos. Repercusiones sociales de la expansión agroindustrial en las planicies inundables La agroindustria representa una de las principales actividades económicas del país y la cuenca del Magdalena; por eso el gobierno nacional ha manifestado la necesidad de aprovechar el enorme potencial del campo colombiano (DNP 2011). Sin embargo, la actual agroindustria, basada en la producción de agro-diesel y agro-etanol a partir de cultivos de palma africana y caña, ha sido rentable a expensas de impactos sociales y ecológicos. La soberanía alimentaria, entendida como el derecho de las “comunidades a decidir qué quieren consumir y cómo producir sus alimentos de acuerdo a sus necesidades, tradiciones y cultura” (San Juan e Infante 2013), se ha visto afectada por la expansión de la frontera agroindustrial en las planicies inundables del Magdalena. En el Medio Magdalena, la soberanía alimentaria ya no es tal, porque los campesinos ya no pueden cultivar ni pescar como en otros tiempos. La tierra es limi- tada porque ha sido vendida a grandes productores o porque los terratenientes ya no ceden espacio en sus fincas para sembrar sus alimentos como solían hacerlo, y la disminución de las pesquerías se debe, entre otras causas a la contaminación del agua y a la alteración del régimen hídrico de diferentes actividades productivas (Soler y León 2009). En la subunidad hidrográfica del Cauca, donde predomina la agroindustria azucarera, los cambios en los precios de los alimentos han reducido su disponibilidad; como es el caso del azúcar y la panela, cuya alza promedio mensual oscila entre 1% y 0,5%. que afecta a una de las poblaciones más pobres de la región y del país. En el departamento del Valle del Cauca se concentra la mayor cantidad de hectáreas destinadas a la producción de caña de azúcar en la región; sin embargo debe importar alrededor del 90% de los alimentos, lo que refleja un desplazamiento de cultivos de otros productos básicos de la canasta familiar (Pérez 2008). Por otra parte, se piensa que son varios los riesgos para la salud que causan las actividades agroindustriales en esta cuenca. No obstante, y como suele ocurrir en Colombia, aún son pocos los estudios que lo confirman. La incidencia de la quema de la caña de azúcar sobre la salud humana es esencialmente similar a la de cualquier quema agrícola, ya que buena parte de la emisión está compuesta por aerosoles líquidos y sólidos de tamaño submicrónico (Madriñán 2002). El 1. Para CNRR y UNAL (2009) el despojo es concebido como el proceso mediante el cual involuntariamente un grupo o un individuo se ven privados material y/o simbólicamente, por fuerza o coerción, de bienes muebles e inmuebles, lugares y/o territorios sobre los que ejercían algún uso, disfrute, propiedad, posesión, tenencia u ocupación para la satisfacción de necesidades. PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 364 municipio de Palmira (Valle del Cauca), de 294.000 habitantes y 505 km2 de planicies inundables, tiene la mayor extensión de cultivos de caña de azúcar en la cuenca. En este municipio, el 23% de las consultas médicas atendidas en el hospital San Vicente de Paúl de Palmira (HSVPP) fueron diagnosticadas como IRA (infecciones respiratorias agudas) posiblemente por efectos de la quema y sus efectos contaminan- tes. Los menores de 10 años y los adultos mayores de 70 años constituyeron el 77% del total de las consultas por IRA en 2004 (Dávalos-Álvarez 2007). Al sobreponer las series de tiempo del contaminante emitido por la quema de la caña de azúcar (PM10) y el número de pacientes que consultaron por IRA durante los 119 días, se observa gran similitud entre las dos series, considerando que las consultas no se efectúan el mismo día de la exposición al contaminante (Committee on Environmental Health 2004) (Fig. 8). Dávalos-Álvarez (2007) presenta dos relaciones que deben ser tenidas en cuenta: a) causalidad entre la quema de la caña de azúcar y la concentración de PM10 en la atmósfera, y b) entre el PM10 y las IRA. Ambos reflejan de modo indirecto la relación entre la quema de la caña de azúcar y las infecciones respiratorias agudas. 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1 0 1 7 13 19 25 31 37 43 49 55 61 67 73 79 85 91 97 103 109 115 Días Número de consultas IRA PM10PD Figura 8. Número de consultas por infecciones respiratorias agudas (IRA) y PM10 Máximo Diario en Palmira (Tomado de Dávalos-Álvarez 2007). PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 365 PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 366 Producción de hidrocarburos Las presiones e impactos de la producción de hidrocarburos sobre los socio-ecosistemas son causados por los procesos involucrados en la exploración, la instalación de plataformas, la apertura y cementado de los pozos, la extracción y transporte, del crudo entre otros. Dichas actividades modifican y alteran el medio bioquímico y biótico en diferentes magnitudes y escalas. Si bien las alteraciones ecosistémicas propiciadas por la industria de petróleo y gas han sido bien estudiados en otros países, en Colombia se sigue desconociendo cuál ha sido y será la dimensión de la transformación y contaminación de los ecosistemas; por tanto se ignoran los riesgos sobre la extinción de especies, la pérdida de bienes naturales, servicios ecosistémicos, la salud y el bienestar humano (Fig. 9). El Medio Magdalena es la zona pionera en producción de hidrocarburos en el país. Este hecho tiene un costo ambiental y social aún desconocido, porque durante los primeros 20 años de exploración y producción no existió ninguna norma de protección ambiental, así que las multinacionales petroleras actuaron sin restricción, ni licencia ambiental, ni planes de manejo, ni políticas ambientales, ni entidades a cargo del seguimiento de la gestión ambiental. El resultado de lo anterior ha sido el vertimiento de residuos sólidos y líquidos, industriales y domésticos; la apertura de nuevas vías PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES de acceso y carreteras para comunicar pozos; diques que interrumpieron la conectividad entre humedales y otros ecosistemas, afectando los hábitats. Se construyeron pozos sin contrapozos de seguridad, así que los derrames eran frecuentes, incluso algunos de estos se construyeron en áreas urbanas. Estas prácticas afectaron los procesos naturales de dispersión, colonización y alimentación de muchas especies, con profundas implicaciones sobre las redes tróficas de los ecosistemas, como por ejemplo cambios en los patrones de polinización y dispersión de especies vegetales (O’Rourke y Connolly 367 Figura 9. Refinería de Ecopetrol en Barrancabermeja. PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 368 2003, Roa-Avendaño 2003, Garzón y Gutierréz 2013). Muchas de estas alteraciones son aún desconocidas. También en esta zona se concentra el mayor número de bloques para la extracción de hidrocarburos no convencionales por fractura hidráulica; técnica que entraña riesgos ambientales y sociales, sobre la cual el único consenso gira en torno a la necesidad de conocer más sobre sus potenciales impactos (Mooney 2011). También se exploran en esta zona, mediante sísmicas, más de cuatro millones de hectáreas para la extracción convencional. La sísmica, un proceso geofísico que emplea explosivos para crear temblores artificiales de tierra, genera una ecografía del subsuelo que detecta estructuras potencialmente almacenadora de hidrocarburos. Esta exploración genera impactos directos e indirectos tales como: a) la deforestación para accesos y campamentos provisionales; teniendo en cuenta que en una campaña sísmica típica se talan hasta 1.000 km de coberturas naturales; b) la caza y la pesca en ecosistemas naturales, las cuadrillas de trabajadores suponen un impacto para las poblaciones de fauna silvestre; y c) la contaminación por ruido a causa de las detonaciones de dinamita que suelen efectuarse cada seis metros (Bravo 2007). A continuación, se describen algunos procesos de cambio y alteración de los ecosistemas durante las fases de extracción de crudo en las planicies inundables del Magdalena-Cauca. Contaminación del recurso hídrico La actividad petrolera genera impactos más allá del área inmediata de operación de extracción o transporte del crudo. Una vez que la contaminación llega a los cuerpos de agua, esta se dispersa ampliando sus efectos negativos (Bravo 2007). Una afirmación preocupante, pues la mayoría de las fases de la producción de hidrocarburos amenaza la calidad del recurso hídrico. Durante el proceso de perforación se generan desechos contaminantes de dos tipos: los lodos de perforación y las aguas de formación. Los lodos o fluidos de perforación, en su denominación técnica, pueden ser a base de aceite (DBM) o de agua (WBM). Contienen metales pesados tóxicos, sales inorgánicas, detergentes, polímeros orgánicos, inhibidores de la corrosión y biocidas, además de cantidades significativas de hidrocarburos (100-7000 ppm). Los lodos a base de petróleo inhiben el crecimiento y desarrollo reproductivo de algunas especies acuáticas, reducen el establecimiento de ciertas comunidades biológicas cuyos hábitos son alterados, y modifican las respuestas inmunológicas en peces y otras especies (Bravo 2007). Bakke y Laake (1991) afirman que estos lodos pueden estar presentes en el medio después de 180 días de la descarga, con un grado de biodescomposición menor al 5%, lo que magnifica su impacto. Las aguas de formación o cortes de perforación incluyen metales pesados, substancias radioactivas, hidrocarburos y otros elementos contaminantes. Estas aguas salobres salen a la superficie asociada al crudo durante la extracción; su composición varía en los diferentes yacimientos y pueden contener: petróleo (500-5000 ppm), metales pesados (cadmio, arsénico, cromo, plomo, mercurio, vanadio, zinc), sulfatos, bicarbonatos, sulfuro de hidrógeno, cianuro y dióxido de carbono (Bravo 2007). La cantidad varía con la formación geológica. En general, en las explotaciones generan entre cuatro y cinco barriles de agua por cada barril de crudo producido, es decir, una propor- PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES ción 1:5. Sin embargo, puede ser mayor en otras explotaciones, como en el Campo Rubiales, donde la relación puede ser hasta 9:1 (Ecopetrol 2011, RWL Water Group 2013). Garzón y Gutierréz (2013) señala uno de los casos más importantes de contaminación por aguas de formación en las planicies inundables del Medio Magdalena; la ciénaga de Palagua, en el municipio de Puerto Boyacá, contiene un oleoducto sumergido, construido por la Texas Petroleum Company, compañía que por más de 40 años realizó vertimientos de aguas con residuos de perforación (Defensoría del Pueblo 2007). Las implicaciones de estas actividades se hicieron visibles en 1987 cuando se presentó la primera mortandad de peces. En 1990 se descubrieron depósitos de miles de lodos aceitosos en los bajos inundables que drenan hacia la ciénaga y cuya existencia fue ocultada por la empresa. Actualmente, la ciénaga está eutrofizada y los sedimentos contienen sustancias tóxicas y metales pesados como estroncio, plomo, mercurio, vanadio, selenio, cadmio, bario,y sales y óxidos que han causado mortandades cíclicas de peces en 1993, 1994, 2005 y 2008 (Avellaneda 2004, Defensoría del Pueblo 2007). UT Macrocuencas (2013) proyectó el volumen de agua potencialmente contaminada en un escenario de crecimiento de la producción de hidrocarburos del 2% anual en una relación 1:5 (Fig. 10), pero no menciona la contaminación del agua en los 12 bloques que serán explotados mediante la fractura hidráulica. De los 247 millones de barriles de agua contaminada en 2013 por la industria petrolera en la cuenca, más del 59% fueron producidos en el Medio Magdalena (Tabla 7), el mayor productor de petróleo de la región. 369 515,27 600 422,70 346,76 Millones de barriles de agua 500 284,47 400 247,65 300 200 100 0 2010 2020 2030 2040 2050 Figura 10. Producción potencial de aguas contaminadas por explotación de hidrocarburos en la macrocuenca Magdalena-Cauca (Fuente: UT Macrocuencas 2013). Subzona hidrográfica Millones de barriles agua/año % Directos al Magdalena Medio* 62,44 25 Río Opón* 41,08 16 Río Sogamoso* 27,51 11 Río Sumapaz 22,18 9 Río Lebrija* 18,84 7 Resto 75,6 32 Total 247,65 100 Tabla 7. Contaminación del agua por explotación de hidrocarburos en la macrocuenca Magdalena-Cauca (Fuente: IDEAM et al. 2013). PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES - Contaminación + % + 370 Hay tres posibles destinos para estas aguas contaminadas en las planicies inundables: a) inyectarlas de nuevo al subsuelo mediante un proceso de recobro mejorado de petróleo para obtener más crudo o mantener la presión del yacimiento; b) inyectarlas en un lecho para su almacenamiento o c) tratarlas y verterlas en los cuerpos de agua aledaños (Ecopetrol 2011, UT Macrocuencas 2014a). El tratamiento se lleva a cabo en piscinas abiertas de distintos niveles para retener las partículas de sal por decantación. Sin embargo, en las piscinas abiertas y sin geotextiles los desechos pueden migrar a las capas subterráneas del suelo y, dado que son abiertas, rebosan cuando llueve, por lo que los contaminantes migran a zonas aledañas tales como esteros, ríos, lagunas, zonas boscosas y otros ecosistemas naturales o áreas agrícolas. Las aguas de formación también quedan en el medio ambiente cuando se producen derrames por rotura de las líneas de transporte, por desbordamiento o goteo de los tanques donde se almacenan o por accidentes en los pozos reinyectores (Bravo 2007). Los derrames de crudo Otra fuente de contaminación importante y muy frecuente en las planicies inundables de la cuenca son los derrames de hidrocarburos. Miranda y Restrepo (2005) afirman que más del 70% de los derrames de hidrocarburos en Colombia afectan ríos y caños, y cerca del 30% están asociados a sistemas de ciénagas. El derrame de crudo puede alterar los ecosistemas y las comunidades biológicas que los conforman, a través de tres vías principales: a) por afectación directa de los compuestos tóxicos de los hidrocarburos, causan- tes de la muerte de plantas y animales inmediatamente, o por acción residual; b) por daños físicos a causa del contacto con el petróleo, como es el caso de las aves que quedan atrapadas dentro de la mancha de crudo; y c) por alteración del hábitat debido a cambios en la entrada de luz o la disminución de oxígeno disuelto, afectando a las especies más susceptibles a los cambios de nicho (Bravo 2007, Miranda y Restrepo 2002, 2005). Debido a que el petróleo contiene –además de los hidrocarburos– otros compuestos asociados como el azufre, metales pesados como el vanadio, sales inorgánicas y otras sustancias tóxicas, algunas de ellas radioactivas (Bravo 2007), en caso de derrame, el plancton se afecta inicialmente por la toxicidad y luego muere por anoxia debido al consumo acelerado del gas en los procesos de descomposición orgánica (Miranda y Restrepo 2002). El fitoplancton también es perjudicado por la menor penetración de la luz, lo que frena o disminuye a su vez la producción de oxígeno por parte de los organismos fotosintéticos (Miranda y Restrepo 2005). La muerte del plancton, eslabón inicial de la cadena trófica, afecta al resto de organismos en los cuerpos de agua. Si bien en algunos casos se ha observado un aparente incremento de algas fitoplanctónicas, la estructura de estas comunidades está compuesta principalmente por especies oportunistas (p.e. algas cianofitas) que desplazan al fitoplancton nativo y desestabilizan la estructura biótica del ecosistema (Miranda y Restrepo 2002, 2005). El crudo consume prácticamente todo el oxígeno en los sedimentos y la columna de agua, lo que eleva la producción de sulfuros, convirtiendo al sistema en un reactor anaero- PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES bio nocivo para los pocos organismos sobrevivientes al efecto directo del hidrocarburo. Solo algunas especies de tubifícidos (Annelida) y quironómidos (Insecta) han mostrado resistencia debido a ciertas adaptaciones que les permiten captar oxígeno en condiciones casi de anoxia total (Miranda y Restrepo 2005). Tanto la fauna acuática como la terrestre, asociada a los humedales, es afectada por los derrames de hidrocarburos. Wills (2000) reportó que un aditivo común de los lodos de perforación, el ferrocromo lignosulfato, afectan las respuestas fisiológicas y amenazan la sobrevivencia de los huevos de peces. Otros aditivos tales como antiespumantes y anticorrosivos también causan impactos en la vida acuática y la fauna terrestre asociada a las ciénagas. Un caso recurrente es el de las aves que quedan atrapadas en las manchas de crudo (Miranda y Restrepo 2002, 2005). En el caso de anfibios, dado que su piel es permeable o semipermeable, el contacto con hidrocarburos les provoca la muerte en el corto plazo a causa del paso de productos tóxicos a través del tejido epitelial. Los reptiles sufren un efecto similar, pero la vía de entrada es el sistema respiratorio; ya que el animal semisumergido mantiene las narinas al nivel del agua, capta los vapores del hidrocarburo más fuertes y tóxicos. Para todos los casos, la ingesta es una importante vía de entrada de los hidrocarburos, lo cual no es realmente muy común. Sin embargo, se han observado condiciones crónicas de contaminación cuando las aves, mamíferos y reptiles consumen peces impregnados, aunque la mancha ya no esté presente en el medio físico (Miranda y Restrepo 2005, Bravo 2007). 371 Los derrames de petróleo en el suelo reducen la tasa fotosintética de las plantas, impidiendo la reposición de la cubierta vegetal y el desarrollo de cultivos agrícolas (Ko y Day 2004). Los daños generados por estos derrames de crudo impiden el intercambio gaseoso entre la atmósfera y el suelo, iniciando una serie de fenómenos fisicoquímicos de evaporación y penetración que pueden ser más o menos lentos, dependiendo del tipo de hidrocarburo, de la cantidad vertida, la temperatura, humedad y textura del suelo. Cuanto más liviano sea el hidrocarburo, mayor es la evaporación y el flujo a través de las vías permeables (Miranda y Restrepo 2002). Como el desplazamiento de la fauna del suelo es muy lento, solo aquellos invertebrados que habitan en la superficie pueden huir cuando ocurre un derrame de crudo. En cambio, aquellos que viven bajo la superficie con funciones en el proceso de formación del suelo (principalmente invertebrados de la micro y mesobiota) mueren irremediablemente (Miranda y Restrepo 2005). Finalmente, aunque la toxicidad del crudo disminuye con la degradación (que puede ser biológica o física), este sigue siendo una fuente de contaminación y de toxicidad para los organismos presentes en el ecosistema por largo tiempo (di Toro et al. 2007). Un año después del derrame del Prestige, la degradación del hidrocarburo fue muy baja, propiciando la contaminación de las costas. Después de 10 años del derrame del Exxon Valdez, se demostró que los peces y mejillones que se distribuían cerca de este derrame todavía estaban expuestos a hidrocarburos residuales en el ambiente (Jewett et al. 2002). Otro estudio realizado 17 años después detectó la contaminación residual proveniente del mismo incidente (Apraiz et al. 2009). La fractura hidráulica o “fracking”, una técnica de extracción con serios impactos sobre las planicies inundables Las presiones e impactos asociados a esta técnica de extracción se refieren: a) al aumento del consumo de agua; b) la contaminación y manejo de las aguas inyectadas y extraídas; c) la contaminación de los acuíferos con metano (Hazen y Sawyer 2009, Soeder 2010, Mooney 2011, Osborn et al. 2011). La gran demanda de agua para la extracción del crudo y gas mediante fractura hidráulica es la característica de esta técnica que genera más preocupación. Pero no se trata solo del aumento del consumo de agua, sino del incremento del volumen de agua contaminada, pues como ya se mencionó, el agua inyectada se mezcla con arena y compuestos químicos para propiciar el flujo, proteger el tubo y eliminar bacterias, entre otros. El fluido inyectado sale a la superficie junto con las aguas de la formación que se encuentran en las profundidades y que contienen materiales radioactivos y sales presentes en las capas subterráneas (Mooney 2011). De acuerdo a esto, existen técnicas y protocolos para tratar estas aguas antes de ser vertidas a los ríos. Sin embargo, la mayoría de las plantas de tratamiento están diseñadas para remover sólidos suspendidos y no para tratar efectivamente las altas concentraciones de sólidos disueltos totalmente (TDS por sus siglas en inglés) (Soeder 2010), dejando la reinyección como el mecanismo más usado para disponer de los fluidos y las aguas de formación extraídas (más del 90% del volumen extraído). Parece entonces que esta tampoco es una alternativa recomendable, pues a esta técnica se asocian también mayo- PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES res incidencias de movimientos sísmicos (Hazen y Sawyer 2009). En los Estados Unidos, las empresas han mantenido en secreto los aditivos agregados al agua para la fractura hidráulica, así como los volúmenes de agua recuperados después de la extracción del gas y el hidrocarburo (Soeder 2010). Sin embargo, se sabe que la mayoría de los compuestos del agua inyectada (1,5-8 millones de galones de agua por fractura) son tóxicos e incluso cancerígenos (Finewood y Stroup 2012). Para disipar la discusión acerca de los impactos del fracking sobre los socioecosistemas, la industria petrolera ha argumentado que los compuestos químicos empleados son apenas del 0,5 al 2% del total del fluido que va a ser inyectado. No obstante, debido a que son millones de galones (gal) los que se usan en una operación típica de extracción, cuatro millones de galones de fluido pueden requerir entre 80 y 330 toneladas (Hazen y Sawyer 2009) o 15.000 a 60.000 gal de químicos (Mooney 2011). En las planicies inundables del Magdalena-Cauca, si se inyectaran y recuperaran más de 95 mil barriles de aguas contaminadas (un barril equivale a 42 gal) en un único evento (como ocurre en otros países) de fractura hidráulica al día, el vertimiento de aguas contaminadas por año sería de 34 millones de barriles. Si se contempla el funcionamiento de un pozo por cada uno de los 12 bloques que se plenean ser adjudicados bajo esta modalidad de extracción en la macrocuenca, la cifra sería 411 millones de barriles de agua contaminada, más los 247 millones de barriles que ya se producen al año (Fig. 10). Podría anticiparse entonces que en 12 bloques de los Yacimientos No Convencionales se produciría casi el doble del volumen de 372 agua contaminada al año, respecto a lo que se produce hoy día en los más de 90 campos petroleros activos. Finalmente, otro problema recurrente respecto a la utilización del fracking tiene que ver con los hallazgos de acuíferos contaminados con metano en sitios cercanos a la perforación en Pensilvania y Nueva York en los Estados Unidos, lo que ha llevado a las comunidades que habitan en estas zonas de extracción a sufrir riesgos de salud. Los investigadores sugieren que esto puede deberse a fallas en la cementación de los pozos, rupturas que permiten la salida de gas; o una segunda posible causa es que las nuevas fisuras creadas por el fraccionamiento hidráulico se pueden conectar con fisuras naturales desconocidas, permitiendo al gas viajar lejos y hacia arriba alcanzando los espacios con agua (Mooney 2011, Osborn et al. 2011). Barrancabermeja, entre la abundancia petrolera y el deterioro ecosistémico El municipio de Barrancabermeja (Santander) hace parte del inicio de la historia del petróleo en Colombia, al ser uno de los dos lugares en los que se otorgaron los primeros contratos de concesión en 1905; la Concesión de Mares y la refinería, activa desde 1992, marcan la entrada del sector de hidrocarburos a la economía nacional (Garzón y Gutiérrez 2013). Actualmente, el 100% de este municipio es de interés para la explotación de hidrocarburos; el 58% ha sido asignado a la producción y el 42% a la exploración. Barrancabermeja no cuenta hasta hoy con áreas de reserva o de exclusión para la explotación de hidrocarburos, ni siquiera los humedales, lo que demuestra el poder del sector de hidrocarburos en el ordenamiento actual del territorio (Fig. 11). La predominancia de la explotación petrolera en el municipio hizo posible que en 2012 y 2013 los campos de la Concesión de Mares mantuvieran la producción de grandes cantidades de crudo (44.310 y 44.969 bpdc respectivamente), ocupando el cuarto lugar en el país y el primero en las planicies inundables de esta cuenca (Asociación Colombiana de Petróleo 2014). Hoy en día, Barrancabermeja cuenta con siete campos petroleros que producen 41.157 bpdc, 22% de la producción de crudo de las planicies inundables, siendo el campo La Cira el más productivo en los últimos cinco años (Tabla 8). Barrancabermeja es un ejemplo de cómo la disponibilidad del recurso hidrocarburo determina el ordenamiento del territorio, convirtiéndose en un motor de transformación de los ecosistemas. En 1995 se arrojaban al río Magdalena cerca de tres millones de barriles de aguas residuales provenientes de los pozos del corregimiento El Centro, provenientes de la producción de 34 mil barriles de crudo al día en los campos de la Cira, Casabe y Cantagallo. Mediante el método de recuperación secundaria se inyectaban 130 mil barriles de agua dulce para desplazar el crudo a la superficie (El Tiempo 1995). A esto habría que sumar los cientos de derrames de petróleo ocurridos en los últimos 25 años. En el 2013, El Tiempo publicó una nota periodística alarmante en la que afirmaba que ninguna autoridad ambiental llevaba cuenta de los derrames de combustible en las aguas de la cuenca del río Magdalena o en Barrancabermeja, el municipio con el primer proyecto de extracción de petróleo del país y la mayor producción de crudo en la macrocuenca Magdalena-Cauca. De 17 notas de prensa sobre derrames de petróleo o gasolina en la macro- PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES cuenca entre 1990 y 2012, diez describen eventos ocurridos en el municipio de Barrancabermeja y cuatro en municipios del Medio Magdalena como Yondó. Diez de los derrames fueron causados por atentados terroristas o vandalismo y cuatro más se debieron a fallas o accidentes; y respecto al volumen de hidrocarburos vertidos se reportan eventos con 20 y hasta 55.000 barriles. Sin embargo, la cantidad no siempre indica la magnitud del impacto del derrame. En el caso de los 20 barriles vertidos a la Ciénaga de Paredes, entre Sabana de Torres y Puerto Wilches (Santander) esta cantidad relativamente menor, afectó el hábitat y la supervivencia de medio centenar de manatíes (Trichechus manatus) (El Tiempo 2002b) (Tabla 9). La consecuencia más importante de los derrames de crudo y gasolina, los vertimientos de fluidos contaminantes de la refinería y los pozos petroleros es la contaminación de las ciénagas urbanas Juan Esteban y Miramar y la ciénaga San Silvestre, prácticamente muertas y convertidas en uno de los peores focos de contaminación (El Tiempo 1990, El Tiempo 1992, El Tiempo 1995a, Waldron 1996). Caso de análisis: conflictos sociales y petróleo en Cantagallo, sur de Bolívar La historia de la actividad petrolera en las planicies inundables del Magdalena-Cauca, ha estado marcada por una serie de conflictos socioeconómicos. Hace 100 años que los gobiernos han ocupado militarmente las regiones declaradas de interés nacional por sus yacimientos de hidrocarburos. Es el caso del Medio Magdalena se desalojó a la fuerza a los colonos que habitaban las zonas para instalar campos petroleros y oleoductos. Según Avellaneda (2004), ciertos elementos clave son el marco de los conflictos generados por la actividad 373 Barrancabermeja Distribución territorial de las áreas de interés de barrancabermeja Área disponible Área de producción Área de exploración Figura 11. Distribución territorial de las áreas de interés para exploración y áreas de producción de hidrocarburos en el municipio de Barrancabermeja, Santander. petrolera: a) las compañías de extracción deciden las condiciones de explotación, el ordenamiento y mejoramiento de la infraestructura “decidiendo vidas, tierras y recursos, creando estructuras paraestatales de poder”; b) los nuevos enclaves de producción desestabilizan la economía local, propician el desplaza- miento de trabajadores del campo hacia el sector petrolero y afectan la producción agraria y la soberanía alimentaria; c) el propósito de extraer la mayor cantidad de crudo en el menor tiempo genera impactos ambientales y por ende conflictos con las instituciones y comunidades locales. PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES Sin lugar a dudas, gran parte del ordenamiento y desarrollo territorial de regiones como el Medio Magdalena ha sido determinado por el sector hidrocarburos. En un siglo este territorio pasó de ser considerado inhóspito a ser colonizado, atravesado por vías y puertos fluviales, con el propósito de consolidar la economía. 374 Un caso emblemático se manifiesta en el municipio de Cantagallo, Bolívar, cuya actividad productiva aporta el 80% de los ingresos del municipio, en un área destinada a la producción de 12.098 ha de campos petroleros en los corregimientos de Brisas de Bolívar, Patico Bajo e Islas del río Magdalena. En 2007, la producción petrolera en Cantagallo, alcanzó un volumen de 14.000 barriles, constituyendo la mayor fuente de empleo (20% del total de empleos directos e indirectos) del municipio. La historia de esta actividad económica en el municipio data de 1938, cuando el gobierno nacional otorgó la concesión de exploración y explotación petrolera a la compañía Richmond Petroleum Company of Colombia, en un área que comprende la boca del río Cimitarra hasta el río Santo Domingo; posteriormente, dicha empresa otorgó ésta concesión a Juan de Dios Gutiérrez (16.936 ha) para la exploración y explotación petrolera en el corregimiento de Cantagallo (municipio que para aquel entonces pertenecía a San Pablo, Bolívar). Sin embargo, no fue hasta 1943 que la compañía So- cony Vacum Petroleum descubrió el primer yacimiento. Después de 10 años de operaciones, esta empresa vendió sus instalaciones a Shell Condor S.A., quienes mantuvieron la concesión hasta que pasó a Ecopetrol S.A. en 1985, con la explotación del campo Yariguí-Cantagallo, en donde existen más de 100 pozos; emblema de la producción del país en las décadas de los cincuenta y sesenta, siendo su máximo productivo en 1963, con 20.000 barriles de crudo diarios producidos (Cárdenas 2013, Machado 2013). A pesar de la presencia histórica de las compañías petroleras en el municipio, el 70% de los empleados (cargos altos y obreros) provienen de otros lugares, de modo que no hay formación de capital humano y por el contrario pareciera que ha crecido la desigualdad (Alcaldía Mayor del Municipio de Cantagallo 2001). La incidencia de la economía petrolera en el bienestar social puede medirse a través del ingreso per cápita de los habitantes. En 2010, el promedio fue de $1.094.176,3 pesos mientras que en el municipio aledaño de San Pablo fue menor a $402.822,6 PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES pesos, debido a la diferencia en la transferencia de rentas municipales recaudadas por el sistema nacional de regalías que aportó $6.619,7 millones de pesos a Cantagallo y $1.937,2 millones a San Pablo (Federación Colombiana de Municipios 2013). Sin embargo, en el momento de comparar este ingreso con los valores obtenidos para el Índice de Necesidades Insatisfechas (NBI) en 2010, es evidente la diferencia en la repartición de los beneficios generados por esta actividad económica, ya que el 81,4% de población rural de Cantagallo tiene necesidades básicas insatisfechas, el 43% del total de la población se encuentra en condiciones de miseria y 49% de los hogares no disfrutan del servicio de acueducto (DANE 2005). Este es el escenario de contradicciones en el que ocurre la producción de hidrocarburos en la cuenca, que pone en evidencia la necesidad de regular al sector para que aporte efectivamente al mejoramiento de la calidad de vida de la población local y actue responsablemente en la preservación de la integridad ecológica de las planicies inundables. 375 Campo Empresa 2009 2010 2011 2012 2013 La Cira ECOPETROL S.A. 21.044 23.239 26.007 27.524 26.867 Infantas ECOPETROL S.A. 3.551 3.631 4.825 6.675 9.128 Llanito ECOPETROL S.A. 3.659 3.722 3.163 2.637 2.381 Gala ECOPETROL S.A. 1.436 2.209 2.577 1.810 1.896 Galán ECOPETROL S.A. 1.047 975 957 858 878 San Silvestre ECOPETROL S.A. 17 9 7 7 7 Quebrada Roja CONSORCIO CAMPOS DE PRODUCCIÓN 0,3 0 0 0,03 0 30.754 33.785 37.537 39.512 41.157 Total Tabla 8. Producción histórica de crudo (bpdc) en siete campos petroleros de Barrancabermeja - + Producción (Fuente: Informe Estadístico Petrolero de la Asociación Colombiana de Petróleo 2014). Fecha Titular Desarrollo Cita 26 de noviembre de 1990 En la ciénaga de San Silvestre el Inderena decreta una veda de pescado Declarada veda en la zona de la ciénaga de San Silvestre en el corregimiento El Llanito, jurisdicción de Barrancabermeja, al denunciarse la muerte de miles de pescados por la contaminación de las aguas por químicos expulsados por la refinería de Ecopetrol. (El Tiempo 1990) 8 de abril de 1991 Incalculables los daños ecológicos Seis mil barriles de crudo se derramaron y contaminaron varios sectores del río Magdalena, al tiempo que destruyeron extensos cultivos de la zona nororiental de Barrancabermeja. (El Tiempo 1991a) 22.000 barriles de petróleo corren hacia el Magdalena La guerrilla provocó ayer el que podría ser el daño ecológico más grave en muchos años en Barrancabermeja a causa de un nuevo atentado dinamitero contra el oleoducto. Unos cien técnicos de Ecopetrol intentaban ayer impedir que unos 22.000 barriles de crudo alcanzaran las aguas del río Magdalena. (Murcia 1991) 19 de abril de 1991 Tabla 9a. Notas periodísticas sobre la contaminación del recurso hídrico por derrames de crudo en el Magdalena Medio. PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 376 Fecha Titular Desarrollo Cita 8 de mayo de 1991 22.000 barriles de crudo al Magdalena Los guerrilleros volaron los sistemas de almacenamiento de crudos de Cantagallo y Yariguíes, en donde más de 22 mil barriles se derramaron y buena parte del crudo comenzó a escurrir hacia el río Magdalena. (El Tiempo 1991b) Los bosques, leña para el petróleo El informe del Inderena señala que en el eje petrolero Puerto Berrío-Barrancabermeja se pudo establecer que la diversidad de especies vegetales del estrato arbóreo pasó de cerca de 300 en la década del 60 a menos de cien a mediados de 1989, debido a la contaminación y cambios en el uso del suelo asociados a la actividad petrolera (Rosas 1991) Estela de muerte sobre el Magdalena Debido a la voladura de un tramo del oleoducto Colombia por cuenta de la guerrilla, más de cincuenta mil barriles de petróleo comenzaron a avanzar lentamente por el río Magdalena hacia su desembocadura, lo que ha provocado en algunos casos la muerte de miles de peces. El crudo contaminó los ríos Cimitarra, Ité y San Roque, que desembocan sobre las zonas de Cantagallo y San Pablo, en el sur del departamento de Bolívar, así como algunos sectores de las ciénagas Canoletal, San Pablo y Tabururú, consideradas despensas piscícolas. (El Tiempo 1992) Ojo a 2.500 pozos de crudo Los sitios más afectados por la contaminación de las aguas, según las autoridades, son los corregimientos de El Centro, El Llanito y Peroles, en Barrancabermeja; Cantagallo y Casabe, en Yondó (Antioquia); Sabana de Torres, y la ciénaga de San Silvestre y el caño del Rosario en Barrancabermeja. (El Tiempo 1994) Siguen sacando crudo del Río Simaña La guerrilla del Eln causo la voladura del oleoducto Caño Limón-Coveñas en donde se derramaron 10.000 barriles de crudo, además de sabotear el plan de contingencia de Ecopetrol lo que permitió que 4.000 barriles cayeran al río Magdalena, en jurisdicción de La Gloria (Cesar). (Yañez 1995) Desastre ecológico por crudo derramado Cientos de tortugas y miles de peces flotan sobre el río Ité, entre Remedios, Yondó y San Pablo, en el Magdalena Medio, en el peor desastre ecológico provocado por los atentados del Eln contra la infraestructura petrolera del país. Además, un escape de aceite en el Complejo Industrial de Barrancabermeja (CIB) provocó una emergencia en el río Magdalena. (El Tiempo 1995a) 9 de septiembre de 1991 24 de julio de 1992 10 de marzo de 1994 28 de enero de 1995 10 de marzo de 1995 Tabla 9b. Notas periodísticas sobre la contaminación del recurso hídrico por derrames de crudo en el Magdalena Medio. PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 377 Fecha 24 de mayo de 1995 18 de octubre de 1995 26 de diciembre de 1995 26 de junio de 1998 23 de septiembre de 2002 1 de noviembre de 2002- Titular Desarrollo Cita Mancha de crudo navega por el Río Magdalena Ecopetrol informó que la emergencia no ha podido controlarse totalmente, y que buena parte del crudo derramado amenaza con llegar a Bocas de Ceniza, desembocadura del río Magdalena. El oleoducto fue perforado, el pasado domingo, en el kilómetro 162, jurisdicción de Puerto Wilches (Santander), y provocó el derrame de 320 barriles de crudo al río Sogamoso. El derrame del oleoducto se debió a la corrosión del tubo. El derrame, que se inició en la finca Nuevo Horizonte, en zona rural de Tolú (Sucre), puso en peligro los manglares y la reserva ictiológica de la ciénaga de La Caimanera. (El Tiempo 1995b) Nuevo derrame de petróleo En la estación de la Empresa Colombiana de Petróleos (Ecopetrol), ubicada en el corregimiento de Ayacucho, en La Gloria (Cesar), se derramaron 23 mil barriles de crudo que fueron a caer directamente a la quebrada Simaña. De acuerdo con quienes sobrevolaron la región, este último derrame resulta más preocupante y ya había alcanzado a caer en el río Magdalena. (El Tiempo 1995c) Cae petróleo al Río Sogamoso Una mancha de petróleo de por lo menos un kilómetro flotaba ayer sobre las aguas del río Sogamoso y amenazaba con llegar al río Magdalena, en jurisdicción de Puerto Wilches (Santander), luego de que desconocidos perforaron un oleoducto que va desde la costa norte hacia la refinería de Barrancabermeja. (El Tiempo 1995d) Derrame de petróleo amenaza el Magdalena Debido a un daño en un remolcador, entre 600 a 800 barriles de combustible pesado cayeron el pasado miércoles sobre el río Magdalena. El incidente se produjo en la desembocadura del río Sogamoso aproximadamente a 200 kilómetros del puerto petrolero de Barrancabermeja. (El Tiempo 1998) Alerta por derrame de crudo Personal de Ecopetrol continuaba ayer, en más de 100 metros cuadrados, con la limpieza del área afectada por el derramamiento de crudo del jueves pasado en el pozo 80 del corregimiento El Llanito. El escape fue ocasionado por la presión de los gases sobre la superficie. El crudo que cayó sobre la vegetación amenaza con contaminar el agua de la ciénaga Miramar. (El Tiempo 2002a) Derrame de crudo amenaza manatíes Un derrame de 20 barriles de crudo, ocasionado por ladrones de combustible, tiene en peligro de muerte a medio centenar de manatíes de la Ciénaga de Paredes, entre Sabana de Torres y Puerto Wilches (Santander). El aceite ha cubierto el 70 por ciento de la ciénaga. El problema serio es con la vegetación de la que se alimentan los manatíes, pues está contaminada. (El Tiempo 2002b) Tabla 9c. Notas periodísticas sobre la contaminación del recurso hídrico por derrames de crudo en el Magdalena Medio. PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 378 Fecha Titular Desarrollo Cita Crudo contaminó caño Personal de Ecopetrol inició esta semana la limpieza del Caño El Rosario, que en los últimos meses ha sido afectado por la filtración de combustible del oleoducto que transporta crudo desde Casabe, en Yondó (Antioquia), hasta la refinería. Según fuentes oficiales, la tubería, de 12 pulgadas, se rompió debido a la filtración de ácido sulfúrico a su paso por el batallón Plan Energético y Vial No. 7, donde el químico permanece decomisado. (El Tiempo 2004) 30 de abril de 2007 Ladrones de gasolina provocaron muerte de búfalas y garzas en ciénaga de Barrancabermeja En un humedal que desemboca en la ciénaga se derramaron cinco barriles de gasolina. La emergencia, que les costó la vida a las búfalas, cinco garzas, miles de peces, tortugas, serpientes y pájaros, la ocasionaron ladrones de gasolina que pusieron una válvula ilegal en el ducto que transporta combustible del corregimiento El Centro a la refinería de Ecopetrol. (El Tiempo 2007) 28 de mayo de 2010 En Barrancabermeja cayó al Río Magdalena un carrotanque cargado con crudo Un carrotanque del transportista Convias Ltda., que transportaba crudo desde la estación La Rompida, en Yondó (Antioquia), cayó al río Magdalena durante su recorrido a la estación Galán, en Barrancabermeja. (El Tiempo 2010) 21 de julio de 2012 Emergencia en Barrancabermeja por derrame de crudo La rotura en la tubería del oleoducto Vásquez Galán, que transporta crudo desde Puerto Boyacá (Boyacá) hasta Barrancabermeja (Santander), mantiene en emergencia a varias fuentes hídricas del puerto petrolero, donde la mancha amenaza con extenderse sobre el río Magdalena. El daño del tubo se registró en el kilómetro 176 más 900 metros del oleoducto, sobre la ciénaga Juan Esteban, ubicada en el sector suroccidental de Barrancabermeja, originado al parecer por manos criminales. (El Tiempo 2012) 21 de octubre de 2013 Sin freno, contaminación en las aguas del Río Magdalena A pesar de que el Magdalena es uno de los ejes del negocio de hidrocarburos en el país (especialmente en la zona de Barrancabermeja), ninguna autoridad ambiental lleva cuenta de los derrames de combustible sobre sus aguas (El Tiempo 2013) 11 de septiembre de 2004 Tabla 9d. Notas periodísticas sobre la contaminación del recurso hídrico por derrames de crudo en el Magdalena Medio. PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 379 PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 380 Minería La magnitud y escala de las presiones e impactos de la minería sobre los sistemas naturales de las planicies inundables dependen de las técnicas empleadas para la explotación, del tamaño del área intervenida, de su agresividad y de la fragilidad del medio receptor (Andrés 2009). De todas las prácticas mineras, la artesanal de oro ha sido la más estudiada en la cuenca. La pequeña minería o minería artesanal no hace referencia a la escala de explotación (Veiga et al. 2006), sino a la aplicación de técnicas rudimentarias y la falta de planeación y control a largo plazo. Es definida en muchos casos como informal y de subsistencia, lo que la hace insegura, poco rentable y no competitiva (Güiza 2010). Tiende a provocar más daño al ambiente que las empresas mineras modernas, por lo cual sus costos ecológicos (siempre desestimados) son mayores por unidad de producción (Hinton et al. 2003, Güiza 2010). Extracción de oro por minería de aluvión El método más empleado por la minería artesanal es el dragado por succión, siguiendo una serie de fases: a) exploración, instalación de dragas, mangueras y maracas o escarifusas, se abren huecos o apiques para la extracción del material a 2-15 m de profundidad; b) succión, mediante la remoción de los lechos del río; c) concen- PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES tración, separación de partículas pesadas y transporte del concentrado de la balsa a tierra firme; (d) amalgamación, homogenización del mercurio con la pulpa mineral; e) separación, la amalgama se esparce sobre una batea metálica y con un quemador de gas, se separa el oro del mercurio (López 1998, MMA 2002). Esta práctica impacta diferencialmente todos los compartimentos de las planicies inundables. Los más afectados son los sistemas hídricos debido a la ampliación de cauces, cambio de curso de los ríos y crecimiento o desaparición de playas por remoción de lechos y mala disposición de los estériles. También se alteran las condiciones fisicoquímicas del agua, usualmente se acidifican por el vertimiento de mercurio y se enturbian por el uso de maquinaria; esto modifica sustancialmente los procesos fotosintéticos y por ende la dinámica y productividad de los ecosistemas (López 1998, MMA 2002). Uno de los aspectos de la minería artesanal de oro más estudiados en la región tiene que ver 381 con el ingreso de metales pesados, como el mercurio, a los ecosistemas acuáticos, debido al riesgo por bioacumulación y bioconcentración a través de la red trófica; el cual resulta tóxico incluso para las especies terrestres a kilómetros de distancia de los vertimientos. Adicionalmente, gran parte de los bienes y servicios ambientales de los ecosistemas cenagosos dejan de estar disponibles como consecuencia del ingreso de sustancias xenobióticas que provocan efectos subletales en la fauna acuática (Mitsch y Gosselink 2000). Minería subterránea de filón Esta técnica es considerada un método tradicional desarrollado en el subsuelo mediante la perforación de túneles y socavones para el acceso a los mantos aprovechables de los minerales (MME 2009). Las técnicas empleadas dependen del tamaño del filón, la localización de las formas geológicas, el tipo de mineral extraído, así como de la composición y fuerza del estrato rocoso (Amstrong y Raji 2001). Los principales métodos de extracción son el sistema de cámaras y pilares, las vetas angostas (MME 2003) y los tajos largos para la explotación de grandes áreas de reserva mineral (Amstrong y Raji 2001). La minería de filón, como la de aluvión, genera pérdidas de estructura y función de los ecosistemas. Durante el descapote para la construcción de la mina se pierde la cobertura vegetal y fauna asociada; en la apertura de la mina, la excavación de galerías y el bombeo de agua desde el nivel freático seccionado o interceptado, modifica el régimen de caudales subterráneos y produce cambios en la descarga sobre la superficie, contamina los acuíferos, las corrientes superficiales y los suelos, debido a los procesos de meteorización de sulfuros y azufre en los yacimientos (MMA 2002); adicionalmente, los estériles que son arrojados desde la bocamina por las pendientes afectan a ríos y quebradas (UPME 2007). La minería de filón desarrolla las mismas fases finales de la minería de aluvión. Emplea mercurio y cianuro a los que son especialmente sensibles los peces (Veiga et al. 2006). Andrés (2009) sostiene que los riesgos ecológicos de la aplicación de cianuro son severos: “concentraciones en el aire de 200 partes por millón (ppt) de cianuro de hidrógeno son letales para los animales y concentraciones de 0,1 miligramos por litro son mortales para algunas especies acuáticas”. Este ha sido el caso de la ciénaga de Simití, departamento de Bolívar, asociada a una serie de quebradas provenientes de la serranía de San Lucas y afectadas por la explotación minera de oro con altas concentraciones de mercurio, cianuro y ácido nítrico (Viloria de la Hoz 2009). Minería a cielo abierto La minería a cielo abierto genera perturbaciones más severas si tenemos en cuenta que no solo degrada sino que remueve todos los compartimentos del sistema, eliminando servicios ecosistémicos y reduciendo la posibilidad de recuperación de la estructura y función del ecosistema (Barrera 2009). Primero se remueve la vegetación, junto con la cual desaparece la fauna que la habita. Luego se extrae el suelo y sus horizontes estructurales formados en cientos de años; con el suelo desaparece la microfauna cuyas funciones de descomposición y ciclaje de nutrientes son imprescindibles. El tercer gran proceso de degradación ocurre durante la extracción de los minerales, en el que se transforma la geoforma, generando taludes de pendiente elevada (33-45°) que dificultan aún más la sucesión y favorecen la erosión y la probabilidad de ocurrencia de procesos de PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES remoción en masa en los sitios explotados (Jorba y Vallejo 2008). La remoción de enormes volúmenes de material cambia el paisaje, aplanándolo o ahuecándolo; crea escombreras, diques, balsas (presas de decantación) taludes, etc. Cuando los diseños son defectuosos o la mina es cerrada sin el adecuado proceso de adecuación geomorfológica, el terreno queda inestable, propenso a la erosión y a los deslizamientos, lo cual puede generar volcamientos y derrumbes locales (López 1998). Por otra parte, Moran (s.f) sostiene que la minería superficial requiere aproximadamente 1 m3 de agua por segundo, desde la puesta en marcha hasta su cierre. Su uso es intensivo en las diferentes fases del proceso; en la extracción, el agua es requerida para abastecer campamentos, riego de caminos y el área explotada, como mecanismo de reducción del polvo en suspensión (Aráoz 2010). Durante esta fase se extrae el suelo, destruyendo a su vez los acuíferos y causando un daño irreversible a las reservas hídricas locales (Fierro 2009). El mercurio y sus implicaciones socioecosistémicas Las emisiones de mercurio han aumentado desde 1995. En 2010, las actividades humanas emitieron al aire 1.960 t (UNEP 2013); el 37% de estas emisiones proceden de la minería artesanal de oro (Veiga et al. 2014). Colombia emite la mayor cantidad (150 t/año) de mercurio, exclusivamente proveniente de esta actividad (per cápita) en el mundo (Veiga 2010), 75 t de mercurio por 35 t de oro producido al año (De Miguel et al. 2014). En el Magdalena-Cauca se vertieron 121,3 t de mercurio en 2013 (UT Macrocuencas 2013) (Fig. 12). De los 121.335 kg de mercurio producidos por la minería regional de oro en 382 2013, el 30,90% fue vertido a la subunidad hidrográfica Nechí-Porce (Tabla 10). En Antioquia, el departamento con mayor producción de oro y con más minería artesanal en el país y la cuenca, el proceso de amalgamación mezcla entre 60-70 kg de oro y 100-120 g de mercurio. Las colas de producción o materiales de desecho, que son vertidos a los cuerpos de agua, pueden contener hasta 5.000 mg/kg de mercurio, lo que indica que una parte sustancial de este compuesto tóxico usado para la amalgamación es pulverizado y perdido, contaminando el medio en el que se dispone finalmente (Cordy et al. 2011, Veiga et al. 2014). El uso continuo de mercurio en la fase de amalgamación representa un enorme impacto, pues es continuamente vertido a ríos y afluentes hídricos junto con los materiales de desecho de la explotación minera. Cuando dicho elemento ingresa en las corrientes de agua y entra en contacto con los sedimentos, se transforma en metilmercurio, que es absorbido por los invertebrados y sigue su bioacumulación por la cadena trófica (Veiga et al. 2006). Contaminación atmosférica por mercurio Para recuperar el oro, la amalgama –que puede contener hasta un 50% de mercurio– se calienta en hornos de carbón abiertos, sea en el sitio, en pequeñas ventas o incluso en la casa del minero, en donde se evapora el mercurio sin ningún filtro o condensador y los vapores emitidos son inhalados por los residentes de la mina (De Miguel et al. 2014). Debido a los problemas de orden público en las áreas rurales, es frecuente que el trabajo de procesamiento se lleve a cabo en los cascos urbanos, donde se han hallado niveles de mercurio de hasta 40.000 ng/m3 en las calles y cerca de 1.000.000 ng/m3 dentro de los centros de procesamiento (Cordy et al. 2011). Otra actividad que contribuye a la contaminación del aire es la liberación de vapores de zinc y mercurio debido a que los materiales de desecho contaminados son filtrados en los tanques de percolación hasta por 30 días, luego el oro es obtenido en hornos abiertos que evaporan la solución de zinc después de precipitar el oro a partir de una solución de cianuro y zinc (Veiga et al. 2014). Estos vapores producidos contaminan el aire y pueden pasar directamente a los suelos y las aguas extendiéndose hasta dos kilometros del sitio (López 1998, Veiga et al. 2006). Según Miguel et al. (2014), en tres cabeceras municipales con alta actividad de minería artesanal de oro en Antioquia, el mercurio alcanzó entre 0,004 mg/m-3 y 0,0076 mg/m-3 en el aire libre y en las áreas residenciales; mientras que en el interior de los talleres de quema de la amalgama alcanzó entre 0.034 mg/m-3 y 0.148 mg/m-3 (Tabla 11), excediendo ampliamente en ambos casos los valores permitidos por la Organización Mundial de la Salud (0.001 mg/m-3) (WHO 2000) y la Conferencia Americana de Higienistas Industriales Gubernamentales (ACGIH) 0.025 mg/m-3(OSHA 2013). En San Martín de Loba, subunidad hidrográfica del Bajo MagdalenaCauca, la cantidad de mercurio en el aire del casco urbano superó los límites permitidos (200 ng/m3) y establecidos por la Agencia para las Sustancias Tóxicas y Registro de Enfermedades (ATSDR 2013); un caso de contaminación generalizada en todos los puntos de medición. Las concentraciones más altas de Hg-t en aire fueron encontradas en una tienda de oro en el que estaba siendo quemada una amalgama (Fig. 13). Cuando la medición fue realizada a un metro de distancia del quemador, los niveles alcanzaron los 20.089,4 ± 1.943,2 ng/m3, mientras que a 20 cm se duplicaron (40.455,4 ± PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 2.154,2 ng/m3). En los entables mineros activos se registraron valores de 10.747,8 ± 1180.7 ng/m3; en un centro educativo 223,4 ± 26,6 y 163,7 ± 6,6 ng/m3 y cerca de la iglesia 278,0 ± 9,3 ng/m3 (OliveroVerbel et al. 2014). Riesgos para la salud humana De Miguel et al. (2014) han demostrado el exorbitante nivel de riesgo al que están expuestas las comunidades de mineros artesanales de oro en tres municipios del departamento de Antioquia. Una dieta a base de peces de los ríos locales contaminados con mercurio, más la inhalación del aire cargado de este metal, determinan un riesgo entre 12,9 y 24,4 veces por encima del umbral. Para los mineros que se encargan de quemar la amalgama en talleres artesanales el riesgo es doscientas veces mayor (Tabla 12), si no atienden las regulaciones ambientales (De Miguel et al. 2014). Gibb y O´Leary (2014) evaluaron 17 estudios llevados a cabo en Sur América, África y Asia, en los que identificaron los daños neurológicos (problemas de temblores y memoria y desordenes de visión) como el efecto más común entre los mineros y los consumidores de pescado aguas abajo de los sitios de actividad minera; también se encontraron reportes de efectos renales, inmunotóxicos o autoinmunes por exposición al mercurio. El análisis revela que las personas que participan en operaciones de minería artesanal de oro, sus familias y quienes habitan en áreas mineras están expuestos a niveles peligrosos de vapor de mercurio, según demuestran las concentraciones de mercurio en la orina. Los casos más alarmantes muestran concentraciones extremadamente altas en la orina de niños que trabajan en las minas y en aquellos que viven en áreas de minería artesanal de oro (Gibb y O´Leary 2014). 383 1047,86 1200,00 Tonelada mercurio/año 1000,00 585,12 800,00 326,73 600,00 400,00 182,44 121,34 200,00 0,00 2013 2020 2030 2040 2050 Figura 12. Vertimiento potencial de mercurio (toneladas) por minería de oro en la macrocuenca Magdalena-Cauca. (Modificado de UT Macrocuencas 2013). Subzona Hidrográfica Toneladas % Bajo Nechí 34,37 22,50 Río Tarazá - Río Man 14,31 9,40 Directos al Bajo Nechí 12,92 8,40 Río Frío y otros directos al Cauca 7,94 5,20 Río Cimitarra y otros directos al Magdalena 7,21 4,70 Resto 44,58 49,80 Total 121,34 100 Tabla 10. Producción de mercurio por actividades de minería de oro (kg de Hg) en 2013 en las subzonas hidrográficas de la macrocuenca Magdalena-Cauca (Fuente: IDEAM et al. 2013). PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES - Toneladas + % + 384 Interior de taller Aire exterior Municipio n Promedio Desviación estándar Remedios 147 0,1476 0,1425 Segovia 373 0,1829 0,1861 Bagre 30 0,0336 0,0475 Remedios 94 0,004 0,0039 Segovia 146 0,0076 0,0187 Bagre 21 0,0067 0,0033 Tabla 11. Distribución de la concentración de mercurio inorgánico en el aire exterior y en el interior de talleres de obtención de oro en municipios mineros de Antioquia (mg/m3) - Concentración de mercurio + Promedio + (Fuente: De Miguel et al. 2014). Minero Residentes Municipio Promedio Desviación estándar Remedios 130,9 9,7 Segovia 168,4 8,7 Bagre 43,5 7,2 Remedios 12,9 1,3 Segovia 24,4 4,9 Bagre 21,4 2,2 Tabla 12. Distribución del coeficiente de riesgo asociado a la inhalación de mercurio en sitios de minería en Antioquia (Fuente: De Miguel et al. 2014). PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES - Riesgo + Desviación estándar + 385 20000 10000 250 250 240 240 Hg-t (ng/m3) Hg-t (ng/m3) Hg-t (ng/m3) 30000 230 220 0 210 220 210 P8 P1 P2 250 Hg-t (ng/m3) 30000 Hg-t (ng/m3) 230 20000 10000 0 240 230 220 210 P7 P3 20000 10000 0 30000 Hg-t (ng/m3) 30000 Hg-t (ng/m3) Hg-t (ng/m3) 30000 20000 10000 0 P6 20000 10000 0 P5 P4 Figura 13. Mapa del casco urbano de San Martín de Loba (SML) mostrando las concentraciones de Hg-t en aire en diferentes puntos (P) de muestreo. P1. Entrada a SML. P2. Carretera entrada a SML. P3. Entrada a mina El Caño. P4; Entable minero molinos amalgamadores “durante el lavado”. P5. Molino californiano o mortero Kendal “sin actividad”. P6. Entable minero molinos amalgamadores “sin actividad” (Catanga). P7. Entable minero con molinos amalgamadores “en actividad”. P8. Canal de drenaje. (Tomado de: Olivero-Verbel et al. 2014). PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 386 PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 387 Infraestructura de regulación hídrica Frente al cambio climático y el incremento en el consumo de recursos y energía, han surgido innovaciones en productos, procesos y servicios que consideran la reducción de la presión sobre el ambiente a toda escala (Chichilnisky y Sheeran 2009). A la competencia entre países pioneros europeos en la búsqueda de energías limpias y a la demanda de los países asiáticos, se suma la posición de los países en desarrollo como Colombia, que se aproximan a ciertas innovaciones tecnológicas en un marco de debilidad institucional en sus relaciones sociedad-naturaleza (Sabogal y Moreno 2011). Las energías limpias o renovables, caracterizadas por tener un flujo que se repone (a partir de fuentes naturales) al mismo ritmo que se consume (González 2009), son comunes en países industrializados. Estos países buscan ahora nuevas conexiones y sinergias en el mercado (Baeza 2007), mientras que en los países en desarrollo, estas energías compiten con las necesidades de crecimiento económico y el aumento de la demanda (Flamos 2010). Para la energía hidroeléctrica, el 60% del caudal de los ríos del mundo se en- PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES cuentra regulado y el 15% de la precipitación mundial contenida en 500.000 km2 de reservorios. Esto ha ocasionado cambios en los flujos estacionales y reducción de caudales. Ha modificado 25 millones de kilómetros de ríos, eliminado planicies inundables y deltas, disminuido la producción de peces y causado pérdidas locales de especies (Revenga et al. 1998, Döll et al. 2009). Impactos sobre las planicies inundables Colombia cuenta con un potencial notable para el desarrollo hidroeléctrico, dada su ubicación geográfica y los recursos que tiene a disposición. Según el Plan Energético Nacional 2006-2025, la energía hidráulica es la más desarrollada del país y representa un promedio del 75% de la generación de electricidad (Ortiz et al. 2012). Sin embargo, el crecimien- 388 to del sector energético se encuentra en una etapa crítica en la que, además de la inversión y priorización de las políticas del gobierno, debe garantizarse el suministro, asegurar costes competitivos y la sostenibilidad medioambiental (Baeza 2007). La construcción de represas ocasiona pérdida de bosques y otras coberturas naturales y/o antrópicas durante las diferentes fases de operación. La construcción de vías de acceso, el área de la presa, los rebosaderos, la desviación de los cauces naturales, y las zonas de depósitos de materiales y llenado de la presa son acciones con impactos sobre los socioecosistemas (Garzón y Gutierréz 2013). La acumulación de grandes volúmenes de agua en los sitios de los embalses tiene dos grandes efectos. En primer lugar, provoca un aumento en la tasa de evaporación y la disminución de los caudales anuales de los ríos, lo que afecta su estacionalidad, el ciclo hidrológico y el clima local (Döll et al. 2009, Garzón y Gutierréz 2013). En segundo lugar, se teme que la construcción de embalses tenga relación con la activación o inducción de terremotos. Las fuerzas agregadas por las represas a lo largo de las fallas inactivas parecen más fuertes que las liberadas por tensiones orogénicas (Castaldi et al. 2003). La construcción de embalses demanda grandes volúmenes de agua tanto en la fase de construcción como durante el funcionamiento. Una vez construidas las represas, se desvían los cauces naturales de los ríos regulando su caudal para obtener energía. Esto da lugar a perturbaciones severas: a) reducción de caudales por derivaciones e incremento de la evaporación desde el vaso de la presa; b) modificación del régimen hidrológico aguas abajo, regulando y disminuyendo el período de estiaje; c) reducción en el número de crecientes súbitas; d) alteración de los procesos de erosión, transporte y sedimentación del sistema por adaptación a las nuevas condiciones del lecho del río, márgenes y barras sedimentarias (Garzón y Gutierréz 2014). La regulación del caudal suele ocasionar pérdida de especies de fauna y flora. La pérdida de biodiversidad local es evidente en el sitio inundado para el reservorio, pero ocurre también aguas arriba y aguas abajo del embalse. En todos los casos, los impactos se relacionan con las transformaciones de los hábitats y cambios en las condiciones fisicoquímicas del agua. La pérdida de biodiversidad en el sitio de llenado ocurre al instalarse un nuevo medio lacustre, del que desaparecen especies adaptadas a las aguas en movimiento (McAllister et al. 2001). Los impactos sobre las especies aguas arriba y aguas abajo son causados por obstrucción de las rutas migratorias, los cambios en la frecuencia, duración y magnitud de eventos de caudales y la disminución de sedimentos y escombros aguas abajo del embalse. El bloqueo que ocasionan las presas y embalses a las migraciones de especies es uno de los casos de pérdida de biodiversidad más estudiado. Aunque algunas aves acuáticas pueden volar sobre los embalses y beneficiarse del hábitat y sitios de escala en migraciones largas, (McAllister et al. 2001) son mayores los efectos negativos. La pérdida de hábitat y el bloqueo a la migración de muchos peces e insectos acuáticos adultos que deben desplazarse aguas arriba a desovar puede implicar, además, la pérdida de recursos alimenticios. La construcción de las represas y embalses en la cuenca del Magdalena-Cauca han producido la desconexión de los ríos de sus planicies inundables. Las ciénagas y otros humedales se PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES encuentran ahora aislados del cauce principal del río y solo son recargados durante las lluvias e inundaciones estacionales. La construcción de embalses modifica los caudales haciendo imposible, en algunos casos, esta conexión entre el cauce principal y el humedal, produciendo desecación (McAllister et al. 2001), impactando los patrones migratorios de la fauna e inundando los hábitats ribereños; esenciales como áreas de alimentación y reproducción para muchas especies acuáticas y terrestres (WWF 2004). Los macroinvertebrados acuáticos responden a los cambios en la frecuencia y magnitud del caudal, y a la duración y frecuencia del periodo de inundación de las planicies, pues su abundancia y diversidad disminuyen con la reducción del caudal y el tiempo de inundación (Poff y Zimmerman 2010). En la macrocuenca Magdalena-Cauca, las alteraciones que han causado los embalses en el caudal medio mensual de tramos extensos ya es evidente. Pueden variar en función de las características y el número de embalses localizados aguas arriba del tramo analizado. Aguas abajo de los embalses del Oporapa, Quimbo y Betania, este efecto acumulativo es especialmente notable en el análisis a resolución diaria, donde los eventos (picos) de corta duración son eliminados en su totalidad (Angarita et al. 2013). Bunn y Arthington (2002) afirman que la eliminación de eventos de caudales máximos, facilita a su vez la proliferación de especies de peces no nativas, modificando así las redes tróficas del río y la biodiversidad. Otra característica de los embalses que afecta al ecosistema, es su capacidad de atrapar partículas suspendidas, disminuyendo la turbidez aguas abajo por la reducción de sedimentos hacia 389 los deltas, estuarios, bosques inundables y humedales (WWF 2004). Esto tiene efectos diversos sobre la biota y especies adaptadas a cierta concentración de partículas para efectos de depredación, alimentación y, especialmente, para especies que habitan en los fondos sedimentarios de las planicies inundables y los deltas; ecosistemas y especies que se privan de la renovación que supone el transporte anual de sedimentos (McAllister et al. 2001). También ocurre en los embalses lo que se conoce como tamizaje de grandes escombros orgánicos (LOD por su sigla en inglés). Esto sucede cuando troncos y ramas son hundidos, llevados a la orilla o removidos por algún sistema diseñado para proteger las turbinas, evitando que lleguen aguas abajo. Este proceso natural,al ser impedido por los embalses, modifica y elimina hábitats de especies, sitios en los que hallan alimento y refugio. Por otra parte, estos materiales que transporta la corriente regulan el caudal en ciertos microhábitats y forman parte de las planicies inundables, al ser depositados en las orillas de ríos y ciénagas, contribuyendo de este modo a la estabilización de taludes y a la reducción de la erosión. Cuando este material es descompuesto y convertido en humus, retiene el agua y modera la escorrentía (McAllister et al. 2001). Deterioro socioeconómico y cultural Las grandes presas han contribuido al desarrollo económico de las regiones (Richter et al. 2010), pero sus impactos sobre el medio ambiente, las poblaciones y sus actividades productivas y culturales son una preocupación actualmente. La consecuencia más severa de la construcción de embalses es el desplazamiento de la población (Egré y Sénecal 2003). Se calcula que la población mundial desplazada por la construcción de embalses osciló entre 40 y 80 millones de personas en el año 2000. En 2010 se estimó que más de 472 millones de personas vieron sus medios de vida y producción afectados por la alteración de los cursos de agua y sus encauzamientos, es decir, alrededor de diez veces más personas afectadas que en el sitio de construcción de las presas (Richter et al. 2010). El desplazamiento no solo se refiere entonces al fenómeno físico de la reubicación, sino a la transformación de la dinámica ecológica, social y económica inherente a la intervención radical de un ecosistema. El desplazamiento trae consigo la pérdida o transformación de actividades de producción y bienes de intercambio (Syvitsky et al. 2009), en otras palabras, del entorno económico de las comunidades, sus fortalezas y potenciales. Mientras la construcción de embalses ha constituido un beneficio para centros urbanos y áreas de producción agroindustrial, las comunidades que se encuentran río abajo, cuyas actividades de producción y supervivencia dependen del río, ven fuertemente trastornada su dinámica productivas, su seguridad alimentaria y su bienestar físico y cultural, debido a los impactos sobre las pesquerías, la agricultura y el pastoreo, sistemas productivos que dependen de ecosistemas de las planicies inundables. Aunque las comunidades río abajo puedan también verse beneficiadas en una cierta medida por el control de inundaciones y el potenciamiento de técnicas de riego, estas ganancias generalmente no compensan las pérdidas y disfunciones generadas en el medio natural (Richter et al. 2010). Las inundaciones estacionales conectan a los ríos con el paisaje circundante; en esta dinámica ocurre el intercambio de agua, nutrientes y organismos. Esta PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES conectividad favorece la biodiversidad, la productividad biológica y los servicios ecosistémicos. Las inundaciones estacionales fertilizan los terrenos y los pastos, tambien aumentan la productividad agrícola y pecuaria. Cuando se altera la dinámica hídrica y los cauces, se interrumpe el ciclo productivo de las planicies inundables y se impacta fuertemente la estabilidad económica, las fuentes de empleo e ingreso de las comunidades dependientes de estos recursos (Sommer et al. 2001). La actividad pesquera en los ríos y en las planicies inundables son una fuente de alimento y de ingresos para cientos de millones de personas en el mundo, hasta el punto que los ecosistemas de las planicies inundables se consideran entre los más productivos (Millennium Ecosystem Assessment 2005, Opperman et al. 2009). Asimismo, los ríos conectados con planicies inundables producen más toneladas de peces que aquellos no sujetos a inundaciones o no vinculados a planicies inundables (Koel y Sparks 2002). Mientras que es una práctica común la siembra durante la época de inundación para aprovechar la humedad y los nutrientes remanentes en la tierra, el pastoreo también se ve beneficiado por pastos de alto valor nutricional (Richter et al. 2010). Los ecosistemas de ríos y planicies inundables proveen gran variedad de recursos a las comunidades: madera, fuentes de energia y una gran variedad de especies comestibles y con propiedades medicinales. La disponibilidad de estos recursos disminuye cuando el curso de los ríos es alterado por embalses. También es significativa la pérdida de valores culturales y espirituales en las comunidades que son forzadas a desplazarse, abandonando no solo su sitio de origen sino la interacción, reconocimiento y producción de elementos de identificación comunitarios (Downing 1996). 390 Hidrosogamoso, un proyecto de gran impacto El desarrollo del proyecto Hidrosogamoso tiene un impacto actual y directo sobre los valles de los ríos Sogamoso y Chucurí, en jurisdicción de Girón, Betulia, Zapatoca, Los Santos, Villanueva, Barichara, San Vicente de Chucurí y Lebrija (Santander). Betulia es el municipio más afectado, pues este proyecto dividio en dos partes su territorio. La construcción de la presa intervinó el Parque Nacional Natural Serranía de los Yariguíes, los Distritos de Manejo Integrado Serranía de los Yariguíes y Humedal San Silvestre, el Parque Natural Regional Cerro la Judía y el Área Protegida Regional de Bucaramanga y la Reserva Forestal del río Magdalena (Viviescas 2014). Dos años de iniciada la construcción del muro de esta represa, ya habian desaparecido algunas vegas aguas arriba y ha variado el volumen de agua, sedimentos y velocidad del caudal (Roa y Duarte 2012) (Fig. 14). La construcción del proyecto Hidrosogamoso tiene lugar en un área marcada por fuertes intereses geopolíticos y un largo conflicto armado; características que han debilitado a la población y afectado sus capacidades de negociación (Roa y Duarte 2012). Los proyectos macroeconómicos del Magdalena Medio en Santander han tenido lugar en un territorio en el que los grandes latifundios son destinados a la ganadería y los minifundios a la agricultura. Por esta razón ha sido imposible crear un mercado de subsistencia que mejore la capacidad productiva de la zona; por el contrario, se han creado nuevos conflictos sociales en la región (UIS 2011). La zona inundada por la hidroeléctrica sobre el río Sogamoso ha venido afectando las comunidades de dos municipios Betulia (48.25%) y Girón (36.88%), desplazando aprocimadamente 200 familias encuestadas en estos dos municipios. Entre estas familias ha habido frecuentes quejas sobre las prácticas de compensación y reubicación (Ardila-Valderrama 2014) y se ha evidenciado un empobrecimiento por el declive de la pesca (UIS 2011). A pesar del empleo generado por la hidroeléctrica (909 personas en 2009, 2.786 en 2010 y 3.837 en 2011), este ha sido temporal y se espera que disminuya en el tiempo (Ardila-Valderrama 2014). A estos efectos negativos se suma el asesinato de cinco líderes del Movimiento Social en Defensa del río Sogamoso en los últimos años, cuyos crímenes permanecen en la impunidad (Ardila-Valderrama 2014). El caso de Hidrosogamoso es emblemático; no solo por sus dimensiones, sino por el contexto histórico y social de la zona. En él se ejemplifican los riesgos y efectos del desalojo y el desplazamiento, como bases de un impacto PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES de dimensiones mayores, tanto a nivel geográfico, como económico, ambiental, cultural y político. Viviescas (2014) resume los testimonios de los habitantes de las áreas de influencia del proyecto respecto a los efectos sociales y ambientales: desplazamiento; pérdida cultural de las comunidades indígenas, pescadoras, afrocolombianas y campesinas; crecimiento del cinturón de miseria de las grandes ciudades a causa de la inmigración; delitos ambientales; poca información oportuna y de consulta a la comunidad; uso de información desactualizada y no verificada del componente biótico; interrupción del corredor biológico que conforma el río Sogamoso y la Serranía de los Yariguíes; impacto sobre tierras agrícolas productivas; afectación de comunidades pesqueras aguas abajo del sitio de presa; falta de análisis de las redes económicas y cadenas productivas a nivel regional; interrupción del proceso de titulación de baldíos por declaración de utilidad pública de cerca de 21.000 hectáreas; manejo inadecuado de hallazgos arqueológicos y ausencia de plan de manejo arqueológico preventivo; desintegración territorial por división de municipios en zonas sin conexión; destrucción del río Sogamoso como vía de comunicación y fuente del recurso pesquero; y despojo y privatización del agua de las comunidades. 391 Figura 14. Reducción del caudal del río Sogamoso por efecto del embalse Hidrosogamoso (julio de 2014). PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 392 PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 393 Infraestructura para el transporte Si bien la construcción y mantenimiento de vías y la recuperación de la navegabilidad del río Magdalena suponen nuevos canales de comunicación para la integración de las planicies inundables de la macrocuenca Magdalena-Cauca, su desarrollo ha generado y puede agravar el impacto sobre los ecosistemas que integran las planicies inundables. Obras de infraestructura vial y deterioro de humedales La infraestructura vial ha deteriorado algunos humedales. Este impacto es crítico y visible en las planicies inundables. Se han rellenado los cuerpos de agua o se han dividido hasta impedir su conectividad, cambiando la composición fisicoquímica y dinamizando los procesos de colmatación por acumulación de sedimentos. Uno de los casos más conocidos es el de la ciénaga Grande de Santa Marta entre 1956 y 1960. Allí, la construcción de la carretera de la vía Barranquilla-Ciénaga interrumpió el flujo hídrico natural entre la ciénaga y el mar causando un aumento en la salinidad, lo que redujo la superficie del manglar. En 1956, PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES los manglares ocupaban 51.150 ha y en 1995, apenas 17.760 ha. En la década de los setenta, con la creciente vocación agrícola y ganadera de la zona, se construyeron los carreteables Medialuna-Pivijay-Salamanca y Palermo-Sitionuevo, que también interrumpieron el flujo de agua del río Magdalena, produciendo un desbalance en la entrada de agua dulce al sistema (Vilardy 2009). En la ciénaga de Zapatosa, la construcción de la carretera de 12 km entre Tamalameque (La Oreja) y El Banco taponó los caños Tamalacué y Patón obstaculizando el intercambio de aguas entre el río y la ciénaga, reduciendo el área del espejo de agua. El resultado de esta limitación del flujo hídrico es un playón cultivado con pastos y palma africana, que 394 además obstruye la corriente de agua hacia los caños mencionados (Galvis et al. 2007) Otro ejemplo del impacto de la inadecuada ejecución de la red vial es la transformación de la función de las ciénagas. El complejo cenagoso El Sordo-Juncal-Baquero de Gamarra (Cesar) contaba en 1960 con cuerpos de agua profundos, hasta de seis metros en algunos puntos de Juncal, pero las obras de ingeniería de las líneas férreas sur, oriental y del dique sobre el cual se levanta la vía Gamarra-Acapulco, interrumpieron la conectividad y deterioraron los canales de entrada al sistema, convirtiendo a este complejo humedal en un depósito de sedimentos de 1,59-1,83 m de profundidad (Fig. 15) (Jaramillo et al. 2012). Actualmente, las salidas del sistema de ciénagas relacionadas con las obras de infraestructura para la construcción de la vía Gamarra-Acapulco están saturadas de sedimentos y no funcionan como sistema de descarga; además, el canal por el que fluía el agua de salida durante todo el año, caño Rabón fue remplazado. El nuevo caño Rabón es el resultado de un dragado que desemboca perpendicularmente al río Magdalena, lo cual genera un efecto de barrera y tapón que retarda la velocidad de descarga de todo el sistema. Esta limitación en la salida de las aguas hace que durante el máximo caudal del Magdalena se inunde todo el sistema lacustre, y por ende, el municipio de Gamarra (Jaramillo et al. 2012). La tasa media de sedimentación en todo el sistema es de 1,5 cm/año, lo que indica que están ingresando alrededor de 50.000 a 70.000 m3 de sedimentos por año, equivalentes a 100.000-140.000 t, convirtiéndolo en una gran cuenca de captación de sedimentos. Con el tiempo, las cargas sedimentarias del río Lebrija han aumentado a causa del uso inade- cuado del suelo en su cauce; esto, sumado a los sedimentos del río Magdalena nos permite predecir que en situaciones catastróficas, por ejemplo crecientes críticas del caudal, el sistema cenagoso no tendría un tiempo de vida mayor a diez años (Jaramillo et al. 2012). Fragmentación de hábitats terrestres La fragmentación del hábitat que causan las carreteras es uno de los impactos más reconocidos. Las carreteras pueden inhibir parcialmente el paso de pequeños mamíferos (Vargas-Salinas y López-Aranda 2012) y de muchas otras especies. La fragmentación causa dos efectos: de barrera y de borde. El efecto barrera se genera en el momento que la carretera impide la movilidad de los organismos o de sus estructuras reproductivas (en el caso de algunas plantas), lo que afecta su capacidad de dispersión y colonización; especies de insectos, anfibios y reptiles, aves de sotobosque y mamíferos se han visto afectados al no poder cruzar estas barreras, al igual que muchas especies de plantas cuyos dispersores son estos organismos. Esto puede generar extinciones locales en casos de poblaciones muy pequeñas y aisladas que no puedan reproducirse (Arroyave et al. 2006, Coffin 2007). El efecto de borde implica un cambio en las condiciones bióticas y abióticas de los límites del fragmento; las zonas cercanas al borde (en este caso la carretera) pueden alcanzar temperaturas mayores, menor humedad, más radiación y mayor susceptibilidad al viento, condiciones nuevas para organismos que pueden no adaptarse. Así, las especies que sobreviven en espacios abiertos pueden desplazar a aquellas que necesitan un ambiente interior para sobrevivir (Arroyave et al. 2006). PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES La construcción de infraestructura vial y sus efectos sobre la fauna Diversos estudios han mostrado el impacto de las carreteras en la mortandad de fauna silvestre. El flujo vehicular, velocidad, anchura de la vía, comportamiento de las especies y cobertura vegetal determinan el grado de letalidad (Arroyave et al. 2006). Delgado (2007) reportó la muerte de 58 individuos de 15 especies de mamíferos en la vía del Escobero en Envigado (Antioquia), en un periodo de seis años. El grupo más afectado fue el de los marsupiales, seguido por los roedores y los carnívoros; incluso hubo un felino vulnerable de extinción, el Leopardus tigrinus. Vargas-Salinas et al. (2011) encontraron durante seis meses, un vertebrado muerto cada tres o cuatro días en el sector de la reserva Forestal Bosque de Yotoco en la vía Buga-Buenaventura (Valle del Cauca). El grupo más afectado fue el de las serpientes, con 20 de los 49 individuos atropellados, seguido de los mamíferos, las aves y los anfibios. En zonas más bajas, De la Ossa-Nadjar y De la Ossa (2013) registraron durante un año la fauna silvestre atropellada en la carretera que comunica a Sincelejo con San Onofre y a Sincelejo con Ovejas, las principales vías que rodean la zona de reserva de los Montes de María en el departamento de Sucre. La época seca fue el periodo con mayor número de muertes (501 individuos) respecto a las lluvias (120 individuos). El grupo más afectado durante todo el año fue el de los anfibios, seguido de los reptiles, mamíferos y aves. Debemos estudiar mejor los efectos de estos atropellamientos, ya que para algunas especies estas muertes pueden significar cambios importantes a nivel poblacional (Coffin 2007). Igualmente, el 395 Figura 15. Deterioro de las ciénagas del sur del Cesar a causa de diversas obras de infraestructura. PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 396 atropellamiento también supone un riesgo para los conductores (Smathers 2001). Las carreteras afectan la dinámica poblacional de algunas especies, a través de la incidencia en los patrones reproductivos. Por ejemplo, cuanto mayor es el volumen de tráfico vehicular, más lejos de la carretera se lleva a cabo la actividad reproductiva de ciertas especies de aves de pastizal (Forman et al. 2002). Reijnen y Foppen (1994) mostraron que la existencia de una carretera de tráfico denso afecta la capacidad de atraer y mantener pareja en los machos de la espcie Phylloscopus trochidus. Otro factor perturbador de la calidad del hábitat es el ruido, el cual puede relacionarse con la pérdida de la capacidad auditiva, el incremento en las hormonas del estrés, comportamientos alterados e interferencia en la comunicación durante la época reproductiva (Forman y Alexander 1998). Fuentes contaminantes multimodales En las carreteras también ocurren las emisiones provenientes de los gases de los automóviles y de los materiales de las propias carreteras y puentes. Las sustancias contaminantes pueden quedar cerca de las vias o ser transportadas por el agua y el viento hacia lugares lejanos (Coffin 2007). De acuerdo con la Agencia para la Protección Ambiental de los Estados Unidos (US EPA 1999), las emisiones de los automóviles pueden ser contaminantes del aire así como los gases efecto invernadero y los clorofluorocarbonados. Los contaminantes del aire son el ozono, monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre, plomo, material particulado con diámetro menor o igual a 10 micras (PM10) y material particulado con diámetro menor o igual a 2.5 micras (PM2.5). Los efectos sobre la salud de estos contaminantes incluyen problemas respiratorios y cardiopulmonares, dolores de cabeza, disminución de la habilidad para aprender y mortalidad prematura. En el ambiente contribuyen a la lluvia ácida, la reducción de áreas agrícolas, afectan la vegetación y la infraestructura y disminuyen la visibilidad. Se han reconocido hasta 188 sustancias nocivas provenientes de la infraestructura y los medios de transporte que afectan la salud y el medio ambiente. Los gases de efecto invernadero como el CO2, el metano y el óxido nitroso también son emitidos por los medios de transporte. Entre los clorofluorocarbonados, el freón fue reconocido como uno de los principales responsables de la disminución de la capa de ozono; aunque su uso fue restringido, aún existen automóviles que lo emplean en su aire acondicionado. El compuesto que reemplazó al freón en este uso es el hidrofluorocarbono HFC-134a que, si bien no afecta la capa de ozono, es un gas de efecto invernadero (US EPA 1999). La infraestructura portuaria contamina en los procesos de constucción y en las posteriores operaciones de cargue y descargue, pues se llevan a cabo vertimientos líquidos y sólidos. Es importante recordar que, actualmente, el mayor porcentaje de carga transportada por el río Magdalena corresponde a hidrocarburos y a futuro está proyectado aumentar el transporte de carbón (Incoplan 2011). A esto se suma que muchos puertos tienen problemas de contaminación del subsuelo debido al relleno de muelles con materiales de dudosa procedencia, así como a la existencia de instalaciones de almacenamiento de combustibles y sustancias químicas diversas que pueden sufrir fugas (Gea 2014). Un ejemplo del impacto que puede tener el mal manejo de las operaciones en los puertos, es lo que ocurre en el distrito PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES de Santa Marta y el municipio de Ciénaga, cuyos puertos de embarque de carbón contaminan el aire, las playas y el mar. El polvillo de carbón se libera en todo el recorrido, llegando al mar y a la playa, mientras que el cargue por medio de barcazas ha traído problemas por el hundimiento de algunas. Estos inconvenientes, además de derrames de aceite y combustible en el mar y las playas, han afectado también a las poblaciones aledañas que han interpuesto varias acciones judiciales (Defensoría del Pueblo 2008). A pesar de la existencia del decreto 3083 de 2007, que obligaba a la realización del cargue directo de carbón a partir del 1 de julio de 2010, a principios de 2013 la multinacional Drummond Ltd. tuvo un inconveniente con la barcaza TS – 115, por el cual fueron multadas sus empresas con 6.965 millones de pesos (Revista Semana 2013). Posibles impactos del proyecto de recuperación de la navegabilidad del río Magdalena La recuperación de la navegabilidad del río Magdalena supone una serie de transformaciones que seguramente tendrán impacto en la calidad del agua; se pueden esperar cambios en la distribución de sedimentos contaminados, en el fondo acuático, en las pesquerías, la flora y la fauna (Landaeta 2001). También las obras de encauzamiento tendrán efectos que es necesario tomar en cuenta. • Dragado: este procedimiento altera los cuerpos de agua porque dispersa los sedimentos finos (arcillas y limos) en suspensión por grandes áreas, lo que afecta la concentración de oxígeno disuelto y modifica los niveles de salinidad (Landaeta 2001). El dra- 397 gado y la descarga del material pueden liberar contaminantes asociados a los sedimentos, en especial si esta operación se lleva a cabo cerca de complejos industriales o petroleros con tráfico comercial y descarga de aguas residuales. El impacto llega a los organismos de múltiples formas: disminuyendo la disponibilidad de oxígeno, aumentando la concentración de contaminantes y destruyendo hábitats (Landaeta 2001). • Encauzamiento: la construcción de diques de aislamiento y control de flujo como los proyectados dentro de las obras de mejoramiento de la navegabilidad del río Magdalena (CONPES 2013) puede tener un grave impacto en el caudal ecológico de las planicies inundación. Según Kingsford (2000), el efecto conjunto de la construcción de diques y desviación del flujo de agua se percibe en la mayor distancia de los humedales de las planicies de inundación a causa de la reducción de la frecuencia y el volumen del agua que puede ingresar a ellos. Reducir el tiempo de inundación del río o la cantidad de sedimento que entra al río perturba el equilibrio entre agua y flujo de sedimento, y por ende al sistema en general (Marren et al. 2014). La intervención humana que más pro- PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES blemas de incisión de cauces ha ocasionado es aquella que se ejerce sobre el régimen hídrico; esta ha favorecido el aumento de la velocidad del río y los procesos de erosión regresiva (Conesa 1999), modificando la morfología de las orillas y posiblemente la pesca. • Es necesario estudiar el impacto conjunto de las diferentes obras planificadas sobre todo el cauce del río Magdalena,y tener en cuenta variables tales como la modificación del régimen hidrológico, hidráulico y sedimentológico, así como implicaciones sobre las poblaciones biológicas y humanas. 398 PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 399 Expansión urbana La expansión urbana en la macrocuenca Magdalena-Cauca es reciente. Hasta hace poco predominaba la economía agraria pero ahora predominan las ciudades principales; capitales cuyo patrón de crecimiento espacial está concentrado en áreas centrales, ejerciendo presión sobre las periféricas. El crecimiento de asentamientos informales en esta periferia, sin regulaciones urbanísticas, sucede con frecuencia al margen de las inversiones públicas y privadas (Lungo y Baires 2001). Si bien las normas urbanas establecen una línea arbitraria para dividir el campo de la ciudad, estas medidas no corresponden a la realidad social, económica, urbana o agraria, pues estos límites se modifican constantemente en el tiempo (Bazant 2010). Por esta razón, no hay una definición exacta de urbano. Se conoce mejor su operatividad. En otras palabras, las dimensiones e indicadores basados en el número de personas que vive en un cierto territorio, que tienen acceso a bienes y servicios básicos (p.e. alcantarillado, energía eléctrica) y que tienen una determinada participación en la actividad económica (Cerda-Troncoso 2007). Los costos del crecimiento urbano pueden ser elevados y traer consigo pérdida de arraigo y del espíritu comunitario. En la práctica pueden significar hacinamiento en viviendas y establecimientos educacionales, exposición a la contaminación e inseguridad (Barnes y Morgan 2012). El modelo de ocupación de las planicies inundables Las planicies inundables del río Magdalena han sido habitadas desde hace más de 10.000 años (Botía et al. 1989, Dolmatoff 1997) (Fig. 16), pero sólo en décadas recientes se construyeron ciudades y cascos urbanos. Los impactos sobre la estructura territorial y social ya son notables. Durante milenios, los po- PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES bladores de las planicies se adaptaron a la dinámica que el movimiento del agua marcaba año tras año, logrando interpretar su naturaleza, y creando estrategias de ocupación y hábitat a partir de la adaptación a lo que hoy se consideran amenazas de inundación; los más sofisticados mecanismos se observan en el bajo río Sinú y San Jorge, en el territorio conocido como la Depresión Momposina y la Mojana (Plazas et al. 1993). 400 Las últimas décadas de ocupación de las riberas de las planicies inundables han significado la consolidación de asentamientos, considerados en su mayoría de alto riesgo en tiempos de inundación. Se estima que las ciudades a lo largo de la cuenca crecerán hasta 2020 a un promedio de 20,2% respecto a la población censada en el 2005 (DANE 2005); esto significa un aumento de 800.000 personas con la concomitante demanda de bienes y servicios en los municipios de estas planicies inundables. Este crecimiento poblacional proyectado para el año 2020 implica un aumento proporcional de la demanda de agua potable, abastecimiento de energía, infraestructura, así como nuevas áreas de expansión urbana sobre la estructura ecológica de las planicies. Si se tomara el mismo 20,2 % del crecimiento poblacional como tasa de crecimiento espacial de las áreas urbanas en los municipios de referencia, este tendría un impacto sobre una superficie de 134 km2 de nuevas áreas urbanas. Esta situación no tendría mayores consecuencias si existieran una identificación, zonificación, gestión y manejo de los ecosistemas de importancia ecológica como los humedales, los bosques secos y húmedos tropicales; o si ya se hubiesen establecido mecanismos de protección de estas áreas a través de instrumentos de gestión ambiental o determinantes ambientales en los EOT y POT. Sin embargo, los impactos y presión de los procesos de urbanización ocurren en un marco de debilidad institucional. Casos como el de Barrancabermeja, cuya expansión urbana e industrial sucede en áreas de importancia ecológica de humedales, alerta sobre las potenciales situaciones de riesgo. Impactos del crecimiento urbano sobre el recurso hídrico descargas de materia orgánica en esta cuenca ocurren en departamentos con jurisdicción directa sobre las planicies. Estimar la cobertura del servicio de alcantarillado permite relacionar el crecimiento de los centros poblados con el acceso de sus habitantes a servicios básicos como el agua; también es un indicador de manejo ambiental, en relación a disposición de aguas servidas. Los datos sobre el porcentaje de la cobertura de alcantarillado en las cabeceras municipales publicados por el DANE (2005) demuestran que apenas el 17% de los municipios de las planicies inundables tienen servicio de alcantarillado. La situación es crítica en los departamentos de Córdoba, Sucre, Bolívar y Magdalena, donde el porcentaje es menor que el 5%, mientras que en los departamentos del Valle del Cauca y Caldas casi el 50% tiene servicio de alcantarillado (Fig. 17). La subunidad hidrográfica del Cauca tiene el mayor porcentaje de cobertura de alcantarillado, 34% de los habitantes de los 87 municipios. Le siguen las subunidades del Alto Magdalena (17%) y Porce-Nechí (16%). Es preocupante la escasa cobertura del servicio de alcantarillado en la mayor parte de los municipios las subunidades hidrográficas Bajo Cauca-Magdalena (1% del total) y Deltas del Magdalena (2,8%) (Fig. 18). La mayoría de los municipios (37,5%) se agrupa en un rango de cobertura del servicio de alcantarillado que va de 0 a 5%. Las subunidades Bajo Magdalena-Cauca y Deltas de Magdalena concentran la mayoría de sus municipios en este rango; mientras que la unidad del Cauca agrupa la mayoría de sus municipios en el rango de 30% al 60% de cobertura de alcantarillado (Fig. 19). La ausencia casi total de tratamiento de aguas residuales corrobora los datos de Cormagdalena (2007): el 50% de las Barrancabermeja: un ejemplo del impacto de la expansión urbana sobre la planicie PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES El paisaje de Barrancabermeja está caracterizado por una serie de barrancas o terrazas y por múltiples cuerpos de agua y humedales. Con el tiempo, las terrazas han sido urbanizadas y los cuerpos de agua rellenados para construir sobre ellos. En Barrancabermeja prevaleció la visión de cuadrícula urbana hispánica sobre los ecosistemas de selva húmeda tropical (López 2000). El crecimiento de esta ciudad comienza en el siglo XX con el descubrimiento de petróleo y la llegada de la Tropical Oil Company (Serrano 2013). Entre 1913 y 1922 se rellenó parte de la ciénaga de Miramar y los humedales ribereños y se construyó la refinería, cuya ampliación continuó en 1951 sobre el mismo cuerpo de agua. En 1972, la refinería se expandió hacia los humedales de Galán y la vía circunvalar atravesó los humedales del caño del Rosario y del caño Las Camelias. Las expansiones continuaron hacia el norte, oriente y sur sobre un modelo de ocupación con cortes para nivelación que amplió las barrancas sobre los humedales (López 2000). Actualmente se sigue construyendo sin respetar los humedales a pesar de las advertencias hechas por las autoridades (Alcaldía de Barrancabermeja 2013); las zonas más afectadas son el caño Cardales, la ciénaga Miramar, la quebrada Las Camelias y los humedales de Palmira y Juan Esteban (Hernández 2011). En la Figura 20 se muestran las proyecciones de población del DANE según las cuales la ciudad tendrá un creci- 401 Figura 16. Corregimientos de San Pablo, Bolívar. PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 402 Media Valle del cauca Caldas Risaralda Huila Antioquia Cundinamarca Norte de Santander Boyacá Cesar Tolima Santander Cauca Atlántico Magdalena Bolívar Sucre Córdoba 0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 % Cobertura alcantarillado Figura 17. Porcentaje de cobertura del servicio de alcantarillado en los departamento sobre las planicies inundables. El color gris representa la media para todos los departamentos (Fuente: DANE 2005). PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES - Cobertura + 403 1% Bajo Cauca - Magdalena 3% Deltas 9% Cesar 16% Medio Magdalena 36% Cauca 17% Porce - Nechí 18% Alto Magdalena Figura 18. Composición de las capturas o desembarcos en subienda en las últimas cuatro décadas (AUNAP 2013, AUNAP-Universidad del Magdalena 2014). 100 % Cobertura de alcantarillado 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 Bajo Cauca Magdalena Deltas 0a5 Cesar 5 a 10 Medio Magdalena 10 a 30 30 a 60 Porce - Nechí Alto Magdalena Cauca más de 60 Figura 19. Porcentaje segregado de cobertura de alcantarillado en las cabeceras municipales de las planicies inundables de la macrocuenca Magdalena-Cauca (Fuente: DANE 2005). PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 404 miento constante hasta el 2015 y a partir de 2016 hasta el 2020 un descenso. En contraste, los cálculos de la alcaldía apoyados en un estudio realizado por la Universidad Nacional (Alcaldía de Barrancabermeja 2012) muestran que la población seguirá creciendo hasta alcanzar en 2025 los 225.250 habitantes en la cabecera municipal. El principal cuerpo de agua para el abastecimiento de Barrancabermeja es la ciénaga San Silvestre, la cual fue represada y de la que se extraen diariamente 79.056.000 litros, tanto para el acueducto (60.480.000 l/día) como para el complejo industrial Barrancabermeja de Ecopetrol (16.934.400 l/día) y la empresa de fertilizantes FERTICOL S.A. (1.641.600 l/día). El represamiento de este cuerpo de agua ha afectado la pesca, al interrumpirse el flujo necesario para la movilidad de los peces (Unipaz 2007). Por otra parte, la cobertura de alcantarillado alcanza el 11,3% y no existe tratamiento de aguas residuales, solo unas pocas Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) de bajo caudal para atender una serie de viviendas que, por su ubicación y topografía circundante no pueden conectarse a la red de desagües (Alcaldía de Barrancabermeja 2012). En la actualidad, los cuerpos de agua del municipio como el río Magdalena, ciénaga de Miramar, ciénaga Juan Esteban, quebrada Las Camelias, quebrada Pozo Siete, quebrada Las Lavanderas, quebrada La Paz, humedal San Silvestre, humedal Palmira, humedal San Judas y humedal Castillo se encuentran contaminados por el vertimiento de aguas residuales domésticas e industriales y por la urbanización en sus rondas. La construcción de una planta de tratamiento de aguas residuales está proyectada para iniciar su primera fase en 2028 y concluir en 2038 (Alcaldía de Barrancabermeja 2012). En las ciénagas El Llanito y Juan Esteban se han encontrado evidencias de plomo, mercurio, bario y cadmio en concentraciones superiores a las permitidas PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES según el Decreto 1594 de 1984 (preservación de flora y fauna) y el Decreto 475 de 1998 (agua potable) (Tabla 13), lo que demuestra la influencia de los vertimientos industriales en estos cuerpos de agua. Así mismo, se reportó la presencia de hidrocarburos, altos niveles de turbidez y calidad de agua deficiente según la Demanda Bioquímica de Oxígeno (Casting E.U 2007). Al problema de la contaminación por vertimientos, habría que sumar la inadecuada disposición de residuos sólidos, miles de toneladas anuales de basura depositados en las ciénagas que rodean el puerto (Vanguardia Liberal 2014). En general, las licencias muestran un aumento del área aprobada para construcción, aunque en algunos años (2009 y 2013) el área licenciada ha sido menor (Fig. 21). En la expansión de Barrancabermeja (Fig. 22), es evidente la presencia de construcciones sobre las planicies inundables del río; la línea amarilla representa el límite de la planicie. Las imágenes de Landsat muestran esta misma área cercana al puente en niveles altos y normales del río. 405 250.000 Número de personas 200.000 150.000 100.000 50.000 0 2000 DANE 2005 2010 2015 2020 2025 2030 Alcadía Figura 20. Crecimiento poblacional de la ciudad de Barrancabermeja (Fuente: DANE y Alcaldía de Barrancabermeja 2012). Metal (mg/l) Ciénaga El Llanito Ciénaga Juan Esteban Decreto 1594/84 Decreto 475/98 Bario 0,16 – 3,6 0,84 – 3,5 0,1 0,5 Cadmio 0,11 – 0,85 0,11 – 0,23 0,01 0,003 Mercurio 0,005 – 0,02 0 – 0,08 0,01 0,001 Plomo 0,11 – 0,46 0,11 – 0,47 0,01 0,01 Tabla 13. Valores encontrados en las ciénagas El Llanito y Juan Esteban; y valores de referencia para los metales pesados: bario, cadmio, mercurio y plomo. Valores expresados en mg/l. PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES - mg/l + 406 250000 Área aprobada (m2) 200000 150000 100000 50000 0 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 Figura 21. Área aprobada para construcciones en Barrancabermeja (Fuente: DANE 2013). Figura 22. Urbanización de las planicies inundables: a) Imagen de Google Earth de la ocupación de la planicie en el sector de Barrancabermeja y b) imágenes Landsat que evidencia los niveles altos y normales del río Magdalena; y el riesgo que existe en las áreas urbanas localizadas sobre estos sectores en Barrancabermeja. PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 407 PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 408 Especies introducidas e invasiones biológicas La propagación de especies invasoras es reconocida como una de las mayores amenazas al bienestar ecológico y económico del planeta (McNeely et al. 2001). Sus efectos se refieren a cambios en la dominancia de especies en una comunidad y en las características físicas del ecosistema, el ciclo de nutrientes y la productividad vegetal (Mack et al. 2000). Las plantas invasoras pueden modificar los ciclos de nutrientes y la disponibilidad de agua, reducir la disponibilidad de luz para el bentos y alterar el pH del suelo. Los vertebrados pueden transmitir parásitos, depredar, competir y desplazar a especies nativas (Vilá et al. 2006). En los ecosistemas de las planicies inundables del Magdalena-Cauca habitan especies introducidas y otras reportadas como invasoras. Entre ellas, dos plantas consideradas de alto riesgo de invasión por Cárdenas et al. (2010): el buchón de agua (Eichhornia crassipes), con la mayor calificación de análisis de riesgo, y la palma africana (Elaeis guineensis). El PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES buchón de agua, originario de la cuenca del río Amazonas, que se encuentra comúnmente en las ciénagas del Magdalena, es considerada una de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo (Lowe et al. 2004), pues se encuentra en más de 50 países en los cinco continentes, se caracteriza por su rápido crecimiento, gracias al cual pue- 409 de cubrir los cuerpos de agua limitando la entrada de luz al agua, además puede dificultar o impedir el tráfico por el cuerpo de agua en casos de densa cobertura (Fig. 23). La sombra que produce y las aglomeraciones que forma sobre las plantas acuáticas nativas reducen dramáticamente la diversidad biológica de los ecosistemas acuáticos. En el mundo, el caso más crítico de invasión de esta especie es en el Lago Victoria, África, donde hacia 1994 y 1995 alcanzó a ocupar 12.000 ha: 4000 ha en Uganda, 6000 ha en Kenia y 2000 ha en Tanzania. Allí se han identificado diversos impactos, entre los cuales señalan la falta de agua limpia, el incremento de enfermedades transmitidas por vectores, la migración de las comunidades, conflictos sociales y dificultad para acceder a puntos de agua. Por otro lado, los impactos económicos incluyen la reducción en la captura de peces, el aumento de los costos de transporte, la dificultad en la generación de energía, la extracción del agua, la disminución de turistas, el bloqueo de los canales de irrigación, aumento de la evapotranspiración, la sedimentación y la disminución de la diversidad acuática (Mailu 2001). En Colombia, el buchón ha invadido diversos cuerpos de agua generando pérdidas millonarias, como es el caso del embalse de Chivor y El Guavio, donde es problemático por el incremento de los costos de producción de energía. En el embalse del Muña, el buchón se utiliza para la captura de nutrientes y descontaminación del agua. En la laguna de Fúquene, con un alto grado de per- turbacion antrópica, su presencia ha sido estimulada por la eutroficación del agua que producen la actividad agropeciaria y la interrupción de los flujos naturales del agua (Rial com. pers.). La cobertura de esta laguna por buchón era del 70% en 2007 y se proyecta en 100% para 2035, si no se toman medidas (Bustamante 2010). Efectivamente, el aporte excesivo de nutrientes a los cuerpos de agua y la limitación en el recambio natural por cierre de canales altera la fisicoquímica del agua y favorece el crecimiento de esta planta muy bien adaptada. La E. crassipes, natural de las cuencas del Orinoco y Amazonas, cuya presencia en la cuenca del Magdalena ha sido causado por el hombre, puede ser un recurso valioso si se aprovecha su actual abundancia, teniendo en cuenta su enorme potencial de uso (Rial 2014). En las planicies inundables de la macrocuenca es común la limpieza de caños y ciénagas debido al taponamiento, que impide la movilización de personas y peces y al aporte de materia orgánica, el cual acelera la eutroficación de estos cuerpos de agua. En casos como el de la ciénaga de Zapatosa se han empleado más de 100 pescadores y la defensa civil del Cesar para estas labores en más de 20.000 ha de la ciénaga (Vanguardia 2010). Los humedales cuyas aguas han sido alteradas en calidad y cantidad son propensos al desequilibrio, lo que se manifiesta en la abundancia y dominancia de determinadas especies (Rial op cit.). La otra especie para resaltar es la palma africana o palma de aceite (Elaeis guineensis). Esta planta fue in- PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES troducida con fines comerciales por el preciado aceite de sus frutos y es nativa de las selvas tropicales de la costa occidental de África, donde crece preferentemente en áreas ribereñas. Con esta especie existen inconvenientes tanto por su capacidad de invadir los ecosistemas adyacentes como por su manejo en monocultivos, ya que las plantaciones reducen el hábitat natural y desplazan especies nativas de flora y fauna. Esta especie se ha convertido en una agresiva invasora del ecosistema de la mata atlántica de Bahía, reemplazando la vegetación en las áreas ribereñas hasta convertirse en la especie dominante, transformando el suelo en una capa homogénea de hojas y amenazando la estructura de la comunidad (Matthews 2005). Se calcula que en Bahía existen 20.000 ha de palma que han crecido espontáneamente en áreas diferentes a las de producción (Leão et al. 2011). La dispersión de esta especie se facilita en las grandes extensiones de monocultivo y gracias a las diversas estrategias reproductivas. Puede ser dispersada por varias especies de aves y mamíferos que se alimentan de sus frutos y dispersan sus semillas o por el agua (Fig. 24). Ya que gran parte del cultivo ocupa zonas inundables, este mecanismo resulta muy efectivo, en especial en la época de lluvias. Otro mecanismo de dispersión es la caída de los frutos durante el transporte en camiones, hecho que ha sido confirmado con los ejemplares de palma que crecen al borde de la carretera (Carrasco y Flores 2012). 410 Figura 23. Invasión de Eichhornia crassipes (buchón de agua) en orillas de ciénagas del Medio Magdalena. Figura 24. Cultivo de palma de aceite (Elaeis guineensis) en humedales de la cuenca. PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 411 En Colombia, la introducción de la palma africana está asociada a la del búfalo, otra especie cuya presencia en las planicies inundables es muy discutida. En las plantaciones es indispensable el uso de este animal debido a su capacidad de carga y resistencia (Ramírez-Chaves et al. 2011). Sin embargo, el efecto de esta especie como invasora en las planicies inundables del país es un aspecto que vale la pena estudiar, pues en regiones tropicales ya se ha reportado como una especie altamente invasora, es el caso de Brasil, donde invade los fragmentos de bosques, especialmente los bosques de ribera, formando poblaciones densas y contribuyendo a la pérdida de biodiversidad (Leão et al. 2011). Por otra parte, de acuerdo con la base i3n de Brasil (http:// i3n.institutohorus.org.br/www/), la palma africana tiene efectos alelopáticos PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES que inhiben la germinación de las semillas de otras especies; además, puede hibridar con Elaeis oleífera en la región amazónica, lo que pone en riesgo a esta especie nativa. En países como Malasia, donde su cultivo está ampliamente extendido, se ha registrado en densidades medias en bosques secundarios de planicies inundables (Hashim et al. 2010). 412 PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 413 Variabilidad climática y cambio climático El cambio climático causado por el hombre es hoy en día una de las grandes preocupaciones para los gobiernos de la mayoría de los países. Si bien las variaciones del clima son naturales, los cambios se manifiestan a través del incremento en la duración, intensidad y frecuencia de los fenómenos. Las sequías Aunque no existe un concepto concertado de sequía, puede definirse como una situación de déficit hídrico suficiente como para afectar la estabilidad económica de un determinado territorio (García 2006). Es un fenómeno transitorio que puede ser más o menos prolongado y que se caracteriza por la escasez de lluvias hasta el punto de sequía. Generalmente comienza como una sequía meteorológica; la ausencia prolongada de lluvias que puede derivar en una sequía edafológica o reducción significativa de la humedad del suelo al punto de déficit hídrico. Sin embargo, cuando la ausencia de precipitaciones PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES se prolonga en el tiempo, puede hablarse de sequía hidrológica, en la que los cuerpos de agua disminuyen su caudal o volumen muy por debajo del nivel normal (Murillo et al. 2010). Incendios forestales En condiciones de sequía, la vegetación es más vulnerable a los incendios y los suelos a la desertificación. Los incendios forestales son fuegos que se extienden deliberadamente sobre una comunidad vegetal, natural o antrópica, consumiendo material vivo o muerto (Pulido et al. 2007). El fuego ha sido concebido como una fuerza de origen natural o antrópico, de gran poder de alteración ecosistémi- 414 ca, ya que influye en múltiples aspectos de las comunidades biológicas y su hábitat (Cochrane y Laurance 2008). En la actualidad, la dinámica de cambio y variación climática son una presión constante sobre los bosques y plantaciones forestales de las planicies inundables de la macrocuenca Magdalena-Cauca, cuanto más prolongados sean los periodos de sequía, más riesgo de incendios habrá. De acuerdo con MAVDT (2002), en condiciones climáticas normales, la susceptibilidad alta y muy alta a incendios forestales en la macrocuenca alcanza 14% y 22% del total, valor que asciende a 21% y 24% en periodos de El Niño. La sequía prolongada generada por el fenómeno del Niño 1997-1998 fue catalogada de intensidad fuerte, considerando el reporte con mayor número de incendios (10.289 eventos que afectaron cerca de 164.736 ha). De acuerdo con el MAVDT (2002), entre 1986-2002 se incendiaron 400.788 ha, de las cuales el 55% (219.909 ha) se localizan en departamentos sobre las planicies inundables, siendo Sucre, Tolima y Cundinamarca los que mayor extensión de hectáreas de incendios forestales presentaron (Fig. 25). La dinámica de alteración que sigue a los incendios forestales depende, entre otras cosas, de: a) la distribución, los focos de fuego agregados, dispersos o conectados; b) total de área afectada; c) la magnitud, intensidad o fuerza física de la perturbación (calor liberado, temperatura de las llamas) y la severidad del daño (impacto sobre poblaciones, comunidades o sistemas ecológicos); d) la duración y e) la frecuencia o número de incendios ocurridos en un periodo de tiempo determinado. En general, los incendios forestales producen impactos negativos en los ecosistemas, “con modificaciones que pueden ir desde cambios poco perceptibles en el suelo o la vegetación, hasta la desaparición total de una comunidad vegetal” (Pulido et al. 2007). Los efectos sobre el suelo son significativos si se tiene en cuenta que primero transforma su color natural a un tono negro que lo recalienta y deshidrata; segundo, la incineración de sustancias orgánicas libera nutrientes del suelo, lo que sumado a la pérdida de microorganismos y fauna edáfica, reduce la tasa de mineralización, disminuyendo notablemente el contenido de materia orgánica. Una menor cobertura vegetal aumenta el riesgo de procesos erosivos y desestabiliza los agregados que posteriormente pueden incidir en el potencial de recuperación. A nivel hidrológico, las áreas perturbadas por incendios forestales pueden presentar alteraciones en la dinámica de infiltración y escorrentía superficial, ya que una vez ocurrido el incendio, se forman sustancias hidrófobas sobre el suelo que disminuyen su permeabilidad; si a esto sumamos la pérdida de cobertura vegetal, el resultado es una mayor escorrentía superficial y erosión hídrica (Pulido et al. 2007). Los incendios forestales alteran sustancialmente la composición y estructura de los bosques. Estudios realizados en bosques amazónicos dos años después de un incendio indican que las llamas en movimiento lento pueden ahogar y matar a un tercio o más de los árboles existentes (<10 cm de diámetro), así como a la mayoría de las plantas enredaderas, arbustos, plántulas y herbáceas, cuyos tallos son más delgados y por tanto más vulnerables a los fuegos. El potencial de restablecimiento del bosque se ve afectado seriamente si se tiene en cuenta que los fuegos reducen la disponibilidad de semillas en la capa superior de la hojarasca; adicionalmente, la floración y fructificación de los árboles en áreas cercanas a los bosques quemados disminuye notablemente (Laurance 2003, PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES Cochrane y Laurance 2008, Melo y Durigan 2010). Con el paso del tiempo se puede presentar una mortalidad de árboles que no fueron afectados por las quemas iniciales, pero que recibieron lesiones, sobre todo aquellos cuyo diámetro supera los 25 cm (Laurance 2003). Las implicaciones de los incendios sobre la fauna local son variadas y contundentes. Una vez ocurrido un incendio forestal, los animales resultan muertos o heridos, siendo más sensibles aquellas especies cuya movilidad es baja; Laurance (2003) sostiene que la actividad biológica de un bosque quemado es fuertemente alterada, “los bosques resultan asombrosamente silenciosos, incluso en el amanecer y atardecer cuando la actividad de la fauna es más alta, lo que sugiere que muchas especies mueren y otras tantas huyen del bosque”. De igual forma, los cambios drásticos en la estructura y composición florística del bosque, así como en el microclima y la disponibilidad de recursos, tienen efectos especialmente fuertes sobre las comunidades de aves y mamíferos, cuyos grupos más perjudicados serán aquellos más sensibles a las alteraciones de hábitat. Adicionalmente, las áreas afectadas por incendios forestales se convierten en una presión constante para los sistemas ecológicos (naturales o antrópicos) adyacentes, debido a la probabilidad de recurrencia y a la posibilidad de que otros incendios afecten áreas adyacentes. Sin embargo, las presiones ejercidas por este tipo de perturbación van más allá. Los incendios forestales provocan contaminación térmica, emitiendo partículas nocivas a la atmósfera y compuestos que contribuyen al cambio climático (Pulido et al. 2007); las enormes columnas de humo que se producen durante los incendios forestales saturan la atmósfera con partículas microscópicas 415 Cesar Tolima Cundinamarca Antioquia Caldas Valle del Cauca Boyacá Huila Cauca Norte de Santander Santander Bolívar Magdalena Risaralda Córdoba Atlántico Sucre 0 5.000 10.000 15.000 20.000 25.000 30.000 35.000 40.000 45.000 Hectáreas de incendios forestales Figura 25. Incendios forestales por departamento con incidencia territorial en las planicies inundables, periodo 1986 – 2002 (Fuente: MADT 2002). PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 416 que se unen a las moléculas de agua y aire, inhibiendo la formación de gotas de lluvia. En suma, las columnas de humo adsorben la radiación solar, calentando la atmósfera y limitando la formación de nubes. El resultado de estos dos fenómenos es que los incendios pueden crear barreras de cientos de kilómetros para las lluvias. Por otro lado, el fuego también tiene efectos sobre los ecosistemas acuáticos. Por ejemplo, favorece la erosión, cuya magnitud depende del porcentaje de cobertura vegetal y la dinámica de recuperación del sistema; lo anterior aumenta considerable el transporte de partículas del suelo, la disolución de nutrientes orgánicos y otros tipos de materiales que disminuyen la calidad del agua, incrementan su turbidez y reducen la infiltración (Pulido et al. 2007). Desertificación De acuerdo con MAVDT (2005), la desertificación es entendida como la última etapa del proceso de degradación de la tierra, la cual inicia con una reducción en la productividad de los suelos y termina con la pérdida total de su funcionalidad, siendo casi imposible retornar al estado anterior al deterioro. En 2005 se determinó la existencia de 5.880.400 ha en proceso de erosión en las planicies inundables y su área de influencia directa, es decir el 35%, mientras que 294.700 ha ya mostraban erosión severa (1,7%). La mayor concentración de hectáreas en proceso de desertificación ocurre en las 1.405.100 ha del departamento de Magdalena (24%), donde tan sólo el municipio de Plato concentra 252.400 ha; seguido de los departamentos de Bolívar (851.500 ha), Cesar (808.000 ha) y Tolima (723.200 ha) (Fig. 26). A nivel de subunidades hidrográficas, el Bajo Magdalena-Cauca concentra el 24% (1.440.000 ha) de las áreas en proceso de desertificación en la cuenca, las cuales ocupan el 48% de la extensión territorial de la subunidad. Como se observa en la Tabla 14, la subunidad hidrográfica Deltas del Magdalena concentra 1.083.200 ha en 1.600.000 Hectáreas en proceso de desertificación 1.400.000 1.200.000 1.000.000 800.000 600.000 400.000 200.000 0 Magdalena Cesar Valle del Cauca Córdoba Atlántico Antioquia Cauca Norte de Santander Boyacá Figura 26. Número de hectáreas en proceso de desertificación en los departamentos con incidencia territorial sobre las planicies inundables en 2005 (Fuente: MAVDT 2005). PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 417 proceso de desertificación que equivalen al 85% del total territorial de la subunidad. Adicionalmente, se determinó que de las 294.700 ha categorizadas con desertificación alta, el 48% se encuentra en la subunidad hidrográfica del Cauca, seguida por el Alto Magdalena con el 20%, Medio Magdalena con 14% y Deltas del Caribe con 13% (Tabla 15). Los municipios con mayor concentración son Huila en Neiva (23.200 ha), Los Santos en Santander (18.600 ha), Cali (18.300 ha) y Palermo en Huila (15.000 ha). La desertificación de los suelos supone la disminución en la producción de alimentos debido a la pérdida de fertilidad, esto tiene serias implicaciones para el bienestar humano, pues involucra la soberanía alimentaria, la economía local y la salud. Cambio en la oferta y dinámica hídrica La dinámica del agua en las planicies inundables de la cuenca MagdalenaCauca está relacionada con el comportamiento del clima en general. De acuerdo al IDEAM (2010), la manifestación del fenómeno de El Niño trae consigo una reducción en promedio del 26% de los caudales de la macrocuenca, con respecto a los años normales; de un 38% en la cuenca media del río Cauca y hasta de un 30% en los ríos Sogamoso y Suárez. A su vez, la reducción de los caudales trae consigo conflictos por el uso del recurso hídrico. El fenómeno del Niño ocurrido durante los años 2009-2010 causó un desabastecimiento de agua en unos 130 municipios del país. De acuerdo con los datos suministrados por el Banco Mundial (2012), que analiza dos periodos de tiempo en los que se manifestó El Niño en Colombia (1997-1998 y 2009-2010), los departamentos con incidencia territorial sobre las planicies inundables que concentran el mayor número de municipios con desabastecimiento hídrico en el tiempo, son Boyacá, Cundinamarca y Bolívar (Fig. 27). Sumado a esto, las sequías prolongadas y recurrentes en los sistemas acuáticos pueden llevar a la restructuración y degradación ecosistémica, si se tiene en cuenta que los cambios en el clima local se traducen en alteraciones de la dinámica hídrica, lo que a su vez se manifiesta en el aumento de la temperatura del agua, impactos sobre la fauna acuática y mayores niveles de sedimentación hasta la colmatación de cauces de ríos, quebradas y humedales. Subunidades hidrográficas Hectáreas en proceso de desertificación % respecto al total de áreas desertificadas % respecto al área ocupada por la subunidad Alto Magdalena 1.105.500 19 18 Medio Magdalena 788.100 13 16 Cauca 622.200 11 8 Porce - Nechí 100 0 0 Bajo Magdalena - Cauca 1.440.000 24 48 Cesar 841.300 14 75 Deltas del Magdalena 1.083.200 18 85 Total 5.880.400 100 24 Tabla 14. Áreas en proceso de desertificación en las planicies inundables de la macrocuenca Magdalena-Cauca. PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES - Hectáreas + % + 418 Inundaciones La historia de los pueblos que han habitado las planicies inundables de esta cuenca ha estado acompañada por cambios en el nivel del agua e inundaciones periódicas, lo cual ha permitido la consolidación de culturas ribereñas, cuyos medios de producción eran una combinación de agricultura, pesca y caza, adaptada según la estación –seca o húmeda– y a la disponibilidad de los playones, las ciénagas y las selvas (Fals Borda 1980). Así, los Zenúes desarrollaron la arquitectura anfibia de camellones entre los ríos Sinú y San Jorge, que permitieron el desarrollo de la agricultura durante los 365 días del año, sin importar el periodo climático (Plazas et al. 1993). Recientemente, la naturaleza de las planicies inundables y su dinámica hidrológica es vista como amenaza para los pueblos, los sectores económicos y la economía del país; si bien estas se han presentado a lo largo de toda su historia; Carvajal (2011) sostiene que el agua de las planicies y las inundaciones empezaron a ser vistas como obstáculo para el desarrollo a mediados del siglo XX, pues limitaban el aprovechamiento de los recursos naturales y frenaban la expansión agropecuaria, lo cual impulsó el inicio desenfrenado de construcción de obras de infraestructura e hidráulicas a fin de mitigar los efectos de las inundación. Hoy por hoy, la alteración de los ecosistemas terrestres y acuáticos a causa de los cambios en el uso del suelo y aguas, el inapropiado ordenamiento territorial, los diseños inadecuados para el control y la variabilidad climática (p.e. fenómenos como La Niña) han incrementado la frecuencia y magnitud de las inundaciones en la región. En la memoria colectiva de los colombianos aún son recientes las imágenes de la catástrofe generada por la Ola Invernal 2010-2011. Más de dos millones de personas damnificadas, daños en infraestructura de vivienda, comunicación, servicios y administración pública (Fig. 28); pérdida de cultivos, sistemas productivos y costos que ascienden a $11,2 billones de pesos (CEPAL 2012). En las planicies del Magdalena-Cauca, las áreas inundadas alcanzaron 1.151.727 de hectáreas, principalmente en Bolívar, cuyas 319.525 hectáreas representan el 28%, seguido por Córdoba (142.691 ha) y Magdalena (134.924 ha)(IGAC et al.) (2011) (Fig. 29). La inundación es parte del ciclo hidrológico de las planicies inundables, pero la influencia humana ha generado severos desbalances en los patrones de frecuencia, duración e intensidad del periodo de anegamiento. Este cambio ha causado, entre otras cosas, la prolongación del periodo de anegamiento y, en consecuencia, la desaparición de aquellas comunidades vegetales que, no siendo acuáticas, han quedado sumergidas por largos periodos de tiempo. El impacto producido por el ingreso de enormes cantidades de sedimento depositados sobre los humedales ha sido de gran magnitud. Estos eventos han acelerado los procesos de colmatación de los cuerpos de agua de las planicies inundables. Un ejemplo de lo anterior se registró en el corregimiento de Palenquillo, en Gamarra (Bolívar). La ciénaga en este territorio hace parte del gran complejo cenagoso que va desde el sur de Bolívar hasta la ciénaga Zapatoca, cuya dinámica hidrológica depende de la influencia que ejerce el río Magdalena, los caños que interconectan el complejo y el aporte que realizan las microcuencas provenientes de la serranía de Perijá. Sin embargo, la pérdida de la vegetación que cubría los diques naturales y por consiguiente el debilitamiento de las estructuras de control del ingreso de los flujos de agua, junto a la presión ejercida por el aumento de los caudales en la temporada invernal del 2011, ocasionó la ruptura en el dique que permitió el ingreso del agua y sedimentos. Estos depósitos de sedimento en la ciénaga consolidaron una serie de playones y generaron la pérdida de cerca del 70% de su extensión y 80% de su profundidad (Fig. 30). Esto ha representado un impacto al bienestar económico y social de los habitantes del corregimiento (Fundación Alma 2013). Por otra parte, la acumulación de grandes volúmenes de agua y sedimentos (relación 40/60, aproximadamente) puede favorecer la ocurrencia de movimientos rápidos en masa, avalanchas o deslizamientos. De acuerdo con UT Macrocuencas (2014), las cuencas de los ríos Aipe (Alto Magdalena), Lebrija (Medio Magdalena) y el Brazo de Morales (Medio Magdalena) son las más propensas a generar desastres de este tipo en la macrocuenca. Durante la Ola invernal 2010-2011 se presentaron 778 emergencias por deslizamientos y avalanchas, siendo los departamentos de Santander, Norte de Santander, Bolívar, 2. En 1956, diversos autores describen las crecientes históricas del río Cauca manifestadas en los años 1916, 1932, 1934 y 1938; entre 1921-2003 se reportaron cerca de mil desastres históricos por inundaciones, lluvias y avenidas torrenciales en el Valle Alto del río Cauca (Carvajal 2011). PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 419 Boyacá Cesar Sucre Cundinamarca Magdalena Bolívar Atlántico Antioquia Santander Huila Valle del Cauca Norte de Santnder Risaralda Cauca 0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 Número de municipios con desabastecimiento de agua 1997-1998 2009-2010 Figura 27. Número de municipios con desabastecimiento de agua ocasionados por el fenómeno de El Niño 1997-1998 y 2009-2010 (Fuente: Banco Mundial 2012). PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 420 Figura 28. Viviendas afectadas a orillas del río Magdalena. Antioquia y Magdalena los más afectados. Impactos socioeconómicos y culturales Los impactos generados por los fenómenos climáticos han sido diversos. Para el periodo trascurrido entre 1971 y 2002, hubo 7.769 muertes y 1.431.335 personas damnificadas en Colombia como consecuencia de eventos relacionados con inundaciones (76%) y deslizamientos (4%) (Cardona y Yamín 2007). A esto se le suman los más de 3,2 millones de personas damnificadas, 1.374 vidas perdidas y 1.016 desaparecidos que dejó a su paso La Niña del 2010-2011 en el país, siendo los departamentos de Atlántico, Bolívar, Magdalena, Antioquia, Cesar, Córdoba, Norte de Santander y Santander donde se registró el 38% de las muertes. En cuanto al número de personas damnificadas por la Ola Invernal, CEPAL (2012) indica que los 17 departamentos de las planicies inundables concentraron el 76% damnificados (2.574.582) respecto al total nacional (3.219.239 de personas), siendo Bolívar, Magdalena, Cauca y Córdoba los que registraron el mayor número de personas damnificadas (Fig. 31). De acuerdo al Banco Mundial (2012), entre 1970 y el 2011 se destruyeron más de 190.000 viviendas. Las inundaciones causaron el 42% de estas destrucciones (79 mil unidades), los deslizamientos el 9% y los incendios y vendavales el 19%. Lo anterior fue ampliamente superado por los daños causados por la Ola Invernal 2010 – 2011; tan solo para los 17 departamentos de la cuenca, 471.118 viviendas fueron destruidas, siendo Bolívar, Magdalena y Cauca los más afectados (CEPAL 2012). Colombia perdió entre 1970–2010 más de 7,1 millones de dólares a causa de los desastres relacionados con fenómenos de variabilidad climática (Banco Mundial 2012). Esto, sumado a los seis millones de dólares (11,2 billones de pe- PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES sos) que dejaron los daños de vivienda, infraestructura, servicios y medios de producción originados entre el 2010-2012, representan una gran pérdida de capital para la nación (CEPAL 2012). En la Tabla 16 se muestran las pérdidas monetarias ocasionadas por la Ola Invernal (2010 – 2011), el 86% en las planicies inundables, principalmente en Bolívar, Valle del Cauca y Atlántico. Estos fenómenos tienen repercusiones directas sobre la soberanía alimentaria del país. Como se muestra en la Fig. 32, existe una correlación entre el incremento de los precios de la canasta familiar medido por IPC (Índice de Precios al Consumidor) y la ocurrencia de un evento climático extremo. De acuerdo con Mejía (2007), el efecto de sequías prolongadas como las ocurridas en los años de El Niño traen consigo una caída del 5% en los rendimientos agrícolas del país. Asimismo, la economía e inflación del país se ven afectadas por las variaciones climáticas, si se tiene en cuen- 421 Bolívar Córdoba Magdalena Antioquia Santander Sucre Cesar Atlántico Cundinamarca Norte de Santander Boyacá Total Valle del Cauca Huila Cauca Risaralda 0 50.000 100.000 150.000 200.000 250.000 300.000 350.000 No. Hectáreas inundadas 2010 - 2011 Figura 29. Número de hectáreas inundadas durante el periodo 2010 – 2011 (Fuente: IGAC et al. 2011). PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 422 Figura 30. Deterioro de la ciénaga de Palenquillo (Gamarra – Cesar) por ingreso de sedimentos durante las inundaciones del 2011. Subunidad Municipio Hectáreas con desertificación alta % de la subunidad % Total Neiva 23.200 40 8 Palermo 15.000 26 5 Alpujarra 13.200 23 4 Carmen de Apicalá 5.600 10 2 Chaparral 500 1 0 Prado 100 0 0 57.600 100 20 Departamento Huila Alto Magdalena Tolima Total Subunidad Tabla 15. Áreas con problemas de desertificación en las subunidades - Hectáreas + % + hidrográficas de la macrocuenca (MAVDT 2005). PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 423 Cauca Cauca Santander de Quilichao 11.600 8 4 El Tambo 9.100 6 3 Buenos Aires 300 0 0 Santiago de Cali 18.300 13 6 Yumbo 13.700 10 5 Yotoco 11.400 8 4 Zarzal 8.900 6 3 Palmira 8.800 6 3 Anserma Nuevo 8.400 6 3 Candelaria 6.000 4 2 Cartago 5.800 4 2 Roldanillo 5.600 4 2 Obando 5.100 4 2 Jamundí 5.000 4 2 Buga 4.100 3 1 Vijes 4.000 3 1 San Pedro 3.900 3 1 La Unión 3.700 3 1 Toro 3.400 2 1 Riofrio 3.300 2 1 Andalucía 2.400 2 1 142.800 100 48 Valle del Cauca Total Subunidad Medio Magdalena Caldas Victoria 2.500 6 1 Santander Los Santos 18.600 44 6 Barichara 14.700 35 5 Villanueva 6.500 15 2 42.300 100 14 Pueblo Nuevo 13.600 92 5 Puerto Libertador 1.200 8 0 14.800 100 5 Sabana Larga 13.100 35 4 Malambo 6.100 16 2 Luruaco 4.700 13 2 Barranquilla 3.500 9 1 Ciénaga 9.800 26 3 37.200 100 13 Total Subunidad Bajo Cauca Magdalena Córdoba Total Subunidad Deltas del Magdalena Atlántico Magdalena Total Subunidad TOTAL Tabla 15. Áreas con problemas de desertificación en las subunidades 294.700 - Hectáreas + % + hidrográficas de la macrocuenca (MAVDT 2005). PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 424 Departamentos Hábitat Infraestructura Servicios y administración pública Productivo Total % Total Nacional Bolívar 631.088 223.399 120.287 203.530 1.178.304 10,5 Valle del Cauca 149.860 77.915 704.440 31.532 963.747 8,6 Atlántico 650.769 98.802 141.565 15.945 907.081 8,1 Magdalena 392.176 128.424 152.479 110.612 783.691 7,0 Antioquia 227.491 100.970 329.634 41.301 699.396 6,2 Norte de Santander 200.860 40.816 422.911 5.934 670.521 6,0 Santander 218.513 41.531 321.662 61.305 643.011 5,7 Sucre 232.117 137.155 129.011 113.665 611.948 5,5 Cundinamarca 89.443 25.261 379.216 32.610 526.530 4,7 Córdoba 256.234 71.376 94.512 82.891 505.013 4,5 Cauca 256.244 21.400 167.492 3.731 448.867 4,0 Cesar 197.108 6.279 135.051 43.333 381.771 3,4 Tolima 187.877 29.594 115.159 6.097 338.727 3,0 Boyacá 93.978 11.592 208.208 4.240 318.018 2,8 Caldas 145.782 19.198 104.845 4.393 274.218 2,4 Risaralda 58.253 41.643 88.378 8.226 196.500 1,8 Huila 39.177 16.011 71.533 9.965 136.686 1,2 Total 4.026.970 1.091.366 3.686.383 779.310 9.584.029 85,6 Tabla 16. Pérdidas económicas (millones de pesos) causadas por el - Millones de pesos + Total + fenómeno de La Niña 2010 – 2011 (CEPAL 2012). PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 425 ta que el IPC está compuesto en un 28,2% de alimentos, la mayoría no procesados y sensibles al clima (Serfinco 2014). El evento El Niño de 1991-1992 generó fuertes impactos en generación eléctrica, pues el país no contaba con fuentes generadoras alternativas suficientes para suplir la reducción hidroenergética, lo que condujo a un ra- cionamiento del 26% y causó pérdidas superiores a los US$100 millones (Carvajal, Jiménez y Materón 1998). A partir de esto, el país implementó el Plan de Expansión Eléctrico con el fin de incrementar la capacidad de generación térmica y el suministro de gas (DNP 1997). Es importante considerar el impacto directo sobre las poblaciones más vulne- rables, es decir, aquellas que cuentan con bajo nivel de bienestar y que dependen de los recursos naturales para su sustento. Tal es el caso de los pueblos de pescadores artesanales que habitan las planicies inundables del Magdalena-Cauca, quienes han visto reducidas sus posibilidades de sustento en el tiempo. Huila Risaralda Cundinamarca Boyacá Santander Nte. de Santander Tolima Sucre Cesar Valle del Cauca Atlántico Córdoba Cauca Magdalena Bolívar 0 50.000 100.000 150.000 200.000 250.000 300.000 350.000 400.000 450.000 Personas damnificadas Ola Invernal 2010 - 2011 Figura 31. Número de personas damnificadas durante la Ola Invernal 2010 – 2011 por departamento con incidencia en las planicies inundables. (Fuente: CEPAL 2012). PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 426 120 3 2,5 110 2 100 1,5 1 90 0 80 -0,5 -1 70 -1,15 1996 1998 Índice de precios relativos de alimentos 2003 Índice Oceánico de El Niño Periodo con Fenómeno de El Niño Niño 2009 2010 Abril Junio 2011 Noviembre Enero Marzo Agosto Mayo Octubre Julio 2008 Diciembre Febrero Abril 2007 Septiembre Junio 2006 Noviembre Enero Marzo 2005 Agosto Mayo 2004 Octubre Julio Diciembre Febrero Abril 2002 Septiembre Junio 2001 Noviembre Enero Marzo 2000 Agosto Mayo 1999 Octubre Julio Diciembre Febrero Abril 1997 Septiembre Junio Noviembre -2 Enero 60 2012 Niña Figura 32. Número de personas damnificadas durante la Ola Invernal 2010 – 2011 (Fuente: CEPAL 2012). PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 427 PRESIONES E IMPACTOS DE LOS MOTORES DE TRANSFORMACIÓN SOBRE LAS PLANICIES INUNDABLES 428 Bibliografía Agudelo, D. A., M. F. Cerón y A. Hurtado. 2007. 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