Virtudes a practicar para disminuir los defectos: Envidia: reconocer las cualidades los demás, reconocer las mías, sentirme orgulloso de ellas y ponerlas al servicio de Dios y de los demás. Soberbia: humildad, sencillez, reconocer que mis cualidades son un regalo de Dios. Ira, Enojo: paciencia. Mentira: sinceridad, honradez, rectitud de intención. Pesimismo o negativismo: optimista (que veo lo bueno que puede pasar) positivo. Egoísmo: generosidad, dar de mí a los demás. Pereza: fortaleza, decisión, entusiasmo. Rencor: perdón, disculpa, humildad, generosidad. Chismoso o enredoso: ver lo bueno de las personas y decírselo, trabajar en mi superación y en la de mi familia. 6. Voy a ser positivo, fijándome en lo bueno de las personas y de las situaciones. 7. Voy a ocupar mi tiempo en cosas de provecho sin descuidar mis obligaciones de esposo y padre. 8. Voy a ponerme una meta concreta a largo plazo (voy a ser mejor esposo y mejor papá, voy a volver a enamorar a mi mujer), y para llevarla a cabo voy a ponerme algunas metas a corto plazo, (voy a rezar más para pedirle a Dios que me ayude, voy a leer un libro sobre el matrimonio o la educación de los hijos.) 9. Voy a hacer un Balance al final de todos los días: reflexionar qué hice bien para repetirlo mañana y qué hice mal para procurar no volver a hacerlo. VOY A RECORDAR QUE DIOS ME AMA INMENSAMENTE Y QUIERE QUE SEA FELIZ. ESA FELICIDAD LA VOY A ENCONTRAR AMANDO LA FELICIDAD La felicidad es algo interno y personal, y aunque las cosas externas pueden contribuir a ella, la verdadera felicidad la encontramos en nosotros mismos, amando a Dios y a los demás. La felicidad no se puede comprar ni consiste en tener muchas cosas, sino en gozar y valorar lo que tenemos. La felicidad es una actitud, una manera de vivir, no un destino. Viene de adentro, cuando vivimos en paz con Dios, con nosotros mismos y con los demás. El amor es la clave para la felicidad, entre más amemos, más felices seremos, pues Dios nos hizo POR amor y PARA el amor. ¿Qué hago yo para ser feliz? La felicidad es algo que Dios nos ofrece, pero con nuestra libertad podemos elegir ser felices o no. La actitud que tomemos ante la vida, las ganas con las que hagamos las cosas, la voluntad que pongamos en crecer como personas, es lo que nos va a llevar a ser felices o no. Yo puedo escoger trabajar, hacer deporte o atender a mi esposa y a mi familia o por el contrario puedo hacerlo con desgane y hasta con coraje. El ser positivo, me ayudará a ver todas las cosas buenas que hay a mi alrededor, a ver las cualidades de los que me rodean y las mías. Esto me va a dar felicidad. Dios me creó para ser feliz y esa felicidad la voy a encontrar en el amor: AMAR QUIERE DECIR BUSCAR EL BIEN DEL SER AMADO -Amor a Dios, rezando para recibir sus regalos y para pedirle ayuda. Dios puso en el corazón del hombre el deseo de felicidad, es por eso que el hombre amando a Dios y a su prójimo, encuentra la felicidad. Aun estando lejos de Dios, podemos alcanzar la felicidad, pero una felicidad incompleta, limitada, pues nosotros somos seres limitados, imperfectos. En cambio, si estamos de la mano de Dios, nuestra felicidad puede ser ilimitada, infinita, perfecta, pues es Dios el que comparte su felicidad con nosotros y Él es infinito, ilimitado, perfecto. La felicidad que Dios nos ofrece, nos rebasa, está más arriba de nuestras limitaciones. -Amor al prójimo, buscando el bien sobre todo de mi esposa e hijos. Los hombres jugamos un papel importante en el desarrollo sano y feliz de nuestra familia. Nuestro hogar, debe de ser un refugio de paz y alegría para nuestra esposa e hijos y para nosotros mismos, no un lugar que esté lleno de gritos, reproches, problemas, regaños -Amor a mí mismo, creciendo física, intelectual y espiritualmente. Soy una persona VALIOSÍSIMA, a la que Dios ama inmensamente. Tengo muchas cualidades que cuando las practico, hago felices a los demás. También tengo algunos defectos que puedo ir borrando con la práctica de las virtudes. Cuando practico las virtudes (amor, sinceridad, alegría), crezco como persona y eso me hace feliz, además me ayuda a relacionarme mejor con mi familia, lo que nos hace a todos más felices. Es importante conocerme, para ello debo reflexionar sobre mis sentimientos, reconocerlos aceptarlos. Esto me ayudará a tener control sobre mí misma. Cuando ocupo mí tiempo en cosas de provecho (aprender cosas nuevas, leer, trabajar, pasar tiempo con mi esposa e hijos, arreglar mi casa, ponerme metas), enriquezco mi persona y soy más feliz. PARA PRACTICAR: 1. Voy a rezar un poco más cada día, voy a ser más amigo de Dios, junto a Él voy a poder hacer las cosas mucho mejor. (Si no rezo nada, voy a persignarme y a invitar a Dios a mi corazón, si sólo rezo en la mañana, voy a rezar también en la noche, voy a platicar con Él durante el día). 2. Voy a hacer lo que más convenga a mi esposa y a mis hijos. (Voy a estar alerta de cómo los puedo hacer felices.) 3. Voy a reconocer y aceptar mis sentimientos, preguntándome en diferentes situaciones ¿qué siento y por qué? los voy a apuntar y les voy a poner su nombre. (Tristeza, alegría, enojo, coraje, envidia, etc.) Voy a reflexionar qué es lo que me hace sentir así. Cuando lo haya reflexionado y aceptado, voy a buscar un remedio si es un sentimiento que me daña (envidia, coraje, resentimiento); y si es un sentimiento que me hace crecer (alegría, satisfacción, paz), voy a pensar qué puedo hacer para obtenerlo más seguido. 4. Voy a reconocer y escribir mis cualidades. Las voy a poner en práctica mucho. 5. Voy a identificar el defecto que más me hace daño y lo voy a ir disminuyendo con la práctica de las virtudes contrarias (si soy enojón, voy a tratar de ser amable).