ELIMINA COREA DEL SUR LIBROS EN ESCUELAS El año pasado Corea del Sur decidió erradicar los libros de las escuelas para antes del 2015. Los alumnos, convinieron las autoridades educativas, del país asiático, aprenderían a través de material electrónico, fundamentalmente con computadoras de pantallas táctiles conectadas a internet. La medida, suavizada en los últimos meses tras recibir mucha oposición y quejas, es un ejemplo de cómo ésta nación ha introducido las nuevas tecnologías en sus aulas, consiguiendo resultados sorprendentes. Hace medio siglo, el nivel de desarrollo de Corea del Sur era similar al de Afganistán, según la OCDE. Hoy, y a pesar de no disponer de recursos naturales, su renta per cápita es parecida a la de los países de la Unión Europea y su industria tecnológica y políticas económicas se suelen poner como modelo a seguir para el mundo del desarrollo. La educación es uno de los pilares de esta revolución. Durante las últimas dos décadas y sin elevar los costes por alumno por encima de la media que indica la OCDE, los surcoreanos han conseguido crear uno de los sistemas educativos más competitivos del planeta. Tras décadas de mejoría, la reforma decisiva se aprobó en 1995, cuando el Gobierno creó un comité para renovar profundamente el sistema y de acuerdo a los nuevos tiempos. Además de dar más flexibilidad y libertad a instituciones y estudiantes, se aprobó un ambicioso plan para introducir tecnología en las aulas, creando el Sistema Coreano de Educación e Investigación, organismo encargado del cambio. Desde entonces se potenció la enseñanza on-line y se crearon herramientas en Internet para complementar la educación presencial con materiales “on-line” y para animar a los adultos a mejorar y actualizar sus conocimientos. Los estudiantes surcoreanos se acostumbran desde pequeños a aprender con hipertextos, videos, charlas digitales, podcast, aplicaciones para “smart phones”, juegos electrónicos, gadgets y todo tipo de aplicaciones educativas que aprovechan las ventajas de las nuevas tecnologías. “El e-learning es el futuro y lo que nosotros estamos creando es una sociedad basada en el futuro. Esto no solo es una ventaja para los estudiantes, sino también para las empresas que desarrollan las nuevas herramientas necesarias para el cambio. Es lo mismo que intentamos hacer con las energías verdes. Posicionarnos los primeros”, explicó Park Kyung, funcionario del Instituto de Educación Coreano. El salto en la calidad lectiva no solo se fundamenta en una mayor inversión tecnológica en las aulas escolares. Otros factores contribuyen a ello, por ejemplo la potenciación de los estudios científicos y económicos sobre los humanísticos y la calidad del profesorado, constituyendo los salarios un 75 por ciento del presupuesto, destinado a educación. El mercado laboral educativo surcoreano es casi tan competitivo como el de los puestos ejecutivos de las empresas. Escuelas institutos y universidades buscan a los mejores talentos y están dispuestos a pagar por ello. Por el contrario, las aulas están más masificadas que en el resto de los países de la OCDE, con una media de 32.7 estudiantes por profesor, más del doble que en México (14.4) o Japón (10.4). “La disciplina surcoreana hace más manejables a los alumnos”, aseguró el profesor Park Kyung. La mentalidad y cultura surcoreana también influyen. En este país, brillar en los estudios es la mejor manera de conseguir prestigio social, siendo la educación una autentica prioridad para todas las familias.