Res 101 F 206 T 12 - Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe

Anuncio
SALA CIVIL SEGUNDA
Resol. N° 101 Folio 206
Libro 12
En la ciudad de Santa Fe, a los 07 del mes de junio del año 2011, se reunió la
Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial en Tribunal Pleno (art. 28, Ley 10160),
integrada por los Dres. Raúl J. Cordini, Abraham L. Vargas, Edgardo I. Saux, Enrique
C. Müller, Armando L. Drago, María Cristina De Césaris, Estela Aletti de Tarchini,
Norah S. Echarte y Beatriz Miró Plá con el objeto de unificar jurisprudencia, evitando
fallos contradictorios, respecto de la interpretación del artículo 267 de la Ley 24.522,
solicitado por el síndico mediando escrito de fecha 13/02/2008 (fs. 308/311 vto.), en
los autos caratulados “MANSILLA, ALBERTO FERNANDO s/ CONCURSO
PREVENTIVO (HOY QUIEBRA)” (Expte. N° 262 - Año 2007). Acto seguido el
Tribunal Pleno estableció el orden de votación conforme con el estudio de los autos:
Dr. Müller, Dr. Drago, Dra. De Césaris, Dr. Cordini, Dr. Saux, Dra. Echarte, Dra.
Tarchini, Dra. Miró Pla y Dr. Vargas, y se planteó para resolver las siguientes
cuestiones:
Primera: ¿A los fines regulatorios en la quiebra liquidativa, si el piso que
establece el art. 267 L.C.Q., en especial referencia al de tres sueldos de Secretario
de Primera Instancia de la jurisdicción en que se tramita el juicio, supere el 12% del
activo realizado, corresponde respetar dicho mínimo o debe prevalecer la pauta del
12 por ciento?.
Segunda: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictarse?.
A la primera cuestión, el Dr. Müller dijo:
Que en la intención de dar respuesta al interrogante que nos convoca, y como
oportunamente lo manifestara al emitir mi voto en el Pleno "Camarasa Lombardi y
Cía. (L.C.O.) S.A. s/ Quiebra" de fecha 09/02/2001 - Fallo N° 92980 Sala Civil 1ra.,
Resolución N° 2, Folio 418, T. 48, entiendo importante destacar liminarmente que la
interpretación de la ley debe practicarse computando la totalidad de sus preceptos,
de manera que en tal tarea se armonicen todas las normas que atañen a la
legislación falencial, porque como bien se ha señalado, el orden jurídico es un
sistema de unidad coherente y jerárquicamente escalonado, que exige la
compatibilidad vertical y horizontal de todas sus normas (CNFedSeg. Social, Sala II,
marzo 16-998 - Comunidad Bet-El c. Dirección General Impositiva - DT, 1998-B,
1528) .
Que en tal inteligencia, si bien el art. 267 de la Ley 24.522, al establecer que
los honorarios de los funcionarios y profesionales no puede "ser inferior ... ni a tres
(3) sueldos del Secretario de Primera Instancia ... ni superior al doce por ciento
(12%) del activo realizado", no nos precisa qué ocurre cuando el mínimo supera el
máximo que se indica, me apresuro a manifestar -en reiteración de lo ya dicho- que
1
en la especie, debe prevalecer el mínimo tarifado -tres sueldos de Secretario-, aún
cuando supere el máximo porcentual señalado.
Que en efecto, ello es así: a) porque en la faena regulatoria cuando se alude
en la ley concursal a tomar como pauta regulatoria los sueldos de Secretario, nunca
ata tal patrón a porcentaje alguno; pudiéndose dar como ejemplo de ello lo
establecido en el art. 266 de la Ley 24.522, cuando luego de señalar los porcentajes
a respetar, precisa que la regulación no podrá ser inferior a dos sueldos de
Secretario de Primera Instancia; b) porque la disminución de la onerosidad por la
carga de honorarios de síndicos, abogados y otras profesiones acometida por la ley
de mención, en relación al régimen anterior de la Ley 19.551, nos lleva a aplaudir
soluciones como las propuestas, pero no nos impide apreciar que en la búsqueda de
retribuciones decorosas, nos señala límites que debemos respetar aún cuando se
superen los porcentajes fijados (Julio César Rivera, "Instituciones de Derecho
Concursal”, t. I, p. 156, 1996, Rubinzal-Culzoni Editores); c) porque como bien
predica Rouillon (LLLitoral, 1998-1359), “la circunstancia de que el producto se agote
sin distribuir a los acreedores luce como argumento más efectista que real. En la
quiebra liquidativo-distributiva, el reparto se hace según un orden de jerarquías
("ranking") que responde a los privilegios o preferencias legales (arts. 239 y sigtes.,
Ley 24.522). Ello así, y al ser posible (en la práctica, suele ser la regla) que el
producto no alcance para cubrir el ciento por ciento de las acreencias, el déficit del
activo se traduce en la insatisfacción -parcial o inclusive, total- de una o de varias
categorías de acreedores, según fuera el peldaño de la escala jerárquica en que se
produjese el agotamiento del dinero repartible. Por caso, cuando ello ocurre después
de pagados los acreedores del concurso, quedan sin cobrar los privilegiados
generales, los quirografarios y los subordinados (si hubiese). Mas todavía. Si el
producto se consumiese en la atención de los privilegiados especiales, ni siquiera
cobrarían los acreedores del concurso (o "gastos de administración y justicia"), con lo
que es posible que en una quiebra liquidativa con producto considerable, en la cual la
regulación de los letrados y funcionarios fuese superior a los tres sueldos de
Secretario por aplicación de las porcentualidades del art. 267 cit., dichos funcionarios
no cobrasen por la postergación que a su crédito podría imponerles la existencia de
créditos de mejor rango como, por ejemplo, privilegiados especiales por monto que
superase el producto de la liquidación. En definitiva, en la quiebra liquidativa nadie
tiene asegurado el cobro al partirse de la premisa de que el pago está condicionado
a la existencia y cuantía del producto. Al ser éste, por lo general, escaso, la
insatisfacción de una o varias categorías es previsible, posible jurídicamente al existir
2
privilegios y comprobable en la experiencia cotidiana. Porque el déficit de activo
suele ser frecuente -precisamente, por eso-, el legislador ha querido asegurar a
ciertos acreedores mejor rango, privilegios o preferencias que los protejan de la
contingencia de la no percepción de su crédito. Los letrados y funcionarios de la
quiebra liquidativa también son acreedores, con peor rango que los privilegiados
especiales, con igual rango que el resto de los gastos de administración y justicia
(art. 240 Ley 24.522), y con mejor rango que el resto de los privilegiados generales,
quirografarios y subordinados. Al habérseles asegurado a aquéllos un mínimo
retributivo "despegado" de las contingencias porcentuales en las quiebras liquidadas
de poca monta, mediante los susodichos "tres sueldos del Secretario", el legislador
ha querido asegurar una retribución justa a esos acreedores cuya causa proviene de
actuación en beneficio común; y al otorgárseles jerarquía de acreedores del concurso
(art. 240 ley cit.), resulta posible en derecho que ellos desplacen a los otros
acreedores de inferior rango (confrontar: Rivera - Roitman - Vítolo, "Concursos y
Quiebras. Ley 24.522", p. 409, Ed. Rubinzal-Culzoni)”; y d) porque si de lo que se
trata es de evitar que no se consuma el activo o gran parte del mismo, con los
estipendios que se establezcan, la propia ley de falencia es la que señala el camino a
seguir, que no es el de atar el mínimo de tres sueldos del Secretario a un porcentaje
como se postula, sino por el contrario atender a lo expresamente establecido en el
art. 271 de dicho cuerpo legal, que nos determina claramente cuándo y en qué
circunstancias, podremos efectuar regulaciones sin atender a los mínimos fijados
legalmente. Amén de que el tiempo transcurrido sirvió para poner en evidencia que el
actual esquema legal permitió el pedido de su propia quiebra por personas físicas,
que utilizaron la falencia con fines alejados a los perseguidos por la misma, cuando
la aplicación del mínimo de mención en estos casos hubiese cumplido con un fin
moralizador, y a su vez hubiese actuado como disuasivo de tales peticiones.
Por lo expuesto, considero que en el caso de la quiebra liquidativa (art. 267 ley
concursal) el conjunto de los honorarios de los funcionarios y profesionales no puede
ser inferior a tres sueldos de Secretario aún cuando con ello se supere el 12% del
activo realizado. Y sin perjuicio de lo establecido en el art. 271 del mismo cuerpo
legal.
A la misma cuestión, el Dr. Drago expresó idénticos fundamentos a los
expuestos por el Dr. Müller y votó en igual sentido.
A la misma cuestión, la Dra. De Césaris dijo:
La Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial que tengo el honor de integrar
ha sido convocada -nuevamente- para decidir si el mínimo equivalente a tres sueldos
3
del Secretario de Primera Instancia establecido en el art. 267 de la Ley 24.522 para
la regulación de los honorarios profesionales se aplica aún cuando supere el 12% del
activo realizado, o por el contrario prevalece el máximo legal. Adelanto que sumo mi
voto a los emitidos por mis colegas de Sala -Dres. Drago y Müller- y que comparto el
criterio interpretativo expuesto por los Vocales que formaron mayoría en el Pleno de
fecha 05/08/1998 de la Cámara Civil y Comercial de Rosario al que alude el Dr.
Müller en su voto (el fallo está publicado en LL Litoral 1998-2-296), en especial las
consideraciones expuestas en los votos de los Dres. Adolfo Rouillon y María L.
Carbone, sin perjuicio de lo cual, a mayor abundamiento, me permito agregar las
siguientes consideraciones.
La convocatoria de un nuevo Tribunal Pleno para decidir el conflicto que
plantea la redacción del art. 267 de la Ley 24.522 en cuanto utiliza simultáneamente
“dos conceptos heterogéneos” para expresar el tope mínimo y el tope máximo de las
remuneraciones de los funcionarios y profesionales de la quiebra (ver nota de
redacción publicada en LL 2000-F-715) y los recurrentes recursos de los acreedores
de dichas remuneraciones, son reveladoras de que la solución escogida por mayoría
en el Pleno “Camarasa Lombardi y Cia (C.L.O.) S.A.” no encontró aceptable acogida
en el fuero, y ello porque como de algún modo se señala en el voto del Dr. Müller, la
mayoría de los procesos concursales que tramitan en nuestra Provincia son
pequeños concursos, y también la mayor parte de las quiebras carecen de activo o
tienen un activo mínimo que conduce a regulaciones de honorarios irrisorias y
absolutamente desproporcionadas a la labor realizada. En Ponencia presentada en
el VI Congreso Argentino de Derecho Concursal y IV Congreso Iberoamericano de la
Insolvencia celebrado en Rosario en el mes de septiembre de 2006 dimos a conocer
los resultados de un trabajo de campo realizado en los tribunales de la ciudad de
Santa Fe con competencia en concursos, que en el período considerado eran diez
(2001 a junio de 2006 inclusive) y que arrojó como resultado que en ese período
ingresaron un mil seiscientos cuarenta y cinco pedidos de quiebra que representan el
71% de los procesos concursales, de los cuales un mil cuatrocientos veinte, o sea el
86%, son pedidos de quiebra “voluntarios” o sea realizados por el propio deudor. A
su vez, de aquellas 1645 quiebras, el 93% corresponden a personas físicas. También
es útil señalar a los fines de fundar mi decisión, que del relevamiento de los procesos
de quiebra en tres de los diez juzgados surge que en un porcentaje cercano al 80%
esas quiebras carecen de activo o el mismo está representado por un pequeño fondo
producto de la afectación del porcentaje embargable de sueldos, salario o
remuneraciones (la ponencia está publicada en la página 249 y sigs. del Tomo I de
4
Ponencias, publicado por la Facultad de Derecho de la UNR y la Facultad de
Derecho y Ciencias Sociales de la Rosario de la UCA). Esta realidad fue puesta de
manifiesto en varias ponencias cuyos autores abogaron por una solución para los
problemas
que
plantea
la
“insolvencia
o
el
sobreendeudamiento
de
los
consumidores” pero donde también se pusieron de manifiesto las consecuencias del
previsible “trabajo sin remunerar” atendiendo a la comprobada insuficiencia de activo
liquidable y repartible.
Se dirá que estas circunstancias en nada inciden a la hora de interpretar un
texto legal, pero si “no existe base ni positiva ni lógica” para componer la
contradicción resultante de utilizar el artículo 267 en forma “simultánea dos
conceptos heterogéneos (pues) el mínimo fue indicado mediante una cifra autónoma
respecto al activo incautado, mientras el máximo quedó expresado como una parte
del producto de dicho activo” (nuevamente me remito a la Nota de redacción
espigada en LL 2000-F-715), para resolver la antinomia entre esas dos normas,
cronológicamante simultáneas y de igual jerarquía, concretamente establecer cuál es
prioritaria, cabe recurrir a los principios en base al “juicio de ponderación” (sobre el
esquema del razonamiento judicial y la solución de casos difíciles sigo a
LORENZETTI, R. en “Teoría de la decisión judicial”, págs. 181 y sigs. en especial
Cap. IV, Rubinzal-Culzoni Editores, 2006). Coincido con el Ministro Lorenzetti en que
“la decisión de un jurista puede ser analizada como un 'modelo de adjudicación': si
un juez o un legislador pudieran dar a todos los mismos derechos no habría
necesidad de solucionar ningún conflicto. La realidad es que hay proliferación de
derechos y escasez de bienes; derechos que colisionan entre sí y es necesario
adjudicar. Esta constatación obliga a una mirada distinta de la habitual: resolver un
caso complejo o dictar una norma legal, importa una decisión de adjudicación de
recursos escasos, para las que se necesita un criterio...Lo expresado sobre el juicio
de ponderación y el modelo de adjudicación son desarrollos más específicos de una
antigua regla de interpretación: los derechos consagrados en la Constitución
Nacional deben ser interpretados armónicamente, de modo que unos no excluyan a
otros” (op. cit. Pág. 255 y sigs.).
En el caso que nos convoca, se constata una situación de conflicto entre dos
principios contrapuestos: por un lado el principio de economía de costos y reducción
de los gastos de conservación y justicia que está presente en el criterio adoptado por
los jueces que formaron mayoría en el Pleno “Camarasa Lombardi y Cía. S.A.” y en
muchos fallos de distintos tribunales nacionales y provinciales, y por el otro, el
principio de onerosidad del servicio o trabajo relativo a la profesión del que lo prestó,
5
contenido en forma expresa en diferentes normas, por ejemplo los arts. 1623 y 1628
CC, y los estatutos profesionales, y en forma implícita en aquellas de rango
constitucional que garantizan el derecho al trabajo y a la propiedad.
Pues bien: la ponderación de los valores en juego a la hora de estimar los
honorarios en las quiebras en las cuales el monto de tres sueldos de Secretario
establecido como mínimo supere el 12% del activo realizado, me conduce a optar por
la protección del trabajo profesional antes que por la “reducción de costos”, por las
siguientes razones. Primero, porque si de la satisfacción total de uno de los principios
en pugna resulta que se produce la lesión del patrimonio de los profesionales que
intervienen en el proceso, es claro que el juicio de ponderación es errado porque se
ha lesionado el derecho de propiedad que tiene jerarquía constitucional (art. 17 CN y
art. 15 Constitución Provincial). También es errado porque la ley contiene en el art.
271 el “remedio” para solucionar situaciones de inequidad derivadas de la
desproporción entre el monto resultante de establecer tres sueldos de Secretario y la
extensión y calidad de la labor profesional justipreciada, pero no prevé el “remedio”
para la inequidad e injusticia derivadas de aplicar el porcentaje del 12% en quiebras
con activos escasos pero que han transitado por todas las etapas y requerido el
cumplimiento de los deberes y obligaciones que la ley impone sin distinción entre
procesos “pequeños y grandes” (vg. arts. 200 y 275 LCQ). Y por último, porque no
contribuyen a la “reducción de costos” las regulaciones insignificantes en tanto ello
coadyuva a una irreflexiva y generalizada utilización de los mecanismos previstos
para la superación de la insolvencia, con el consiguiente incremento de los costos
que en definitiva soportan todos los contribuyentes.
Finalmente, también considero que ha de servir como guía para el intérprete el
Mensaje de Elevación del Proyecto destinado a reemplazar la Ley 19.551, luego
sancionado como Ley 24.522. Se consignó allí, en el punto 12 subtitulado “economía
de los costos concursales” que “si bien la reducción (de la escala arancelaria) es
propiciada, ello no debe interpretarse como una afectación de legítimas expectativas
de retribución de los profesionales que intervienen en ese proceso, por el contrario,
atendiendo a la realidad de que muchas veces tales estipendios son insuficientes...se
fijan montos de honorarios mínimos para el síndico y otros profesionales
intervinientes en el concurso” (Antecedentes Parlamentarios, año 1995, N° 7, pág.
125 y sigs. ED. LA LEY).
Por ello, y reiterando que coincido íntegramente con los fundamentos
expresados por el Dr. Müller, voto en el sentido de que en la quiebra liquidativa debe
considerarse como monto mínimo los tres sueldos de Secretario aún cuando ello
6
implique un monto superior al 12% del activo.
A la misma cuestión, el Dr. Cordini dijo:
Según lo expuesto en oportunidad de emitir opinión en los autos "Camarasa
Lombardi...", Resolución N° 2, F° 418, L. 48, cuyo criterio mayoriatiro resolvió en
dicho Tribunal Pleno que a los fines de la quiebra liquidativa si el piso que establece
el artículo 267 de la ley concursal, en especial referencia al de tres sueldos de
Secretario de Primera Instancia de la jurisdicción donde se tramita el juicio, supera el
12% del activo realizado, debe prevalecer la pauta del 12% insisto y sostengo dicho
criterio que no es otro que el que mantiene la Sala que integro, asumiendo la
posición de que en los casos de que la quiebra culmine con la liquidación de los
bienes del fallido, o bien en el supuesto de avenimiento (art. 267 LCQ), ante la
situación consistente en que la suma de tres sueldos de Secretario de Primera
Instancia supere el 12% del activo realizado, esta última pauta constituye un techo
que no podrá ser superado por el mínimo previsto. Se impone esta interpretación en
el sentido de que el espíritu que alienta la normativa aplicable en materia de
honorarios fue previsto a los fines no de asegurar un mínimo para los funcionarios y
profesionales intervinientes, sino reducir los montos de los honorarios que en la
anterior legislación podían consumir gran parte del activo (hasta el 25% art. 250 Ley
19.551); y en el mismo sentido, si el mínimo no alcanza a cubrir el valor de tres
sueldos de Secretario de Primera Instancia, es recién que se aplica dicho valor
tarifado (" ... el que sea mayor ... "), que está previsto para establecer un piso mínimo
a regular, pero no para superar el máximo. Es decir se trata de evitar regulaciones
que exhorbiten el activo enajenado, y ello es así ya que si bien el total de las
regulaciones no podrá ser inferior al 4% o a tres sueldos de Secretario de Primera
Instancia, el tope máximo está fijado en el 12% del activo liquidado. "En estas
condiciones, en razón de la redacción del precepto citado y la reducción de las
regulaciones de honorarios introducida por la Ley 24.522, cabe interpretar que este
límite no puede ser superado en ningún caso. De esta manera se concilian ambas
normas, de conformidad con el criterio establecido por la CSJN, en el sentido de que
las leyes deben interpretarse siempre evitando poner en pugna sus disposiciones o
destruir las unas por las otras, debiéndose optar por la interpretación que las concilie
y deje a todas con valor y efecto (CNCom., Sala C, 11/08/2000 "Blokret SA s/
Quiebra") (citado por Rivera, Roitman, Vítolo "Ley de Concursos y Quiebras", To. III,
3era. Ed., Rubinzal-Culzoni Editores, 2005, pág. 616). Y es así que conforme surge
del texto legal "el límite del 12% como monto máximo del total de las regulaciones es
aplicable en cualquier hipótesis, porque la ubicación del mismo dentro de la
7
redacción de la norma no permite otra interpretación" (C.Nac.Com., Sala E,
29/05/1997, JA 1998-1131; en igual sentido CCCom. Jujuy, Sala II, 26/12/1996; LL
1997-C-986).
Considero que no corresponde a los jueces forzar la interpretación de la
disposición legal y si está previsto normativamente que los honorarios puedan
consumir la totalidad de los fondos existentes, es decir superar el 12%, lo es en el
caso de clausura del procedimiento por falta de activo. El síndico, acorde a sus
funciones, debe tratar de recomponer el patrimonio del fallido a los fines de poder
determinar la mayor cantidad de bienes realizables y cuando advierte que estos no
alcanzan para cubrir los gastos incluidos los honorarios en la suma que
prudencialmente se estime, solicitar la clausura como lo indican los artículos 232,
268 y concordantes de la Ley 24.522.
A las resultas del texto legal debe concluirse que la pauta mínima no puede
superar el máximo permitido, " ... la regulación de los honorarios concursales no
puede exceder el 12% previsto por el art. 267 del texto legal vigente. Ante
situaciones en que el monto del capital liquidado resulta de tal exigüedad que no
resiste la aplicación del mínimo mayor (tres sueldos de Secretario de Primera
Instancia) por resultar éste superior, no sólo al 12% previsto como máximo, sino
mayor aún que el importe resultante de la liquidación del activo, resulta de estricta
justicia regular forzosamente el porcentaje previsto como tope legal" (CCC Rosario,
Sala 4ta., "Indelho s/ Conc. Prev. Quiebra", Zeus, 74-R-29 N° 17570). Concordante
con ello se ha sostenido que "si el mínimo arancelario establecido en el art. 267 de la
Ley 24.522 ha sido instituido para evitar remuneraciones desproporcionadas
respecto de la labor profesional efectivamente realizada en el proceso de quiebra, no
parece lógico que por aplicación del piso alternativo de tres sueldos sea posible
vulnerar el tope del 12% del activo realizado ... La protección legal prevista en el art.
267 de la Ley 24.522 está destinada a impedir que los estipendios sean irrisorios con
relación a la labor cumplida por el profesional y a evitar una regulación que desorbite
el activo enajenado" (CNCom., Sala D, 20/12/1996, "Naviera Antares" LL 1997-C986; J. Agrup. caso 22470) y también que ".. corresponde fijar los honorarios del
síndico por su actuación en la quiebra conforme las pautas establecidas en el art.
267 de la Ley 24.522 (Adla, LV-D-4381) y en virtud de ello adoptar el máximo
previsto del 12% del activo realizado, en tanto ese límite es aplicable en cualquier
caso, pues su ubicación dentro de la norma no permite otra interpretación; de lo
contrario podría resultar que los emolumentos consumieran el total del activo
postergando definitivamente a los acreedores, consecuencia no querida por el
8
legislador" (CNCom., Sala E, 13/10/2000, "Marinucci, Horacio s/ Quiebra", LL 2001C-955; DJ 2001-2-564).
En definitiva, debo concluir que de conformidad a los argumentos ut-supra
mencionados, en el caso de la quiebra liquidativa si el mínimo de tres sueldos de
Secretario de Primera Instancia supera el máximo del 12% del activo realizado, este
último deberá ser tenido en cuenta para proceder a la regulación de los honorarios
de los funcionarios y demás profesionales intervinientes en el proceso falencial.
A la misma cuestión, el Dr. Saux dijo:
Que adhiero a los fundamentos que sustentan el voto del Dr. Cordini y expido
el mío en idéntico sentido.
A la misma cuestión, la Dra. Echarte dijo:
Se nos ha convocado para decidir qué interpretación debe darse a la norma
regulatoria del artículo 267 Ley 24.522 que prevé el caso que la quiebra culmina con
la liquidación de los bienes del fallido o bien cuando exista avenimiento en el
supuesto que la suma de tres sueldos de Secretario de Primera Instancia supere el
12% del activo realizado.
Entrando al tema de la convocatoria anticipo mi adhesión a los argumentos
expuestos por el Señor Juez de esta Cámara Dr. Cordini, al cual adhiriera también el
Dr. Saux, en el sentido de que si el mínimo de tres sueldos de Secretario de Primera
Instancia supera el 12% del activo realizado debe considerarse este tope no
pudiendo el mínimo previsto traspasar ese máximo.
Considero para arribar a dicha conclusión y en forma coincidente a los
fundamentos de los votos que formaron mayoría en el Pleno: "Camarasa Lombardi y
Cía C.L.O. Sociedad Anónima s/ Quiebra” de fecha 09/02/2001, Fallo N° 92980 Sala
Civil Primera, Resolución N° 2, Folio 418, Tomo 48, que debe tenerse en cuenta la
finalidad perseguida por el legislador al dictar la norma en cuestión de reducir el
costo de los procesos concursales.
En el mensaje de envío del proyecto de ley al Congreso de la Nación, el PEN,
sobre la cuestión "Economía de los costos concursales", textualmente expresó: "12.
Economía en los costos procesales. Otro de los elementos negativos que han influido
en los procesos concursales y falenciales han sido los elevados costos que, en
definitiva, van en detrimento, o bien de la posibilidad de saneamiento de la empresa,
o bien del crédito que definitivamente percibirán los acreedores." "Con ese objeto, el
proyecto propone una disminución en la escala arancelaria de los honorarios en
concursos preventivos y quiebras ...". Por lo cual, claramente en aquella oportunidad
de reformar la anterior ley concursal, se expresó cual fue la finalidad querida por el
9
legislador al reducir los montos de los honorarios que en la ley anterior podían
consumir gran parte del activo.
"Conspiraría contra la finalidad del trámite falencial que los gastos provocados
por el procedimiento creado por la ley para posibilitar el cobro de sus créditos por
parte de los acreedores sean de tal entidad que absorban la totalidad de lo obtenido,
y los acreedores, verdaderos destinatarios de la actividad jurisdiccional nada cobren"
(C.N. Apel. en lo Comercial Sala A., 11/03/2010 "Intercarpa S.A.” Publicado en LL On
line cita: AR/JUR/12048/2010). En igual sentido se ha señalado: "En este punto es
dable señalar que el límite del 12% como monto máximo del total de las regulaciones
es aplicable en cualquier caso, porque la ubicación del mismo dentro de la redacción
de la norma no permite otra interpretación. De admitirse una postura diversa, podría
darse el supuesto que los emolumentos consumieran el total el activo postergando
definitivamente a los acreedores, lo cual es una consecuencia no querida por el
legislador, que fijó un tope máximo para las retribuciones (Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Comercial, Sala E, 04/08/2003, "Ferreiro, Raúl M.” Publicado en:
DJ 2004-1, 734 - LA LEY 2004-8, 849).
Por lo expuesto y adhiriendo a los fundamentos vertidos respecto de la
cuestión convocante por el Dr. Raúl J. Cordini, considero inexorable la vigencia del
tope del 12% del activo realizado para los supuestos previstos en los incisos 3° y 4°
del artículo 265 de la Ley 24.522 para la regulación de los honorarios de funcionarios
y demás profesionales participantes en la quiebra liquidativa.
A la misma cuestión, la Dra. Aletti de Tarchini dijo:
Sobre el tema convocante comparto los fundamentos vertidos por la Dra.
Echarte quien me precediera en la votación que a su vez son coincidentes con los
expuestos por el Dr. Cordini, en consecuencia voto en el mismo sentido que ellos.
A la misma cuestión, la Dra. Miró Pla dijo:
Como la Vocal Dra. Aletti de Tarchini que me precede en la votación, adhiero
a los fundamentos que sustentan las conclusiones de los votos de la doctora Echarte
y el Doctor Cordini y, en consecuencia, voto en igual sentido que ellos.
A la misma cuestión, el Dr. Vargas dijo:
Que adhiero a los fundamentos que sustentan el voto del Dr. Raúl Cordini y
expido el mío en idéntico sentido.
Respecto a la segunda cuestión y de acuerdo al resultado obtenido
corresponde en el caso de la quiebra liquidativa si el mínimo de tres sueldos de
Secretario de Primera Instancia supera el máximo del 12% del activo realizado, este
último deberá ser tenido en cuenta para proceder a la regulación de los honorarios
10
de los funcionarios y demás profesionales intervinientes en el proceso falencial.
Por los fundamentos del acuerdo precedente, la CÁMARA DE APELACIÓN
EN LO CIVIL Y COMERCIAL DE SANTA FE, en Tribunal Pleno, RESUELVE: En el
caso de la quiebra liquidativa si el mínimo de tres sueldos de Secretario de Primera
Instancia supera el máximo del 12% del activo realizado, este último deberá ser
tenido en cuenta para proceder a la regulación de los honorarios de los funcionarios
y demás profesionales intervinientes en el proceso falencial.
Regístrese, notifíquese y bajen.
Con lo que concluyó el acuerdo firmando los señores jueces, por ante mí que
certifico.
MÜLLER
DRAGO
DE CESARIS
CORDINI
SAUX
ECHARTE
ALETTI de TARCHINI
MIRO PLA
VARGAS
De Angelis de Regali
11
Descargar