La muerte de Clemenceau Nadie piensa en un cambio de Gobierno

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' , ^ f l R T E S g g DE NOVIEMBRE DE 1929
Redacción y Administración:
Calle del Duque de Alba, 4
D1&
iKléíoiio Iim-üpartadoie Correos 122
¿ [ s c i o : DIEZ
CENT
DIARIO
I ?A O 8
nADRlD.—AfiO LXIV.—NUM. 21.694
LIBERAL
FUNDADO EN 1866 POR D. EDUARDO 6ASSET Y ARTIME
Glosas
sin i m p o r t a n c i a
La muerte de Clemenceau
La figura "de Clemenceau tenia un tejido moral en que se entrelazaban
^05 más contrapuestos sentimientos, y, sin embargo, l a t r a m a era tan tupida, que el conjunto no ofrería a los ojos del mas experto psicólogo una
^ l a contradicción. El inisnio se había herho su semblanza ideológica cuan"0 en sus tienjpos de ruda lucha periodística, derrotado en las u r n a s y
^ K r e c b o por l a inalediceucia, dijo que pertenecía a un partido formado
por el solo: el partido liberal-absolutista.
' éste fué el hombre: tm liberal que concebía la libertad de un modo ab^ ' " t o , sin concesiones ni debilidades, sin admitir siquiera le existencia de
•dogmas contrarios a la idea de la libertad.
«^ el político que de tal modo se había construido u n a idea y trazado
'/bu conducía p a r a defenderla y ronseguirla, aplicó su método a l patrin'"'•mo cuando llpgó el instante de defender la patria, y fué un patriota abp^liitista, un francés, sobre todos los sentimientos hxmíanitarios; u n fa'-atico, con el linico fanatismo que había de salvar a Francia: el de ia fe
^Q la victoria.
Las almas de los grandes hombres son romo esos aparatos registradora que recogen y anotan en curvas o grí'ficoB las m á s insensibles varm'••ones atmosféricas. La vida va dejando en ellos impresiones (pie forman
I' gi-an libro de la experiencia, en que sólo ellos saben leer. Clemenceau
labia sido en su juventud testigo de los horrores consecuentes a l desas""- del 70, y tenía en su memoria grabados con colores imborrables las
J^'"eüenzas de Mctz y de Sedán v las escenas del asalto de P a r í s por los
^'!'dados de Versailes. Kn su ima'ginación vibraba el recuerdo de aquellos
"las trágicos, que sin duda le alentaron luego al oír el trepidar de los
^<*»ones alemanes por las carreteras de Fiancia.
, tJe la época de la guerra del 70 pocos supervivientes quedaban en esta^•J como Clemenceau de intervenir en los destinos de la patria, y ninguno
,on los arrestos y el empuje de aquel viejo, curtido en las batallas a que
Porque ClemenceaU era, sobre todo, en su constitución moral y en sus
P''ocedimieníos, el macho que excluye toda debilidad o lástima. La viriliJ'ad (ie BU temperamento, puesta a prueba cu su carrera ITOIÜÍCO, encon'0 el campo que necesitaba al enfrentarse con la realidad de l a invasión
íürroájiica. Hasta su profesión de médico, la más propicia a conocer a los
J'^mbres, le sirvió de ayuda en aquella, titánica misión, en que el Ifiligo de
"-^ palabra fustigaba implacable a los desesperados, a los tibios, a ios
jUe no pusieran en la empresa ia voluntad, l a inteligencia, el valor y la
d '^ "Tigreu le llamaron sus mismos- compatriotas porque n a d a le infun(•!,'?• ^?iipasión. Pensaba en los soldados que morían en el frente y no se
•'ítenía ante la muerte de los que sólo sospechas pudieran infundir de
"níuvencia con el enemigo. Esta faceta de su vida de director de la gue".?, P'iroce proyectar alguna sombra en el perfil adusto del estadista. Teiible necesidad qué sólo Dios y él sabían cuánta tortura le costase. El
'-terror fué l a irinchern de los servicios de retaguardia. ¿Murieron en el
oste fatal algunos inocentes? Inocentes oran también los infelices que
i"írecían en las batítllás. La muerte se cernía sobre Francia, y de la muer'^ había de surgir la victoria, la paz y la libertad de la patria.
Casi todos los hombres célebres poseen complejidades que después sus
P'fJgrafos y los historiadores se eiifargan de complicar con sus particulni'^s puntos de vista. Clemenreau no se parece a ninguno en claro, rttás
*I"o claro, diáfano. Su carácter no admite nebulosidades, y se transpa^ e n t a a través de su palabra fuerte, sin afeites oratorios, rápida conw u n a
necha, dirigiéndose al blanco, y hasta con sonoridades de proyectil que
'^sga el viento.
Corno su palabra, su pluma vierte en el papel foda Ta natTiralidad de
su espíritu. Allí aparecen sus odios sin veladura ni temor; sns cariños,
^tmca muy tiernos, pero apasionados siempre: sus ideas, sin eufemismos;
^^5/J.'^''^pris, sin fiisaiios ni .sc-iiibra:^
I"'^ figura carnal no desmiente tampoco el temple del alma. Kn aquel
^osfro la m i r a d a dina, bajo cejas crespas, grises, espesas, tenia la elocuen, a de la pasión. Sus dos sonrisas desfigiiroban el semblante fie^o: u n a ,
|i inspirada por algún afecto, contenía dulzura suficiente p a r a ' b o r r a r de
'•n golpe la dureza de todas'las facciones; otra. )a del desprecio, &ra peor
fiut- un insulto o ima bofetada; pero j a m á s las confundió como tantos homores que sonríen a los que odian.
Vivió dominado por un amor inmenso, i'núco: el de la patria, y por u n a
posesión consíaníe: la de que su voluntad había de vencer todos los obs*acuios^ incluso los que le opusiera la Naturaleza.
¡^ólo le ha vencido la muerte, que JIO teme a nadie. Si la muerte temie''1 h a i r i a respetado a Clemenceau.
valiosas opiniones sobre Clemenceau
Nvüc* í 5 TiBDE,..—L:is Academia» íranceías, lo miamo la vcufable que la Goncour,
mucho mi» josen, Ilanirn a su seno & los
grandes artífices de la victoria, civil(>s y i r i liiareí. presiHrnres y iinriscales. con-.o si «
pudicr^e sf-r académico i«jr mérito de gueri».
K» estrarto « t e modo d' ver 1as cD^as, qu«
rel.icion.-i la pur«r» de I»: lengua con los méritos militares o po'írlros: la filologí», 1«
lingüística y hasta la fi-amáiica n o entran
por mucho «n la «leccinn de loí academice* fl
iiinniürtalcsii, como lof ¡ a m a n niiestr<w vecinos.
Pero .ihora caen 'o« de í;ciniovir efl 1«
cuenta de que no es n¡uf democrático el !><•<*•
cedimiento, y han elegí ío a un simpl* •oldado de "!gunda, de Infanietfs í d a r o que Heenciado y a ) , auior de una de esos librcj de 1*
(juerra que van crean.ío.una bihÜoWca graftguiíolesca.
•,'' •' ' '
V ]u gcnic acoge co:) f<rvorono aplauso Is
elección porque Dorgc'»'". h a sido u n süidndo r.iso en las trineh'i^- del frcnta, y \in
moldado m s o en las p í r c h e r a s del periodí»nio, vivíenijo en ainSas '•» dura vida d«t peón,
sin nombre, «in fam.i, soportandr» toda» la«
fatigas, tsas liora.^ trÍ5'e«i del trabajo afÚRÍ*
mo en que el cxilo •¡Í;Í'''3 descnnocido y el
tlesacicrto Os inniedia'.imentc c.-í^ligndo. Soldado sin galones y escriror sin firma; carn»
d« cafión en tod.is parlen.
Grupo de concurrentes a la fiesta celebrada el domingo, en honor de M. Albert Tilomas (>:> y ^li espasa en el
El nuevo académico ;ip'-endió la vida en l a
'
Circulo de Bellas Arfes.
íroi, riij
vida pobre del trabajadu*-, y le ha b a n a d o ün
libro^ una información ile lo. que vio en la
íjuerra, para hiicersc ¡nirorlal y codearse con
presidentes y maríscales.
/
de la firmeza de su carácter, no
iiN'unca es tarde si In ftícha e*! buenaii. Tor
sólo por su. utilidad para el goac.-í, los periodista» '.in firma tambiín alcanbierno de una nacióit, sino por la
zan honores, pero es cu: ndo se muerfn.
diflcullad de encontrarla entre los
¡ RP-KI-KREXIT!—El ent-iie vuelve; la tela SIÍhombres consagrados
a la vida
til tejido por ¡ígÜes dedir.- ft-meninos giiard:ipública.
da como u r a ejecutoria <!•? familia, rcsiuíta
Son también necesarias, sin duda, la flexibilidad y el tacto para
Zaragoza 35.—En el Hospital Mi- dó colgado cou las manos en el ca- ai ronjiiro de una n a \ t a : la Princes-a María
gobernar un país: pero éstas son litar se hallaba u n recluta del últi- nalón de desagüe. El cabo se tum- Jo^é de Bt'.gica quiere qii« en sus vettídos
condiciones viás frecuentes en los mo reemplazo sometido a observa- bó en el tejado, v haciendo presión de Corte abunde el rr-r.Me, y en 9iis ropas
habituados
a las artes de go-rión por sufrir accesos de enajena- con las piernas en las tejas, logro íntimas no falte PS.T r-bra maravillosa de
sujetar con sus nuuios la-s muíiccas tanta* y tantas mujerc* •> Klande».
bierno.
^
ción mental.
F.,-i una deuda que la Trínce'ia se cree e-n M
Francia ha tenido eJ don o el
De la cama doinic se hallaba se al loco y estuvieron así m á s de quinacierto de encontrar a. Clemencrau escapó en pai'tos menores, trepó por ce minutos.
deber de pa^jsr. Mientras durA la guerra n j
cuando necesitó im. hombre deci- u n a pared y, rompiendo cou la caCuando e! cabo iba perdiendo lae estuvieron ociosos los tclillos; las encajeras
dido e inflexible.par a la cabeza, de beza u n a claraboya, salió al tejado. fuerzas subieron otros sanitarios, fnbrir.iron u n velo" sobr-.^ 'el cual *« reprodusu Gobierno, si bien luego causó
En el tejado se í!som6 al alero, y que ayudaron a su compañero. Por cían los escudoi de las j.oblaciones ocupad««
e.i:trailrza a. todos, y ,a él profun- al darse cuerna el júblico que tran- 'fin. fiicndo la situación en extremo por el enemigo; a d m í n b l e velo en el que inda amargura, el fraca.so de sii Jppor l a calle, prorrumpió en crítica, llegó el Cuerpo de bombe- virtieron doce mil hor.^í d»' trabajo y no coingitima aspiración a la presiden- .'iiiaba
ros. Lanzaron éstos u n a escala y prendfn menos de doce millones de puntos, a
cia de la República. Es que habia grito» y el loco se i-thó un poco ha- subieron variíjs, iiue se apoderaron pp'ar de lo cual sólo pe*a ¡ u j gramo*;
llegado el momento de las supre- cia atrás. Después empezó a d a r del loco, al cual costó enorme traba- Cuando los Sober-mos hirieron su entraba e mas armonías, mediante las glo- grandes c a r r e r a s por el alero de un jo descender, pue? a cada peldaño la capital, aquella obra de arte fué ofrecida .-i
riosas transacciones,
y para eso exfromo a o1ro. En la calle so prola Reina.
eran más aptos los hombres pru- dujo l a a l a r m a consiguiente y se que bajaba arremeíía con loe bomA despecho He lo? p'Cfrefos del raaquini:^beros
y
soldados.
Por
fin
lograron
clió
aviso
a
l
Hospíial
y
a
los
bomdentes y flexibles.
mo, el encaje heeho « mano parece reeonalíirle por la clnturn
Pero la Historia destacará siem- beros.
, F-l público, csUicionatio en gran ^uii;^ar l u boga, y no t« E^^Mifia t a qü« salpre más riiv/ííiPHÍtí la figura > rfe l'ii cabo do Sanidad Miliínr subió inunero on la calle, vitoreó al oabo y drá perdiendo^ porque 'I'.' aquell.is mantisa-'
al
tejado
p
a
r
a
aomioar
a
l
loco
y
Clemenceau, porque para la labor
a los bomberos qu? lograron evitar de Almagro, vaporosas y f-nues, que el i'i;ís
que le incumhia ha sido el hombre trató de convencerle de que se veti- que el spldatlo periv rbarJo Uevár'a á ligero céfiro m.nía, a li"*» que salen Ac '•<s
|.rara;
pero
e
n
e.sc
momento,
el
reúnico, y eljrtito
de ^s« labor la
telares mccánicri*. pesiO-is y lustKosas, hay
cluta se descolgó ¡.oc el alero y qñe-1 cabo ••'« fatal prOpósi,to;
gloria de s'ii nación.
un abismo de mal g u ' t o .
En lodos los corazones
franceses
Todo h^ce que m F-nart^ produirr.-to ';<*
rebosa la. gratitud, y. en la Humamujeres riquísimos ^ncs-'ee de bOlillóg; la
vidad entera, la aá7niración para
vida apacible cié -HU-MSÍ poblaciones dondí
la obra realizada y para su glola mujer Rale poco Hf casa; la abundan**!»
rioso
propulsor.
dp conventos de -monjas; la calidad étA
Gablno BUGALLAL
lino, primera materia de' hilo, y la costumbre
de que cada mujer, pobre o rica, pocea « M
Más que ¡a vida d*^ Clemenceau me
mantilla de blonda, son circunstancias xfífti 1*admira sit muerte, esa SJL muerte
vorpcerAn *ía industria Irn injustamente eíví»
heroica, -vín dudas cu la mejite ni
dada.
vacilaciones en el ánimo, limpia de
f.a capa masculina q'ie renace: la lisi^llNuestro querido colega La Nación de América y de las capitales eurotoda sombra de claudicación, man- escribe anoche, bajo el epígrafe «ün peas sobre un cambio de Gobierno Ha, que, por la moda <|P1 enc.ije, pueda t a n .
teniéndose el mx)ribundo fiel a sus infundio más», lo siguiente:
en España. Su Majestad el Rey no bVn resucitar. ¿Si«r:i q-i> ¿entro d* poeo vaconvicciones.
Contemplado
desde
me ha hablado de semejante asunto. mos 3 parecer e s p a ñ o l e ?
Emocionante captura de un loco que
intentaba suicidarse
Estuvo quince minutos colgado de un alero
DICE
LA
NACIÓN"..
Nadie piensa en un cambio
de Gobierno
Defiriendo amablemente a nuesto requerimiento—lo que nos obliga
niuy rendida gratitud—, las ilustres personalidades que las suscri"Los periódicos extranjeros publieste valle de pigmeos, Clernénceaii
6n honran hov estas columnas con las siguientes opiniones acerca del
Se nos aparece como un gigante er- caron hace poco u n a información
«'^an estadista francés:
guido en la cumbre de una mon- fantástica, que conviene sea conoci^^desaparecer
de entre ios VIVOS
laila. Y era simplemente un hom- da por los españoles, siquiera a títus esclarecidos que hasta enton•'orge Clemenceau. . el
bre. Suscita, m/is ajomhro su en- tulo de curiosidad, y para que no la
.- dueAo debe
ces habían sido optitnislas
comentereza por haber descendido la ta- exploten con aire de misterio ios co^Srjinirfrsaf.
Su hisloria, su enzaban a vacilar, y se presagiaba
'pndinifcnfo y sobre todo xit gran
por otros la derrota o, cuando
lla, humana. .\si. n. los enanos se mentaristas de "pefias" y cafés.
jolunífiíf, ¡e dan drr.ccho a que se
menos, una paz
liiíviillante.
les han. antojado brfí7nidos de, fieSe suponía un inminente cambio
^^_aphiji(e lo que de Sírcsemann
ra los exteriores agónicos de quien de Gobierno y unas conferencias ceLo que entonces logró Clemen"'.fo Briand. en adiniminc
diseurceau con. su previ.üón y con su fir- ha sabido 'mirar a la muerte cara lebradas a tal propósito con Su Ma•°U en rédenle ocasión análoya:
meza no lo habría logrado ningún
ti cara, serenamente,
sin terrores jestad el Rey por el general Primo
"íija un ciudadano del mundo».
otro. Hay que hacerle esa justicia.
ni jactancias, como deben acoger- de Rivera, el duque de .\lba y otras
Esto basta para acreditarlo de esla los hombres de una pieza, que períionalidades.
f. 'í^rm/íJAr la ffKan fíuerra, el
tadista ij para que deje en la Hisi'otnotisTno francés, dinámico, adeso era Clem^encenn.
Interrogado el jefe del Gobierno
toria ta huella imborrable de los
'l'nahle y envidiable, le condenó
por
u n a Agencia extraiijera, hizo l a
Indalecio PRIETO
que han eonqnislado la inmorta"^ r-eposo; pensando,
sin duda,
siguiente manifestación, que han relidad.
'/"c H eminente ciudadano de la
cogido los periódicos de Europa y
UUerra TÍO podia ser el hombre
América:
Melquíades ALVAREZ
Jf. la paz, y creyendo quizá fam('Carece de todo fundamento la
^í'"», que cuando un nombre s^
versión publicada en los periódicos
"fí incorporado al patrimonio na- Toda ht hisloria de Clemenceau, y
fué larga, accidentada e intensa,
cioiioí_ no iifne el que lo üeva dedesaparece falta de interés ante la
Y^ho a empequeñecerlo
y des'^striirjo. mezclándolo en las pe- obra que realisú, durante la gran
guerra.
^¡'ieño.s contiendas interiores. Cle"lenccau prote.iió de ta sentencia
Francia
tiene la proridcnciaf
í' " o ¡a acató. Rrdobló, por "I fortuna de encontrar en todo mocontrario, su «actividad Jierviosa»,
mento, por difíciles que sean las
^"e esta vez,' contra lo que dijo
circunstancias,
al hombre 7iccesa"^ la inspiración
nuestro BécTÍO.
HUcr, halló dónde emplearse, y
En 1917, este hombre fué Cle'^onjü scntia en torno de su alcoba
•menceau; su vista de águila, su
^ de su despacito los pasos tácitos
voluntad de hierro, su. carácter
. *^ ' a Intrusa, quiso, antes de deinflexible, salvaron a Francia, y
)o.rla entrar, acabar la. obra en que
demostraron una vez más que na'jj'f/fea empeñado.
Esta v r z la
da hay más necesario en los pue'Huerin le ha ganado la- partida...;
blos que el político, que la poliliP^ro Clempnceaii puede, sin mcrca es, en suma, el arte de gober"*« de su {/loria, dejar algo por esnar.
f^Kibir, porque para el sencido de sa
Si los mariscales
franceses de"Crm-osa Francia no dejó minen
mostraron
eondic'tonea
cxlraordinada por hnrer.
• narias. no eran menores las que
reu7iian ¡os jefes del ejército aleJ. SÁNCHEZ GUEFtRA
mán; pero los cancilleres del Imperio fueron todos figuras de segunda fila, y Francia tuvo, adeClemenceau era la tenacidad y la
insignes
C'ier^tíí ¡techas carne. Era, adp-- •más de otros hom-bres
que rigieron sus destinos, a Cle»»io,v, ¡a í'ÍL-fi encarnación del pamenceau.
'lioti.smo exaltado. En sus discar'^•^Jt y en sus obras ribrn sinf/nlarLa gratitud ferviente guc en esviente el arnor a Francia, que sotos momt'ntos le rinde su. patria
"'cponia
siempre
a
cualquicf-i
es bien merecida: nadie como él,
otro ideal. Hasta en el ¡ando d¿
más legitimante,
ocupará en la
Sus rencores de viejo
luchador
Hisloria príncipal lugar. A nin7^alpHaba este mismo elevado senguno cou más derecho abrirá sus
limicufo.
puertas, para recoger su mortales
despo'ws. r\ Panteón.
Por ser asi pudo imponer sus
idea.^ a los adversarios,
incluso
CONDE DE R O K I A N O N I L S
" los que más l^ odiaban, y pudo
*
sobre todo organizar q conseguir
la victoria- de su. pnis y de l/jsEntre las cualidades relevantes que
"¿Qué le parece a usted esto de la huelga de fumadores?
adojyiaban a Clemenceair, la que
naciones aliadas en momentos di— Que precisamente ahora es cuando van a echar humo.
•más sobresale, a mi juicio, es la
fieiles, cuando ya muchos espíri-
Este número ha .sido
visado por la censura
Huelga en puerta, por
GARRAN
En cuanto a la indicación que se
buce del duque de Alba p a r a sucedei-me, sólo me sorprende por ser
inesperada, ya que l a giun cultura,
talento, patrioti-ínio y prestigio de
eíile ilustre arislócrata le hacen digEi domingo, por la m a ñ a n a , rr
no y capaz de desempeñar los más el e s p r e s o de Vateuria, llegó •*
altos, cargos, a cuyo acceso no opon- Madrid, procedente de la ciudad
dría yo la menor dificultad.»
del Tuiia, íi. .To?é f^áuchez Cluerrn.
Estas numifeslaciones deí marqués
de Estella, propias de su habitual
NUEVA C.\P1LL.\
cortesía y reconocimiento, que todos
coniparlimos, de las relevantes condiciones de persona tan insigne como el señor duque de Alba, siempre
alejado de las contiendas políticas,
respetado y considerado por su elevada posición, su abolengo y sus patrióticas actuaciones, dicen y a por Une misa en sufragio de la R«lna
sí solas lo bastante p a r a echar por
Ccístlna
tierra el nuevo infundio sobre camBurdeos 2'i'—F.n el "Solar Esi'jabio de situación que nadie espera, ñolii sé celebró ayer m a ñ a n a la foque nadie pide, como n o sean los iemne inauguración de l a capilla,
mal avenidos con l a tranquilidad cuya instalación ^e debe a l a genepresente y el progreso de España.
rosidad del conde de Rodriguer. San
Claro que el señor duque de Alba Pedro.
y otros españoles de su talla y conEl obispo de Sión bendijo la capidición están suficientemente capaci- lla, oficiando luego en Ja misa matados p a r a intervenir en la goberna- yor.
ción del país, y de que estas figuTerminada l a ceremonia religiosa
r a s existan tiene que congratularse y bajo l a presidencia del duque da
el régimen; poro ahora no se trata Miranda y el cónsul de E s p a ñ a se
de designar sucesor, sino del mo- celebró u n a simpática fiesta de homento de.lft sucesión, acerca de lomenaje a la vejez, distribuyéndose
cual ya se h a dicho lo bástanle pa- catorce cartillas a otros tantos anr a comprender qiie no es este.
cianos de m á s de setenta y cinco
Confundir las- palabras oorteses afios. a quienes s e a s e g u r a de esta
que.en esto caso, como en otro, ten- modo el dif^írute de « n a pensión vi.qa el general Primo de Rivera p a r a talicia, diaria.
Jas personan—rendimiento justo a su
Por l a tarde s^ celebró u n a flpsla
valer y pre.<;tigio—, con asentimiento patriótica iheroauíorioana en el fosa las.iJosibilidades de un cambio de tró del -'Solar EspaiVol", adornado
situación, cuando todavía faltan tan- con profusión de bandei-as.
tas cosas por p r e p a r a r y por hacer,
Cerraron los diácursoG ei Sr. Píi*»
se no3 figura que es exponerse a \m Cisneros, cónsul general de Cuba, y
desengaño.
el cónsul de España, quien dio la»
La Dictadura tiene tan claramente gracias en término.^ calurosos.
marcada su trayectoria, hasta en el
Entre lap personalidades que asi«mismo hecho de suprimir plazos y tíeron a estas ceremonias BC. liallnfechas cuando se intenta estorbar su ban el duque de HaiK-n. miembro'»
lógica marcha, y se siente el Gobier- del Cuerpo consular iberonmcriCL\nn,
no tan fortalecido con l a confianza numerosos miímbros del ComítO de
de! Rey, el apoyo del país y l a con- aproximación francoespañola, con ^'.i
ciencia de su propia obra, que sólo presidente, Sr. .\IIiot; Comité del
los desocupado.^ y los desconocedores' Patronattk y miembros de la colonia
de la seriedad, firmeza y constancia eppaüola.
, que rf-ipi¡i;re gobernar seriameníñ a
Esta niafíana se celebró «n dicha
un pueblo, pueden hablar Rn esto= capilla u n a misa de (cBéauiem» e n
instantes de crisis y cambios que sufra.i?lo del alma de la Rcijift áop%
niníTuna conveniencia nacional ni in- j María Crisüns, bi-^nhechoJífli «iíl ogi
ternacional exi^e.»
l a r Espaficd.-^Paín'*-.
El Sr. Sánchez Guerra,
en Madrid
El "Solar Español'
en Burdeos
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