Lograr que un profesor sea un buen directivo El objetivo de un futuro docente a la hora de comenzar su formación es conseguir las pautas y conocimientos necesarios para ser un buen profesor tanto a la hora de educar y enseñar, como para relacionarse con sus alumnos pero, ¿qué sucede cuando deben dirigir un centro? Esta ha sido la premisa del Curso de Verano de la UNED “Formación para la función directiva en centros docentes” Los cambios de la legislación en materia de educación son numerosos, el último se produjo en noviembre de 2014, momento en el que surge un Real Decreto para regular qué tipo de formación tienen que acreditar las personas ya integradas o que en un futuro quieren integrar los equipos directivos en los centros educativos. Desde ese preciso momento, la UNED iniciaba la gestión para amparar esta nueva oferta en su universidad y también en sus Cursos de Verano, adaptando ese reglamento a las jornadas estivales de “Formación para la función directiva en centros docentes”, dirigidas por la Profesora Titular de Psicología Social y de las Organizaciones de la UNED, Gabriela Topa Cantisano, en las que se ha realizado un análisis fundamentado de la situación legislativa actual. Un curso que se desarrolla desde 2012, pero que hace dos años tuvo que adaptar parte de los contenidos que se proponían debido al cambio en la reglamentación, añadiendo cuestiones importantes que su directora comenta como “la formación para el emprendimiento, los programas europeos de intercambio de estudiantes, el interés por la calidad y la excelencia del sistema educativo, y entre los más recientes, las adaptación que va a suponer la implantación progresiva en distintos niveles de la nueva legislación educativa”. Principales problemas de los docentes Se han introducido muchas novedades, pero se conserva la esencia de este Curso de Verano, “resolver la gran cantidad de problemas que tienen los profesores que cuentan con experiencia docente pero no son expertos gestores”. Hay que tener en cuenta que “la mayoría de ellos nunca se han formado para ser directivos, simplemente son profesores de una disciplina, a esto se añade que, por ejemplo, un centro educativo de mediano tamaño típico de las ciudades, puede tener más de 100 trabajadores, es más grande que una Pymes”. Además, el cambio en el profesorado es continuo, “un 30 % son interinos y cada año la administración educativa de cada comunidad autónoma te manda a nuevo personal que supone un tercio de tu plantilla que no tienes la posibilidad de seleccionar”. Muchas particularidades que hacen muy necesaria esta formación, más si cabe teniendo en cuenta que actualmente se necesita un proyecto de dirección para optar a estos puestos. Cómo realizar un proyecto de dirección Progresivamente va cambiando la forma de seleccionar a los directores de los centros, mientras los modelos de la legislación anterior (LOGSE), eran de tipo democrático en los cuales había una elección en el claustro y salía un candidato por mayoría absoluta, ahora deben pasar por una fase de baremos y luego presentar un proyecto en el que deben mostrar sus objetivos para los próximos 4 años. Como último paso, deben defenderlo ante un tribunal compuesto por miembros de la administración educativa y dos miembros del centro. Unos requisitos que han sido desarrollados durante la ponencia de Antonio Montero Alcaide, Inspector de Educación de Andalucía, “Dirección Profesional y liderazgo pedagógico basado en un proyecto de dirección”. Este proyecto, en palabras del ponente, “es un documento público donde el director de un centro educativo establece el diagnóstico de la realidad del centro que va a dirigir, de ahí identifica los puntos fuertes y las cuestiones que requieren revisión y mejora, de tal forma que hace una propuesta de actuaciones, la concreta en objetivos y los desarrolla a partir de distintas actuaciones o tareas. Posteriormente se despliegan considerando fundamentalmente sus responsables, los recursos que se necesitan para llevarlos a cabo en ese periodo de cuatro años y los indicadores para lograr la consecución de los logros”. Todo esto en un tamaño de documento que no debe exceder las 30 páginas. Además se establecieron consideraciones sobre el liderazgo pedagógico atribuidas a los directores de los centros educativos, puesto que “buena parte de las competencias de la dirección profesional tienen que ver con este tipo de liderazgo” La inteligencia emocional, virtud de un buen líder Una de las conferencias que más ha llamado la atención a los 22 alumnos matriculados en este curso ha sido la ponencia llevada a cabo por el Profesor Contratado Doctor en Psicología Social y de las Organizaciones de la UNED, Juan Antonio Moriano, que titulaba su charla como “El desarrollo de la inteligencia emocional para la gestión del centro educativo”. Esta ponencia comenzaba empatizando con la situación de un docente que pasa a ejercer funciones directivas, “pasas de trabajar con tus alumnos en clase a tener que dirigir reuniones o distribuir el trabajo de muchas personas”. Un contexto que hace que adquiera importancia “un liderazgo ético donde haya integridad, que este líder no mire por sus propios beneficios, como pasa en empresas como los bancos, un modelo auténtico intenta que las relaciones sean transparentes, que el líder se preocupe de manera principal por desarrollar el potencial del grupo” Durante casi dos horas, han trabajado las competencias emocionales, los puntos fuertes y débiles de cada uno en esta materia, un modo de afrontar el liderazgo que ha sorprendido a los alumnos. Este curso ha supuesto para sus asistentes no solo una preparación administrativa futura para ejercer un puesto directivo, sino también emocional, nociones muy necesarias para hacer de los centros docentes no solo lugares con los mejores profesores, sino también con las mejores direcciones.