viajes La gomera, un paraíso para LOS amantes de la naturaleza En su capital, San Sebastián de La Gomera, recaló Cristóbal Colón para abastecerse de víveres. Hoy es un lugar perfecto para descansar y reponerse. Barrancos por cuyas rocas volcánicas el viento se convierte en música, zonas agrestes y valles verdes, un lenguaje singular y único como es el silbo gomero, con el que sus habitantes se comunican con silbidos. Viajar a La Gomera es llegar a un lugar lleno de magia y tranquilidad, donde se pueden poner en práctica los principios del movimiento slow: viajar y conectar con el lugar de destino de una manera profunda, causando el mínimo impacto, respetando la cultura y las tradiciones, y disfrutando del entorno y la gastronomía pausadamente. Reserva de la biosfera Desde 2011 la isla cuenta con la dis40 tinción de Reserva de la Biosfera en la categoría Excelente, gracias a sus ecosistemas terrestre y marino. Y es que el La isla es uno de los lugares de destino para los que siguen el movimiento ‘slow’ lugar está plagado de rincones y paisajes donde se puede admirar la naturaleza en toda su plenitud. De hecho, la isla dispone de numerosos miradores, como el mirador Morro de Agando, rodeado por el Parque Nacional de Garajonay, el Monumento Natural de Los Roques y la Reserva Natural Integral de Benchijigua. El mar de palmeras El Valle del Gran Rey, que puede contemplarse desde el Mirador del Palmarejo o de César Manrique, está situado en un gran barranco que desemboca en playas de arena negra y aguas azules. Es uno de los principales enclaves turísticos de La Gomera por la belleza del contraste de las palmeras verdes y las casitas blancas que pueblan el municipio. En la costa oeste, donde está situado el valle, hay una actividad que seguro deleitará a