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Bhopal, treinta años después
Lilia América Albert
La Jornada Veracruz, Diciembre 08, 2014
Han pasado treinta años de que una nube letal de gas se extendió sobre la ciudad de Bhopal, en la India,
causando muerte y destrucción sin paralelo, pero los habitantes de esta ciudad siguen obsesionados por los
recuerdos del mayor desastre industrial que ha ocurrido en el mundo y sufriendo sus consecuencias.
El aniversario fue conmemorado por cientos de sobrevivientes y por numerosas organizaciones civiles
locales e internacionales que salieron a las calles en Bhopal, y en muchas otras ciudades en la India y el
mundo, para exigir que: se castigue realmente a los responsables, se indemnice a las víctimas y se tomen
medidas eficaces para liberar a la zona de la contaminación derivada del desastre. En contraste, el
aniversario fue minimizado por el gobierno de la India, que seguramente hubiera preferido que la fecha se
olvidara.
En la madrugada del 3 de diciembre de 1984, una fábrica de plaguicidas, subsidiaria de la empresa
estadounidense Union Carbide, Corp., dejó salir al aire de la ciudad unas 40 toneladas de isocianato de
metilo y otros gases no identificados, causando la muerte inmediata de miles de personas.
La planta estaba cerca del centro de Bhopal, capital del estado de Madhya Pradesh, rodeada por zonas
marginadas en donde entonces vivían más de 600,000 personas. Por las características del gas, permaneció
cerca del suelo, causando numerosos daños inmediatos en la salud de los expuestos y miles de muertes. Se
calcula que, en las horas siguientes, pueden haber muerto entre 4,000 y 16,000 personas, aunque el
gobierno de la India afirma que, incluyendo las ocurridas en los años posteriores, en total fueron unas
15,000 muertes.
Conforme al gobierno, estuvieron expuestas medio millón de personas pero, según grupos independientes,
fueron al menos un millón. Estos grupos afirman que, hasta el momento, han nacido miles de niños con
daño cerebral o defectos congénitos a causa de que sus padres estuvieron expuestos al gas o al agua
contaminada con él, mientras otros muchos tienen deficiencias mentales irreversibles. Son incontables las
personas que perdieron la vista y las que siguen sufriendo las consecuencias de accidente, así como fueron
innumerables los abortos espontáneos en los meses posteriores al desastre.
Aún ahora, las consecuencias del accidente en Bhopal son evidentes, las tasas de cáncer son mucho muy
altas y las enfermedades de la piel, la vista y el aparato respiratorio son endémicas, de todo lo cual los
afectados culpan a la empresa y al gobierno, el cual no sólo aceptó una compensación claramente
insuficiente, sino que después ha ignorado a los afectados y no ha aplicado ese dinero bien ni con
transparencia.
Por su parte, Union Carbide ha negado reiteradamente que el accidente se haya debido a los deficientes
procedimientos de seguridad, ha afirmado que un empleado descontento dejó entrar agua en el tanque
sellado que contenía isocianato de metilo, -un gas altamente reactivo y tóxico-, aunque nunca pudo
identificar al presunto autor; también habló de sabotaje por motivos políticos, lo que tampoco pudo probar.
En el 2001, 17 años después del desastre, la empresa Dow Chemical compró Union Carbide; desde entonces
se ha negado a reconocer los daños remanentes del accidente y los que siguen surgiendo como
consecuencia de él y de la mala operación previa de la planta, argumentando que la demanda legal se
resolvió en 1989 cuando, por acuerdo con el gobierno de la India, Union Carbide le pagó 470 millones de
dólares, por lo que, según Dow Chemical, cualquier nueva demanda debe ser resuelta por el estado de
Madhya Pradesh.
Aún más, Union Carbide sigue afirmando que no tiene responsabilidad en este caso ya que la justicia de
Estados Unidos falló que la planta pertenecía a su subsidiaria, Union Carbide India Ltd., la cual la operaba y
administraba, lo que la exime de cualquier responsabilidad. Por otra parte, después de que la subsidiaria
cerró, Eveready Industries India Ltd., compró el predio, a pesar de estar contaminado y, en 1998, el estado
de Madhya Pradesh revocó la propiedad del sitio y asumió su control, incluyendo la remediación.
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En otras palabras, hasta el momento la empresa dueña de la planta en el momento del accidente ha logrado
evadir su responsabilidad y la ha ido adjudicando a otros actores que, a su vez, han ido encontrando formas
para evadirla.
Con motivo de los treinta años del desastre, Union Carbide afirmó que ella, y el resto de la industria química
en el mundo, han hecho importantes esfuerzos para evitar que ocurran nuevos casos como éste, reforzando
los estándares de seguridad, dando información a las comunidades cercanas a las industrias, mejorando los
preparativos para atender las emergencias químicas, protegiendo a los trabajadores y las comunidades y
colaborando con los gobiernos para desarrollar y poner en práctica normas más estrictas para las industrias.
Por su parte, los sobrevivientes han estado luchando porque el sitio se limpie y se remedie, pues se sabe
que, bajo él, hay miles de toneladas de desechos peligrosos, pero sus esfuerzos no han tenido éxito pues,
aunque el gobierno reconoce esta contaminación, no ha hecho nada para retirar esos desechos y rehabilitar
el sitio.
Quienes conocen la zona están escandalizados por la ineptitud de los sucesivos gobiernos de la India para
enfrentar este desastre y porque a los afectados no se les ha hecho justicia y siguen viviendo en un entorno
muy contaminado.
En el aniversario 30 de la catástrofe, los afectados y las organizaciones que los apoyan hicieron varias
demandas a las empresas responsables y a los gobiernos de Estados Unidos y de la India.
A las empresas Union Carbide y Dow Chemical se les exige que dejen de rehuir la justicia y respondan a los
cargos de asesinato en el caso criminal que está en curso en la Corte del Distrito de Bhopal, que paguen
indemnizaciones adicionales para responder por el número real de muertes y daños a causa del desastre,
que remedien y limpien el suelo y los mantos freáticos contaminados en el predio de la planta y sus
alrededores y que paguen por la atención de la salud de la población afectada.
Al gobierno de Estados Unidos le piden que reconozca y exprese su pesar por haber financiado, a través del
banco Exim, la construcción de una planta mal diseñada que causó el enorme desastre industrial.
Igualmente, que extradite a la India a los funcionarios de Union Carbide para que respondan a los cargos de
asesinato en la causa criminal ya mencionada.
Al gobierno de la India le exigen que: (a) pague indemnizaciones adicionales a los más de medio millón de
afectados a los que les entregó una cantidad insuficiente; (b) con base en datos científicos, revise las cifras
de muertes y daños a la salud causadas por el desastre, para que se incorporen a la demanda ya citada; (c)
intervenga en la Corte Federal de Estados Unidos en apoyo de las víctimas, en especial, las afectadas por la
contaminación de agua y para lograr que se limpien los mantos freáticos contaminados por las operaciones
de la empresa; (d) asegure que las instalaciones del Memorial Bhopal Hospital sean adecuadas y suficientes
para tratar todas las enfermedades que se sabe que están asociadas con este desastre; (d) asegure que una
institución de prestigio realice una evaluación científica integral sobre la naturaleza, profundidad y
extensión de la contaminación derivada de las actividades de la empresa en Bhopal, y (f) establezca una
Comisión Ejecutiva para Bhopal con financiamiento y autoridad suficientes en la cual participen
representantes de los sobrevivientes para planear, llevar a la práctica y supervisar la rehabilitación médica,
social, económica y ambiental de la zona y sus habitantes.
En cuanto a México, para no hablar de los casi cotidianos derrames, fugas y accidentes de Pemex, aunque
no hemos tenido un Bhopal, sí hemos tenido varios mini-Bhopals: Anaversa en Córdoba, Veracruz; Tekchem
en Salamanca, Guanajuato; Dragón en Izúcar de Matamoros, Puebla y Agromaquilas en Atitalaquia, Hidalgo,
los cuales han tenido el mismo destino que Bhopal: Evasión de sus responsabilidades por parte de las
empresas; negligencia, omisiones e ineptitud, para no hablar de posible colusión por parte de los
respectivos gobiernos y abandono de los afectados para que por sí solos resuelvan sus problemas.
No estaría mal que, aprovechando el aniversario de este enorme desastre, las autoridades federales y
estatales de protección civil, ambiente y salud se informaran, hicieran un poco de conciencia y empezaran a
tomar medidas para, en primer lugar, atender los justos reclamos de los afectados en éstos y otros casos
similares y, en segundo, tomar medidas eficaces para evitar que se repitan.
http://www.jornadaveracruz.com.mx/Nota.aspx?ID=141207_233854_470#sthash.y8OTXREb.dpuf
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