LUDWIG BINSWANGER: ESPACIO, TIEMPO Y SOLES NEGROS. PUBLICADA EN EDICIÓN N° 37 DE CONTEXTO PSICOLOGICO “El arte nos enseña”, decía un viejo sabio, e invitaba a sus discípulos a nutrirse de las más diversas manifestaciones del hombre dentro de este campo, para poder entender las fuerzas que propulsan el vuelo de un pájaro, la motivación y los singulares matices de su canto, las ocultas razones por las que el bello colibrí lanza relámpagos, un día suspende su espectáculo de coloridas acrobacias, para quedarse quieto, en una jaula virtual llena de sombras, dispuesto a resignar hasta el último destello de sus plumas tornasoladas. ¿Por qué las flores se volvieron negras y espinosas? ¿Y el sol? ¿Qué pasa con el sol que ya no alumbra? Los poetas suelen guiarnos a través de senderos dibujados al borde del abismo, aportándonos algún esclarecimiento, alumbramiento de letras que sangran desde la herida misma, herida cuyo dolor intenta mitigarse, a veces, tallando cortes en ese otro lugar que representa el cuerpo para cierto dualismo estructurante que nos forja la idea de que no somos un cuerpo, lo tenemos, lo cuidamos, lo castigamos, lo modificamos, lo sufrimos. Ellos, los poetas, suelen aportarnos luz desde la oscuridad del agujero. Sobre todo los que estuvieron en él e intentan decir lo indecible, desde la línea donde todo saber encuentra su finisterre. ¿Hay algo más allá? En “Las aventuras perdidas”, de 1958, Alejandra Pizarnik escribe: “Sin ti/ el sol cae como un muerto abandonado”. ¿Qué proceso anímico es capaz de transformar al sol, astro luminoso por excelencia, al menos desde nuestra percepción terráquea, en la cruda y dolorosa imagen de un muerto abandonado, como si fuera el revés de una metáfora que, en lugar de velar, desvela, perturba, casi a la manera de eso que no debe estar allí? Apoyada en el tratado sobre Duelo y Melancolía de Julia Kristeva, Pura Cancina intenta enhebrar las cuentas de un extraño collar de soles negros: el sol negro del poema “El desdichado” de Nerval, el “sol negro, sol nocturno” de Ernesto Sábato en su novela “El túnel”, sigue con Rilke y Höderlim, poetas de “los tiempos de penuria”… ¿Podemos agregar el sol-muerto abandonado de Alejandra Pizarnik? ¿Cuáles son los destinos posibles de estos soles oscuros? El sol puede volver a ser sol en algún momento. Quizás este sea el mejor de los escenarios. También puede ocurrir que el muerto abandonado siga eclipsando al sol interminablemente, que el sujeto muera un poco cada día, o ya esté muerto, como ocurre en las formas delirantes de la melancolía. Cada uno intentará componer, a su manera, el réquiem al ausente que no se ausenta nunca, al muerto que no muere, al silencio que apaga los matices de la voz hasta callarla, los latidos del corazón hasta detenerlo, la sangre que no llega, el cuerpo que se pudre. Otro destino: el acto suicida. ¿Qué es lo que se eclipsa cuando el sol ennegrece o cae como un muerto abandonado? Dice Pura Cancina: “Si hay un eclipse en la melancolía, este eclipse es a ser retomado como lo que encontramos en los textos de los que hoy nos servimos. Eclipse del yo. Eclipse del sentido. Eclipse de Dios. Vemos lo cercano que está esto a la elaboración de Freud, donde es la sombra del objeto que cae sobre el yo, sombra que lo eclipsa” (1) ¿Compartimos un fragmento de “Naranjo en flor”, cuya letra pertenece a Homero Expósito? “Después, ¿Qué importa del después?/ Toda mi vida es el ayer/ que me detiene en el pasado. / ¡Eterna y vieja juventud, / que me ha dejado / como un pájaro sin luz!”. Volvemos a encontrar un objeto oscuro, al que el poeta se identifica, un pájaro triste y oscuro, que ya no vuela, y que en la letanía del canto parece anunciarnos su caída. Además, Homero Expósito hace referencia a un modo de vivencia en relación al tiempo, propia de un hombre ensombrecido por la pérdida. No hay futuro, no hay después.”Toda mi vida es el ayer/ que me detiene en el pasado”. Hay cierto punto de encuentro entre esta viñeta tanguera y algunos aportes de Ludwig Binswanger, (1881-1996) cuya obra abordaré parcialmente, en el contexto del desarrollo histórico de los conceptos de manía y melancolía. Si bien es cierto que la valoración de la orientación témporo-espacial era una parte fundamental de la semiología psiquiátrica, sólo se la planteaba como una cuestión objetivable por el examinador. Binswanger introdujo la dimensión subjetiva del espacio-tiempo como un elemento innovador en esta práctica. ¿Quién fue Ludwig Binswanger? Nació el 15 de abril de 1881 en Kreuzlingen, ciudad suiza situada en la frontera con Alemania, cerca del lago Constanza. Estudió bajo la tutela de Carl Jung, quien lo puso en contacto con Eugen Bleuler y Sigmund Freud, con quien forjó una amistad duradera. En 1911, a los treinta años, asumió como director del sanatorio Bellevue de Kreuzlingen, función en la que había sido precedido por su padre y abuelo. Ese mismo año, Freud le escribía en una carta: “Yo soy como todos los padres débil y ciego y, por tanto, orgulloso de este hijo, y no me decido a darle un tirón de orejas fácilmente”. Era una clara alusión a las claras diferencias entre ambos. No obstante la relación sobrevivió a la histórica ruptura de 1912, entre Freud y los otros miembros de la relación. En su carta del 2 de octubre de 1939, en su pésame a la hija y la esposa de Freud, Binswanger escribía: “Nada me ha causado más alegría en nuestra correspondencia, que la constatación hecha por su padre y esposo, hace ya algunos años, del hecho de habernos mantenidos fieles durante más de veinticinco años”. A su manera, Binswanger tuvo su sol negro. Su obra estuvo claramente influida por el pensamiento del tan reconocido como cuestionado Martin Heidegger, quien, si bien es considerado por algunos como el filósofo contemporáneo más influyente, también es, para quienes no conciben un divorcio entre vida y obra, aquel hombre afiliado al partido nacionalsocialista alemán que, en 1933, al asumir como rector de la Universidad de Friburgo pronunciara un discurso que dejaba en claro su apoyo al régimen nazi. Si bien algunos discípulos le pidieron insistentemente que se retractara públicamente de dicho discurso, Heidegger nunca lo hizo. Su obra es compleja, digna de especialistas. Trataré de inferir algunas cosas desde el propio texto de Binswanger, no menos complejo. Ese es uno de los motivos por los que su obra es poco conocida y por lo que muchos de sus trabajos no han sido traducidos. El Dr. Alonso Fernández comprime en un esquema didáctico las formulaciones de Binswanger que luego desarrollaré, y ordena las alteraciones de la temporalidad entre los enfermos psíquicos en tres grupos: -Imperio del futuro: neuróticos fásicos (angustia vital) / fobias de expectación. -Imperio del presente: personalidad alcoholómana / Maníacos. -Imperio del pasado: depresivos/ desarrollos neuróticos. Este esquema sintetiza, groseramente, la propuesta de Binswanger que acotaré, a continuación, al terreno de la depresión y la manía. Respecto de la depresión, Binswanger proponía que, en el modo de vivenciar el tiempo, hay un notable dominio de las cuestiones del pasado, sobre todo los momentos más oscuros del pasado. Esto ocurre en detrimento de los tiempos presente y futuro. “Después, ¿Qué importa del después?/ Toda mi vida es el ayer/ que me detiene en el pasado”. En relación al espacio, lo describe como reducido, opresor, plomizo, oscuro, sólido, compacto. En relación a la manía, Binswanger propuso diferenciar dos formas clínicas: una “maníaco-festiva” y otra “hipomaníaco-iracunda”(o seudopsicopática). Dice Binswanger: “El modo maníaco de existir es fluido, juguetón, escurridizo y saltarín (…) el espacio perceptivo es amplio y acogedor. Su espacio de acción carece de resistencias y es, por tanto, volátil; su espacio sintónico es claro y luminoso, y su espacio como marco de las relaciones interhumanas es abierto y próspero. El rasgo nuclear de la espacialidad del maníaco debe definirse como la exuberante participación vital en el espacio. El maníaco es un hombre público, un hombre de ágora” (2) En el otro, el iracundo o seudopsicópata, presenta un modo distinto de relación con el espacio. “Se muestra exaltado, violento, absorbente y hasta un tanto viscoso”. “La alteración más importante de la espacialidad consiste en la desmesurada ampliación del espacio circundante incorporado al yo. Tamaña magnitud del espacio individual es función, por una parte, del grado de inflación del yo, y por otra, de su afán de absorber- los otros-para sí. (…)No tiene un espacio individual, sino que todo el espacio circundante le pertenece. Por esto no sabe guardar distancias y manosea y agrede con frecuencia a su interlocutor”. (…) “Su espacio sintónico tiene la tonalidad roja propia de un campo de batalla”. (3) En lo que atañe al tiempo, ambas formas tendrían en común un “presentismo” con algunos matices diferenciales. Algunos autores tienden a pensar que las formas maníaco-festivas serían más propias de las primeras fases maníacas, y que, en las sucesivas, se iría instalando cierta disforia, irritabilidad y tendencia a las manifestaciones agresivas, manifestaciones que se aproximarían a la otra forma descripta. Ludwig Binswanger falleció con casi 85 años. A pesar de sus importantes aportes al campo de la psiquiatría y la psicopatología y de haber hecho de su vida un culto a la amistad, quizás por la complejidad del tiempo que le tocó vivir, su muerte fue recibida con indiferencia. Algunos lo recuerdan como el iniciador del análisis existencial. Antes de partir, en un giro propio del pensamiento filosófico que marcó su obra, Binswanger escribió: “Mi muerte es la que hace posible cuanto he hecho”. (1) Las Psicosis. AAVV. Homo Sapiens ediciones. Colección la clínica en los bordes.Pag.10 (2) Fundamentos de la psiquiatría actual. Prof. Dr. Francisco Alonso Fernández. Editorial paz Montalvo. Tomo I. Capítulo 9: espacialidad y temporalidad. Pag. 248 (3) Ibíd. Pag 249 BIBLIOGRAFIA - ALEJANDRA PIZARNIK. OBRAS COMPLETAS. Poesía y prosa. Editorial corregidor. - FUNDAMENTOS DE LA PSIQUIATRIA ACTUAL. Prof. Dr. Francisco Alonso Fernández. Editorial Paz Montalvo. - Enciclopedia Iberoamericana de psiquiatría. Vidal. Alarcón. Lolas. Stepke. Editorial médica panamericana. - Las Psicosis. Varios autores. Homo Sapiens ediciones. Colección la clínica en los bordes. - El dolor de existir…y la Melancolía. Pura H. Cancina. Homo Sapiens ediciones. Colección la clínica en los bordes. - Trastornos bipolares. Varios autores. Editorial médica panamericana. - Trastornos del estado de ánimo. Gustavo Vazquez. Editorial Polemos