Domingo de la Ascensión del Señor 1 de junio 2014 Monición de entrada Sean bienvenidos todos, a participar en esta Eucaristía dominical y pascual, en la cual celebraremos el misterio de la Ascensión del Señor Jesucristo, su glorificación y exaltación a la derecha del Padre. Cristo no se ha ido al cielo para desentenderse del mundo, sino que se queda de una forma nueva y profunda entre nosotros, que proseguimos su tarea evangelizadora en el mundo, hasta el final de los tiempos. Si Cristo, cabeza de la Iglesia ha sido glorificado, nosotros, como Iglesia y cuerpo suyo, también un día seremos glorificados. Iniciemos, pues, la Eucaristía con el canto de entrada. Monición a la Primera Lectura (Hech 1,1-11) Jesús Resucitado asciende victorioso a los cielos. Su ascensión no es ausencia, sino una nueva presencia entre nosotros, invitándonos a continuar su tarea evangelizadora en el mundo Monición al Salmo Responsorial 46 Unidos al salmista, aclamemos al Señor que sube al cielo, entre las aclamaciones de quienes lo contemplan glorificarse a la derecha del Padre. Monición a la Segunda Lectura (Ef 1,17-23) San Pablo nos invita a contemplar en Cristo glorificado y exaltado, nuestra propia ascensión y desde ya nos exhorta, a vivir con esperanza el futuro glorioso que nos espera. Monición al Evangelio (Mt 28,16-20) Jesús Exaltado y Señor del universo, da sus últimas instrucciones a sus apóstoles, para enviarlos a hacer discípulos y bautizar a todas las gentes, en el nombre de la Santísima Trinidad, prometiendo quedarse con nosotros hasta el fin de los tiempos. Por eso, su Ascensión a los cielos, es una nueva forma de presencia en el mundo y en la historia. Oración de los fieles Celebrante: Presentemos a Jesús Glorificado y exaltado a la derecha del Padre, nuestras súplicas diciendo: Quédate con nosotros, Señor. Por la Iglesia, que en este día celebra la gloriosa Ascensión de su Señor, para que continué la tarea evangelizadora que Él le ha confiado. Oremos. Por el Papa Francisco, para que siempre en su pastoreo, experimente la presencia del Señor, la fuerza del Espíritu y el apoyo de nuestra oración y afecto filial. Oremos. Por nuestro obispo (nombre del obispo de la diócesis), para que siga anunciando que Cristo ha resucitado y es el que da fuerza y sentido a nuestras vidas. Oremos. Para que la fe en la Ascensión del Señor, nos lleve a descubrirlo presente en la comunidad, en su Palabra, en la Eucaristía y en los hermanos, especialmente en aquellos que más sufren. Oremos. Para que la Ascensión de Cristo nos ayude a mirar confiadamente el futuro que nos espera, a trabajar en las tareas del Reino de Dios con entusiasmo y con los pies muy bien puestos en la tierra. Oremos. Para que el acontecimiento de la Ascensión del Señor, nos impulse a continuar la tarea encomendada por el Señor a la Iglesia, en sus diversas actividades misioneras y celebraciones litúrgicas. Oremos. Por nuestros difuntos, en especial, los que han muerto recientemente, para que, como Cristo Exaltado al cielo, estén reinando con Él para siempre en el Reino de Dios, viviendo desde ya su propia glorificación. Oremos. Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta. A ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Presentemos a Dios, junto a las ofrendas eucarísticas, nuestros deseos y esperanzas, en este día en que somos llamados, como Cristo, a participar de su glorificación. Monición a la Comunión Cristo Glorificado y Exaltado, nos invita a participar de su banquete, como anticipo de nuestra glorificación. Al comer el Pan de la Vida, celebremos por anticipado nuestra propia ascensión a los cielos, ya desde nuestra tierra. Monición de despedida (optativa) Al irnos a nuestras casas y trabajos, y habiendo sido alimentados con la Palabra y la Eucaristía, pedimos a Dios para que la Ascensión del Señor, alimente nuestra fe y esperanza, en participar de su gloria, así también como un fuerte impulso a nuestro quehacer evangelizador. Vayamos a anunciar con alegría la presencia del Señor, que anima nuestro caminar de cada día. Moniciones Domingo de Pentecostés 8 de junio 2014 Monición de entrada Una vez más nos reunimos en esta Eucaristía, para escuchar la Palabra de Dios y participar del banquete de los hermanos, en este domingo de Pentecostés, con el que terminamos el Tiempo de Pascua y celebramos la presencia poderosa del Espíritu Santo, derramado sobre la Iglesia en sus comienzos y como Aquel que, desde aquel día en Jerusalén, sigue animando y fortaleciendo a nuestra comunidad cristiana, en su caminar evangelizador. Comencemos, pues, con alegría, nuestra celebración eucarística. Monición a la Primera Lectura (Hech 2,1-11) Fue en una fiesta judía llamada “Pentecostés”, en la que el Espíritu de Jesús vino sobre los suyos, llenándolos de sus dones y de su fuerza, para salir a anunciar el Evangelio a todas partes del mundo. Monición al Salmo Responsorial 103 Unámonos a la oración del salmista, para implorar a Dios que nos envíe su Espíritu divino, que nos renueve y nos transforme. Monición a la Segunda Lectura (1 Cor 12,3-7.12-13) San Pablo nos presenta la diversidad de dones y carismas de la Iglesia, como manifestación del Espíritu Santo, para el bien común y edificación de la comunidad. Secuencia del Espíritu Santo: Con este bellísimo himno antiguo al Espíritu, hoy la Iglesia rinde homenaje de adoración al Espíritu Santo Consolador y Dador de vida. Escuchémoslo con amor y devoción. Monición al Evangelio (Jn 20,19-23) Al soplar el Señor sobre sus discípulos, les otorga el don de su Espíritu, con el que los transforma en hombres nuevos y los envía como misioneros de su Evangelio. Oración de los fieles Celebrante: Presentemos a Dios nuestro Padre, en este día de Pentecostés, en el que nos ha hecho partícipes del Espíritu Defensor, diciendo todos: Escucha, Señor, nuestras oraciones. Por la Iglesia extendida en el mundo, para que animada y fortalecida por la fuerza del Espíritu, anuncie con valentía el Evangelio de Cristo. Oremos. Por su Santidad el Papa Francisco, por nuestros evangelizadores, pastores y laicos, para que sean testigos cualificados de Cristo Resucitado, quien ha enviado al mundo, el don de su Espíritu. Oremos. Por todos los cristianos, para que vivamos este día de Pentecostés, como día especial del Espíritu Santo, en ambiente de oración, alegría y servicio a los demás. Oremos. Para que el sacramento del Bautismo y de la Confirmación, con los cuales el Señor nos ha dado su Espíritu, nos ayude a poner al servicio de la Iglesia, nuestros dones y carismas otorgados para el bien común. Oremos Por todos nosotros, que hemos venido a celebrar la Eucaristía, para que, cada día experimentemos la fuerza del Espíritu, que nos anima a dar testimonio de Cristo Resucitado. Oremos. Por nuestros difuntos, en especial, los que estamos encomendando en esta Eucaristía, para que, por la fuerza del Espíritu del Resucitado, ya estén gozando en el cielo, de su nueva condición glorificada. Oremos. Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta. A ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Pongamos en el altar, junto a las ofrendas de pan y de vino, nuestras vidas, para que, por la fuerza del Espíritu Santo, sean transformadas en Cristo como alimento de vida eterna. Monición a la Comunión Recibamos con fe viva el Pan de la Vida que es Cristo; que al recibirlo en nuestra comunidad, nos ayude a vivir sus enseñanzas y a asumir nuestros compromisos, con la fuerza del Espíritu Santo. Monición de despedida (optativa) Habiendo participado de la doble mesa de la Palabra y de la Eucaristía, hemos terminado de celebrar la Cincuentena Pascual, días de alegría y de presencia del Señor Resucitado, por medio de su Espíritu, en medio de nuestra comunidad. Que el Espíritu Santo, que se derramó sobre la Iglesia primitiva, y que a nosotros se nos dio en los sacramentos de la iniciación cristiana, nos ayude, a lo largo del año, a seguir en la ardua tarea de ser anunciadores del Evangelio. Solemnidad de la Santísima Trinidad- Tiempo Ordinario 15 de junio 2014 Monición de entrada Al terminar el Tiempo Pascual con la solemnidad de Pentecostés y al volver al Tiempo Ordinario, en este domingo celebramos la solemnidad de la Santísima Trinidad, recordando que Dios es una familia de personas en su ser íntimo: Padre, Hijo y Espíritu Santo y que nos llama a participar de su vida de amor y felicidad en su Reino. Participemos con alegría del canto, al comenzar la liturgia de la Eucaristía. Monición a la Primera Lectura (Éx 34,4-6. 8-9) Escuchemos cómo Moisés vive una experiencia íntima con Dios, al descubrirlo como un Dios compasivo, rico en misericordia, en bondad y lealtad. Que, como Moisés, cada uno de nosotros experimente el favor del Señor. Monición al Salmo Responsorial (Del cántico de Dan 3,52-56) Unidos a la alabanza de aquellos jóvenes judíos, que bendecían al Dios del universo y de su pueblo, aclamemos a Dios diciendo (o cantando): Monición a la Segunda Lectura (2 Cor 12,11-13) San Pablo nos exhorta a mantenernos alegres, a vivir en armonía y en paz, terminando su enseñanza con un saludo para todos, en nombre de la Santísima Trinidad, y que siempre escuchamos, al comienzo de nuestras celebraciones litúrgicas. Monición al Evangelio (Jn 3,16-18) Jesús, en su conversación nocturna con Nicodemo, nos presenta de manera muy hermosa, el amor inconmensurable del Padre Celestial, que ha enviado a su Hijo al mundo, para salvarlo y no para condenarlo. Que estas palabras nos hagan percibir el amor maravilloso, que nos tiene a todos, la Santísima Trinidad. Oración de los fieles Celebrante: Presentemos a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, nuestras oraciones diciendo: ¡Santísima Trinidad, escúchanos! Por la Iglesia extendida por el mundo entero, para que sea signo viviente de la Santísima Trinidad, como familia de Dios. Oremos. Por el Papa Francisco y por todos los pastores de la Iglesia, para que anuncien el Evangelio a toda creatura y animen a la Iglesia en nombre de la Santísima Trinidad. Oremos. Por los enfermos, los pobres, los que sufren y los tristes, que están marcados por el dolor, para que el Dios Uno y Trino sea su fortaleza y su alegría. Oremos. Por quienes se han encomendado a nuestras oraciones y cuidados, para que seamos solícitos en atenderlos y ayudarlos. Oremos. Para que experimentemos de día en día, el amor maravilloso del Padre Celestial, que nos ha dado a Jesucristo, como Salvador de todos. Oremos. Por todos nosotros, que hemos venido a celebrar la Eucaristía, para que confiemos a la Santísima Trinidad nuestras vidas, nuestras familias y nuestra comunidad cristiana. Oremos. Para que cada domingo nos reunamos para compartir como hermanos la mesa de Jesucristo, quien se nos da como Pan de vida. Oremos. Celebrante: Escucha, Dios Uno y Trino, las plegarias que tu pueblo te presenta, para que nunca dejes de atenderlas. A ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Presentemos en el altar las ofrendas de pan y de vino, y con ellas nuestras esperanzas y oraciones, en presencia de la Santísima Trinidad. Monición a la Comunión Acerquémonos con gozo a recibir la Eucaristía, con la esperanza de que el Pan de Vida, nos fortalezca en nuestra unión íntima con la Santísima Trinidad. Monición de despedida (optativa) Habiendo participado de la doble mesa de la Palabra y de la Eucaristía, que el misterio de la Santísima Trinidad, celebrado en esta Santa Misa, nos anime a vivir el amor y la solidaridad entre nosotros, como reflejo de la vida íntima de Dios, del Padre de Jesucristo y el Espíritu Santo. Y que todo lo que hagamos o decimos, que lo realicemos en el nombre de las tres divinas personas, en todo tiempo y lugar. Moniciones Solemnidad Corpus Christi Domingo 22 de Junio 2014 Monición de entrada Nos reunimos para celebrar la fiesta del Cuerpo y Sangre de Cristo, este sacramento por el cual Jesús se nos da en comida y bebida de salvación, Pan de vida y nuevo maná celestial. Hoy queremos tributar culto de amor y adoración al Santísimo Sacramento del Altar (al ser llevado en procesión por nuestras calles y aclamado por nuestros cantos) Esta última frase subrayada en negrita, solamente se dice si se realiza la procesión con el Santísimo Sacramento en la parroquia o comunidad. De lo contrario, se suprime. Iniciemos, pues, la Eucaristía con el canto de entrada. Monición a la Primera Lectura (Dt 8, 2-3.14-16) Escuchemos cómo el pueblo de Israel, en su peregrinación por el desierto, fue sustentado tanto por la palabra del Señor, como por el maná. Monición al Salmo Responsorial- 147 Con el salmista, que alaba al Dios de Jerusalén, al saciarlo con la flor del mejor trigo, alabémoslo diciendo todos: Monición a la Segunda Lectura (1 Cor 10,16-17) Uno es el pan (la Eucaristía), que alimenta un solo cuerpo (la Iglesia), nos enseña san Pablo, toda vez que compartimos el único pan, que es Cristo sacramentado. Monición al Evangelio (Jn 6,51-59) “Yo soy el Pan de Vida que ha bajado del cielo”, nos dice Jesús, al presentarse al pueblo como comida y bebida verdaderas, a la que podemos comer y beber en el banquete de los hermanos en la Iglesia. Oración de los fieles Celebrante: Presentemos a Jesús, que se ha quedado con nosotros en el sacramento de su Cuerpo y Sangre, nuestras oraciones diciendo: Escúchanos, Señor. Por la Iglesia de Cristo, para que alimente a sus fieles con la doble mesa de la Palabra y de la Eucaristía. Oremos. Para que llegue el día, en que los cristianos de todas las Iglesias alcancemos la unidad y podamos participar plenamente de la Eucaristía. Oremos. Por los enfermos, los que sufren y los marginados, para que nos les falte lo necesario, mediante nuestra ayuda solícita. Oremos. Por quienes dedican su tiempo y esfuerzos a socorrer las necesidades de sus prójimos, para que Cristo Eucarístico sea su alegría y fortaleza. Oremos. Para que Jesús Sacramentado, en el homenaje que hoy le brindamos, bendiga a nuestras familias y a nuestra comunidad, en este día solemne en que celebramos la festividad de su Cuerpo y Sangre. Oremos. Para que los que estamos reunidos en este domingo, para que celebremos con fe y devoción la Eucaristía, como el momento central de nuestra vida cristiana. Oremos. Para que el homenaje de adoración y de amor que tributamos hoy al Santísimo Sacramento, produzca frutos de amor y de devoción a Jesús Eucaristía, en especial, con nuestra participación frecuente de la mesa del Señor. Oremos. Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta. A ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Pongamos en el altar, junto a las ofrendas de pan y de vino, el homenaje de la Iglesia, que se inclina reverente ante Quien se hace comida de salvación en esta Eucaristía. Monición a la Comunión Recibamos con fe viva y esperanza el Pan de la Vida que es Cristo; que el sacramento que recibimos y compartimos, sea prenda de salvación y vínculo de unidad y amor entre nosotros. Monición de despedida (optativa) En este día hemos celebrado el misterio de la presencia real del Señor, en los signos sacramentales de la comida y de la bebida, que hemos recibido y compartido en nuestra Eucaristía. (Seguidamente tendremos la procesión con el Santísimo Sacramento por nuestras calles, en nuestro pueblo y comunidad, para que lo adoremos y demos el homenaje de nuestro amor, que bien merece el Señor) Este párrafo se dice, si se hace la procesión eucarística. Si no, se omite o se borra. Que este sacramento de vida nos alimente, nos fortalezca y nos ayude a formar la Iglesia, como auténtica comunidad de hermanos, que se reúnen cada domingo a celebrar el banquete de la unidad y de la solidaridad. Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús Viernes 27 de Junio 2014 Monición de entrada Hermanos. Sean bienvenidos a celebrar la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Su imagen, tan querida y venerada por nosotros, nos recuerda fundamentalmente el amor del Hijo de Dios hacia nosotros, el amor del Verbo encarnado hacia los hijos de Dios, pues “tanto amó Dios al mundo que dio a su hijo único” (Jn 3,16). Se presenta así como una parte viva de su divino cuerpo, y es esta y no otra, la que simboliza ese amor, porque el corazón es el órgano que siempre asociamos a este sentimiento. Iniciemos, pues, la Eucaristía con el canto de entrada. Monición a la Primera Lectura (Dt 7,6-11) El Señor declara su amor y predilección por su pueblo, como Dios fuerte y fiel, bueno y misericordioso con Israel, objeto de su elección. Monición al Salmo Responsorial- 102 Con el salmista, aclamemos al Señor que es clemente y compasivo con nosotros, pues su misericordia dura por siempre, para los que le cumplen. Monición a la Segunda Lectura (1 Jn 4,7-16) “Dios es amor”, nos enseña San Juan. Un amor que se ha manifestado en su Hijo Jesucristo, y que nos invita a compartirlo en la medida en que amamos a los demás. Así su caridad en nosotros será perfecta. Monición al Evangelio (Mt 11,25-30) “Jesús, manso y humilde de corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo”, pedimos al Señor con esta jaculatoria, sacada del Evangelio de hoy, que nos presenta así el corazón del Señor, quien ha venido a hacernos descansar. Oración de los fieles Celebrante: Presentemos al Señor Jesús, quien en este día nos presenta su amor por nosotros, representado en su corazón, nuestras peticiones diciendo todos juntos: ¡Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío! Señor Jesús, que quisiste ser traspasado por la lanza, para que de tu costado abierto, al brotar el agua y la sangre, naciera tu esposa la Iglesia, haz que nuestra Iglesia sea siempre santa e inmaculada. Oremos. Señor Jesús, templo santo de Dios, destruido por los hombres y levantado nuevamente por el Padre, dígnate hacer de la Iglesia morada digna del Altísimo. Oremos. Señor Jesús, rey y centro de todos los corazones, que con amor eterno nos amas y nos atraes con misericordia, renueva tu alianza con todos nosotros, que hemos venido a celebrar la inmensidad de tu amor. Oremos. Señor Jesús, paz y reconciliación nuestra, alivio de los que están cansados y agobiados, descanso y solaz de los que se sienten abrumados, atrae hacia ti a todos los pecadores. Oremos. Señor Jesús, que por tu amor desbordante te rebajaste hasta someterte incluso a la muerte y una muerte de cruz, llama a los fieles difuntos a la resurrección. Señor Jesús, cuyo corazón fue herido por nuestros pecados, que nuestra vida cristiana sea una respuesta fiel a tu amor, y te brindemos una cumplida reparación. Oremos. Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta. A ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Presentemos a Dios, junto a las ofrendas eucarísticas, nuestros esfuerzos y esperanzas, en busca del gran alimento que vamos a recibir y que es Cristo, Pan de Vida. Monición a la Comunión Que la Eucaristía que vamos a comulgar sea signo del amor redentor del Señor, al que contemplamos en su adorable corazón, que nos invita a disfrutar de su misericordia. Monición de despedida (optativa) Al regresar a nuestras casas y trabajos, y habiendo sido alimentados con la Palabra y la Eucaristía, pedimos al Señor que podamos corresponderle a su amor, en especial, viviendo la caridad con los hermanos que más necesitan de nuestra compasión y cercanía. ¡Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío! Que con esta jaculatoria terminemos nuestra celebración, adorando al Señor Jesucristo, en cuyo corazón late la llama ardiente de su amor por nosotros, quien es, a la vez, “manso y humilde de corazón”. Solemnidad de los Apóstoles San Pedro y San Pablo 29 de Junio 2014 Monición de entrada Bienvenidos a la fiesta de la Eucaristía. Hoy celebramos al Señor que guía a su Iglesia, a través de su Espíritu derramado en nuestros corazones. San Pedro y San Pablo, las llaves y la palabra, dieron lo mejor de sus vidas al servicio de la causa de Jesús, fundaron la Iglesia en el mundo, mantuvieron la unidad, y con su sangre en el martirio, demostraron que eran verdaderos testigos del Evangelio de Jesucristo. Celebremos al Señor, en este día de fiesta y de alegría, porque sigue actuando en su Iglesia, en sus pastores y en su comunidad. Monición a la Primera Lectura (Hech 12,1-11) La Iglesia experimenta sus primeras persecuciones, al ser derramada la sangre de Santiago y Pedro sufre las primeras cadenas por su Maestro. El Señor acude en ayuda de la iglesia naciente y libera a Pedro de la cárcel. La oración de la comunidad por su jefe, Pedro, fue escuchada y continuó orando y anunciando al Señor Jesús. Monición al Salmo Responsorial 33 Aclamemos al Señor con sentimientos de alegría y gratitud, porque Él nos libra de nuestras tribulaciones y de muchas situaciones de muerte, diciendo todos: Monición a la Segunda Lectura (2 Tim 4,6-8.17-18) Pablo, luchador incansable, está a punto de terminar su carrera. Se ha mantenido fiel, ha guardado la fe, ha dado frutos de vida, ha recorrido grandes distancias, predicando el Evangelio y está a punto de entregar su la vida por su Señor. Termina su carrera y se pone en manos de Dios, dándole la gloria a Él. Monición al Evangelio (Mt 16,13-19) Pedro confiesa a Jesús como el Señor. Y Jesús lo elige para ser el jefe, la piedra, el amo de llaves y el portavoz de su Iglesia. No por sus cualidades sino por su fe. La fuerza de la Iglesia está en la fe de sus miembros y en la respuesta amorosa al Dios que nos convoca y nos guía, a través de las dificultades. Oración de los fieles Celebrante: Presentemos a Dios nuestro Padre, nuestras oraciones y plegarias, diciendo: ¡Escucha Señor, nuestra oración! Oremos por el Papa Francisco, por nuestro Obispo (nombre del obispo de la diócesis) y todos los Obispos de la Iglesia, sucesores de los apóstoles, para que pongan sus vidas al servicio del Evangelio y de las comunidades, a ellos confiadas. Oremos por los gobernantes y los responsables de los pueblos, para que protejan a los más débiles y busquen la paz y la libertad entre las naciones. Oremos por nuestra comunidad, para que se mantenga unida al Señor y a sus pastores y anuncie a los hermanos el Evangelio de Jesucristo. Oremos por todos los enfermos, los que viven privados de libertad, y los que se sienten solos, para que el Señor y los hermanos les animemos en sus luchas. Por todos nosotros, que hemos venido a celebrar la Eucaristía, para que el testimonio y ejemplo de los apóstoles y mártires, San Pedro y San Pablo, nos ayude en nuestro seguimiento fiel de Jesucristo. Oremos por todos los difuntos de nuestras familias y de nuestra comunidad, para que el Señor les abra las puertas de la vida eterna. Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta. A ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Presentemos a Dios en el altar, junto a las ofrendas de pan y de vino, nuestros deseos sinceros de que nuestras vidas den fruto abundante, al unirnos a la ofrenda de Cristo Eucaristía. Monición a la Comunión Acerquémonos con fe y alegría a la mesa de los hijos de Dios, para que al recibir la Eucaristía, nos unamos cada vez más a Cristo y a los hermanos. Monición de despedida (optativa) Estamos contentos de haber celebrado la Eucaristía, en este día en que hemos celebrado el testimonio de los apóstoles Pedro y Pablo, amigos de Cristo Redentor, vencedor de la muerte y piedra angular de la Iglesia. Que en nuestros corazones arda la llama viva de la Palabra de Dios y de la Eucaristía que hemos recibido y compartido, llevando hoy el mensaje el Señor a nuestra familia y comunidad.