Monografía Curso de Capacitación Docente en Neurociencias Alumno: Francisco de Borja de Torres Delgado www.asociacioneducar.com Mail: informacion@asociacioneducar.com Facebook: www.facebook.com/NeurocienciasAsociacionEducar La memoria y la tención 1. La memoria. Según Portellano (2005) “La memoria es una función neurocognitiva que permite registrar, codificar, consolidar, retener, almacenar, recuperar y evocar la información previamente almacenada. Mientras que el aprendizaje es la capacidad de adquirir nueva información, la memoria es la capacidad para retener la información aprendida”. Portellano clasifica la memoria en función del tiempo transcurrido para su almacenamiento de la siguiente manera: Memoria a corto plazo (MCP): proceso de retención inicial de la información durante un breve espacio de tiempo que oscila desde algunas fracciones de segundos hasta varios minutos. En este tipo de memoria se pueden distinguir: -Memoria sensorial: registro inicial de la información a través de los receptores sensoriales. -Memoria a corto plazo: sistema de retención y almacenamiento con capacidad y duración de varios segundos. -Memoria de trabajo: sistema activo de memoria que permite simultanear varias tareas cognitivas. Es muy importante en la enseñanza del inglés como segunda lengua. Se pueden distinguir varias módulos: -Bucle fonológico: repasa y transforma la información visual en la información verbal. Consta de un almacén fonológico que se archiva en el área de Wernicke y en el área de Broca. -Agenda visoespacial: gestiona y manipula las imágenes visuales. Gracias a ella se codifica la información visual y se recuperan las imágenes a largo plazo. Se localizan en las áreas parieto-occipital del hemisferio derecho. -Ejecutivo Central: centro responsable de la planificación, organización y ejecución de tareas y decisiones. Controla la atención, se sitúa en las áreas dorsolaterales del lóbulo frontal. -Memoria Primaria: es el contenido que se acaba de presentar a la conciencia. Memoria a largo plazo (MLP): capacidad para retener la información durante periodos más prolongados de tiempo de manera permanente. Tiene capacidad ilimitada, podemos estar aprendiendo durante toda la vida, como aprender nuevos idiomas, etc. Consta de: -Memoria Secundaria: se refiere a hechos acaecidos hace poco tiempo similar a la memoria reciente. Memoria terciaria: se refiere a hechos de más tiempo. Permite recuperar acontecimientos autobiográficos o eventos sociales del pasado. -Memoria anterógrada y retrógrada: se relacionan con hechos traumáticos y cuadros amnésicos. -Memoria declarativa o explícita: se basa en hechos o acontecimientos adquiridos a través del aprendizaje que pueden ser conscientemente recuperados por el sujeto. Se relaciona con hechos autobiográficos y adquisiciones culturales, de caras o palabras. Tiene tres modalidades: -Semántica: adquisiciones culturales, historia, conceptos… -Episódica: hechos sucedidos, sucesos, episodios fechados espacial o temporalmente. -Autobiográfica: acontecimientos de la vida del sujeto, es una modalidad de la memoria episódica. -Memoria no declarativa o implícita: es aquella que no puede examinarse de una manera consciente. Memoria de procedimiento, efecto Priming y aprendizaje por condicionamiento. Todos ellos relacionados con el automatismo. Interviene el componente emocional. Bases neuropsicológicas de la memoria. El proceso de la memoria podemos dividirlo en 3 fases secuenciales (Antonio Manzanero Puebla, 2006): registro-codificación, almacenamiento-mantenimiento y recuperación; El registro es el proceso mediante el cual un estímulo, tras tener cierto impacto sobre un sistema nervioso, llega a formar una representación del mismo. La codificación consiste en como la información está representada en nuestro sistema nervioso. La información es almacenada si ha sido emocionalmente significativa para el sistema. Almacenamiento, es la fase en que la información es conservada en la memoria una vez codificada. Se trata de la creación de un registro/archivo permanente donde es almacenada toda aquella información que ha resultado significativa para el sistema nervioso. Recuperación, esto se da cuando se puede evocar o recuperar aquella información, almacenada en la memoria, para la realización de alguna tarea o actividad. Si las tres fases anteriormente expuestas han sido activadas de manera correcta, entonces, tendrá lugar el proceso de la memoria, podremos recordar. A continuación (ver figura 1), podemos, brevemente, relacionar las áreas cerebrales que intervienen en el proceso de memorización para, posteriormente, ver el proceso en qué tiene lugar la memoria (Miller, Squire y Kandel, 1998). -Las regiones temporales e hipocampo son imprescindibles para la formación de recuerdos explícitos y para su consolidación. Después se almacenan en regiones corticales. -Los circuitos del cerebelo y los de la amígdala, estructura que desempeña una función relacionada con lo emocional, participan en diferentes formas de memoria implícita (automatismos…). -Corteza motora estriada interviene en los movimientos, habilidades y hábitos motrices. -Neocórtex prepara para la acción. -La corteza prefrontal está implicada en aspectos temporales y en la memoria episódica, así como en los aspectos secuenciales del aprendizaje relacional y de la evocación de los recuerdos. A su vez, es necesaria para el razonamiento y la memoria de trabajo. Figura 1.Áreas cerebrales y la memoria. http://descubriendoneurociencias.files.wordpress.com/2012/09/cerebro3.gif El proceso de la memoria El proceso de la memoria y los diferentes tipos de memoria se localizan a lo largo de diferentes redes neurobiológicas. Para comprender el proceso de la memoria en nuestro cerebro es necesario tener en cuenta conceptos como la lateralización del cerebro y su relación con sus correspondientes áreas especializadas: lóbulo temporal, frontal, parietal y occipital. El cerebro está escindido en dos hemisferios unidos a través del cuerpo calloso. A su vez, a lo largo de la corteza cerebral se encuentran diferentes áreas conectadas entre sí con diferentes funciones. Así, mientras el hemisferio izquierdo se ocupa de la lógica, el lenguaje, los números, el pensamiento lógico y abstracto, lo auditivo y el análisis, el hemisferio derecho está más especializado en lo visual, lo imaginativo, el pensamiento concreto, lo no-verbal, etc. (Ferre e Irabau, 2002). No obstante ambos hemisferios no actúan por separado sino de manera coordinada a través del cuerpo calloso (ver figura 1-2); haces de fibras nerviosas que no solo los une permitiendo intercambiar información de un hemisferio a otro sino que además interviene de forma muy directa en la memoria junto con el resto de las áreas corticales cerebrales (Ferre e Irabau, 2002). De ahí, que el cuerpo calloso sea clave para integrar e interpretar la información dada por ambos hemisferios: La realidad es percibida según el efecto de complementariedad de las funciones especiales de cada hemisferio, es decir, la integración de ambos hemisferios permite una apreciación de la realidad completa. Figura 2.El cuerpo calloso. http://medicinafarmacologia.blogspot.com.es/2010/05/cuerpo-calloso.html El proceso de memorización implica activar del mismo modo diferentes funciones como la motivación. Aquella información que ha sido almacenada de manera significativa por alto grado emocional resulta mucho más fácil recordar, es decir, cuanto más elevado un sea el grado de motivación más fácil será recordar la información. Cuando la información presentada nos resulta relevante e interesante resultará más fácil recuperarla. En este sentido, podemos encontrar una serie de estructuras cuya función está relacionada con las respuestas emocionales, el aprendizaje y la memoria: el sistema límbico (Packard et al., 1989), compuesto por hipotálamo, algunas partes del tálamo, la amígdala y el hipocampo interviene directamente en las producciones de las emociones. También, se encarga de regular la atención y el sueño (ver Figura 3). Figura 3. El sistema límbico. http://www.psicoactiva.com/atlas/limbic.htm El hipocampo es uno de los responsables de la memoria a largo plazo junto a diferentes regiones cerebrales, es imprescindible para la formación de recuerdos explícitos y para su conservación. El hipocampo permite relacionar y coordinar la memoria entre diferentes regiones cerebrales, facilita la memoria explícita o declarativa, consciente y flexible (Jerome Kagan, 2007). Otra pieza esencial del sistema límbico que tiene un protagonismo vital en nuestra memoria es la amígdala, ubicada en la profundidad del lóbulo temporal. Se encuentra conectada con el encéfalo, lo que permite integrar en el procesamiento emocional. Se encarga del procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, principalmente de la formación y almacenamiento de memorias asociadas a sucesos emocionales (Crook y Adderly, 2005). La amígdala junto con el cerebelo, responsable del equilibrio, postura y movimiento, y la corteza motora estriada participa en los diferentes tipos de memorias implícita que, como ya vimos anteriormente, se conoce por ser la relativa a destrezas, hábitos y condicionamientos (Miller, Squire y Kandel, 1998). Esta memoria no declarativa es responsable de tres tipos diferentes memoria; una procedimental, priming y el condicionamiento simple (LeDoux J 1999). Cada una se encuentra en una parte concreta del cerebro como por ejemplo, los ganglios basales (en el caso de la memoria procedimental) o en el cerebelo y la amígdala (en el caso del condicionamiento simple). No solamente el sistema límbico es la encargada del procesamiento integrador de las emociones y la memoria, el neocórtex también participa en la memoria emocional. Siendo la zona anterior del cerebro, el neocórtex es el área cerebral que nos hace inteligentes, controla las emociones y las capacidades cognitivas como la memorización, la concentración, la autorreflexión, la resolución de problemas y la habilidad de seleccionar el comportamiento adecuado. También se encarga de la toma de decisiones analizando las posibles consecuencias que pueda tener en función de las experiencias emocionales previas así como de los estados emocionales mandando a la amígdala desde sus áreas prefrontales (Güell, 2013). La corteza prefrontal tiene como función básica la función ejecutiva entre otras. Dicha función hace referencia a la capacidad para realizar juicios, analizar las consecuencias futuras de actividades actuales, trabajar en función de los objetivos marcados de antemano, predecir resultados, creación de expectativas y control social (Bustamante, 2007). También participa de la memoria de trabajo (necesaria para el razonamiento y los procesos cognitivos) extrayendo del almacenamiento de largo plazo los productos necesarios para el aprendizaje asociativo a utilizarse en una tarea de carácter inmediato. En cuanto a la memoria de trabajo, el bucle fonológico o lazo articulatorio se encuentra en las áreas de Wernicke y Broca, la agenda visoespacial se localiza en la corteza parietooccipital derecha y el ejecutivo central, relacionado con las funciones ejecutivas, se ubica en el lóbulo frontal dorsolateral y zonas anteriores de la circunvolución del cíngulo (Baddeley, 2000). 2. La atención William James (1890) definió a la atención del siguiente modo: “Todo el mundo sabe lo que es la atención. Es la toma de posesión por la mente, de un modo claro y vívido, de uno entre varios objetos o cadenas de pensamiento simultáneamente posibles”. Su máxima atencional más conocida es “mi experiencia consciente es aquello a lo que yo decido atender”. La atención actúa seleccionando información para controlar el procesamiento de la información, mediante la activación e inhibición de los procesos en curso, para llegar a los objetivos propuestos. La atención está estrechamente relacionada con la motivación y la emoción. Nuestro sistema emocional es el que dirige nuestro sistema de atención a través del aprendizaje y la memoria. Willis (2007), tras la realización de unas pruebas de neuroimagen PET y FMRI, demostró que bajo situaciones de estrés se bloquea el flujo de entrada en las zonas de procesamiento cognitivo de la memoria por lo que el flujo hacia las redes neuronales cognitivas superiores está limitado. Para Christianson (1992) la psicología cognitiva ha mostrado evidencia clínica de que el estrés, el aburrimiento, la confusión, la baja motivación y la ansiedad de modo individual o en conjunto interfieren con el aprendizaje. Roberto Zatorre, uno de los científicos del Instituto Neurológico de Montreal y de la Universidad McGill en Canadá, ha descubierto que un cerebro motivado favorece la producción de dopamina en el cerebro. La dopamina es un neurotransmisor clave en la sensación de placer que estimula los centros de la memoria, promoviendo la liberación de acetilcolina lo cual produce un aumento de la atención. En inglés existe el acrónimo o siglas RAD que recuerdan a los educadores tres conceptos importantes de la neurociencia a la hora de preparar las clases (Willis, 2007): La novedad promueve la transmisión de la información activando el sistema reticular (R), que es un filtro que permite concentrar la atención ante cambios nuevos en un entorno. Clases no estresantes permiten pasar los datos a través del filtro afectivo de la amígdala (A). El enlace que se establece en una situación de agradable aprendizaje produce la liberación de dopamina (D). Las áreas frontales ejercen el control sobre la atención (funciones ejecutivas). El tálamo produce la selección atencional (lugar de procesamiento y selección sensorial). A continuación estos son los términos que suscitan mayor acuerdo: - Selección: La selección de los estímulos que van a ser procesados es importante debido a las limitaciones de capacidad del sistema. Sin este mecanismo de selección los organismos no estarían bien equipados para hacer frente a las diversas fuentes de estimulación distractoras del entorno (Parasuraman, 1998). - Vigilancia: si la atención selectiva permite conductas dirigidas a metas, la vigilancia asegura que esas metas se mantendrán en el tiempo. - Control: La habilidad para mantener el procesamiento de información en el tiempo con la presencia de distractores implica mantener la conducta dirigida a metas. La actividad puede que tenga que ser detenida temporalmente y luego retomada, puede haber otras actividades paralelas, y en el futuro puede que tengan que llevarse a cabo algunas tareas. Como conclusión, debemos identificar la relación que existe entre las funciones ejecutivas del lóbulo frontal y prefrontal: memoria de trabajo y atención. Son dos habilidades cognitivas-ejecutivas que necesariamente se dan de la mano. Son imprescindibles en los procesos de aprendizaje. Por tanto, como docentes debemos tener presente el desarrollo de ambas habilidades para poder facilitar la enseñanza de manera eficiente.