OBITUARIO HERMANO HERNANDO SEBÁ LÓPEZ 1936

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OBITUARIO HERMANO HERNANDO SEBÁ LÓPEZ 1936 -­‐ 2015 Con mi saludo fraterno como Visitador del Distrito de Bogotá quiero agradecerles su presencia y participación en la eucaristía que acabamos de celebrar en memoria del Hermano Hernando Sebá López, quien ha partido hacia la casa del Padre en el día de ayer viernes para recibir la corona preparada para él desde toda la eternidad, después de haber cumplido ejemplarmente su misión como religioso lasallista. Deseo iniciar estas palabras con un texto de las cartas de san Braulio de Zaragoza que se puede aplicar a la vida de nuestro dilecto Hermano Hernando: “Cristo esperanza de todos los creyentes, a los que se van de este mundo los llama durmientes, no muertos, ya que dice: Nuestro amigo Lázaro duerme. Y el apóstol Pablo no quiere que nos entristezcamos por los que se han dormido, pues nuestra fe nos enseña que todos los que creen en Cristo, según nos asegura el Evangelio, no morirán para siempre, ya que sabemos por la luz de esta misma fe, que ni él murió, ni nosotros moriremos. Porque el Señor mismo, a una orden, a la voz del arcángel y al sonido de la trompeta divina, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán”. La pascua de nuestro Hermano Hernando Sebá López es una buena ocasión para recordar a los hombres y mujeres ilustres en la fe que nos han precedido en el camino hacia la eternidad. Muy particularmente, si hubo personas de nuestra familia natural que fueron quienes nos iniciaron en el camino de la fe, demos gracias a Dios por la fecundidad de sus vidas. El Hermano Hernando Sebá López quien por años en la vida religiosa llevó el nombre de Hermano Francisco Benildo, nació el 19 de febrero de 1936 en la ciudad de Cartagena de Indias, Colombia, en un hogar profundamente católico, conformado por su padre don Manuel Antonio Sebá y su esposa doña Alicia López, de cuya unión sacramental hubo 4 hijos: dos mujeres y dos hombres, siendo Hernando el primogénito de ellos. Trasladar nuestra mente y nuestro corazón hacia esa dimensión espiritual del encuentro con el Padre Creador para contemplarlo gozando de la presencia plena de Dios ha de ser motivo de alegría para todos nosotros, no sin antes haber vivido la dolorosa experiencia de la separación terrena. Unidos como hermanos en la fe hemos celebrado esta eucaristía de acción de gracias por quien nos dejó como legado la fidelidad al llamado 1 del Señor para cumplir la noble misión de evangelizador a través de la educación, según el carisma de San Juan Bautista de La Salle, a millares de niños, jóvenes y adultos que les fueron confiados. Mucho se tendría que decir en este momento acerca de la vida y obra de nuestro querido Hermano Hernando. Sin embargo, sólo me voy a detener en los rasgos más sobresalientes de su persona a lo largo su itinerario evangélico: Después de recibir la formación fundamental en su hogar para ser un cristiano convencido de su fe, y haberse distinguido como estudiante del colegio de La Salle de Cartagena donde recibió el título de bachiller en 1952, sintió el llamado para ingresar al Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, a lo cual su padre se opuso inicialmente pues su deseo era entregarlo al ejército nacional. No obstante logró obtener la autorización de su progenitor para seguir el llamado a la vida religiosa. De esta forma, ingresó al Noviciado de Bordighera, Italia, en 1953, donde recibió el hábito lasallista el 21 de abril de dicho año. Con la emisión de sus primeros votos el 15 de agosto de 1954 dio inicio a su Escolasticado durante dos años realizado en Cambrils, España y en la Casa Generalicia en Roma. Una vez terminada su formación inicial regresó a Panamá, donde pronunció sus votos perpetuos el 26 de marzo de 1961. De 1960 a 1964 fue Prefecto de disciplina en el colegio La Salle en Colón, Panamá, de donde fue trasladado a San José de Costa Rica para ejercer su ministerio durante dos años (1965 y 1966). Al año siguiente formó parte de la comunidad del colegio Biffi La Salle de Barranquilla Colombia, como profesor. En el año 1968 se incorporó al Distrito de Bogotá e inició su trabajo en el Instituto Técnico Central como profesor y estudiante de Licenciatura en Filosofía en la Universidad Javeriana de Bogotá hasta cuando en 1970 fue nombrado rector del Instituto Técnico Central. Durante los años 1971 y 1972 fue Vicerrector Académico de la Universidad de La Salle de Bogotá, y posteriormente fue enviado a Chile a seguir estudios de Planeamiento educativo y a Europa para realizar su 2º Noviciado en el CIL de Roma entre los meses de enero y mayo de 1973. Durante el mes de junio de 1974 hizo su Maestría en Pedagogía de la Comunicación en el Instituto Católico de París y en julio de ese mismo año fue nombrado como Visitador del Distrito de Bogotá por lo cual se trasladó a la casa Provincial. Ejerció como Visitador del Distrito de Bogotá durante dos períodos desde 1974 hasta 1980. Una vez finalizado su Visitorado fue nombrado nuevamente como Vicerrector Académico de la Universidad de La Salle, cargo que desempeñó durante tres años. En 1984 los superiores le permitieron tener su año sabático en Estados Unidos. Al regresar al Distrito en 1985 fue nombrado como decano de la facultad de Educación y posteriormente Vicerrector de Promoción y Desarrollo Humano de la Universidad de La Salle por dos años consecutivos. En 1988 ejerció como profesor en el Instituto san Bernardo La Salle de Bogotá. 2 En 1989, el Hermano Superior General lo nombró como Secretario para la Misión Educativa del Instituto y por esta razón se trasladó nuevamente a la Casa Generalicia en Roma. Dicho ministerio lo realizó durante seis años desde 1989 hasta 1994. Al finalizar este servicio al Instituto regresó a Bogotá en 1995 donde el Hermano Visitador lo designó como Secretario de Pastoral Juvenil y del Plan Ruta del Distrito de Bogotá. Al año siguiente en 1996 fue nombrado como rector de la Universidad de La Salle de Bogotá. Terminado este año en la Universidad fue enviado como profesor al Postulantado durante cinco meses, pues luego fue nombrado como Rector encargado y luego titular del Instituto Técnico Central durante ocho meses. Luego viajó como misionero a República Dominicana en donde colaboró con algo que hacía muy bien: la difusión del carisma lasallista y del pensamiento eclesial. Los que lo conocimos recordamos su calidad como conferencista, la firmeza en sus convicciones y su facilidad para comunicarlas, un don Dios que puso al servicio de muchos. Luego fue llamado por el Hermano Visitador para asumir nuevamente la Vicerrectoría Académica de la Universidad de La Salle en Bogotá cargo que ejerció durante el año 1999. Además de su celo por cumplir las misiones asignadas por sus superiores en el ministerio educativo es importante resaltar su creatividad, servicio y generosidad. Su celo ardiente por la pastoral juvenil y el acompañamiento vocacional fueron prioridades en su vida. Siendo Visitador identificó la necesidad de dedicar tiempos adicionales de la labor de los Hermanos en la clase para promover actividades apostólicas encaminadas hacia el compromiso social. Fue así como en 1978, junto con cuatro Hermanos planearon e implementaron los Encuentros de Líderes Lasallistas para aquellos jóvenes de nuestras instituciones que demostraban liderazgo para servir con ardentía a las juventudes lasallistas en las obras. Fruto de esta encomiable iniciativa fue el significativo número de vocaciones que llegaron a las casas de formación. No sólo era una oportunidad para ofrecer nuevos caminos a los estudiantes además de la responsabilidad académica sino de motivar a todos los Hermanos del Distrito en el acompañamiento de la pastoral juvenil. Su presencia de la mañana a la noche durante los Encuentros de Líderes lasallistas en la finca de El Cortijo cerca de Villavicencio fue contagiando a todo el Distrito de este celo ardiente. Durante más de dos décadas revitalizó el entusiasmo de la pastoral juvenil que rejuveneció al Distrito. Su profundo espíritu lasallista lo llevó también a promover la creación y acompañamiento de los lasallistas adultos con el Movimiento de Signum Fidei que dejó una huella imborrable no sólo en el Distrito sino en el Instituto. Es importante destacar que como Visitador implantó en administración de los bienes y recursos del Distrito la novedosa idea de la Centralización económica del Distrito, cuyos 3 beneficios se han demostrado a lo largo de cinco décadas. Gran legado de su visión administrativa de los Hermanos. Su nivel de exigencia y su acompañamiento a los Hermanos en diálogos fraternos permitieron admirar sus virtudes como superior organizado que le dio carácter y sello lasallista a las obras tanto educativas como en la formación de los Hermanos. Su conciencia social lo llevó a adentrarse en el conocimiento y la vivencia de la doctrina social de la Iglesia, su admiración y estudio de los documentos eclesiales y particularmente de los escritos de los Vicarios de Cristo en la tierra. Hizo grandes compilaciones de las cartas pontificias y de la doctrina de la Iglesia, lo que reflejaba su acatamiento del mensaje de nuestro santo Fundador de ser fieles a Roma sin apasionamientos pero siempre en búsqueda de la verdad aplicada a cada época. Gran escritor y fino pedagogo al estilo de san Juan Bautista De La Salle de quien fuera fervoroso admirador y profundo conocedor de su espiritualidad. Dentro de sus escritos promulgó la espiritualidad y la pedagogía lasallista para motivar a los Hermanos y laicos a su fidelidad al Carisma lasallista. Podría decirse que también vivió momentos difíciles en su vida religiosa. Amado y respetado por muchos Hermanos pero también cuestionado por otros. Lo que le llevó a tomar la decisión de retirarse por un tiempo del Instituto. Sin embargo, su vocación y su tesón para vencer las dificultades lo llevaron a solicitar la readmisión al Instituto para seguir acrisolando su vocación por los caminos de nuestro santo Fundador. Vivió en sus últimos años, al estilo de los santos, sus noches oscuras pero no perdió de la fe ni la esperanza en el camino al cual fue llamado desde su juventud. Al regresar al Instituto lo hizo integrándose al hermano Distrito de Ecuador, en donde fue acogido fraternalmente como uno de sus miembros y pudo culminar su propósito de seguimiento al Señor con paciencia, madurez y agradecimiento. Durante su vida gozó de muy buena salud, sin embargo los embates de la vida poco a poco lo fueron afectando hasta declinar lentamente su organismo y su estado emocional. Permítanme para terminar esta semblanza de nuestro Hermano Hernando Sebá López, aplicar a su vida las palabras del apóstol Pablo a los romanos: “Habiendo, pues, recibido de la fe la justificación, estamos en paz con Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido también, mediante la fe, el acceso a esta gracia en la cual nos hallamos, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Más aún: nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación engendra la paciencia; la paciencia, la virtud probada; la virtud probada, esperanza, y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado”. Siempre quedarán en nuestras mentes y en nuestros corazones su don de gentes, sus excelentes relaciones sociales, su amabilidad, su cariño espontáneo, su generosidad, 4 alegría y entusiasmo, su preocupación constante por las vocaciones religiosas, su amor a la santísima Virgen María y su fidelidad a la vocación como Hermano. ¡PAZ EN SU TUMBA! Finalmente, quiero agradecer a todos los presentes su acompañamiento en este tránsito de la muerte a la vida eterna de tan distnguido miembro de nuestro Instituto. De manera especial a los Hermanos del Distrito Norandino, particularmente a los Hermanos de Ecuador, y especialmente a todos los que compartieron los últimos años de su vida, por sus incansables cuidados. A los médicos y enfermeras que dedicaron sus conocimientos y su tiempo a su cuidado. A todos los Hermanos presentes, familiares y amigos lasallistas mi gratitud. Tenemos la esperanza de que el Hermano Hernando se encuentra frente al Señor y lo reconoce como aquél que dio su vida por el Evangelio recordando las palabras del profeta: “los que guiaron a muchos por el buen camino resplandecerán como las estrellas por toda la eternidad”. (Daniel 123) "Viva Jesús en nuestros corazones… Por siempre”. Hermano Leonardo Enrique Tejeiro Duque Visitador del Distrito de Bogotá. Conocoto, Ecuador, 22 de agosto de 2015. 5 
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