Gobierno no puede otorgar ningún derecho sobre territorios ancestrales de pueblos indígenas aún no titulados Juan Carlos Ruiz Molleda Coordinador del Área de Litigio Constitucional del IDL El problema: El Estado da derechos sobre territorios de PPII sin titularlos previamente. El Estado no solo no titula el territorio ancestral de las comunidades campesinas o nativas, como se lo exige el ordenamiento jurídico, sino que entrega muy pronta y rápidamente una serie de derechos a terceros sobre estos. Nos referimos, entre otros, a servidumbres petroleras o mineras, certificados de posesión, concesiones mineras y concesiones forestales. Ofrecemos 3 ejemplos: a) El MINEM entregó servidumbre petrolera gratuita del Lote 192 y 8 en Loreto sobre territorios ancestrales a una empresa petrolera, a pesar que las comunidades nativas habían pedido reiteradamente se les titule ese territorio; b) El Gobierno Regional de Ucayali entregó certificados de posesión a colonos, en territorios ancestrales que la comunidad nativa shipiba Santa Clara de Uchunya viene exigiendo como suyos; y c) el INGEMMET expide concesiones sobre territorios ancestrales de comunidades campesinas, a pesar que en mucho casos, el Estado no ha titulado o no ha cumplido con ampliar territorios comunales. ¿Qué reglas ha establecido la Corte IDH y la Comisión IDH? La Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) ha establecido en su jurisprudencia claramente dos obligaciones estatales ineludibles en caso de territorios de pueblos indígenas: 1) La obligación de delimitar, demarcar y titular el territorio de propiedad de la comunidad; y 2) la obligación de abstenerse de realizar cualquier tipo de concesión mientras no se haya titulado el territorio. Se trata de un caso donde el Estado concede derechos de explotación de recursos forestales a una empresa privada sobre territorios ancestrales, a pesar que comunidades indígenas venían exigiéndole la titulación de los mismos por mucho tiempo, y sin resultados. En este contexto, la Corte IDH ha señalado en el caso de la comunidad Awas Tingni contra Nicaragua: 153. La Corte considera que, conforme a lo establecido en el artículo 5 de la Constitución Política de Nicaragua, los miembros de la Comunidad Awas Tingni tienen un derecho de propiedad comunal sobre las tierras donde actualmente habitan, sin perjuicio de los derechos de otras comunidades indígenas. Sin embargo, la Corte advierte que los límites del territorio sobre los cuales existe tal derecho de propiedad no han sido efectivamente delimitados y demarcados por el Estado. Esta situación ha creado un clima de incertidumbre permanente entre los miembros de la Comunidad Awas Tingni en cuanto no saben con certeza hasta dónde se extiende geográficamente su derecho de propiedad comunal y, consecuentemente, desconocen hasta dónde pueden usar y gozar libremente de los respectivos bienes. En este entendido, la Corte estima que los miembros de la Comunidad Awas Tigni tienen derecho a que el Estado, 1. delimite, demarque y titule el territorio de propiedad de la Comunidad; y 2. se abstenga de realizar, hasta tanto no se realice esa delimitación, demarcación y titulación, actos que puedan llevar a que los agentes del propio Estado, o terceros que actúen con su aquiescencia o su tolerancia, afecten la existencia, el valor, el uso o el goce de los bienes ubicados en la zona geográfica donde habitan y realizan sus actividades los miembros de la Comunidad. En atención a lo anterior, y teniendo presente el criterio adoptado por la Corte en aplicación del artículo 29.b de la Convención (supra párr. 148), la Corte estima que, a la luz del artículo 21 de la Convención, el Estado ha violado el derecho al uso y el goce de los bienes de los miembros de la Comunidad Mayagna Awas Tingni, toda vez que no ha delimitado y demarcado su propiedad comunal, y que ha otorgado concesiones a terceros para la explotación de bienes y recursos ubicados en un área que puede llegar a corresponder, total o parcialmente, a los terrenos sobre los que deberá recaer la delimitación, demarcación y titulación correspondiente1 [resaltado nuestro]. Es precisamente esta segunda regla la que está siendo incumplida por el Gobierno, en la medida en que dispone de territorios de pueblos indígenas que no ha titulado. El Estado está incumpliendo su obligación de “abstener[se] de realizar actos que puedan llevar a que los agentes del propio Estado, o terceros que actúen con su aquiescencia o su tolerancia, afecten la existencia, el valor, el uso o el goce de los bienes ubicados en la zona geográfica donde habitan y realizan sus actividades los miembros de la [c]omunidad”2. En igual sentido se ha pronunciado la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Comisión IDH) cuando precisa que “[l]os Estados no pueden otorgar concesiones para la exploración o explotación de recursos naturales que se encuentran en los territorios que no han sido delimitados, demarcados o titulados, sin consulta efectiva y sin el consentimiento informado del pueblo. En consecuencia, los Estados violan el artículo XXIII de la Declaración Americana y el artículo 21 de la Convención Americana, a menos que se abstengan de ‘otorgar concesiones madereras y petroleras a terceros, para utilizar los bienes y recursos que podrían quedar comprendidos por las tierras que deben demarcar, delimitar y titular o aclarar y proteger por otra vía, en ausencia de consultas efectivas y del consentimiento informado del pueblo”3. La no delimitación y demarcación de la propiedad comunal, y el otorgamiento de concesiones a terceros para la explotación de bienes y recursos ubicados en un área que puede llegar a corresponder, total o parcialmente, a los terrenos sobre los que deberá recaer la delimitación, demarcación y titulación correspondientes, implica una violación al derecho de propiedad de la de los pueblos indígenas. El Estado entrega derechos a terceros en vez de cumplir lo establecido en el artículo 14.3 del Convenio 169 que establece que “[d]eberán instituirse procedimientos adecuados en el marco del sistema jurídico nacional para solucionar las reivindicaciones de tierras formuladas por los pueblos interesados”. Incluso la Corte IDH, da un paso más adelante, pues señala que no delimitar y demarcar ocasiona un clima de incertidumbre toda vez que no se sabrá con certeza hasta dónde se extiende geográficamente la propiedad de los pueblos indígenas4. 1 Corte IDH. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) AwasTingni Vs. Nicaragua. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2001. Serie C No. 79, párr. 153. 2 Corte IDH. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) AwasTingni Vs. Nicaragua. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2001, párr. 164. Ver también los párrafos 173 puntos 3 y 4 de la parte resolutiva. 3 Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe No. 40/04, Caso 12.053, Comunidades Indígenas Mayas del Distrito de Toledo (Belice), 12 de octubre de 2004, párr. 194. 4 Corte IDH. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) AwasTingni Vs. Nicaragua. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2001. Serie C No. 79, párr. 153. La obligatoriedad de los fallos de la Corte IDH. Los pronunciamiento de la Corte IDH, no son opiniones académicas o ilustrativas, sino verdaderas reglas de cumplimiento obligatorio por el Estado peruano. Como precisa el Tribunal Constitucional, y de conformidad con el artículo V del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, aprobado por Ley 28237, “las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos son vinculantes para todos los poderes públicos y que esta vinculatoriedad no se agota en su parte resolutiva, sino que se extiende a la ratio decidendi, incluso en aquellos casos en los que el Estado peruano no haya sido parte en el proceso”. STC Nº 00007-2007-PI/TC, f.j. 36). ¿Qué hacer? Es claro que el Estado no puede entregar concesión para la explotación de recursos naturales o algún tiempo de derechos sobre territorios ancestrales de pueblos indígenas sobre los cuales hay un pedido de titulación o de ampliación. El Congreso, el Gobierno o el Tribunal Constitucional deberían de aprobar una norma los primeros o reglas mediante su jurisprudencia vinculante el último, que prohíba a los gobiernos regionales, al MINEM, el INGEMMET y a todos los funcionarios públicos, entregar cualquier tipo de concesiones sobre territorios que no están siendo titulados5. 5 Este artículo nace de una conversación con Conrad Feather y María Gracias Campos en la comunidad Santa Clara de Uchunya.