La Búsqueda de Significado* por Bhikkhu Bodhi No obstante lo mucho que el mundo moderno se jacta de sus triunfos sobre las locuras y debilidades del pasado, parece ser que el progreso que tanto nos atribuimos ha sido adquirido a un precio tan alto como para poner en duda el valor de nuestros propios logros. El precio pagado ha sido nada menos que la pérdida de la convicción compartida de que nuestras vidas poseen un significado trascendental. No obstante, en épocas pasadas, los hombres y mujeres vivían en un espacio habitado en gran medida por ficciones de la imaginación colectiva, ellos todavía poseían un tesoro muy precioso que nosotros sumamente carecemos: la creencia firme y vigorosa de que sus vidas cotidianas estaban tocadas por una penumbra de perdurable significación, la cual se originaba de su relación con un objetivo trascendental. Las actitudes de hoy en día, sin embargo, moldeadas por el reduccionismo científicoi[1] y la audacia tecnocrática, han unido sus fuerzas para barrer fuera de nuestras mentes incluso la más débil sospecha de que nuestras vidas poseen un significado más profundo que el de la prosperidad material y la innovación tecnológica. Para un número creciente de gente de hoy en día la consecuencia de esta militancia ha sido una generalizada falta de sentido de la vida. Desatados de las amarras de una tradición espiritual viviente, nos encontramos a la deriva en un mar de confusión donde todos los valores parecen ser arbitrarios y relativos. Flotamos sin dirección sobre las olas del capricho, sin ningún propósito supremo que pudiera servir como estrella polar de nuestros ideales, ni tampoco como fuente inspiradora de nuestros pensamientos y acciones. Pero así como la naturaleza puede tolerar muy poco el vacío, de la misma forma la humanidad puede tolerar muy poco la completa falta de significado. Por lo tanto, para escapar del salto en el abismo de la falta de sentido, nos agarramos de un pecio, intentando sumergirnos en las distracciones. Perseguimos el placer y el poder, buscamos incrementar nuestra riqueza y posición social, nos rodeamos de artefactos, invertimos nuestras esperanzas en relaciones personales que sólo ocultan nuestra propia pobreza interna. Sin embargo, al mismo tiempo que nuestra absorción en las distracciones nos ayuda a hacer frente al vacío psicológico, esto a su vez reprime en nosotros una necesidad muy profunda y aún más insistente – el anhelo por una paz y libertad que no dependan de circunstancias externas. Una de las grandes bendiciones de la enseñanza del Buda es el remedio que ésta puede ofrecer para el problema de la falta de significado, tan difundido en la vida humana actual. El Dhamma puede servir como una fuente de significado porque nos provee con los dos requisitos necesarios para una vida 1 con sentido: un objetivo trascendente por el cual vivir y un conjunto de instrucciones claras y flexibles por medio de las cuales podemos avanzar hacia el objetivo desde cualquier punto en la vida en que nos encontremos. En la enseñanza del Buda la búsqueda de un significado trascendente no comienza, como en el caso de las religiones teístas, con proposiciones acerca de un esquema de salvación sobrenatural basado en la fe. Comienza, más bien, enfocando un problema experimental esencial de la experiencia humana. El problema, por supuesto, es el problema del sufrimiento, los límites del mismo, como se muestra, se extienden más allá de nuestra inmediata experiencia de dolor, miseria, pesar, y abarcan todo aquello que es condicionado precisamente debido a su impermanencia, su vulnerabilidad, su carencia de una substancia imperecedera. El objetivo de la enseñanza, el elemento incondicionado que es el Nibbana, entonces viene a tener una importancia decisiva sobre nuestras preocupaciones fundamentales porque el mismo se aprehende como la cesación del sufrimiento. No obstante, de acuerdo con su propia naturaleza, elude las categorías limitantes del pensamiento conceptual, como la cesación del sufrimiento, el Nibbana provee la respuesta final a nuestros anhelos más profundos por una paz imperecedera, por la completa liberación del pesar, ansiedad y aflicción. La forma en que la búsqueda por este objetivo se conecta con nuestra vida cotidiana, se hace evidente por el análisis que el Buda hace de la causa del sufrimiento. La causa del sufrimiento, el Buda sostiene se encuentra dentro de uno mismo, en nuestro deseo egoísta asociado con la ignorancia ciega, en las tres raíces malsanas que manchan nuestra relación normal con el mundo: deseo, odio e ignorancia. Por esto la liberación del sufrimiento que nosotros buscamos se encuentra en la erradicación de estas tres raíces. Orientar nuestras vidas hacia el objetivo de la liberación del sufrimiento requiere que caminemos el sendero que conduce y se une con el objetivo. Este sendero es el Noble Óctuple Sendero, que conduce al fin del sufrimiento y esclavitud al hacer posible que nosotros eliminemos las causas del sufrimiento que están empotradas en nuestros corazones. Comenzamos el sendero exactamente en donde estamos, en el medio del error y la corrupción, y clarificando nuestras concepciones, transformando nuestras actitudes, y purificando nuestras mentes, avanzamos por etapas hacia la realización directa del bien último. Si el objetivo hacia el cual el sendero apunta yace más allá de los confines de la existencia condicionada, caminar el óctuple sendero es descubrir dentro de los confines de la existencia condicionada dimensiones de significado previamente desconocidas. La riqueza de significado surge de dos fuentes. Una es el reconocimiento de que siguiendo el sendero se produce una disminución del sufrimiento tanto para nosotros como para los demás, y al mismo tiempo mayor alegría, equilibrio mental y paz. La 2 otra fuente de significado es la convicción de que los valores que estamos persiguiendo no son meramente subjetivos y arbitrarios, sino que están basados en un orden absolutamente objetivo, en la verdadera naturaleza de las cosas. Cuando nos embarcamos en el sendero hacia el fin del sufrimiento, el objetivo final ya no sólo aparece meramente como la costa distante sino que se va refractando en nuestra experiencia como el desafío para sobreponerse a las raíces malsanas y en la asistencia a nuestros compañeros para que hagan lo mismo. El desafío, la tarea de realizar nuestro propio bien y el bien de los demás, se convierte al mismo tiempo en el significado esencial de la vida: transformar el deseo en generosidad y la renuncia, reemplazar el odio con el amor y la compasión, y disipar la ignorancia con la luz de sabiduría liberadora. ***** * Venerable Bhikkhu Bodhi. Traducción española por Bhikkhu Nandisena. Traducción española con permiso del Ven. Bhikkhu Bodhi de la Buddhist Publication Society. Ensayo #14 (Invierno 1989) del boletín de la Buddhist Publication Society. Este material puede ser reproducido para uso personal, puede ser distribuido sólo en forma gratuita. Traducción española ©CMBT 2001. Última revisión martes 8 de mayo de 2001. Fondo Dhamma Dana. i[1] Intento o tendencia a explicar fenómenos o estructuras complejas por medio de principios relativamente simples, como por ejemplo al afirmar que los procesos vitales y acciones mentales son instancias de leyes físicas y químicas. (Definición tomada del American Heritage Dictionary of the English Language, Third Edition). 3