Capítulo tercero A VER QUIÉN MANDA AQUÍ ¿Por qué los miembros de la sociedad obedecen a uno? Desde el principio de la historia, el jefe siempre había sido aquel que era más fuerte, el que mejor sabía cazar, el que ganaba las batallas… Eran como dioses, tenían alguna característica que les diferenciaba de los demás, como son la fuerza física y la sabiduría. Pero, ¿qué criterios hay que seguir para designar a aquellos que iban a mandar? Deben de ser hábiles cazadores, feroces guerreros, brujos poderosos, grandes constructores de edificios, capaces de derrotar a los enemigos, prevenir las inundaciones y las sequías… y sobre todo liberar a los miembros de grupo de las rutinas y trabajos diarios. Dentro de las "propiedades" que debiese tener el jefe, entra también la sabiduría. En la antigüedad tenía un gran papel y, como hemos estudiado en el tema de la dimensión cultural, no hubiésemos llegado donde estamos si no fuese por el aprendizaje de casi todo lo que conocemos. Los animales sólo pueden aprender de otros por medio de la imitación, sin embargo, nosotros tenemos una serie de códigos que llamamos lenguaje. Como decía, antiguamente los jefes estaban estrechamente ligados con los padres, proveían de sabiduría y de fuerza; eran aquellos que lograban mantener la paz en el pueblo. Esto ocurría cuando se trataba de un grupo simple, pequeño. Con el paso del tiempo ha habido un cambio o evolución. Se hicieron la primeras leyes que provenían de la tradición, del cielo y del pasado. Actualmente, los grupos están compuestos por millones de miembros en muchos casos, con lo que tener que gobernar es una tarea más dura. La provincia del hombre De los esfuerzos de unos cuantos por apartar de sí la muerte ha surgido la monstruosa estructura del poder. Para que un solo individuo siguiera viviendo, se exigieron infinidad de muertes. La confusión que de ello surgió se llama Historia. Aquí es donde debería empezar la verdadera ilustración, que establece las bases del derecho de todo individuo a seguir viviendo. Capítulo cuarto LA GRAN INVENCIÓN GRIEGA Los jefes aqueos se consideraban y hablaban como iguales, no admitían un jefe supremo. ¿A esto le podemos llamar democracia? El primer paso lo dieron los griegos que "descubrieron" que todos los individuos deben tener por igual voz y voto en política. Las diversas desigualdades, según el aspecto físico y la conducta que había y continuarán estando, se aprovecharon para un funcionamiento eficaz del grupo. Lo peor de estas diferencias es que permanecían de padres a hijos; si nacías rico continuaba siéndolo los descendientes; si eras esclavo, también lo serían tus hijos. Lo que condicionó a la sociedad a una distribución jerárquica que se justificaba por mitos y creencias religiosas. Sófocles resumía la opinión de sus compatriotas diciendo: de todas las cosas dignas de admiración que hay en el mundo, ninguna es tan admirable como el hombre. Pese a las diferencias externas, que son la más visibles, nos encontramos con que todos los hombre somos capaces de razonar, de discutir, de elegir y de revocar dirigentes, de crear problemas y de plantear soluciones. No gobierna el poder del más fuerte, ni la voluntad de un dios, sino la libertad de los hombres. Así comenzó la democracia, que estaba sometida a isonomía, las mismas leyes para todos exceptuando esclavos y mujeres. Desde este gran paso, aún tuvieron que pasar veinte siglos hasta lograr abolir la esclavitud, para lograr que las mujeres pudiésemos votar y ser elegidas para cargos gubernamentales, y para que una asamblea mundial de naciones aprobara una declaración universal de derechos humanos. Incluso con todos los adelantos que hemos tenido, la idea de que todos puedan votar y participar en la vida política, es algo que todavía no se acepta. Los griegos preferían discutir con sus iguales que someterse a los amos; preferían disfrutar de sus disparates que de los aciertos de otro; inventar y cambiar leyes… Eran raros y originales, pero también valientes. La habilidades y los méritos de estos habitantes de la polis tenían que demostrarse, no se daba nunca nada por supuesto. Y como todos, tenían debilidades y vicios, con estas nació el deporte (distinción entre cuerpos) y el teatro. El teatro consistía en convertir en espectáculo pasiones y emociones humanas; se trataba de un instrumento de reflexión democrático sobre el individuo. Todos los individuos gozaban de los mismos derechos y obligaciones, eran iguales pero no intercambiables. Unos se necesitan a otros porque la competencia entre humanos es sinónimo de una sociedad democrática. La condición humana La polis se diferenciaba de la familia en que aquélla sólo conocía "iguales", mientras que la segunda era el centro de la más estricta desigualdad. Ser libre significaba no estar sometido a la necesidad de la vida ni bajo el mando de alguien y no mandar sobre nadie, es decir, no gobernar ni ser gobernado. DE NADA SIRVE DECIR NO A LA GUERRA SI NADIE PONE DE SU PARTE ASI QUE DESDE HOY NO DIGAMOS SINO QUE HAGAMOS LA PAZ EN EL MUNDO