L a madre Teresa de Calcuta nació el 26 de agosto de 1910 en Skopje, Albania. Fue la menor de tres hijos. El nombre de la familia era Bojaxhiu, pero fue bautizada con el nombre de Agnes Ionxha, que quiere decir “capullo de flor”. Durante su adolescencia y juventud demostró tener una vocación especial por la escritura, pero sorprendió a todos con su decisión de entregar su vida a Jesús. Así, Agnes, de 18 años, dejó casa y familia para ingresar a la vida religiosa. En Dublín, Irlanda, comenzó su entrenamiento espiritual y el 23 de mayo de 1929 ya es novicia, adoptando el nombre de Teresa en honor a su patrona y protectora Teresita del Niño Jesús y a los 19 años es enviada a Calcuta. Ya con 38 años de edad, siendo una profesora querida y respetada por todos, solicita el permiso eclesial de exclautración, que le es otorgado el 12 de abril de 1948. En ese mismo año, vistiendo un sarí, el vestuario de las mujeres pobres de la India, comenzó en solitario su labor apostólica y caritativa. El 12 de abril de 1953 realiza sus votos perpetuos como Misionera de la Caridad. Ya desde 1950 había sido reconocida por la Iglesia católica. La Madre Teresa sabía que asumía algo muy importante. Para ella los pobres de los pobres eran aquellos que nadie apreciaba, los bebés abandonados en los latones de basura, el alcohólico, el drogadicto, la prostituta, la madre soltera, el enfermo mental, el moribundo, el abandonado, el que vive en soledad, el leproso, el enfermo de SIDA. Los ayudó porque ellos son el Jesús desfigurado que necesita ser amado respetado… hijos de Dios, creados a su imagen y semejanza. Enero-marzo 2010 En 1965 Pablo VI le otorga carácter pontificio a la Orden. Comienza la misión fuera de la India; primero en Venezuela y después en un sinnúmero de sagrarios como ella solía llamar a las casas fundadas en diferentes países, 703 en total con más de 4 mil hermanas. Viajó a Cuba en tres ocasiones antes de 1989, año en que realiza su cuarto viaje a la Isla y funda la tercera casa en la ciudad de Cárdenas, en Matanzas, completando una presencia que abarca Ciego de Ávila, Holguín-Las Tunas, Pinar del Río, Santa Clara y en El Cobre, Santiago de Cuba, así como en Guantánamo-Baracoa. La Premio Nobel de la Paz solía decir: “Yo soy un lápiz en la mano del Señor”. Así vivió la entrega abandonada al Señor, en la pobreza de la cruz. Cerró los ojos a este mundo a los 87 años con un corazón que llenó de esperanza a muchas personas. Fuente: Palabra Nueva. No. 123. octubre 2003. 5