SOBRE EL LAVATORIO DE LOS PIES Hay dos tipos de lavatorios de pies mencionados en el Antiguo Testamento: (1) el lavatorio tradicional y (2) el lavatorio ceremonial. (1)El lavatorio tradicional Esta práctica común se menciona en Génesis 18.4; 19.2; 24.32; 43.24 y 2 Samuel 11.8. Esta costumbre fue conocida en los días de Cristo, como es evidente por su reprensión a Simón: “Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies” (Lucas 7.44). La costumbre en aquel tiempo era que los siervos lavaran los pies a las visitas. En nuestra cultura ya no existe esta costumbre. (2) El lavatorio ceremonial El lavatorio ceremonial de los pies y las manos se menciona en Éxodo 30.17–21 y Éxodo 40.30–32. La primera cita tiene una lista de instrucciones específicas de Dios a Aarón y a sus hijos acerca de la ceremonia de purificación que tiene que ver con el lavatorio de las manos y de los pies. La segunda se refiere a la observancia de este mandamiento. Al estudiar estos dos tipos de lavatorio de los pies, vemos un contraste fundamental. El primero fue una costumbre voluntaria comenzada sin mandamiento específico o autoridad divina y se terminó al pasar la costumbre. El segundo fue instituido por autoridad divina. Al dejar de practicar esta ordenanza se impuso un castigo, aunque la misma fue descontinuada solamente con la abolición de la ley. OBSERVEMOS LO QUE DISE JUAN-13:1 “Antes de la fiesta de la pascua” Y cuando el Señor Jesús constituyo la “SANTA CENA” en Mateo 26:17 dice, y el primer día de la fiesta… Con estas citas nos da a entender, que cuando el Señor lavó los pies de sus discípulos. Fue días antes de la “SATA CENA”, sí esto fuera así, que cuando el señor lavó los pies de los discípulos fue el día que constituyó la “SANTA SENA” entonces cuando pablo les escribió a los corintios les hubiera escrito en 1ª Cor.11:23, así: porque yo recibí del señor lo que también os he enseñado: “Que cuando el señor Jesús la noche que fue entregado, puso agua en un lebrillo y lavó los pies a sus discípulos, y les dijo haced esto en memoria de mí, y tomó también pan; y habiendo dado gracias…” pues que ni el apóstol pablo ni ningún otro apóstol o profeta hace mención del lavatorio de pies como doctrina, queda claro que la doctrina fundamental enseñada por él Espirito Santo, es el BAUTISMO Y LA SANTA SENA ordenanzas constituidas por el Señor Jesús para su IGLESIA APOSTÓLICA (Mt.26:26-29; 1ªCor.11:23-26 y 10:16-17; Mar.16:15-16; Hch.2:38; 8:16; 10:48; porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto el cual es Jesucristo (1ª Cor.3:11) Mas el que se gloría gloríese en el Señor (2ª Cor.3:17) Porque él es sabiduría, justificación. Santificación y redención. (1ªCor.2:30). El que enseñe que es necesario el lavatorio de pies para tener parte con el Señor, es porque no ha aceptado la ofrenda que hizo perfectos para siempre a los santificados. (Hbr.10:14,15) y no ha creído en el nuevo pacto que el señor firmó con su sangre (Mt.26:28,29; Hbr.9:14,17; 1ª Cor.3:8) Por que el Señor Jesús se presentó en sacrificio de sí mismo para desasimiento del pecado. (Hbr.9:26) Dirimiendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos en orden a ritos, para edificar en sí mismo los dos en UN NUEVO HOMBRE, haciendo la paz y reconciliando por la CRUZ con DIOS a ambos en un mismo CUERPO, matando en ELLA las enemistades. (Efe.2:15-16) Cuanto más la SANGRE DE CRISTO, el cual por el ESPIRITU eterno se ofreció así mismo… (Hbr.9:14) El Señor ganó su IGLESIA por su SANGRE. (Hch.20:28) La pregunta es ¿Quién tendrá parte con el Señor? La respuesta es, “Los que permitimos que el Señor Jesús lave nuestros pecados con su SANGRE. (Ap. 1:5 y 7:14). Pues la persona que enseñe, que el que no participe del lavamiento de los pies, no tiene parte con el Señor, es porque no cree que la SANGRE DE CRISTO tiene poder para limpiar, nuestros pecados. (1ª Jn.1:7; Efe.1:7). Porque tenemos libertad para entrar en el santuario por la SANGRE DE JESUCRISTO. (Hbr.10:19). ¿QUIÉN NO TIENE PARTE CON EL SEÑOR JESUCRISTO? “Es el que hollare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la SANGRE DEL TESTAMENTO; (pacto) en la cual fue santificado...” (Hbr. 10:29). Iglesia evangélica apostólica de Jesucristo arca de salvación