Moniciones Domingo XXVII del Tiempo Ordinario 4 de octubre del 2015 Monición de entrada Nos reúne el Señor para escuchar su palabra y participar de la Eucaristía, en este primer domingo de octubre, en que, tanto la primera lectura, tomada del libro del Génesis, como el Evangelio mismo, os hablarán del matrimonio, de cómo Dios lo ha establecido y de cómo Jesucristo enseña de su importancia, estabilidad y belleza. Participemos, pues, de esta celebración eucarística, con alegría y mucha esperanza. Monición general a la Palabra de Dios (a todas las lecturas) La Palabra de Dios en esta celebración dominical, nos presenta el designio de Dios acerca del matrimonio, que es ratificado por su Hijo Jesucristo en sus enseñanzas y cómo Él, al compartir nuestra naturaleza humana, ha venido a ser uno de nosotros. O también a cada una de las siguientes lecturas: Monición a la Primera Lectura (Gén 2,18-24) El autor de este conocido pasaje de la Escritura, nos presenta con hermosas imágenes, la creación de la mujer como compañera del varón, llamados a ser ambos “una sola carne”, es decir, una comunidad de vida y de amor. Monición al Salmo Responsorial (Sal 127) ¡Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos!, canta el salmista, alabando la intimidad del hogar, el amor de la esposa y del cariño de los hijos; es decir, la realidad familiar. Monición a la Segunda Lectura (Heb 2,8-11) El santificador, es decir, Cristo, y los santificados, es decir, nosotros, compartimos la misma condición humana. Este es el misterio mismo de la encarnación, que la segunda lectura de hoy quiere compartirnos. Monición al Evangelio (Mc 10,2-16) Ante la pregunta sobre la licitud del divorcio, Jesús se remonta a la enseñanza de Dios, de la primera lectura que hemos escuchado: que el matrimonio, por su naturaleza, es una unión firme, estable y fiel entre un hombre y una mujer. Esto es que lo que hoy se nos quiere transmitir. Oración de los fieles Celebrante: Presentemos a Jesús el Señor, nuestras oraciones e intenciones, respondiendo: ¡Escúchanos, Señor! Por el Papa Francisco, los obispos, los sacerdotes y todos los miembros de la Iglesia, para que nos dejemos modelar por Dios y así seamos todos verdaderos hijos del Padre y hermanos entre nosotros. OREMOS Por todos los pueblos de la tierra, en particular por aquellos que viven en guerra o bajo la opresión, o en el dolor, para que les llegue pronto la paz y la prosperidad. OREMOS Por el Sínodo de la Familia, que se celebrará en Roma durante estos días, para que sus reflexiones y conclusiones, ayuden a la Iglesia en presentar al mundo, la verdad del matrimonio y de la familia. OREMOS Por todos los enfermos y los que se sienten abatidos, para que Cristo se haga presente en su dolor y les ayude a sobrellevarlo con paciencia y fortaleza de ánimo. OREMOS Por todos los matrimonios cristianos, para que Dios los ayude e ilumine en su caminar diario y así crezca en ellos el amor y superen los contratiempos. OREMOS Por todos los que viven en soledad, alejados de su patria o de su familia, para que encuentren manos acogedoras y corazones dispuestos a atender sus necesidades. OREMOS Por todos los que nos hemos reunido en torno al altar de Dios, para que su Palabra y el Pan eucarístico, nos reconforten para continuar el camino de nuestra vida. OREMOS. Por nuestros difuntos, para que hayan alcanzado en el cielo, el premio a sus fatigas y el descanso a sus esfuerzos. OREMOS Celebrante: Escucha, Señor, las oraciones de tu pueblo. A ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Presentemos al Señor, junto con el pan y el vino de nuestros campos, nuestra fe y entrega a Dios, con el deseo de seguir creciendo en su amor. Monición a la Comunión Acerquémonos con alegría y confianza, a recibir la Eucaristía, para que vivamos verdaderamente como comunidad eucarística, recibiendo siempre al Señor, cada vez que participamos de la mesa de los hijos de Dios. Monición de despedida (optativa) Hemos escuchado la Palabra de Dios, en la cual se nos ha hablado del matrimonio, tal como el Señor lo ha querido establecer en la Iglesia. Dios mediante, desde mañana, el Sínodo sobre la familia ha de tener como reflexión, este tema tan delicado y puntual, que es la familia, en los planes del Señor. Quiera Dios que los matrimonio, los novios y los esposos, vivan su vocación al servicio del amor y de la fidelidad, como hoy nos ha enseñado Jesucristo. Moniciones Domingo XXVIII del Tiempo Ordinario 11 de octubre 2015 Monición de entrada Una vez más nos reunimos en esta Eucaristía, para escuchar la Palabra de Dios y participar del banquete de la Iglesia. Hoy la Palabra de Dios nos presenta un mensaje acerca de la verdadera sabiduría y del diálogo de Jesús con un hombre rico, que no quiso seguir a Cristo por su apego a los bienes materiales, con la consiguiente enseñanza del Señor acerca de la riqueza. Con el canto de entrada iniciamos nuestra celebración comunitaria. Monición general a la Palabra de Dios (a todas las lecturas) La Palabra de Dios en esta celebración dominical, nos presenta la búsqueda de la sabiduría de Dios, tenida por quien la encuentra como la verdadera y auténtica riqueza, anticipo de la enseñanza de Cristo, sobre los bienes materiales, que podrían impedir un auténtico seguimiento de su persona. O también a cada una de las siguientes lecturas: Monición a la Primera Lectura (Sab 7,7-11) El texto de la primera lectura nos recuerda la oración del joven rey Salomón, que suplicó al Señor de la sabiduría y Dios se la concedió. Monición al Salmo Responsorial (Sal 89) “Sácianos, Señor, de tu misericordia”. Es lo que canta pide a Dios el salmista y con él también nosotros, para que nuestra vida sea alegría y júbilo. Monición a la Segunda Lectura (Heb 4,12-13) En esta breve lectura de la carta a los Hebreos, se nos presenta las excelencias de la Palabra de Dios: viva, eficaz y penetrante...Que toda vez que la escuchemos, produzca en nosotros sus saludables efectos. Monición al Evangelio (Mc 10,17-30) ¡Qué difícil es para los ricos entrar en al Reino de Dios, al menos, a quienes se confían a sus riquezas! Esto enseña Jesús, ante un hombre rico, que no quiso seguirlo por su apego al dinero. Que nosotros estemos atentos a esta enseñanza, en especial cuando los bienes materiales se conviertan en un obstáculo para entregarnos al seguimiento de Cristo. Oración de los fieles Celebrante: Presentemos a Jesús todas nuestras oraciones y peticiones con toda confianza, diciendo: Atiende, Señor, nuestras oraciones. Por la Iglesia, para que sea desprendida de los bienes de la tierra y sepa alumbrar el camino de la fe en Dios, con una vida austera y entregada. Roguemos al Señor. Por el Papa Francisco y por nuestros evangelizadores, pastores y laicos, para que con su vida y servicio, anuncien la salud que viene de Cristo. Roguemos al Señor. Por los ricos, por los adinerados, para que pongan al servicio de los más necesitados los medios necesarios para promover la justicia y el desarrollo de las personas. Roguemos al Señor. Por los sacerdotes y religiosos, para que sientan como su mayor riqueza a Jesús, a quien anuncian con su palabra y testimonio. Roguemos al Señor Por aquellos que son excluidos de los bienes y de los derechos humanos: pan, vivienda, vestido, casa, salud y dignidad, para que luchemos en lograr la atención a que tienen derecho. Oremos. Por nuestras familias y comunidad, para que en este mes del santo rosario, se recen y celebren los misterios de la vida del Señor, con esta devoción del rosario. Oremos. Por nuestros difuntos, en especial, por aquellos que han muerto con la esperanza de disfrutar de la vida eterna, para que hayan logrado colmar sus esperanzas en Cristo Resucitado. Oremos. Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta. A ti, que quieres que celebremos la fiesta del Reino contigo, y que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Pongamos en el altar, junto al pan y al vino, nuestros propósitos de que los pobres, los enfermos y marginados, sean ayudados por nuestra caridad solícita. Monición a la Comunión Cristo el Señor, hoy se hace nuestro alimento y nuestro banquete. Acerquémonos con alegría a esta mesa, que anticipa la fiesta del cielo. Monición de despedida (optativa) Habiendo participado de la doble mesa de la Palabra y de la Eucaristía, en las cuales el Señor nos ha hablado de la riqueza que, sin despreciarla, debemos valorar si ella nos impide el ser generosos en el seguimiento de Cristo. Pidamos al Señor, como el rey Salomón, la auténtica sabiduría para valorar sus alcances. Moniciones Domingo XXIX del Tiempo Ordinario Domund- 18 de octubre 2015 Monición de entrada Nos reunimos para participar en la Eucaristía, en este tercer domingo de octubre, llamado “Domund” (Domingo Mundial de las Misiones), día en que toda la Iglesia universal reza por la actividad evangelizadora de los misioneros y misioneras, y colabora económicamente con ellos en su labor, especialmente entre los más pobres y necesitados. Hoy Jesús nos enseña de nuevo, que la verdadera grandeza de rodo discípulo es el servicio y no la búsqueda del poder, de la riqueza y de las glorias de este mundo. Participemos con fe y alegría de esta celebración. Monición general a la Palabra de Dios (a todas las lecturas) Muchas veces los cristianos somos tentados a seguir los caminos del poder, de la búsqueda de los honores y de los puestos, que nos ofrece el mundo. Por eso, la Palabra de Dios nos pone en guardia, presentando a Jesús como el auténtico servidor. O también a cada una de las siguientes lecturas: Monición a la Primera Lectura (Is 53,10-11) A través del sufrimiento y de la pasión, el Siervo del Señor de esta lectura, anticipa el servicio supremo de Cristo, que se entregó por nosotros en la cruz, por nuestro rescate. Monición al Salmo Responsorial (Sal 32) Dios cuida de los justos y de aquellos que se confían a su amor y misericordia. A este Dios que vela por nosotros, acudamos confiadamente diciendo (o cantando): Monición a la Segunda Lectura (Hedb 4,14-16) El texto de la segunda lectura nos presenta de forma exquisita, la humanidad de Jesucristo, sumo sacerdote, que en todo quiso ser semejante a nosotros. Por eso, podemos acercarnos a él con toda confianza. Monición al Evangelio (Mc 19,35-45) Mientras que dos de los discípulos del Señor se muestras ambiciosos, Jesús les enseña que aquel que quiera ser grande, sea el servidor de todos, siguiendo su ejemplo de Siervo del Señor, que se entregó por nosotros y dio su vida por nuestra redención. Oración de los fieles Celebrante: Presentemos a Jesús, el Servidor del Señor, nuestras peticiones y plegarias, diciendo: Señor, escucha y ten piedad Por la Iglesia, para que sepa conducir a los hombres y mujeres por los caminos de la salvación, en este mes dedicados a las misiones. Oremos. Por nuestros gobernantes y los que administran justicia, para que se comporten como auténticos servidores del pueblo y sepan atender las necesidades de los pobres y marginados. Oremos. Para que nuestras familias y comunidades cristianas, sean lugares y espacios de oración, de alabanza y súplica a Dios, en todo momento y en todo tiempo, con la certeza de la fe, que nos enseña Jesús. Oremos. Para que, en este domingo de la misiones, tomemos conciencia del trabajo evangelizador de la Iglesia en el mundo, y lo apoyemos con nuestra oración y colaboración material. Oremos. Por todos nosotros, que hemos escuchado la Palabra de Dios, para que nunca nos dejemos llevar por nuestra ambición o deseos de poder, siguiendo el ejemplo de Cristo Servidor. Oremos. Por nuestros difuntos, familiares y amigos, que estamos especialmente encomendando en esta Eucaristía, para que descansen en paz, con la esperanza de su futura resurrección. Oremos. Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta. A ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Presentemos a Dios en el altar, junto a las ofrendas de pan y de vino, nuestros deseos sinceros de que nuestras vidas sean ofrenda, oración y alabanza al Padre Celestial. Monición a la Comunión Acerquémonos con fe y alegría a la mesa del Pan de Vida, para que al recibir la Eucaristía sepamos convertir nuestro servicio a Cristo y a los hermanos, en perfecta oración y alabanza a su nombre. Monición de despedida (optativa) Estamos contentos de haber celebrado la Eucaristía, en este día en que la Palabra de Dios nos ha enseñado que un cristiano nunca debe buscar el poder, el afán por lo simplemente material, sino el servir a los demás, dando la vida como Cristo, Servidor del Señor, lo supo hacer por nosotros. Vivamos cada día, lo que hoy hemos aprendido y celebrado en esta Eucaristía. Moniciones Domingo XXX del Tiempo Ordinario 25 de octubre 2015 Monición de entrada Hermanos. Sean bienvenidos a participar en esta Eucaristía dominical, donde una vez más Dios quiere alimentarnos con su Palabra y con el Cuerpo eucarístico del Señor, en este domingo en que Bartimeo, un ciego de Jericó, se encontró con Jesús y el Señor lo curó, convirtiéndose en un seguidor suyo. Vivamos y celebremos con alegría este encuentro con el Señor en la Eucaristía. Monición general a la Palabra de Dios (a todas las lecturas) Las lecturas bíblicas de este domingo nos llenan de esperanza, pues los anuncios de los profetas, de la salud y de la vida en abundancia para todos, se han cumplido con Jesús, que ha venido a dar a los ciegos la vista y el consuelo a los abatidos. O también a cada una de las siguientes lecturas: Monición a la Primera Lectura (Jer 31,7-9) El profeta Jeremías contempla a los desterrados de Israel regresando a su tierras, en especial, a los discapacitados y tristes, que son curados y consolados por el Señor, que de nuevo los reúne en su tierra santa. Monición al Salmo Responsorial 125 A su regreso del destierro, el pueblo de Israel exclama agradecido: ¡El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres! Unámonos a esta alabanza agradecida, reconociendo las maravillas que Dios también realiza con nosotros. Monición a la Segunda Lectura (Heb 5,1-9) Todo sacerdote responde a un llamado y es escogido para ser “puente” entre Dios y los hombres. Jesucristo lo es por excelencia, el Pontífice perfecto, santo y cercano, al que Dios le otorgó este honor, a semejanza del sacerdocio de Melquisedec. Monición al Evangelio (Mc 10,46-52) Al llegar a Jerusalén, término de su viaje y pasando por Jericó, Jesús sana al ciego Bartimeo y éste se convierte en su discípulo, al seguirlo por el camino. Que nosotros hagamos otro tanto, al ser iluminados y enseñados por Cristo Oración de los fieles Celebrante: Presentemos a Dios Padre Celestial, nuestras oraciones, diciendo: Escúchanos Señor. Por nuestros obispos y sacerdotes, para que muestren con su ministerio, el amor solícito de Dios por quienes sufren y necesitan de sus cuidados. Oremos. Para que, desde la fe y el bautismo, seamos cada día auténticos seguidores de Cristo. Oremos. Por los diversos organismos de caridad, instituciones y organizaciones humanitarias, para que nunca dejen de tener en cuenta los problemas de los pobres, los huérfanos y las personas más necesitadas de sus servicios. Oremos. Para que en este mes de octubre, mes de las misiones, Dios ilumine a los evangelizadores y catequistas, a testimoniar a Cristo con su vida y enseñanzas. Oremos. Para que, en nuestras familias y comunidades, se rescate y se rece la hermosa devoción del Santo Rosario, en honor de María nuestra Madre, reina del Santísimo Rosario, como modelo de oración en familia. Oremos. Por todos nosotros, para que, participando en esta Eucaristía, sepamos presentarnos ante Dios con un corazón sincero y confiado como Bartimeo, el ciego. Oremos. Por nuestros difuntos, en especial, los que han muerto recientemente, para que hayan encontrado a Dios y a quienes amaron en esta vida terrenal, gozando del premio eterno. Oremos. Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta. A ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Presentemos a Dios, junto a las ofrendas eucarísticas, nuestra vida hecha oración al Padre y servicio y entrega a los demás, viviendo así el ejemplo del Señor Jesucristo. Monición a la Comunión Que la Eucaristía que vamos a comulgar sea alimento que nos fortalezca y nos dé vida eterna, en nuestro sincero deseo de amar a Dios de corazón. Acerquémonos a recibirla. Monición de despedida (optativa) Al regresar a nuestras casas, trabajos y ambientes, y habiendo sido alimentados con la Palabra y la Eucaristía, que el ejemplo del ciego Bartimeo, curado y animado por Cristo, nos ayude a imitarlo en su ejemplo de seguimiento desinteresado por el Señor, que hoy nos enseña. Y que esta celebración también sea estímulo para amar a Dios y en servir a los hermanos.