ENSAYO PREVISTO EN EL PROCEDIMIENTO PARA DICTAMINAR A LOS ASPIRANTES A CONSEJERO DE LA JUDICATURA FEDERAL, DESIGNADO POR PARTE DEL SENADO DE LA REPÚBLICA. Sobre los temas propuestos para el presente ensayo siempre me han llamado significativamente la atención los de la Carrera Judicial y Disciplina de Jueces y Magistrados porque, creo, son la base de un poder judicial y, por ende, se encuentran íntimamente relacionados. Su origen y sustento para un buen funcionamiento no es otro más que personas con verdadera vocación de servidores públicos, con ética judicial, que se sintetiza en nuestra legislación como los requisitos de excelencia, profesionalismo, objetividad, imparcialidad e independencia. En primer término, quiero destacar que, en lo personal, creo que la base toral para llegar a ocupar el cargo de Consejero de la Judicatura Federal es la firme convicción de que el Poder Judicial de la Federación es fundamental para el bien de la sociedad, la conservación del Estado democrático y, lo más importante, la realización del hombre en sociedad, para que se consigan sus fines más nobles, a través de la justicia, la equidad y la paz sociales, que constituyen la esencia del quehacer jurisdiccional. Lo anterior implica una verdadera y profunda entrega a la labor jurisdiccional. En tratándose de la carrera judicial y, en especial, la designación de Jueces de Distrito y Magistrados de Circuito debe recaer en personas que tengan una auténtica vocación de servicio judicial, esto es, una fiel e íntegra inclinación a satisfacer el reclamo de justicia de todas las personas, de garantizar sus derechos humanos, de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. Y estas características, creo, pueden medirse tomando en cuenta, además de los requisitos que establece la Constitución: 1. El conocimiento directo de la tarea jurisdiccional federal en diversos órganos, que trae, por consecuencia, una visión más amplia y profunda del trabajo que, en su conjunto, desempeña el Poder Judicial de la Federación. 2. Una trayectoria impecable, en cuanto a que el aspirante no tenga queja administrativa fundada alguna. 3. Eficiencia en el trabajo, lo que se puede tasar por la productividad en los órganos a que hubiese estado adscrito. Por otra parte, se requiere de plena conciencia y actuación sobre los principios rectores de la función jurisdiccional. Esto es, dar preponderancia a la independencia, a la imparcialidad y a la objetividad, actuando siempre de conformidad con una recta razón, de manera objetiva, sin permitir que interfieran factores externos, políticos, sociales o mediáticos, de las partes en conflicto, o de las propias convicciones, que atenten o vulneren aquellos principios. Además, es imprescindible que el aspirante tenga una gran calidad humana, que le permita el acercamiento hacia todas las personas que se sujetan o acuden a los tribunales con sed de justicia; y, también, con los que integran y hacen funcionar el órgano del que es titular, con disposición de escuchar y dialogar, con prudencia, descubriendo todo aquello que sirva para tomar las mejores decisiones, en aras de una mejor administración de justicia. Para lograr lo anterior y tomando en cuenta que la ley establece la posibilidad de concursos de oposición libres, a fin de que tengan acceso a los honrosos cargos de Juez y Magistrado personas que no laboran en el Poder Judicial de la Federación, creo que es muy conveniente establecer, como primera etapa del concurso, el Curso de Especialización Judicial que en otras ocasiones ha impartido ya el Instituto de la Judicatura Federal, en el que se instruya a los candidatos, de manera más profunda, sobre el Acceso a la Justicia, los derechos humanos, garantías de debido proceso y ética judicial, entre otras asignaturas, que garanticen una formación humana, académica y ética para los futuros juzgadores, en los que imperen los principios de excelencia, profesionalismo, objetividad, imparcialidad, independencia y antigüedad, en su caso, que establece la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación como rectores de la carrera judicial federal. Si los jueces y magistrados de circuito seleccionados reúnen las características que he apuntado, creo que únicamente quedaría velar por su capacitación, para cumplir, de manera actualizada y acorde a los nuevos criterios vinculantes, con el respeto irrestricto a los derechos humanos, tratados internacionales, resoluciones y jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Como al principio lo apunté, el tema de la Carrera Judicial está estrechamente vinculado con el de la Disciplina de Jueces y Magistrados de Circuito, pues, en la medida en que los juzgadores realmente posean ética judicial y estén capacitados se mejorará la impartición de justicia y disminuirán, notablemente, las inconformidades que den lugar a quejas administrativas. Obviamente, las inconformidades no pueden desaparecer, lo importante es que disminuyan significativamente las quejas fundadas. Salvador González Baltierra Magistrado de Circuito