Leyes de la memoria

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Siglo nuevo
NUESTRO MUNDO
empuja inconscientemente a buscar peleas,
a tramar intrigas o a cometer bribonadas u
otras maldades, según las circunstancias.
El anterior pasaje de Schopenhauer
es realmente sobresaliente; responde a
un conocimiento profundo de las personas. Ya Aristóteles había afirmado
que una de las causas de la infelicidad
consiste en que una persona permanezca pasiva y no explote sus capacidades
naturales.
Es cierto, como afirma Schopenhauer, que todo ser humano quiere probar sus fuerzas (capacidades, habilidades, fuerza física, inteligencia, carácter,
etcétera). Y por supuesto, que todo individuo necesita saber si tiene éxito en sus
actividades. Muchas de las peleas físicas
entre adolescentes y jóvenes consisten
en probar sus fuerzas, como una necesidad imperiosa.
Dice Schopenhauer: Esforzarse y luchar contra algo que se resiste es la necesidad más esencial de la naturaleza humana.
La anterior afirmación de ese filósofo me
parece deslumbrante, y uno de los más
grandes secretos de la condición humana. ¿Y por qué razón es tan esencial que
toda persona sienta un enorme deseo de
esforzarse y luchar? Aun aquellas personas que las consideramos muy humildes y modestas, abrigan hermosos sueños y sienten la necesidad de esforzarse
y luchar por alcanzarlos.
Critilo cree que la inmensa necesidad emocional, física y espiritual por
esforzarse y luchar, responde a una poderosísima fuerza de nuestros instintos
biológicos. Recordemos que nosotros
descendemos de un ancestro común que
vivió hace unos seis millones de años.
Las personas, a lo largo de la evolución,
y ya hablando de los últimos cuatrocientos mil años, han podido sobrevivir gracias a que pudieron vencer miles de obstáculos de todo tipo. La lucha incesante
contra el clima, la escasez de alimentos,
las fieras salvajes, imprimieron en nuestro código genético, una exigencia de luchar permanentemente a fin de sobrevivir. Por esta razón, cuando la lucha y el
esfuerzo son proporcionales a nuestras
capacidades y fuerzas, es cuando mejor
nos sentimos y más felices somos en to-
dos sentidos. ¡Enormemente genial el
pasaje de Schopenhauer!
Correo-e: palabrasdepoder@yahoo.com.
mx
Leyes de la memoria
Luis Rey Delgado
L
a memoria es una facultad humana
muy importante para el desarrollo,
gracias a ella se posee una historia y ésta
puede ser registrada. La memoria nos
permite conservar nuestras vivencias y
poder revivirlas como ya experimentadas. Ya se ha dicho innumerables veces
que todo aprendizaje es precedido por la
retención, que la concentración nos proporcionará una mejor memoria, y que
sin ella no hay progreso ni aprendizaje.
Cuando alguien olvida (situaciones,
personas) experimenta ansiedad, incluso susto. En el proceso de crecer y en el
otoño de la vida, parte de la adaptación es
‘olvidar’ sin ansiedad y sin miedo. Perder
la memoria parecería ser como perderse
uno mismo, sin embargo, la memoria y
la capacidad de recuerdo seleccionan lo
que necesitamos para sobrevivir. Recordar es más global, incluye a todo el organismo: las sensaciones, olores, sabores
y además las experiencias internas de
alegría, dolor, ternura, etcétera.
Existen determinadas leyes que conviene tener presentes, pues potencializan la facultad de la memoria. Recordamos lo que recordamos según sea la
intensidad, repetición, significado o profundidad de nuestro recuerdo. Las leyes son:
Ley de atención y afectividad. Se
recuerda mejor en la medida que haya
mayor atención y concentración. Se
pueden leer varias páginas de un libro
y no recordar gran cosa si no se ha mantenido la concentración en la lectura.
También lo que nos resulta agradable es
más fácil de recordar. Por ello, hay que
alejar los sentimientos perturbadores
en torno a lo que queremos recordar.
Ley de totalidad significativa. Se
¶
Lo que aprendemos
es lo que queda
en la memoria,
pero no necesariamente
lo que recordamos
es lo que sabemos;
sabemos mucho más
memoriza mejor si los recuerdos forman parte de un todo coherente y armónico: si se involucra la parte emocional,
de la inteligencia, de las sensaciones y
las percepciones y si eso es de nuestro
interés. En otras palabras, recordamos
lo que nos interesa.
Ley de asimilación. Recordamos
las ideas en la medida que éstas se asocien a otras existentes en la mente, que
se inserten en una estructura ya conocida. Si un estudiante tiene mala base, por
ejemplo en matemáticas, difícilmente
recordará las nuevas enseñanzas, pues
deben asentarse en las anteriores. Por
asimilación, lo que se recuerda se va sumando a lo que ya no se olvida.
Ley de extensión. Se retiene mejor
por pequeños pasos. Es difícil fijar la
atención en temas largos. Una poesía se
aprende fácilmente si se memoriza por
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