21 LATERCERA Viernes 3 de febrero de 2012 Escanea este código con tu smartphone y mira de los disturbios en el fútbol egipcio RR Un manifestante realiza el signo de la victoria, en El Cairo. FOTO: AFP RR Aficionados al fútbol marcharon ayer en El Cairo. FOTO: XINHUA COLUMNA Algo más que una pasión El fútbol en Egipto es una forma de vida y de pensamiento. Una pasión que arde igualmente en las gradas. R “El camarín se convirtió en un hospital de guerra” DATOS CLAVE Puerto Said R Oscar Elizondo, ayudante técnico del Al Ahly, conversó con La Tercera. El Cairo Egipto Sudán Sudá LT PortSaidserebela contrapolicías Los habitantes de Port Said defendieron ayer su carácter pacífico y acusaron a los policías y matones de la trágica jornada en el estadio local. ONUesperaqueEgipto dérespuestaapropiada El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, exigió a las autoridades de Egipto que den una “respuesta apropiada” a la tragedia. María Paz Salas “Aún estoy digiriendo todo lo que me tocó vivir”, explica, con voz pausada al otro lado de la línea, el argentino Oscar Elizondo, ayudante técnico del club de fútbol egipcio Al Ahly, tras el sangriento partido del miércoles en Port Said. “La gente estaba muy tensa, porque ya al llegar al estadio había síntomas de que algo iba a salir mal, como por desgracia después pasó”, contó Elizondo a La Tercera. El primer síntoma de que las cosas no iban a salir bien, confiesa Elizondo, fue cuando observó una de las pancartas que sostenía el equipo contrario, Al Masri, y que decía: “Hoy los vamos a matar”. Y así fue. “Llegó un momento en que fue creciendo la agresividad hasta que acabó con lo que todo el mundo vio”, explica Elizondo, de 53 años, y asistente del Ahly hace 13 meses. En medio del caos, Elizondo y sus jugadores pudieron refugiarse en el camarín que “pasó a convertirse en un hospital de guerra, porque hay muertos, sangre, situaciones caóticas, y de mucho nerviosismo”, dijo. El ayudante técnico trasandino estuvo tres horas escondido en el vestuario. “Fue un encerrón, una masacre”, dice, principalmente porque las fuerzas de seguridad no actuaron a tiempo”, afirmó. “El control que hizo la policía realmente fue maldito”, explica. “Fue muy complicado. La policía egipcia fue incapaz de ofrecer seguridad y de evacuar a los heridos”. agregó. Según Elizondo, acá se piensa que “un partido político estuvo detrás de esto”.b ECIÉN aterrizado en El Cairo, aferrado aún a un precario árabe, cualquiera que pretenda afincarse en Egipto debe tomar una importante decisión. A la primera que suba en uno de sus desvencijados taxis y chapurree varias frases seguidas en áspero dialecto capitalino, deberá contestar a tres preguntas: nacionalidad, estado civil y equipo de fútbol egipcio preferido. Y no es una cuestión baladí. Definirte como hincha de uno de los dos grandes equipos puede hacer que tu viaje por las caóticas calles de la capital termine paladeando un azucarado café con un nuevo amigo o que te bajen en la siguiente esquina y te tripliquen el precio. Y es que el fútbol en Egipto es algo más que una pasión. Es una forma de vida y de pensamiento. Durante años, la rivalidad -nunca exenta de violencia- se limitó a las dos grandes escuadras capitalinas. El Zamalek, considerado el equipo de la burguesía acomodada y el Ahly, asociado a los barrios proletarios. Fundado en 1911 por un abogado de origen belga llamado Merzbach, su primer nombre, Kasr al-Nil, hacía referencia a la orilla del Nilo en la que los primeros egipcios comenzaron a pegar patadas a un balón. Cuenta la leyenda que la pionera versión del fútbol más allá de las fronteras de China fue a orillas del Nilo y que la disputaban los obreros que trabajaban en las pirámides cuando ganaban algún tipo de permiso. Pronto entró en dura competencia con el Ahly, Por Javier Martín considerado uno de los equipos más antiguos de Africa. Una rivalidad que ha llegado a obligar a la federación a contratar árbitros extranjeros. Una pasión que arde igualmente en las gradas. Durante los años de la dictadura de Mubarak, el fuerte dispositivo policial evitaba la violencia. Alineados en las gradas, miles de policías y efectivos de los grupos antidisturbios formaban un muro que separaba a las dos aficiones. Un dispositivo que los servicios secretos trasladaban a las cafeterías. Allí, la pasión de los egipcios por el fútbol compite con su adicción al narguile o shisha Durante años, la rivalidad se limitó a dos escuadras, el Zamalek, de la burguesía, y el Ahli, de los barrios proletarios. (pipa de agua), el té negro intenso y el backgammon. Pero, cuando el balón rueda, todo se detiene. Es una cuestión de política y vida. Así lo cuenta Al Khamissi: “Intenté que [el taxista] se hiciera del Ahly, pero me dijo que el Zamalek iba cada vez peor”. -El Zamalek es como Egipto. Por eso tenemos que estar a su lado, para detener su retroceso. -¿Y cómo podemos ayudarle nosotros?, le pregunté. -Podemos ayudar a Egipto preparando a nuestros hijos para la guerra. Redactor jefe de la agencia EFE. Ex corresponsal en El Cairo y columnista de El País.