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LATERCERA Viernes 3 de febrero de 2012
Escanea este
código con tu
smartphone y
mira de los
disturbios en el
fútbol egipcio
RR Un manifestante
realiza el signo de la
victoria, en El Cairo.
FOTO: AFP
RR Aficionados al fútbol marcharon ayer en El Cairo. FOTO: XINHUA
COLUMNA
Algo más
que una pasión
El fútbol en Egipto es una forma
de vida y de pensamiento. Una
pasión que arde igualmente en las
gradas.
R
“El camarín se
convirtió en un
hospital de guerra”
DATOS CLAVE
Puerto Said
R Oscar Elizondo,
ayudante técnico del
Al Ahly, conversó con
La Tercera.
El Cairo
Egipto
Sudán
Sudá
LT
PortSaidserebela
contrapolicías
Los habitantes de Port Said
defendieron ayer su carácter
pacífico y acusaron a los policías y matones de la trágica
jornada en el estadio local.
ONUesperaqueEgipto
dérespuestaapropiada
El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon,
exigió a las autoridades de
Egipto que den una “respuesta apropiada” a la tragedia.
María Paz Salas
“Aún estoy digiriendo todo lo
que me tocó vivir”, explica,
con voz pausada al otro lado
de la línea, el argentino Oscar Elizondo, ayudante técnico del club de fútbol egipcio
Al Ahly, tras el sangriento
partido del miércoles en Port
Said. “La gente estaba muy
tensa, porque ya al llegar al
estadio había síntomas de
que algo iba a salir mal, como
por desgracia después pasó”,
contó Elizondo a La Tercera.
El primer síntoma de que
las cosas no iban a salir bien,
confiesa Elizondo, fue cuando observó una de las pancartas que sostenía el equipo
contrario, Al Masri, y que decía: “Hoy los vamos a matar”. Y así fue.
“Llegó un momento en que
fue creciendo la agresividad
hasta que acabó con lo que
todo el mundo vio”, explica
Elizondo, de 53 años, y asistente del Ahly hace 13 meses.
En medio del caos, Elizondo y sus jugadores pudieron
refugiarse en el camarín que
“pasó a convertirse en un
hospital de guerra, porque
hay muertos, sangre, situaciones caóticas, y de mucho
nerviosismo”, dijo.
El ayudante técnico trasandino estuvo tres horas escondido en el vestuario. “Fue un
encerrón, una masacre”,
dice, principalmente porque
las fuerzas de seguridad no
actuaron a tiempo”, afirmó.
“El control que hizo la policía realmente fue maldito”,
explica. “Fue muy complicado. La policía egipcia fue
incapaz de ofrecer seguridad
y de evacuar a los heridos”.
agregó. Según Elizondo, acá
se piensa que “un partido político estuvo detrás de
esto”.b
ECIÉN aterrizado en El Cairo,
aferrado aún a
un precario árabe, cualquiera
que pretenda
afincarse en
Egipto debe tomar una importante decisión. A la primera que
suba en uno de sus desvencijados taxis y chapurree varias frases seguidas en áspero dialecto
capitalino, deberá contestar a
tres preguntas: nacionalidad, estado civil y equipo de fútbol
egipcio preferido. Y no es una
cuestión baladí. Definirte como
hincha de uno de los dos grandes
equipos puede hacer que tu viaje
por las caóticas calles de la capital termine paladeando un azucarado café con un nuevo amigo
o que te bajen en la siguiente esquina y te tripliquen el precio. Y
es que el fútbol en Egipto es algo
más que una pasión. Es una forma de vida y de pensamiento.
Durante años, la rivalidad
-nunca exenta de violencia- se
limitó a las dos grandes escuadras capitalinas. El Zamalek,
considerado el equipo de la burguesía acomodada y el Ahly, asociado a los barrios proletarios.
Fundado en 1911 por un abogado
de origen belga llamado
Merzbach, su primer nombre,
Kasr al-Nil, hacía referencia a la
orilla del Nilo en la que los primeros egipcios comenzaron a
pegar patadas a un balón. Cuenta la leyenda que la pionera versión del fútbol más allá de las
fronteras de China fue a orillas
del Nilo y que la disputaban los
obreros que trabajaban en las pirámides cuando ganaban algún
tipo de permiso. Pronto entró en
dura competencia con el Ahly,
Por Javier Martín
considerado uno de los equipos
más antiguos de Africa. Una rivalidad que ha llegado a obligar
a la federación a contratar árbitros extranjeros.
Una pasión que arde igualmente en las gradas. Durante los
años de la dictadura de Mubarak,
el fuerte dispositivo policial evitaba la violencia. Alineados en
las gradas, miles de policías y
efectivos de los grupos antidisturbios formaban un muro que
separaba a las dos aficiones.
Un dispositivo que los servicios
secretos trasladaban a las cafeterías. Allí, la pasión de los egipcios por el fútbol compite con su
adicción al narguile o shisha
Durante años, la
rivalidad se limitó a dos
escuadras, el Zamalek, de
la burguesía, y el Ahli, de
los barrios proletarios.
(pipa de agua), el té negro intenso y el backgammon. Pero, cuando el balón rueda, todo se detiene. Es una cuestión de política y
vida. Así lo cuenta Al Khamissi:
“Intenté que [el taxista] se hiciera del Ahly, pero me dijo que el
Zamalek iba cada vez peor”.
-El Zamalek es como Egipto.
Por eso tenemos que estar a su
lado, para detener su retroceso.
-¿Y cómo podemos ayudarle
nosotros?, le pregunté.
-Podemos ayudar a Egipto preparando a nuestros hijos para la
guerra.
Redactor jefe de la agencia EFE.
Ex corresponsal en El Cairo y
columnista de El País.
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