Modo de des-producción especulativo Raúl Prada Alcoreza Vamos a comenzar diciendo lo que dice una canción: sorpresas te da la vida. ¿Cuáles son estas sorpresas? ¿Puede ocurrir algo parecido a que, de tanto recorrer, de pronto ya nos encontremos en otro lugar, en otro ámbito, en otro escenario, sin que nos demos cuenta que cruzamos ya, hace un tiempo el umbral, que separa estos distintos ámbitos? Que creamos que nos encontramos todavía en el contexto dejado atrás, que nos representemos el nuevo contexto, como si fuese el anterior; por lo tanto, que nos demos no solamente errada información, sino que esta información errada alimente interpretaciones no correspondientes a la realidad efectiva; embarcándonos, por lo tanto, a un desastre, sin garantizar nuestra sobrevivencia. Esto parece ser lo que nos está ocurriendo. Por las teorías usadas, tanto las teorías críticas del capitalismo, así como las teorías apologistas del capitalismo, seguimos viendo al actual sistema - para seguir utilizando este término acostumbrado -, en construcción, como si fuera el sistema capitalista, cuando ya no lo es. Este sistema, el del presente, efectivamente dado, no es, propiamente, capitalista, no es el de la valorización del valor, de la valorización de capital, no es una economía política, que bifurca lo concreto de lo abstracto, valorizando lo abstracto y desvalorizando lo concreto. Este es un sistema que ya no necesita de economía política, que no requiere del dualismo operativo de la economía política. Uno de los componentes del capital y del capitalismo ya no forma parte de la composición del capital y del capitalismo; la composición financiera de capital, que, en cada ciclo largo del capitalismo hegemónico vigente, aparece como servicios a la acumulación de capital; primero, apoyando al carácter comercial del capital; después, apoyando al carácter industrial de capital; en tercer lugar, que termina dominando a las otras formas de capital, la comercial y la industrial; anunciando, de esta manera, la clausura del ciclo largo del capitalismo en cuestión. Resulta que esta última fase, característica de cada ciclo largo del capitalismo, no es la que se está dando ahora; se dio antes, anunciando esta clausura, con las crisis de sobreproducción, seguidas por las crisis intermitentes financieras. Sin embargo, esta vez, el sistema operativo, la maquinaria financiera capitalista se ha autonomizado; ya no forma parte del sistema capitalista; está conformando su propio sistema. Que como el sistema-mundo capitalista, tiene su modo, sus formaciones, también su mundialización. Se trata, en principio, del modo de desproducción especulativo. ¿Por qué llamamos modo de des-producción especulativo? En primer lugar, debido a la analogía con la caracterización del modo de producción capitalista; empero, encontrando como su simétrica antípoda. Estamos ante un modo de des-producción, pues el objetivo y la función no son la producción, sino todo lo contrario, la desproducción, incluso la destrucción de la producción. Este modo de desproducción funciona con la tecnología de la ingeniería financiera; se trata de una tecnología sofisticada de contabilidad y de autopropulsión de su propia autogeneración, basada sobre todo en indicadores, medidas, metodologías aritméticas, pues el término de matemáticas les quedaría grande. Lo curioso es que este modo de des-producción no funciona como economía política; como dijimos, no requiere del contraste entre valor de uso y valor abstracto, no requiere de ningún contraste, de ningún dualismo, se abastece a sí mismo; es hermafrodita - usando el término metafóricamente, para ilustrar -. En segundo lugar, nos encontramos como en un más allá de la economía política, incluso de la economía misma, en todas sus formas conocidas. ¿Cómo puede ocurrir esto? La autonomización del componente financiero de la estructura del capital, implica no una duplicación del anterior sistema, sino otro sistema, cuya lógica no es ya dualista; no es ya economía política, la lógica, si se pueda hablar así, es fundamentalmente especulativa y no de valorización. Empero, ¿cómo puede funcionar algo así, como puede reproducirse, por así decirlo? Al respecto tenemos dos hipótesis, una catastrófica y otra histórica, por así decirlo. La hipótesis catastrófica dice: El modo de des-producción no se reproduce, se alimenta del cadáver o del cuerpo vivo narcotizado, capturado, mantenido vivo para su propia alimentación. Es un modo de des-producción que se imagina eterno, pues está fuera del tiempo y de la historia. Puede moverse, si se quiere, para ilustrar, inercialmente, en un espacio sin roces; por lo menos, esperando convertir el espacio accidentado donde todavía habita en un espacio liso, donde los flujos financieros se desplacen libremente. La hipótesis histórica dice: El modo de des-producción se reproduce; empero, como si fuera hermafrodita. Por lo menos eso es lo que pretende. Es decir, pretende contener, en sí mismo, los órganos de reproducción requeridos usando el término de órganos metafóricamente -, pretende que la propia unidad básica, por así decirlo, que, mas bien, es flujo financiero, contenga la facultad de generarse, regenerarse, expandirse, acumularse. En otras palabras, la transferencia financiera implica la dilatación del monto financiero; fenómeno que no es pues exactamente valorización, sino inflamación o, si se quiere, inflación. Ya no se presta para garantizar la producción o el intercambio, o que la economía funcione, adquiera recursos frescos, de una manera fácil y adecuada; sino que se presta para endeudar más, para que la deuda crezca, como dijimos en otro escrito, de una manera infinita. En tercer lugar, la sorpresa es la siguiente: La antípoda del capitalismo no es el socialismo; efectivamente, empíricamente, no lo fue; presentándose, mas bien, como otra versión del modo de producción capitalista. Sino este sistema-mundo financiero especulativo, que ya no requiere, por lo menos en su imaginario, de la existencia del sistema capitalista. Lo mantiene subordinado, pues requiere, en esta etapa inicial, de su funcionamiento, de una manera subordinada, controlada, incluso saboteada, hasta que pueda prescindir completamente de este sistema de la valorización del valor, de esta economía política. De todas maneras, este modo de des-producción especulativo tiene que funcionar con algo, sobre algo, usando determinados instrumentos, teniendo al alcance algo sobre lo que se manipula, fuera de las técnicas de la ingeniería financiera. Este algo son las ilusiones, los imaginarios, las esperanzas, los deseos, de la gente; también otro algo, sobre lo que se manipula, son las leyes, las instituciones, los gobiernos, los estados, los organismos internacionales, los bloques regionales. Al sistema especulativo financiero, en construcción, no le interesa ningún obstáculo, legal, jurídico, político, institucional; concibe que no tiene obstáculos, sino objetos de manipulación, que sirven, son útiles, o acuden en su ayuda. Este sistema-mundo especulativo financiero, en comparación con el sistema-mundo capitalista, es súper-flexible, súper-mutante; atraviesa instituciones; por lo tanto, aparece como parte de la institucionalidad, aparentemente vigente. Atraviesa las leyes; por lo tanto, actúa legalmente. Atraviesa estados y gobiernos; por lo tanto, aparece respetando a los regímenes institucionales vigentes; incluso puede aparecer como ayudándolos a salir de crisis financieras. Ofrece créditos con muchas facilidades, incluso, si el usuario no puede pagar, le otorga crédito para pagar su deuda acumulada. La relación del sistema especulativo financiero no es exactamente económica, en el sentido acostumbrado, definido, sino es una relación de deuda, donde el acreedor y el deudor están unidos en esta relación de deuda infinita. Esta relación mantiene al deudor eternamente como deudor, pues de lo contrario, el sistema no podría reproducirse. ¿Qué es lo que ofrece el sistema-mundo especulativo financiero? Ofrece el paraíso financiero, a la gente común, a los estados, a las empresas, al miso capitalismo industrial. La llegada comunicativa entre el sistema especulativo y los usuarios es de una comunicación basada o sostenida por la activación de ilusiones, esperanzas, imaginarios placenteros. Como dijimos, si este sistema-mundo especulativo financiero, en construcción, permite todavía la sobrevivencia del capitalismo industrial, es porque lo requiere, en esta etapa inicial de desmantelamiento de la producción, de desmantelamiento de los aparatos de producción; sobre todo requiere de la industria de guerra. La destrucción financiera, se articula, con la destrucción de la guerra, que ya formaba parte de las maquinas del capitalismo, sobre todo para absorber la plusvalía no realizada. Sin embargo, la guerra, ya no forma parte de la estrategia, como en el caso de las máquinas capitalistas, sino que la guerra es subsidiaria al propio sistema especulativo; se puede decir que forma parte inherente de la composición del modo de des-producción especulativo. La guerra ya no absorbería la plusvalía no realizada, como en el caso de las crisis de sobreproducción del capitalismo, sino simplemente coadyuva en la destrucción que persigue el modo de des-producción especulativo y, en el contexto mayor, el sistema especulativo financiero. Es la destrucción misma lo que acrecienta la cantidad financiera en circulación. Por ejemplo, es preferible que se queme una fábrica o un inmueble asegurado, pues, de esta manera, se acrecienta la cantidad financiera. Entonces, en resumen, se puede decir que estamos, en principio, ante el nacimiento de un modo de des-producción especulativo, ante la construcción de un sistema-mundo especulativo financiero. Lo que faltaría, en esta composición, es el medio, las formaciones sociales especulativas. Mientras no se tenga la experiencia configurada de estas formaciones, nada podemos decir. Hoy por hoy, asistimos a la subsunción formal - usando el concepto metafóricamente - de las formaciones sociales capitalistas al modo de des-producción especulativo.