1 06-21-15 Mensaje: 2Corintios 1:3-7 Consuelo en tiempo de tribulación Dios nos da para que podamos dar a los demás. Dios nos consuela para que podamos consolar a otras personas. La vida cristiana se trata de amar, dar, cuidar, y reconfortar, aquellas personas que están pasando por momentos difíciles o tragedias en sus vidas. El miércoles en la noche sucedió una tragedia en la comunidad cristiana que ha dejado a toda la comunidad evangélica sorprendida, enojada, y a la vez con temor o miedo por causa de la masacre en Charleston, SC. Muchas personas se preguntan porque suceden estas cosas. Pero, la realidad es que estamos en un mundo 2 donde existe la maldad. Y donde la maldad en muchas ocasiones se personifica para dañar y destruir. Nos unimos a nuestros hermanos y hermanas de Charleston, SC y oramos por los familiares de estas nueve personas que como mártires perdieron sus vidas, en lugar donde adoraban y buscaban la presencia de Dios. Nos queda la pregunta ¿Dónde estaba Dios y porque lo permitió? Quiero tocar en estas dos preguntas. ¿Dónde estaba Dios? Ciertamente la pregunta esta demás pues Dios ciertamente estaba allí con aquellos hermanos y hermanas que sufrían la tragedia de un terrorismo causado por una persona guiada por el odio y la maldad. Los brazos de Dios 3 estaban extendidos para recibir aquellos y aquellas que perdieron sus vidas. Y Dios esta también en medio de nosotros, en medio de los familiares y amistades de estas personas para recordarnos y dejarnos saber que no nos ha abandonado, sino que esta presente para darnos el consuelo y las fuerzas que necesitamos para enfrentar la situación en la que estamos viviendo hoy. Dios esta en medio de la tragedia, no para intervenir, ni para evitar que suceda. Las tragedias y catástrofes suceden sin la voluntad o intervención de Dios. Sino que Dios esta en medio de ellas para consolar al desconsolado y darnos un mensaje de amor y esperanza, que aquellas personas que fueron delante de nosotros, ya han tenido la victoria final y han triunfado y ahora nos esperan en un lugar mejor 4 para que también nosotros tengamos la esperanza de vencer, las vicisitudes de la vida. Ahora estas personas descansan en los amorosos brazos de Jesús, donde ya vencieron los problemas, las persecuciones y tribulaciones que ahora nos asechan y nos falta a nosotros por vencer. Pero como dijo el apóstol Pablo, no debemos de desmayar, sino, debemos de vencer aun en las tribulaciones. En los versos leídos, Pablo nos exhorta: “Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, 5 también nosotros podamos consolar a todos los que sufren.” Por lo tanto, alabamos a Dios en todo momento, quien nos ha consolado, para que nosotros consolemos a otras personas. No es tiempo de cuestionar a Dios, ni de buscar donde estaba El cuando sucedió este incidente. No es tiempo de preguntar donde estaba Dios. Sino que es tiempo que como comunidad cristiana, nos unamos a nuestros hermanos y hermanas en Cristo que han quedado pasando este momento amargo en sus vidas, que nos unamos y oremos por ellos. Es tiempo de solidarizar nuestra fe en Cristo y saber, que sea que vivamos o que muramos, sea por situaciones similares, o no, somos hijos e hijas de Dios y recibimos el consuelo eterno de Dios. 6 Ahora, la pregunta: ¿Por qué Dios permitió que sucediera esto? La pregunta es similar a la pregunta de Job. ¿Por qué sufre el pobre? Pero la realidad es que no es cuestión de Dios permitir que sucedan las tragedias o que el pobre sufre mas que el rico. Sino que en la vida, todas las personas estamos expuestas a situaciones tanto trágicas, como situaciones donde somos bendecidos y bendecidas. Dios no es aquel o aquella que interviene en la vida del ser humano, sino es quien esta presente en todo momento, aun cuando mas lo necesitamos. Pero su presencia no es para intervenir, sino para fortalecer, consolar y para sostenernos en los momentos cuando pasamos por situaciones en la vida. 7 Los accidentes, las catástrofes naturales, la maldad de la vida vienen a nosotros, y estamos expuestos y expuestas a estas porque somos seres humanos y vivimos en un mundo donde las tragedias, la maldad, y los accidentes suceden. Pero no quiere decir que Dios la envía, ni que Dios es el causante. Al contrario, Dios se duele de lo sucedido y es por eso que nos ha enviado al Espíritu Santo, el consolador, para que en los momentos que pasemos por situaciones como estas, es el Espíritu Santo que nos da la fortaleza, el consuelo y la protección para que no perdamos la fe sino que nos mantengamos firmes en Jesucristo. Ahora nos toca a nosotros, seguir hacia delante. Ayudar y orar por las familias y la iglesia de Charleston, y pedirle a 8 Dios el consuelo que hemos recibido, que lo reciban ellos también. Es nuestro llamado, a perdonar y no a odiar, a orar y no juzgar, a unir y no desunir. Pero a parte de recordar y orar por las familias y por la iglesia en Charleston, no olvidemos otra familia también. La familia de Dylann Roof, el joven de 21 años que cometió la masacre de Charleston. No sabemos como la familia se encuentra o se siente. Pero, de seguro también están pasando por una situación difícil al saber que este hijo, sobrino, hermano, ha cometido tan grave crimen. Nuestro llamado es de orar por todas las personas involucradas en esta situación y pedir a Dios misericordia por aquellos culpables, y consuelo por aquellas personas 9 inocentes que de alguna manera u otra están ligados a la tragedia. Pidamos también a Dios, por nuestras congregaciones. Tanto las congregaciones americanas blancas, afroamericanas, africanas, latinas/hispanas, asiáticas, en fin toda iglesia que proclama e invoca el nombre de Jesucristo, que Dios nos proteja y cuide de nuestros hermanos y hermanas que nos reunimos para clamar su nombre. Porque no estamos libres de cualquier situación que nos pueda suceder. El salmista dice, “alzare los ojos a los montes” entonces pregunta, ¿De donde vendrá mi socorro? Y contesta, “mi socorro viene de Jehová que hizo los cielos y la tierra.” Por lo tanto, en tiempos buenos, o difíciles, sea que 10 estemos en tribulación o en gozo, alabamos a Dios y nos refugiamos en su amor. Pablo dijo, “¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: Por tu causa siempre nos llevan a la muerte; ¡nos tratan como a ovejas para el matadero! Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que 11 Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.” Ese amor es el que nos mantiene firmes y con fe. Ese amor es el que no nos hace dudar, ni preguntar ¿dónde esta Dios, cuando la tragedia viene? Al contrario, nos hace fuertes y aumenta nuestra fe. Nos hace depender mas de Dios y esperar en su consuelo divino. Es el amor de Dios que se ha manifestado en Cristo Jesús, que nos consuela y nos ayuda a consolar a otras personas. En los momentos mas difíciles de nuestras vidas, Demos siempre gracias a Dios por su presencia divina a través del Espíritu Santo que ha sido enviado a nosotros para que en momentos como estos, podamos tener la fortaleza divina de Dios que nos ofrece su Gracia. 12 Oremos para que la gracia y la protección de Dios nos cubra y nos proteja de todo peligro. Oremos por nuestros hermanos y hermanas de Charleston para que en medio de su tribulación, la gracia de Dios sobrecoja sus vidas y les de paz. Amen.