Fermín Galán

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_ESTEBAN GÓMEZ
Historiador
SEMBLANZA
BIOGRÁFICA DE
FERMÍN
GALÁN
RODRÍGUEZ
Fermín Galán Rodríguez nació en San Fernando (Cádiz)
un 4 de octubre de 1899. Era el tercero de cinco hermanos
(Francisca, Juan Ramón, fallecido siendo niño, Fermín, Francisco y José María). Su padre, Juan Galán Mateo, era marino,
condestable de la Armada (cargo asimilado a sargento), e hijo
a su vez de unos campesinos pobres residentes en un pueblecito próximo a San Fernando. Su madre, María Jesús
Rodríguez Castañeda, era la mayor de las tres hijas de un
panadero de San Fernando.
La forzada ausencia del padre, embarcado durante largas
temporadas, hizo que la numerosa prole creciera bajo la
influencia del abuelo materno, también llamado Fermín. En
el Horno de las Cadenas hacía sus deberes escolares Fermín Galán, envuelto de un ambiente liberal y de tibio catolicismo del que para su hermano José María “lo esencial era
la creencia en Dios sin apenas vínculos con la iglesia”. En la
afamada tahona del abuelo había una tertulia donde se leía
la prensa republicana.
En la primavera de 1909, a la edad de 48 años, muere su
padre a consecuencia de una neumonía contraída en acto de
servicio. Su madre, pensando que San Fernando ofrecía
unas posibilidades muy limitadas para el porvenir de sus cuatro hijos, malvende a los pocos meses las escasas propiedades de que disponía y se traslada a Madrid. Una vez allí, se
instala “en una habitación alquilada a una pariente lejana”.
Carente de medios, cumplimenta su mísera pensión de viuda
trabajando de costurera en casas particulares. Haciendo de
la necesidad virtud solicita el ingreso de sus hijos varones en
el Colegio de Huérfanos de Guerra en régimen de internado.
Fermín Galán ingresa en el mencionado colegio, sito en
Guadalajara, a la edad de once años. Sus hermanos le seguirán conforme vayan cumpliendo la edad exigida. En el internado cuida de ellos y el hecho de ser el varón mayor de la
familia, “el hombre de la casa”, le hace desarrollar un carácter
más serio y responsable de lo que por edad le correspondía.
Tanto el director del colegio como la mayoría de profesores
eran militares. Los alumnos, uniformados, eran ordenados en
escuadras, secciones, batallones… No era el mejor lugar para
el desarrollo integral del individuo. Se primaba la disciplina, la
fe ciega y el desarrollo del músculo. La organización y la enseñanza estaban orientadas en lo fundamental a propiciar su
ingreso en las academias militares. “Gran importancia adquiría
la gimnasia y otros deportes de significado militar” –recuerda
su hermano– “gimnasia, ¡mucha gimnasia!”.
Cuando su madre les visitaba, Galán se preocupaba por
su situación, daba cuenta de la conducta y aprovechamiento
en los estudios de sus hermanos, y le prometía sacrificio y
esfuerzo para cumplir el objetivo “de tener una carrera”.
En aquel medio en el que ni profesores ni alumnos se
libraban de apodo, Galán recibió el suyo: Persiana caída.
Tenía el párpado derecho medianamente caído y sin función.
Según su hermano, ese defecto físico le daba un aspecto
agradable “… y además ese párpado inmóvil cobraba cierta
Primer destino de Fermín Galán en África, como alférez
Fermín Galán con sus compañeros de la Escuela de Infanteria de Toledo
(1915-1918)
Fermín Galán con su novia Carmen Monreal, hija de un profesor de la Universidad
de Verano, y un grupo de amigos jaqueses, agosto de 1930
Galán con su compañía hace un alto en el camino entre Dar Akobba y Abadá.
Pocos días después sería herido y evacuado a Zoco El Arbacá, noviembre de 1925
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actividad como elemento expresivo materializado de su vida
interna, de su pensamiento. Y para buscar el equilibrio visual
Fermín solía echar la cabeza atrás dando la sensación de
medir con la vista el fondo de las cosas”.
En 1915, con 16 años y tras superar el correspondiente
examen, ingresa como cadete, en régimen de internado, en
la Academia de Infantería de Toledo, sita en el famoso Alcázar. La inmensa mayoría de los alumnos procedían en aquella época de las clases medias de provincias y era una
excepción encontrar allí hijos de la aristocracia o de extracción obrera y campesina. La carrera exigía tres cursos mayoritariamente dedicados a “soportar marchas y duros
ejercicios gimnásticos”. Desde el primer momento los profesores se dirigían a los aspirantes a oficiales con el rimbombante caballero-alumno y les inculcaban el amor a la patria y
la fidelidad a la corona.
Su hermano José María, que siguió el mismo recorrido
educativo, escribe que “… los alumnos de la academia no
veían bien que el sentimiento patrio, común a todos los españoles, estuviera manejado en beneficio propio por las clases
dirigentes”.
El último curso lo realizó Fermín Galán ostentando el
grado de cabo-galonista, lo que indica que dentro del organigrama de la academia era uno de los distinguidos entre la
masa de doscientos cincuenta alumnos. La iniciativa y la
acción eran las señas que le distinguían.
Con dieciocho años obtiene el despacho de alférez y es
destinado al Regimiento de Infantería Guipúzcoa nº 53 de
guarnición en Vitoria, donde hace vida civil autónoma y tiene
la primera novia, hija de un jefe militar, de las tres que se le
conocen.
Pronto va a descubrir dos cosas que le desagradarán profundamente. La primera es la utilización del ejército para la
represión del movimiento obrero y disturbios callejeros. Él
piensa que los militares no deben ejercer de guardianes del
orden público, ni ser empleados contra la población civil. La
segunda tiene que ver con su bajo nivel cultural. Y es que
entre el profesorado que le educó, dominaba la idea de que
otros conocimientos ajenos a las armas “más que fortalecer
el espíritu militar, lo relajaba, lo debilitaba”. Para ellos el militar ejemplar debía “oler a tabaco, vino y pólvora”.
Según su hermano, por aquellas fechas “solía lamentarse
de su baja cultura. No por su culpa, sino que ese tope tan a
ras de suelo correspondía a la mísera porción de conocimientos dados por la Academia de Infantería”.
Para no verse obligado a cumplir las funciones de orden
público asignadas con demasiada asiduidad al ejército, solicita destino en el Batallón de Cazadores Barbastro nº 4 de
guarnición en Tetuán, la capital del protectorado español de
Marruecos. En el norte de África, España estaba en guerra
con los rifeños desde 1912.
El año y medio que permanece en el mencionado batallón, aparte de cumplir con sus obligaciones militares
(defensa de posiciones), Galán los dedica a mejorar su nivel
cultural devorando libros de sociología y observando lo que
ocurre dentro y fuera de España. Así, descubre los logros de
la revolución en Rusia, que por primera vez en la historia permitía la emancipación de los trabajadores; el crecimiento del
movimiento obrero y campesino, al que se sumaba un importante sector de la intelectualidad española opuesto, además,
a la guerra de África; y la corrupción política generada por el
nefasto bipartidismo entre Cánovas y Sagasta, sostén de la
monarquía y pilar de la degeneración e inmoralidad desatada
en torno a la guerra. Afectado por estos descubrimientos que
tanto chocaban con su espíritu recto, decidió empezar a
tomar notas en una pequeña libreta con la intención de exponer negro sobre blanco sus impresiones y la evolución de su
pensamiento.
Tras diversas operaciones, encuadrado en varias compañías y distintos destacamentos en el anterior destino, en febrero
de 1921 ingresa en las tropas de Policía Indígena de Ceuta,
cuerpo de obediencia y acción estrictamente militar, donde permanecerá dos años. Allí es ascendido a teniente, aprende
árabe y sus variantes dialectales, continúa elevando su nivel
cultural y pone a prueba su valor y espíritu de iniciativa.
Presenta a la superioridad un proyecto político-militar con
la intención de ayudar a terminar con la guerra en Marruecos,
pero es rechazado por demasiado audaz. Las altas jerarquías
no podían admitir que un simple teniente les diera lecciones.
Sin embargo, en octubre de 1922 le reconocen sus méritos
concediéndole la cruz de primera clase del mérito militar con
distintivo rojo. Más adelante, los altos mandos le convocarían
a sus reuniones para oír sus opiniones sobre determinadas
acciones. Decepcionado, marcha destinado al regimiento
Wad-Ras nº50 y aprovecha su presencia en Madrid (abrilagosto 1923) para presentar a la Liga Africanista su proyecto.
El monarca lo manda llamar. Galán escribe: “El rey no entendió una palabra de lo que yo le dije, pero me envió a que me
escuchara el entonces ministro de la guerra”. La sublevación
militar del general Primo de Rivera aparcó el proyecto y sorprendió a Fermín Galán destinado en Gomara en la Intervención Militar de zona, Servicios Jalifianos. Se le consideraba ya
un Africanista Ilustrado.
Su empeño de poner fin a la guerra por medios pacíficos
y sus artículos en la Revista de Tropas Coloniales, portavoz de
la oficialidad africanista, junto con su carácter recto “chocó
con sus jefes superiores”, lo que le obligó, con otros oficiales,
a cambiar de destino.
De abril de 1924 a mayo de 1925 va a servir en el Tercio
de Extranjeros (la Legión) donde, a juicio de muchos oficiales, “mejor se defendía a España”. Dotado de las cualidades
exigidas al soldado: entusiasmo, iniciativa y valor, Galán va a
demostrar su gran valía como profesional obteniendo honores
y gloria. Hasta diez veces fue citado en las Órdenes. En la del
1º de octubre de 1924 se lee: “se distingue constantemente
por su valor, entusiasmo y gran conocimiento de esta clase de
guerra y en este día da prueba de gran valor y espíritu militar
en la lucha, en que llegó al cuerpo a cuerpo en la Kábila,
resultando gravemente herido”. Se le abrió juicio contradictorio para la concesión de la Laureada de San Fernando, la más
alta condecoración militar.
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Evacuado al Hospital Militar de Madrid, su vida va a dar
un giro insospechado al reencontrarse con unos valores:
patria, nación, monarquía, ejército, disciplina, moral y otros
conceptos antes sagrados que ahora, contrastados con la
realidad vivida, ya no tienen valor. Era el reflejo de la crisis del
sistema. El golpe de estado del general Primo de Rivera para
apuntalar la monarquía rompió el régimen constitucional parlamentario. El directorio militar había suprimido las garantías
constitucionales e impuesto la censura de prensa. Galán se
aleja del dictador y del rey, y piensa ya en la república.
Durante su estancia en el hospital y el periodo de convalecencia empieza a conspirar. Las valiosas notas, experiencia y reflexiones que se había traído de África tienen que ser
contadas. Y escribe una novela con el significativo título de La
barbarie organizada, la cual, junto con El Blocao de José Díaz Fernández e Imán de
Ramón J. Sender, pasa a ser considerada
como una de las tres mejores novelas sobre
el Tercio.
saliera “libre de todo pecado”. “¡Primo de Rivera es un bufón
del rey! De él se vale para escarnecer a España. ¡El dictador
es el rey!”, exclama Galán. El día 21 solicita tres días de permiso que le son concedidos.
El movimiento, previsto para el 24 de junio de 1926, día
de San Juan, nombre con el que ha pasado a la historia, es
descubierto y desbaratado por la policía. Numerosos participantes son detenidos el día 23.
Los conspiradores más relevantes, como Melquíades
Álvarez y el Conde de Romanones, ex-presidentes del Congreso y del Senado respectivamente, solamente fueron multados. El general Weyler fue absuelto. El general Aguilera, que
junto con el anterior firmaba el manifiesto dirigido A la Nación
Se trata de una novela histórica y autobiográfica que relata la guerra colonial de
Marruecos. Con agilidad de lenguaje presenta una variedad de retratos psicológicos
describiendo la evolución de sus personajes
y la conciencia adquirida a lo largo del conflicto: “somos un conjunto de voluntades
subordinadas, de libertades vencidas, de
individualidades anuladas. Sin más representación que un número […] El monarquismo existe. La clase dominante dispone
de los destinos de los pueblos según sus
intereses”. Su concepto mitificado respecto
a la corona y al rey se había venido abajo y
con la pasión que le caracteriza labora en el
intento de derribar la dictadura y si es posible el régimen que le da soporte.
Fermín Galán con el capitán Sediles en “El Rompeolas” jaqués con un grupo de amigas y alumnas
En abril de 1925, tras ser dado de alta, se
de la Universidad de Verano de Jaca
reincorpora a su destino. Permanece dos
meses en Ceuta, pero su pensamiento está
en Madrid, adonde solicita destino en el Regimiento Infany al Ejército, fue condenado a una pena leve. El coronel lautería Inmemorial del Rey nº1. Le es concedido, pero permareado Segundo García, a ocho años de prisión mayor. El capinecerá allí poco tiempo, ya que ascendido a capitán por
tán Galán y otro grupo de jefes y oficiales recibieron una
méritos de guerra, causa baja y debe pedir vacante en su
condena de seis años, que pasarían a cumplir en Barcelona.
nuevo empleo. Es destinado al Regimiento Infantería
Durante su estancia en prisiones militares, primero en el
Luchana nº28 en Tarragona, a donde llega el 13 de agosto
penal de San Francisco en Madrid y después en el castillo de
de 1925. Tenía 25 años.
Montjuïc, no perdió el contacto con el movimiento antidictaIntegrado en la conspiración en marcha para derribar la
torial y antidinástico. Dentro de sus posibilidades se dedicó a
dictadura, viaja a menudo a Madrid. Pretende imprimirle un
sumar elementos nuevos y a organizar la rebeldía diseñando
sello más radical porque desconfía de los viejos políticos y
varios planes. Pensaba en un movimiento cívico-militar para
generales que en ella participan, ya que sólo piensan en unas
lo que tomó contacto y relación fluida con algunos dirigentes
sindicales catalanes. “Hay que acabar con las cuarteladas”,
Cortes que sean “el Jordán de la monarquía” de la que ésta
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decía. También durante este periodo ingresó en la masonería;
su ‘plancha de quite’ lleva fecha de 21-12-1926 y tomó como
nombre simbólico el de ‘Vigor’. Según su hermano José
María, se afilió a la filantrópica institución porque “representaba en sí una organización capaz de prestar valiosa ayuda de
cualquier tipo a las actividades revolucionarias de ese periodo
en el país.” Pero sobretodo, ocupó su tiempo en el estudio de
los teóricos del socialismo y a escribir.
regenere la sociedad con justicia e igualdad: “A todos y a
cada uno, según su capacidad y esfuerzo físico”. Y propone
que sea la propia colectividad quien administre la riqueza.
Adelantándose a su tiempo, propugnaba ya en 1930 que “la
idea de los Estados Unidos de Europa es de todo punto necesario convertirla en realidad (…) Esta institución debe ser el
germen del Gobierno Central de Europa, el futuro gobierno
que ha de regir el Estado Continental”.
A finales de enero de 1930, el general Primo de Rivera
es ‘borboneado’. Su peculiar dictadura es sustituida por la
‘dictablanda’ del general Berenguer. Éste, en sus intentos
por retornar a la normalidad constitucional, amnistía en
febrero a los implicados en la ‘Sanjuanada’. Fermín Galán
queda en situación de ‘disponible’ en la primera región
Desvanecido su sueño, la negativa de volver al ejército
pierde fuerza. La acción se perfila como una necesidad:
“¡Donde esté, me sublevo!”, afirman que dijo.
El gobierno, pretendiendo neutralizarlo, lo destinó a Jaca,
guarnición alejada de los centros de decisión y con escaso
margen de maniobra.
La ciudad es pequeña, de 6.273 habitantes, pero la plaza militar importante,
algo más de mil hombres.
Nada más llegar, el 23 de junio de
1930, empieza a organizar la rebeldía.
Toma los hilos sueltos de anteriores conspiraciones y atrae a su proyecto a otros
compañeros destinados en Madrid, Barcelona, Valencia, Lérida, Huesca y Zaragoza.
En poco más de tres meses tiene en su
mano la guarnición de Jaca. Cuenta con el
compromiso de numerosos civiles de Jaca,
Huesca, Lérida y Barcelona. En busca de
apoyo económico contacta con políticos significados en anteriores complots.
Con su hermano Francisco, convalece en el Hospital Militar de Carabanchel
militar. Ha permanecido encarcelado algo más de tres años
y medio.
Al ser puesto en libertad, fija su residencia temporal en
Barcelona. Piensa pedir la baja en el ejército, colabora con
organizaciones obreras, con la prensa de tendencia socialista
y da a la imprenta el manuscrito elaborado en Montjuïc. En
su trabajo tiene depositadas ilusiones y esperanzas. “¡Las
ideas tienen más fuerza que las armas!”, exclamaba.
Escribe Nueva Creación, un ensayo de doctrina política,
económica y social en estilo directo, pleno de entusiasmo.
Propugna una república federal que parta del municipio y
Al tiempo que esto ocurría, algunas
personalidades relevantes y políticos liberales expulsados de la vida pública por la
monarquía y su dictadura habían fundado,
o se habían integrado, en pequeños partidos republicanos (entre otros Manuel
Azaña, Alcalá Zamora, Marcelino Domingo,
Alejandro Lerroux y Manuel Carrasco i Formiguera). Siete de estas organizaciones, e
Indalecio Prieto como avanzado del partido socialista, se
habían reunido en San Sebastián, el 17 de agosto de 1930,
para aunar esfuerzos y ponerse de acuerdo en un programa
de mínimos para intentar derribar la monarquía.
Interrelacionados ambos planes, Galán viaja a Madrid.
Según Marcelino Domingo “Quería estar en el movimiento si
el movimiento se realizaba rápidamente. Sería él todo el movimiento, si éste se retrasaba”. Ambos proyectos convergen en
un Plan General. El intento será cívico-militar: “La falta de
democracia legitima el recurso a la fuerza para restablecer la
libertad”. Galán retorna a Jaca como Delegado del Comité
Revolucionario en Aragón.
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Mientras el Comité Revolucionario y Gobierno Provisional
de la República que en Madrid se había creado desarrolla y
coordina la conspiración, en Jaca, Huesca y Zaragoza,
están a la espera. Durante noviembre, Galán mantiene vivo
el espíritu revolucionario y sigue escribiendo. Ahora decide
hacer una obra de teatro en la que el personaje principal es
una mujer: Berta . Se trata de un drama social en cinco
actos ambientado en un pueblo de la Andalucía profunda
de principios del siglo XX. Refleja la lucha política y social
entre conservadores y liberales, entre el cacique y los colonos. A través de una ingeniosa trama, desarrolla en sus diálogos los principios, valores, razones y sueños de los
desposeídos, denunciando el papel del alcalde, juez, guardia civil y cura al servicio del duque. Invita a la acción para
modificar la situación “… pero sin que se derrame una sola
gota de sangre”. Y en boca de su heroína, exclama: “¡La
rebeldía …! ¡Dura solución. Pero necesaria!” [Se exhibió en
el teatro Eslava de Madrid el 21 de abril de 1932].
A finales de noviembre había más de 27 guarniciones, en
su totalidad o en parte, comprometidas. Por una u otra causa,
el movimiento había sido aplazado, al menos en dos ocasiones.
Jaca, ante el temor de quedarse aislada, insistía en la necesidad de empezar cuanto antes: “La nieve nos cerrará los puertos y quedaremos inmovilizados”, insistía Galán a Madrid.
Según Quipo de Llano, general responsable en Madrid:
“Se acordó empezar el movimiento la semana que termina el
14 de diciembre”, una fórmula muy ambigua. Mientras
Madrid vacila, Jaca toma la iniciativa: “Viernes 12 enviad
libros”, era la contraseña convenida; Madrid aceptó: “Cumpliremos instrucciones pie letra”. Y envió a Jaca los hombres
prometidos.
Según Alejandro Lerroux, ministrable en el gobierno en la
sombra, de triunfar el movimiento, a Galán, “en su esfera de
influencia se le subordinaban compañeros superiores a él
jerárquicamente”. Una inoportuna huelga en Valencia con
enfrentamientos sangrientos puso en estado de alerta a su
guarnición militar; los comprometidos piden cambio de
fecha. Madrid acepta y fija una nueva: el lunes 15.
Hacia Jaca parte Santiago Casares Quiroga, otro de los
ministrables, con el encargo de comunicar el cambio de
fecha a Galán. Llega a Jaca a medianoche del jueves 11 de
diciembre de 1930 y, decide, por lo inoportuno de la hora, no
preguntar por Galán. Y se retira a descansar.
En Madrid se había recibido otro telegrama, puesto desde
Lérida, por los hombres prometidos que habían sido enviados
anteriormente a Jaca, y que se encontraban allí en misión de
enlace: “Retrasad envío ‘libros’ sábado”. Esto fue lo que le dio
pie a Casares Quiroga para pensar que tenía todo el viernes
12 para comunicar con Galán.
Galán, desconocedor del cambio de fecha y del telegrama
cursado desde Lérida, se subleva en el día y hora convenidos
inicialmente. Proclama la República en Jaca, arma a un centenar de civiles y marcha sobre Huesca con 700 hombres en
dos columnas, una por carretera y otra por ferrocarril.
En Ayerbe, donde confluyen ambos contingentes militares,
se proclama también la República y se reparten armas y munición a la población civil. Es en esta población donde Galán
toma conciencia de que, de momento, actúa solo. Y lo hace
con el convencimiento ya expresado en una de sus famosas
cartas desde Montjuïc: “Para triunfar es necesario un hecho
consumado y la irradiación rápida y audaz de la rebeldía”.
El gobierno, por su parte, tuvo tiempo de reaccionar y
envió tropas a su encuentro. A las puertas de Huesca, en
las Coronas de Cillas, se truncaron sus sueños. Pudo huir y
no lo hizo, se entregó en Biscarrués para asumir sus responsabilidades.
Un juicio-farsa, ‘sumarísimo’, lo condenó a muerte junto
al capitán García Hernández.
Desde el 13 al 20 de diciembre se producen numerosas
huelgas en la mayoría de ciudades y poblaciones importantes, pero sólo respondió la guarnición militar de Cuatro Vientos. En Madrid, órdenes, contraórdenes y cambios de fecha
habían dislocado el movimiento.
Galán y García Hernández fueron fusilados en el polvorín
del camino viejo de Fornillos el domingo ‘día del Señor’ 14 de
diciembre de 1930. El propio Fermín Galán dio las voces de
ordenanza al pelotón de ejecución. Poco antes y como gesto
postrero había dicho a quienes estremecidos contemplaban
la entereza con que firmaba el comunicado de su sentencia
de muerte: “Ésta es la firma que con más gusto estampo,
convencido de que la República es el régimen que más conviene a España, espero que mi sacrificio no será estéril”. Y no
lo fue. Cuatro meses más tarde, un 14 de abril de 1931, se
proclamó en España la II República y con ella se recuperaron
las libertades holladas por la monarquía de los borbones.
Sobre su persona y su controvertida figura hay todavía
mucho de que hablar, lo cual sobrepasaría la síntesis que
pretendemos en esta semblanza. Una primera pincelada de
ese cuadro por pintar podría ser la respuesta dada por su
madre a la pregunta formulada por el periodista Manuel
Lázaro para El Díario de Huesca (21-12-1930):
–“¿Qué juicio tiene usted sobre el carácter de su hijo?”
–“Era reservado. Amigo de leer y pensar más que de
hablar. Fue un romántico capaz de renunciar a todo lo que no
sintiera y capaz de morir por una causa que yo no soy quien
debe decir si es o no equivocada”.
El 29 de junio de 1924, Galán descansa tras los duros combates de Beni
Hassan a las órdenes del teniente coronel Francisco Franco
Fermín Galán con su promoción de 1918, celebrando el ascenso a alférez
que todos acaban de recibir
Siendo teniente, destinado en Ceuta, el 9 de mayo de 1924 marchó a
Melilla para incorporarse al Tercio de Extranjeros (luego Legión)
Preso en Montjuïc tras participar en la Sanjuanada (1926)
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