18-c.qxd 4/13/01 18 EL PADRE 22:22 Página 1 Interés general LEONARDO La Plata, sábado 14 de abril de 2001 DEJO LOS HABITOS PARA CASARSE “Me considero mejor sacerdote en pareja” El ex cura de la parroquia Santa Elena del Parque Pereyra Iraola dejó sus funciones para formar una pareja. Los domingos predica en su hogar Para Leonardo Belderrain, ex párroco de la Iglesia Santa Elena, de Parque Pereyra Iraola (en el Gran La Plata), estas serán unas Pascuas muy distintas a las demás. Es que hace cinco meses y medio decidió “dejar los hábitos” para abocarse a un proyecto de familia. Atrás quedaron los oficios religiosos a los que estaban acostumbrados varios platenses y vecinos de la zona de Villa Elisa. Ahora, la pequeña parroquia tiene nuevo cura y quienes quieran participar de las ceremonias religiosas del padre Leonardo deberán dirigirse a su casa, en Gonnet. Este hombre de 45 años de edad y 22 dedicados a la vida sacerdotal hace un mes que vive con su esposa, una joven abogada y bailarina de danzas afrocubanas. Ambos comparten la cálida vivienda, ubicada en 23 entre 508 y 509 de esa localidad, a la que bautizaron como “El Muelle”, un lugar de encuentros y despedidas. Ese hogar matrimonial donde la pareja construye su nueva familia, los domingos se convierte en un improvisado templo en el que amigos y allegados a este ex cura se reúnen “para escuchar la palabra de Dios”. Además, los miércoles por la tarde esa vivienda se transforma en un lugar de estudio y “ayuda espiritual pa- Cuándo la conoció Leonardo Belderrain. Cambió la parroquia por una vida en familia ra familias en crisis”. En efecto, desde algún tiempo el ex párroco estudia “las problemáticas de los conflictos familiares” y ayuda a realizar “terapias de pareja”. Ahora, en su vivienda y sentado frente a un gran ventanal que da a un parque, el padre Leonardo (como muchos le dicen) intenta hacer un recuento de todas esas cosas que le pasaron por la cabeza a la hora abandonar el sacerdocio. Aclara que, “en primer lugar”, no dejó de ser sacerdote. Y explica que “el camino de Dios es una vocación que se abraza y no se deja. En todo caso, me paro desde otra perspectiva para continuar por el mismo sendero; pero esta vez desde un lugar más humano y más afectivo”. Con la calma que lo caracteriza, dice que “por primera vez en tantos años” pudo encontrar “un equilibrio en el que puedo escuchar a una persona y ayudarla a reencontrarse en su integridad afectiva. Además, puedo recrear Hace cinco años atrás, cuando Leonardo aún era el párroco de la Iglesia Santa Ana del Parque Pereyra Iraola, recibió de regalo un hermoso perro blanco al que bautizó con el nombre de Noé. Se cree que unos años más tarde, el ex cura ya comenzó a pensar en retirarse de la Iglesia para dedicarse al proyecto de familia. Y, casualidad o no, el 18 de agosto del año pasado -justo al cumplirse años de la fecha en que se enroló en el sacerdocioconoció en el parque a su actual pareja a causa de una travesura de Noé, conocido en el aquel lugar como el “perro del cura” esa vida en el seno de mi familia”. Señaló entonces que puede “ser mejor sacerdote en un proyecto de familia, pues me permite comprender las problemáticas de muchos hombres casados desde un lugar igual. Creo que esto sirve para fortalecer y unirnos más”. El ex sacerdote contó que siempre pensó que el hombre debía casarse, formar familia y tener hijos. Y afirmó que, “sin dudas, uno de los momentos más felices de una pareja es cuando lle- ga al altar”. Quizás por eso un día se preguntó: “¿Por qué no puedo acceder a esa felicidad?”. Es más: “mientras recordaba los rostros felices de los novios y novias” que él mismo casaba en su antigua iglesia, se preguntó: “¿Como puedo ser el artífice de esa felicidad y no puedo construir una familia?”. Y recordó: “Era justamente esa posibilidad la que tenía vedada”. Dice que fueron esas preguntas las que lo impulsaron a abandonar “esa pequeña envidia que me generaba la felicidad de quienes se casaban. Y fue así como pude dedicarme a construir mi propia familia”. Recuerda emocionado que un día conoció a Silvina, quien hoy es su esposa y “la madre” de sus futuros hijos. El ex cura dice ahora que “debemos seguir el llamado de Noé, a través del fortalecimiento de la pareja como forma de reconstruir nuestras vidas y de mejorar las relaciones sociales”. De ese modo, el ex párroco prefirió abandonar los hábitos que le concede el ministerio sacerdotal, para dedicarse a difundir la palabra de Dios entre sus amigos, vecinos y entre todos aquellos fieles “que quieran escuchar” sus misas -en realidad reuniones- que brinda en su hogar del barrio platense de Gonnet. Doctor en bioética y amigo de Farinello A los 23 años, Leonardo Belderrain acudió al llamado de Dios y se enroló en el sacerdocio. Corría la convulsionada década del 70, y el 18 de agosto de 1979 ingresó de la mano de Monseñor Plaza al ministerio religioso. Sus primeros compañeros de estudio en el seminario local fueron los padres Carlos Cajade y Mario Ramírez, con quienes mantiene una verdadera amistad. También supo cosechar la amistad del padre Luis Farinello. La atracción por la religión y la filosofía lo llevaron a la histórica universidad de España, donde cursó y se graduó como Licenciado en Filosofía. Luego en São Paulo, Brasil, realizó sus estudios de posgrado y se doctoró en Bioetica y Etica de la Salud. De regreso en nuestra ciudad, dictó clases en la Universidad Católica de La Plata, también fue capellán de escuelas y colegios católicos, y durante un año trabajó junto a Monseñor Plaza, en el Arzobispado de La Plata. Durante sus primeros trabajos en nuestra ciudad organizó las multitudinarias peregrinaciones a la Basílica de Luján en las que participaban miles de jóvenes platenses. Hoy dice que esas peregrinaciones “eran el único lugar de resistencia a la pesada dictadura militar”. En sus 22 años de sacerdocio dice haber aprendido que “Dios está en las cosas más humanas de nuestra gente”, y que “hay que sentirlo en la cotidianeidad de nuestros actos y nuestro amor”.