RIQUEZAS DJo: LOS ANTIGUOS JESUITAS DE CHILE. Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia BIBLIOTECA _.-_.. DE L\ REVISTA DE SANTIAGO. ---.-"-- ---,,-"- - ,------- .-- --- ._-.-- RIQUEZAS DE ANTI GU OS J,Or; ~IESUIT l\S DE CUI LE POR DON nIEGO BARROS ARANA. SAN TIA GO: IMPRENTA DE L.\ LIBRERIA DEL MERCURIO de Ort>"te8 L. Torne.·o. 1872. /,u/" CP.T!" "",., n_ .. , Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia ADVERTENCIA. El vivo inter(~s con que el pÚblico ilustrado de esta ca- que, sobre el f\stab1cci. de los jesuitas en nuestro pital ha leiao la serie de artículos miento i posterior desttrrollo don Diego Barros Arana en la. Revista suolo, ha publicado de Santiago; i la jeneral las provincia~, accptacion q uo ha encontrado en donde ha sido rop¡'od ucida por un gran nú- mero de peri6dicos, nos han movido a solicitar el permiso do esta reimpresion. de su autor No solo lo ha otorgado el señor Barros Arana sino que ha qnerido todavía re VOl' los artículos publicados, servaciones completados con nuevos datos i ob- i dar al todo cierto método i uniJad. Un doble {in lloTamos on mira. Es el primero, presentar nidas en un pequeño aquel distinguido bre un punto a los hombres volúmen escritor histórico: practicadas tes, en las antigu:tS escrituras, en los viejos pergaminos laR investigaciones ha llevado felizlllonte de alto interés prolijas, concienzudas, de ostudio, reu· que a cabo so- investigaciones en las primitivas fuen- en las crónicas mauuscrita~, ignorados. T ea el segundo i primordial, popularizar el couocimien- Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia -6 i las priÍeticlls lecciones to de In;; hechos :wel'iguado3 ello;; contiencn para. a.preciar debi:lamento que la famosa lL Compaiíín. TiE)!Wll :lrJ.lwllos articulo;; el indisputable tal' ellnctlbidos una llt) t,d suerte IJla¡H'¡',Ltanjible, i que tnl)l'ito de es- que hablan lL los sentidos los i tomar <le ellos provechoso conocimicnto, sin esfuerzo llwntal i sil! tener (ple scguir tl'abajosamclltc disctlsioncs abstrn.cta:o, de qnc vive el Los l[('dlOs J¡al¡]nn allí Sll incontrovet'ti}¡lci'J, referidos Compaiiía eOIl elocuente péll' gra.n natumlidad dt:., pne<1e r.nkndcl'· tollo elmnllllo Ins cstériles ;;ofislll<L engafla¡}or. lcnguaje; }wchos los mismos crllllístas ¡sencillez, dL' la i que escusan todo comentario. E [, EDiTOIl. Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia RIQUEZAS DE 1,0:0: ,\\TI(;{'OS .JENUITAS DE CHILE. (Jue PO)' Imher:-5(, a estudiar ei(~I·t()S }Juntos de la histOl,ja nacioJlaL los nn~¡}c;; do Chile son bastante conoeidt,;<, i casi cs inÚtil engolfarse en llueva:; i mas !m'¡ijus in\·e:-5tig'uciones. B,; cicrto que fuera d(~ )Ujieo, .-;~ crce dedicado jenemlmeute 1.1'(';;o cuatro ningunu (le historia mejor convenir ciertos los pucblo>! nosotros hispano-amcricanos posee iuvc;;Ligat1:1 que I:l de Chile; peru cn fJue nos PUJltos eutre t'!<critorcs lililí falta mucho todavía i mas aun, lo;:: sucesos i pcrÍodos illtel'p~ante;<, ¡~S pa¡·[t para una preei;;o conoc('1' dar ('ucr- po i nnidad a lodos h istvri(~os q nc han sido regulanm'lltE' l'stl1dia<1o>!. Bn llllCStl'a historia colonial, sobre todo, i a pesar <le algunos tral>njus de un lll¡:rito indisputable, 1l0S LIta. m1l(;ho qne csplorar i que descllbrir. Li1 historia de lo,> com'clltos 1 de ll\~ órdenes rclijillsas, la iaHllcncia (jll~ ellos ejercieron sohre la sociabilidad r:hílenn, Sll inter\'encjon cn los asuntos políticos i administrativos, son IHll1tos acerca de lOS cuales solo tenemos lino r¡He otro porme- Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia -8nor, que no basta por cierto para proyectar la menor luz sobre el cuadro jeneral de nuestro pasado. Entre esas órdenes relijiosas fué la de los jesuitas la que tuvo mas importancia i la que ha dejado mas huellas en la historia. Ellos ejercieron un gran poder 011la administracion de la colonia i en la sociedad entera, dirijieron a los gobernantes i dominaron a los gobernados, adquirieron riquezas que hoi dia nos parecen fabulosas, i dejaron en las tradiciones populares recuerdos que no pudo borrar la cédula de Carlos III que espuls6 a los jesuitas de sus Estados. La historia de los jesuitas en las colonias c>'paiiolas seria, pues, un trabajo del mayor interés. Esa historia podria ser estudiada bajo tres puntos de vista diferentes: 1.° Su participacion en los negocios administrativos, en los que, como se sabe, tuvieron un gran poder, como sucedió en Chile; 2.° La influencia que ejercieron sobre el modo de ser de las eolouias españolas, ya sea por la predicacion i el confesonario, ya por las ostentosas ceremonias relijiosas que establecieron .para atrae!' al sellcillo pueblo, ya pOI' los prodijios con que, segun sus clOnistas los favol'ccia sin cesar el cielo; i 3.0 La manera de crear i de incrementar sus riquezas, que en Chile, carflo e11 todos los pueblos americanos, fueron tan considerables. Este último punto revelaria cuú,nto pudo su perseverancia maravillosa ayudada por el prestijio sobrehumano de que los jesuitas supieron revestirse ante los devotos pobladores de las colonias del reí de España. Sin pretender tratar a londo esta cuestion, sin aspiral' a escribir la historia financiera de la CompafiÍa de J csus en Chile, vamos solo a consignar en estos breves apuntes algunos hech08 de que podrán aprovecharse los futuros historiadores que quieran adelantar la investigacion quo nosotros hemos dejado comenzada. Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia Las propiedades de los jesuitas en el distrito de Santiago. .u 1.- -Aniho dt~ lo~ j(l:;uittls:l. ~.lnti:lg'O; lIliln~rOIi con que t'l cielo los t'ovorc('hí en \"iajt·. 11. Prirr,em preuka:ion ell' lu::-ji':mita..;: lo:{ h1.bic:mtck de S3utiu¡wrv J9.i ob!icquinn U1Hl t':J.!;3, para. ~u l'psillL'llr'h. -1Il. L.t~ prirnt>ras ulmaciOlh'.'l; In Compaúia. ¡ la Punta: los l'api(alll'~ Alldrt:s de Turqllt'JIl:ula j Ag-us.tiu llriticill): t·lite Último es b',]rradll rlf~I:t I¡,.;ta (}(' lo." fllntbtlo:·(> ..•. , -1 L ~ ul'\'ú~ lwnct';ll:turcs: uon Jertínimo .Bra. \'0 ue Sar:n'b i ..• 11 l1ijo .. 'l. El ('npituD nUl'tÍa Cllrrt'to; dOll:\('ioll de BucKloll1u.-VI LosJt·.::;uitat:i lulJ:l.J\ otrldlllH.la..lvr que (lió 40,000 pesos: eL lJortu~l\é~ ~adurcira.-': \'U. Otro!' bcnl'fa(·tofL": el Tt!i i l'l c1t~ri~o }c'ernauUc1. dl' Lorca.--·VIII. Donacion del ('apil:.I.Il Fral1t'is('ll de FI1l'llza1ict:\: ruhlu"o pleito 3. {lue dhí IUg'ar.- IX· Otrl1lj adqui-••lol1t·~ hel'lla:-; l'UI'~~l'\ (ullvidol'i\) de !-hu ¡"rl\nch.co .Jayh:r.- -X. Lo~ jesilftaw adquieren d lOl'ul l'U ql1r hoi ¡';l' ll'\':mt:l. b 3{ouedn.- -Xl. Fundacion d~ un!lIpvici.ado ••n :::i:LIIti:lg-O: uunadnn' d{' lo~ hl"rmUllOS F('rrdrli.- XII. ])ollal'ion de_od~'~ -JOs'~ de Zi't. iiig-q, hijo del m:m ..j,lll:s de Baid<.'o: (Hti('ldt:.u}l''; pam rf~l'()jl'r l'l dlntro l\~- 1011 jelluitas de Espafi~.-· -XIII. {)lrll~ ht'lJt'rlll'~()f{'''' '11' la {':\8a. drl nuyiciado: don JOijl{ de Iuzo Je,q d:t llTW h:¡dentln.,-·XI\·. Donacioll de duila Ana de Florp:i: lo:; jesuitay forman ('} ('Ollvrntll de San P:lhlu, X \'. !I)on Antuuiú ~tartiuC'l. tic VCfll11l'a lega a IOti jc. t-\ULls lu. hadcnJ.J. lil' L'h:l{'ahU'n: IHlqui-,h'ion de la Calcl"}' I. ue En la lJ1aJmgada del 12 de abril 159~ llegarnn.lL la humildc cindaJ de Santiago ocho pcre~rinos montados en caballos quc parecian fatigallos por 11\1 largo viajc. Entraron pOi: el c[1lTlino dcl norte i He dirijieroll al convento de Santo Dornillgo, donde les espel'aba un hospedaje afectuoso i fraternal. Aunque su <J,l"l'ibohubiera pasado casi des9.·' percibi(lo, pocas hora" mas tftrdc 110 se hablaba mas quede esos "iajeros en toda la ciuJaU. Eran scis padres jesuita!! i dos hcrmanos coad.illtorCR cllviados del PerÚ pOl' órden del RIQUEZAS, 2 Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia -10 -. piadoso rei de España don Felipe n, para que vinieran a Chile a publical' el santo evanjelio i a atraer a los indios al conocimiento de la fe católica, como decia en su real cédula de 13 de jlmio del año anterior. Los pa.dres habíau querido hacer su entrada en Santiago a esas horas dela mañana pa.ra s~straerse a los honores de un ostentoso recibimiento, qrre en otras circunstancias les ha.PrilJnpi'~PQl'l\do los Ul~adol'es de l.lJ. ciud¡\d. Pero la fama los habia precedido con mucha I\ntelacion. El padre Diego de Rosales, jesuita e historiador de la órden, dice qrJcmuchos años ar.tes (lc la venida de los padres a este p~, Diosla había. revela:do a 1l1gunas personas de cQuocidayirtud, i al cfecto, rcliere deteoidamelltccufltl'O Pl'edicOÍ01lesqné no dejaban lugar' a dudo.. Pal'll. que estas profecL~fuerau mas maravilloslis tod1avía., dos de ellas habian sido hechas por esp&ñoM' i-dospor indios, Por otra parte, el Y,wje.,,deloso(}\lo ~jsioneros habia sido una serie no inter~~,de ttlilagros portentosos. n~~tkla1l8veglleion: ael Callao a Valparaíso, «el eornun enemigo (el demonio) Id~oo el padre jesuita IJosano, rabioSo .i-n duda de ver pequeño cjéJ'cito que le empezaba a hacer cruda guerra desde el camino, i que en Chile había de ser el estrago de su 'imperio,» mudó el viento, perturbó los mares j produjo al fin la mas furiosa tormenta que se puede imajinár. Los padres sacaron una rcliq~adcl8¡w)&tQl S,aJ?-~~l&t~, ~ ~an~ndola alllgua, aplac~p~ ~l in~tante los. vient.?8, tranquilizaron el lllar i estll1Hf\lGieron Ima .J?lácidabonanza. , . ~1Ul /!.delante, escaseaton de. tal suerte los víveres a bord9 :q~~lOs navegante!! t~ian por ynico alimento algunas P!tl?~ i¡los,pocos fragmentos d~ galleta que no se habían cV»;'iflo,durante 111 viaje. ~os pacIre~se retiraron a la clÍroa-. ~,)~~; p\1-8ieron¡;n oraci!l.~;,i e~:~l mismo momento, un c,~~wn de pecesdp¡:adoT,1tllyendo d~.los tiburones,. se precipitó sobre la embareacion para prenderse en 1a5redes aqJl~ .'." I '. ' . Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia -11que les tendían lo~ marineros i servir de alimento a los bienaventurados peregrinos. lIahiendo tomado tierra en el puerto de CoquilObo, los padres jr~suitas fueron hospedados en La Serena en una casa de que se habían apoderado los espirítus Illulignos. 'roda~ las noches se sentian ruidos estraños: los demonioR no dejabitn vivir a 105 locatarios; i lo quo es mas prodijio80, pretendieron hacerse fuertes contra sus nuevos huéspedes, tUl'báudolos durante dos noches con terribles espantos; pero los padres desarmaron su poder con los conjuros, los \'eneioron í los obligaron a abandonar la casa de qne se habian posesionlldo (1). Los padres jesuitas "demá:;, traían a Chile otro elemento no menos valioso que su poder para hacer milagros: las reliquias de algunos santos. En la navegacíon habían per---------- ------ ---.-------- ~-_.--------- (1) Desrllés del arriho milagroso de los padres jesuitlls, proanatura que Re rnpitierll,n los mismos o II.nÚlogósprodijios COIImotivo de la intruduccion de las otras Órdenes relijiOllllli. Así se verificó dos años mas tarde, en 15\)5, IL la llegada de dol'! padrcs Rg-ustinoR,que, Hcgun los cronistas de esta Órdell, fueron combatidos por los demonios oon sin igual teson hasta que, derrotados éstos muchas veces, tuvieron que ceder el campo 11 1:H15 felices competidores. Vivian entoncel'l en Santiaga tres hermanos apellidados Ribera, los capitanes Francisco i Alonso i doña Catalina, señora, soltera i de años, que poseían un hermoso solar 11 dos cuadras nI norte de la plaza principal. Desde mncho tiempo antes que vinieran los padres agustir.os, /le dejl.ba ver en las salas de la caRa un personaje misterioso con tú. nica i mang'as semejantes a las que usaban los relijiosos de esta órden. Cuando llegó la noticia de que los padres estaban en camino pal".\Chile, el misterio desapareció; porque San Agllstin en persona se presentó cn el corral de la casa, mientrns una gran bandada de cuervos, avel' que, como observa el cronista que refiere este prodijio, no existen en Chil(', Sf' rnnntuvo fija en el tejado. Los propieta,rioRcomprel\dieron lo que l'ig'nificaba aquello, i el 13 c1cmayo de 1595 hicieron a los paares agufltinos la dona.cion de aquel espacioSoloMI po.mque .flBtablr.cieran su convent·o. Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia -12 di do una del ap6stol San :\Iatí.us;pero les quedaba otra de mucho precio, la cu~eza de ulla 'de· las once m!! vírjenes, reliquia insigne dice cl.resui ta OvalIe, que el pad¡'e pr¿~incialles habia dado en,el' Pei-tí. Po'¿h importa qJeen nues· tro tiempo no haYLl quien sostengisel'iamen te- que h'an existido las once mil vírjcnes:en eTsiglo ,Xvi, i en los domi. nios del rei de Espall~, nadie h'alji:ia dejado de doblar lit I'Odill!l.ante una reliquia ~]cesta~l¡\se. Estos antecedentes habrían bastado para (JLte los piadosos habitante>! de Sandago llUbieseri.'l·ccibido a lo::; padres jesuitas como el mas inestimable don que pudiera hacerles el cielo. Peroé:-;to$ tenianlJ;demá.s ,en su apo,);o 'la protcccion'mas decidida f co~'fi~n~a'mas" ilimitada del poderoso monarca españoL Por e~~;fu~ a pesar de la modestia con habian hecho su' cnti·ádi;'l«no pu~1ieron eSCllsa!', dice el padre OvalIe, las honras que IR ciudad les hizo yendo luego a visitados toq~ ella juntamente cOlllos,dos cabildos eclesiástico i .6t)glllr i tod~ las sagradas reliji?- ~a cfn~, que nes..» H. 1;:;7¡ Santil1go era en esa \~p'ócá\'una ciudad tan pobre como devot¡to Su poblacion 1!fJ~e8bade 1,000 alm:is; ¡segun lln documento muicUJ~bI!o,tenia poco masoe 160 oasas bastan te humildes ; peto poseía. los con~n.to!! ~e San FrancisCO, Santo D01ll.1,ngo, la 2'\]erred, I[~~bl:la$terio de monjas i tres hermitas, la de San,lA<Gllro,la. 'de:San Saturnino i la de Nuestra Selwra de Gui&t.,·, Todo esto pareciipoc()":'h(> ~Y6; fervOIOOsoqde. ániinaba a 108 reverendos padre.s~i~rW~('i.so leer \~Il los: historiadores de la 001upañía dft.JefmS en esta parte la Amér:ica, el esta.do' del'lO\'llbl~nm' <jlle éstos '~eolltraronlil fé en leste país. Segun ellos, los habitantes de esta tierra, así españo' oe o Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia -13 lel'l como indio~, eran cristianos en el nombre i jentiles en el hecho; tOtlos viyian avasallados por los vi,~ios mas feo!', la coclic:a, la. lasciyia, i por d pecado. El demonio andaba clescncaucnauo i suelto conquistando almas para Pl infierno. El ¡laure J\liguel do Oli,ares, después de bos([uejar el cuadro ma!' !'omhl'ío de In corrupcion de la naciente eindad, añauc (Iue ~olo habia trcs pre(licadorc!', el provincial de S~nto Domingo, el gllarJian de San Francisco i nn clérigo qnc cobraha cien P(~SoSpor cada serlllon. Los jesuitas se prepararoN para destruir eHte e:>htdo do cosas, como J¡olllhl'c::; csperimentados cn bs luchas contra el demonio. Cornenznl'On por predicar sin exijir remuneraeion alguna. A los pocos dias de su arribo a Santiago, el padre Baltasar de r'iíías, anciano de setenta:aíios, pero lleno de vida i ellerjía, que klcia de jefe de los misioneros, subíl) al pÚlpito de la catedral, i delante de tallo el jentío que hahia acudido a oil'lo, deeltl1'lí en su 5<'1'mOnlos propósitos de 1:1, de RIIS compailCl'OS i de todos los miembros de su 6rden. «Hemos venido a Vllestm tierra, dijo, tt ejercitar nnestro miuisterio. Aqllí estamos, n<',nucstros, sino de todos i de cada lIlIO en p,.rticular. ¡\ cnalquiera hom del dia o de la noche nos poocis ll~m:\1' par:!. \'osot1'O<-,para vuestl'os indios o nlCstros (';:clavos. El acudir scrá l1nestro descan¡;o i g-loria; i el retorno, ni le buscamos ni le querEmos cn la, ticn:\. 'l'rahajamos por aquel Señor qlW dit> la \ ioa en la cruz por todos los hombres.» Los pobres vecinos de Santiago aeoji~rou aquel discurso con la mas \·iv;l srttisfaceion, pensando que (~n.lldelante iban a oir la palabra cle Dios sin gastar los cien P(·sos que antes se pagaban por cada serlDOll. Pero esto em. tomar demn.siu(lo al pié de la l("tm 1m; espresioncs del padre Piñas, d1Í.lldolcs en realidad un alcance en que sin duela 110habia pensado su autor. Los padrcR, conociendo el error en que habia caído el se1H:illo yccindario de la capital, declararon que desde el Perr'¡ sabian cllúl C1'A. el estado de pobreza en Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia -14:que se hallaba el reino de Chile, i que por e>:tc motivo, traílln detcrmillllciondcno establecc]'se en ninguna, ciudad ~jllO que pensaban recorrerlas todas. Al ()irtesto, el pueblo se conmovió. «¿Cómo, se dijo, dejllr ir¡;CH los padres que llegan a este sllclo ~huyentanp,o al ~mJlollio,haciendo qtrosprodijios i predicándonos sin (!xijinlO:; 1111 Bolo real?» El predicador qne 8e atrevió a a.nunciar en el .pÚlpitoladetermir¡a¡;ion <le los padres fué interrumpido por ¡;ll,a.uditorio, 1 ,en pocos liias, aqnel pobre;yecindario, .esquilmadopor cuarenta años de cruda guerra, i a.gohiado por todo jéncro de sufrilll\en tos i miserias, hab~ \'cuni,do3,916 pesos, que se pusicl'Oll enmi\n<;>s de los rndr.espara que.comprasen 1111 local en ql,le estab,leea' ¡;u.priD~eraresidencia .. E8asu~sobr6pal'a comprar lino de. los mejores so)al'e8de la ciudad, sitnado [l,l)spaI<las de hL iglesia cate· d¡;al ,(1). El piadoso prqpicturio, que lo Ol'a el lliaest:l'e }!e campo 'don M:;ut!ll Ruiz de Ga~n.boa, pedilL por su casa 4.400 pesos ; pero quiso contribuir por su parte a aquella grfinde obra hacieu.do ulla rebaja de 808 pe::;os. Los padres, ayudados siempl'e con lQs obsequios del vecindario, pusieron manos al trabajo con tauta nctiviliad, que seis semallas después de su arribo a Chjle, habian cllsan<:hndo los edificios existentes en aquol local i le\"antado una iglesia prOVlsona. La famosa cabeza de unltJ~c Io.s onee Olíl \'Írjcnes fUI; colocada. allí .en,un· relicario' de p1ata, que, ~cgl\n el ¡¡.¡dre OvaUc, tenia la. forma de UIl castillo. ---- - -----~----------_._--_._-.•. -""- (1) EstJ:l$olar ocupaba solo la In itad BUl' de la. mllllZIUla que después fué ,convento de los jesui tas, i que hoi ocupa el edifi· cio inconcluso del congreso. La mitad del norte fut; donado n losjesuita.l\en 1620 por el capitan Lope de la Peña, el clwl aCIl~l\bai de h;u~(lr alas padre!\ Q"'I\/l dfmacioncs en Mendozl1, pr9vincja de QIlY<>. Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 15- III. Los padres jesuitas vivian en nquella casa llenos de afanes i ocupaciones. So solo continuaron SIlS pl'érlicas, sino que dispusieron frecnentes procesiones, en que los !liDos :"alian por las calles eutonanuo las oraciones i rccitando la (loctrina cristiana. 'l'cnian adem:ís otros trabajos no menos Útiks. no de los cronistuR de la CompañÍlt refiere que todos lus vecillOs acudian a aquella santa casa 11 conBultar ~ns elndas, i quc «todos salían cOllsolados e instruido- cle C'0lllOCll el caw se debían portar i obrar.» Hasta 0::,t01lC0.8los padres vivian con las limosnas que les daba el vecindario con mallo pr6diga.; pero «Dios, añade (·1cron ¡st.a, c¡ue se daba por bien servido de sus siervos, rnovi,í H dos caballeros principales» para que hicieran a los padres lln presente mas valioso. FUe¡'oll éstos los capita!lCS A nc1n'''; (k 'l'orqucmada. i Agustin Bri::>eiio, soldados cl1\"t·jceidos de la conquista, los cuales juntul'OJI todos sus hi\'I1l'~. (PW COl1sistiall cn un!!s ,,¡ñas, una ehacm i una ha('it·lIcln. () estancia, i eOIl fecha cle 16 de octubre de 1595, hj(;i(~l'()J1 llonacioll <le dIos ¡¡,l¡¡,Compañía para la fundaeion i sostenimiento uel convellto colcjjo de Santiago, blljO la aJVOC:lCIOll'de S:>-nMiguel Al'cánjeJ. Lo que en la escritnnt de cIonucion Sp llama viñas era una csten::>!\.quinta de los suhuI'bios de Santiago, que dcsPI\(~S fué lIarnau:t la Ollería; la chacra era. la hacienda de la Punta, tres leguas al poniente de la capital; i la e::ltancia, la hacienda de la Compañía, en e1 distrito de Rancagua, si bien pareco que ésta no era tan considerable como lo tUt~ dcspué~ por nuevas adquisicioncR que hicieron los parJres (1). e ° (1) La quinta o chacra denominada después de la Olleríu, i ¡:;ituada en la calle llamada ahora de la :\lae!ltranzlI, pertene. Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia -16 El capitan Torquemnda, que cumplió cuanto habia prometido entregando toda su cnanti08a fortuna, mereció la patente de fundador: se retiró al colejio qne habia contribuido a fundar, i llllí murió el año de 1604. H{zosele un entierro suntuosísimo con asistencia dcl gobctnad6'f' de Chile, de los cabildos seJular i esclesiástico i de todo lo mas caracterizado que cncerraba Salltiag(l. «Asimismo, dice un jesuita historiador de la C0mpaiíía, concurrieron los mismos pcrsonajes a las honras, las cuales, como el enticrro, se hicieron con mucha satisfaccioll i edilicacion de todos, viel\do 10 que la Compañía hace i las muestras de llgradecimicnto qnc da a sus fundadores i bienhechores. En el sermon quc se predicó en las llonas, se dijo algo de eRto, i. las mnchas oraciones qne se ofl'ecen en toda la Compañía por las almas de los bienhechores, 10 qllC no dejó de causar admiraeion en muchos de los oyente~, que ignoraban este punto.» En cfedo, los asistentes debieron creerquc no habia mejor camino para obt,ener esas orc¡ciones i llegar al cielo, que el hacer valiosos donati \-OS a los padres jesuitas, ia sí se vi6 mui pronto quc se rcdob laroll)as escrituras de Jtmacion, El capitan Agnstin Bri~eño fuJ mucho menos afortllna~ do: se le confi rió por el jcneral de la ónlcll rcsiden te en Roma, igual patente de fundado)'; pcro cuando ésta ]kg\Í a Chile, ya habia muerto (eraño de 1(00), tambien ClI pj convento con el carácter de hcrmanó coadjutor. Aparecieron entonces llluchos acr~eaores del finado capitan. Despu'~s de su muerte, perdió eTi l~spai'ía UB \-alioso plcito qu~ obligaba !I. los jesui.tas de Chile a' devolver la mn)'oi' pai'te de los bienes de que aquéllcs habia hecho jencros:t [1: ---------------- ',1· ----- ------ cia M capitan Brísefío. Creo que a él tambien pertenecía la hacienda dela Punta; i qlleJa,4ue se derjomi!lóde~pués la Compa.ñía (o Rancagua) era propiedad <1~1capitnn TOl'queml\da. Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia -17 donu¡;ion, de tal ~merte que las cantidades qu~ en realidad recibió el colcjio del referido capitan Briseño, solo alcan~ zaron a la suma de $ 6,707. Indudablemente, esta cantidad no era despreciablc; pero clb no bastaha pare. considerado fwnla[lul'. Los jesuitas de Chile, en ofecto, no dieron curso a la patente enviada de Roma, borraron ~ Briseiío de la lista de los fundadores, en qne lo habían inscrito, i lo colocaron cn la de los símples óenej(!cloreS, rango inferior en qno cncontraban colocacion los que no tenían mucha plata que dal', IV. Pero si el infortunado capitan Bríseño había perdido en España 01 pleito (IUO le impidió ser contado entre los fundadores dcl¡;olejio o convento de la Compa;ñía de Jesus de Santiago, fucron los padrcs jesuitas quienes en realidad ganaron con aquella sentencia. El canten dar de Briseño había sido el maestl'e de eampo don J er6nÍmo Bravo de Saravia, noble caballero chileno, nieto de uno de los gobernadores de Chile, i horcdero de un mayorazgo en la. provincia de Soria, en España. 'l'ocado su corazon por el amor a la Compañía, Jieen los cronistas de esta órden, perdonó cn favor de olla la deuda que poco antes habia. cobrauo unte los tribunalos españoles. Su hijo, 00;1 Francisco Bravo de Saravia i Sotomayor, herod6 junto con su cuantiosa fortuna, el amor de su padro háeia la Compañía, i le don6 los caídos o réditos atra.sados del mayorazgo que sus antepasados tenían en Soria, i de los cuales la familia no habia podido cobrar ni un solo real. Los padres, jesuitas fueron mas dilijentes i mas afortunados en la cobranza; i pocos aúos después, habían recibido por este motivo la cantidad de 10,000 pesos, que traídos a Chile, «importaron doblados,) dice el padre Oli· RIQUEZAS. 3 Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia -18 vares, porqu~ talvez se les trajo en mercaderías que en es· te país se vendieron con utilidad. Si estos dos caballeros hubieran unido en uno solo estos dos donativos, o mas bien, si amb03 presentes hubieran sido hechos en el nombre de un solo individuo, éste habia merecido quizá la patente de fundlldor; pero como no se hizo así, sc dió a ambos caballeros el simple título de benefactores. v. Otros personajes hubo mas afortunados que los tres anteriores, porque mere(~ieron en eRa época el insigne título de fu~dad'orcs, que se habia quitado al capitall Briseño i que no concedió a los maestros de campo Bravo de se Samvia. , Fl~é uno de ellos el capitan Sebastian García Carreta, natural de Estrcmadura, en España, i soldado envejecido en la guerra de Arallco. En premio de sus servicios había obtenido de los gobernadores de Chile un repartimiento de tierra! i de indios en In. rejian de la costa, al norte del rio R,.'l,pel.Ese repa}·timiento formaba una estancia o hacienda conocida con el nombro de Bucalemu o Butalemu, tan importante por su grande estension coma por la feracidad de sus tierras. Retirado del servicio a causa de su avanzada edad, García Carreto, soltero, sin deudo alguno en Chile í casi sin relacianes, fué a establecerse a su hacien:da~ endande, segun refieJ'en los historiadores jesuitas, vi¡ia completamente solo, consagrado a la crianza de gaia la meditaci ••n }'elijiosa. Diversas ocasiones recor1~6.i?da la estension de territorio que média entre los 1':os Rtipcl 'i :Maule para hacer compras de ganados, i siempre yo\via a su casa preocupado con la idea de la soledad i el desamparo en que vivían los pobladores de los campos. No nauos Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 19- habia en toda esa rejion \In solo convento, una Hola iglesia., de tal manera que los campesinos de esa rejion, tanto indios como españoles, no solo no oían misa ni podian confesarse, sino que carccian hasta do quien bautizara a sus hijos. Ya podrá comprenderse ln. imprcsion qne semejante estado de cosas debi1L producir en el ánimo de un cspallol del siglo XVII. GareÍlt Curreta hizo pnr el1tllncc~ un viaje a Santiago. Refirió lu que habiA. "i~to en lHluellos campos; i, como era natural, consultó ei punto con algunos padres jesuitas, que, como hemos visto, eran los consultore::l obligados en todos 103 negocios de conciencia. El cpnsejo no se hizo esperar. El demonio hacia libremente sus conquistas en aquellos lugaros j i para combatirlo, no habia mas remedio que confiar la direccion de la guerra a los jesuitas, que eran los varones mas esperimentados en esa clase de luchas. Bn la hacienda de Bucalomn se e~tablecoria un convento de donde saldrian todos los alias los misioneros que debian recorrer aquel territorio predicando la palabra de Dios. «Le recomendaron esta idea, dice uno de los historiadores de la órden, en careeiéndole el g¡'an se~'vicio que en ello hacia a Dios, i que, no teniendo hijos, en uingllI1a otra cosa podia emplear mejor su hacienda que aplicándola al bien de tantas almas, destituidas de todo ~onsuelo espiritual:» .. Habiase entendido García Oarreta con el vice-provincial de Chile, el padre Diego de Torres, hombre insinuante i emprendedor, cuyo nombre ocupa mas de una pájina de nuestra historia colonial. Sin embargo, el eapitan estremefto no se dejó convencer por de pronto, de tal modo que se pasaron cuatro años sin que se resolviera a nada definitivamente. Bn 1617 volvió a tratarse del mismo asunto cvn el padro Pedro de Oñate, sucesor del padre Torres, el cual anduvo mas feliz que su predecesor. El padre Oñate hizo un viaje a Bucalemu i designó ellugn.r conveniente. para. levantar la iglesia i el convento, se':íalando su. fotIna. i SUB Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 20dimensiones; pero dos años se pasftmn todavía sin arribar a la donacion. Es mma qne en este tiempo, Gal'cía Carreto pasó mnchasnochesatorrnentadopol' ví3iones maravillosas, se le pre. llentaba.n constantemente sombras de aspecto siniestro a reprobl\rle el crimen de dejar los campos de Bl1calemu en manos del demonio. Por tin, la gl'acin de Dios tocó el coraza n endurecido del capítan; i el 9 de octuhl'e de 1619 otorgó éste a favor de la Compaf1ía. la escritura de donaeion para después de 8US djas, i 8 condicion de que se estableci€Jran allí una casa o colejiode misioDoros para predicar en todos los campos vecinos hasta ,el rio Maule, i un establecimiento do noviciado para formar nuevos operarios de la C(Jmpaftía de Je&U!5. El padl'Q Juan Romero, superior en ese año de ~odos )os jesuitas de Chile, aeept6 la donacion i tomó poll68ioJ'l de 'la 'hacienda, 'a lo mellos en cuanto era indispensable para la. fundacion del convento. Gt\rcía Carreto se reservó el derecho de administrar su negocio 1ie ganadería.' Hasta entonces, los jesl1it~ de Chile formaban una vicc-provincia de la ÓTden,dependiente de la casa de Có1'dób& del Tucuman. En 1620 se qelebr6 allí la tercera congregacion pro\'incial, en que se trató de los negocios espirituales i temporales de la Compañía de Jesus en esta parte de Américn.Como debia. esperarse, la congregacion aceptó la valiosa donacion del capitan García Carroto, cuyo valor se e:ltima.ba entonces en 30,000 pesos; i poco tiempo después el reverendo padre jeneral residente en Roma. aprobó esta. aeept.aciun, j envió al donante la apreciada patente de fundador. Este último favol' colmó de contento al anciano eapítan. Por otra parte, el establecimiento de lo/! j~uitafl había produ<~jdo un cambio radical en las oo&tumbTeoa de a.quell{}6'C&mpesinos. GM'cía Carreto recibia infó~ae los, emuerzos singulares de los padres, de las Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 21conversiones de indios que efoetuaban, de 108 millares da individuos que se confesaban cada año, i 10 que era. mas admirable, \le los milagros que los jesuitas habian operado. Ya no vaeiló mas el bienaventurado cll,pitan; i el año de 1627 entregó resueltamente la administracion de SU!! bienes 11 los padres jesuitas, con tal que se le asignara una cuota alimenticia pam pasar sus últimos dias. La Compaiiía recibió así una de sus mas valiosas propiedades; pero tambien pagó largamente lo. jenerosidad del donante. La i~lesia que se construy6 en Bucalemu tuvo por patrono a San Scbastian (1); en ella se colocó un cuadro que representaba al capitan García Carreta arrodillado, presentétndo la cscritura de donacion de Bucalemn a un padre jesuita que se mantenia de pié, j de cuyn. boca salian estas palabras escritas en una cinta: ad majorem Dei gl<)/'iam; i por último, cuando García Carreto murió, se le dijeron las misas i oraciones con que la Compañía honra la memoria de sus fundadores. Hasta entonces quedaba vacante el puesto de cofundador del colejio mó.ximo de Santiago, o mas bien, no tenia este establecimiento mas qne un solo fundador, Cllpitan Andrés de Torqucmada, puesto que la fortuna del capitan Antonio Brisciío, que habia aspirado al mismo honor, no habia alcanzado para ello. Después del famoso terremoto de 1647, que destruyó una g¡'an porcion del templo de la Compañía, así como la. mayor parte de la ciudad de Santiago, «Dios, en medio de tantas angustias, dice el jesuita Olivares, movi6 el ánimo del algnaeil ma.yor de la santa inquisicion, Domingo Maclureira J\Iontcrroso, a que se compade(;icse i apiadase de los padre>, de la Compaiíía de Jesu::;». el (1) A esta igolcsia pertenecia la hcrmosa efijie de San Sebastian qUC ahora está colocada en la iglesia parroquial de Santa Rosa de los Andes, i que fué exhibida en la esposlcion de Sant.iago, en setiembre del año corriente de 1872. Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 22Era Madul'eira nn Boldadoportugués que había venido a América a pelear por el reí de Españá, i que habia adquiri<lo\lnll fortuna considerable. Su espíritu relijioso se revela por el grande empefio que puso en obtener el cargo que ocupaba. Viéndose sin hijos ni herederos, viejo i lleno de temorel'!por el gran terremoto que acababa de presenciar, i que los predicadores esplicaban como un tremendo, cnf,tigo del -cieloí como un anuncio del próximo fin del mundo, hizo cesion de todos BUSbienes a.los conventos, dando la mayor parten los jesuitas, i entr6a la Compañía para terminll.r sus dins en el rango de hermano coadj utor. Por escritul'll.otorga.da el 1." de junio de 1651 se ofreció dade a los jesuitas 1-7,000 pesos con plazo de 12 años; pero su celo lo llevó a hacer mucho mas de aquello a que se habia comprometi'do. No solo pagó esa suma antes que se cumpliera el plazo estipulado, sino que donó muchos otros bienes, inclusos 8US esclavoB, por lo que su donativo se avalu6 en mas de 40,000 pesos. Así se esplica por qué Madureira obtuvo el insigne honor de ser enterrado deb~jo del altar mayor de la iglesia de la. Compa.ñía, aliado rlel evanjelio, i por qué obtuvo el título de fundador de un convento o colejio que -había sido fundado 50 afios a.ntes, título que no mereei6 nadie .•. que hubiera. entregado menos de 20,000 pe80!5. VII. Al paso que la Compafiia de .Tesus dispensaba estás dio. tinciones a los que habian obtenido el título de fundadores, no se manifestaba tampoco ingrata con los que, por no haber alcanzado a obsequiar cantidadcs tan considerables, obtenían solo patente de benefactores. Ellos tambieu alcll.nzaron las preces i misas de los padres jesuitas, t IOfi historiadores de la órden los recuerdan llenos del entusiasmo mas ardoroso. «Merece eterna memoria, dice el Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia -23 padre Olivll.res, i que su nombre se gra.base en oro, el maestro Cristóbal Fernandoz de Larca, clérigo presbítero», quc, habiendo hecho su~ estudios alIado de los jesuitas, cvnscrv6 n. la Compañía un amor entusiasta. Pero Fernandez de Larca, aunque eclesi6.stico, fué mucho mas positivo que los otros benefactores: no destinó sus recursos a dotar misiones ni a otros asuntos espirituales. Sacó, a costa suya, un canal para. regar la. hacienda de la Punta, plantó en ella una gran viña i estensas arboledas, ensanchó las casas para que sirviesen a los 'jesuitas estudif\.ntes cn la época de vacaciones, fomentó allí el culo tivo de la tierra i los grandes sembradío9 de trigo, i por Últimn, donó a la Conpañia todos sus esclavos para que fuescn ocupados en la labranza. Habiéndose desprendido de cuanto tenia para. dlirsclo a Dios, como dice el jesuita. citado, el clérigo Fernandcz de Larca obtuvo por recompensa el morir con la sotana que usaban los relijiosos de la Compañía, junto con la gratitud de la órden i el ser cansíde mdo uno de sus benefactores. Los padres jesuitas, qne guardaban auotados en SUB libros los nombroR de muchos otros benefactores de la Como pañía, daban el primero i mas insigne lugar «al reí nuestro Rcííor, rei de las Españas, monarca de las Indias, que con su real magnificencia i con Sll gran celo por la conversion de los jentilos, trajo a su costa desde España a los misioneros, i cada año daba una g¡'an limosna a todas las casas i colejioR de la Compañía, en vino para las misas i en aceite pa.ra las lámparas del SatÍsimo Sacramento, i otra en medicinas para los relijiosos que estuviesen enfermos, como consta por diversas reales cédulas». El rei, además asignaba sínodos a los misioneros, que se las pagaban puntulllmente, por lo que :'lellamaba fundador de misiones. Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 24- VIII. Pero- entre los benefactores de la Compañía de J csus en Chile, ninguno fué mas famoso que el capitan Francisco de Fltenzalida, no tanto por la i~portancia de sus donativos, como porIas Jitijios a que ellos dieron lugar, Vamos a estendemos alg080bre este asunto porque consideramos que una simple csposicion de los hechos dar¡\,a COllocerbastanto bien la grande habilidad con que los padres jesuitn:s administraban sus negocios temporales, EI'ca.pitan Fuenzalida era un vecino de Santiago, cargado de familia, i además de mui escasa fortuna. Su espo:m,doña Ursula de Meudoza, habia a.portado al matJ'Ímonio una enea de valor de7 ,300 pesos situada en la plazuela de la.Compaúía, en el mifiimo sitio en que hoi se levanta el palacio de los tribunales. Mui probablemente, los c6nyujes no poseían otros bienes; pero aunque tenia varíos hijos (cinco a 10 menos), el capí:tan, tocado sín duda. pOl' Dios, i deseoso de obtener el título de benefactor, hizo donacion de la referida casa 3, los padres de la Compañía en el año de: 1635. Los padres trasladaron allí el convictorio de San Franoiscico Javier, o casa de educacion, dejando el convento grande parn residencia de los padres, que se habían a.umentado considerablemente. El paure jeneral de la órden agradeció esta donacion í envió desde Roma al donante el codiciado título de beuefactor, ordenando que BO dijesen por su alma una misa cada semana i dos cantadas cada año. Mient~lU>tanto, aquella familia quedó sumida en la mayor pobreza. El finado capitan debia hallarse en el cielo gozaado el fruto de su buena obra, al paso que sus hijos se hallaban en la miseria. Al fiu, dos de ellos, los capitanes Cristóbal i Francisco, coadyuvados por otro hermano, el ca.pitan Juan de Fuenzalida, reclamaron judicialmente la devoluci\)n de la.referida casa, sosteniendo que, por haber sido Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 25 - propiedad de su madre, no habia podido ser donada por el padre, con perjuicio de los herederos de aquella señora. Las leyes no dejaban lugar 1\ duda, i el derecho de los demandantes era tan claro como perfecto. Los padrcs jesuitas, sin embargo, aceptaron el juicio a quc se les provocaba. Comenzaron por sostener que, en virtud de las constituciones de Sll órden, aSl como de loi'l privilejios i cscepciones concedidas por lo::;soberanos pon tí/ices i por los reyes, solo el prelado su rclijioll, es decir, el padre superior de \¡~ provincia, era juez ~ompetente para entender en las demandas que se suscitasen a la Compañía. lni'¡tilcs fueron las reclamaciones de los hermanos Fuenzaliua. El pud¡'e Andrés de Herrada, provincial i visitado¡' jenerallle la provincia de la Compañía en Chile, Be abocó el conocimiento de la causa i comenz6 a conocer del asunto. Por ausencia de ese pad¡'e, i C0n consentimiento suyo, siguió entendiendo en él hasta su tCl'minacion el padre jesuita Battasar Duarte. Si los padres hubieran jur.gado este negocio segun las leyes humanas, los Fuenzali. <la habrian obtenido la devoh1Cioll de su casa; pero, ¿ qu~ tenian que ver las leyes de los hombrcs, ni la pobreza de aql1ellos desventurados litigantes cnando :;0 trataba de otros intereses mas altos? Los I~'uejlzalidl1. pCI'dicron, pues, el pleito <luO habian iniciado con tanta confianza. Pero, estimulados por la pobreza, dijeron de nulidad de la sentencia ante el obispo de Santiago, fmi Diego de Humanzol'o, relijio~o franciscano que estaba dotado de un carácter firme i resuelto. Humanzara creyó que el proceder de los padres no estaba arreglado a justicil\., a lo menos a la justicia humana: pero no 8-e atrevió a ir desde luego de hente contra ellos. PropÚsoles que nombrasen un juez conservador, esto es, un árbitro que resolviera. la cuestion, Jegun las leyes. Los padres se nega.ron a todo, declinando la jurisdiccion del obispo, Human· zoro se molestó CQll esta. negativa i se resolvió 11 obrar con lUQUEZAB. 4: ne Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 26su natural cntere'6& sometiendo el asunto al conocimiento del pl'ovisor i vicario jeneral, doctor don Francisco Rami· rez de Leon, dean de la. catcdl'al de Santiago. Pero éste habia sido presentado poco antes i en la misma causa, como testigo por parte de los jesuita, i por lo tanto, no podia entender en el juicio. El obispo 10 eometi6 entonces allicen('iado don Pedro de la Plllza, qlúell se abocó el conocimiento de la causa: i, juzgando segun lssleyes cspaíiolas, mandó que la casa en cuestion pasllra a mt\l10S de 108 Fllenzalida. Los padres no se resignaron con esta sentencia. Xcgaron resueltamente al licenciado de la Plaza i al obispo el derecho de intervenir en los juicios que se promovían contra ellos, i se manifestaron dispuestos a no cumplir la sentencia. La Plaza sostuvo su l\utorida\!, declaró la sentencia pasada en autorid[~d de cosa, jnzgadll, despachó mandamiento ejecutorio i pidió ausilio a la justicia re[~l. Antes de concedérlo, el gobemador accidental, don Ignacio de Cal'l'era, caballero de la órden de Alcántara i alcald,c ordinario de Santiago, mandó citar a las partes, Fué inÚtil que los padres jesuitas insistieran en protestar contra la incompetencia del o"rdinario, pOl"que el alcalde concluyÓ por remitir la cuestion al referido licf~nciado Pedro de la Plaza, que mandó llevar a efect.o el mandamiento. J.lOS jesuitas no podian desobedecer mas largo tiempo sin incurrir en la nota de rebeldes a la autol'i(lad real. Entonces llamaron a transaccion a los hermanos }'uenzalida. Les representaron lus ventajas que resultarian de la subsistencia del colejio, i el mérito que contraerian para el ciclo C011 el desistimiento de aquel pleito; les ofrecieron paro. Sil padre, n6 el título de simple benefactor, que se le habia dlido, sino el de fundador, que era mucho mas valioso, j pll.i'a él i para ellos, las misas i preces que la Compañía aplicaba por el alma d,~los que se desprendían de sus riquezas para entregarlag a ellos. 11ei! Fuenza.lida eran buenes cristianos; pero tambien Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 27- eran mui pobres, i por eso se mantuvieron firmes; Hi bien es verdad que consintieron al fin en arribar a una transaccion que importó para ellos una pérdida COlU,idera.Lle. Los jesuitas avalual'on por sí mismos el terreno; rebajaron del valor total la parteqlle correspondia al capitan .Juau de Fllenzalida, que después de haber coadYllvado al juicio en su principio, no habia vuelto aparece]' en él, tal vez por hallarse ausente; rebajaron tambien la ¡Jarte que correspondia a dos hermanas monjas, i solo se allanaron a pa.gar lo que tocaba a los capitanes Cristóbal i Francisco. Al primero dieron 650 pesos fuertes ell dinero, i al segundo dos tiendas situadas en el mismo edificio, alIado de la puerta p¡'¡ncipal, í en la plazuda de la Compañía, con cargo de devolverlas al convento el dia en que él o su', herederos recibiesen los 650 pesos fuertes. La transaecion quedó así terminada; pero en 1701, cuando el capitan Francisco de Fuenzalída quiso vender las referidas tiendas, soh recibió del padre rector Miguel de Viñas la cantidad de 500 pesos. El capitan ,Juan de Fuemmlida :ué mas exijentc que sus hermanos i, por lo mismo, obtuvo lUejO!'resultado de la jestion qne contra los panres entabhi en 1683. Por con "enia celebrado cOn el padre provincial Prancisco Fcrreira el 30 de setiembre de ese ltño, recibió de éste 200 pllSOS en dinel'O, la tienda de la esquina de dicha casa i la fllnda.cion de un censo a su favor por el valor de 1,000 pesos. TodavÍll. Juan de Fueuznlida quiso promover aute el provincial nuevo pleito a los padres, ocho alíos mas tarde; pero no se le oyó enjuicio. IX. Antes de pasar adelante en e¡;:ta rápida reseña histórica de las riquezaR de la Compañía de J esus en Chile, debemos dar a conocer, aunque sea mui a lalijera, el sistema de administracion que los jesuitas observaban. Cada casa. tenia SUB fondos propios, independiente~, Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia -28 - de los bienes de las otras. Así, a la residencia principal, esto es al colejio máximo de Sa.ntiago, es· taba.n afecta.das las haciendas de la Compaiíía i de la Punta; al noviciado, 11\ hacienda de Bucalemu; i al convíctorio de San Fra.ncisco J ayier, el local adquirido en 1635 por donacion del cnpit'l1n Fucnznlída. Es preciso exa. mil)s¡: l¡¡.s cuentas que en c:tda casa se Ilcvaban para compre~d~r la escrupulosidad con qlle se anotaban sus g'<1stos i sus Elutradas, i lo que es mas curioso, las compras í transacciones de los fratos de una de esas casas por los qne prod\lcian las o.tras. Este sistema estaba admirablemente consl11t~d,o para mantener la mns estricta regularidad en las cuet1t.n~ i. pa.l'll producit· el mayor aumento posible en las entra.das .. Cad~ casl' tenia un superior encargado de atender pr~f~rel)tcmel}tea esta.s necesidades, i él debia cuidar del fomento i desarrollo de 108 bienes temporales de la secciou que le estaba cncomend~da. El convictorio dc San Francisco Javier n.o tenia en su princwio mas que elloeal queje había donado el capítan Fuenzal¡d~. EIl ese local había muchos cuartos que daban l\ la c~lle i quc se arrcndaban para tiendas (1). Los colc- jj~les, además, pagaban sus pensiones, parte en dinero i parte en especies i frutos de los campos, que se destinaban a. lu alimentacion. (¡Oll estos recursos, los padres pudieron so~teuor el colejio i hac(>r algunas economías. Dos aíios despu.és d,e su fundaeioJ:" el 7 de setiembre de 1637, el pad,J.:c Alonso de Ovalle, rcctor. entonces del convictorio, i (l) Como un hecho curiosa para apreciar el valor de la propiedad urbana en el siglo pasado, daremos los dntos sig-uient~s tomados de las cuentas de 108 jesuitas correspondientes al año de 1766". EL convictorio ¡\(\ S,;¡nFrancisco Javier arrendaba 20 clmrtos'pÚatiéndns a. 1111 peso ::!5centavos mensuales enda unO', lo que le produc1n 21>"pesos . .1Ja esq1iihn, otro ctlarto mas i UM casita, en 14 pGSO!;; i un pftt.iosinedineio, en 12 pe60s. Todo lUQq~,Je dMft al m~47 ¡?esos,,' .. ' Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia mas tarde 01 primer historiador de Chile, compró &. doña Inés de Arrill.gada, viuda de Nicolás Peña, un sitio situado en la actual calle de la Compañía, i contiguo al 1301ar en que estaba establecido ese colejio. Media este sitio, dice la escritura de venta, «el largo desde la esquina en frente de la Compañía hasta la pared de la huerta, i de ancho 25 varas de medir paño». Por él pa,;ó el padre Ovalle 350 peal con-tado, \i 1,000 con un año do plazo. Sin embargo, -el convictorio de San Francisco Javier no podia incrementar mucho sus capitales; pero, en agosto de 1651 llegó a Santiago el testamento del padre Ovalle, muerto en Lima a su vuelta de Roma, adonde habia ido en rcpresentacion de los jesuitas de Chile. En ese testa,· mento disponia que todo lo que pudiese heredar de sus padre!'!, muertos ya en esa época, así como lo que habia. reunido de limosnas dejadas en España o traldas en efectos a. Chile, se realizase, a fin de comprar posesiones fructíferas, cuyos producidos debian, después de sacarse 3,000 pesos para legados a una hermana i a dos sobrinos, darse por mitades a.l colcjio máximo para sostener misiones en los campos inmediatos a Santiago, i al convictorio para el sustento de I1no o mas colejiales, segun alcanzase la renta. Liquidadas las cuentas de las sueesion dcl padre Ovallc, resultó un saldo de 9,500 pesos para los jesuitas. La mitad de csta suma correspondia al convictorio; pero los padres hicierol1 un arreglo que habia de serIes mui .••. cntajoso. Dejaron los 9,500 pesos a censo cn la chacra de Peñalolen, que pertenecia a don Antonio de Ova11e, sobrino del padre Alonso, i dieron al convictorio, por los 4,750 pesos que le correspondian, una chacra situada al oriente de la ciudad, que por testamento les habia legado poco antes doña. Inés de BOS Pimentcl. . El establecimiento de aquel censo en la. chacra. de Peftalolen fllé ca.USll.de que poco mas tarde ~a. ésta a, IOl! padres. jesuitl!<$, .Aquella. propiedad. no ;1;~&. entonce& lo Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia necesario para' pagar los réditos del censo: don Ant0l1io de Ovalle no pudo cubrirlos, i al fin, ·tuvo que entregar la chacra a los jesuitas, representados-por el padre Miguel de Viñas, rectol' o superior de la.cNila princlpal de Santiago, La Compañí~ de Jesus adquirió así nna. l)l'opiedll.d quélleg6 a ser mui valiosa mas carde, iqae 'e1lS&nChildB en 1710 con atril pl'Opie'dad que el conviotorio de San Francisco Jl\víer compró a dofill I-sabel Rosa de O'''alle, viuda del comisario Diego Velasq1l6z de Cov.rrubil\!!, por la su.ma de 3,70º pesos, comprerldió lo que hoi 813 lIamll Ñuñoa i Peñaioleh, desde la vereda· Oriental de la actual call e de la Macstránza hasta la clIdena de cerros que se levantan al frente de Santiago por el lado de la cordillera de los Andés. x. Para termiítar las noticias concernientes a los bienes que pertenecian especialmente al convictorio de San Francisco Javier, vamos a dar cuenta de 11\ adqllisicioll de tllla de sus mas hermosas propi~dades urbanas: el estenso sitio en· que hoi 1;0 levanta el palacio' de la Moned:.t. Por muerte del capitan Crist6b&l' Zapata, ~e hllllaba en ve~ta este dilatado solar a principios del aúo 1746. Veinticinco años antes había sido tasado pOI' el alarife 'xicolás Basnarte en 6,000 pesos, i en 735 I\.~ edificios, íu'boles i t~pias que él contenia. Ham/\ además dos solares inmediatos de propiedad del referido Zapata, 1 que poseían sin título verdadero i 8010 por simple ocupacion, el uno, un individuo llamado Nicolás Soto, í el otro dos hermanos apellidados Rodriguez. L8,s referidas casas estaban gravadas con diversos censos a favor de los sochantres de la catedral, de los Conventos de Sil.nto· Dorriingo i de la Meroed, i del monasterio de SS!lta Clara. L6~ jesuitas, emple- alÍdO'_nna ~~ '.ae~j¡¡ IJrtttG ros uegooia.ilt#.i de Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 81aquella época, COmCnZ8l'On por pedir que se les cedieran esos censos; i, como cada uno de ellos era de mui poco valor, los obtuvieron flícilmente. En seguida entablaron ejeeucion contra los herederos del capitan Zapata; i para que la propiedad de éstos representara un precio menor i les fucl"Il forzoso entregarla a sus acreedores, comenzaron por comprar sus inciertos derechos a los individuos que ocupaban unll. parte de ella. Soto recibió 500 pesos por el terreno de que estaba en posesion, i los Rodriguez 150 pesos por el suyo: éstos i aquél declararon que no.tenian (>onfianza en SUB títulos, pero quo tampoco querian litijioli <le resultado dudoso, mucho menos estando interesadolJ los padres jesuitas, que pensaban construil' un convent{) en aqucllu. localidad. Mientl'aS tanto, sesigui6 con toda actividad la ejecucion eontra los herederos del capitan Zapata, hasta que los padres consiguieron que el local saliera a remate. Allí hicieron valer sus créditos, í se quedaron en posesion de un cstenso solar por el importe de lo!'!censos i de los réditos vencidol-\, de quc se les habia hecho cesion. El8 febrero de 1746, el HIguacil mayor Antonio Glltierrez, ucompal1ado 'dcl escribano i a requerimiento del padre Pedro Nolaseo Garrote, rector del convictorio de San Franciflco Javier, «abrió i cerró puertas, dice la escritura, echó fuera. a las personas que estaban» en la casa quo fué del capitan Zapata, i puso en posesion de ella al referido padre Garrote. IJofl jesuitas no edificaron al fin el convento o colejio que habian prometido fundar en esa localidad: la destinn~ ron sí, para arriendos, cuyos productos pasaron a aumentar sus rent&s, ya tan considerables. XI. En la época a quo so·reG.eren loshecho8 teríormente, los jesuitas había.n adquirido consigna.d08· an.· estensas propie. Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 32~aes en muchos ótroÍ!'punto/J del territOl'io chileno; pero, antesde'd.at ~lgtmlft:9notici8~ aOel'ca de esas adquisiciones, i sin temor de 'inteiTumpir a ($da paso el órden cronolójíco, ~ti105 a oohtinú/lt n~&ndo-la historia de algunas de lAS ornl\6ls&9 ttatiiétidas q,U~'poseyeron en la circunscription de SftntiDgo. Demos rt!feridó ya el establecimiento de un noviciado ~'ril. jiS~il~ jleS\\1tltiS tln la 'hf\Cienda de Bucalemu, que dort6 11 11!lp8.di'eé el ca.pitanGareía. Garreta. Segun los estatutos ae 10. Comp8itif8, el n~vlcindo no ora, como podría creerse, la. C8.Mt. en que los jÓVetléS hacen BUS estudios pal"a la carrera sacl"rdotlll, sino un 'el>tll'blecimiento separado en que pál\IU\ dos años Sitl emndistcOSá. a;lguna en 108 libros, i durante los cuales, segun dice un cronista de la ól'den, capt~dcn a ténér trt1.to con. Dios an la oracion, i en la ab~acioft propiaa 1118 éOl!I*,S de la. tierl'tl~. tos jesuitBs habian á~p\;Qdci la idea de fllUdar un noviciado cm Bucil.lemu S0lo oomo tUl O1OOio de tomar posemon de la;VBllosa h&Qienda dtl Garcfa Can-eto; pero des. plitll! de 'la tnuertcae~sU~, determinaron aprevecha.l'se de la ~tmf'& buen~ oo&8iofi que.se oti:eciera para trasladar el !Wvióiád'ó a Santillgo,a. irtritacion de los que habian es-' tábl.ecido en Roma, en Madrid, en Limai muchas otras ciudades. Lo que los jesuitas llamaban buena ocasion no eri la. ~rtunidad de hooer una. compra ventajosa, SillO el heehb de rooibir alguna donacion mas o menos valiosa. Sus d~é\:)B fueron oídos en el cielo, porque <Dios, que siempre favorece los buenos intentoS dice el jesuita OliV\!l~z, 11&tOO a 1& Comt>áiÍía ll. dos hermanos]) llamados Fra.nciscQ i Gonzalo Ferreil-" quelleva.ron lo que se necesitaba., Entregaron éstos todos sus bienes, que montaban a ma.s de 17,000 pesos; i C(tll' esta suma, los padres compraron una. casa, una viña i un molino con do~ pa.radas cMfl~~"i~brmtltuye\'ol\" atlí las, ¡trimcras habitaciones pttra'mllb~etéiri()"IioMO. A~el c()Bvento, aituado· al ae Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 33Slll' .le la caiíada de Santiago, se colocó bajo la advoce.cion d(~ San Francisco de 13orja, cuyo nombrc conservlJ, aún la iglc'3i¡~que allí levantaron los jesuitas, En este sitio se est:lblceió pl'Uyisoriamcnte el noviciado el año de 1646, tl'a~ladándo~() a él los novicios quc hasta cntonccs residia.n 01\ Bl1CaJc.JlI11; pero Jiczi~icte años mas tarde, cuando el rei di{' la licclleia formal P;Ll'(lestableccl' en él un nuevo convento i COIl'3tl'nil' Iln,l 11lICVa. iglesia, se hizo con gran pompa Sil solemne inallgllraeíon. XII. Debe haccl';:c notar I1n rllsgQ (le desprendimiento de 10/$ hermanos Fel'l'ci}'¡"\',11l(lnJablemente ambos tenian el mas perfecto JercdlO al título de fundadores del noviciado de San Fl'auciseo de Borja; pero si ellos lo hubieran reclamado para sí, los padres jesuitas no habrian podido ofrecer el mismo honol' a otro individuo que quisiera hacerles un nuevo uonatin). Así fUI; que, contentándose los Ferreira con el rango de b(~uc¡¡l<.:tores, «dejaron la puerta abierta, dice el jesuita O¡iv(lre~. para que otro que dieRo la C'antidadcompctcnte, lJl\die~c ser funuador de la casa ud noviciado,» Bstl\ fortuna cupo a don José ZMíiga, hijo segundo de uno de los mas célebres gobel'naJorc;¡ de Chile, del marqués de BaiJes, Testigo de h~ muerte de sU padre en. un combate naval que tuvo lugar a la vista de Cádiz cuando el marql[(~s vohia a BspañlJ, prisionero él mismo de los ingleses en ese eomb'll e, i llevado a Inglaterra con otro hermano suyo, el jÓ\'Cll ZÚíiiga volvió a España con la idea fija de abra:¡,ar la carrcm eclesiástica, que en ese siglo atraía a todos lo,; (¡UC habían tenidu que sufrir alguna amargura o algun (1(~scng-aíio('TI el mundo, Fué admitido en el noviciado de los jc,;uitas de JIadrid, al cllul hizo el RIQUE7.AS. Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 34- valioso donativo de 13,000 pesos en dinero; i S(1 disponia a entregar a esa casa el resto de su fortuna, cUllnJo se encontró con el padre jesuita Lorenzo Arizábn.lo, procurauor jeneral de la provincia de Chile, que en España seOCllpaba en buscar jesuitas con que aumentar el número de los qne habia en los conventos de nuestro país. Don ,José de Zúñiga se determinó a acompañarlo en 1656; i una vez llegado a Chile, se estableci6 en el noviciatlo dr. Santingo. Descoso de obtener el título <.10 funJadol' de esta casa, el hijo del m:m¡ués Je Baides le hizo donacion de todo el resto tle Sll fortuna, esto C~, de 16,000 pesos qne habia dejado en el noviciado de ~ladrid, parte en dinero i parte en escrituras, sin contar eon los 13,000 do que,Y!l tenia hoch:1 jenerosa donacion a este COllvento. La recaudacion de este donativo forma una de In:; !:istorias mas características do la manera corno los jesuitas administraban sus riquezas. El noviciado jesuita de "!\ladrid trató al noviciado jesuita de Santiago, como habria tratado a un estmf'ío. En vez de los 16,000 pesos, le mandó 4,500; pe!"\), como los jesuitas de Chile clamaran por la entreg:1 del resto de aquella suma, el lIoyiciado de :\'[adrid les mandó 1,500 p,'sos Ulas el año de ] 677. EscuS{lbase esta. (~asacon mil i mil razones de pagar los 10,000 pesos resta.ntes; pero, si los jesllitas de la metrópoli eran t(-maces pam llll en tregar lo que se les cobraba, los de Chile fueron impertérritos para recll\.mar lo que se les debía. Al fin, perdieron la paciencia i acudieron a Roma ante el jenera,l de la órden reclamando justicia. EIpadro Cal'los de Noycllc, que desempeñaba este cargo en ] 684, mandó que los jesuitas de :Madrid pagaran a los de Santiago de Chile la suma de 8,000 pesos. l~stos Últimos, sin embl1rgo, crcy~ndose despojados todavía, siguieron eobrand~) largos años dcsplll's los 7,000 pesos que les faI· tab;m por rccibil' de la SUUla donada por el padre Zúñiga. ~n 1136 se preocupaban aÚn de este nogocio; poro, parcce Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 35no pudi~ron sacar nad~ de sus dilijenciaR í cobranzas. De esta manera, los de;;eM del hijo del mal'(I'lt~s d(· Baides no so cumplieron nunca. Su Únimo había sitio dar al no\'iciado de Santiago ll'll~ suma suficiente para meJ'('cer el tít\110 (le lund[J.(lor; pero, como el noviciado do Madrid no entregó toda esa suma, solo recihió el donante l<ls honores qUE de bendactoJ· . .x nT. Al trasladar el noviciado a Santiago, lOHjesuitas e~tablecieron en Bucale11lu una casa de estuuios en que solo eran admitidos los jóvenes que habian recibido las primeras ól'ucnes i que se dedicaban a b c[.n·era del 8accrdoeio dentro de la ConpañÍf~. Segun los principios de administracioll cconómi.;a de sus londos, cada casa debía subvenir a sus propios gastos, de manera. que el núviciado; que no' tenia haciendas, como las tenian las otras casas, llevÓ el1 8-.1 principio Ulla villa pobre i estrecha. I~sta misma circunstmJ3ia disculpaba a los jesuitas, que sin cesar pedian socorros'· pal'a el noviciado, porque si bien entonces el'l'lll dueños de bicnes lUas considerables que los de eualqnicJ'a otra árden relijiosa, eso;,; bienes estaban afectos a otros estahleeimientos de la. mismu. Compañía. La, piedad de los vecinos de Santiago, el convencimiento en qne estaban de que no hahift medio mas seguro de ganar el ciclo 'lile el hacer dona-, ciones i testamentos e11favol' de los jesuitas, fueron causa de. que el noviciado poseyera mui pronto riquezas considera. bles. gl doctor don Juan Pastene, canónigo tesorero de 11\ catedral de Santiago, dejó al noviciado una casa i una viña situadas al poniente de la iglesia de San IJÚzaro; i otro vecino llamado Andrés Jorje lo legó en 1664 otra casa i otra. viña el~ lus inmediaci.ones de la antelior. Dos herma- ' Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - :16 - nas, doña. .María i doña Costanza Allende, le hieicron donacion intervivos en 1703 de otra finca con casas, viña, arholedas í una buena bodqra . .Al mismo tiempo, el pl'esbítl·ro don Fcrnanllo :Mendcz, ~on Lorenzo Diaz i su e~pos:\ doñft Mal'ia ZÚñ iga, los earitancs don .José de Al'oeza i (1011 Miguel de los Hios, él comisario don Francisco de A mczC¡lIi ta, el par]re pemano Martín de la Cerda, el obispo de :-:l:mtiago don Luis Hornero i el comcrciante gallego don I'c(ho de Ocampo hicieron al noviciado de Santiago legados cn dinero mas o menos considerables. Pero el Tl1lll'llIotaole de los benefactores del noviciado l"ué ~l padre José' de Lazo, caballero chileno que, al tomar el hábito en la Compañía, le hizo secion de todos .:;us bicne'i, que consistian en una hacienda con casas de habitf.cioll, bodegas, una buena viña, campos estcusos para siemhroa::;, catorce esclavos i todos los aperos de labranza. E,'ta haciénda, comprada algunos' años antes por 11\ madre del doña.nte en 12,000 pesos, entró al poder del noviciado do "Santiago a fines de 1735.Hasta ahora conserva esta haeicllda el nombre de Xoviciado. Est(t situada cerca de h Punto, otra valiosa. propiedad de los jesuitas. XIV. Se creeda que. 108 padres jesuitas estaban satis lechos con poseer en la sola ciudad de Santiago tres colejios o casas de re~idelJcia, fuera de las quintas, chacrasi hacien~s que poseian en los alrededores, i donde tenian establecidas diferentes industrias; pero no fllé así; su eelo 110 se habia satisfecho con eso 6010, i aspiraban a tener un conv~to en cada barrio de la poblacion (1). ------.--.------.----------------------.--(1) Como YI\ lo hemos dicho, cuando los jesuitas lIdquírieron e~ 17-\6 e1.loca1 en que hoi estit constl'Uírlo e 1 palacio de la mone- Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 37El año de 1678 vivia en Santiago tina señora espafiola llamada dolia Ana de Flor('~, que "ino a Chile casada con don Manuel Cuello, fiscal primero i luego oidor de la real audiencia de esta ciudad. Habiendo muerto este caballero 8in dejar hijos, 1ft WíiOI'!\ Flores paR() a. segundas nupcias contrayendo matrimonio con don Antonio Calero. Muri6 (.ste sin descendencia, i la seiíoJ'a Flores se casó por tercera vez con don José de b Gúndara i Zorl'illa, tesorero de las roa1ed l'ltjas de esta ciudad. Este tambicn murió al poco tiempo sin dejar hijos ni herederos. Si la señora Flores hubiese sido pobre, nadie quizá ha1Jl'iahecho alto en eHtas desgracias domésticas; pero poseía en los estramuros dc la poblacion, en la orilla norte del Mapocho i al oeste de la ciudad, una hermosa quinta con bu~nas casas, nTI molino con dos paradas de piedras, una buena huerta, algunos esclavos i los muebles i alhajas que en esa época cOllstituian el ajuar dc una familia acomodada. Bsa propieda(l fué tasada en 39,228 pesos 4 reales, lo quc eonstituia en ese tiempo Ulla fortuna considera.ble. La ~eiíora trcs veces viuda consultó su situacion con IOI! consejeros orJinario'l en todos los casos do conciencia; i entonce~ se le demostró que Dios no la q:lCria para el mundo, i q \le por eso la llamaba para. que tomase a Cl'isto por esposo. Xo tardó mucho en dejarse convencer, i en efecto, se resolvió a tomar el velo de monja carmelita en el monasterio que nca.lmba (le fundarsc al oricnte de la ciudad, al comenzar la cañada. Pero, ¿. qué suerte iba a correr su fortuna? l. Pasal'ia al monasterio de carmelitas, a algun otro convento o a los pobres? El caso estaba previsto por sus consejeros da,mllr.ifcsturon el propósito do edificar otro convento, para servir a 11)( harrio en que no habia ninglln cstablecimiento de esta. naturaJ¡'za, i con este protesto solicitllron i obtuvieron muchas venwjas. Ese cOllvento, sin embargo, no alcanzó n construirse. Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 38espirituales, quienes le reprcsentaron que el barrio cn que estaba situada la quinta de su propiedad vi\'ia en el m~:'or desamparo, sin confesores ni otro ausilio egpil'itual para combatir al demonio, que podiit hacer allí libremente sus conquistas para el infierno. Los jesuitas, que contaban con la bien sentada filma ne ser los enemigo:: mas formidables del demonio, eran los (micoo; que podi:m ponor término a aquel desamparo: ellos podrian convertir aquella quiu ta en un convento, contra el cUlll serian impotentcf\ las atiCchanzas del enemigo del jénero humano. La señora Flores se dejó persuadir por esta argllmentacion, i en 1G78 hizo donncion de su propiedad con tallos los enseres a los padres jesuitas. El p:idre jencralle envió desde Roma la patente de fundadora, i le mandó decir las misas con que la Compañía reeompenzaba a los qne le obsequiaban sus riquezns. En ese local se formó un convento para los relijiosos de tercera probacion, o tercer grado en la carrera de jesuita, i se Icvantt) una iglcsitt bajo la advocucion del apóstol San Pablo. Los cronistns do la Compañía, al referir este hecho, como lo hacen de ordinario al contar las donaciones que se les hacian, no cesan de rep(~tir que el beneficio era para loi';pobres que se hallaban desprovistos de los bienes espirituales. xv. La casa de San Pablo debia sostenerse con "118 propios recursos, como era práctica en los conventos de .iesuit:I". Esto los autorizaba para bmcar otros fundadores i bencfact9res; i en un suelo tan bien prepurado como el d(~Chile, no debian faltar estos ausiliare~ en l.aguerra f¡tlC contra el drmonio tC1;lianempeñada los padre~. En junio de 1696 falleció en Santiago el alguacil Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 39- mayor de estn. ciudad don Antonio ~fartinez de Vergal'!1, sin dejar otro heredero que algunos hijos naturalel>, lo que prueba que, a pesar de ser algualcil, hn.bil~ llevado una vida alegre, A ser pobre, Mal'tinez de Vel'gul\t no habria alcanzado ni un responso de los padres je~llitus; pero poseía una valiosa hacienda, una bodeg¡t bicn provista de licorcs i bastante plata labrada. Pam borrar Lts lívíandades de la juventud i obtener las misas que habian de licvarlo al ciclo, tenia un camino mui fácil: dC6hcl'ed:l1' a ~Wl hijos naturales o legarles algunas .piezas de platrt labrada, i (lejar por tllstamento todos sus hienes a los padres jesuitas del colejio o convento de San Pablo, ll"ienes en P¡tgo debian decide las misas de estilo i hnrer cada año una mision en los campos de Aconcagua i dp PntaellJo. De esta manera los jesuitas fueron dueños de la di latada hacienda de Chacabuco (1). Además de la" propiedades enumeradas hasta aquí, los jcsuitas ttlvieron otras no menos v!diosas en eldistrito de Santiago, entre ellas la apreciada i estensa hacienda de la Cakra"t seis leguas de camino al suroeste de la capital. Desg'l'Jcia,bmente, no hemos podido tener a la lUDno los docullIentos referentes a ht adquisicion de esas propiedades; i como no <plCt'CI110S consigna!' en estos apunt.o!'! mas que no· ticias fundadas en docnmentos o rebciones fidedignas, nos abstenemos, a lo mellOS por ahora, de tratar estos puntos. POI' esto mismo pasamos a reí'erir la historia sumaria de las :tJqlli::;iciones que los jesuitas hicieron en otros puntus del territorio chileno, - -...,.-------.-. -----~_._-~-- _._~ _--~ .. (1) Esta hacicnda bubia sido donuda en }on9 por Pedro de Viscarril, presidente interino tle Chile, a Pedro de la Banera. en premio de Ins servicios prestados en la conquista. El alguacil Martinez de V cl'gnm la poseía como heredero del referido Barrera. Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia S E O O ION Adquisiciones de los jesuitas II. en las provincias de Chile. lo" -['rimel'A, nparidon de loqjcsuita!<t en lns prm.-íucias del Rur; terror QUO CAU83n entre lo~ indios., -11. Sll~ I>I'O}cctos de conquista pal'fficn i de guerra. defcusíva.-IlI. .Fundan <':1Ha en l'uIlcc)H'ion: douacion de don Juuu Gardn Alvarado.-IV. Otros be ~ neftl(·torc:-.; don .:\Iiguel de Qnirós; donal'iun de la hacienda de 1.ol1~aví.--V. Levnntnmi('lIto de loti indios en 1655; los jcsuitas fortifican sus haciendas. -.VI. Cr..ridad de! JosjcsuitaH p:\rn eou lmi pobres; el ohisJlo ~icolardc lea pa~n para que hngtm unA mhdou.- - VII. 1.0:.1 jt.>:mitas fuudan la C:\H:l de Buena EkpcrnnzB: nUC\'3a donac:,ones. -VIlI. El presidcnte POrtcr Casal1otc. a (':uum de In po:)J'cza del real tesoro, 6u¡;pende el iH'Ku del sínodo u¡;iKnado por el rei n los jesuitas: reclamacionen inC'(I"ftutCti de éisto:l hasta que se )(ltj mandó l'ag'nr la ut;i¡:rnaclon renl.--IX. LOR jcsui. tas se estableccn eu el dilOtrito de Taka mediante la donadun que RO les haco de una ea¡.;a i de d09 hncielldac¡.--X. Los jesuitas dan misioncli en Valparníao: la pobreza. de f.U~ hubitautt's retarda el cstablecimiento de 106jcsuitaR en eHe puerto. -XI. Encuentra.n al Jiu henefactures i fundan C4"B.-XIJ. Los enconlendero¡;, del valle de Qllillutn pidl'1l a los je:-Ollitu8 que ('titablezcan allí una residencia, i al efecte les dnn 3,000 pCHO.-i, pero los je~uitat; 110 tU: establecen por falta de TundBdores. -XlII. Apareccn ni fiu los benrfactores: el g'obierno les da un l;alar para su convento. -·XI\'. P\'imCl'a 111bion rlc losjesuitns en l.a Serena: milagl'o8 efectua.dos por ella: ('ricnda. de lag reliqnias de San Ig-uncio para lo~ casos de parto. -XV. ¡';stableeen Ull:1C:\j)<1 de residencia: l'arida.d rlc lo:! jesuitati duranto una epidemia de 'firuclas: abandonnn Clia. duuad por que hahia quedado lUui pobre deijpué::l de la epide,nla. -X'"I. Esplúndid.-,doIlB;:ioll de }{cl'nIde: lo" jCJuitu~ 80 establecen definftivarncnto en La ~(>l'('na: mila~l'o ¡;;i1\~u\nr que les Ilrodujo un e~pn('iOtio sitio para editicar BU COll\·('utO.- -XVII. Lnli .Íl'snita~ ~(' establc~'eI1 en i\lelldozn: Krandetl donacioDoi de lo!:!capitan('~ Lopr de la l'(·il:::&., .Jo~é de .l1oralcs i José de VillegaiJ.-XVIlI. Los jesuitas dc!,;cllbrcll qnc el apóstol Sa.nto Tomás habia c!:itado en Amórica. i que habi:l predicado el eVBnjelio a los iU(U08 de :\Icndoza.-XIX. establecimiento de 108 jCtiuitaH en San ,THan:d.onadon.('~ del caphnu tiabriel de )la110, de don }'raneI8co )larigoto j del cl~riKo Hodrigo d. Quiroga -XX. L08 jesuitas se estableeen en San Luis: donacion heeha pOr don Andrós de Toro. 1. El primer lugar adonde dil'ijieron sus miradas 108 padres jesuitas despu(:g de haberse establecido en Santiago, RIQUEZAS. 6 Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 42fué la ciudad de Conccpcion, cu:\rtel o asiento del cJercito que sostenia la guerra en la frontera amucana. Después do 50 años de lucha, que costaba a los colonos los mayoros sacrificios, los conquistadores, que habian visto destruir por los indios rebelado s sus poblacioncs del otro lado del Biobio, i qUQencontraban cada dia mayores dificultades para pacificar aquel territorio, se sentian casi desalentados. En un principio, los conquistadores 1mbian creído que In rclijion vendria en su ausilio. Esperaron que lo¡; padres i los clérigos que acompaíluban RUSejércitos catequizarian a los indios, i que desde que éstos fuesen cristianos, seria mui fácil mantenerlos sumisos i obe dientes. Pero luego perdieron sus ilusiones. Los indios no tardaron en persuadirse de que los prcdicadOl·es que ocurrian de Hspañll, no valian mas que los Roldados, i lejos de dejarse eonveriÍl', se manifestaban mas obstinados que antes. Es verdad que no faltaban motivos pÚa qno los indios concibieran tan mal ~oncepto de los sacerdotes que iban a convertirlos al cristianismo. En 1600, estando la ciudad de la Imperial sitiada por los amucanos, un clérigo español llamado Juan Barba, que estaba en la pInza, se huyó de ella i, pasánuose al enemi¡.¡;o, se burlaba «de la misa i de los sacramentos, dice el cronista coetáneo de quien tomamos esta noticia, predicando a los indio1; contra nue~tra f~ i lmciéncloles entender que su bá.rbara vida era la buena i verdadera. 1llunque Dios permitió que después de nlgunos años los indios le quitasen la vida por delitos que COl1lctió tocante a nlujel'es, con todo, dejó impuestos a lo,; indios, no solo e11las falsedades que les persuadió, silla en 'pcl',;eguir i castig:tr a los que decian o hacian cosas de oficiu de cristianos». En e~a, época, poco mas ameno·, lI('glll'OIl los prinJl·ros jesuitas a Concepeion. Pen'¡l~b:tll correjir a I"s l'''ra:íoll'~ i convertir a los infieles; pero en este último trabaj" fueron Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 43roui poco feliceR. Lejos de atraPTse a los indio;;, como lo esperaban, despertaron entro éstos una gran resistencia. Oigamos a un testigo de vista refiriendo un suceso OClll'l'ido, ~egun parece, por los alias de 1604. a:Ilallúndorne en un fucrte que tenia a mi cargo en los términos que llaman de :\[illapoa a las riberas o.e un grande rio, dice el maestw de campo don Alonso Gonzales de Xajera, habia de In. otr:1, parte una parcialidad de indios llamados eoyuncheses, tenidos por nuestros mas fielos amigo);; i estando congregados en un pucLlecillo con sus cnciques, que se habian reuucido allí poco haLia de la pasada rcbelion, aclond'3 les tenínmos hecho un rcdueto junto a su pueblo, para asegura 1'] os de los indios de guorra, con españoles que los guardaban, sucedió que, habiendo venido a mi fucrte dos padrcs jesuitas a confesar a los soldados, mc dijerolJ que holgarian de pasar el rio a ver el nuevo pueblo ue los reeien rcducidos indios, i confesar a los soldados del reducto. Finalrllente, pasé con ellos en un barco, i viendo lORindios a los rclijiosos, fué tanto lo que se alborotal"on ilos caciques los primeros, que dieron muestra de tornar .\as arma.'! contra nosotros; de tal manera que, advirticndo yo en la causa del alboroto i alga7.ara que levantaron, coniendo todo~ de \lila parte a otra cntr/' sus barrancas a tomar ~us picas, co1Il0 ~i l(~s hubieran tocado arma, me di la prjesa que pude para que lo::; padres se desembarcasen i se entrasen en el fuer(('ciHo de los españoles, yendo yo la vuelta de los indios a aquietnrlos, C01l10 lohico coa las mejores palabras quo pude, dieiéndolcR que los rclijosos no iban sino a ,"er a los pspaíioles del fuerte, con lo cual se amansaron aunque no (Id todo, diciéndome los caciques con no poca sob()rbia con Sil medio do hahlar español: No es tiempo de pateros, no ei' tiempo de (>ateros (que así llaman ellos u nuestros l'dijio;;os, querielldo decir padres), diciendo mas: A un no ha- Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia -44hemos dado la paz i ya nos envian volvamos al monte» (1). pateros para que nos II. Los jesuitas pudieron conocer aquel estado de cosas; pero hasta entonces habian sido tan afortunados en el nuevo mundo que no querian pcrsuadirse do que no conseguirian la realizacion de sus designios. Testigos de los sufrimientos i de la miseria de toco el país, sabiendo que algunas personas caracterizadas e influyentes habian hablado de que mas que proseguir la guerra convenia al rei abandonar a Chile, creyeron que era una ocasion propicia para pedir al rei la direcclon de los· negocios de Chile, dando a su poder un desarrollo mucho mayor, i nI efecto, hicieron revivir el pruyecto ljue un siglo antes había concebido el padre frai ~artolomé de las Casas para conquistar i reducir a los indios por los medios persuasivos de la predicaeion evanjélica. Los historiadores de Chile se han ocupado muchas veces de referir los trabajos de los jcsuitas para llevar a cabo esta quimérica empresa; pero desgraciadamente, no han estudiado la cuestion rollS que por un solo lado, en los documentos i crÓnicas que nos han dejado los mi~mos jesuitas, i han pintado a éstos animados de tanto celo como desinterés. Ábranse las cr6nicas jcsuíticas i los historiadores que las han seguido fiel i costanterncnte, i se verá a los hijos de la Compañía marchando heroicamcnte a la conquista espiritual, predicando la fraternidad, el desprendimiento de los bienes de la tierra, haciendo cesar la servidumbre que pesaba sobre lo!'!infelices il!dios) i por {in, mar(1) GODzalez de NlIjera, Desellgftlío i reparo de lrt guerra del reino de Chile, lib. V, seco 1l. Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 45chanclo gozosos al martirio, cuando e'ra necesarío sufrirlo, para hacer t,riuufar el evanjelio. Léanse los ?OCOS documentos de otro oríjen que nos quedan, los infames de los soldados de la conquísbt i de algunoR letrados, i se verá el reverso de In. medalla, esto es, a los jesuitas injiriéndose en todos los negocios de gobierno para apropiarse las tier'-a8, prn'a reducir 11 los indios a vasallos suyos, i convertí\, en provecho propio los sacrificioR del teR01'O real i del bohillo de los colonos. Pura nosotros, la verdad está en el medio de estas apreciaciones estrel1l11S. Los jesuit,is acometieron un!t empresa irrealizablc en la confianza de que los indios de Chile eran menos helicosos dPolo que eran en l'calidau, i con el propósito de establcce;- aquí Sil dominacion absoluta e independiente bajo el sistema de misioneR que poco mas tarde comenzaron a plantear con lllCjOl'';xito en el Parngnay. El piadoso mona rea {!011 Felipe 1I 1 autorizó ltmpliamente a los jesnitlls do Chile para llevar lt cabo la eonquista pacífica de la AI'!l.'lcn.nía. A {in de allanar cualquiera dificultau, nonsintió C'l confiar nuevamente el mando político i militar de cst(l país IL don Alollso de Ribera, a quien pocos años anteR habia quitado d~l gobierno de Chile i mandádolo a gooel'll[/'!' el 'l'ueuman, Los jesuitas contaban a Rib{;m en ~'l 111'llnen.ck sus amigos; i en efecto, hasta en tonces, este esforzado eapitan se había mostmdo li1ui bien dispuesto hácia la Compaf¡ía. Xo pretendemos sf'gllir a los jesuitas lIe Chile en esta mal aventurada empresa, en que habían esperado ser a lo menos tan felices cerca de los indios de Amuco como lo hl10ílUI sido en medio de los devotos pobladurcs de la colonia española. lII, El 13 de mayo de 1612 llegaron 11Conccpcion los jesuitas encargados de dirijir la conquista pacífica, bajo las 61"- Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 46- denes del padre Luis de Valdiyia) que hllcia de jefe de la empresa. Aunque iban bien provistos do dinero que les habia mandado entregar el rci dc España, los padres sc hospedaron en la casa o palacio del gobel'l1ador Ribera) lo quc los autorizaba para publicar Sil pobreza. Como debia esperarse, luego comenzaron a aparecer los fundadores i benefactores de la Compafíía. El can6nígo don J nan GUI·cílL de Alva)'ado fué el primero de todos ellos: donó a los jesuitas unas casas que poseía en la plaza de la cindad, otro solar mas, i una hncienda situada a orillas <lel río }tata, oenomínada la Magdalena, que medía 1,700 cuadras, i que t.enia una viña, una buena dotacion de g:mados vacuno, (lvejuno i caballar, quinieBtas ('.abras i muchos yauaconas o indios de servicio. Haremos notar de paso qne los jesuitas iban a Concepcion a pedil' la supresion de llls encomiendas o servicio personal de los indíjcnasJ i que la. historia les ha tributado 1000i mas pomposos elojios por e;;:te espíritu filan tr6pieo i caritativo de que aparecian revestidos, l\lientras tanto, en cada propiedad que iban aJquil'iendo en los cnmpos del su!.', conservaban para su uso los yanaconas o illdio~ de servicio, como los demás oncomonderos contra. quicne~ predicaban, i del mismo modo que en Santingo, habian utilizado los esclavos de que se les hiciel'a donacion. POI' grande que fuera la humildad de los colonos ante losjesuitm\ que se presentaban rodeados de tanto prestijio i llutorj(lad, no faltaron algunos que hicier~11l notar esta con trarliceioll entre los actos i las palabras de. aquellos cvanjl:licos mis:oneros, Inmediatamente comenzaron los padres a arreglar l:ls casas que les habian dado para que les Hirviese de eonvcl1to, formando en ellas una igl('E;iil. SlIscit6sc, sin cmbarg-o, una grave dificultad: los clérigos i los can6nigos se' opusieron aJa fundacion de una. iglesia al costado de la cat,ednd, sin d~da porque temieron la. comJ*tencia que les iba a' ha- Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 47- cer la Compañía, pues aunque los jesuitas declaraban que ellos no negociahan con misas ni con entierros, se sabia demasiado bie\l que ellos habrian de llevarse todos los legados i donaciones ('J] grandc que pudieran hacer las personas piadosas, i conocian que cra esto último lo qne constituill. el negocio mas lucrativo. El gobernador intervino, acalló todas la!'! resistencia~ i ll1ltndó que no se pusiera obstáculo al ('!'tnhlecimicnto <le la iglesia i del convento. «De este colejio, dicc con gdmirablc candor el jesuita Olivares, como del caballo troyano, han saliJo i salen todos los eforzados guerreros quc han hecho guerra al infierno i le han quitado infinitll~ almas, aunque no sean mas que las tIe los párvulos, <¡ue pOI' las misiones de los jesuitas se han coronado de gloria.» EIl efecto, a esto solo quedó reducida al fin la accion de ¡'os jesuitns <¡\le ihan a conquistar pacíficamente a los arll1ll:allOs. Bautizaban los niños que los soldados españoJ<.s~a('al)nn dt'l territorio enemigo después de cada correría; i aÚn COIl mueha frecuencia, esos indios se fugaban del campo español, volvian al sucio de sus mayorcs, i capitaneaban mas tarde a. sus hermano8 en aquella. guerra. cllcarnizada, IV. El c!ln6nigo Alvnmdo habia merccido pOI' su valiosa donacion el título de f'lIncllldor; pflro lo rehusó para que los p:tclres bu,cal'an otro individuo que quisiera ud(juirirlo con su fo\'tuna, ctlntentálldose Ól con el hono\' de bencfactor. (hl'l) el,~rigo)se presentÓ !llgunos !lfiOti mal; tarde a solicitar el PUl'sto "acnntc. Era ,~st.('(Ion :\Iignel <le Qui\'oz, hombre anciano quc :1 hmz,í la canora l'C:]l'~i:íi'til'a dC'IH1t~Sde hab!'r sf'rvido largl'S lIñoti en el ejército de la frontera. Se prepa.raba. para Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 48- hacer a la Compañía la donacion de todos sus bienes cnando le sobrevino la enfermedad que le causó la muerte. Hizo entoIlces su testamento en favor de los jesuitas; pero, aunque la voluntad do Quiroz habia sido obtener el título de fundador, sus propiedades, que consistian, en una casa i una hacienda, habian sufrido tantos deterioros por las irrupciones de los indios i por los terremotos que, cuando se tasaron, su valor no pasó de 16,000 pesos. Esta suma no bastaba pal'a obtener el título de fundador: los jesuitas le dieron solo el de benefactor mandándole decir las misas de costumbre; pero por gracia mui especial, i en pngo de la buena intencion del clérigo Quil'Oz, el padre jeneral de la órden mandó que en el COIlvento de COllccpcion se le dijern una misa todas las semanas. La prosperidad de los jesuitas en el distrito de Concopcíon no habia dejado de suscitarles algunas dificultades. Muchos cncomcnderos a quienes hahian querido obligar a deshacerse de sus indios de trabajo para ejecutar, decian, su sistema de guerra defensiva; algunos capitanes euyos planes militares habian contrari¡Hlo, i ha~ta muchos sacerdotes que miraban de re(.jo el aseen diente de los jesuitas, hacían a éstos una opo~ieion mas o menos violenta, mas o menos disimulada. Pero, ((al paso que los hombres se volvían contra los jesuitas, dice ellHlul'e Olivares, Dios miraba i favorecía a su Comp¡tíiía ... Díspuso i movió los ánimos bien intencionados para q lIe los ayudasen con sus limosnas para poder edificar su colejio i aumentar sus haciendas .» Esta proteccion divina se manisfestó por medio de donaciones tan variadas como numerosas. El capitan Dicgo Trujillo douó una hacienda cerca del Tomé i la mitaJ de una casa que poseía en COllcepcion. El dean de la catedral de esa diócesis, don .J uan L?pez de Ponseca, donó otra hacienda con una regular dotacion de ganado cabrío. J1;1 maestre de campo don ..A.lonso de J>uga obsequió una suma Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 49considerable ao uincro. El presidente do Chile don Franciseo Lazo de la Vega di6 al colejio do Concepcion la hacienda de I.1ongaví, que, emmnchal1a poco mas tlLrde con 2,000 cuadras ue terreno que dOlió el marqués de Baides, sucesor de aquél en el gobierno de la colonia., constituyó la mas dilutada hacienda dc todo el territorio. Otro gobcl'I1ador de Chile, don .Juan lIenriqucz, no teniendo haciendas que aar a los jC~llitas, les cedi,) una calle de COlH;epcion para (lllp la ccrraran con Sil iglesia, les hci. lit6 ~1Cones que él !Jagaba, les <liÓla mndcrn necesaria i 6 e~clnvo~, (¡ue pasaron a aumentUl· el número de los servidol'csdc la Compañía. Eu premio de este scrvicio, cllfmdo llclll'iqllez murió en Bspaiía 1~1año de 1689, fué cllterrado en las h,Sv-eaas del convento principal que tellian los jesuitus en l\Iuurid. v. Dc:dc que lus padres se convencieron ile la inutilidad de sus csf'lIc:'zos para ocupar pacíficamente el territorio arnucano, cont!':ljeron toda su actividad al cultivo i mejora de sus hacienuas, que daban un benelicio mas provechoso que la p\'edieaci(ln entre los indios salvajes. La denominada I1fflgdn]PIl:l lleg6 a sel' b mejo\' estancia de toda aquella rcjion. El padre Virgo Rosalcs, autor de una estensu histuria dc Chile, habia comprado con las limosnas que recojía para la Compañía unn. estancia inmediata llamada HUI~nquehllc, quc tcnia Ulla viña mui buena i Ilna cspaciosa bodcga, Los jesuitas, los enemigos declarados del servicio pc\'sonal de los indíjcnns, tenian allí mas de 150 yanaconas () indios de t.rabajo, muchos esclavos, una gran viña, lagar, bodpgns, hastante ganatlo, todos lo~ aperos necesarios, i adem.!s una curticmbre bien montada. El 1·t Je febrc]'o de 1655, los indíjcnus, desesperados RIQUEZAS, 7 Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 50con el mal tratamiento que recibian de los encomcnderos, se sublevaron l.epentinamcnte en todos los estauleeirnicutos i estancias situauos entre los rios Biobio i Maule, asesinaron a los españoles en unos puntos, robaron el ganado, destl'uyeron las casás i causaron por todas partes el tenor i el espanto. Los indios de servicio se habian puesto do acuerdo con los inuios dc guerra del otro laJo de la frontera, i todos a una habian tomado parte en aquella fOl'lllíd¡,ble rebelíon. Los jesuitas no fucron los mojor parado;; ~n esta emerjoncia. Sus ha{',iendas fueron saqueadas por sus propios yanaconas, entre los cuales figuraba uno CIIlC', aunque habia recibido de los padres el l1glla del bautismo i junto con ella, el nombre del santo fundador de in, Compafiía, se hiw capitan de los rebeldes. El illdio Ignacio encastilló su jente en una selva., i enseguid<\ se í'llé a 1\rauco 11buscar ausiliares entre los indios de guerra. Los jesuitas, eonvencidos de la ineficacia de la predieacíon en aquellos momentos, imploraron e\ ausilio de las armas del rci; i en efecto, sali6 de Concepcioll UT: cuerpo de tropas mandado por el sarjento mayor Jerónimo de }'loli11a, a quien acompañahan algunos padres. Lo~ indios reheladós, ilOtanclo que no habian sido socorridos oportunamente pÓr sus hermanos de ultrlt Biobio, comem:a.ron a rendirse sometiéndose de nuevo al trabajo forzado de las encomiendas. Los jesuitas, que conocian bien lo que valían los indios de servicio, pidieron que no se matase a los renJidos i lograron así repoblar sus haeieli.das de ganado humano, aunque muc~ws indios i esclavos consiguieron asilarse en el otro lado de la frontera; pero el indio Ignacio fué ahorcado en Concepcion. Los historiadores jesuitas que han referido estos sucesos, atribuyen la pacificacion a un milagro efectuado por el ciclo mediante la interposicion de los padres que aconipllñaban al mayor Molina. <!Estando lIjusticiaudo al indio Ignacio, dice el jesuita Olivares, mostró la divina justicia que se agradaba de aquel caBtigo, porque se vi6 Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 51- en el cido \lna espada de fueg-o que vió i admiró toda la ciudad que cstaba prcsento». 1\0 pan~ce, sin cmbflrgo, que esta confianza de los pfldres jesuitas ellla proteccion elel ciclo fuera mu i profund:L i Illui !'lineera. Así fué que, apenas sofocada la inslll'l'eccioJ1, se preparon para 11efPllucr sus propiedades contra las irrupciones de 105 indios, sin reparar en gastos. Xo SiCI.lelOposible amurallar todas sus haciendas, rodearon las casns i bodegas de ln,)Iag-(hlena, con palizadas formidables, defendidas po!" dos tarreones i resguardadn,g por un cuerpo de tropa arlll:Hla de arcabuccs, qne ellos mismos pagaban i sostenian. Aquellas fortificaciones resistieron mas de una vez los atnqllcs de los illdios, de manem que, si ellos consiguieron robar algun ganado a los padres, éstos defendie_ ron militarmente SIIS casas, sus hodpgaR i sus cosechas contra los indios que no habian querido Uil' su predieacioll (1). En la espaciosa hacienda de LongavÍ, que er'a dondo los p:ulres llIf1ntenian sus mayores masas de ganado, construyeron tarnhien fortificaciolles UC la mislll:1 naturaleza. Los jesuitas quedaron así ence1'l'ados Jentro dc esos flwrtes, sin P()(.lCI'comunicarse con sus otras haeiel1l.las o con su convento do Conccpcion, sino venr:ipllr!o las may •.•r('fl (liflcult:Hles, lJos indios pobladores Je :l(.\l¡cl:os campos veían en .los padres, lo mismo que culos ,1clTI:'lsencomCNJcros, a los enemigos infatigahles de Sll reposo i de su tranquilillad, a loti homhres que los obligaban n. trabaja¡' eomo bestias para (·nriquecerse con su trabajo; i por eso, los hos- (1) A pesa\' d? to.ua~ ?stas pl'ecnllcioDrs, lo:; jeslIi tas, amena~aduxull SIIS propws tOl'hticaciones con ]a ri'IH'lion dr los indios dA 17:!-!, prelil'jrl"Ollprender fllego a las é~asas,bod('g'lls i a la ig']cxia :l1I!.('5 qlle Vel'las Cfl('l'en manos de los enemil-!,'os,Después de haunlo qllemado todo, se retiraron a COllcrpeion, i en 1728 eolllemalrOll R l'econstrlllr sus habitaciones i eaSHSde labrnnz!h ?/>i,;-=; í31f:.LiCi¡ DE I j ,. !.iJ[· I ¡ .._" .._...i.J.:/ .,'.' ..;( -r.. Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia tilizaban en BUS propiedades, podian hacerla con ventaja, 52 j 000 aÚn en sus personas, cuando VI. Entre tanto, los jesuitas ue aqllPlIa provincia no habian descuidado otros negocios que podian hacerse dentro de las ciudades. J.ns ca,as que poseían eu Concepcion estab!ln rodeada.s de cuartos de arc¡ui]er que scrvian pam tiendas, i tanto aquéllas como éstos producian un buen arriendo, 1.08 padres retribuian III pueblo las sumas que recibian, por medio ile la predicacion, de los ejercicios, de las procesiones i demás fiestas l'elijiosas, i de la cOllvcrsion de algullos' indios, que, estando alejados de su fiuni]ia i reducidos a vivir en Coneepcion como prisioncros o como trabajadores, EC dejaban bautizar fácilmente. Además,'los padrcs daban a los pobres ell]a pucrta de su convento las sobras de Sli coiuida. Esta obra de la mas elevnda caridad ¿ quién lo creyera? fu(~plml los padres un ramo de entradas. El piadoso· gobernador don Juan Heriqupz, que l\,~istiÓ personalmente a cste rcparto de comida, quiso que en adelante corciem por Sll cucnta, i entregaba a los padres el dinero ncee,;ario a fin de que no [¡L]tase a(luel sllstento para los pobres, Por eso dice un cronista de la órden que <!esta limosna no empoureeil1 al COllvento, ant.es . por esta iotras qUB empleaban e'1 las necesidadcs del pueb]o, Dios (esto es, las pcrsonas al'audalada~, cuyo corazon nlOvia Dios) le daba para sí i para otros)), Los ,iesuitas deseaban ta.mbien establecer misiones anuales que rccol'ricr¡m laR campos inmediatos a COu('c!)('ion donde no hubiera guerras. Aunque di,poninn de rentas mui consider,lbles, les habia arredrado el gasto que esa miaion debio. Ofll1sionar, i pl'cfil'~~on esperlll'que Dios moviese Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 53- el corazon de alguna persona piac10sa que qu¡¡;¡era dotar aqllella mision ambulante. Xo s(~hizo esperar mucho tiempo la )'eali7.a~jon de SIlS deseos. En 1719, el obispo de Conccpcion don ,J nan :\ icolarc1c les dió 2,000 pcsos en uine1'0 para (Ille con >'lIS n~ditos costeasen Sil viaje los misioneros. La primera cspcdicion de aqucJlos dcsintcresauos predicadores terminó,en 1l1arZOde 1720. Los jesuitas espcdicionarios traían apllntado el\ Iln prolijo rejistro el resultado ue s;¡ primera cmnpaña. JIabian dado 5,576 comuniones: las <:onfcsiones pns(tr(lll (lc GOOO, i mas de 500 de ellas eran eon(esiol\cs jCl\crlllcs. El eiclo haLia. repartido su ~racia solJl'c los que habían oído la palabra c1i"ina; en cambio, habia sido inexorable con los que se habian negado a confesarse. Dios hahiaahogado en el Hiobio a un hombre qlle se hllhiH. resistido a la con tosíon. Una mujer qlle en años atrÚs se habia sacado de la boca la sllgradu forma, vivia presa del demonio i de las enfcrmedades j pero los misioneros le aplicaron el conveniente relllcuio i sanó ue ambos males. El buen obispo Kicolnrd(~ clebi6 ([uetlar encantado al saber los rrodiji()~ que se hubian hecho con SIlS 2,000 pesos, porque la rnision lllllbulrtl1te S(~ estableci,í de fijo, i cada año, por la estacion de VentilO, salian los padres a operar milagros ¡¡nálogo!';. , Vfl. El lector u(! estos apuntes se equivocaría si creyese <¡ue U(Ilicl convento i ¡¡qucllas haciendas fuoI'un las ¡íllicas propieuudús quc t \lvieron los padres jesuitas en el distrito do ('ollccpcioll. A ullas doco leguas al oriente de la ciudad ue cslc llomlll'e, c'stablecicl'on otra caS:1 de ]'c!';idcncia que llPgó a tcll(~l' ulla grande importancia. Yamos a referir su1I1ariHIllente la hj"tol·ja de ella. l'al'll llevar ti cabo S11plan do conquista pacífica, el PR.- Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 54dre Luis de Valdivia dividió a sus opemrios en dos cuerpos que debian obrureasi simultáneamente. Uno de ellos entró al territorio enemigo por la rejion mas vecina a la costa, mientras el otro se estableció en el fuerte que tenian los españoles en Buena-Esperanza, puntO medianero entre Talcamávida i Yumbel (1). Formaban este Último cuerpo dos jesuitas, los padres Vicente Modolell i Antonio A paricio, aquél hombre esperimentado que haeia de jefe, i el segundo mucho mas jóvcn. En esta rejion se habian establecido algunos estancieros españoles que vi vian resguardados de llls incursiones de los indios de guerra por las aguas del cauoaJoso Riobio i por una serie de fortines que habian construido los conquistadores. Desde eS<¡Jpunto comenzó sus trabajos el padre Modolell predicando 1\ los indios de paz i entablando negociaciones con los indios de guerra del otro iado del Biobio. Estaba ocupado en esto cuando llegó a Buena-Rsperanza la noticia de que los indios rebelados habian dado muerte a tres jesuitas que acababan de penetrar en sus tierms pOI' el lado de Ar3neo. La empresa de la conquista pacífica pareciÓ desde entonces mucho mas difícil i peligrosa de lo que se habian imajinado los padres. Los cronistas de la Compañía reílcrenque el celo de los misioneros de Bnena-Esperanza no se cnfri6 con este COlltratiempo, i que los padres :Jloclolell i Aparicio aruian ell deseos de penetrar en el territorio enemigo para m(~\'ccer la corona del martirio. Soa de esto lo quc se quicra, lo ciel·to es que pudo mas la pt'udcncia que el [mlor, i qlle los dos padrcs so quedaron al abrigo del fuerte español. En vez de embarcarse en una empresa scmbl'acb de poli(1) El fuerte de Buena-Esperanza fué el oríjen del pueblo de Rere, qlle recibió el nombl'e de San Luis Gonzag'a, ud go· hernador don Antonio Guill i Gonzaga, que traflfonllÚ en villa el fortin que allí habia. Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 55- grm; i nI parrcC']' tan insensata como temeraria, determiliaron c~taulccel' allí una i~le,;i,L i un convento, «para que los mii<ioncl'os de In Compa,fíí'L tuviesen donul) acojerse eu Ci1i<1t pl'Opin», como dice uno !le los cronista~ !le hL órden. «Todo cm pequellO i humilue, agrega; que siempre los principios son Úi(icultosos i so empie¡'l:Lpor POcO». Sin cmhargo, con los donativo,; i el trabajo Je los vecino,:;, los padres se provey(~ron de madera i de otros materialcs para ensanchar sns haLitHciones i mejorar la iglesia. Verdud es q\le on ('sto:; l\l;~'ares los jesuitas fueron los intermeuiarios pal'a la realizaejon uo 101; milagl'oS lllas singulares que operaron ('n Chilu. Seria la¡'go el referir aquí todos los prouíjios qUl' cOllsig'lH.n las cr()uims Jo la Compañía, las curaciones do endl'moniaJos, las conversiones portentosas de in (il'les o pecadores envcjecidos, la correeeion de los solJaJos lllas empccatauos. Podríamos llenur muc!1ll,s pájinas con estas hii<torias sin agotar una materia tan vasta i sin traslada.r mas quc una parte de las noticias que nos han trasmitido las crónicas. Por eso fué que los padres de esta. residcllci:l) quo Jumnte algunos años se habian sostenido con el síno(lo asignado por el ,:ei i que les pagaban puntnnhncnto las cajas reales) comenzaron mas tarJe a recibir de los españoles encomenderos algunas donaeiones que incrementarou rápiJu,¡ncnte su fortuna. U II tmcomendero llamado Ventura Bel! l'an les dejó una hucna viña cun su correspondiente bouega. El doan don Juan de Vonscca les donó unos terronos. El sal'jcnto mr.yol' Francisco Hodriguez de Ledesma, estando para morir, piJi6 el ser admitiJo en la Compañía a la hora do la muerte, para gozar de las gracias que el cielo coneode a esta órden, i en pago do esto servicio, dejl) a los padres una estancia bien pI'Ovista de ganadol'l con un molino i una buena. dotacion do indios Je trahajo i algunas alhajas o piezas Je plata labrada. La mision de Buena-Esperanza, elevada al rango de colejio Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia -66en 1652, tuvo desde entonces como subsistir con toda hol. gura; pero a pesar de esto, sigui6 cobrando del real tesoro el sínodo asignado. El alzamiento jeneral de los indios en 1655 obligó a los jesuitas de Buena-Esperanza. a l\bandonar su res\dencia, como a casi todos los estancieros de aquellas provincias. Los indíjenas, cmbra\'ccidos por lit desesperacion de verse sometido;; al penoso trabajo qllc lcs imponia el sistema de encomiendas, se habian rebelado contra sus opresores, cometian por todas partÓs!lts mayores depred[lciones i, e11el primor momento, obligaron a todos los éspafioles a buscar su sal\'Hcion en la fllga. !llas lleson-lenada i bstimosa hlLsta llegar a COllocpcion. En esta desastrosa cvusion, los jesuitas flleron casi siempre los mejO!' pm'ados, porque su cadcter sacerllotal hacia que los soldados do los fuertes les gunr<1aran el mejor lllgar entre los pelotones de fujitivos, micnt¡'as las Illujeres i los uiíios eran abandonados sin piedad 11 In zañll i a la lujuria de los indios sublevados. vnI. Aquel estlldo de desorganizftcion completa, agravltdo con una espantosa epidemia de virucias qne diezm6 a los indios, i que hizo gmndes estra~os entre los e¡,¡pllñole~, duró mas de un año. El virei del Pe~'(¡, conde Alba de Liste, atribuyendo con razon estos males a l~ mala administracion del gobernador Acuña i Ca.brera, 1\ quien el pueblo de Conccpcion babia depuesto del mando por el mismo motivo, confi6 el gobierno lle Chile al almiran te don Pedro Porter Casanate. No es este ellngu\' de referir los estuerzos del nuevo gobernador para castigar a los indios rebeldes i para restablecer la tranquilidad. Los jesuitas recobraron StlS tierras i, si no el todo, la mayor plllte a lo lllenos Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia :')7 - de SIlSindios de servicio, a muchos de los cuales habian '¡'asport;¡¡lo a las inmediaciones del rio l\Iuule para. no pcrdedos en la r(~vuclta, Porter Casanate, cuyos trabajos hahian sido embarazados principalmente por la miserable pobrezlt del erario real, convencido de que las misiones jesllíticas no producían ningnn resultado ni para la convcrs;on de lns indios 11 i !Jara mantenerlos en paz; creyendo además qlle lo;; je51l¡tas tenian de sobra COllsus propias riquezas I'arl\ sost¡'nc\' SllS conventos i sus i~lesias, qlli~o aliviar al tesoro de tlJla de sus lilas pesadas cargas para poder atender de ::nulquicr modo a las mus premiosas necesidades ue la lldll1ini,tracion: i por provi(lencia ue 16 ue febrcro de 1G;¡í, dietarb con Ul'llerUO de los :tltos empleados de la colonia, suspendi,í el sínodo ql/e se !Jugaba a las misiones, dando cuenta l-Il rci de lo hecho para obtener la aprobacion UOSil medida. Pero Porte!' C,lsanate, que el'lLun hombre de un notl\ble saber, que se hnhil¡ ilustrado con importantes empresas i con alg'unas mClnOl'ias i libros de verdadero Ill(~rito, i que II sus conocimientos tuóricos llni¡J, el conocimiento de los hombres, como lo habia probado ;;otacando la insurreccion de los inuios chilenos, JlO conocia a los jesuitas cuando creyó que éstos sr: rcsignul'Ían a no rccibi¡' el sínodo que les mandaba pligar el rei, aunque este sacrificio, illllispensable en aquelh sit~l:lCion, iba a ser de gmnde utilidad para la causa real. 1'Ol'tcr Casanate sufri6 un error de que habria tenido que ll!'repentirse mas tarde si In muerte no lo hubiera sorprendido antes que llegara a Chile la resolucion del rei. Desde luego, los padres jesuitlJ,s de Chile reclamaron de aquella rcsolucion, dúndose por tan pobres que no podian sostcne!' las misiones sino con el real ausilio; i como Porter C;¡sanatc no hiciera caso de esas representaciones, los parLes Re dirijieron al monarca. El padre .Jacinto Percz, procurauor jcncral de lo::!jesuitas de América, hizo RIQUEZA~. 8 Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 58en la corte premiosas representacione;;;. Al principio no se dió importancia a estos reclamos; pero el procurador l'epitió sus apremios con ta.nta insistencia, que el piadoso 1110'narca don Felipe IV no vaciló en desaprobar la condu<:ta de uno lle sus mejores servidores, i mandó por su real cédula de 9 de febrero de 1663, no solo que se continuara pagando a los jesuitas el sínodo asignado, sino que se le;; cllhri{'I'an tollas las cantidades que habian dejado de pel'eibir desde 1657. Escusado parece decir que los padl'l's no se dieron pOI' satisfecho:> hasta que no hubierúll recibido el (¡ltimo real. El nlzamilmto de 1055 había concluido tambien con otras misioneR que tenian los jesuitas en la :lita frontera, i en algunas de ellas los padres tuvieron que Sll fl'i¡' los efectos de la 'cruel zaña de los indios rebelados. Pero en ellas no había mas que una iglesia i una modesta casa p:tl'a ha'bitacion de los misioneros, porque éstos no habían alcanzado aÚn a formar hacienduR, molinos, viñas, crianza de ganado, bodegas, etc, Después de restablecida la paz, esas rilbiÓlies, que eral1'nlui poco pl'Oductivas, quedaron allandonadas, i los pobladores de los campos vccinos prin¡dos de lapredieacion evanjéliea,i sometidos a cspcrar qU{)por los meses de verano pasfll'a por allí una de csas misioncs viajeras que solian vi"itarlmJ. El cclo fervoroso de los padres jesuitas preferia ejercít~lr~c cn los alrededores de SlIS conventos i de SIlS haciendas, allí donde, al pal!o que se atendian los intereses espirituales, no se descuidaban tampoco los negocios temporales, que cada dia se hacian mas provcchosos i aumentaban las inmensas riquezas de la ór- den. IX. 4", La.histol'ia, del establecimiento de los jesuitas en el territorio que hoi forma la provincia de Talca es tan interesan- Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 59te como instructiva, .i no debemos dejnr ue recol'd:nlH, en estos apuntes. El año de 1692, el gobernador de Chile don 'forn:\s :'Iíarin (le Poyeda, mandó fundar una pob]acioll .'n nn lugar situado un poco al oriente de donde existe hoi la ciudad de Talca. Como este p\leblo no prosperara, otro presidento de Chile, don ,José de :'Ifanso, dispuso la rcpoblncion do la ciudad en 17·1,2. Estimularon esta resolueion g"obel'l1ativa los relijiosos ngustinos, que poseyendo nllí UIl terrcno, hicieron cosion de una porcion mui considerable cle {>I pa1"!1 que se funclase e] pueblo de San Agllstin de Talen. Los padres jf'suitas, inmensamemto mas rico::? que los f1g'llsti-' nos, i uupiíos entonces de las mas valiosas hn.ciendas del paí¡;, do cnntiuades enormes de gann.dos i de muchas casas i. establecimientos industriales que les p:'odueian \lna gn],J1 renta, quisieron tambien contribuir por su parte a la fundaoían de la nueva ciudad. Pero los jesuitas no contribuyeron con sus donativos, o mas ]¡iell dicho, lejos de dar algo pam la fundacion, aprovechnron esta ocasion para pedir dos haciendas. Se habia establecido en Santiago una junta denominada de poblaciones, qne tenia a SIl cargo el velar por la fundacion i progresos de: las nuevas ciudades. La de Ta]en estaba representada por tino de los oidores de]a real fiwlieneia, apellidado Heeabúrren. A él se dirijieron los padres ofreciendo fundar allí una rflsideneia que dchia :<er el asilo de los enemigos mas formidables del de'monio; poro en cambio, cxiji:m un soh-l,rdentro del pneblo i los campós de labranza necesarios pal'a el sostenimiento de esn l'esideneia. Con fecha de 10 de junio de 1748, lu. junta de poblaciones lIccedió a esta peticion; i los jesuitas tuvieron, ademÚH del solar en que levantaron su convento. dos hel'mosas· p¡'opieda(lp-s. Una de ellas llamada Dllao, o el Fllcrte, PO'1' Hna nntigua forlificacion que nll í construyeron los c,;pañole" a med-iadosdell'3iglo XVII paraintimidarR.los indios ,repokt:-, Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 60- dos del otro lado del )faule, estaba situada a orillas de este 250 cuadras de Lllen terren'o. l/a otra hacienda, colocada en la costa de la misma provincia, era mucho mas oonsiderable, puesto qlle media Illas de cuatro leguas cuadr~da!l, Esta. hacienda, cerrada al sureste por clrio )faule, llegaba por el norte hasta. la alelea actnal del J unquíllar, i p08eía hermosos bosques de maderas de construccion. Allí establecieron los padrcs ulla criallí'::t Ile ganados, que lleg6 n conta¡' muchos miles de vacas, i I1n a,tillero 80bre el Maule en que construian pc'qlleñas embarcaciones que iban a comprarles los bodegueros de Valparaiso i de los otros puertos. Para que se ~ompl'enua mejor la importancia ue csb prop'jedad, ag¡'cgarcmos que la actual haciendrt de QuiLolgo no es ma~ que la tercera parte de la que con el mismo nombre poseyeron los jesuitas en la embocadura del ~Ian1o. no, i media x. La ciudad de Valpnraíso, tan importante por su comercio j sus riquezas desde la emaneipacion política do Chile, era bajo elréjimen colonial una miserable aldea, formada por algUDllS bodegas i por unas Cllsas donde vivian 101:; oficiales i aoldndos tle sa ~ual"llicion i los negociautes que se ocupaban en cargar i descargar los pocas naves que llegaban a 8U puerto. ES08 moradorel:;, casi todos de escasa fortuna, ha.bian deseado 8iempre que los padres jcimitas estableciel'an allí una casa de residencia para oir de su boca la palabra divina i gozar de los beneficios espirituales que esos sacerdotes prodigaban en todas las partes en que 5e establecian; pero no log¡·aroll ver realizaoos sus deseos porque, como dice el jesuita Olivares, (UIllIlCahubo entre sus món.dores quioo pudiese dar para una moderada fundaeioll, B.l.lnq:uesus vccino~ la deseabnn por tener qu·jen los dotl;- Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 61nase; mas, 110 habi:t quien puuiese ofrecer e¡¡,ntidad considerable para que los paures se mantuvieRon». l';s verdad que los jesuitas fueron enormemente ricos !I. los pocos allOS que so ('"tahleeieron eil Chíl(), i que si haei'll\ misiones ()ll algunos puntos donde no tenían propiedades, clr()i se las pagab:L bastante bien j pero creyeron, como queda dicho, que los vecinos de Valparaíso eran indignos de oir Sll predicaeion por el solo hecho de ser pobres i de no tener e{)Ino sostencr a los misioner(¡s dándoles casas i haciendas, (~OlnOles habian dado cn otras partes (1). El aíio de W57, llegaron por primcra vc~ a Valparaíso dos jesuitas a dar ulIa misioll, eostcada por los encomelldcros o hacendados del vHlle de Qllillota. Aunque uno de esos padre llamado .Kícolús de Lillo, em «el oráculo con quien se ron,¡ultahan los casos mas difi.cultosos», i aunque de ordinario estos consultores habian proporcionado a la Compañía los tunuadores i benefactores que le habiall prouucido c1onaeiones de haciendas i de casas, 108 padres no consiguicron por entonces nada en la pobre ciuuad de Valparaíso. No hubo entre sus nabitantes uno Last~ntc rico o bastante piadoso para Her fundador de una casa uc resi(lencia, de los jesuitas j i aqucJlos quedaron condenados a no contar con estos vigorosos enemigos del demonio sinó cuando la mis ion fundada COII el dinero de los hacendados de Quillota podia Ilegal' hasta cJvecino Fuerto. XI. Pocos altos llIas turde llcgó a Chile como visitador de las Compaíiía, comisionado desde Roma, el padre .Manud (1) :\ o será (le mas lId vertir q [l!' los relijiosos agustinos, los franciscano!! i 101'mercenarios, con mucho Ull\nOA recnrSOH que los jesuitas, i sin esperar tener lill1dlldorcs i benefactores, fund,lron iglesia9 i conventos en V ulparaÍ80 ant.es qnr estos últ>imos, Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 62 -- Saucho Granado, que pronto fUl: nombmdo pro\"inC'ial do todos los jesuitltS de estc país, Este comprcndió d(';;(l(~lucgolas ventajas quepodian re~ultarde la f'undacioll de una ca· sa o convento en Val paraíso, cuya poblacíOll se lHlhia incrementado desde principios i1el siglo X \T lIT. Para conscguir este ohjeto, despachó en 1721· a los pfldres A llÍonio .María Fancli i Antonio Salv¡í para que dieH~n una mi,.;ion en esa ciudad, i para que «juJlt.amente I'ccollociesen si había forma de hacer allí una casa de residencia de b Conlpaiiía de Jesus», ola que es lo mismo, si habia quienes quisieran obtener los títulos de fundadores i beneELCtol'cs, entregando sus caudales a los padres, La prevision del padre provincial no saliÓ burlada. Sus dos emisarios se hospedaron en la casa, del cnra., que lo era entonces don Francisco Aldunate, que los trató con la. mayor benovolen~ia i jenerosidad, en los cl1atl'O meses que vivieron i comieron con d. Pero luego los padres tuvieron casa propia, porque compraron una bajo las mejores condiciones del mundo: toda ella a censo, a favor del. mismo cura de ValparaÍso, qUé tcnia por ello la oblighcion d,~ c:tutal' todos los sábados Ulllt misa a la vírjen. El hon(lados0 cura Aldunate hizo cesion del Cl~n~oa los jesuitas, i sin' embargo, siguió cantando su ",is:t todos los sÚb:t<.!os. Los padre:;., que eran mni hábiles compradore,.;, hicieron pocas veces una compra tan ventajosa COlllO(~sta Los jesnitas comenzaron prol\to a construil' ~u CO!l\'Pl\to. 1\0 hubo ningun vecino qne contribuyera a cste tr;¡]¡¡¡ju con una gruesa suma para merecer el título de rllllllador; pero sí hubo muchas personas, cutre las q\le se lli:'tillgui(·~on dos vecinos, don Miguel de los Bias i su sobrin(, dU!l Miguel Gomez de los Rios, que hicieron lirn(J~n[Js eon qlll' los padres pudieron terminar la obm de S\I casa i comprar además unas bod~gas, pm'te a censo i parte all"(lntad(~. Cllyo alquiler daba para su sostenimiento. El terrible terremoto de 8 de julio de 1730 dCt-tru\'l', Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 63- ('sas bodegas; ¡los padl'es, que aÚn conservaban algunos !<>I1dosre<.:ojidcB de limosnas, pero que no bastaban para Stl l'<':l'Ol1"tl'ltc(;ion,estllvierOll a punto de abandonar la resi¡kmia de Val paraíso. Dios, sin embargo, queria otra \'o"a; i, cuma diee lln cronista do la Compafíía, dispuso que el padre Pedro de Ayala, superior do esa casa en 1733, ('l1l'OI1t ¡'[I¡';] (;Ol'azoncs piadosos qnc hicieran nuevos donati\'OS c'on los ena I(~" lllldo comprar la hacienda de Limache "11 solo 5,500 pc:;os, incluyendo en esta suma un censo de 1,800 peso,.; lJue lo,.; padres redimieron. El {:flel!' (k Dios fné mas considerable todavía, puestu 'pw lu,.; p:tdl'e,.; pudicron poblar su hacienda, con 730 cabezas de galwdo \'aCUllO, l ,500 ovejas, 300 cabras i la conveniente dot:ic,ion de caballos. Debe hacerse notar aquí que este resultado se consígui6 meJíantc mllchos donativos, pero todos ellos pequeños. Los lIl:lS con"ideral>lcB fueron, ap:u·te del que hizo el cura Allhlllate, de (Ille ya dimos cuenta, uno de 2,000 pesos de don ,fwl!l Ante)Jlio Longa, que los jesuitas cobraron a. BUShCl'l'(lcros después de un pleito; otro por igual suma de don .\liglll'l ae los !tios, sin contar con otras limosnas q n(~eliuroll l~l i sU sobrin,): uno de 1000 pesos de doña Esperan:>;;! l' rbina, i otro menor de don Xicolás Barrionuevo. AndamIo el tiempo, los jesuitas hallaron en Val paraíso lDudlO"; otros bCllef~I(;L01'es,i recibieron por esto medio algUllns valio:,ns Pl'ofJiedades en aquellos alrededores; pero nos l;dt~d1 lo;,;documclltos pura designar con procision la lnallcra i forma como hicieron esas adquisiciones. XII. Los pndrcs jesuitas tuvieron tamhien su casa de :resiJcncia en el vecino valle de Quillota, en que poseyeron Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 640- valiosas propiedades. Desde principio~ del siglo XVII, cuado todavía no habia en él puehlo algullo, los yeeinos cncomcnderos de este valle, que eran cristiallos fervoroso;:. solicitaron el establecimiento de una casa de jesuitas, porque, como dice un cl'onista, «habian recollocido los fruto" que en sus trabajos recojian los padres de la ConpañÍa de .JesU81>.Paru conseguir cste fin, los vecinos i cll('ull1cnderos del valle se oÍl'ecieron a juntar hLcantiuau su{\\·.ientl' panL la mantencion de los jesuitas. Bl padrl? J UlLnHOIllCI'O, )'eetor del colejio máximo de ~antiago, )10 pudo desatender esta súplica, i en 1628 euviÓ dos pa(1res sufici('lItl,mente autorizados parll arreglar e;:te asunto, L(IS vecino« habian reunido la cantidad de 3,000 pesos, que entregnl'On a los jesuitas, Los dos padres compraron con c;:ta suma ulla finca con viña i molino, i acomodaron allí Sil primera residencia. Pero esa propiedad era poco pr()(ll1ctiva, de mancra que SlIS entradas no bastaban para sostener la casa rccien fundada. Los jesuitas hicieron presente esto mismo !lo los vecinos encomenderos, esperando qne éstos recoji(']'an otras can tidades para llenar el déficit, Los encolllllclHleros, por HI parte, creían haber hecho todo lo qllC podi:L cxijírsclm; eon la entrega delos 3,000 pesos; i, como ~abiall quc lelS jesuitas de Santiago recibian cada di¡t nuevas donacioncs i nuevas herencias, espemron que ellos cont.ribuyeran por su parte para la fundacion de un convento el1 Quillota. Sus esperanzas no se realizaron. Cuando los padres vieron que no habia en aquel valle quien se dejara mover por Dios para pedir el título de fundador, o siquiera de.bencfactor, abandonaron su residencia i se volvieron a Santiago, dejando a los piadosos habitantes do ese lugar en la mayor desolacíon. Hemos dicho quo los jesuitas abandonaron sn casa de residencia; pero esto no es precisamente exacto. Arrendaron la finca que habian comprado con el dinero de los ve- Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 65- ciuos de Quillota; i, como encontraran algunas dificultades en el cobro do 108 arriendos, volvieron a venderla en los mismos 3,000 pesos en que la habian comprado. El diuero, Sill embargo, no volvió al poder de los vecinos que lo habian entregado, siuó que'lo guardó el colejio mú,ximo de Santiago. Desae entonces, los hahitantes del valle de Quillota, aunqno privados de sus 3,000 pesos, Holo oyeron 11:1, palabra divilla que predicaban los jesuitas, cuando éstos iban a. dar alguna mision. XIII. En este cf\tac1o queJaron las cosas hasta principios del siglo XVIU, époea en que DioH, como dicen los cronistas de \a, Comprtiiía, movió el ánimo ae un clérigo de Santiago llamauo don Gon7.ulo Covarrubills, el cual dió a los padres, para que fundasen un convento en quillota, \lila chacra que tenia en este valle. Constaba esta posesion de una viña de 6,000 plantas, b02e~as, casas i aperos do labmnZft i catorce cuadras de tierras. Aunque el clérigo Covarrubias SP, incorporó pocos años mas tarde a la Compaiíí,1, los jesuitas no "e apresnmron fi fundnr el cOT\yellto, esperando que cierto l':dJ:l11el'o, cuyo llombre no sc menciona, pagase a In, COlllpaiiía una valiosa Imlllda que habia hecho, i cuyo valor no se podia recojc!'. Los padres alegaban que tenian necesi¿ad de este dinero para (hr principio a su trabajo: pCl'O parece que el tal caballero no pagó nunca la manda ol'recida. Al fin, en 1713, siendo provincial de la Compañía el padre Antonio Covarrubias, hermano del clérigo que hi7.0 la donacian, se dispuso quo fueran 11 Quillota el paure Pedro d{~ (halle i otro jcsuita maR, para dar principio a la fundacioll. Dios dió a entender, dicen los cronistas lle la Compañía, RIQUEZMl. f) Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 66- quc sc complacia de esta obra, porque luego movi6 el ánimo de otro caballero llamado don Pedro Lean para que hiciese donacion do otra chacra con una gran viña i algunos eseIavos, i que tenia sobre la del clérigo Covarrubias la ventaja de estar mucho mejor situada. Allí se establecieron p1'ovisoriamente los padres jesuitas) a pesar de las dificultades que oponi,.la real audiencia do Santiago, o a lo mcnos, la mitad de sus miemb':os, justamente alarmada del desarrollo desmcdido que tomaban las riquezas i propiedades de la Compañía de Jesus en Chile. Gobernaba entonces este país don Juan Andrés de U stariz, gran llegoci:mtc que comprendia el gobierno como un puro nego¡;io; i, juzgando sin duda que no era posible cortar el vuelo a los negocios de los jesuitas, resolvió la cuestioll en su favor, i decidió en nombre dcll'(?i q'le ,;stú>'.fundasen casa e iglesia, hasta que el consejo de IndiaR resolviera sobre la fundaeion de un colejio. Poco tiempo después, en 1716, gobernando este país el presidente interino don J osé de Santiago Concha, fué fundada la actual ciudad de Quillota con elnombn: de San Martin de la Concha. Los padres jesuitas pidieron un solar dentro del pueblo para fundar su convento, i se les dió una cuadra de tierm en la misma plaza, donde se establecieron delinitivamente. X uevas donaciones de los vecinos pusieron a los jesui~ tas en Hstauo de aumentar considerablemente sus propiedades cn aquel distrito. El padre Ovalle compró la valiosa haeienila ile Ocoa i algunos esclavos para dar incremento a las industriaR que allí se esplotaban, In. principal de hs cuales era la venta de cocos i la fabricacion de la miel de palma. 1\0 hemos hallado constancia de la manera como se efectuó esta compra; pero creemos que debi6 ser mui ventajosa para la Compañía, puesto que el cronista Olivares la califica de buena ocasiono Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 67Formada de csta manera la residencia de Quiliota, fué constituida en eolejio en 1726; i a h sombra de este establecimiento, la Compañía pudo adquirir nuevas propiedades en aquel rico valle, o ensanchar considerablemente las que ya poseía. XIV. Como hemos dicho al comcnzar estos apuntes, el primer pueblo de Chile que pisaron los jesuitas [ué el de La Serena. Allí hicieron su primer milagro ahuyentando a los demonios de una casa de que éstos se habian apoderado, i operando además por medio de la predica~ion i de las confesiones tantos otros prodijios que, como dice el cronist!L de la Compañía, nunClLse pudo apagar cn el coraza u de los habitantes de aquel pueblo el deseo de tener jesuitas en su tierra para que los consolasen. Los padres no distaban de acceder- a estos fervientes votos de aquellos piadosos colonos; pero la ciudad de La SC1'ena.era por entonces tan sumamente pobre que no se halló entre SllS vecinos un fundador que dieso el dinero necesario paro. que se estableciese nn convento o casa de residencia de los jesuitas. Lm; vecinos de La Serena, sin embargo, no cesaban de pedir a los padres que enviasen a lo menos algunos misiol1m'os, si no (;fn, posible establecer allí una residencia e'\tahle. Aceediendo 1I estos deseos, el padre provincial de la Compaliía, Gaspar Sob,Iino, mandó a aquella ciudad por los alias de 162g a dos jesuitas, uno de los cuales era el rector del colojio de Santiago, el padre Vicente MQdolell, que algunof.\ años antes habia fundado la residencia de BucnaEsperanza en el sur de Chile. Llevaban el elll~argo de dar una mision en el valle de Coquimbo i de observar el terreno para ver si era posible fudar una casa de residencia. Prodijiosos fueron los resultados de esta mision. El pa- Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 68 -- dre Sobrino, que los ha consignado en la carta anual de 1630, o relacion de los progl'esos de la Compañía, dirijida a sus superiores de Roma, ha referido allí los milagros operados por los misioneros. Copiamos, corno ejemplo, uno solo de ello~. «Llamaron, dice el pan re Sobl'ino, a un padre para que confesase a una espaiíola que, puesta en artículo l1e muerte por un hijo que tenia en el vientre ya muerto de tres dias, pedia misericordia. En tan gran peligro llegó el padre, i habiéndola eonfesado, sacó una reliquia de nuestro padre San Ignacio, que tenia en su relicario, i al punto que la enfel'ma se puso al cuello la. reliquia, desembaraz0 de la criatura muerta i quedó sin lesi<?n alguna. Otro tanto le suoedió al mismo padre con una india que pedia la reliqnia del santo; mas (sin duda por no ser persona de calidad) envi6scle Ulla imújcn del mismo santo, i con ella consigui6 otro tal benoficio i merced.» El padre jesuita Alonso de Ovallc, que ha referido en su voluminosa histori:l éste e infinitos otros milagros, concluye los de la mision de La Serena con estas palabras: "Si yo quisiera añadir aquí las maravillas quc ha obrado i obra cadadia nuestro señor por la intercesion de nuestro padre San Ignacio en toda aquella tierra, particularmente cn pe. ligros de partos, no bastaria todo este libro. En hallándose alguna scñOl"a en cualquier peligro d~ éstos, se acoje al comun refujio de las que lo pauecen, i suele acontecer que alentrar la santa reliquia por la puerta, ccha la criatura o las pares, i sale del peligro cn que estaba" (1). El padre Sobrino dice tambien en la referida carta que el ca,bilJo i los vecinos de La Serena pidieron empeñosamente a los jesuitas que fundaran allí un:t casa, o convento, ofrecicndo al efecto, ll1Ht casa, una estancia i 6,000 pesos -.------------------.- ---------- (1) P. Ovalle, Histórica relacion del"eino deChile,páj. 366. Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 69cn plata; prro no encuentro cstn. not.icia confirmada en otras fuentes, j c()mta además que los padres se volvieron sin haber hecho nada para la fundacion, i dejando a esos habitantes surniclo!i en el mayor dolor, recordando sin duJa. que sn pobreza. cm la verdadera causa de que los jesuitas no se cstahl(~cicran de fijo para com;olarlos en sus tri· bulaciones. xv. J\ pesar <le este eont.ratiempo, los vecinos de La Serena renovaron sus instancias para qne se les man(hran nuevos misioneros. El p:l(lro viee-provincial .1Hall de Albis, accedió a estos deseos; i en 1033 hizo salir otra mision compuesta de dos padres, uno de los cuales llamado .J uan Riveras, hauia estado en aq uella ciudad con el padre :i\1odolell i tenia lllui IJlwnas relaciones. Llevaban éstos el encargo de "tantear cómo so podria dispone!' la fundacian que tanto deseaban aqudlos vecinos." Los misiollc!'os se hospedaron en la casa del cura de La ~erena don Rodrigo de Novia i .A raya, i dieron principio a la predicacioll, opcrando los milagros i beneficios de costumbre. Al mismo tiempo se !:acian algunos arreglos i juntas de cabildo para tratar de retener a los padrcs cn la ciudad. Faltaban 11110 o vario,; capitalistas que pudieran hacer una fllndaciou; \)('ro todos los vecinos se comprometieron por escritura a da\' un tanto cada uno, segun Sil forma, pftrl\ el sustento de lo.; padres, ofreciendo unos pagar en tierra i otrOl:\ CII dinero. 1J08 padres no pudicron negarse a t:mta exijencia: recojic\'on el dinero que se les ofrecia i compraron un solar en que ediGcaron Ulla casa i una iglesia proV1801'1as. Los r9Jijiosos agustinos, cuyo templo quedó calle de por medio con el de los jesuitas, no perdonaron esfuerzos para Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia -70servidos i para obtener de los vecinos ausilios i crogaciones en favor de la Compañía. El año de 1654 se hizo sentir en todo Chile una horrible epidemia de viruelas, que repitió sus estragos el año siguiente. La ciudad de La Serena sufrió ias terribles consecuencias de este azote: la jente pobrc, i en particular los indios i los negros, morian por centenarcs en la ciudad i en los campos. Los jesuitas, al decir de los cronistas de la Compañía, desplegaron en esta ocasion un gran cc!o para prestar a los apestados los socorros ospirituales i los corporales. Confesaban a los enfermos, los consolaban en sus tribulaciones i les repartian algun alimento; pero, corno esta jenerosidad podria h[tcer creer que los padres habian olvidado sus principios de economía, los cronistas de la ór'den se a.presuran a decir quc para ello exijicTon de los ricos o personas acomodadas, erogaciones en dincl'O,que reducidas a pa,n i a otros alimentos, eran distribuidas por los padres. Uno de los cronistas agrega que esta obra de caridad produjo una grande edificacioll en toda La Serena. En efecto, los piadosos vecinos de esta ciudad c;:taball mui contentos de tener en BU recinto algunos padt'es jesui. tas: «mas, fuéles a éRtos necesario, dicc el padre Olivares, retirarse a la ciudad de Santi~o, porque con la peste so menoscabaron mucho los caudales: la falta de jente de servicio, que se lIev6 el contajio, arruinó muchas hacicndas; i no se pudo proseguir la fUlldacion de la residenl:ia, pOI' cuya causa los superior~B suspendieron el inte'lto de fundar hasta mejor ocasioll». Los empobrecidos vecinos de La Sel'ell!t, dCSPUl:Sde "ufrir tantos otros males, pasaron por el dolor de ver que [os padres los abandonaba.u por estar ellos en la miseria, i que se volvían a Santiago _i ~ otros puntos llonde habia personas Dlas acaudaladas que podían convertirse en fnndadores i benefactores de la Compañía. Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 71- XVI. Así se acabaron por entonces las misione!'! jesuítieas en el di>;t¡'ito ik Coquimbo; pero Dios, que con su uivina pro"idrnria iha disponiendo la fundacion de su eolejio, inspiró a un rico caballero llamado don Antonio Rccalde Arl'andolaza, para que se ofreciese a ser su fundador. Era Recalde chileno Je nacimiento; pero habia desempeñado en Lima el Ctlrg'o !le contador mayor del juz~aJo de bienes de Jif'untos, ¡Iabienllo sufrido grandes desengaños en aquel]¡t ciudau, renullció ese destino i se estableció en Sll.ntiago. Segun el jesuita Olivares, Recalde trnio frecuente trato con Dios, a l¡tiien prf'guntó en una de su!'! conferencias, en qué obra pia podría emplear sus cuantiOi:lOSbienes. Dios le aconsejó entonces (iue fuudase con ellos un colejio o convento de jesuitas en la ciudad de La Serena. «Comunicado esto con los p8,ures, agrega Olivares, todos aprobaron sus buenos deseos i aplaudieron su determinacion como venida del ciclo». X o tellemos constancia do la suma a que mont6 la donacion de Hecalde; pero en otra parte de l u obra del padre Olivares hallamos estas palabras: «ningun colejio dc la Compaflía de Jesus de Chilo ni de otra parte, tuvo tanto de prineipal para S11 creacion»; lo que hace creer que a lo menos esta donncion fuese de 50,000 pesos. Los padres, sin embargo, p!trecian manifestar que aquella suma no lJUstalm para In fundacion, i por eso, ell vez de comenzar lllego la, obra, enviaron a dos misioneros, uno de los cudes f~ el pallc1re ZÚiiiga, el hijo del marqués de Baides, de qlll' ya hemos hablado en estos apuntes. Dieron éstos la mision, i en seguida piuieron al vecindario una limosna para la obra que proyectaban. El resultado de este espe- Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 72diente fué tan feliz que en un solo dio' se juntaron 4,000 pesos de donativos. Probablementc, los padres no se dieron por satisfechos con este producto de la colecta, porque luego se volvieron a Santiago, dejando a los ve¡;inos de La Serena sumidos en el dolor, lamentando la miseria de su suerte que no les permitía, aÚn después de hp. ber hecho todos los sacrificios posibles, contar con un convento de jesuitas . .Así qnedaron las cosas dur.ante algun tiempo. :En di, diciembre de 1672, convencidos sin duda los padres iJe que no se podia sacm' mas dinero de la ciudad de La Serena, cllviaron (le Santiago a tres misioneros con encargo de fundar residencia. Estos predicaron con gran fcrvor hasta fines de la cuaresma inmediata en la ciudad i en los campos vecinos j después de lo cual una sellara viuda, cuyo llombre no mencionan las crónieas, hizo donacion a los misioneros .de un espacioso i cómodo sola.r. Allí habrian fundado su convento los padres misioneros, a pesar de la oposicion de otra ó:'c\en de relijiosos; pero ocul'l'ió entonces uno de esos milagros tan frecuentes cn la historia de los jesuitas, que modificó sn determinacíon. Vamos a referido con las propias palabras con que :,;c hulla contado en In.crónica dc la Compaiíía. «Vivian dos seiíoras hermana~ en un sitio, i por acercarse mas a la plaza, lo habian desamparado pensando venderlo. Una noche, cnlomasprofundodc1 sueño, vió una de ellas que los padres de la Compañía iuan a fundar allí, que los criados conducían sus trastos a aquel paraje, i que preguntados por qué lo:s llevaban, respondian qne eran dc los padres de la COlnpañía, que se iban a vivir a aquel sitio. Despertó la señora despavorida, i no viendo nada de lo quc habia visto en suello, contó a su hermana lo que habia soñado, i riéronse ambas como de cosa disparatada; siendo aviso de nuestro Señor, quien disponía que hiciesen allí su casa los padres. A la mañana siguiente, cuando salieron a la puerta de su casa, vieron a los padres en lo alto de un eer- Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 78rito que está alll junto, donde hal una hermita de Santa Lneía, quP habi,~ndose1es o{reciuo aquella noche como un ~itio ti propú"ito ide muchn,s conveniencias, estaban mirin<lulo touo con cuidado i d¡scllniendo acel'Ct~ de la fá.bl'ica, Lucgo quc la scñora los vió en el cerro, quedó aSllstada acortlÚnuosc tlel sueño, i llamando a su hermana, le dijo: -«¿ V C~ allí a los ]1fldres que sin duda estarún discurriendo on lo mismo quc yo soué?» 1 resolviósc n. que no habia ue vendcr el fiitiu, tantu <¡uo se ncgó a los padres i a las personas quc le fueron a tratar del intento. Mas, como era elcccioll de Dios, él mismo la movió para quc flles~ a ver a los padres i les llijese que no podia rcsistir a los impulws divinos <¡ue la movian i le decia que les diese aquel sitio»). Los padrcs no po(lian negarsc a aceptar csta uonacion, porquc, aunque aquella mujer era mui pobre, .Dios le mllndaha daramente a ellos tomar posesion de aqud SOlal'. Eu cambio de éste, los jesuitas dieron durante su vida a esa piadosa mujer uno ue 1m; muchos sitios qUtl les habia donado en Valplu'aíso el jCl1eroso i acaudalado contado!' Recaldeo Obtenido este sitio d(, Ul1llmanera tan milagl'osa, los jesuitas comenzarOIl la construccion de Sll convento el 18 de abril do 1673, cn medio de ulla gran fiesta ti. qUA concurricron el cahil(lo, los clÚigns '\te habia en aquella ciudad i todos los padres de las comunidades rclijiosas. La obra quedó concluida tres años después. Aqud con\"(~l1to contenía una es tensa hucrta con olivos i Úrhole,.; frutales, po,da una buena iglesia cuya puerta daba a la calle principal que v~ a la plaza, tenia una hcrmo"a plazucla, endonde los caballero . ; de la ciudad hacian en ciertas {jc~tas sus jucgos de cañas, i estaba colocado en tan Yelltajo~a situaciol1 que defide él se descubría toda la. bahía i los buquc,; que llegaban a cHaoE~te convento i esta iglesia sufrieron mucho en el ataque dado a la ciudad IW¿U1~ZAS. 10 Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 74en diciembre de 1680 por las fuel'z;as inglesas que man.1aba el capitan Bal'tolomé Sharp, cuyo recuerdo conserva hasta ahom la tradicion popular; porque, como ajentes del demonio, segun decian los padres, los ingleses quisieron saquear, incendiar i 'destruir las residencias del mas formidnble enemigo que éste tenia en La Serena .. U na vez; evacuada la eiutlad, los jcsuitas puclieron reparar su casa i remediar las pérdiJas, no solo c\).nlas limosnas i donativos que recojierol1, sino con el producto de las propiedades q¡;e poseían en aquel distrito. En efecto, con el dincl'li dOllado por Reealde, los jesuitas compraron una chacra de t.ierras mui f¡:rtiles i con un olivar en las inmediaciones de la ciudad; una hacicnda con mui buenos pastos para crianza, a ocho leguas h{lCia el nortej i otra hacienda ill(>jor quo la anterior en el valle de Elqu:. Los pro¡]nctos de estas tres propiedades bastaban para el sostenimiento del eolejio de La Serena, i aÚn dejaban caJa año un wbrante considerable que pasaba a incrementar el tesoro colosal de los jesuitas. XVII. El territorio de Cuyo, que forma ahora tres provinciag de la RepÚblica Arjentina, las de :Mcndmm, San Juan i San Luil', estuvo bajo la dominacion espaiíola largos allOS dependiente del gobierno de Chile. La provincia do la Campal-lÍa de J esus en este país, comprendió tambicn aquel territorio, de manera que las misiones i casas de jesuitas establecidos allí, dependian del provincial e8taolecido en Santiago de Chile. Bsto nos induce a consignar aquí algunas noticias acerca de las riquezas que allí poseyeron los padres je:;uitas. A los mui P0I::OS años de haber llegado a Chile, los padres pensaron en cstablecerse en l\lcndoza, con el propósi- Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia -75 to sin duda de acercarse a 1n ciudad de Có['dovn, del Tllcuman, que era entonces el centro o capital de todos los je8ui tas de esta parto do A rnél'ica. El padre I'l'ovineial Diego de Torres, el1 un viaje quo hiw al trnv,:s dn la pampa para venír a Chile, obscl'Vó cn 11CI1<1ozalas venta,ias cspíritllalw; i tempol':1les que resultarían a la Compuiiía dd establecimiento de una casa de residellcia, i mandó qne desde Córdovll sn.\ieum dos padres, Juan Pastor i Alejandro FaYlI, i desde Chilc hi~o salir un hermano coadjutor, llamado Fabian .:\Illrtinez para qne dirij ¡ese la construccion de la casa i de la iglcgja. Los padres se encontraron I'cllui<1os cn :\rendo%tt a fines do 1 GI8, i <1ieron principio al trabajo contando para cllo con nn[1, vnlio~a dOllllcion, El cal!itan Lope de la PoJña, 11Om]¡reccloso por la gloria de Dios, corno lo llanmn los jesuitas, ofreció jeneroi5amente UIla caSft con una vii1a i además ulla ehaCl'!l, que los p<:dros recibieron a títulu do [ulldacioll. Luego llegaron otros jesuitas a aquella casn, i comOllzaron las prcdioaciones, la. convcrsion de infielcs, la correecion d(~los pecadores i lo,; milagros repetidoi5 i portentosos que por todas partes sef¡alaban el tránsito de los padres en el nuevo mundo, Estos prodijios fueron causa de quc no les fitltnsen !lu,nca los ausilios tcmporu.leo;, El capitan J osé de :\1orales, oyellllo el f¡,uto que so sacalm de aquellt¡s misiones j dispucsto a gastar por los jesuitas hasta el Último reul do su fortnna, los socorrió por espacio do :)0 años de cuanto [ué neccsnrio para su subsistencia. Pero todayía lo exccdió cn esto otro capitan llamado don ,T osé de Villegas, que cedió a los Iw,drcs una hcrll1Oi5acstancin. situada al sur de :Mcndoza, en el valle de eco, capaz de mantcner 10,000 vacas, En 011[1,pUi5ioron 1015 padres nl111gran crianza de ganado vacuno; i ensanchando la viña, establecicron un gran negocio, porque mandaban SUB vinm, a Buenos Airos, donde se vcndian con mui buena cuenta por HO haberlos Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia \ - 76 allí, obteniendo en retorno las mercadcrías hacian falta en 01comercio de ::\rcndoza. curopcas <lile XVIII. En esta hacicnda hallaron los pauJ'(:s eicrtas muestras i documentos que probaban ljuc el ap,)~tul Santo 'J'Olds, 1500 años antes de la nmida de los e"p~lñolcs, ]¡alJi'L recorrido una. gt'an parte de la América, pr<~dic¡Llldud cristianismo a los indio~, que no habian quc!'iJu oido, i en seguida a los animales, qu<~se habian mostrado mucho mas dóciles i atentos a la predicacion. Son tan cllriosos estos hechos i son tan pocos los que los COllocen, que nos yamos So pel'mitir hacer una breve digresiOll sobre el particular. Los indíjenas del Brasil conscrvaban la tradicion de un hombre blanco i LarbOI1 llue en alLOs atrás habia yisitado aquel territorio, i cnseíiado a sus pobladorcs el cultivo de ciertas plantas Útiles i otras nocioncs ignalmcntc importantes. Este personajc mistcrioso, cuya historia tiellc muchas afinidades con otras traJicioncs cOll!Servadas pUl' los indios de Méjico, de Nueva Granada i dd PerÚ, cra l\¡¡maclo Silmé por los bl'!l.silero!'l. 'Al principio nadie hizo C~lSO lI() ()stos rccuerdos vagos i confusos; pcro cuan<lo llegaron los jesuitas al Brasil, pusiero~ en juego toda Sil ~agacid1L\1lilol6jica i teolÓjica para descubrir la verdad. SUTl1(:, dijcron ellos, es lo mismo quc Tomé (Tárnos en portugués); i como ,Jesus mnndó a sus apóstoles que predieltmn el evanjclio en toJo el muudo, el SumÓ o TornÓ de I'L tradicion brasilera no puede ser otro que el apóstol Santo 'l'om.ís, Continuando estas cmiosas invcstigaciones, i contanclo un poco con la fé canuol'Osa de lns siglos XVI i XVII, los jesuitas lle~r(Jn a dcscuurit' que los inJíjenas de América s'" ~bWI} ¡¡:esistiqo a cscucha!' la pahbra dcl apóstol, el Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 77 -- cual no habia tenido n:as sectarios que los animales de las selvas; i lo que es ma.s }ll'oclijioso, encontraron en mnchu3 rocas, en Bahía, CIl Cnbo :Frio i en ~:1Il Vicente, estampadas Ins hndlas de las pisadas del santo ap(ístol. Dos jesuitas f.l0l'tugU(:.~cs, el paure ::I.Ialluel Je Nobregn, qlle visit6 el Bmsil a nlediados del siglo :x VJ, i el padre Simon de Vasconcell(ls, que 'vivir) en él en la segunda mitad del siglo siguiente i que e:3cribiú la crónica de los jesuitas en ese país, anunciaron al mundo este portentoso dClicllbrimiento J¡i,,(órico. Desde elltonees, touos o casi todos los hi.-;toriadore,> jeslli ras h¿,blaron de este viaje de Snnto Tomús. Pero laR jesuitas de Chile !la radian conformarse con qllc el santo a::>óstol hubiera esplomJo solo las costas del Brasil; i sino era p~)sible hacerle pasar las cumbres nevadas de los A.ndes, qllCl'iulJ al menos que hl\bicse llegado husta .l\lenc1ozn. Su buen deseo les l}l~rmítiÓ descubrir mili luego la verdau. En su hacienda de Cco hallaron IIna roca en quo estaban estampadas las huellas de santo TomÚs, i las de los animal,~s que :lr'lInieron a oir ~II pr{~t1ieaciolJ, cuando 108 hombres se l1cg'ahan It ¡:sclle!Jnr!o. ]~l apóstol adem:ís habia escrito con el deao en la roca viv;t :\ don<le subia a pr<·diclIl', muchos fragmentos del P\"unjelio i el Julce nombre {lo J csus. La escritllril (1(~santo Tomás era de tal lDodo iuintclijiblc que cuando el padr{~ Diego de ltasales hiw sacar una copia {idelísiru!t <le ar!lIc]Ja in;.:eripcion (en 16(3), i la envió a EUl'Opa para qlW I'IlCl'a inwrpr0t.ada por los mas granrles erudito;.:, nadie cnteudi6 una pabbm, ui si(jlliem se pudo conocer si aquellos signos eran o nó letras; pero los padres de ~IeI1l1o;;;a camprf'ndic[(m que allí estalm escrito el o"anjelio; i en sus preJic11ejone3 ]¡¡¡eian llorar 11 Li.grima viva a los infelices indio.'; carla ve;;; {Pw les reprochaban lit ob::;ti nacían ue >iUS mayOI'CiO, que sn negaron a oir la palabra Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 78 00" del ap6stol, dejlindolos a ellos sumidos en la ignoraucia la fé. de XIX. Desde esa residencia de l\[endoztt, los padres jesuitas comenzaron lt misionar en los lugares inmediat.os, iparticnlarmente en aquellos en qllP.pndieron c8tabluccrse IDas larde. Visitaron con este motivo la ciudad de ~an Juan, donde fueron recibido;! con el mayor contento por los piadoso;¡ vecinos. Fué inÚtil quc éstos )'l)garan !t los. padres panL conseguir que se estableciesen allí: los colonos de un pueblo tan apartado i pobre 110 podian ofrccer una vl,lio¡.;n,fuudacíon capaz de detennil1lU' a los misioncros a fijllr su residencia. Por fin, en 1655, habi~lldo ido los jesuitas n misionar en ese lugar, el correjidor del uistrito, el cahildo i todos los vecinos se resolvieron a no dejados salir. RCllnit(ronse, al efecto, levantaron ulla suseripcion jCllen¡], i escribieron al padre provincial de la Compañía pidiénd(,lt; que c;¡viase padres para fundar una residencia, i ofrecj,~ndo,;e ft sub\'cnir a todos los gastos. El proyinl:ial mandó a dos .icslIitas, uno de los cuales era el paul'c Cristóbal Diosdatlo, hombre a.ctivo i conúcedor dc aquel yccilllbl'io. S~, lcs di,; UI] cstenso solar en la misma plaza del pueblo, como talll bien el dinero para edificar el convento. El capitan GaLl'icl de :Malla, excediéndose a tod(,s Sl1S compatriotas, hizo dOllacion de una hacientla i ue ulIa viña, con lo cual creía asegurar la subsistencia de los jrBultas. Pero los padres qucrían algo mas que esto. Es cierto quc la predicacion leE> habia permitido adelantar mucho los intereses espirituales de la provincia, í que no faltaballlus confesiones jenerales, la. -coneccion de los pecadol'el:i, lÚ los Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia ~ 79prodijios Je otra llaturaleza; pcro los intcrcses temporales de los ¡mures ndclalltaoan tnn poco) que se resolvieron a almnuonar la ciudad para salir a misionar pOI' otra parte. Los vecinos de San Juan) por su lado, creían haber hecho toJo lo qne p()J~a exijíl'seles, i Jejaron partir a los padres sin ol'l'ceerlcs nlle\'fUl douaciones. Fué aqU(ma una ingratitud Impl'rc1or!:Lble, qlle los padres castigaron convenientementc retir:mdosc de la ciudad displlcstO!:l 1I.no volver m¡¡s a ella. Su resentimiento no fué de larga dUl"aeion, porqne el jenoroso corazoll de los padres estaba uispuesto a perdonarlo tallo. I'~u efecto, luego supieron quo Ull cabllllcl'o vizcaíno avecimla(lo en San J ll:W j Ilamauo don Francisco Marigot:~, hacia donncioll a los jesuitas ue ulla valiosa hacienda que po~;cía a arj]]as dd rio qllc baiia la ciuuad, i junto a la. laguna Guanacache. CÚIDOesa hacicnda cra la mcjor de toda la provincia., los padrcs se resolvieron a volver a San Juan, a ocupar la casa que habian abandonado. El mismo ;\!al'igota, (IUC no tellil1 hijos ni deudos en América, cOlllprcÍ poco uespt.\(~Spam los pa.ires un e8tenso solar <¡ue estaba vecino al que ya ocupaban, de mancra que poseycron cntonces una manzana cntera en el centro de la poblacion. Poco de~pués, una señora de ;\Iendollu, cuyo nombrc no hallamos Illcneionado, Ics ohsequió una vijia en San Juan i nlgunos esclavos, qne fueron destinados al cultivo de sus haciendas. Por Último, t\U clérigo llamado Rodriga de Quiroga, qua a1\t(~shabia siuo padre de la Compañía, i que sali6 ue ella no sauc1l10s por qué causa, quiso que se le permitiera volver :~elb a b hora de la muerte; i pm'a conseguir este favor, hizo uonacioll de sus biene~, entre los cuales liguraban una viií:1 i algLllJa pbta labrada, i consiguió que una hermana suyn llamada Agu.~tina Quiroga, hiciera a los padres igual donacion. Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 80Desde entonces) los negocios tempomles de la Compaliía de ,Jcsus en San Juan, marcharon perfectamente. Sus haoiendas fuoron lIenándosc cle ganados: los produetos que de ellas reeojian los jesuitas se vendian regularmente, i el tesoro dc los padres siguió incrementállllose, de tal modo que éstos no volvieron a hablar mas de abandonar aquella tierra que les proporcionaba almas que gan~r para el cielo, i auxilios pecuniarios para sobrellevar con aJgun consuelo las miserias de esta vida. xx. En el distrito de San Luis tuvieron los jesuitas una cade residencia. i una buena propiedad rural. De Mcndoza salian de vez en cuando algunos misioneros que llevaban el encargo, no solo de convertir a los infielcs pecadores, sino de adquirir una casa en la ciudad cuando Dios abriese camino para dio, como dice uno de los cronistas de la Compañía. Habiendo vuelto los padres en 1735, lograron compmr en remate una Cllsa edificada, con un :-;oh;' de !lna cuadra cuadrada. Las piadosas erogaciones de los yecinos dieron para pagada, pues que ¡¡olo costó 400 pesos. A pesar de que los vecinos dieron jenerosamcnte Illgnl1 ganado para el sustento de los padres, la. fundacion no se pudo llevar a cabo porque faltaba 'un fundador, esto es, UIl hombre bastante rico que pudiese dar una hacienda. Pe1'o no tard6 mucho en presentarse uno: Dios movió a un caballero de Santiago llamado don Andrés de Toro a que diese a 108 padres en 1728 una ostensa propiedad que tenia en el distrito de San Luis. Don Andrés de Toro mereci6 el título de fundauorj pero luego vinieron los uoncfilCtores a poblar de ganados la hacienda de los padres. R:\ Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 81El mas jCl1croso ue todos ellos fllé el cura don José Sarmiento, qne le;; hizo eosion de las entradas de Jiezmos <lurallte uos aúos. Eso uistrito, sin embargo cra tan pobre (pie, aunqne los jesuitas predical'On muchas veces l¡ne Diofl paga doscientos i hasta Hetecientos por uno al que se despoja de sus bienes para (Hl'selos a ~I, o a ellos, que es lo mismo, los habitantes de San Luis 110 pudiel'oll hacer ma~ considcl'nbleti donativos. Su pobreza les imp<!diu hacer el l)l{cn nC'goeio de pl'c~tar a los jesuitas a tall unen interés como estoR ofrecian pagar ..... en la otra vida. ! Hemos pasado ya en revista la historia de muchas de las u(lquisiciollcs de tiel'ras, casas, quintas, chacras i hacienlh~s, que los jesuitas hicieron en la capitanía jeneral de Chile. Todas nuestras dilijencíus, l:iÍnembargo, no han bu~tado para descubrir noticias acerca de algunas otras pt'opiedadcs que puseyó la Compañía, de tal suertc que no pode1l10~preciamos de haber trazado un cuauro completo, sino solo l¡jero:> apunte:> que tal vez hayan de servir a alglln historiador lIlas lJ rortunado que nosotros para completar la investiga.eion. 1-'ero, para dar cima a este breve ensayo histórico sobre las riquc/.1i:>de los antiguos jesuitas de Chile, nos es forzoso consignar a contilluacioll noticias de otro órden acerca de la mancra de administrar los cauuales ido osplotll.r otras industrim,) <p:e incrementaron considerablemente sus tesoros. RIQUEZAS. 11 Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia ti E e e ION IIl. Diversas industrias de los jesuitas. I.-Itlqueza territorial de lo. je.ult,,"; Imposibilidad de estimar su valor toto\.- -lI. PJon jeneraldeadmini.tmeion de los negocios de 100 je.uíta. •. -lIl. Cultivo do suo haciendas¡ esc)avoR que tenían en ellas.-IV. Otrns indu"triaR de 108 jesuitas; cnle· ra, molinos, panadería!!) boticas, c&rníceria.s. curtiembrcs, astilleros, ol\eria..-V. 1¡0fI, hermano. trobojores: arriendos de tiend •• i de bodeg08.-VI. Comercio.- VII. InduItrio de 108j~8uítas para eximir sus mercader! •• del pago de derechos.-VlIJ. L. enflcñanza i la carida.d cont;ideradas como negocio.-IX. Utilidndcs pecuniarias que producían las ml.lones.-X. La. flest08 relijio.o. no Imponion a lo. jesuito ••-XI. Lal mond •• i lo. milogrol.-XII. Coneluelon. 1. La estadística mas completa que conozcamos acerca de la riqueza territorial de los an tiguos jesuitas de Chile es un apunte, en forma de inventario, que existe manuscrito en la Biblioteca Xacionlll de Santiago, i del que solo se ha publicado un estracto o resúmen (1). Siguiendo b clasificacion que los mismos jesuitas hacían de sus haciendas en mayores, medianas e ínfimas, en ese apunte, que no es completo, aparecen veinte propiedades rurales. Las haciendas mayores, en número de once, eran: la Compañía, Bucalcmu, la Punta, San Pedro, la (1) Este resÚD1cn ha sido dado a luz por don BenjaOlin Vicu~a Mackenna en su Historia de Santiago, tomo II, pá.j. 155. Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - B4- Calern, Chacabuco,laf\ Tablas, Longaví (Q4c por sí sola media cerca de 80,000 cuadras clladrudas), Pendes, la Kipa i Cucha-Cucha. Las medianas eran ooho: Blqui, <¿uile, Oeoa, Cato, las Palmas, \'iñu del :.\far, Limache i Peñuelas. Las Ínfimas eran la OllerÍa i Pudagilel. En este inventario, sin embargo, ¡itltan tol1as las propiedades que los jesuitas poseian el! I:t provincia de CIlYO, No est{m tampoco anotadas las tierl'as ([ue les habían sido concedidns o nonadas en Chilol; i Val.divia; una c;haera do 40 cuadras con casas i bodegas en las cercanías <le l:3an Fernando; lu c3ten5a haeienda de ColcIUl,gua, en este mismo distrito, tasada en 2(j,69G pesos cuatro i medio reales en lí68, después de la eSPlllsioll de los jesuitas, i que 6S ahora una de las haciendas mas valiosas de Chile; enatro propiedades rurales en el distrito de Copiapá, 11enoruinadas l\1aiten, Jltl'illa, Totoral i l\lolino de Punsitus, i todas las casas i quintas situadas dentro del recinto de las poblaciones. :En el curso de estos apuntC's hemos sef¡alado alglll1fl de estas propiedades urbanas; pero no nos ha sido posible anotadas toda!'. A mediados del siglo pasado, ba.io los gobiernos de Manso i (le Ortiz <le Rosas, se fundaron muchas ciudades en todo Chile. Los jesuitas pidieron M.s; siempre local para constl'llir un eOllvcnto Ile Sil órden, í, eomo debia, espcrar~e, se lel:!uau:l1l1HLc;uadm cuadradf1 en el punto mas central del pueblo. He tenido a b vista un deCI'eto gobernativo de 8 Je noviembre (le 1746 por el ellal se concede a los jesuitas una cuadra de terreno con agua cOl'riente, en e1 punto de l\lelipilla que ellos elíjieran, reca.yendo la cleceion de los padres en la manzana situada al norte de la Í)laza . . Pero, pal'(\. apreciar debidament.e d \'fllor de la l'iqlll'za territorial de los jesuita::> de Chile" es mC11ester tomar en cuenta qÚe -Ct'3.S haciendns ('I"a~,. no solo por Sil Jj.}stcnsion, 21no poI." la' calidad de SIlS t<'l"renns, las m~iorcs de toJo el Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia país. Hasta principios de nuestro siglo, :se recibia como prueba, IL p¡'iol'i (le ]a,rxeelencia de una propiedad rural. el qlle hubiem pertenecido a los jesuitas. Advertiremos aquí que, al'm limitando nucRtra investignciou a, laR hacienoas que se encnentran mencionadas en el inventario de que acab~unos de hablar, seria casi imposible hacer una f1prceiacion aproximalla del valor que hoi rep"escntn, nql1clla ellormc riqueza tenitorial, desue que casi todas cllas han si(lo divi<liofls i subdivididas mas t81'de, tnl suerte <]ue aÚn de algllnfls Llr las clasificadaH como medianas han salillo cuatro o seis haciendas. Tampoco es posible calenlar con alg'tlfi acierto el valor qne e..;¡¡:' pl·opic(J;ldes teIli~tJ1a la época de h espulsion de los jesuitas, ni mín tOlllando en cucnta el Pl'ccio qlle se 01>tll\'O de la venta, de l!luchas (]¡..' ellas. gl reí mandó vender solo alguuas de (~sas propi<~dau(~s, i rosen-ó otras, sobre todo las ca"as que los jesllitw; poseían en las eiudados, i aÚn riertas quinta~ sitllada,;; CII los l'stralllllt'Os, para cederlas a los establecimientos de h(~neficcncia u de eUI1Cltcion. Por otra p:lrtl', la circunstancil1 de ponerse ('n vent~~ tantas pt'opiedades 1'Ilrnles a un mismo tiempo, i sohro t.o(lo, cn UII país tan Stllllnml'lIte pobre, i por lo tanto, tan falto de compradores, fné causa de qlle las venta,.; se hieieran por un precio mcnor del que realmente tenian esas lmciendas (1). ~o pJ"(~tendetJlo", pues, estimar el monto tota.l del valor de la riqllcza telTitol'ial <le los jeHuitas (le Chile, parl~ lo cual nos faltau datos. lIemo;; queriao solo relluir ulgll1HtS ue (1) En ll¡versas ocasioncs sc han pu blicntlo lIoticiw, )¡ustauincompletas dcl l'csnltnllo que produjo l:t venta rlr. las pro· pir.dades de los jcsuitas después <ir. la (~spll]sion. VéaRe Robre ORtc punto el tomo IV, pÚj. ] ,so i sii!.'s. 1J¡, In llistoria polílim dI] f;Jltill'I'"1' (~~mClaudill (hy, id tolllu JI.I'~\j.]f¡u de la lbs{')I'It1 de ::;ant/(l{J0 por don lh·njnmin Vj(;uiía 1\Iaekenna. tl'S Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 86noticias sobrc un punto mui importante lonia!. de la historia ';0- n. En el curso de estos llpuntes hemos visto que la fuente principlll de que los jesuitas de Chile sacaron SllS inmensas riquezas fueron las donaeiones en dinero i en tierras. Pero el capital recojido de esta manem filé notablemente iucrementado por medio del trabajo industrial empl'endirlo en una escala mui vasta. Este trabajo, sostenido con una regularidad invariable, en qt!P tomaban parte todos o casi todos los miembros de la numerosa asociacion, i amparado, no solo por el respeto qne las creencias de la época aseguraban a los jesuitas, sino por todo jénel'o de privilejios, les produjo siempre utilidades maravillosa!> .. Los jesuitas no fundaban nunca una casa de residencia en un lugar sino :.luando los particulares o la autoridad les habian dado tierras i dinero para establecerse i pan> subvenir a las necesidades de los padres que vivian en ella. No importaba que una casa tuviera, riquezas sobrada~ para ausiliar a otra: era preciso que la que se fundaba tuviera los recursos necesarios pal'a subsistir por si misma. Cada casa tenia, pues, sus propiedades independien tes i sus negocios particulares, que administraba por sí sola. Llegaba a tal punto esta separacion de los negocios tem poralcs CIItre los jesuitas, que una cas(\, no entregaba sus productos a otra, salvo mui raras eseepcioncs, sino a título de venta, i llevando una cuenta escrupulosa. Este sistema tenia ventajas incontestables. X o solo se llevaba de este modo la mas prolija coatabilidad ell medio de las mas complicadas especulaciones, sino que una casa de residencia que po~,cÚtpOCllSpropiedades esta ha autorizada· para hablar de su probrcza i para reclamar con este Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 87- título nuevos socorros i donativoR. De esta. manera tambien, cuando una casa de resi<lcllcia. hacia malos ncgocios, era ella sola la que penlia i la responsable por los créditos que quedaban en su contl"a, porque las otras no estaban obligadas a cosa alguna. Este sistema no ofreci6 inconvenientes en Chile; pero, como se sabe, aceler6 la espulsion de los jesuitas de Francia cuando se vió que las casas de Enro;:,a no querían pagar las deudas eontraídas en la l\hrtínica por el padre L¡¡. Valette, director de las grandes negociaciones que los jesuitas tenian en las Antillas. III. En las inmensas haciendas que los jesuitas poseían en Chile) habian establecido todos los negocios que podian hacerse, visto el estado de la índustrilL agrícola de este país. Algunas de ellas estaban casi enteramente destinadas a la crianza de ganados, i éstas vendian sus vacas a las otras haciendas destinadas a engordas. En estas últimas se hacían l!lBgrandes matanzas, las mas importantes con mucho de todas las de Chile, i cuyos prod uetos se esportJ.ban en su mayor parte í casi en su totalidad para el Perú. En este mercado, como veremos mas adelantc, los jesuitas no tenian que temer ninguna competencia. Las siembras que se hacían en esas haciendas eran tambien considerables. Sus productos eran destinados a la cspOl'taciol1, l'i bien los jesuitas beneficiaban una parte de sus trigos en los molinos que poseían de su propiedad. Daban además grande importancia. al cultivo de las viñas i a la. fabricacíon de licores para el consumo dentro del país i para la esportacion. Pero no se crea que en estos cultivos, losjcsuital:l intro· Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 88- dnjeron en Chilo grandes innovaciones i mejoras. Todo su empeño iba dirijido 11 producir al menor costo posible, utili1..undo al efecto a sus esclavos i a sus indios de servicio, otro jénero de esclavitud menos rccha1..ante en apariencias pero HO mas bonigna que ht de los negros. Se recuerdan' , sin embargo, ciertas reglas industriales introducidas o inventadas por ellos, que en realidad no import:tn \ln venladoro progreso agrícola. Así, por ojemplo, rodeaban sus viñas de higueras, cuyo segundo fruto, el higo, casi no tenia valor alguno, i scrvia para atraer a las aves, 11 fin de quc éstas no hicieran mal a la uva. El nÚmero de c5ClltvOSque tenian los jesllitas en sus haciendas cra, tambicn mui considerable. En medio del aesÚl'llen con que se hicieron los inventarias de sus haciendas después de la espulsion, cuando se ocultaban algunos de h:¡ padrcs (1), i sus sirvientes tomaban la fuga, se rceojiel'oll en el distrito de Santiago ]60 esclavos pertenecientes a la CompaÍlÍa, distl'ibnidos en esta fi.mna: 8 en el colejio múximo, 14 en la chacal'ílla del cOllvictorio de San Francisco Javier, 23 cn el1\oviciado, 15 en Chaeabuco, 52 traídos de Coquimbo, 32 en I3ucalemu, 7 cn la Calera i 9 en Hancagua o hacienda de la Compañía. L05 jesuitas habian adquirido sus eschvos por donativos o legados; pero los habian aumentado considerablemente mediante el fruto natur~l . del matrimonio de esos infelices. (1) Nada es mas inexllcto que el hecho que alg'una vez se ha llseverado, de que todos los jesuitas residentes en Cllile í que se hallaban repartidos en los campos, se presentaron espontáneamente a las autoridades después de saber el decreto de espulsion para ser enviados a Europa. Pal',t proba¡· lo contrario nos bastará citar un decreto del presidente Guill i Gonzag-a, dado en 25 de mayo de 1768, en que dice que <constllndo por relllcion de los comisionados que en el convento de la ~lel'ced de esta ciudad se ha ocultado el padre Ramon Luna, i en In I'ecoleccion franciscana los padres Pedro Vargas i Félix Cotera., ordena que se presenten sin tardanza en el col(>jiomáximo. Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia 80 - Pero IOR.jeRuitas pIotaban COll tenian muchas otras industrias qne esi ('n las cuales casi nadie un celo particulur, pOllia competir cen ellus. !'('rtcllcce a e:;t(' 11t'1I n el'0 b de estraccion i venta de ht cal, para lo que tenían nn gmnde establecimiento en la ha('¡cnda do b Calera, lt pocas leguas de Santiago; vendian w;tc artíeul[) en casi toJa~ las eiudaues de Cbilcj i aÚn, cuando se onlen<Í la constl'llccion lle las fortificaciones de YalJivin, ellos hil:icron con trata eOIl los gobernadorea para tmsportaralJí b cal (¡ue se nl'c,:sit"ba par<1 esta obra. En algunas cíu<lades, como Rllccclia en Santiago, los jesuitas tenian molino pam b da boraeion de la harina j i anexos II estu;; establecimientos, habian fundado panaderías (¡l!t:' surtian ,le este artículo a las poblaciones. Era sobre todas f¡lIl1oc,u la panadcría q\le teuian cn la l:apital, no solo por ser la nw,. l'ullsidcmblc de la ciudad, sino por la grande t:'stension que en clht hahían lhdu lL este ncgocio. Los jesuita,s, a(!cll¡¡í", tt:lliall boticas pa\':t el espendío do lo . , mcJicfl.1llcnL(lsj i, !'egul1 c!'ccmos, emn los únicos ellpcculatlorc,. <¡tI(' ltahi,t cn este comercio, de luOJO qlle pl.Jiull fijtll, a su,; artículos el preeio quo quisicran sin temor de la competencia. Eran tlllllbien lll\li pl'ovechoBa~ las carnicerías o tCll(};¡les q\le teuian en 1a ciudad pal'a vender la carne de las matanzas que hacian en SU" haciendas. Como r,:Í ,todo esto no bastase It la actividad incansable dc los jesuita~, habían planteado otras industrias en unu vasta escala. Las clIl·tielllbres que tenian 011 sus hacicndas, do las cuales la r.ms Ilotable estaba estltblocida on la ~[ag. dalcnlt, en la pro\'illeia de Conc:epcioD, emu \lila rica fucnte de cntl'adatS. En ellas elaboraban sobre toclo lo:'! cucro>; l~ ll.lQUI:iZA~. Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - tlré- de cabros, que con el nombre de cOI'dobones, tcnian un grande espendio para el Perú. En otra hacienda, en QuibolgoJ habian establecido un astillero sobre el rio Maule, en que fabricaban embarcacio_ nes menorcs, contando para ello con las abundant,es maderas de los bosques que allí existen. En los alrededores de Santiago. en la,chaera denomina"da de la Ollerín, tenian una gran fábrica de ollas, lebriJlo~, platos etc., de barro cocido, de la misma calidad que los objetos que trabajaban los indios de 'falagante, a los cuales los' jesuitas haeian un!l. competer:cia ruinosa para esos infelices. A Hn de que se comprenda la importancilt de esa fú.brica de los jesuitas, conviene advertir que hasta la. segunda mitad del siglo pasado la loza era casi desconocída en Cbile, i que el barro cocido era el material de que estaba formada la vajilla de todas las familias que no podian tenerla de plata la.brada, i que aún éstos usaban los objetos de ba.rro pura la servidumbre i el, interior de las casas. v. Todas estas industrias estaban dirijidas por algullos pad.res jesuitas, pero mas comunmente pOI' los hermanos coadjutorcs, que, gozando 1m la 6rden de las consideraciones i pre''rogativas de los padres, no tenian como é"tos las ocupaciones de la. prcdieacioll i del confesonario. Algullos de estos hermanos coadjutores fueron tambíen arquitectos mui esperimentados en la constl'llccion de' templos i COIlventas: Mas ad'dante, por los años de 1748, un jesuita aleman, el padre Carlos de Haimausen (1), miembro de la. alta lIl'isto. (1) Algunos han diehn Inhausen, nI escribir este nombre; pero he visto la tU:ma o,ijiDnl de %te padre al pié de una. solicitud firmada (lI1, feb.rero de 1738, eu que pide al gobierno exencíon de llerechos para una ,s..ran cantidad de nCl'l'O que traía de Buenós Aires. ' Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 91cracia jermánícu, trajo a Chile otra clase de hermanos trabajadores, artistas i artesauos alemanes, cuyas obras, mui superiores a las que se trabajaban en Chile, sirvieron para adornar lo!; templos i conventos de los jesuitas, o eran utilizadas en el comercio, produciendo grandcs provechos a los padres. Eran éstos los escultores de santos, los fabricantes de relojes, los cince\adores de los cúlices i otras pieza8 de oro o phtta, los pintores do cuadros, los ebanistas de lujosos muebles, etc. Haremos notar aquí que la introduccion de estos trabajadores fué la obra de uno de esos artificioH en cuya iU4 vencían eran tan diestros ios padres jesuitas. En Chile, como en todas las colonias españolas, la lei prohibia que pudieran entrar i residir estranjeros, cualesquiera que fuesen su relijion, sus ocupaciones i su nacionalidad. Para eludir esta lci, los jesuitas trajeron ft Chile muchos trabajadores estranjeros a quienes presentaban ante las autoridades i ante el público con ct nombre de hermanos trabajallores. Otro ramo de entrada que tenian los jesuita.q era el producto de los arriendos de las tiendas, almacenes i bodegas que construian en la parte esteríor de sus casas de residencia, como sucedia en Santiago, en ValparaÚ;o, en Concopcioll i en todos 108 lugares en que era posible este negocio. Pero al mismo tiempo que hacian al'l'iendos, i como ell08 necesitasen tnrnbien tiendas i bode~as para guardar i es· pender sus propias mercaderías, encontrab:m siempre corazones piadosos que, dejándose tocar por los llamados de Dios, como ellos decian, les ofreciesen gratuitamente sus casas o parte de ellas para este objeto. De este modo, los jesuitas, que eran inflexibles para 00Lrar el aquiler de las propiedades que daban en arriendo, estaban eximidos de pagar algo por 11\8 bodegas o tiendas que ocupaban. Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia -92- VI. Pero el'a el comercio el campo mas vasto i productivo que tenian los jesuitas. No hablamos del comercio de menudeo hecho en las tiendas i hasta ClI los tcnd'des de 1 mercado, donde vendian la carne (le sus matanzas o el aguardiente de sus bodegas, sino do las grandes especulaciones ramificauas en el cstranjero i en las otras eolonias españolas. Entre éstas era el PerÚ el centro de sus mayores negocios. La Compañía tenia en Lima lln padre con el título dc procurador, el cual no se ocupaba, como podria creerse, en asuntos espirituales o de disciplina convcntmd, siuo de ajente comercial para la venta dol charqui, de la grasn, de los cueros, del trigo, de los licores i de los demás artículos que le ellviaban de Santiago. Para vender estos artículos a los comerciantes por menor, el procurador i sus Sllbaltern08 estaban obligados, no soló l\, tener almacenes sino, decia el virei Amat en un documento importante, a crvi~itar a todas horas las tahernas, yekrías í las mas impllrlls ofi· cinaslI, pam cohrar el dinero de !'lIS compradores, Esos mismos padres estaban encargados de comprar las mercaderías europeas qne necesitaban para satisfacer sus propias necesidades i para surtir el comorcio de Chi](~. Como se comprende¡'á, ftí.cilmente, la. eleccioll de un procurador de esta especie, provisto de tan amplios poderes, em una cucstion de la. IDRyor importancia entre los jesuitas. Aún l~s mayores enemigos de la Compañía han reconocido a los padres el talento indisputable para sacar partido de todos SlIS colegas, de modo qne ninguno de ellos sea verdad6ta'l'nentc inlítíl; perocuBndu Be trataba de designar a esto ajentc comcrcial, se ponia mas cuidado aún que para la provisión de cualquier 6tro cargo; i se 'olejia si~tnpt"c al Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - ú3 . - mns acti\'o, nlll1a~ sngaz d(' todo~, a nr¡ncl que haria presuIWg'ociacion con mflyor regularidad i que la hari'L Jlr(\ducit' mayor provecho, Para d dp.lSempeño uP. su;: fnncioll(,~, el procurMlor Jlollia cantal', !lO solo con numir qm' dirijiri:lla nll~r()S"~ Cl)lah0r;1(Ion'~, c~to es, con otrOf; pa(lre~ o herma- 110S ,¡tw l'>;I.:1 hall n. sus lJl'lll'ues, Lian llonrpli"t.ursc (~ntrc sino con 1"1 apoyo la~ jentcs que !'fl- i bien dis- piado~lls Jiuestas, VII. Los negocios COIl1cl'cialcs de los jcsnita5 l'l'nn con mucho los mas <,stensos j lo~ mas valioso;: qne so hicieran hajo el réjimen colonial entre Chile i el PerÚ, i cran tambie!l los quc, por las CHusas espuesta~, se ejecutaban con mas r¡~gulal'inad i ml~l.odo. Como si todo esto !la bastara pata hacer imposiblJ taJa competencia c1e parte de .los otros comerci:lnt(~s r~ industriales de Chile, los jesuitas gozaban de ot.ros fitvol'cS i prcrrogntivas. Se sabe que baju el abslll,do sistcmn l'pntí~tic() creado l'''r los rcyes de EspaI1;L pam sus co]ollias dd nlW\'ll mundo, cxi>;tian aduanas que cobraban dNcchos a los productos cada una de ellas, que salian (:on rlestino a otrn~, i ue que al llegnl' a l:sta, debia tambieu r(~cho. E~tos i!llpUcstllS gravHhan rJ:l~,ll'St' Illl Cl10nlWlIWnte nucvo d¡·- a la indus- tria recargando el co~to do los ti'lItos que se enviabau de uIJa coloni:l a otril, i lilllitaban l:L Pl'Olluceion, Pel'o la loi eximia de dcrcehos a los objetos que espol'taban o importah:m las iglesias i los con\'entos, como dcstiIlados al culto o al mantcnimieI~to clc los rclijiosos, Los jesuitlls ~c aprovecharon de esta escepcion pnl';¡' obtcller el que 5C liberta~cn dt: todo pgo de dercchos la~; mCl'cauerías que cnvillb:tn nI PCl'lí i lns que intrO'dnci.l11 en Chiie, do manera que tllnian sobre tdthis lo's otros ilidustl'ialcs i comer- Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 94ciantes una ventajas que los hacia superiores a toda competencia. Parece que el abuso de este privilejio tomó proporciones colosales, i se hizo estensivo a to(IO jéllero de artículos. Ko solo lo esplotaron los padres jesuitas, sino los relijiosos de las otras órdenes i hasta las monjlls. El rei de España, Felipe V de Borbon, supo que los eclesiásticos, aprovechándose del permiso para introducir libre de derechos lo necesario para el uso de los rc1ijiosos i de que no se rejistraban sus petacas, cometian el abuso de tratar i· contratar <renel mismo modo que lo ejccutan los seglares, dice la real cédula de 7 de mayo de 1730, i con la. autoridad de su estado que en sumo gmdo los enva.lienta para cometer con toda libertad estos excesos. 1 por que fiados en esta razon, no hui quien ejecute con ellos dil¡jencia alguna ni les r~jistre sus cargas i petacas, llevando cn ellas todo lo quc quieren suyo i ajeno, valiéndosc los intraductores de esta sombra i amparo para éstas i otras eoM3 que indebidamente practican, adquiriendo por estos medios considerable caudal en gl'avísimo i conocido perjuiéio de mi rcal hacienda; no sien<lo mcnos escandaloso que hasta del sagrado de los conventos se y:llen pam lograr con mas libcrtad cstos fraudes en las ilícitas introdu¡;ciones, pues dentro de ellos mismos ocultan i guardan todos los jéneros de ilícito comercio que tienen i los que los introduetores llevan para tenerlos allí con mas segll1'idad, sin que los monasterios de relijiosas se reserven de este desórden; en tanto grado que así en ellos C0l110en los de re1ijioso.'l se venden los jéneros COIlilTeguJares e inauditos procedimientos». Por la cédula citada, ordenó el rei qne en lo slIcesi \'0 ~e rejistroran escrupulosamente las petacas de los rclijiosos qua llega.sen a cualquier punto de su~ dominios de Améril1a i se de!comisasen las mercaderÍa,s que introdujeran fraudulentamente. El permiso o exenc10R deftoroohoB Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 9r> - concedido por la lei, quedaba reducido a las mercaderías que introdujesen los \'clijiosos para el culto o para las necesidades de sus conventos, conforme a una factura aprobada por el superior de la Órdell, Pero esta retriccioll, que podin p8judicar a los otros relijiosos, no hizo el menor mal a los jesuitas. Ellos presentaban oportunamente la facturll, respediva, i siguieron esportando o introduciendo sus mercatlcrías sin pago de dercchos i sin molestia. alguna. Fln 1767, CUIllldo al dia siguiente de la cspulsioll se hizo el invental'io .le los J¡¡enes que los jesuitas tenian ell cada (lonvento, se halla l"lJU ('asi cn todas partes cuntidauesde jéneros de lana i <le algoJon i llluchOi-lotros artículos de comercio que te. nian para la hahilitacion de sus ticndas. VIII. Este mismo espíritu mercantil dirijia otras operaciones de los padr{~s jesuitas, en (lue a primera vista no se creía hallar otro sentimiento que el amor a las ciencias, la caridad cristiana o nna devocian sincem i aeendrada. Así, por C'jemplo, a n:tdic se le oClll'riria pcnsar que la enseñanza fucra un nE'gocio cn Chile a mcdiados del siglo pOlsado; i sin embargo, estudianuo esta cllestian con prolijidad, se vo que d,jaba bucnas utiliduues !L In Compaiiía. Se sabe que los jesuitlts no fundaron un establecimiento de estudios sino cuando por vía de donaciones obtuvieron terrenos para ello, otras propiedades para subvenir a los gastos i pura la imposicion de censos, capc1lanías i becas de familia. Adelllás de esto, los aluwnos estaban obligado!! a pagar I';U cducucion, unos en dinero i otros en especies, segun los hab(,I'ol'; ue los padre,,; i esta!; entradas, como se Pllcde ver en 10i; libros en que se llevaba la contabili. dad, dejaban un provecho no despreciable. Desde <el 1.0 Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 90de noviembre de 1765 hasta el 26 de agosto de 1767, dia en que los jesuitas fueron espulsados, el convictorio o colejio de San Francisco .Javier en Santiago, habia tenido una entrada de 12,768 pesos, i sus gastos habia ascendido en ese mismo tiempo a 10,668 pesos; lo que daba, pues, una ganancia líquida de 2,100. Es fácil ver que el sosten de ese establecimiento no em un mal negocio para los jesuitas, i <¡uc, si bien cs verdad que en la enseñanza ellos buscahan pl'incipdmcntc los bienes espirituales, como ganar almas p:m, el cielo i conquistarse la influenci:1 sobre las familias mas con~idcl'ables de la colonia., no se olvidaba,TI tampoco de los bienes temporales. 81 mismo (in se buscaba en el ejcrcicio de 1:1 earidad. Practicábanla los padres cou gran celo, pel'o tarnhien con mucho arte para que no l(~s co,;tara ellllonOl' sacrificio de dinero. Sin bw;c¡j.l' \\tro':\ ejcmplos, nos h:lstMá rl'\~ordar dos hechos que hemos consi¡.rnado antQS de ahora C1I estus apuntes. En Concepcioll repartían a los pobres en la pllcrta del convento las ~obras de Sil meSll; pon .• para t'sto se hicierol\ dar ausilios pecuniarios pLlr el l-Jl'O:sidenlcdon J UUII E!lriquez. En L:~ ~Cl'cnll, Socl)l'l'i(~l'ona 1,\s ap\'sl:t\los durante una espantosa epidcmia de vil'udas, dlllldoles algulI alimento; pero tlJ,mbien recojierun los 110natlVlls pecuniari,,¡,; de los vecinos para compmr los alimentos que distribuían. :Nunca fué mas cierto nquello de qnc las limosnas que se dan a los pobres son un préstamo que produce ciento por uno j i en efecto, cada unt\ de sus obras de jenerosa ca¡·idau, producia a los jesuitas abundantes donativos con que se indemnizaban mui sobradamente del descmbolso que ha- bían hecho. Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia IX. Tanto los cronistas de la Comp~jjí[1corno los historiauores (lue se hall ocupado de ella, hall relerido mili largamente los trnbajosempl'endidos pOI' los jesnitas para dar misiones. En ef'eeto, no 1'\010 reeorrian los camp08 vecinos a la;! c¡llaude:;, corno sucedia en los alredel'os de Santiago, sino íjuo iban a predicar en el t(~l'l'itol'io limítrofe los aruucanos, en \'uldivia i ~l1S cordilleras, en Chilol-, i aÚn en las isas ~itllaaas ma:; al sur de este arehipi(;lag-o. En hL e1eecioTl de los lllisiunNO::' procedían ton la mi:;nl<L I']'1111eneía COll ae ([IIC Jirijian StlS otros !Icgoci\Js, :Ko confiauan esta. tarea ll, los padre:; de <[uicnc:; pOI1ían saC:lr 11n prOyecJlo mas positivo <¡ue convertir infieles; lejos de e:;o, aquellos que no podillu s.el'vil' por cual([uicr ot:-o call1ino para dar lustre o para prOClll'lU' n'Cllrsos a la COllLpai1ía emn designados para misioneros, i en ('uso llcecs<lrio, para lli.írtires, lo qne !lO deinba de dar cspknuol' lt la (írclcll. Pero estas misiones, mui ¡¡rodUd! vas pal'lt el ciclo, segull los cl'onista~ jesuitas, pllcstO qlte RC tontauan pOI' millarm; la~ eOl1ycl'sioncs operadas pOI' caria ulla de ellas, erall iglw]llJellt.e provechosas para los padres. Las misiones, ell efedll, eran pagadas IlHas por c1rei, CII)'O tesoro, cxhauto para otras nceesitla,dcs, encontraba siempt'c recnrsos para ~nbl'il' el sínoclo u los misioneros, i otras por los obispo" o pOI' los piadosos <:010n05 que establecian grneslIs capellanías COIl este objeto o que dab'Lll jcnel'osamente el dinero para cada mision, Este requisito era indispensaule para quo los padres !lalieran a misionar, Por eso fné que, cuando el presidento Portcl' Casnnatc, apl'ern iado por la pobreza de las !lrcas reales, i teniendo que atendel' a todos los ramos ({el servicio,· quitó a los padres el ~ínodo que se les pagaba para. l'\osteRl'~Ug7..\~. [:3 Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 98ner sus misiones en los campos vecinos a la frontera, éstoí'! retiraron sus misioneros, i no volvieron a enviados hasta que el rei mandó que se les cu brieran en adelante aquella asignacion i las cantidades que habian dejado de percibir. x. Dentro de las ciudades, los jesuitas hacian grandes funciones relijiosas, fl'ecuentes procesiones, i suntuosas celebraciones por la canonizacion de algun santo o por alguna festividad de la iglesia. El padre Ovalle, que hR. descrito largamente muchas do estas fiestR.s, agroga con su candor habitual lo que sigue: «No puedo dejar de referir aquí una cosa en que resplandece grandemente la piedad i la liberalidad de algunas pel'sonas de SlI,ntiago para con la Compañía, i 7s que con ser tan grande el gasto de estas fiestas, 110 costea en ellas nadl\ nuestra iglcsia, porque toda la costa la hacen de fuera todos los aiios entre várias personas, que pOI' su dcvocion i piedad la ha.n tomado a Sil cargo. Las congregaciones i cofradías co~teltn sus fiestas. Las del jubileo de las cuarenta horas las tienen repartidas entre sí algunos mercaderes principales i otras pcsonas pias i devotas que dan de limosna toda la cera, olores i lo demús necesario para ellas. La fiest.a de nuestro padre Slln Ignacio la costea una señora mui principal i noble, devota de nuestro santo. Otra deno inferiores prendas, la de San :Prancisco Javier. Uu caballcl'o de lo mas noble de la tierra la del beato padre Franoisco de Borja. 1 la del beato Luis Gonzaga, un ministro del rei, caballero de grande piC\dad. A todas ellas acuden estas personas pías i devotas a competencia, procurando ea da cual con santa omulacion aventajarse en el gasto de cera, 0101'03, música, a.parato i adorno del a.ltar, con ioven- Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 99- ciones de fuegos, clarines, cajas i trolllpetas quc lit n~¡.{ocíjan. Esto e,; lo ordinario i anual j que en fiestas estruorrlinarias, como son las canonizaciones de ~a.ntos, es mui ue admirar la liberalidad COD que esta ciUllad se esmera en celebrarlas, como se vió en las de nuestros sant0s San IgnaÓo i San Fmncisco .J avier, a las cuales fuera, de 1m; olores i cera (que éstfL f\1l~ tanta que con solo la que díó un caballero hubo para el grande gasto de la fiesta i sobr6 para el gasto de todo un año)), se agregaron ocho banquetes. En todas estas funciones se hacia un gmn consumo de cera pagada por los 'fieles l.t un precio Rubido ldoee reales, 1 peso 50 ccnt. la libra); pero debe ad V'ertirse que eran los jesuitas los que vendían este artículo a bs personas piadosas que iban a quemar sus velas al templo. XI. No cm uno de los menores ramos de entradas de la Compañía el que le proporcionaban las mandas o pctieiones de milug'ros, que casi siempre se pagaban espléndidamente.Hcmos dicho ya que cada una de las pújinas de las er6nicas de los jesuitas de Chile están sembra.das de los prodijios mas estupcnél(ls. Es preciso leer las cartas anuale~ que el provincial dirijia a Homa a su superior, las historias de los padres Ovulle, Lozano i Olivares, para conocer la proteccion que el ciclo dispensaba ala (írden. Poseían los padrcsun inmenso relicariocll que habia remedios maravillosos para todfls las enfermedades: tenian talismanes para facilitar el parto de las mujeres embarazadas, para sanar las {¡lceras que nopodian curar los médicos í para arrojar al demonio de una casa o del cuerpo de un infeliz del 'cual so hubiera llPOdCl'j1<loeste enemigo de ios hombres. Eran posec'doI'Cs de s~cretos maravillosos pam. día- Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 100 - til1g'lIir a los quc cstaban en pccado mortal, o a los glle, cl'cyéndose do huena fe cristinl10s \'<,rdadcl'o:", no ha bian recibido el agua del bautismo o habían sido mal hautizados. Conocian el arte de penetrAr las conciencias intranguilas i de tranquilizar las timol'ata~, El! ulla palabra, i a estar a lo que relieren Sll~ propios (:I'oni.,ta." Ins jc;::uitas gozaban de la pl'Otcccion divina, i pndi:lI1 hace!' UIl milagro cada dia i casi cada hora. Como desgracíaclnmentc Cl! nucstro tiempo no I'Oll tan frecuentes los mil:'lgros, casi so estit riispaesto a dudar de los que hicieron los jesuitas; se Qudril'ia, en efecto, si 11Q estuvieran referidos por escritores tan graves i autorizados como los que ncabamos de citar. Como era }latural, todós los enfermos) todos los aflijidos o desgraciados, tenian que ocurrit· a lo>; padres (~n l)Uscn de un remedio o de un consuelo. De aql\í venian las malldas, es decir, los ofrecimientos de dincro por cllda milagro: i como en esos tiempos de acendrada piedad los prodijíos ocurrían siempre) totnles a veces, parciales en otrai", pero ~lempre milagros, era, preciso pll gal'] Oi", i en ocasiones fI mui altos precios. Hubo, sin embargo, :¡Jgllnas personas qne después de haber recibido el l)l·mcticio, se llegaron a pagar la manda bajo pr"'te~to <le qn8 h3bian snnado pOI' los medios naturales; pCl'Olo,.: padre,.: lit) se dejaban bl1l'lnr i casi siemprc se hicieron pagul' 1(1 que se lef; debía. La execraeíon pÚblica, por otra plll·te, ClJ.Ía sobre esos ingratos ¡los condenaha sin fl,r>oIJlcion .. XII. . Cuando se conocen lila fuentes do C'ntl'!1dae de que dis~ ponínn los jé~HitÍl.s í cuando ~~ ~ de que mllllOl'1l nclll1i. nístl'al:iál1 Sl1S bienes, se CdthpfutH1e fMilmetlte cómo OÍ) Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia - 101 - ¡neno:; de do>; siglo,.: pudicron reunír ¡'('cen fltlmlo>:H":. A la l-floca de la espulsioll, !wriol' a lo meno;; ell el doble lijioslls ¡'eunida;:, at'1II tCl·ios de ltJonjas, Lidauwllte riqllezlIs que caSI pa- cn 1707, su fortl1lln, era sula de todas las 6l'denes re- tt comprendiendo (:11 éstas 11O:; monas- dcreprescntar un valor aproximade pcsos (1); POl'O plleul' cal- Esa l~lltllna, r¡ue no 1m sido Ilunca nvalu:t(la, podia tivo de 2 a :~ IllillollC5 L:ularso cuál habria sido su illcI'cmento con el tiempo enOl'Ill('" de la Com- pañía cllandu eran se! pil!uSC capitalizada" des territoriales. De (¡tI!) las rcntas i conV0l'ti(hs esta mallcra, en tmSCIIl'SO nI1CV1\S i aÚn de pl'Opieda- sill contar con habrían l¡tltndo a los jesuitas, i casi sin tomar en euenta el aumento natural dl'! Vlllo¡' (le los biencs territoriales, sc pucde crcc!' que sin la pracmática de Carlos lII, b Compañía habria poseído en 1810, al asomar h !'o\'olncion chilena, un cau(lal de 20 millones de pesos. nuevas donacioncs, ¿ Cu(des la plltria si hubieran li todas ni herellcias, que ¡,.ido los embarazos de 'Ilucvas las dificultades nUI1()¡~ que tuvieron los padres de que vencer ~c hnbipmn agrcg;((lo el prcsr,ijio, el podel' i la riquoza de los .iesuitas, que il1dudablcllIente se hah¡'ian pl anunciado eh ~ontra de tOllo camhio de gobierno, i wbre todo. en contra de la inc1epenlleneia i de hL rept'¡blicfI?' (1) Dehe tenerse en cllenb que Chile cm la 11I8Spobre lns. eoloni:'ls de la Espa¡:bL. Eu otras partes las riqurzas de jcsnitas eran inmrnsamcutc slIpcriores. Así, las quc poseian el J'cr(¡ fUrl'Ol1 aVnlUlld:ls ell 113 millones {k pesos, i on mas las de NUe~n Espafia, ' dp los en :~O FIN. Este Libro Fue Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia Este Libro fue Editado por la Biblioteca Luis Àngel Arango del Banco de la Republica. Colombia