Abydos - Travelview

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Abydos
“”,
Abydos
Pertenece a: Sogah.
Cómo llegar: A 518 km al sur de El
Cairo.
www.touregypt.net/featurestories/a
bydos.htm
Cuenta la mitología egipcia que Osiris (símbolo de la tierra
fértil), un gobernante justo, fue asesinado por Seth
(símbolo del yermo desierto). Isis tuvo que buscar los
restos del cuerpo desmembrado de su esposo – hermano
por la ribera del Nilo. Consiguió resucitarlo pero solo el
tiempo necesario para engendrar a su hijo Horus.
Entonces los restos de su cuerpo fueron enterrados entre
el Alto y el Bajo Egipto. La cabeza guardó reposo en
Abydos, donde resucitaría para ser señor y juez de la vida
de ultratumba.
Con el paso del tiempo, Horus conseguiría vencer a su
cruel tío Seth. Así se vincula Abydos con el dios Osiris. En
los tiempos antiguos, miles de peregrinos acudían a
Abydos para rememorar la muerte y la resurrección de
Osiris a Abydos. Se hacía una especie de representación
teatral en la que el dios de ultratumba era representado
con una imagen de oro y plata. El faraón hacia de Horus y
los sacerdotes y sacerdotisas representaban al resto de
los personajes: Wepwawet, Seth, Isis, Neftis, etc. Para ello,
se vestían con los trajes y las máscaras rituales. El culto a
Osiris se extendió hacia el sur después de Seti I y las
representaciones continuaron incluso cuatrocientos años
después de la llegada del cristianismo.
Abydos también está relacionado con el dios Wepwawet
pues cuentan que, en tiempos antiguos, el dios local – al
que se representaba con forma de chacal – vagaba por los
límites del desierto, vigilando los cementerios milenarios
situados en la colina. Según las creencias antiguas, la luz
del atardecer era una escalera dorada que llevaba hasta la
vida de ultratumba de ahí que los ancianos desearan ser
enterrados a sus pies.
El Templo de Seti I
Los faraones sabían que Osiris sería el que les juzgase en
su entrada a la otra vida de ahí que todos y cada uno de
ellos, a partir del Imperio Medio, pidiera el favor del dios,
dejando su legado en Abydos, a través de multitud de
ofrendas y construcciones. Paseando por Abydos se
descubren estelas funerarias, cementerios, templos,
monumentos conmemorativos, etc. Sin embargo, lo más
destacado de Abydos es el Templo de Seti I (1306-1290)
quien construyó para Osiris un enorme santuario formado
por siete templos.
La razón de esta inmensa construcción tiene motivos
religiosos y políticos. Seti sucedió en el trono a Akenatón
en Tel el Amarna, quien había instalado un régimen
monoteísta en Egipto. Con la construcción del templo a
uno de los dioses más importantes del panteón egipcio,
Seti declaraba su lealtad al credo tradicional. El templo
está dedicado a Osiris, pero también a otros dioses como
su esposa Isis, su hijo Horus, Amón Ra, Ra Hor – Ajty y Pta.
Guarda, además, un valioso legado para los egiptólogos y
otros historiadores: el homenaje que el faraón hizo a sus
antepasados haciendo grabar un listado con el nombre de
todos ellos. Una vez en el interior, resaltan los grabados
realizados en la piedra caliza, principal material de
construcción. Son representaciones de Seti realizando
ritos en honor de los dioses a los que dedicó el templo.
El joven gobernante aparece limpiando la mesa de las
ofrendas, regando las flores de loto, arrodillándose frente
al árbol de la vida, comulgando con los dioses que le
sonríen y animan. Estos bellos relieves de colores suaves
son una auténtica maravilla artística y merecen, por si
solos, una visita a Abydos. Los patios y las columnas
presentan una diferencia significativa, y es que Seti no
llegó a ver el templo acabado y sería su hijo Ramsés II el
que lo terminase. En el año 395 a.C., poniendo fin al culto
a Osiris, los cristianos entraron en el templo para
saquearlo.
A pesar de los destrozos, el Templo de Osiris sigue
manteniendo esa belleza tan característica. La antigua
tradición femenina de pasear por el Osireion, lugar donde
se supone está enterrado Osiris, todavía continúa.
La mitología y la leyenda tienen un gran poder en este
pueblo, descendiente de una poderosa civilización. En
pleno siglo XX, una egiptóloga inglesa pasó más de
veinticinco años estudiando el santuario y sus vecinos
acabaron llamándola Umm Seti, es decir, Madre de Seti.
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