Marcos 6:30-34. "Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato". Los Apóstoles regresan de su práctica misionera y Jesús los invita a ir a un lugar solitario para descansar un poco. Sería como una especie de "retiro espiritual" de fin de semana. "Porque era tanta la gente... que no tenían tiempo ni para comer". Pero al verlos partir, la gente los reconoció y los siguió, y acudieron a ellos. También esta es la situación de muchas personas alrededor del mundo: buscan ser escuchados y comprendidos, desean recibir de Dios sus Palabras de Vida eterna. Pero muchos otros no buscan esto, ni desean tampoco recibir nada de Dios. Por eso ven a la misa o culto (en alemán, Gottesdients) como algo irrelevante, a veces por causa del mal ejemplo de parte de pastores o sacerdotes, y a causa del chisme de los que van todos los domingos al templo. Pero otras veces es porque la persona misma no percibe que, si no tiene contacto con Cristo mediante su Palabra y sacramentos, en verdad es una oveja que camina sola, que anda "como oveja sin pastor". Para tal oveja, si quiere continuar como miembro del pueblo santo, hoy es el tiempo de volver a casa, de arrepentirse. Pero para las otras ovejas de Jesús, que lo buscan cada día en comunión con otras ovejas, la buena noticia es que Cristo se compadece de ellas, que busca lo mejor para sus vidas quebradas y confundidas a causa de tantos otros pastos adulterados o vencidos. Los pastos con que Jesús viene alimentarles hoy, son el perdón de los pecados y la vida eterna. Estos dones Cristo distribuye gratuitamente, mediante su evangelio, a pesar de que esto a él le haya costado el precio de su propia vida. ¡Gracias sean dadas a Dios por una compasión tan grande! A.C.