40 LATERCERA Domingo 26 de mayo de 2013 Opinión Alianza: ruido en las parlamentarias Axel Buchheister Dime cómo andas Jorge Navarrete Abogado Abogado Q UE LA centroderecha arriesga un retroceso en los comicios parlamentarios, es algo que se comenta en todas partes. Ciertamente, ello afectaría los equilibrios políticos y las bases de nuestro desarrollo económico, social e institucional, que causa bastante envidia en muchas latitudes y tanto malestar acá. Cabría, entonces, esperar el máximo esmero de los liderazgos partidarios para dar con la mejor plantilla parlamentaria posible. Pero lejos de eso, hemos asistido a una semana poco auspiciosa, por decir lo menos. Por una parte, está la UDI. Por razones que pueden ser entendibles, dada una crisis interna derivada de la candidatura presidencial, se resolvió no ir a primarias parlamentarias y operar directamente, para evitar fricciones y desgastes en un momento difícil. Que se comprenda no significa que era la mejor opción. Se pudo tomar el riesgo de dejar la decisión en las bases y, a pesar de los costos, cosechar beneficios desde el punto de vista del avance renovador que ello habría implicado. Pero el resultado de las decisiones cupulares no ha sido del todo bueno. Dos eran los puntos neurálgicos: las senatoriales de las circunscripciones Metropolitana Oriente y Los Lagos. En la primera postulaban Ena von Baer e Iván Moreira. Los aprontes de los pasillos daban punteando al segundo. Se generó una pugna, que en vez de resolverse por uno de ellos, terminó en un juego de suma cero: ninguno de los dos. Quedó José Antonio Kast en ese cupo, quien parte de la nada construyendo su opción, y se mandó a Von Baer a la Región de Los Ríos, donde tiene oportunidad, dada su ascendencia alemana, y Moreira a Los Lagos, donde no se ve que tenga mucha. De paso, en esta última circunscripción se desbancó a Carlos Recondo, candidato natural del partido en esa zona y con buenas posibilidades, quien no sólo ha quedado comprensiblemente dolido, sino que junto a sus bases insinúa rebelión. La pregunta es: ¿no pudo Von Baer partir a Los Ríos El resultado de las decisiones cupulares no ha sido del todo bueno. Los casos de Von Baer y Moreira, en la Metropolitana Oriente; Recondo, en Los Ríos, y la bajada de “don Carlos”, pueden resentir el apoyo de las bases e incidir en doblajes. desde un comienzo, donde siempre tuvo más posibilidades que en la “oriente”? Nadie estuvo dispuesto a ceder y se terminó en un resultado adverso, en términos de posibilidades. Se dirá que todo esto es problema de la UDI y que cosechará RN, pero que el sector no perderá un representante en esos lugares. Parcialmente cierto, porque dentro del sistema binominal, los votos se consiguen de a dos y que las bases de un partido queden desencantadas causa daño. Además, hay que considerar que las elecciones parlamentarias son de senadores y diputados, que deberían potenciarse entre ellas. Esas decisiones pudieran, entonces, tener efectos en un doblaje en diputados. En RN las cosas han ido mejor, porque habrá primarias donde existen desafiantes. Pero en la semana se bajó “don Carlos”, también en Los Ríos. Razones personales atendibles, pero ¿no lo pudo decidir antes? Porque ahora ya no hay espacio para hacer primarias legales en esa circunscripción y la designación de su sucesor también amenaza incordio. Además, hay que mencionar que la tienda ha postergado designar a los que harán dupla senatorial en otras circunscripciones. Se dirá que son pocos casos y que pudo ser peor, pero cuando se está en situación delicada no hay margen para cometer errores. Q UEDA UN mes para las próximas primarias presidenciales del 30 de junio. Pese a que se trata de un procedimiento que ha sido antes utilizado para dirimir entre los candidatos que aspiran a sentarse en La Moneda, en esta ocasión presenta dos importantes novedades. Por una parte, será un mecanismo amparado en una normativa legal, organizado, vigilado y financiado por el Estado, y por la otra, concurrirá también la derecha, para que en forma simultánea se resuelva el abanderado de las dos más importantes coaliciones políticas del país. Y cuando todavía no se olvida ni disipa el bochorno que significó prescindir de este mecanismo para la elección de los candidatos al Parlamento, las primarias presidenciales todavía afrontan importantes dificultades. La primera se refiere a la incógnita por la participación electoral. No existe ningún dato o antecedente fidedigno que permita aventurar la cantidad de personas que podrían votar a finales del próximo mes. Con todo, los expertos tienden a la prudencia, cuando no al pesimismo, en la medida que los síntomas públicos no son muy auspiciosos. El descrédito de la actividad política y sus principales instituciones, como el hastío que provoca la lógica del empate o la endogamia binominal a resultas de nuestra arquitectura constitucional, siembran serias dudas sobre los incentivos que hoy tienen los ciudadanos para concurrir a las urnas. Una segunda cuestión relevante apunta a los objetivos que persigue una primaria, donde además de, obviamente, constituirse en un mecanismo para resolver entre varios postulantes, también debería contribuir a dinamizar la discusión pública, obligando a los candidatos a proponer y confrontar sus ideas. Y en esta materia, las noticias no son más alentadoras. El gobierno faltó a su compromiso público vetando la fórmula de franja electoral que se había aprobado en la ley, y ahora, en una mezcla de dolo y desidia, ralentiza el proceso legislativo para, en Lo que se ha impuesto en los comandos, salvo honrosas excepciones, es la lógica de la mínima interacción, intentando reducir lo más posible el número de debates presidenciales, con todo tipo de trabas a su formato. definitiva, ceder a las presiones de la industria televisiva. Pero tampoco los comandos presidenciales han mostrado real voluntad para corregir este déficit. Salvo un par de honrosas excepciones, lo que se ha impuesto es la lógica de la mínima interacción, intentando reducir lo más posible el número de debates, poniendo todo tipo de trabas a su formato, evitando la legítima interpelación y soslayando el deber que tiene todo candidato en una democracia: a saber, dar pública razón de sus dichos. Por último y directamente relacionado con lo anterior, las primarias también son un modo de fidelizar a la amplia gama de electores que pertenecen a una misma familia política, en la medida que quienes resultan derrotados deben concurrir con entusiasmo al apoyo de quien obtuvo la mayoría de las preferencias. Pero más allá de la formalidad de la regla democrática, conspira contra dicho propósito el que la concurrencia electoral sea baja y que la campaña previa se haya acometido como un conjunto de monólogos que no interactúan entre sí. Dicho de otro modo, tan importante es la cantidad de la participación, como la calidad de la misma, a resultas de un debate vigoroso e informado. Entonces, si de verdad estamos preocupados por nuestra política, prediquemos con el ejemplo. Desafíos para la transparencia Jorge Jaraquemada Presidente Consejo para la Transparencia L A INSTALACION de la transparencia como política pública -como todo cambio cultural- es un proceso complejo, que requiere mucho esfuerzo y, sin duda, más tiempo que el breve lapso transcurrido desde que entró en vigencia la Ley de Transparencia y se creó la institucionalidad que garantiza el derecho de acceso a la información pública. La dificultad surge de la tradición ancestral que imperaba en el ámbito público hasta la reforma constitucional de 2005 y legal de 2008, que más bien tendía a favorecer la opacidad de las decisiones públicas. Este proceso encuentra un óbice adicional en el bajo nivel de conocimiento que existe en la opinión pública sobre los elementos constitutivos de la transparencia, siendo éstos aún ajenos y desconocidos para la gran mayoría de las personas. En consecuencia, un primer desafío es afianzar el posicionamiento del derecho de acceso a la información pública y también del Consejo para la Transparencia, como su ór- gano garante. Desafío que debiera acometerse en una doble dimensión: primero, evidenciando a los órganos del Estado la funcionalidad de la transparencia para recuperar o mejorar la credibilidad de las instituciones públicas, y segundo, mostrando a los ciudadanos su eficacia como herramienta de control social de los actos y decisiones de las autoridades. En esta lógica surge, precisamente, la implementación del Portal de Transparencia del Estado -iniciativa desarrollada en conjunto con el gobierno- como una herramienta que permitirá acceder a la información de cualquier organismo público en un ambiente único de navegación, facilitando el ejercicio del derecho de acceso y la gestión de los reclamos a que pueda dar lugar. Un segundo desafío es avanzar en una política de datos abiertos y de transparencia proactiva que, aplicando los principios de facilitación y máxima divulgación contemplados en la actual legislación, nos permita transitar desde el cumplimiento básico de las obligaciones de transpa- Es necesario impulsar una serie de proyectos pendientes, como el de probidad y conflictos de interés, lobby y aquel que perfecciona la propia Ley de Transparencia. rencia activa o la tramitación de solicitudes de información, hacia el ofrecimiento proactivo de bases de datos e información que se estima de relevancia social, por ejemplo, aquella que es solicitada frecuentemente y que, además, ha sido declarada pública por el Consejo al resolver amparos. De esta manera, se promovería la consulta permanente de esa información, en la lógica de una moderna rendición de cuentas que facilita y alienta el escrutinio social. Un tercer desafío es impulsar la tramitación legislativa de un conjunto de proyectos de ley, actualmente pendientes, que directa o indirectamente repercuten en la transparencia. Nos referimos, particularmente, al proyecto sobre probidad y prevención de los conflictos de interés, al proyecto sobre lobby y al proyecto que perfecciona la propia Ley de Transparencia. En nuestra opinión, todos ellos desarrollan principios y elementos que impactan positivamente los estándares de transparencia y, en consecuencia, no sólo es recomendable impulsarlos, sino también darles un tratamiento conjunto. En suma, la experiencia acumulada por el Consejo nos permite afirmar que una institucionalidad robusta, independiente y con atribuciones suficientes será capaz de desencadenar cambios culturales positivos para la sociedad.