Ser la segunda de entre dos , es ser siempre la última

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Ser la segunda de entre dos
Ser la segunda de entre dos, es ser siempre la última
Por eso yo me escapo y voy creciendo
Y mi nombre va arriba en el buzón
Y los formularios me ponen la primera
Y se invierte el orden padre y madre
Y la filiación de mi prole recoge primero mi apellido
Y busco en el espejo la imagen que yo quiero
Y desecho la impuesta, la opresora
Y me pregunto qué madre quiero ser
Y no permito a nadie que me imponga molde alguno
Sigo creciendo, y fluyo,
Y expreso lo que siento,
Y exijo estar presente,
Y exijo decidir sobre lo que me afecta:
Trabajo, salario, jornada, vacaciones…
Hijas, hijos, dinero, orden en los armarios, emociones…
Carreteras, colegios, mi ciudad, sus rincones
Sigo creciendo y vuelo
Y ya tengo poder, y lo comparto
Y los formularios empiezan a estar en femenino
Los cambiadores de bebés en todos los servicios
Me pienso y nos pensamos como queremos ser,
Como MUJERES
Sin un guion impuesto desde la misma cuna
Dirigiendo ejércitos o reales academias,
La jerarquía eclesiástica,
Centrales sindicales, equipos deportivos…
Dirigiéndolo TODO porque en TODO estamos.
Tomando la calle sin temor a temores añejos interesados
Sin sentir aguijones de miradas enjuiciadoras
Palabras que me reducen a objeto opinable, discutible, deseable…
Vuelo, vuelo tan alto
Que ya no importa el orden
Porque existe el respeto
Y yo soy como él
Y valemos lo mismo
Y ser la segunda es
Ser a veces primera,
No siempre ser la última.
Y ser segundo es aleatorio y justo.
Para volar tan alto os necesito a todas
Creando lo que somos
Creciendo a trompicones
Gritando en voz muy alta,
Para que se nos oiga,
¡Que no estamos calladas!
¡Que hablamos con voz propia!
Rosalía Hernández Sánchez
Emakumezkoen sindikalismoan, militantzia, lan munduak beraiekiko izan duen
tratuak markatuta etorri da. Ezin dugu ahaztu frankismoko lan araudia emakumea lan
merkatutik aldentzen saiatu zela, etxean edo ezkutuko ekonomiaren azpilanean sartuz
(etxeko zerbitzua, ezkaratz eta eskaileren garbiketa, jantzigintza, langileak etxean
hartuz, etxean lan industrialak eginez…) Sektore oso konkretuetako emakumeak
kenduta, osasuna edo hezkuntza, emakumeek lana utzi behar izan zuten ezkontzen
zirenean. 1961 eta 1962. urteteetatik aurrera araudia aldatu bazen ere, araudia ez
ezagutzeak eta orduko pentsamolde matxistek jarrera hori 70. hamarkada arte
luzatzea eragin zuten.
Hala ere asko izan ziren 60 eta 70. hamarkadetan mugimendu sindikalean aktiboki
parte hartu zuten emakumeak. Emakume asko zeuden sektoreak, paper edo gaileta
fabrikak esaterako, frankismoa bezalako garai latz hartan mobilizazioen gotorleku izan
ziren. Emakumeek ez zuten bakarrik etxetik bikotekideen borrokan laguntza eskaini,
enpresetan ere aldaketarako agente izan ziren. Jakin bazekiten, langile moduan, euren
eskubideen defentsaren garrantzia zein zen. Beren lankideekin batera antolatu ziren,
baina emakumeak izan ziren enpresetara genero aldarrikapenak eraman zituztenak.
Lan arloa gizonezkoek betetzen zuten gehien bat eta ondorioz baita ere mugimendu
sindikala, eta testuinguru hartan emakume sindikalista haiek beren paperen
garrantziaren jabe izan ziren. Beren fabriketan edo herrietan ikustarazi zituzten euren
aldarrikapenak eta hainbat demanda aldarrikatu zituzten emakumeen ikuspegitik.
Etxean mantendu nahi zituztenean beraiek bidoietara igo ziren. Euren parte
hartzeak gainontzeko lankideengan eragina izan zuen genero ikuspegiko sindikalismo
bat egitearen garrantzian. Ez zen huskeria izan demokraziarekin eta sindikatuak legez
kanpo egoteari utzi ziotenean emakumeen idazkaritzak sortu izana. Garrantzitsua da
goraipatzea emakume sindikalistek
harreman zuzena izan dutela mugimendu
feministarekin eta horren aldarrikapenekin.
Urteak igaro diren arren emakume sindikalisten papera ezinbestekoa da.
Emakume langileek eguneroko bizitzan aurkitzen dituzten handicapak asko dira.
Emakumeak era masiboan lanean hastea ez da berdintasunarekin batera etorri.
Gaurko sindikalismoaren aldarrikapen garrantzitsuenetariko bat emakume eta
gizonezkoen arteko benetako berdintasuna da.
La militancia en el sindicalismo de las mujeres ha venido marcada por el trato que
el mundo laboral ha tenido hacia ellas. No podemos olvidar cómo la legislación laboral
franquista trató de apartar a la mujer del mercado laboral regular, recluyéndola en el
hogar o en el subempleo de la economía sumergida (servicio doméstico, limpieza de
portales y escaleras, costura, acogiendo trabajadores en casa, realizando trabajos
industriales en su propia casa, etc.). Salvo en sectores muy concretos, como la
sanidad o la educación, la mujer tenía que dejar de trabajar cuando contraía
matrimonio. Aunque la legislación cambió a partir de 1961 y 1962, el desconocimiento
de la ley y la mentalidad machista de la época, hicieron que esta práctica se
extendiera hasta los años setenta.
Aun así fueron muchas las mujeres que en las décadas de los sesenta y setenta
participaron activamente en el movimiento sindical. Sectores muy feminizados como
las papeleras o las galleteras fueron baluarte de movilizaciones en un período tan duro
como el franquismo. Las mujeres no sólo fueron apoyo en el hogar para la lucha de
sus compañeros sino que fueron agentes de cambio en las empresas. Ellas fueron
conscientes de la importancia de la defensa de sus derechos como trabajadoras. Se
organizaron junto con sus compañeros, pero fueron ellas las que llevaron
reivindicaciones de género a las empresas. En un mundo laboral masculinizado y, por
ende, el movimiento sindical, aquellas sindicalistas fueron conscientes de la
importancia de su papel. Se convirtieron en cabezas visibles dentro de sus fábricas o
de los pueblos y reivindicaron múltiples demandas desde el prisma de las mujeres.
Cuando las querían tener en casa, ellas se subieron a un bidón. Su participación
influenció al resto de los compañeros en la importancia de hacer un sindicalismo con
perspectiva de género. No fue baladí que con la llegada de la democracia y la
legalidad de los sindicatos, se conformarían las secretarias de la mujer. Es importante
resaltar cómo las mujeres sindicalistas han tenido una relación directa con el
movimiento feminista y sus reivindicaciones.
A pesar de los años, el papel de las mujeres sindicalistas sigue siendo clave. Son
muchos los hándicaps que las mujeres trabajadoras se encuentran en el día a día. La
incorporación de las mujeres de una forma masiva al mundo laboral no ha venido junto
con la igualdad. Una de las demandas más importantes del sindicalismo actual es la
igualdad real entre hombres y mujeres.
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