From the SelectedWorks of Jorge Adame Goddard 2010 Concepto democrático del Estado Laico Jorge Adame Goddard Available at: http://works.bepress.com/jorge_adame_goddard/161/ 1 CONCEPTO DEMOCRÁTICO DEL ESTADO LAICO1 Por Jorge Adame Goddard Ahora que tanto se habla del “Estado laico” como un ideal de libertad y democracia, conviene recordar que el Estado laico pueden entenderse en dos sentidos contradictorios: como un Estado que respeta y asume la religiosidad del pueblo, o un Estado que la desprecia e inhibe, como era el Estado soviético y sus satélites, hoy ya definitivamente superados. El objeto de este artículo es precisar el concepto democrático de Estado laico que es el que conviene a México. Actualmente se entiende que el Estado democrático es aquel que reconoce y garantiza los derechos humanos fundamentales, entre ellos el de libertad religiosa. Para la mejor protección del derecho de libertad religiosa, se dice que el Estado debe ser laico, esto es un Estado no confesional, que respete las decisiones que sus habitantes tomen en ejercicio de su derecho de libertad religiosa, tanto en lo relativo a tener o no tener una religión, como en lo relativo a manifestarla públicamente, en forma individual o colectiva. El Estado laico no ignora ni desprecia la religiosidad del pueblo manifestada en la diversidad de creencias, antes bien la asume como un hecho que toma en cuenta al momento de legislar o gobernar. El Estado laico no discrimina a los creyentes ni tampoco a los no creyentes. A ambos les reconoce libertad de conciencia y de religión y a ambos les reconoce y garantiza la totalidad de los derechos fundamentales. En consecuencia admite, que todos los ciudadanos, creyentes o no creyentes, pueden opinar y emitir y difundir sus juicios acerca de los actos de gobierno, las políticas públicas o las leyes, y que lo pueden hacer, como es natural, partiendo de sus propias perspectivas y convicciones. 1 Derechos Reservados © Jorge Adame Goddard, Farol 124, CP52785, Huixquilucan, Edomex, México. Se autoriza su reproducción, publicación, impresión o edición, total o parcial, para fines públicos o privados 2 La pretensión de que el Estado laico no debe tener en cuenta las opiniones de los creyentes porque se fundan en convicciones religiosas es discriminatoria, porque implica un desprecio de las convicciones religiosas como si fueran menos valiosas para discernir lo que es conveniente al bien común. El Estado laico es el único titular de la soberanía política, de modo que no está sometido a ningún otro poder político ni a ninguna asociación religiosa. Sin embargo, como Estado democrático tiene el deber de escuchar y valorar las distintas opiniones, a fin de discernir lo que es mejor para el pueblo y legislar o gobernar en consecuencia. Los gobernantes, legisladores y funcionarios y empleados públicos, lo mismo que los militares de cualquier rango, son, como todo ser humano, titulares del derecho de libertad religiosa. Ellos deben desempeñar la función pública de acuerdo con la legislación y la normatividad que les sea aplicable, pero ello no implica que se restrinja o se pierda su derecho de libertad religiosa y de conciencia. Es antidemocrática la idea de que los servidores públicos deben renunciar a sus convicciones personales y religiosas en el desempeño de su cargo público, pues implica un grave atentado a su libertad de conciencia y de religión, y supone el prejuicio de que las convicciones personales o religiosas son un obstáculo para el buen desempeño del servicio público. El Estado laico democrático es el que respeta la libertad de conciencia y de religión. El Estado que se dice laico para despreciar o ignorar las convicciones personales o religiosas no es un Estado democrático, sino su antítesis: un Estado sectario al servicio de una minoría “laica” que pretende imponer sus puntos de vista con el poder público.