El INSTINTO DE SUPERVIVENCIA Y LA COMPETITIVIDAD COMO ORIGEN DE LOS COMBATES DEPORTIVOS (I parte) HISTORIA DE LAS LUCHAS Dr. Eduardo Álvarez del Palacio (Universidad de León) Dr. José Antonio Robles Tascón (Licenciado en Educación Física, Luchador) L a lucha es un ejercicio natural e instintivo que no implica un equipamiento especial ni instalaciones costosas, en la que muchas veces no gana el más fuerte sino el que además de más o menos fuerza se muestra más hábil; el que con astucia y cautela sabe aprovechar el fallo de su contrario1. Las técnicas o mañas de la lucha que el hombre no ha parado de practicar, forman parte de los considerados movimientos motrices innatos. El secreto del combatir está en la combinación de movimientos y mañas lo más rápido posible. La práctica de la lucha implica todo el sistema musculoesquelético, los órganos sensoriales, la mente, la voluntad, así como toda la personalidad del luchador. Actualmente para ser un buen luchador hay que tener la fuerza de una persona que practica halterofilia, la agilidad de un acróbata, la resistencia de un corredor y el pensamiento táctico de un jugador de ajedrez. Según Carl Diem, es en los actos rituales en los que hay que buscar el origen de un buen número de ejercicios físicos: al principio fue el gesto de rezar, después el gesto de saludar (inclinación de la cabeza, genuflexión, postración), los bailes rituales; y puesto que todo culto lleva consigo un sistema de gestos y de acciones, es la imitación y repetición de estos gestos los que pueden ser considerados como primitivos ejercicios físicos. También los ejercicios físicos se convirtieron en un modo de contactar con las divinidades: el salto de altura ejercía un poder mágico sobre el crecimiento de los cereales; la victoria en la lucha indicaba la superioridad sobre las fuerzas enemigas; los juegos ruidosos tenían el poder de expulsar los malos espíritus etc. Aunque afirme que son los motivos religiosos y rituales el origen de la actividad deportiva, ésta es para Carl Diem igualmente "una propensión biológica al movimiento"2. S e g ú n distintas corrientes sociológicas, es el instinto de agresividad el que juega un p a p e l considerable en toda actividad deportiva, o la agresividad innata, o el complejo agresivo congenital. El deporte está tratado como una necesidad esotérica e instintiva por H. Gents en su "Historia de la Educación Física" y por B. Gillet en la "Historia de los Deportes". La mayoría de los autores estiman que al principio las actividades del hombre tenían un carácter utilitario (reproducción de las actividades de guerra y de trabajo) para pasar, enseguida, a ocupaciones imitativas simbólicas. Los primeros combates del hombre se relacionan con la lucha por la existencia y no tienen nada que ver con el deporte. Mediante la adaptación y el aprendizaje, el hombre prehistórico 3 llegó a perfeccionar sus movimientos . El entorno en que el hombre vivía y evolucionaba obligaba a una continua adaptación. Si consideramos las exigencias que se imponían a los jóvenes en los pueblos primitivos, no es difícil creer que estaban 1 Alfonso Castelli, “Atlética Pensante”, Enciclopedia dello sport, Ed. Sportive taliane, Roma, 1964, p. 362. C. Diem, Historia de los deportes, Ed. Luis de Caralt, Barcelona, 1966, pp. 3-9. 3 Alfonso Castelli, “Atlética Pensante”, Enciclopedia dello sport, op.cit, p. 362. 2 1 obligados a saltar un foso, lanzar la jabalina, matar un animal salvaje, luchar, etc4. La lucha nació como proceso común en todas las partes donde vivían los hombres. La forma concreta de manifestarse la lucha dependía del nivel de evolución del hombre, sus oficios, la flora o la fauna existente donde vivía, la agresividad del entorno, etc. La lucha se caracteriza por la unidad de su aparición así como una gran variabilidad de su desarrollo. Alfonso Castelli escribe que la cultura humana primitiva, con toda la actividad congenital, incluidas las guerras, es lo que nosotros llamamos actualmente 5 deporte . Piernavieja en su artículo "La lucha en la antigüedad", señala que el hombre ha aparecido sobre la tierra "con el juego que él ha heredado de sus antepasados y de los antropomorfos". Para él, el juego es el comienzo de toda cultura; es precisamente el juego el factor que ha traído consigo la evolución del hombre. Las ideas de Piernavieja están cercanas a la teoría de José Ortega y Gasset que insiste sobre los tres periodos en la evolución del género humano: el combate cuerpo a cuerpo, la prueba de atletismo y la afirmación del derecho del más fuerte6. Quizás 4 Ortega y Gasset, atribuya demasiada importancia al papel que el deporte ha jugado en la formación y organización de la sociedad. Para él, el deporte es una función primaria del hombre; él es libre y va más allá de los objetivos utilitarios. Para esta filosofía que idealiza las formas arcaicas de la vida, el ejercicio físico representa un medio inigualable para conservar las cualidades útiles del pasado7. Huizinga estudiando los instintos agonistas del hombre, considera que la cultura humana brota del juego8. El juego es lucha y la lucha es juego9, en las lenguas antiguas no había una distinción neta entre la noción de lucha y la de juego. Así se recoge en el análisis del texto de la Biblia (Segundo libro de Samuel) donde Abner dice a Joab: "que estos jóvenes se levanten y que jueguen, luchen ante nosotros". La cultura humana no comienza como juego ni se origina del juego, sino que es, mas bien, juego; el juego es una 10 lucha por algo o una representación de algo . No se puede determinar con exactitud ni el periodo de la aparición de la lucha ni la causa de su práctica. La gran mayoría de los investigadores lo explican por las condiciones de vida en los tiempos prehistóricos donde los hombres se vieron obligados a medir sus fuerzas tanto con los animales salvajes como con otros humanos. Lebedev, en su "Historia de la Lucha francesa profesional", explica el origen de esta actividad por la necesidad del hombre primitivo de defenderse de otros hombres y de los animales11. G. Kent escribe: "no hay duda de que el hombre prehistórico luchaba contra sus adversarios agarrándolos y que hacía lo mismo con animales feroces"12. Las formas de lucha tradicional practicadas durante siglos, nos han legado toda una serie de vestidos y accesorios utilizados para combatir como: el pantalón de cuero turco, el pantalón tejido persa, las chaquetas de Mongolia, la chaqueta de Georgia, el pantalón de Albania, así como los cinturones de todo tipo (moldavos, armenios, de Georgia, kazakos, finlandeses, suecos, leoneses, esquimales), gorras y zapatos G. Kent, A Pictorial history of wrestling, Spring books, Checoslovaquia, 1968, p. 9. A.Castelli, Storia della lotta, Roma, 1975, p.23. 6 Miguel Piernavieja del Pozo, “La lucha en la antigüedad”, Revista olímpica, 1973, 70/71, pp. 413-414. 7 Ortega y Gasset, “Origen deportivo de estado”, Obras Completas, Alianza, Madrid, 1983, tomo II, p. 607. 8 J. Huyzinga, Homo Ludens, Alianza, Madrid, 1966, p. 8. 9 Ibidem, p. 58. 10 Ibidem, pp. 27-94. 11 J. Levedev, “Historia de la lucha frencesa profesional”, tomado de G. Kent. op. cit. p. 37. 12 G. Kent, op. cit. pp. 9-10. 5 2 pesados mongoles, etc. Las primeras formas de lucha, las más primitivas, cuyo origen se remonta al paleolítico medio, reproducen, ya sea en su totalidad o parcialmente, los combates que el hombre ha llevado a cabo con animales y con otros hombres. El hombre, al igual que el resto de especies animales que juegan sobre todo en los primeros años de su ciclo vital, también juega. Los combates cuerpo a cuerpo y a distancia era algo cotidiano, era necesario el preveerlos y prepararse para ellos13. La lucha instintiva implica el combate entre dos adversarios en condiciones naturales. El combate a distancia se desarrolla ya sea con un arma (una piedra, un palo, una lanza, una flecha) ya sea sin armas (puñetazos, patadas y golpes). Las pruebas de parejas, el pugilato y la lucha son sin duda más antiguos que los 14 juegos con armas . En la lucha cuerpo a cuerpo las técnicas o mañas aplicadas tenían por objetivo el neutralizar el brazo, las piernas del adversario o el tirarle. En ciertos casos, el combate podía proseguir una vez tirado al suelo. Así es en el caso del "valto leonés" donde es famosa la sentencia: "más vale la vuelta que el valto". Por el contrario, otras veces, la lucha en tierra no era admitida, como en la lucha leonesa y canaria. Combatiendo contra diversos animales, el hombre aprendió a utilizar diferentes acciones de ataque y de defensa, que variaban según la especie animal. Muy a menudo, tras haber utilizado la piedra o la jabalina, el hombre estaba obligado a combatir al animal sin armas y se llegaba a la lucha cuerpo a cuerpo. Es muy probable que los hombres primitivos a medida que se "humanizaban" se acostumbraron a combatir sin que corriera la sangre, algo así como en la lucha/juego llevada a cabo por los niños a imagen de los juegos de animales. Es observando e imitando los combates de animales como el hombre ha estado en condiciones de enriquecer, por la vía de asociación, sus posiciones de combate. En la antigua China, fuera de los encuentros de lucha llamados "houa", los adversarios imitaban gestos propios del ciervo, los pájaros, el tigre, etc15. En el siglo XI el monje Tchoue h Yuan instauró u n sistema de lucha q u e c o mprendía cinco figuras p r i n c ipales: el dragón, l a serpiente, la grulla, el tigre y e l l e o p a rdo. Los combates con el oso son conocidos en muchos países de Asia y Europa. Eran en principio llevados a cabo con las manos desnudas o con la ayuda de una cuerda enrollada alrededor del puño. Para tirar al oso a tierra, para derribarle, había que hacer que perdiese el equilibrio, recurriendo muy a menudo a diferentes llaves en la cintura así como mañas de piernas. Desde el momento en que el objetivo del combate no consistía en la muerte o en herir al adversario se decidía la victoria según criterios nuevos. Progresivamente la victoria obtenida según unas normas predeportivas, aparece como un fenómeno aceptado. Este género de luchas comporta igualmente algunos elementos propios a los juegos de niños. En efecto, intentando imitar a los adultos, los combates de niños han estado siempre exentos de lesiones graves. Las luchas instintivas reflejan las necesidades del hombre, mientras que la lucha competitiva representa el desarrollo lógico y natural de esta primera. 13 Alfonso Castelli, “Atlética Pensante”, Enciclopedia dello sport, op cit. p. 362. Hans Damm, “Ejercicios deportivos primitivos”, Revista Citius, Altius, Fortius, tomo XVII y XVIII, p. 244. 15 El León, el elefante, el tigre, la pantera, el oso y el dragón designan las categorías de a lucha en Mongolia. Estos nombres fueron de muchos luchadores durante los siglos XIX y XX. 14 3