La Juez de Vigilancia Penitenciaria ha confirmado el mantenimiento del interno en segundo grado y la consiguiente denegación de su progresión a tercer grado con base en estos motivos: a) "larga condena (11 años, 2 meses 1 día)”; b) "reincidencia en la actividad delictiva); c) "drogodependencia no superada y relacionada con su actividad delictiva"; d)”no ha disfrutado de permisos de salida"; y e) "trayectoria penitenciaria irregular". El primer motivo nada significa por sí solo. Y si con él quiere aludir al tiempo que falta para cumplir la condena, debe rechazarse su invocación porque en la fecha del auto (4 de noviembre de 1.998) las tres cuartas partes de la condena ya habían sido cumplidas (lo fueron en marzo de 1.998) y el cumplimiento definitivo estaba previsto para febrero del año 2.000. La reincidencia ya fue tenida en cuenta agravándolas, en alguna de las condenas que el interno está cumpliendo. La no superación de la drogodependencia aparece en el expediente únicamente enunciada. La Juez la invoca después, pero no existe apoyo suficiente para tenerla por cierta. Que el interno fue drogodependiente debe tenerse por verdadero, ya que en la sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Málaga el 8 de agosto de 1.989 se apreció la atenuante analógica de drogadicción. Pero que el interno continúe drogadicto es una afirmación carente de datos que puedan fundamentarla, sobre todo cuando el interno ingresó en prisión en agosto de 1.993 y no había disfrutado de ningún permiso cuando la Juez dictó resolución. Otro tanto sucede con la llamada "trayectoria Penitenciaria irregular", pues se enuncian pero se omiten los datos que fundamentan el concepto. Si con él se pone de relieve una conducta que ha motivado sanciones y notas meritorias, no parece que sea una conducta anormal dentro de un establecimiento penitenciario. El único motivo valorado correctamente consiste en no haber disfrutado el ni terno de ningún permiso cuando la Junta de Tratamiento formuló su propuesta, la Dirección General de Instituciones Penitenciarias la aprobó y el Juzgado de Vigilancia desestimó el recurso del interno. En la actualidad el interno ha disfrutado sin incidencias de un permiso de salida (entre el 30 de noviembre de 1.998 y el 4 de diciembre de 1.998). Si por haberlo sido disfrutado después de la resolución impugnada no se valorara ahora, podría ocurrir (con toda probabilidad ocurriría) que el interno ya hubiera cumplido definitivamente su condena antes de que un futuro recurso de apelación pudiera ser resuelto. Para llegar a ésta conclusión el Tribunal se ha apoyado en el tiempo transcurrido desde que la Junta de Tratamiento formuló su propuesta de mantenimiento en segundo grado hasta la fecha de la resolución presente, que lo es del recurso de apelación interpuesto contra ese mantenimiento {diez meses). Por otro lado, se ha fundamentado en el tiempo que puede transcurrir desde la revisión de grado siguiente a la impugnada hasta que se resuelva el hipotético recurso de apelación (por el momento, la Junta de Tratamiento formuló su propuesta de revisión en noviembre de 1.998 y no había sido adoptada ninguna resolución por el Centro Directivo en marzo de 1.999). El interno tiene pendiente un juicio en el Juzgado de lo Penal nº 1 de Alcalá. Su celebración, suspendida en varias ocasiones, está prevista para el 28 de junio de éste año. Pero esa pendencia no puede afectar a la pretendida progresión a tercer grado, pues lo contrario supondría desconocer el contenido y alcance de la presunción de inocencia. El interno/acusado puede ser absuelto, en cuyo caso la valoración del juicio pendiente como elemento desfavorable le habría perjudicado sin motivo. Y si es condenado la condena producirá por sí sus efectos penitenciarios. Lo anterior conduce a estimar el recurso del interno, si bien en parte, ya que el haber disfrutado de un solo permiso impide hacer una mejor valoración de su preparación para una vida semilibre e impone la progresión a un tercer grado restringido. AUTO 411/99 29.3.99 JVP Nº2 EXP. 1212/89.