(Del lat. generositas, -atis). f. Inclinación o propensión del ánimo a anteponer el decoro a la utilidad y al interés. 2.f. Largueza, liberalidad. 3. Valor y esfuerzo en las empresas arduas. 4. Nobleza heredada de los mayores. -Diccionario de la Real Academia Española. Creciendo en la generosidad ¿De qué forma vives la generosidad? ¿Qué relacionas con ella? Sin duda, en tu vida has compartido con los demás algo de lo que tienes; o tal vez alguien te ha dado parte de lo que es suyo. Ésa es la forma elemental de vivir el valor: renunciar al egoísmo y compartir un objeto. Sin embargo, hay formas más variadas e interesantes de vivirlo. La idea general es aprender a dar lo mejor que tenemos, sea o no un artículo. Puede tratarse de un consejo, de horas de compañía o de ideas para que alguien resuelva un problema difícil. Se trata de dar con convencimiento y cariño sin esperar nada a cambio. A veces estamos en el “otro lado” del valor y ser generoso es también aprender a recibir con agradecimiento y amor. Si creces dando y recibiendo, enriqueces tu vida y la de los demás; construyen, entre todos, un mundo en el que a nadie le faltará nada. La generosidad es mi valor Una persona generosa experimenta gusto y placer en compartir con los demás todo lo que tiene sin afectar la satisfacción de sus propias necesidades. Este valor puede expresarse de forma material, mediante bienes u objetos. Pero existen muchas más formas de vivirlo: ayudar con una tarea o un consejo, compartir las propias habilidades, atributos y conocimientos. Sólo quien se siente rico por dentro y considera que se encuentra en la abundancia es capaz de dar con alegría. En general se trata de dar sin afectar el propio bienestar, pero han existido casos de personas que arriesgan su propia vida para ayudar o prestar un servicio a los demás.