Med Clin (Barc). 2010;135(14):665–670 www.elsevier.es/medicinaclinica Revisión Hormona de crecimiento: acciones y aplicaciones preventivas y terapéuticas Jesús Devesa a,b,, Pablo Devesa a,b y Pedro Reimunde a,b a b Departamento de Fisiologı́a, Facultad de Medicina, Santiago de Compostela, España Centro Médico Proyecto Foltra, Cacheiras, Teo, A Coruña, España I N F O R M A C I Ó N D E L A R T Í C U L O R E S U M E N Historia del artı́culo: Recibido el 5 de septiembre de 2009 Aceptado el 21 de octubre de 2009 On-line el 31 de diciembre de 2009 La hormona de crecimiento (GH) es una hormona pleiotrópica, expresada a nivel hipofisario y periférico, y que en el organismo desempeña multitud de papeles más allá de los conocidos a nivel metabólico y sobre el crecimiento longitudinal. Entre sus acciones destacan los efectos neurotróficos: incremento de la proliferación de precursores neurales en respuesta al daño neurológico e incremento de su supervivencia, probablemente en relación con una respuesta reparadora. A nivel cardiovascular la hormona mejora el perfil lipı́dico y disminuye los factores de riesgo, restaura la función endotelial, mejora la función cardı́aca y potencia la revascularización en territorios isquémicos. La administración de GH no parece guardar relación con el desarrollo tumoral, a diferencia de lo que ocurre con la producida de forma autocrina. Sobre la base de sus acciones, son múltiples las posibles aplicaciones preventivas y terapéuticas de la GH, entre las que están el tratamiento agudo del daño cerebral, por su efecto antiapoptótico, la regeneración nerviosa central o periférica, el tratamiento agudo de la anoxia perinatal, para prevención de la parálisis cerebral, la revascularización de territorios isquémicos, la reducción del tiempo de formación del callo óseo en fracturas y la cicatrización de úlceras tórpidas, como las más significativas. & 2009 Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. Palabras clave: Hormona de crecimiento Hormona de crecimiento y neurogénesis Daño cerebral Reparación neural Efectos cardiovasculares de la hormona de crecimiento Hormona de crecimiento y oncogénesis Growth hormone revisited A B S T R A C T Keywords: Growth hormone Growth hormone and neurogenesis Brain injury Neural repair Vascular effects of growth hormone Growth hormone and oncogenesis Growth hormone (GH) is a pleiotropic hormone, expressed at pituitary and peripheral level, which plays a number of different roles far beyond of those classically described. Among these effects it is remarkable the neurotropic role of GH: the hormone increases the proliferation and survival of neural precursors in response to neurological injuries. At the cardiovascular level, GH improves the lipidic profile and decreases the factors of cardiac risk; the hormone recovers the endothelial function, improves the cardiac function and potentiates revascularisation in ischemic territories. Differently to that occurring with autocrine GH, exogenous GH administration does not seem to be related to oncogenesis. According to its effects, there are multiple potential clinical applications of GH: acute treatment of brain injury, due to its antiapoptotic effect; central or peripheral neural regeneration; acute treatment of perinatal anoxia, prevention cerebral palsy; revascularisation of ischemic areas; decrease of the time of bone consolidation after a bone fracture; and torpid ulcer healing. & 2009 Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción Clásicamente, se ha venido considerando a la hormona de crecimiento (GH) como una hormona de acciones fundamentalmente metabólicas, causante del crecimiento longitudinal del organismo antes de que finalice la maduración sexual. Igualmente, de forma clásica se considera que esta hormona es un producto de secreción adenohipofisaria, sujeta a una regulación hipotalámica por la hormona liberadora de GH y somatostatina y parcialmente gástrica (en función de la ingesta) por ghrelina1. A la luz de los datos aparecidos en los últimos años, estos conceptos, si bien vigentes, deben ser ampliamente revisados, ya que hoy consideramos a la GH como una hormona pleiotrópica que en el organismo desempeña muy diversos papeles, que van mucho más allá de los hasta ahora establecidos. El presente artı́culo está dirigido a delinear estas múltiples acciones de la GH, diferentes de las meramente metabólicas y las ejercidas en el crecimiento longitudinal del organismo. Sistema de la hormona de crecimiento periférico Autor para correspondencia. Correo electrónico: jesus.devesa@usc.es (J. Devesa). En el momento actual es perfectamente conocido que son muy numerosos los tejidos en los que existe expresión de GH, hasta el 0025-7753/$ - see front matter & 2009 Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. doi:10.1016/j.medcli.2009.10.017 666 J. Devesa et al. / Med Clin (Barc). 2010;135(14):665–670 Figura 1. Arriba: expresión de la hormona de crecimiento en suprarrenal de rata a las 24 h (suprarrenalectomı́a contralateral: Ax 24 h) de suprarrenalectomı́a contralateral. Control: suprarrenal intacta. Abajo: expresión de la hormona de crecimiento en la hipófisis y en el hı́gado de rata, precorte (calles 2 y 4) y poscorte (calles 3 y 5) con enzimas de restricción. La calle 1 muestra los marcadores de peso molecular. Tomado de la tesina de licenciatura de Ramón Rı́os. punto de que podemos hablar de un auténtico sistema de GH periférico, como nuestro grupo postuló en 1999, distinto del clásico sistema somatotropo, funcional tanto en condiciones fisiológicas como patológicas, si bien se desconocen aún los mecanismos por los que este sistema está regulado. Su papel local serı́a el de actuar de forma autoparacrina, con especial atención a necesidades puntuales de proliferación o supervivencia celular. En la figura 1 se muestra esta expresión periférica de GH en algunos tejidos, como suprarrenales e hı́gado. Efectos neurotróficos de la hormona de crecimiento Efectos de la hormona de crecimiento sobre la neurogénesis del adulto Actualmente, son ya claros los efectos que la hormona desempeña como factor neurotrófico, bien directamente o a través del factor de crecimiento insulı́nico-I (IGF-I), al menos a nivel central2–5, si bien el o los mecanismos por los que actúa in vivo distan mucho de conocerse. Recientemente6, se ha demostrado la producción de la GH en el hipocampo, fuente, con la zona subventricular, de neurogénesis continua en el primate adulto7, y a este nivel la hormona aparece en el citoplasma de precursores neurales neoformados tras daño cerebral inducido en ratas8,9. También a este nivel se ha visto que el IGF-I incrementa la proliferación de progenitores neurales a través de una señalización mediada por la proteincinasa activada por mitógenos. Parece claro entonces que el eje GH-IGF-I tenga una especial significación en los procesos de neurogénesis del adulto, fisiológica y en respuesta al daño cerebral. Este supuesto se ha visto evidenciado, de forma indirecta, por el trabajo del grupo de Katakowski et al10, quienes demuestran que la activación de la vı́a PI3K/Akt, una de las principales en la señalización de la GH a través de su receptor11, es la causante de la migración de neuroblastos a zonas cerebrales dañadas, probablemente para actuar en la regeneración. De hecho, el grupo de Scheepens et al2,12 demostró que durante el proceso de recuperación tras daño cerebral producido por hipoxia-isquemia, la GH y su receptor aumentan su expresión en las zonas infartadas del córtex cerebral y zonas adyacentes, lo que indica que la hormona forma parte de un sistema central de neuroprotección. Por otra parte, son cada vez mayores las evidencias de que el eje GH-IGF-I está directamente implicado en la regulación del crecimiento, desarrollo y mielinización cerebral, de forma que la plasticidad en el sistema nervioso central, contemplada como el desempeño de interrelaciones funcionales entre los 3 principales tipos celulares, neuronas, astrocitos y oligodendrocitos, puede ser modulada por el eje GH-IGF-I, los que afectan a estos 3 tipos celulares de muy diversas formas13. Aberg et al4 han demostrado que tras 5 dı́as de administración de GH a ratas hipofisectomizadas adultas se incrementa de forma muy marcada la producción de precursores neurales en el hipocampo, el córtex parietal, el núcleo estriado y el córtex piriforme, mientras que la administración de la hormona a lı́neas celulares neurales produce una muy rápida respuesta de proliferación de estos precursores. Datos de nuestro grupo9 en ratas con daño cerebral inducido demuestran claramente que el tratamiento con GH potencia de forma clara la respuesta proliferativa desencadenada por el daño (tabla 1). Aumenta significativamente el número de precursores neurales en giro dentado de hipocampo y en el citoplasma de éstos aparece una marcada inmunorreactividad (IR) de la GH (fig. 2). Este dato de incremento de la proliferación de precursores neurales es también evidente por la mayor IR-proteı́na ácida fibrilar glial detectada en este territorio tras daño y administración de GH. La proteı́na ácida fibrilar glial es un marcador astrocı́tico que se expresa muy precozmente en la proliferación neural. Todo esto concuerda con los datos de Christophidis et al5: marcado incremento del receptor de la GH Tabla 1 Proliferación en la zona subgranular del giro dentado, valorada por incorporación de bromodesoxiuridina, en ratas jóvenes en condiciones control o tras tratamiento con hormona de crecimiento (GH 0,02 mg/kg; 5 dı́as; sc), comparada con la obtenida tras inducir daño cerebral mediante administración de ácido kaı́nico (ácido kaı́nico: K10; 10 mg ip) y tratamiento con hormona de crecimiento (GH) (K10+ GH, a las mismas dosis) Control: 16+3 GH: K10: K10+GH: 17+2 30+3 40+9 GH: hormona de crecimiento. po 0,05 frente a GH y control. p o0,05 frente a cualquier otro grupo.Mientras que el propio daño induce proliferación de precursores neurales, la administración de hormona de crecimiento potencia significativamente esta respuesta proliferativa. Los grupos estaban compuestos por 10 animales. Los resultados se muestran como media + error estándar de la media (EEM). Figura 2. Inmunorreactividad de la hormona de crecimiento (GH) en citoplasma de precursores neurales del giro dentado de ratas con daño cerebral inducido por ácido kaı́nico y tratadas con GH durante 5 dı́as (imagen 40 ). Tomado de Pablo Devesa. Diploma de estudios avanzados (DEA), Universidad de Santiago de Compostela, 2008. J. Devesa et al. / Med Clin (Barc). 2010;135(14):665–670 Figura 3. Precursor neural, como muestra el marcaje nuclear con bromodesoxiuridina, que migra desde el giro dentado de rata con daño cerebral inducido por ácido kaı́nico y tratada con hormona de crecimiento (GH) durante 5 dı́as. Obsérvese la inmunorreactividad de la GH en el citoplasma. Tomado de Pablo Devesa. Diploma de estudios avanzados (DEA), Universidad de Santiago de Compostela, 2008. en la zona subventricular del hemisferio dañado a los 5 dı́as de producir una grave hipoxia en ratas, coincidente en el tiempo con un incremento de la proliferación y neurogénesis en la zona subventricular de este hemisferio dañado. Por otra parte, la presencia de IRGH en células de la zona CA39 constituye un dato claro a favor del importante papel que la hormona puede desempeñar en estos procesos de neurogénesis y de reparación neural. Es a esta zona del hipocampo hacia donde migran las neuronas neoformadas en la zona subgranular del giro dentado, tras haber comenzado su proceso de maduración en la zona granular y emitir prolongaciones axónicas hacia la zona CA3. En su migración van acompañadas de redes de astrocitos, que les proporcionan los factores tróficos necesarios para su supervivencia y maduración. Es, por tanto, perfectamente factible que la presencia de IRGH en estas células detectadas en CA3 esté en relación con este papel trófico y de supervivencia. La detección de IRGH en células posmitóticas (IRbromodesoxiuridina+) en CA3, con morfologı́a de neuronas, pero también de astrocitos, apoya este supuesto (fig. 3). Parece claro entonces el efecto positivo que la GH desempeña sobre la neurogénesis del adulto, tanto fisiológica como reparadora, al menos en animales. Nuestros datos en pacientes con daño cerebral adquirido evidencian que este supuesto se da también en nuestra especie14–16. No son nuevos los experimentos en los que se ha observado que tras daño cerebral de tipo diverso se producen cambios en la interacción entre los axones de la zona dañada y las células de la glı́a. Estos mecanismos prevendrı́an una muerte neuronal excesiva y la formación de cicatrices, a la vez que estimuları́an la remielinización y reformarı́an circuitos y sinapsis compensatorias17,18. En este sentido hay que resaltar que, en la neurogénesis, los astrocitos forman una red en que las neuronas crecen, pero además liberan una serie de factores neurotróficos clave para los procesos de regeneración. Desde las zonas cerebrales dañadas se liberarı́an cascadas de citocinas quimioatractoras que activarı́an la migración y diferenciación neuronal de células progenitoras adultas19. La liberación de citocinas es una de las caracterı́sticas de la respuesta inflamatoria, y entre éstas se encuentran factores neurotróficos tan importantes en la neurogénesis como factor nervioso derivado del cerebro, factor de crecimiento neural, y neurotrofinas 3 y 4, producto también de secreción de los propios linfocitos que acuden al territorio dañado. Llegados a este punto conviene recordar, en primer lugar, el efecto que la GH desempeña en los procesos de hematopoyesis 667 medulares, directamente y a través de eritropoyetina, pero también que se trata de una potente citocina capaz de inducir marcada neutrofilia y activar la cascada de liberación masiva de otras citocinas en procesos de respuesta inflamatoria. Al margen de todo lo citado, hay ya muchos datos indicativos de que la GH y el IGF-I modulan una serie de procesos bioquı́micos a nivel central, relacionados, entre otros aspectos, con la adquisición de conocimiento. Datos del grupo de Mora20, en ratas viejas tratadas con GH, muestran que una serie de aminoácidos implicados en la neurotransmisión modifican al alza sus valores hacia valores de animales jóvenes: es el caso de la glutamina y de la arginina en el hipotálamo, el diencéfalo y la corteza parietotemporal, lo propio ocurre con el aspartato hipotalámico. Por el contrario, la citrulina, producto de degradación de la arginina tras la sı́ntesis de óxido nı́trico (ON), aumentada en las áreas mencionadas, disminuye al tratar los animales con GH. Alguno(s) de estos efectos de la GH pueden atribuirse al IGF-I, bien captado desde la periferia o producido localmente en el propio cerebro. Otros efectos compartidos por la GH y el IGF-I pueden explicarse por el cruce de acciones entre las vı́as de transducción de ambas hormonas; sin embargo, también hay muchos datos que apuntan a que la acción cerebral de la GH pueda ejercerse de forma directa sin participación del IGF-I, ya que actúa en territorios en los que no se encuentra el receptor para IGF-I y sı́ se encuentra el receptor para GH. Está claro que para atribuir a un factor una determinada acción en un determinado territorio es imprescindible demostrar que en éste se expresa el receptor del factor en cuestión. No sólo se ha detectado IR para el receptor de la GH en neuronas, astrocitos y oligodendrocitos21, sino que en zonas tan significativas como el plexo coroideo y el hipocampo se ha visto una marcada expresión de este receptor, tanto en roedores21 como en humanos22. El receptor de la GH y la GH se expresan en una serie de territorios cerebrales, incluido el hipocampo23–25. La producción de la GH en el hipocampo de rata adulta está regulada positivamente por estrógenos y estı́mulos estresantes6, aunque se desconoce si la presencia de la hormona es producto de expresión de precursores o de células en proceso de diferenciación y maduración, o bien producto de captación de la producida por otros tipos celulares. En este sentido, el daño cerebral se acompaña de una importante respuesta inflamatoria, con presencia masiva de células de la serie blanca que van a liberar grandes cantidades de todo tipo de citocinas. Muchas de éstas desempeñan un importante papel en la respuesta proliferativa neural, pero entre éstas puede estar la propia GH, fabricada por las células hemáticas. Al margen de que la GH presente a nivel neural sea un producto de expresión propia celular o de captación de la fabricada en otros territorios cerebrales, existen evidencias claras de que la GH circulante sistémica puede alcanzar el parénquima cerebral por diferentes mecanismos. En relación con este hecho, la presencia del receptor de la GH en el plexo coroideo indica que desempeña un papel en el transporte de la hormona desde la sangre a través de la barrera hematoencefálica26, si bien otros estudios indican que el mecanismo de entrada puede no ser dependiente del receptor y sı́ darse por simple difusión27. En cualquier caso, la administración de la hormona a pacientes GHdeficientes lleva a que los valores de la GH en el lı́quido cefalorraquı́deo se multipliquen hasta por 1028, lo que claramente indica que la hormona pasa la barrera hematoencefálica. Papel real de la hormona a nivel central Efectos de la hormona de crecimiento sobre la supervivencia celular Fue nuestro grupo quien por vez primera demostró que la GH es un potente factor de supervivencia celular, a expensas de la 668 J. Devesa et al. / Med Clin (Barc). 2010;135(14):665–670 inducción de la enzima antiapoptótica Akt11. Numerosos estudios posteriores han validado este mecanismo de acción en muy diversos tipos celulares. A diferencia del planteamiento anterior (la GH estimula la neurogénesis del adulto), otros autores indican que el efecto neurotrófico de la hormona puede estar en relación con su papel como factor de supervivencia celular más que como inductor de neurogénesis29–31. En varios modelos animales de degeneración nerviosa se ha comprobado que la GH protege tanto al cerebro como a la médula espinal de la muerte celular y es capaz de promover la supervivencia neuronal tras una lesión hipoxicoisquémica2,12,32,33. En relación con estos datos, es factible que la disminución de la GH asociada al envejecimiento34 pueda afectar al cerebro y contribuir al deterioro de éste35–38. El hipocampo es un área cerebral relacionada con la memoria episódica y espacial39 que se deteriora con la edad de forma paralela a las habilidades cognitivas40,41. En esta zona se ha visto que, asociada al envejecimiento, existe una disminución significativa en el número de neuronas, tanto en humanos como en la rata Fischer 34442. Lo propio ocurre en ratas Wistar de ambos sexos, mientras que el tratamiento con GH en dosis que consiguen restaurar las concentraciones del IGF-I plasmáticas a concentraciones similares a las que se encuentra en adultos jóvenes, es capaz de evitar esta disminución neuronal31. En el momento actual, y a la luz de los datos expuestos, podemos afirmar que el importante papel neurotrófico que la GH desempeña, al menos a nivel central, depende tanto de su efecto inductor de neurogénesis como de su papel como factor de supervivencia celular. La pregunta por resolver es: ¿se trata de un efecto directo y propio de la GH o se trata de una consecuencia de la inducción por ésta de otros factores neurotróficos? Efectos neurotróficos de la hormona de crecimiento a nivel periférico A diferencia de lo que ocurre a nivel central, los efectos neurotróficos periféricos de la GH se han estudiado menos. Datos muy recientes de Baudet et al43 indican que la hormona puede actuar, de forma autoparacrina o paracrina, como una molécula de señalización para promover el crecimiento axonal durante el desarrollo del sistema nervioso. Por otra parte, datos de nuestro grupo44 demuestran que la administración de la hormona es capaz de inducir una regeneración completa, anatómica, histológica y funcional del nervio ciático tras su sección en ratas. Igualmente nuestro grupo ha demostrado, en humanos16, que el tratamiento con GH es capaz de restaurar la inervación orofarı́ngea 15 años después de haberse perdido tras exéresis quirúrgica de un astrocitoma bulbar. En principio, es razonable pensar que la hormona puede desempeñar un papel periférico similar al que hemos descrito a nivel central, proliferación y supervivencia. Un apoyo a este supuesto viene dado por los datos de Winkler et al45 en un modelo de rata con lesión medular, ası́ como por los de nuestro grupo en pacientes tetrapléjicos. Otros efectos positivos de la hormona de crecimiento A partir del trabajo de Rudman et al46 se ha planteado el tratamiento sustitutivo con GH en ancianos, y la mayorı́a de los estudios realizados demuestran los efectos beneficiosos de la hormona47. Pero este tratamiento no está exento de efectos secundarios que han de tenerse en cuenta: disminución de la sensibilidad a la insulina e intolerancia a la glucosa, sı́ndrome del túnel carpiano y retención de lı́quidos, si bien estos sı́ntomas son poco frecuentes y de entidad menor46. Beneficios metabólicos y sobre la composición corporal Al igual que ocurre en los adultos con déficit de la GH, en los ancianos el tratamiento sustitutivo con GH aumenta la proporción de masa magra y reduce la grasa corporal, mejora la fuerza muscular47,48. Experimentos en animales corroboran estos datos. El tratamiento sustitutivo con GH tiene también efectos beneficiosos sobre las concentraciones de lı́pidos plasmáticos en la senectud, ya que disminuye las concentraciones de colesterol y mejora la relación entre las lipoproteı́nas de alta densidad y las lipoproteı́nas de baja densidad46. Por ser ya suficientemente conocidos, no vamos a detenernos en esta revisión en el análisis del efecto que sobre la osteogénesis desempeña la hormona en el caso de fracturas óseas. Efectos cardiovasculares El déficit de la GH del adulto se asocia a cambios en la composición corporal y a dislipidemia47,49, alteraciones que constituyen factores de riesgo cardiovascular. De hecho, estos pacientes presentan un mayor riesgo de enfermedad y mortalidad cardiovasculares prematuras. Numerosos estudios han demostrado que los pacientes con déficit de GH presentan disfunción endotelial, incluso previa a la instauración de enfermedad ateroesclerótica franca. Esta disfunción queda reflejada en una menor vasodilatación dependiente de endotelio50, que posiblemente se debe a una menor producción de ON endotelial, ya que tienen disminuidos los valores de nitritos y de guanidil monofosfato cı́clico en la orina51. Hoy se sabe que los principales efectos de la GH sobre el sistema cardiovascular son la estimulación del crecimiento de los cardiomiocitos y la producción de ON, molécula fundamental para la homeostasis vascular, inducida por el IGF-I51. El tratamiento sustitutivo con GH restaura la función endotelial50 y paralelamente disminuye el estrés oxidativo, fenómeno éste ı́ntimamente ligado a la disfunción endotelial. Esta mejorı́a en la función endotelial sucede independientemente del perfil lipı́dico de los individuos. Igualmente, la administración de la hormona es capaz de revertir lesiones vasculares estructurales incipientes, como el engrosamiento de la ı́ntima-media. El papel de la GH y del IGF-I como moduladores de la estructura y función miocárdica está, por tanto, bien establecido. En pacientes GH-deficientes, el tratamiento sustitutivo es capaz de mejorar la función cardı́aca, con lo que aumenta la masa muscular del ventrı́culo izquierdo52. Diversos estudios experimentales muestran los efectos beneficiosos de la GH en el tratamiento del infarto de miocardio en animales de experimentación. Ası́, el tratamiento con GH postinfarto en ratas disminuye los volúmenes telesistólico y telediástólico, y evita la disminución en la fracción de eyección que tiene lugar tras un infarto de miocardio. Por tanto, parece que la administración de la GH tras éste preserva la función del ventrı́culo izquierdo y evita su remodelado patológico53. A nivel cardiovascular el efecto positivo de la GH no se limita a la mejora citada de la función miocárdica. La hormona es capaz, probablemente vı́a inducción del factor de crecimiento vascular, de potenciar la revascularización de un territorio en el que ésta se ha perdido, a expensas de poner en marcha un potente efecto angiogénico. ¿Es la hormona de crecimiento un factor de riesgo oncogénico? En conjunto, todos los datos expuestos apuntan a que la administración de la GH, en pacientes que ası́ lo requieran, aunque no exista déficit de la hormona, incluido el del adulto, J. Devesa et al. / Med Clin (Barc). 2010;135(14):665–670 tiene más efectos beneficiosos sobre el organismo que potenciales efectos de riesgo. De hecho, el principal factor de riesgo que se ha venido invocando con relación a la hormona fue su posible papel como inductor del desarrollo de una serie de tumores, efecto éste que no se ha demostrado pese a los cientos de miles de sujetos que desde hace años con ésta se tratan. Sı́ es cierto que existe expresión de la hormona y su receptor en una serie de tipos tumorales (mama, colon, leucemia o próstata), y de hecho fue nuestro grupo quien demostró que la GH era un factor de proliferación y supervivencia en células de leucemia mieloide humana54,55. Esto no significa, sin embargo, que la hormona promueva el desarrollo tumoral, si bien podrı́a favorecerlo de forma acorde con sus efectos proliferativos y antiapoptóticos, y el hecho de que prácticamente se expresa, de forma fisiológica, en todos los tejidos. Sin embargo, incluso este supuesto es cuestionable. Diferente es el caso de la GH expresada en la periferia. De acuerdo con el grupo de Lobie56, las propiedades oncogénicas de la GH son exclusivas de la hormona producida localmente, la que actúa de forma autocrina, ya que la GH administrada exógenamente, que imita los efectos de la secretada por la hipófisis, no induce transformaciones oncogénicas. Quizás esto se deba a que la GH exógena y la autocrina regulan de forma diferente la expresión de una serie de genes57, probablemente por el distinto patrón con el que una y otra alcanzan las células: pulsátil y secretada a altas concentraciones la primera, y de forma tónica y a bajos niveles la segunda. Mientras la GH exógena induce una activación transitoria de la cinasa activada por mitógenos (MAP) cinasa p44/4258, la hormona producida de forma autocrina lleva a una activación mantenida de este mitógeno, durante al menos 48 h. Estos efectos tan diferentes, a nivel oncogénico, de la GH exógena y la autocrina son plenamente concordantes con el gran número de datos clı́nicos acerca de pacientes tratados con la hormona, sin que esto se refleje en un incremento del número de neoplasias con relación a la población normal. Muy distinto es el efecto que el IGF-I, al igual que la insulina, tiene sobre la inducción de proliferaciones anómalas, algo que actualmente parece estar perfectamente contrastado, cuando una y otra hormona se encuentran en altas concentraciones en plasma. La administración de la GH, por su inducción de expresión del IGF-I, debe llevarse a cabo, por tanto, en dosis que no eleven la tasa del IGF-I circulante a valores superiores a 2 desviaciones estándares de la media normal para el grupo de edad al que pertenece el paciente tratado. Conclusiones Si bien en el momento actual la administración de la GH está fundamentalmente restringida a pacientes con déficit de la hormona, a la vista de los datos expuestos creemos que en un futuro, no muy lejano, el espectro de aplicaciones se ampliará considerablemente, y presumiblemente el elevado precio que actualmente un tratamiento comporta disminuirá de forma sustancial, como también disminuirı́a el gasto sanitario al reducirse las secuelas y el tiempo de hospitalización. Entre las posibles aplicaciones se encuentran el tratamiento agudo del daño cerebral (bien sea de origen traumático o hipoxicoisquémico), por su efecto antiapoptótico, la revascularización de territorios en los que el flujo sanguı́neo se ha visto afectado, la regeneración nerviosa central o periférica, el tratamiento agudo de la anoxia perinatal para prevención de la parálisis cerebral, la reducción del tiempo de formación del callo óseo en fracturas, la cicatrización de úlceras tórpidas, etc. Éstos serı́an sin duda los procesos más susceptibles, y frecuentes, de tratarse de forma eficaz con la hormona. El tiempo dirá si nuestro 669 planteamiento es o no correcto, si bien los datos de que actualmente disponemos más bien indican lo primero. Por último, un aspecto importante a la hora de iniciar un tratamiento con GH es el considerar su inmediata supresión en el momento en el que exista, o se sospeche, un proceso infeccioso que ponga en peligro la vida del paciente, como puede ser una neumonı́a. La acentuada neutrofilia que la hormona induce, unida a la propia de respuesta al proceso infeccioso, puede poner en marcha una cascada mortal de liberación masiva de citocinas que lleven al fallecimiento por fallo multisistémico, una respuesta exacerbada de los mecanismos de defensa frente a la infección. Conflicto de intereses La Asociación para el Proyecto Foltra financió en parte los estudios reflejados en este trabajo. Agradecimientos A los Prof. Arce y Tresguerres por sus propuestas a la hora de redactar este artı́culo. Al Dr. Ramón Rı́os (Q.E.P.D.) por sus estudios sobre el sistema de la GH periférico. Bibliografı́a 1. Arce V, Devesa J, Tresguerres JAF. Hormona de crecimiento. En: Tresguerres JAF, editor. 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