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LOS GRITOS SURGEN DE LA PÉRDIDA DE AUTORIDAD
GUILLERMO BALLENATO PRIETO, psicólogo, docente y escritor, orientador de la Universidad
Carlos III de Madrid. Autor de “Educar sin gritar”, editado por A Esfera dos Livros.
- “Educar sin gritar” es el título de su nuevo libro. ¿Es posible ofrecer una receta?
El conocimiento de la complejidad del ser humano nos enseña que no hay recetas que sirvan para
todos los casos por igual. Cada padre o madre, cada niño o niña, cada familia, cada grupo de clase…
son diferentes. Soy un apasionado de la comunicación y de la educación, y en este libro he querido
compartir y dar a conocer la validez de algunos principios básicos que se deben tener en cuenta a la
hora de abordar la tarea de educar. Este manual se ha gestado con ilusión, durante muchos años de
trabajo, observación, reflexión y experiencia. Me siento orgulloso de que la editorial A Esfera dos
Livros lo ponga a disposición del gran público aquí en Portugal, donde estoy convencido de que su
público, tan culto y ávido de conocimiento, le brindará la misma gran acogida y éxito que tiene en
España.
- Padres, educadores y profesores, ¿deben sentirse culpables cuando gritan a los niños y a los
jóvenes?
Debemos ser comprensivos con la pérdida de control de muchos educadores en el desempeño de una
tarea que resulta tan compleja y difícil. Tampoco es lo mismo una pérdida de control puntual que un
estilo de comunicación agresivo y autocrático sistemático. En cualquier caso tiene poco sentido
culpabilizarse. Es difícil encontrar la serenidad necesaria para educar cuando la persona se siente
invadida de sentimientos de culpa. Es preferible aprender del error y rectificar. Lo verdaderamente
importante es llegar a adquirir estrategias educativas alternativas que resulten más positivas.
- ¿Qué consejos daría para que se eduque sin elevar el tono de voz?
Cuando surgen los gritos en las relaciones interpersonales conviene analizar varias cuestiones: en qué
contexto se producen, con qué frecuencia, quién o quienes pierden habitualmente los papeles… Los
gritos surgen de la sensación de impotencia y pérdida de autoridad de los padres; en ocasiones son
fruto de su propio malestar personal. Por ahí deberíamos empezar. Un padre o una madre felices
pueden realizar mejor su tarea de educar. Deben evitar sobredimensionar algunas cuestiones de
segundo orden, que pueden enturbiar las relaciones con sus hijos y que sin embargo no son tan
importantes. También deben aprender a contar hasta diez antes de hablar; e incluso hasta cien. Y, si en
algún momento pierden los nervios, saber disculparse.
- Presenta varios consejos básicos para una educación positiva con los niños y adolescentes. ¿Son
todos ellos necesarios para educar?
He pretendido abordar las bases de una verdadera educación integral. Planteo la importancia de
mejorar la comunicación desde una comprensión y una escucha real de los hijos. He destacado la
importancia de la coherencia y el sentido de la ecuanimidad y de la justicia como elemento
imprescindible para que los educadores puedan tener autoridad moral. En el entorno familiar considero
esenciales el afecto, la motivación, la alabanza y el reconocimiento. Así como el desarrollo de
principios y valores humanos de convivencia, que posibilitan la adecuada integración social del joven
y su progresiva aportación positiva a la sociedad.
- ¿Cómo explicar a un padre o un maestro que no debe gritar para imponer su punto de vista?
Conviene recordar los efectos negativos de los malos modos en la comunicación: el consiguiente
desgaste de su autoridad, la pérdida de la razón -aun cuando realmente la tengan-, los sentimientos de
culpa, la disminución de la autoestima en el niño, la pérdida de confianza y enrarecimiento de las
relaciones. La mejor forma de enseñar autocontrol a los hijos es mostrándolo con nuestra propia
conducta. Hay un maravilloso aforismo latino que dice que “la palabra enseña pero el ejemplo
arrastra”. No podemos pedir a los hijos que no levanten la voz y decírselo a gritos. El diálogo se basa
en la escucha. Escuchar al otro es dejarle ser. Es intentar entender y respetar su punto de vista.
- Por su experiencia en psicopedagogía, ¿los padres gritan mucho a los jóvenes? En caso
afirmativo, ¿en qué situaciones lo hacen más?
No es una conducta habitual, pero los últimos años han venido acompañados de un significativo
empobrecimiento cultural y educativo generalizado. Es fácil de comprobar viendo los personajes que
aparecen en pantalla en diversos canales de televisión, su forma de expresarse e interactuar. Es
necesario recuperar el respeto hacia los demás; una tertulia en la televisión también es un modelo que
educa. El autoritarismo que se ejercía hace unas décadas se convirtió en una permisividad tan ineficaz
como contraproducente. Se mima y se consiente todo a los hijos. Los padres acaban por verse casi
amenazados por niños que también les gritan, y que en realidad están reclamando autoridad y normas
claras. Y cuando quieren recuperar parte de ese poder que han perdido sólo se les ocurre en muchos
casos recurrir a los gritos y a los malos modos.
- ¿Qué sucede en las escuelas? ¿Un profesor que a veces grita no es respetado? ¿Se pierde la
autoridad cuando se grita?
La docencia es una labor muy compleja cuyo valor debe reivindicarse continuamente como
contribución a la mejora de la sociedad. El docente es un agente de cambio social. Hay muchas formas
de hacer valer la autoridad en el aula. El profesor debe ser un modelo, un referente moral, un ejemplo
de conducta. De ello deriva la autoridad moral que le confieren sus alumnos, que supone un verdadero
liderazgo que destaca por su poder de influencia. Hay profesores que pierden su autoridad real, debido
a su falta de sentido de la equidad y la justicia, mostrándose arbitrarios, demostrando favoritismos…
Los alumnos tienden a perder el respeto ante estas conductas. Los profesores podrían intentar mantener
una autoridad meramente aparente, respondiendo ante sus alumnos a base de castigos –con los que de
entrada estoy en desacuerdo-; o bien gritando y perdiendo el control ante sus alumnos, con la
consiguiente progresiva pérdida de autoridad.
- En su opinión, ¿qué papel van a desempeñar las nuevas tecnologías en la educación de los más
jóvenes?
Es un papel muy destacado. Internet es una fuente inagotable de información que permite satisfacer la
curiosidad de los jóvenes. Lo que debemos es aprender a despertar en ellos esa curiosidad, ese deseo
de investigar, de saber, de descubrir. Hay que enseñarle también a manejar adecuadamente esas nuevas
tecnologías, de modo que cumplan una función verdaderamente educativa, que no es incompatible con
su carácter lúdico. Por otro lado, las nuevas tecnologías, mal entendidas, podrían llevar al retraimiento
y a la pérdida de habilidades sociales de los jóvenes, así como al empobrecimiento del lenguaje, que
tiende a simplificarse y a descuidarse al escribir en determinados foros y soportes informáticos. Una
buena supervisión -y no me refiero a control- por parte de los padres seguro que deriva en un uso
adecuado, y al aprovechamiento de todas las ventajas que acompañan a las nuevas tecnologías.
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Una cita: “Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres” Pitágoras
Un libro: Muchos libros de cuentos Zen…
Una música: Johann Sebastian Bach, Jesus bleibet meine Freude (BWV 147)
Un autor: Anthony de Mello
Un político: Mahatma Gandhi
Un viaje: a China, todavía por realizar.
Un recuerdo de infancia: La llegada de la democracia a España.
Un sueño por cumplir: Cada día es un sueño por cumplir.
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