Tipos de formateo de disco duro El formato de disco es un conjunto de operaciones informáticas, independientes entre sí, físicas o lógicas, que permiten restablecer un disco duro, una memoria USB, una partición del disco duro o de la memoria USB o cualquier otro dispositivo de almacenamiento de datos a su estado original, u óptimo para ser reutilizado o reescrito con nueva información. Esta operación puede borrar, aunque no de forma definitiva, los datos contenidos en él. En algunos casos esta utilidad puede ir acompañada de un Particionado de disco. Formateo físico: Este tipo de formateo, también llamado Formateo de bajo nivel es el que define el tamaño de los sectores, así como su ubicación en los discos. En los discos duros este tipo de formateo no suele ser necesario hacerlo por parte del usuario, ya que los discos duros vienen ya con el formateo físico hecho de fabrica. Es un tipo de formateo que no se hace a través del sistema operativo o utilidades de estos SO, sino que hay que hacerlo a través de unos programas específicos para ello, generalmente proporcionados como utilidades por los propios fabricantes del disco. Además, este formato no se suele perder, salvo por averías causadas por campos magnéticos, elevadas temperaturas o por un problema físico en el disco duro. Es un tipo de formateo muy lento, pudiendo llegar a tardarse en el varias horas (dependiendo, claro está, del tamaño del disco). Hay que aclarar que una vez realizado un formateo físico es totalmente imposible recuperar nada de lo que hubiera en el disco anteriormente. Formateo lógico: Este es el tipo de formateo que si que solemos hacer. Aquí hay que hacer una diferenciación: Cuando hemos formateado el disco, la información de este formateo se guarda en los sectores de inicio del disco. En estos mismos sectores, que se conocen en su conjunto como sectores de arranque, cuando grabamos algo en el disco, se guarda también la información de los clúster que ocupan estos archivos. Pues bien, hay un tipo de formateo, llamado formateo rápido que en realidad lo único que hace es eliminar esta información. Esta operación, mal llamada formateo no es tal, puesto que no hace una revisión del disco, tan solo se limita a eliminar la información del contenido de los clúster. Aclarado este punto, retomemos el tema que nos ocupa, que es el formateo. Como ya hemos dicho, estos sectores de 512 bytes se agrupan para su utilización efectiva en clúster, que es la unidad real más pequeña que nuestro sistema va a utilizar. Cada clúster pertenece solo a un determinado archivo, y este a su vez puede estar compuesto por uno o más clúster (tantos como sean necesarios para albergar la totalidad del archivo). Un formateo tiene en realidad varias funciones: Por un lado reescribir la tabla de particiones, que es donde se guarda la información sobre los clúster que forman esta. Por otro lado, examina los sectores que componen el clúster en busca de errores. Si encuentra algún error, marca el clúster como no utilizable, evitando que se pueda escribir en el, con la posible pérdida de datos que esto supondría. Y por otro lado, determina el tamaño del clúster (cantidad de sectores que lo componen). Este es un dato muy importante, que depende del sistema operativo que utilicemos y del tipo de partición empleada, ya que como hemos visto, un archivo se aloja en uno o varios clúster, dependiendo de su tamaño, pero cada clúster pertenece a un solo archivo, por lo que el espacio sobrante se desperdicia.