LOS CUATRO ELEMENTOS PUBLICADA EN EDICIÓN N° 19 DE CONTEXTO PSICOLOGICO No podría seguir el desarrollo histórico de los conceptos fundamentales de la psiquiatría, sin detenerme a beber de la fuente de la que nacen casi todas las palabras. Para ello debo remontarme a los días de Hipócrates de Cos, entre los siglos V y VI adC. , cuando en Grecia estaba en pleno apogeo el culto a Asclepio, dios de la medicina. Los santuarios de Asclepio eran, a la vez, centros terapéuticos a los que peregrinaban los enfermos desde lugares lejanos, en muchos de ellos funcionaban las escuelas de medicina. Eran algo parecido a un hospital escuela. El de Epidauro, situado en un valle del Peloponeso, era el más importante. La expansión arquitectónica del templo da cuenta de la importante afluencia de personas que lo visitaban. La fama del dios Asclepio llegó hasta los romanos, quienes lo llamaron Esculapio y erigieron un santuario en la famosa isla Tiberina. Con el tiempo, los templos se erigieron a los largo y a lo ancho del imperio. La escuela de Cos había logrado cierta fama debido al excelente nivel formativo de sus médicos. En ella, a los trece años, Hipócrates, hijo de Heráclides, también médico, comenzó sus estudios. La importancia de Hipócrates, consistió, fundamentalmente, en producir una ruptura con la concepción mágico-animista de las enfermedades, para desarrollar un sistema racional de estudio de las mismas, basado en la observación y la experiencia. Los problemas de salud, al menos para quienes seguían sus enseñanzas, dejaron de ser el producto de la persecución y la cólera de los dioses, para pasar a tener causas naturales y corporales. Hipócrates tuvo, durante su formación, una gran influencia de los filósofos griegos presocráticos. Se inspiró, fundamentalmente, en Empédocles y la idea de que eran cuatro los elementos existentes: el agua, el aire, la tierra y el fuego; y sus respectivas cualidades: la humedad, el frío, la sequedad y el calor. “Estos elementos subsisten siempre, y no se hacen o devienen; sólo que siendo, ya más, ya menos, se mezclan y se desunen, se agregan y se separan” (Aristóteles, Metafísica). Desde este marco referencial, Hipócrates postuló la noción de que el cuerpo estaba compuesto de cuatro humores básicos: sangre, bilis amarilla, bilis negra y flema. El equilibrio de los mismos era pensado en términos de salud, y el desequilibrio como enfermedad. Hasta la cuestión de los cuatro temperamentos remitía a los cuatro humores: el sanguíneo, el colérico, el flemático y el melancólico. En el “Corpus Hippocraticum” aparecen numerosos conceptos y palabras, cuya vigencia es asombrosa. Tomaré sólo un puñado de cuatro (la cifra no es casual), unas pocas que me sirvan a modo de introducción al tema de las psicosis. 1) Melancolía: es el paradigma de la concepción hipocrática de enfermedad. Etimológicamente significa “bilis negra”, y está compuesta por: melaina (negra) y chole (bilis). La palabra se usaba tanto en función de la noción de enfermedad como de temperamento. Hipócrates sostenía que: “Los melancólicos, cuando la sangre está estropeada por la bilis y la flema, desarrollan su enfermedad; su estado de espíritu se perturba, algunos de ellos también enloquecen...”, “cuando el temor y la tristeza duran mucho, es un estado melancólico”. Para Hipócrates, la melancolía es la consecuencia de un desequilibrio humoral con exceso de bilis negra. 2) Manía: la palabra deriva de la raíz “maino” que aludía, entre otras cosas, a “ponerse furioso”, “transportado”, “fuera de sí”, “estar cegado”. El vocablo “maníodes” significa “inspiración”, “entusiasmo” y “extravío”, con el tiempo se utilizó para hacer referencia a la locura en general. Aristóteles, al abordar el tema de la genialidad y la enfermedad, se expresaba en términos hipocráticos: “...la bilis negra, que por naturaleza es fría... puede... cuando excede en el cuerpo la justa medida, provocar parálisis, rigideces, desánimo o estados de ansiedad. Pero si se calienta en exceso provoca alborozo, de modo que se canta y se entra en éxtasis. (Libro XXX de Problemas, titulado “De lo que se refiere a la sensatez, el entendimiento y la sabiduría”). 3) Paranoia: deriva del griego “para” (fuera, al lado de, paralelo) y “nous” (espíritu, pensamiento). Algunos autores la traducen como espíritu no centrado o pensamiento paralelo. Otros no dudan en decir que significa “una mente detrás de uno mismo” (1). El uso de la palabra paranous, en la obra de Hipócrates, era bastante amplio, casi extensivo a toda enfermedad mental; bastante lejos, conceptual y temporalmente, del uso actual de la palabra, forjado, en buena medida, por las consideraciones Kraepelinianas sobre la paranoia. Necesito una cuarta palabra para completar la serie. Elegiré una palabra griega, que no es de los tiempos de Hipócrates, es mucho más reciente. 4) Esquizofrenia: Extraña palabra griega nacida en el marco de la psiquiatría a comienzos del siglo veinte, bajo los influjos del psicoanálisis. Resultado de la unión de “Schizein” (separar, dividir, hendir, rajar) y “phrenos” (pensamiento, mente). Fue creada por el psiquiatra suizo Eugen Bleuler, quien decía: “Llamo esquizofrenia a la demencia precoz, porque, como espero demostrarlo, la escisión de las funciones psíquicas más diversas es una de sus características más importantes. Por razones de comodidad, empleo esta palabra en singular, aunque es verosímil que este grupo incluya varias enfermedades”. Estas cuatro palabras, dispuestas a manera de polos que permanentemente se atraen y se rechazan: manía-melancolía, por un lado, y esquizofrenia-paranoia, por el otro, serán el eje de nuestros próximos encuentros. (1)Introducción a la psiquiatría (Primera edición). Manuel Suárez Richards. Editorial Slider. La Plata. Argentina BIBLIOGRAFÍA: -Fundamentos de la psiquiatría actual. Prof. Francisco Alonso-Fernández. Tercera Edición. Editorial paz Montalvo. -Enciclopedia Iberoamericana de psiquiatría. Vidal, Alarcón, Lolas. Editorial Médica Panamericana. -Introducción a la Psiquiatría. Manuel Suárez Richards. Editorial Slider. -Trastornos bipolares, conceptos clínicos, neurobiológicos y terapéuticos. Akiskal, Cetkovich-Bakmas, García-Bonetto, Strejilevich, Vázquez. Editorial Médica Panamericana. - Diccionario de Filosofía. J. Ferrater Mora. Ariel Referencia.