264 SOCIALISTAS E HISTORICISTAS HISTORIA OE LA TEORIA ECONOMICA y DESU METOOO nivelación de las relaciones de poder, Proudhon estimulaba la diversidad socia4 cual es a su vez estimulada por la competencia y es coherente con la libe indi.vidual: La diversi.da~ ~ocial tiende a evitar la parálisis económica, aumentan los mCen!lVOS de los individuos para llegar a un compromiso. Además, las dispu . que no tienen lugar en el mercado (por ejemplo, sobre cuestiones ideológicas) pueden surgir en el marco del verdadero mutualismo. l. Este ~utualismo de Proudhon es otra tendencia que compartía COn Sairi Simón. Nmguno de ellos confiaba en el ejercicio egoísta del interés propio pa instaurar espontáneamente la armonía social. Sin embargo, Saint-Simon sugería sustitución del gobierno tradicional por una jerarquía de expertos que estuvie más capacitados para discernir y asegurar el interés público. Proudhon evitab todas lasformas de ley, gobierno y jerarquía, en favor de la normamutualista de'l "justicia conmutativa. Eldeberde todoslos negociadores en el intercambio proudh; nianoes entregar un biende valorrealigual al del quese recibe. Así pues, Proudho impondría la misma regla básica de intercambio que Aristóteles o Aquino (véase e capítulo 2). El problema que plantean estos máximos de intercambio (como hem' visto) es que su naturaleza puramente subjetiva no garantiza la viabilidad dé intercambio mutuo. Para ser justos con Proudhon, diremos que él reconocía es defecto de su teoría del intercambio, pero que nunca pudo resolverlo adecuad mente, de un modo coherente con sus otros principios de libertad. HISTORICISMO Hablando en sentido figurado, la clase de crítica a la que se ha pasado revista hasta aquíafecta a los puntos débiles de la economía clásica sindañarseriamente el corpuS~ de la teoría económica. En cierta medida, la economía del siglo XIX fue una victoria de la razón sobre el sentimiento, aunque hay que señalar que, al final, la crítici legítima tiende a modificar la doctrina económica, íncluso si la trayectoria de I( modificación es larga y laberíntica. Sinembargo, una forma de crítica metodológica:" efectuó incursiones significativas en la economía: el movimiento histórico que acumuIó fuerza e influencia durante la segunda mitad del siglo XIX. Hubo dos variantes decimonónicas de historicismo que produjeron un impacto; sobre la economía. La variante alemana fue anterior a su equivalente inglesa y hasta' cierto punto"tuvo una influencia diferente. El historicismo alemán constituyó una! forma de crítica decimonónica más suave que la economía marxiana; por lo tanto.j aparece en estecapítulo como un telón de fondo de la labor singular de Marx enlas; ciencias sociales. La variante británica del historicismo no estuvo desconectada de su estilo alemán, pero su impacto se dejó sentir con mayor vigor en la economía neoclásica británica y en el institucionalismo americano (véase el capítulo 17). En: consecuencia, se aplaza a un capitulo posterior una discusión más a fondo del" historicismo británico. Entre otros temas, los historicistas plantearon la cuestión de si la economía podía estudiarse aparte del medio político, histórico y social, tema que todavía es' objeto de debate entre determinados científicos sociales. Tanto WilIiam S. Jevons (véase el capitulo 14) como Aifred Marshall (véase el capítulo 15) hicieron importan-e 265 tes concesiones a l?s puntos de vista históricos. Además, cierto número de organizadores de la American Economic Association (fundada en 1886), en particular Richard T. Ely, su primer secretario, se educaron en Alemania hajo la égida de los historicistas. Por lo tanto, la significación del movimiento no debe tomarse a la ligera, aunque los principales temas metodológicos planteados por loshistoricistas (relacionados con la inducción y la deducción) se basaran a veces en un concepto erróneo de los procesos lógicos. ¡~SCUELA HISTORICA ALEMANA La escuela histórica. alemana se suele dividir en dos grupos de autores: la «vieja» escuela, menos radical, y la «joven» escuela, cuyas opiniones sobre el método eran más. radicales e intransigentes. El grupo de autores más antiguo está tradicionalmente representado por Wilhelm Roscher, su fundador, Karl Knies y Bruno Hildebrand; el grupo másjovenestá dominado por el tenaz Gustav Schmoller. Fechar el origen de lasideas essiempre un asunto dificil (cuando noimposihle), y el caso del historicismo económico, evidentemente, no es una excepción. Aunque autores que combinasen un interés en los temas económicos con la investigación histórica pueden encontrarse en toda la historia de las ideas, es evidente que un conjunto de ellos estuvieron agrupándose intelectualmente desde principios de la cuartadécada del siglo XIX en Alemania (Roscher comenzó su investigación histórica ya en 1842). Existen diversas razones para la supremacía subsiguiente del movimiento historicista en Alemania. En primer lugar, un entorno más favorable le permitió a la economía histórica insertarse en él. La economía teórica no había llegado a arraigar nunca de un modo firme en Alemania. Como señaló Schumpeter, la teoría fue en aquel país una planta extraña que había sido trasplantada por manos que no eran en absoluto especialmente diestras. En segundo lugar, la filosofía continental, y particularmente alemana, había insistido siempre en una aproximación «orgánica)', en contraste con una-aproximación individualista, a los problemas filosóficos >' sociales. Así pues, hombres del calibre de Roscher, Knies y Hildebrand, e{poleados en parteporla filosofía de Hegel y por la jurisprudencia orgánica de Frederick Karl vanSavigny, fueron atraídos por la búsqueda de un amplio conjunto de leyes económicas y culturales que explicasen e! mundo circundante. No es precisa una interprvración forzada de Roscher, por ejemplo, para encontrar ideas hegelianas sobre la historia, que Hegel consideraba como un desplegamiento continuo del espíritu que se revela a sí mismo, en los fenómenos externos, a los individuos. El énfasis de Hegel en las ideas que van evolucionando como fuerza motivadora de los cambios en la organización social estáimplícito en la mayoría de la literatura radical alemana, incluido el movimiento historicista. Ocupa un lugar central en la doctrina de la sucesión de estados de Fríedrich List, por ejemplo, que ya fue desarrollada en 1845. En efecto, la filosofía hegeliana impregnó prácticamente todoslos aspectos del pensamiento social alemán en el siglo XIX. incluyendo el de Marx y los románticos. 266 HISTORIA DE LA TECRIA ECONOMICA y DE SU METODO Wilhelm Roscher Es una lástima que el tiempo y una dudosa reputación hayanarrojado una 80mB sobrela masa de la literatura historicista. Muchos historiadores del pensamiento'! pasanpor alto en silencio, mientras que otros se detienen brevemente para bromeW sobre la famosa (e inútil) methodenstreit, literalmente «batalla de los métodos», COl? Schmoller y el líderde la escuela austriaca, Cari Menger (véase el capitulo 13).Est¡ olvido es particularmente lamentable en el caso del representante y fundador de 1"' vieja escuela, Wilhelm Roscher. Roscher nació en Hannover en 1817, y de 1835 a 1839 estudió jurisprudencia" filosofia en las Universidades de Góttingen y Berlín. Comojefede la escuela histó' ca enseñó en la Universidad de Leipzig (desde 1848), donde fue profesor de eco~ mía política. Aunque 'Roscher empezó su trabajo sobre historia económica Y·~ método histórico ya en 1838, su obra más importante fue el Syslem des Volkswi;í; schaf: (Sistema de economia polílica), publicada por primera vez en 1854. '\ El System revela a Roscher como un erudito de primera magnitud. Además d~ escribir una obra enciclopédica que abarca todoslos temas, por ejemplo, del tratad~ clásico de 1. S. Mili, Roscher demostró una capacidad como historiador del pen~~ miento económico sin par en el siglo XIX, No esla menorde las singulares caractens'. ticas del libro el hecho de que fuera escrito como una aclaración del métodci~ histórico en economía. " Comose sugirió antes, el método histórico intentacombinar el análisis orgánicc y biológico, y las estadísticas de todas clases, a fin de descubrir las leyes del' fenómeno en cuestión. Estas leyes, al menos en la formulación de Roscher, eran siempre relativas a un conjunto siempre cambiante de instituciones, A diferencia de' Schmoller y de los historicistas más radicales, Roscher no queria abandonar total~,~ mente la economía ricardiana, sino más bien complementarla y completarla. En umi'1 brillante discusión del método ricardiano, Roscher observaba: . Lo que es general en la economía política tiene, hay que reconocerlo, mucho que es'} análogo a las ciencias matemáticas. Como éstas, está llena de abstracciones... También':< supone siempre que las partes que intervienen enel contrato seguían solamente por un::, sentido desu propio interés y no están influidas por consideraciones secundarias. Por 10"'$ tanto, no hay que maravillarse deque muchos autores sehayan esforzado por revestir las-f leyes de laeconomía política defórmulas algebraicas. [Pero] ... las ventajas del modelo de'; expresión matemática disminuyen a medida que los hechos a los que seaplica van siendo? más complicados. Esto esverdad incluso enlapsicología ordinaria del individuo. [Cuánto ,1 más, por tanto, en ladescripción dela vida nacional!... La abstracción según lacual todos:C los hombres son iguales por naturaleza y distintos sólo en los resultados, es algo que,;:" como han demostrado Ricardo y vonThünen, debe aceptarse como una etapa indispensa-jj ble enlos trabajos preparatorios delos economistas políticos. Estaría especialmente bíen] cuando un hecho económico seproduce porlacooperación demuchos factores diferentes,,:: para que el investigador aísle mentalmente el factor cuya peculiar naturaleza en un ~" momento dado quiere examinar. Todos los demás factores deben considerarse, durante:! ese tiempo, como que no operan y son invariables, y entonces se formula la pregunta:': ¿cuál sería elefecto de un cambioen elfactor que seexamina, consistiendo elcambio en', un aumento e disminuciór. del mismo? Pero no hay que perder de vista nunca que, ' después de todo, no se trata mas que deuna abstracción, por lo que no sólo al pasar ala' SOCIALISTAS E HISTORICISTAS 2 práctica, sino incluso al desarrollar y completar la teoría, hemos de volver a la infi variedad dela vida real (System, pp. 104·105 dela ed. americana delos Principies cit porlos autores). Las advertencias de Roscher sobre el método abstracto se han repetido nuestra propia época (véase LeontielT, pp. 1-7). Pero Roscher no estaba dispuesto considerar la economía simplemente como un conjunto de prescripciones norma vas, cargadas dejuicios de valor. Al distinguir entrelosestudios de «loquees» y que debe ser», Roscher renunciaba claramente al análisis normativo y a losestud sobrelossistemas ideales en su estudio de la economía, afirmando quetales sistem son transitorios y conflictivos, teniendo en su basedistintas naturalezas y configu ciones sociales. Roscher intentaba describir «lo que ha sido» y cómo la vida nacional o soc «llegó a ser así». Como lo plantea él: Nuestro objetivo es simplemente describir la naturaleza económica y las necesida económicas del hombre, investigar las leyes y el carácter de las instituciones que adaptan a la satisfacción deestas necesidades, y el mayor o menor éxito con el que h sido servidas. Portanto, nuestra tarea es, por así decirlo, la anatomía y la fisiología d economía nacional o social (System, p. 111 delaed. americana delos Principies citada les autores). Con este programa, Roscher esperaba descubrir unas leyes amplias del desar llo histórico, de las que, como ya se observó, la teoría ricardiana era sólo u pequeña parte. En resumen, él queria descubrir nada menos que las leyes desarrollo socioeconómico con las quepudiera comparar las etapas existentes en naciones-estados y entre ellas. Lasventajas delmétodo de Roscher, sise consiguen, son obvias. El argumenta que «una vez que las leyes naturales de la economía política son suficienteme conocidas y reconocidas, todo lo que se necesita, en un caso dado, son estadístic más precisas y fiables de los hechos de que se trate, para conciliar todas controversias entre las diferentes opiniones sobre cuestiones de la política de economia pública», Además, el método histórico aseguraría idealmente, en medio de un océano opiniones efimeras, «una isla firme de verdad científica, como universalmente rec nocidos comoverdad son los principios de la fílica matemática por losfísicos de más diversas escuelas». Roscher (junto con Knies y Hildebrand) dedicó el trabajode todasu vida a es objetivos. En un prolífico caudal de publicaciones, que L:.duía las 1.000 páginas System, Roscher se dedicó a discernir la imposibilidad de separar la economía de demás fenómenos. Pero la verdad lisay llanaes queal tratar la teoría demuchos los temas tradicionales seleccionados ----dinero, valores, salarios, etc.- Rosch presentaba análisis que se compararían favorablemente con los de los Principios Mill (incorporó las contribuciones de Jevons a la utilidad y a la estadística en ultima edición). Lo diferente en el trabajode Roscher era un despliegue increíble virtuosismo histórico-estadístico, dirigido a la ampliación y aclaración de la teo económica recibida. 268 HISTORIA DE LA TEDRIA ECONOMICA y DE SU METODD , ~sí pues, ~oscher llevó a. ca~o jnYestigaci~nes laterales en la construcción d índices ~e precios Y. con la historia de los precios, en el campo de las instituci . económicas y en una serie de temas que incluían la esclavitud la Iglesia el dion~ " " ' ,lOerQ (ed i y metaheo), pape el lujo, los beneficios, los seguros, la población, el come ' internaciona '11 ión.Todavi I la pena leer cuidadosamente much rclO. m y a protección, o avra vae as d"o " estas descnpciones, pero a pesar de sus meiores esfuerzos por no mene,'on ,:J , arSUl . laIento mental evidentemente considerable, Roscher ( y esto también es cierto e 1; casode Knies y Hildebrand) no pudoestablecer ninguna ley deldesarrollo histór~" En resumen, no pudo reorientar el método de la economía. '. Gustav Schmoller Enlugarde apreciar el hermoso ocaso del System de Roscher, losjóvenes economisi tasalemanes lo identificaron erróneamente como unasalida delsol. Aunque muchos" autores se zamhulleron en el océano de la investigación histórica, ninguno se acercó a la talla de Gustav Sehmoller, liderde la joven escuela, SchmoIl~r,. lIevan~o ~l hist~~cismo de .Roscher a su extremo, argumentaba que t?do el análisis e~o~omlco recibido, especialmente el ricardiano, no era sólo inútiL;' SIDO que era perOlCIOSO (porque nevaba a conclusiones sociales que probablemente!. no erandelgusto de Schmoller). Schmoller estableció unasclaras líneas de demarca.' ción en el debate sobre el método: él contrastaba el método de los economistas clásicos y de los austríacos neoclásicos (especialmente Menger), que defendían y :.~ empleaban lo que él consideraba como un argumento abstracto-deductivo con el{ método histórico-inductivo de la escuela alemana. '., Schmoller proponía seriamente que la teoría recibida fuese completamente re- ' chazada, debido a la falta de realismo de los supuestos, al grado de abstracción teórica y al-descuido de hechos interrelacionados y relevantes. La brecha resultante sellenaría, ;en últ~m~ inst.ancia, por medio de leyes históricas deldesarrollo, leyes que Schmoller intento discutir en numerosas publicaciones, incluyendo su mastodóntico Grundrisse der Allgemeinen Volkswirtschaftslehre (Esbozo de economía política gene- ' ral), el intento másimpresionante en la literatura para aprehender leyes históricas en un tratado sistemático. Publicado entre 1900 y 1904, el Grundrisse de Schmoller era,como hizo notaren una ocasión Wesley Mitchell, un «libro de principios». Schmoller, hay que destacarlo, ~o creía que los.determinantes de las leyes de la historia fueran simples, como en el sI,stema ~alt.huslano. En otra~ palabras, más que reducir estas leyes a simples " teonas explicativas, Schmoller utilizaba una aproximación histórica y etnológica a temas tales como las instituciones medievales (especialmente el sistema gremial), el desarrollo urbano, la banca y losestudios sobrela industria. Como observó Schumpeter, el economista schmolleriano era esencialmente un sociólogo de espíritu histórico. Seintentó estudiar orgánicamente la economía. Los temas económicos no eran simpl~mente ~em~~ lógicos, pero ,se l~~laban en el contexto más amplio posible. MIentras la vieja escuela de historicistas alemanes cuestionaba el absolutismo de la teoría económica, la joven escuela rechazaba la teoría en su conjunto. En el extremo al que Schmoller llevó la doctrina, el historicismo era anti~rac:ionaH3ta. Rechazaba deducir reglas generales a partirde la razón, insistiendo en su lugar en la SOCIALISTAS E HISTORICISTAS 269 observación Yregistro de lo único en su infinita variación histórica. Así pues, no ofrecía ningunos principios para guiar o limitar la acción humana. El historicismo era un pozo siu un manantial que lo alimentara. Semejante antagonismo teórico tenía que suscitar la controversia tarde o tem prano, y cuando llegó, fue más acalorada y más fuerte en Alemania. El primer mandoble de la famosa methodenstreit (batalla de los métodos) lo propinó el economista austríaco Carl Menger (véase el capítulo 13), en una época en la que e historicismo estaba cerca de su apogeo. En 1883, Mengcr publicó un libro sobre metodología que se enfrentaba con los problemas fundamentales de procedimiento en las ciencias sociales e intentaba vindicar los derechos del análisis teórico, situando a la escuela de Schmoller en su lugar adecuado, Sehmoller devolvió el ataqueen una recensión desfavorabledel libro. Menger pasó de nuevo a la ofensiva en un opúsculo titulado Die Irrthümer des Hlstorísmus in der deutschen Nationalokonome (Los errores del historicismo en la economía política alemana) (1884), que obtuvo una predecible refutación por parte de SchmolIer. Estos acontecimientos no sólo provocaron mucho malestar, sino que también provocaron una inundación de literatura que tardó décadas en remitir. No es nuestra intención investigar profundamente las complejidades de est famosa disputa, que implicaba tanto personalidades y preferencias intelectuales como sustancia metodológica. La polémica equivalió en buena medida a una lucha contra molinos de viento, puesto que se trataba de una discusión sobrela precedencia y la importancia relativa de teoría e historia. Aunque todoel episodio puede ser con todo, un terreno fértil para el trabajo de los historiadores del pensamiento económico, provisionalmente estamos de acuerdo con el juicio de Schumpeter de que «puesto que no sepuede discutir seriamente la básica importancia de la investigación histórica para una ciencia que estudia procesos históricos, ni tampoco la necesidad de desarrollar un conjunto de instrumentos analíticos con los cuales manejar esos materiales, esta controversia nos parece, como todas las disputas análogas, carente de todo sentido» (Historia del análisis económico, p. 892). ,CONCLUSION Durante el siglo XIX se lanzaron muchas y diversas ideas que afectaron a la economía como disciplina y desafiaron la hegemonía del pensamiento y del análisis económicos británicos. En particular, la primera mitad del siglo presenció un número sustancial de reservas formuladas a la economía clásica. Algunos observadores pueden considerar quelas críticas de evolucionistas, radicales y reformadores daban en el blanco; con todo, no es fácil calibrar el efecto total sobre el análisis económico ni siquiera retrospectivamente. Sin embargo, es evidente que lo que se echaba en falta en todo el fermento intelectual del siglo XIX era una «máquina de, análisis. verdaderamente científica. Hacia la mitad del siglo un autor asumía la tarea de llenar este vado. Se llamaba Karl Marx. Es significativo que el historicisrno alemán y la economía marxiana fueran producto de la misma raiz de la filosoña hegeliana. Hegel consideraba la historia como la aproximación adecuada a la ciencia de la sociedad, lo cual constituía un "ti 270 HISTORIA DE LA TEDRIA ECDNDMICA V DE SU METDDD tema ,pro~u?,damente sentid~ por M~rx y por l~s, historicistas. Sin embargot:J peculiar vision que Hegel temade la libertad consístía en una sumisión a la auto dad d~ Estado, lo qu.e ,Marx no compartía. Como veremos en el capítulo siguien . la teona de Marx anticipaba la desaparición del Estado. Muchos de loshistoricis " alemanes, sin embargo, ensalzaron la nación y la obra del gobierno; en este aspect eran mejores hegelianos que Marx. Q r> Por el ladopráctico, los historicistas alemanes promovieron una «política sociab" para mejorar la condición de la clase trabajadora. Contemplaban una especie ie «capitalismo popular» en el que los trabajadores obtuviesen un interés propietan en la industria. Sus opiniones eran, por tanto,compatibles con el estado del bienes~ ta~ que Bi~marck emprendió c~ando llegó al poder en Alemania, en la segund mitad del SIglo. Fue en el frente intelectual donde suscarencias eran más evidentes No sólono pudieron descubrir las leyes del desarrollo histórico; también fracasara': en su intentode establecer un método histórico. Aunque apoyaron decididamente la investigación de los hechos, no reunieron sus datos cuantitativos de tal manera que" permitiesen la verificación de la teoría económica, sino más bien para que hablasen' ~ por sí mismos. Esta era una tarea inútil, porque no puede existir una medición; \.r significativa sin teoría. Sin embargo, la cuestión del equilibrio entre la teoría y los hechos es una: cuestión delicada, y no lo esmenos hoyque hace un siglo. Una implicación evidente de la doctrina historicista es que algunas teorías pueden estar «vacias», en el sentido' de que no tienen ningún fundamento o contenido empíricos. Roscher, tal vez más: que cualquier otro miembro de la escuela histórica alemana, pareció darsecuenta de la naturaleza simbiótica de la teoría y los hechos. Observó: " Es evidente que, de las estadísticas engeneral, las estadísticas económicas constituyen una~ parte importante, y precisamente la parte más accesible al tratamiento numérico. De la misma manera que estas estadísticas económicas necesitan estar siempre dirigidas por Ia ] luz de la economía política, también le suministran ricos materiales para eldesarrollo de~ su estructura, y para la consolidación de los fundamentos que ya tiene. Además, son la " condición indispensable para la aplicación de los teoremas económicos a la práetjca_~ (System, pp. 94-95 de la ed. americana de los Principies citada por los autores). ' No hace demasiado tiempo que Wassily Leontieff expresaba un interés similar ensu discurso presidencial a la American Economic Association. Leontieff advertía que «es evidente que el fundamento empírico [de la economía], que todavía es débil y crece demasiado lentamente, no puede apoyarla creciente superestructura de teoría económica pura o, diríayo,especulativa» (e'Fheoretical Assumptions and Nonobserved Facts», p. 1). Casi es como si Lecntieff (que después se convertiría en premio l-obeí) estuviera advirtiendo que la teoria económica contemporánea puede tener que pagar caro su olvido de los mensajes más sensatos y menos radicales de la doctrina historicista. SDCIALlSTAS E HISTDRICISTAS 271 ·'fAS PARA LECTURAS COMPLEMENTARIAS Tresartículos en particular forman como un útil telón de fondo p~~a este ~apÍtulo. Véase W. Di.Grampp, «Classical Economice and Its Moral C.f1tICS~), H!s.'ory of po/ilieal Economy, vol. 5 (otoño 1973), pp. 359-374; T. E. Kaiser, «Polines and political Economy in theThought of the Ideologucs», History o/ Political Economy, vol. 12 (verano 1980), pp. 141-160; Y C. C. Ryan, «The Friends of Commerce: Romantic and Marxist Criticisms of Classical Political Economy», History o/ Politieal Economy, vol. 13 (primavera 1981), pp. 80-94. Estudios generales del pensamiento socialista que merecen atención son Alexander Gray, The So~ia1ist Tradition: Mases lo Lenin (Londres: Longmans, 19461, G. D. H. Cole, A Hlstory 01 Soeiolist Thought, 5 vols. (Nueva York: SI. Martin's, 1953-1960) (existe. trad. cast.; Historia del pensamiento socialista. México: Fondo de Cultura Económica, 1957-1963; y George Lichtheim, The Origins 01 Socio/ism (Nueva York: Praeger, 1969) (existe trad. cast.; Los orígenes del socialismo. Bar~lo~a: Anagrama, 1?70). Gray es particularmente interesante en los aspectos econOl~lI~os del pensamiento socialista, Y Licntheim se concentra en el pensamiento socialista antes de Marx. El popularisimo Worldly Philosophers, de Robert Heilbroner (4,' ed.) (Nueva York: Simón and Schuster, 1972), contiene un delicioso capítulo sobre los soclahst.as utópicos (existe trad. cast.: Vida y doctrina de los grandes economistas. Madnd: Aguilar, 1964). . . Una notable visión de conjunto de las ideas evolucionistas la presenta Henryk Grossman en su artículo en dos partes «The Evolucionist Revolt against Classical Economics», Joumal 01 Poííticaí Economy, vol. 51 (octubre, diciembr~ 19~3), pp. 381-390 506-522. La primera parte discute las ideas de Condorcet, Saint-Simon y Sismondi; la segunda parte trata las ideas de James S~euart, Ri~ha.rd Jones. y.Karl Marx. (Existe trad.cast. en Spengler y Allen, El pensamiento economlco de Aristóteles o Marshall. Madrid: Tecnos, 1971). A Saint-Simon se le concede un considerable espacio en Elie Halevy, Era o/ Tyrannies, R. K. Webb (trad.) (Garden City, N. Y: Anchor Books, Doubleday and Company, Inc., 1965), Yes objeto de un tratamiento en gran escala, por Emile Durkheim, un sociólogo, en Socialism and Saint-Simon, A. W. Gouldner (ed.) '! c. Sattlcr (trad.) (Yeilow Springs, Ohio: Antioch Press, 1958), y por Frank Manuel, un historiador en Tñe New World o/ Hentí Saint-Síman (Cambridge, Mass.. Harvard University'Press, 1962). E. S. Mason ha señalado la relevancia de las jde~s de.Sai.ntSimon para el capitalismo del siglo xx, en «Saint~Simonism and the Rationalisation oí Industry», Qucrteriy Joumal 01 Economics, vol. 45 (agosto 1931), pp. 640-68~. Algunos de los mismos temas son subrayados por Niles Hansen en «Saint-Sirnon Industrial Society in Modero Perspective», Southwestern Social Scíence Quarte:ly vol. 47 (diciembre 1966), pp.253-262. La mayoría de las obras publicadas de Saint Simon están en francés; sin embargo, cierto número de traducciones aparece e Social Orgam'zation, the Sclence 01 Man, and Other .~·riting~, F. M. ~'tMarkh~,rn (ed.) (Nueva York: Harper & Row, 1964), que también contiene una m.roducclO: útil. Otra fuente de traducciones inglesas es The Doctrineof Srúnt·Simon: An Exposi non. Fírst Year, 1828-1829, G. G. Iggers (trad.í (Boston: Beaccn Presx, 1958). F. A Hayek ofrece un tratamiento claramente no partidario de Saint-Simon y sus Ideas e 272 HISTORIA OE LA TEORIA ECONOMICA y DE SU METODO The Counter-Retohaton O/ Science: Studies in the Abuse o/ Reason (Nueva Yorka Free Press, 1955). . Una colección de ensayos de Sismondi aparece en Political Economy and the Philosophy of Gooemment (Nueva York: A. M. KeHey, Publishers, 1965 [1847]), pero algunos de sus trabajos (por ejemplo. Nouveaux principes) no se han traducido nuncaal inglés. Otra selección de textos disponible en traducción inglesa aparece en Henry Spiegel (ed.), The Development o/ Economic Thought (Nueva York: Wiley•. 1952, pp. 253-268). Sobre Sismondi comoeconomista véase Mao-Lan Tuan, Simon_ de de Sismondi as an Economist (Nueva York: Columbia University Press, 1927); y Thomas SowelI, «Sismondi: A Neglected Pioneer», History o/ Pollttcal Economy, vol. 4 (primavera 1972), pp. 62-88. V. 1. Lenin intentó refutar las ideas de Sismondi en A Characterization o/ Econornic Roma~ticism (Moscú: Foreign Languages PubIishing House, 1951 [1897]) (Existe trad. cast.: Obras completas. Buenos Aires: Ed.Cartago). Las ideasde Friedrich Listfueron recibidas de buenagana por los proteccíonís, tas americanos del siglo XIX, pero la posición americana ya había sido señalada mucho antes por Alexander Hamilton en su Report on the Subject 01Manufactures (1791), que ha sido reimpreso en A. H. Cole (ed.), Industrial andCommercial Correspondence o/ Alexander Hamilton (Nueva York: A. M. KeUey, Puhlishers, 1968). Margaret E.Hirst, Life 01Friedrich List and Selections from Hís Writings (Londres: Smith, Elderand Co., 1909), incluye extractos de los Outlines o/ American Poíltícal Economy de List, quefue escrito en apoyode los proteccionistas americanos durante la visita de List a los Estados Unidos. Referencias adicionales a las obras de List pueden encontrarse en Henry W. Spiegel, The Growth o/ Economic Thought (Englewood ClilTs, N. 1.: Prentice-Hall, 1971) (Existe trad.cast.: El desarrollo delpensamiento económico. Barcelona: Ed. Omega, 1973). Los escritos más importantes de Robert Owen están contenidos en A New View 01 Society and Other Writings (Nueva York..Everyman's Library, Dutton, 1927). La hiografia estándar es la de Frank Podmore, Robert Owen: A Biography (Nueva York: Appleton, 1906). Los Essays in Economics de E. R. A. Seligman (Nueva York: Macmillan, 1925), contienen un ensayo titulado «Owen and the Christian Socialists», Muchos de los escritos de Fourier no han sido traducidos al inglés, aunque pueden encontrarse excepciones en Design for Utopía: Selected Writings o/ Charles Fourier, Julia Franklin (trad.) (~:ueva York: Sehoeken Books, 1981), y The Utopian Vision 01Charles Fourier: Selected Tracts on Work, Love, andPassionate Attraction, 1. Beeeher y R. Bienvenu (eds. y trad.) (Boston: Beaeon Press, 1971). N. V. Riasanovsky cubre bien las ideasde Fourier: T\e Teachings o/ Charles Fourier (Berkeley: Universíty of California Press, 1970); E. S. Mason, «Fourier and Anarchism», Quar· terly Journal o/ Economics, vol. 42 (1928), pp. 228-262, compensa una leclura cuidadosa, aunque la fecha sea atrasada. Ahora han sido traducidas varias obras de Proudhon, incluyendo What Is Property?, R. B. Tucker[trad.] (Nueva York: H. Fertig, 1966) (existe trad. cast.: ¿Qué es lapropiedad? Buenos Aires: Ed. Proyección, 1970); General Idea of the Reoolution in the Nineteentb Century, J. B. Robinson (trad.) (Londres: Freedom Press, 1923); y parte de The Philosophy 01Poveny, que aparece bajo el título de System o/ Economíe Contradicttons: or the Philosoph» o/ Poveny, B. R. Tucker (trad.) (Princeton, SOCIALISTAS E HISTORICISTAS 27 Mass.: B. R. Tucker, 1888) (existe trad. cast.: Sistema de lascontradicciones eeonóm cas o filosofía de la miseria, Buenos Aires: Americalee, 1945), Un grupode artículo sobre banca y otros temas constituyen la obra de Proudhon, Solutton o/ the Socia Problem, Henry Cohen (ed.) (Nueva York: Vanguard, 1927). La información biográ fica se incluye en George Woodcock, Pierre-Joseph Proudhon (Nueva York: Macm llan, 1956) y en J. H. Jackson, Marx, Proudhon and European Socialism (Nuev York: Macmillan, s.í], que también detalla la relación entre los dos socialistas má impnrtantes de mediados del siglo XIX. Otros artículos sobre Proudhon presentan diversas perspectivas, yendo de 1. Shapiro, «Pierre Joseph Proudhon: Harbinger of Fascism», American Historica Review, vol. 50 (julio 1945), pp.714-737, a Dudley DiIlard, «Keynes and Proudhon» Journal o/ Economic History, vol. 2 (mayo 1942), pp. 63-76. Este último compara Proudhon favorablemente con Keynes. Para un ejemplo primitivo de pensamient anarquista utópico en América, véase B. N, Hall, «The Economics ofJosiah Warren First American Anarchist», History o/ Political Economy, vol. 6 (febrero 1974 pp. 95-108. T. W. Hutchison discute el historicismo alemán, tanto la escuela «vieja» como l <mueva», en su Review o/ Economic Doctrines, 1870-1929 (Oxford: The Clarendo Press, 1953) (existe trad. cast.: Historia del pensamiento económico 1870-1929. Ma drid: Ed. Gredos, 1967); caps. VIll y XII, Y de nuevo en «Sorne Themes from Investigation into Method», en 1. R, Hicks y W. Weber, Carl Menger and th Austrian Seliool o/ Economics (Londres: Oxford University Press, 1973). Sobre Sch moller y los últimos historicistas véase Ben B. Seligman, Main Currents in Moder Economics, cap. t (Nueva York: Free Press, 1962) (existe trad. cast.: Principale corrientes de la ciencia económica moderna. Vilassar de Mar: Oikos-tau, 1966); y W C. Mitchell, Types o/ Economic Theory, cap. 19(Nueva York: A. M. Kelley, 1969 La valoración que hace Mitchell de la methodenstreit es especialmente interesant Para una visión distinta y más moderna de la famosa controversia, véase Sam Bostaph, «The Methodological Debate between Carl Menger and the Germa Hisroricists», Atlantic Economic Joumal, vol. 6 (septiembre 1978), pp. 3-16. Un visión partidaria de la escuela histórica y sus contribuciones, en particular loslogro positivos de un miembro de la jovenescuela, la presenta A. Schweitzer en «Typolo gical Method in Economics: Max Weber's Contribution», History 01Political Eco Ilomy, vol. 2 (primavera 1970), pp.66-99. Es muydificil conducir a losqueno habla alemán ni poseen un espíritu metodológico a través del cenagal de argumentos qu colectivamente constituye la methodenstreit. La posición mengeriana fue reiterad por E. Bóhm-Bawerk en «The Historical vs. the Deductive Method in Politica Economy», Annals 01 the American Academy of Political and Social Science, vol. (octubre 1890), pp. 244-271. 1. A. Schumpeter proporciona una útil y penetrant visión de conjunto del escenario y de sus actores en su Historia (véanse las Referen cias), pp. 877-902. Finalmente, losinteresados en metodología deben consultar Feli Kaufman, Methodology o/ me Social Sciences (Nueva York: Oxford Universit Press, 1944). Un tratamiento partidario de la escuela histórica alemana que se con centra en lascontribuciones del grupo a la teoría de la política económica y a la con trucción de modelos está contenido en H. K. Betz, «How Does the Gennan Histo rical Schoo¡ Fit?», Htstoty oI Política! Economy, vol. 20 (otoño 1988), pp. 409-43 274 HISTORIA DE LA TEORIA ECONOMICA y DE SU METODO REFERENCIAS Beer, Max. A H~sfory o/ Bristísh Socialism, 2 vals. Londres: G. AJIen 19S~~ Condorcet, Maric-Jean, Marqués de. Esqutsses d'un tabíeuu his/arigu; de'~ humain. París: 1795. (Trad. castellana; Bosquejo de un cuadro histo" s}.t' •• I ' . neoue espíritu I/umano. Madrid: Ed. 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CAPITULO 11 KARL MARX Y EL «SOCIALISMO CIENTIFICO» P", ~. iñulado porlosmismos intereses sociales quelosautores discutidos en el :'.,'terior, Karl Marx requiere un tratamiento separado por dos razones )1') forjó un sistema completo de pensamiento científico desarrollado en a: por él mismo, y 2) .es incuestionablemente uno de los autores más e toda la economía y de todo el mundo occidental. Efectivamente, su más vivo hoy en los corazones y en los espíritus de losseres humanos estuvo en el siglo pasado, cuando Marx trabajaba durante largas horas :'uchos manuscritos. ''hulo examina las contribuciones de Marx a la economía, aunque reco,~üe éstas se encuentran intrincadamente unidas a sus visiones de la ::'la-' sociedad. Por tanto, intenta explorar los tres campos en tanto sea "pata 'contribuir a nuestra comprensión del sistema marxiano. > . uyas ideas cambiaron la mitad del mundo nació en Tréveris, Prusia, en 'Jo de unos padres judíos de la clase media que se habían convertido al iLa juventud de Marx transcurrió bastante felizmente: era popular entre osdejuegos y disfrutó de una infrecuentemente agradable relación con .la edad de diecisiete años, el joven Marx ingresó en la Universidad de Jr.9 estudiante de Derecho. Aunque estaba dotado de una mente aguda, la 'lJ 'de. Marx a sus estudios se resintió de las distracciones propias de la ,eL Raramente iba a clase y parece que durante su primer año en Bonn se 275