Los grupos armados de oposicion en el punto de mira

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EXTERNO (para distribución general)
Índice AI: ACT 33/72/93/s
Distr: SC/CC/GR
------------------------Amnistía Internacional
Secretariado Internacional
1 Easton Street
London WC1X 8DJ
Gran Bretaña
LOS GRUPOS ARMADOS DE OPOSICIÓN EN EL PUNTO DE MIRA
La campaña de Amnistía Internacional está enfocada sobre los homicidios políticos y las "desapariciones" que cometen
los agentes del Estado. Pero con frecuencia, los grupos armados de oposición emplean variaciones de estas tácticas de
muerte y terror, y también hay que arrojar luz sobre los abusos que cometen dichos grupos.
Los grupos de oposición también escogen civiles como objetivo para asesinarlos y matan a prisioneros y a
otras personas en su poder. Los asesinatos de personas indefensas que cometen los grupos de oposición son tan
injustificados como las ejecuciones extrajudiciales y las "desapariciones" que perpetran los gobiernos. A menudo, las
amenazas de matar a quienes están en su poder se formulan en el contexto de la toma de rehenes, acto al que Amnistía
Internacional se opone asimismo, igualmente en esta campaña.
Amnistía Internacional se opone a los homicidios políticos deliberados y arbitrarios. Éstos son diferentes de las
muertes producidas para alcanzar un objetivo militar, de las muertes accidentales y del uso de la violencia como
defensa propia o para defender a otros. Son arbitrarios porque no los legitima ninguna norma internacional; nunca,
bajo ninguna circunstancia, están justificados.
Los asesinatos de personas indefensas y la toma de rehenes están prohibidos incluso en la guerra, tanto en las
guerras entre Estados como en los conflictos armados internos. Hay unas normas de conducta humanitarias mínimas en
los conflictos armados --que prohíben la tortura, los asesinatos de personas indefensas y la toma de rehenes-- que han
de cumplir tanto los gobiernos como los grupos de oposición.
Amnistía Internacional no adopta ninguna postura sobre el uso de la violencia en sí mismo, pero se opone a los
asesinatos de personas indefensas y a la toma de rehenes como formas inaceptables de violencia: la organización
promueve las normas internacionales en virtud de las cuales estos actos están prohibidos.
Los abusos a los que se opone Amnistía Internacional son del todo inaceptables, con independencia de la
forma del conflicto y de la naturaleza de sus protagonistas. Las normas humanitarias que promueve Amnistía
Internacional han de aplicarse universalmente, siempre que un grupo político recurra a las armas.
Los asesinatos de personas indefensas y la toma de rehenes por grupos políticos armados constituye un
problema mundial. Y son actos inaceptables con independencia de las circunstancias, incluso en la lucha contra una
ocupación extranjera o contra la tiranía, pues son instrumentos de terror e intimidación cuyas principales víctimas son
los ciudadanos corrientes.
¿Cuál es el enfoque de esta parte de la campaña?
Amnistía Internacional trata de poner fin a los asesinatos de personas indefensas y a la toma de rehenes, no de poner
fin a toda la violencia que se emplea en un conflicto armado. El mensaje de la campaña no es un mensaje de oposición
al uso de la fuerza como tal, sino que existen unos límites aceptados internacionalmente que han de respetarse.
La acción de la campaña de Amnistía Internacional está enfocada en la promoción de las normas humanitarias
mínimas que prohíben los asesinatos de personas indefensas y la toma de rehenes. Estas normas se basan en principios
fundamentales de derechos humanos, del mismo modo que las leyes de guerra, y se aplican por igual a los gobiernos y
a sus oponentes. Cabe resumirlos de la siguiente forma:
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* no a la tortura
* no al homicidio de prisioneros
* no al homicidio de civiles ni de otras personas indefensas
* no a la toma de rehenes
Las normas internacionales son claras. Nadie debe torturar ni matar a quien tenga en su poder: todos los prisioneros
han de recibir un trato humano. Nadie debe matar deliberada y arbitrariamente a personas totalmente indefensas: han
de respetarse las vidas de los civiles, los enfermos y los heridos y de quienes están detenidos o se hayan rendido. Nadie
debe tomar ni mantener rehenes.
El creciente conocimiento por la opinión pública de la realidad de los abusos que perpetran los grupos de
oposición es un primer paso para la acción en favor de la promoción de las normas humanitarias. Amnistía
Internacional vigila cada vez con mayor frecuencia las acciones de los grupos de oposición y expone ante la opinión
pública informes de graves abusos que éstos cometen. Para ilustrar la importancia de las normas humanitarias, la
información pública que se facilita para esta campaña subraya ciertas situaciones de abuso particularmente graves.
Puede que quienes simpatizan desde sus países o a nivel internacional con algunos grupos armados de
oposición desconozcan que las acciones militares, que podrían apoyar, son sustituidas en gran parte por la toma de
rehenes, la tortura, las ejecuciones sumarias y el asesinato de civiles indefensos.
Amnistía Internacional quiere salvar vidas y poner fin al sufrimiento que causan estos graves abusos. A este
objeto, Amnistía Internacional ha entablado contactos directos y mantenido discusiones con representantes de algunos
grupos armados de oposición, permaneciendo absolutamente neutral frente a las reivindicaciones de legitimidad
política de estos grupos. Con otros, sólo ha sido posible una comunicación indirecta.
Los contactos directos y el intercambio de correspondencia sobre todo el espectro de las preocupaciones de
Amnistía Internacional han sido posibles con determinados grupos armados de oposición en la mayoría de las regiones
del mundo. Estas comunicaciones se han producido simultáneamente a un aumento de las informaciones de Amnistía
Internacional sobre acciones de grupos de oposición y de los llamamientos públicos a éstos para que respeten las
normas humanitarias.
La naturaleza clandestina de los grupos implica en ocasiones que las comunicaciones hayan de ser indirectas, a
través de los medios de comunicación o de otros foros públicos. Cuando no existe un apartado postal o una dirección
de contacto, hay que buscar otras vías para hacerles llegar el mensaje.
En sus contactos directos con grupos armados de oposición, Amnistía Internacional ha planteado denuncias
concretas de abusos atribuidos a dichos grupos y pedido información sobre su cadena de mando, normas disciplinarias
y medidas con las que se mantiene el respeto a las normas. Amnistía Internacional ha recabado información sobre los
prisioneros que están en su poder, sobre incidentes concretos y sobre otros asuntos, al mismo tiempo que ha presionado
para que se tomen medidas para garantizar el respeto a las normas humanitarias. Se ha presionado a los grupos
armados de oposición para que se comprometan públicamente a respetar dichas normas humanitarias y a que tomen
medidas a fin de que sus fuerzas se atengan a ellas.
Se invitará a los participantes en la campaña de Amnistía Internacional a que hagan llamamientos a una
selección de grupos armados de oposición y a sus simpatizantes, para que pongan fin a los asesinatos de personas
indefensas y a la toma de rehenes mediante su adhesión a unas normas humanitarias mínimas.
¿Qué se considera "grupo armado de oposición"?
Los grupos armados de oposición son organizaciones políticas que pretenden desafiar o asumir el poder y la autoridad
gubernamentales, o al menos influir en su política. Comprenden una amplia gama de grupos políticos armados no
gubernamentales, aunque por comodidad se emplea el término de grupo de oposición. A veces son grupos pequeños
con objetivos poco claros, escasos recursos y una capacidad limitada para la violencia. Otras, son organizaciones
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políticas y militares complejas que actúan como gobernantes y administradores de hecho en territorios enteros.
Algunos de ellos son fuerzas que combaten en guerras civiles en países donde se ha quebrado la autoridad central.
En algunos casos, el objetivo del grupo político es derrocar el gobierno o el sistema político de la nación para
crear un nuevo Estado mediante la secesión, o bien obtener concesiones para una serie de objetivos menores. En
ocasiones la base de la violencia es ideológica; a menudo está asociada a diferencias étnicas, lingüísticas, religiosas o
nacionalistas.
Los abusos que cometen estos rivales del poder gubernamental, sea éste débil o fuerte, son a veces actos
aislados, pero muchas veces son sistemáticos y alcanzan proporciones mayores. Hasta un pequeño grupo de oposición
puede cometer homicidios políticos contra personas indefensas, sin siquiera enfrentarse ni dañar a un soldado o a los
cuerpos y fuerzas de seguridad "enemigos".
Grande o pequeño, todo grupo armado de oposición puede vincularse a unas normas humanitarias mínimas.
Respetar las vidas y la seguridad de los civiles, tratar humanamente a los prisioneros y atender a los heridos requiere,
en primer lugar y sobre todo, la voluntad política de hacerlo. También es un indicativo de que el grupo actúa bajo una
autoridad central que ejerce la disciplina sobre sus fuerzas. El respeto a estas normas humanitarias sólo puede redundar
en el buen nombre del grupo.
Algunos gobiernos protestan porque sostienen que el hecho de que Amnistía Internacional mantenga
conversaciones con un grupo armado, o trate de hacer que éstos se atengan a las normas internacionales, les confiere
cierto reconocimiento político. De tales contactos no puede inferirse ningún "reconocimiento" de Amnistía
Internacional en materia de legitimidad política o estatuto beligerante. No es misión de Amnistía Internacional tratar de
distinguir si el recurso a las armas es legítimo o ilegítimo, y no lo haremos sea cual sea el grado de simpatía
internacional de que goce el grupo en cuestión. Amnistía Internacional sostiene que todos los grupos de oposición han
de responder de sus actos y les expone preocupaciones de derechos humanos porque quiere poner fin a los abusos.
Para describir a estos grupos se emplea una terminología neutral, como "grupo armado de oposición".
Amnistía Internacional no clasifica a los grupos políticos (ni a las fuerzas gubernamentales) con términos como
"terrorista" o "combatiente por la libertad". La postura de Amnistía Internacional es una posición de principios y al
mismo tiempo práctica. La organización trata de presionar para poner fin a los abusos que identifica por todos los
medios de que dispone, desde la denuncia categórica hasta el argumento razonado. Lo que se pretende es tomar
medidas efectivas para que todos los grupos armados de oposición respeten unas normas humanitarias.
¿Cómo puede esperar Amnistía Internacional que los grupos armados de oposición respeten unas normas
humanitarias?
Al igual que en su labor de oposición a las violaciones de derechos humanos que cometen los gobiernos, Amnistía
Internacional evalúa las acciones que realizan los grupos armados de oposición en función de los principios
fundamentales del derecho humanitario.
Son los miembros de Amnistía Internacional quienes deciden las cuestiones de derechos humanos de las que
va a ocuparse la organización, pero la organización también se basa en las normas internacionales de derechos
humanos en sus campañas. Hay unas normas universales que se aplican tanto en tiempo de paz como de guerra y que
prohíben los asesinatos de personas indefensas y la toma de rehenes.
El derecho a no ser privado arbitrariamente de la vida, y el derecho a no ser torturado o sometido a tratos
crueles, inhumanos o degradantes forman el núcleo de la legislación de derechos humanos y no pueden ser
suspendidos ni limitados jamás. Estas disposiciones fundamentales --y la prohibición de la toma de rehenes-- están
también garantizadas en las leyes de guerra, tanto para los conflictos armados internacionales como para los no
internacionales. En los conflictos armados internos, la conducta de los grupos armados de oposición puede medirse en
función de las normas mínimas humanitarias que se han desarrollado a partir de las leyes de guerra.
El derecho humanitario internacional, reflejado principalmente en los cuatro Convenios de Ginebra de 1949 y
sus dos Protocolos Adicionales de 1977, prevén un marco mediante el cual se protegen los derechos humanos en la
guerra, al fijar un sistema de protección internacional paralelo y complementario al establecido en las leyes
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internacionales de derechos humanos.
Estas normas en desarrollo tienen plenamente en cuenta las realidades de la descolonización, la revolución y la
guerra de guerrillas, y la necesidad de fijar unos límites aceptados en tiempo de guerra. Los dos Protocolos Adicionales
de 1977, en concreto, reflejan este aspecto: los representantes de los movimientos de liberación nacional, desde la
Organización del Pueblo de Africa del Suroeste, de Namibia, hasta la Organización de Liberación de Palestina (OLP),
tomaron parte en la conferencia diplomática que durante tres años trabajó en su redacción, y firmaron su Acta Final.
Las normas humanitarias mínimas que promueve Amnistía Internacional constituyen un común denominador tanto de
las leyes de guerra como de las formuladas para tiempo de paz.
Lo más importante para la lucha por los derechos humanos es hacer que los grupos de oposición sean
conscientes de que existen unos límites muy claros que no deben sobrepasar en su recurso a la violencia, y que respetar
estas normas mínimas sólo redundará en beneficio de su buen nombre. Los movimientos armados que aspiran al
reconocimiento político y el respeto internacional, en concreto, han de ser medidos en función de estas normas, y
deben tomar la iniciativa de respetarlas en sus acciones.
Los grupos políticos armados deben tomar medidas para asegurar que sus fuerzas no infringen estas normas
humanitarias mínimas. Entre otras, han de garantizar que quienes torturan o matan prisioneros, toman rehenes o
escogen deliberadamente a civiles indefensos como víctimas de homicidios respondan de sus actos, de forma que estas
prácticas acaben.
Los principios del derecho humanitario, que se aplican por igual a los conflictos armados internacionales y a
los no internacionales, se aplican de hecho tanto a los gobiernos como a todo movimiento político cuyas fuerzas
armadas intervengan en un conflicto abierto. En consecuencia, Amnistía Internacional expondrá de forma creciente
ante la opinión pública las violaciones de estos principios fundamentales que cometan tanto los grupos de oposición
como los gobiernos que nominalmente están comprometidos a respetar un Estado de derecho.
Las partes de un conflicto no deben someter a quienes no participen activamente en las hostilidades a "los
atentados a la vida y a la integridad corporal, especialmente el homicidio en todas sus formas, las mutilaciones, los
tratos crueles, torturas o suplicios" ni a "la toma de rehenes". Así lo dispone el artículo 3 de los Convenios de Ginebra
de 1949. Esto afecta a los conflictos no internacionales, pero también sirve como "Convenio en miniatura" en el que se
fijan los principios aplicables a todos los conflictos.
¿Cómo podemos estar seguros de que tanto gobiernos como grupos de oposición responden de los abusos que
cometan contra los derechos humanos?
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En su campaña actual para poner fin a los homicidios políticos y a las desapariciones forzadas, Amnistía Internacional
pretende que tanto los gobiernos como los grupos armados de oposición sean responsables de sus actos ante la opinión
pública. En ocasiones la frontera entre ambos son borrosas, en especial en las guerras civiles y las de secesión.
Los grupos armados de oposición o movimientos secesionistas logran, a veces, arrebatar el poder a los
gobiernos establecidos en todo un territorio o en parte de él. Otras veces ambos se disputan el control durante largos
periodos de tiempo; incluso puede que los límites territoriales vayan cambiando a medida que una guerra interna
alcanza proporciones internacionales o interestatales.
Los grupos que rivalizan con los gobiernos establecidos pueden convertirse en última instancia en gobiernos a
su vez; y pueden ocupar un asiento, ya sea antiguo o recién creado, en organizaciones intergubernamentales regionales
o en las Naciones Unidas.
Aun cuando la distinción entre gobierno establecido y grupo armado de oposición esté en disputa, Amnistía
Internacional se opone siempre a los asesinatos de personas indefensas, las "desapariciones" y la toma de rehenes. Sin
embargo, lo hace sin adoptar una postura sobre la categoría formal de las organizaciones cuya autoridad se discute.
Amnistía Internacional tampoco trata de "equilibrar" ni de comparar los abusos de una de las partes frente a los que
comete la otra: los abusos graves perpetrados por una parte nunca pueden justificar los perpetrados por la otra.
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¿CÓMO PUEDEN PROMOVER LAS NORMAS HUMANITARIAS
QUIENES PARTICIPEN EN LA CAMPAÑA?
Las normas mínimas que promueve Amnistía Internacional son bastante claras en sí mismas. Los dirigentes de los
grupos armados de oposición debe tomar medidas para asegurar que sus combatientes
* no torturen
* no maten prisioneros
* no maten a civiles ni a otras personas indefensas
* no tomen rehenes
Hay que recordarles los términos del artículo 3 común a los cuatro Convenios de Ginebra de 1949. Sus párrafos 1 (a),
(b) y (c) prohíben taxativamente la tortura, los asesinatos de personas indefensas y la toma de rehenes:
Las personas que no participen directamente en las hostilidades, incluso los
miembros de las fuerzas armadas que hayan depuesto las armas y las
personas que hayan quedado fuera de combate por enfermedad, herida,
detención o por cualquiera otra causa, serán, en todas circunstancias,
tratadas con humanidad (...) A tal efecto, están y quedan prohibidos, en
cualquier tiempo y lugar, respecto a las personas arriba mencionadas:
a) los atentados a la vida y a la integridad corporal, especialmente el
homicidio en todas sus formas, las mutilaciones, los tratos crueles, torturas
y suplicios;
b) la toma de rehenes;
c) los atentados a la dignidad personal, especialmente los tratos humillantes
y degradantes;
La promoción del conocimiento de estas normas ha de ser el objetivo de las campañas de información pública y de los
contactos directos e indirectos con los grupos políticos en cuestión.
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