Colegio Los Olivos Tema Transformaciones económicas del siglo XIX: las desamortizaciones 11 1. 2. 3. 4. 5. 1 Apuntes de Historia de España Introducción Causas de las desamortizaciones Desamortización de Mendizábal La desamortización de Madoz Consecuencias de las desamortizaciones Introducción La tierra es el sector donde se encuentra la mayor parte de los recursos de una sociedad agrícola y era la fuente de la mayoría de la riqueza producida en la sociedad al llegar el final del antiguo régimen. Lo que ocurriese en este sector es clave para entender las causas del crecimiento económico. La España liberal tiene que hacer frente a la contradicción entre una estructura tradicional de la propiedad del suelo, derivada de la Reconquista y de la colonización, en el caso canario, y la necesidad de liberalizar la propiedad del suelo en el marco de una sociedad capitalista en la que el propietario pueda disponer, vender o adquirir tierras. La liberalización de las tierras es uno de los soportes más importantes para el Estado liberal, que aumenta de este modo su capacidad recaudatoria y amplia su base social. La desamortización fue un hecho fundamental en el proceso de la revolución burguesa. Significó un cambio esencial en el sistema de propiedad y tenencia de la tierra. En España se produjo de manera discontinua. Se produjeron varias desamortizaciones: la de Godoy (1798) ministro de Carlos IV, la de la guerra de Independencia (1808-1814), la del trienio liberal (1820-1823); pero las más importantes fueron las de Mendizábal (1836-1851) y Pascual Madoz (1855-1924). 2 Causas de las desamortizaciones. Los reformistas ilustrados del siglo XVIII, preocupados por obtener el máximo rendimiento de la tierra y los recursos naturales, fuente para ellos de la riqueza y la fortaleza del Estado, habían insinuado la necesidad de cambiar el sistema señorial de propiedad de la tierra. En el Antiguo Régimen una gran parte de la tierra era de “manos muertas”, es decir, eran tierras vinculadas a dominios monásticos o a municipios y, además de no tributar, no podían ser vendidas por sus titulares, estaban fuera del mercado y por ello no podían ser capitalizadas ni mejoradas. Si se quería promover la reforma agraria era necesario que pasaran a ser bienes privados susceptibles de mejoras técnicas. La desamortización de esos bienes permitiría al Estado, incautándose de ellos, enjugar su déficit y amortizar la deuda pública. Esto es lo que se hizo en tiempos de Carlos IV (1798) cuando se obtuvo permiso de la Santa Sede para expropiar y vender los bienes de los jesuitas y de obras pías (hospicios, beneficencia, etc), que representaban una sexta parte de los bienes eclesiásticos, con lo que se amortizaban una parte de los cientos de millones de deuda pública en vales reales. El primer paso era la promulgación de una ley para desvincular los bienes de la nobleza y desamortizar los bienes eclesiásticos y municipales. El proceso suponía dos fases: en primer lugar, el Estado se adueñaba de esos bienes, por lo que dejaban de ser “manos muertas” (o 1 Colegio Los Olivos Apuntes de Historia de España de estar fuera del mercado) para convertirse en bienes nacionales; después salían a la venta, mediante pública su basta; el producto de lo obtenido lo aplicaría el Estado a sus necesidades, principalmente a amortizar la deuda pública. 3 La desamortización de Mendizábal El rey José I y las Cortes de Cádiz decretaron nuevas desamortizaciones que al igual que, la del Trienio Liberal (1820-23), no tuvieron efectos por el retorno al absolutismo. Fue tras la muerte de Fernando VII cuando la revolución liberal burguesa se afianza, y en 1836, en medio de la guerra civil con los carlistas, Mendizábal puso en venta todos los bienes del clero regular (frailes y monjas). De esta forma quedaron en manos del Estado y se subastaron no solamente tierras, sino casas, monasterios y conventos con todos sus enseres. Al año siguiente, 1837, otra ley amplió la acción al poner en venta los bienes del clero secular. Para lograr el establecimiento del nuevo régimen en 1836 era condición necesaria ganar la guerra carlista, y para ello se necesitaban los recursos económicos que proporcionara la desamortización y el apoyo social de la burguesía al régimen liberal. Además, al amortizar la deuda pública, el Estado saneaba la Hacienda y aparecía como más solvente, con lo que podría suscribir nuevos empréstitos en el extranjero en mejores condiciones. La desamortización de los bienes eclesiásticos efectuada por Mendizábal es criticada por economistas de la época, que advierten de las consecuencias sociales de la misma. La más visible es la proletarización de numerosos campesinos, sobre todo en Andalucía y Extremadura, que trabajaban antes en las tierras de la Iglesia. Frente a la medida desamortizadora de Mendizábal se alzan otros planteamientos, como el de Flórez Estrada, economista y antiguo miembro de la Junta provincial de Asturias, que aboga por el repartimiento de tierras a los campesinos, los cuales, según su visión desamortizadora, deberían pagar anualmente al Estado una cantidad hasta conseguir, a largo plazo, la propiedad de las mismas. 4 La desamortización de Madoz En 1855 el ministro de Hacienda Pascual Madoz, también progresista, promulgó su Ley de Desamortización General. Se llamaba General porque se ponían en venta todos los bienes de propiedad colectiva: los de eclesiásticos, que no habían sido vendidos en la etapa anterior, y los propios de los pueblos. Fue la desamortización más larga en el tiempo y no concluyó hasta 1924. El procedimiento utilizado para las ventas fue similar al de Mendizábal. Pero hubo algunas diferencias: el dinero obtenido fue dedicado en parte a financiar la industrialización del país y a la expansión del ferrocarril. Por otra parte, el Estado no era el propietario de los bienes sino los ayuntamientos. Aquel percibiría el importe de las ventas en nombre de estos y lo transformaría en títulos de deuda; lo que significaba que el Estado custodiaba los fondos de los ayuntamientos y los utilizaba para el bien de todos. 2 Colegio Los Olivos 5 Apuntes de Historia de España Consecuencias de las desamortizaciones Cambios sociales. La burguesía compradora se convirtió en terrateniente. En conjunto, el proceso de desamortizaciones, no sirvió para que las tierras se repartieran entre los campesinos, es decir, no fue una reforma agraria sino un medio para conseguir dinero para los planes del Estado. Pero a medio y largo plazo sí contribuyó a que aumentara el volumen general de la producción agrícola al trabajar los nuevos propietarios tierras que hasta entonces no habían sido labradas. La expulsión de campesinos de los nuevos latifundios y la concentración de la propiedad de la tierra generó, asimismo, una gran masa de campesinos sin tierra, proletariado agrícola, que a mediados de siglo superaba los dos millones de personas. Cambios en los modos de explotación de la tierra. Se estima que el volumen total de tierra que cambió de manos llegó hasta el 50% de la tierra cultivable. La desamortización conllevó una expansión de la superficie cultivada y una agricultura más productiva. Al liberarse la tenencia y explotación de la tierra, en algunas zonas se realizaron inversiones, mejora y especialización en los cultivos: así, en Levante se crearon explotaciones hortofrutícolas y en Andalucía se extendió el olivar y la vid, en gran parte con destino al mercado exterior. Consecuencias culturales. La desamortización produjo una gran pérdida y expolio de bienes culturales de los antiguos monasterios sobre todo. Muchas obras arquitectónicas se perderían y bienes muebles (pinturas, bibliotecas, enseres) fueron vendidos a precios irrisorios y, en gran parte, salieron hacia otros países. Todo ello, a pesar de que en 1840 se habían establecido unas comisiones provinciales encargadas de catalogar y custodiar esos bienes. 3