ro ... 1. ft4uko TRURLLO ~. -/ t-:,.~ -,- :- ':- ,i '. - " ~ ...•... : "~"",-i-:-: . Qf: ; .',~ ~. .. - , '" '~chos , ;; y ' DlcIlost,. 1917' . ~ . •..... _ EDlTOR.,' Antonio ). 'cano l.ibrería y-PapeIería.-MEDELLIN . ~. . '.,~-. - ..........--TIP. DE 8AN AN'NNJO · .. ~.. .. ..i~ .................................................................. , lŒRfRIft Y P8PfURIft [lE ~ Ante. J.Cano .• .. .... .. 00 H Todo lo que necesitàn los niños las Escuelas y Colegios: H Papel, Cu~dernos, Lápicës, Pig zarrfls, f.nc8~ores,¡; Cauchos, BoS! rradoré~, Tinteros, píumas, Compa~ sises, LibretiAèS~Tintá,Tiza, Lapice- g en SS ros, Reglas"Escua4ras, cajas de ii colores, Paletas de colores, Libros 55 de lectíîra, ÇitoleF:ias, Textos, Ma- fi pas, &,& •. " u ~Ë ..~ ..:: .... u u TODO A PRECIOS MOOICOS .... :: :: :: u ..o... iE :: o• ,0 :: • ::::: ::::::::::::::ma:::"-:::::::::;::::::::::S=:::::::::i FEDERICO TRUJILLO TERCEr~A TANDA DE ".C~a,cho'sIY .O'ichos:'·' -1917 - EDITOU Antonio Librería J. Cano. y Papeleríll.-MEDELLlN. ES PROPIEDAD DEL AUTOR. Al gel1croso pueblo al1lioqucl1n dedico e,<.,'lefollelo de chistes, pues creo que a él lc perlcnece de dereeho, par sel' cn l~,.al1 parle un produclo de su ingenio, F que }'a 11l1ical71c/lleIze alcanzado a copral'. Cachos y Dichos En día de mercado en tina de nucstras poblaciones. estaba el Alcalde leyendo en voz alta un telegrama muy largo y escrito con lelra muy confusfl. Desde una tienda, gritó un borraeho . que la oía: -Pónganlo en la escuela pa que aprenda a 1er. --Métanmelo a la cárcel mientras qtle aprendo - agregó el Alcalde. -¿De manera-dijo el borracho-que por una cosa tan insignificante me van a lener toda la vida preso? ** * Un mililar se encontraba en un ho:;pital ya convaleciente dc una herid:l. Siempre que pasaba cerca de su eéltna una Hermana de la Caridad muy honita, el enfermo poniéndose las manos en la cabeza exclamaba muy compungido: --¡Hay, Dios mío! ¡Dios mío! ¡Qnè de~graciado soy~ Una vez, la Hermana aeerl:iÍlJdo~c il C¡\CHO~ y DICHOS la cama del militar le dijo con cristiana ternura: ¿Quiere usted a Dios'? Pues, dígame lo que desea; y yo que soy su hija, le pediré de veras. -¡Hay, Hermanita! Entonces, pidale no más que si quiere ser mi suegro. * *:.:: A un señor de la Villa, muy cnlto y timora to él, le tocó cierta ocasión estar en dia de pago enalgnna de nuestras poblaciones mineras. Resulta que como la parranda e~tuviera en su fina, se armó a poco una pelotera ~madre; una de esas furruscas que hacen época. Terminada la reyerta, empezaron a pasar con los heridos. Unos con la nariz colgando; otros con los intestinos afuera; otros con una oreja menos. Nuestro tipo se paseaba ell un almacéu de la plaza, haciendo una cara de ~usto y contrariedad al mismo tiempo. A cada herido que pasaban, exclamaba frotándose las mallos: -¡Ah. caramba! ¡Sí que me fastidian estas incorrecciones! *** CACHOS V DICHO::; ENTRE PADRE E HIJO papÜ: ¿,cómo se IJama qne se casa dos veœs'? - Digame, hombre el -Bígamo. -- ¿y. el que se casa más de dos'? -Idiota, mi muchachito . ...** Ulla señorita de aquí de :\1edt"llín, tan inteligente como bella, conversaba COll eierlo' filipichíll de eso,.; qlle no saben otra cosa que fumar tigarrillo y (izotat' l'alles, --- Fulano de tul es ~lnjóvcn de mucho tcdenlo-decia el pelagatos ese. --¿.Sí?--colltestó la niña como admirada.--- Pero la tendrá a inlerés, porque por encima 110 se le Ilota. Conlilluando la ('(lIj\'pr";:l<'iÚn, a poco dijo el tipo: -/-le vislo tiÍn[as 1l111,ieres ahora en ¡liS fUlltiones de iglesia, que bien podría lll'l'lllilírsenos a los jóvenes que !lOS ('¿béÍraIl10S siquiera COll cinco muchachas hien bonilas. - T¡('ne usted muel1ísimu razón--coutesló la niña-porque apenas eÎnco IIlU.it~res bien trabajadoras aleanzarian a mélutenerle inepto como los vicjos Il lin petulante ttintos (PIC hay aquí. 10 CACHOS Y DICHOS *** ,En los buenos tiempos de la Compañía conocida aquí con el nombre de «Los Tunches», compuesta casi en su totalidad de artesanos de esta capital, se daban en el deLvencijado Teatro nuestro unos dramones de capa y espada, tales como « El puñal del seductor», «El hijo natural» y otros por el estilo, en que se mataban casi todos los personajes en duelos y otras reyertas. Se acababa la función, por falta de personal, entre empujones y gritos. Aiguna noche en que el primer galán, que la desempeñaba el Tunche viejo, le hacía cargos de infidelidad a la primera dama, en un momento que, fingiéndose lleno de ira cóntra ella, le accionaba en la cara, muy de cerca, la dama, echando para atrás, se fue de espaldas por el hueco donde se sitúa el consueta, parando las paticas de mane· l'a nada decorosa. El viejo Tunche, 8in inmutllrse, se di· rige al público y exclama con emoción: ,r -¡Era tan mala esta maldita, que míren cómo se la tragó la tierra! ** :je Cuando el doctor Pérez Triana llegó a los Estados Unidos huyendo de algu- CACHOS Y DlCI/OS II na persecución en Colombia, entabló cllá relaeiones amorosas con la rica hepura Miss O' Day, cuyo padre, que era un habílisimo financista, se opuso terminantemente al matrimonio diciéndole a su hija: -Deja tus relaeiones con ese señor, y te daré gusto en todo cuanto quieras. -Así la haré, papá. Ya que te opoIles le daré gusto, pero con una ligera condiciÓn y es la de que tengas una entrevista siquiera de media hora con Pérez Triana, y te prometo que todo aeahará entre él y yo. Accedió a ello Mr. O' Day, y al siguiente día se le presentó un caballero sencillamentc vestido, quien con muy corteses e insinuantes maneras entabló con èl un diálogo en el más correcto inglés. Mas, como manifestase el yanqui deseos cie hablar en castellano, sostuvieron cn esta lengua otra animada conversación sobre asuntos colombianos~ Luégo, viendo Pérez l'riana que espiraba el plazo fijado para la entrevista, se dispuso a irse; pero el yanqui, enamorado dc la conversación y dominado por el admirable dón de gentes del futuro Plenipotenciario de Colombia, le detuvo para darse el gusto de oírle disertar acerea otros puntos. ne t~ CACHOS Y DICHOS Hablaron en seguida de Literatura, Comercio, Finanzas, cuestiones internacionales, ya en francés, ya en portugués, ora en alemán, ora en italiano, previas detenciones del americano a su inteligente interlocutor, el cual al fin salió restregándose las manos maliciosamente. La señorita O' Day, al verlo retirarse corrió al cuarto de su padre a preguntarIe cómo le había parecido el colombiano. -i j j Oh, oh!! !-contestó el viejo-Tánto me gusta, que si no te casas tú con él me caso yo . * CAD~; SU OFICIO Un profesor muy pedante, a tiempo que atravesaba en canoa un río caudaloso, le dice al negro que la conducía: -¡.Entiendes algo de filosofía? -Ni siquiera la he oído mentar, l;eñor. -Entonces, ya sabes que has perdido la cuarta parte de tu vida. -¿De Geología tal vez sabes alguna eosa? - -Tampoco, señor; ni sé )0 que mf'. pregÜnta, cAnlos y DICHO::; ~Pues entonces, llevas perdida la mitad èe tu vida. Y de Astrología ¿no has estudiado nada? -Señor, es la primera vez que oigo hablar de eso. -Triste cosa, hombre; pero sabl'l:í~ que has perdido las trps cuartas partes de tu vida. Iba Il continuar las preguntas, cuando dio un vuelco la canoa y se fueron los dos a la corriente. El río estaba por los montes. El negro, nadando muy tranquilo, le gritó al profesor con sorna: -¿Sabe nadar usté, señor? -Nada-le contestó el profesor como Dios le ayudó, botando chorros de agua por boca y nariz. -- Pues entonces, mi don, ya perdió Sil vida enttra aquí en este ¡¡¡aperito. ** Poco antes del combate de «El CuchillÓIl>', en las cercanías de Medellín, decía el Chato Aparicio en una cantina: -Me meto en esta trifulca, aunque dé la sangre a los tobillos estando úno caminando en las manos. Efectivamente, se enroló en las filas liberales. A poco de empezar la pelea, la encontró el General Rengifo metido en ulla chamba, entre una hojarasea. 14 CACHOS Y DICHOS -¿Usted por qué no sale a peliar?-le dijo el General muy disgustado, acereándose donde él estaba. El Chalo le contestó, dando una quijada contra oh'a: -¿,Cómo voy a salir a peliar, mi General, si no tengo rabia'? *** Viajando por nuestras breñas un extranjero que 110 conocía arrnadillos, vio cierto día uno que después de rodar por una pendiente y caer al camino, empezó otra vez a subir la cuesta. El extranjero, muy admirado, creyendo queera \lna piedra, sacó la cartera y apuntó: «Gaso curioso.-En Abejorral, pueblo de Antioquia, las piedras qne se ruedan se vuelven a subir». Convidaron a un joven a ·comer en casa de su novia; pero dio la mala luerte de que tenía un compromiso anticipado con cierta amiga aquella misma tarde. No pudiendo de manera ninguna eludir la invitación hecha por su prometida, llamando aparte a un criado de ésta le encargó que fuese dond~ la (¡l- CAC¡¡()~ \' OICHOS 15 tima y le dijera que se le había presentado un negado, y por lo tanto le suplicaba que ,le perdonara no pod'er eoncurrir a la cita. -Cuando vuelvas -añadió-me das la eontestación en voz alta, aparentando que te he mandado a casa de un cahallero y no de una señora. Cuando regl'esó el criado, le pregunto nuestro tipo con mucha naturalidad para que oyera Sil novia: -¿Estaba el señor en la casa'! -. -Sí, señor. -¿,Y qué te ha dicho'? -Que cstrtba mllY hien; que entonces se iria al teatro. -¿Qué hacía cuando le diste la razón'? -Nada, señor: se esta ha poniendo la mantilla. -¡Maldita sea esta yobedera de toditos los diablos!--exclamaba constantemente un pobre antioqueño engarrotado de frío en un invierno muy fuerte, en Bogotá, -Bueno, paisa-Ie dijo un bogotano, por triscárselo.-¿Y es que en Antioquia no llueve nunca? -Sí, lIuevecontestó el llnlÎOI)Ueoo.-Pero escampa. **' ;'- \() CACHOS Y DICHOS EL QUE PECA Y REZA EMPATA Este principio lo practican entre nosotros algunos semanasantos, con ll1ngníficos resultados. Para muestra basta un botón: Cierto boticario, de esos que falsifican hasta el agua suda, llega muy tf>:mprano a su Establecimiento y le dj('e al dependiente: --¿Ya le mescló almidón a la 4uinina'? -Sí, señor. -¿Le puso arenilla a la pimienta? -Bastante. El doble de la cantidad. -¿Le ech6 agua al alcohol, y aclaró bastante el yodo? -Sí, señor: lo primero que hice al llegar. --Entonces, vístase prontieo para <¡Ile nos vamos para misa. Porque el hombre no debe descuidar jamás sus deberes religiosos. **.;: Un bogotano obserbaba desde lo alto de Santa Elena el valle de Medellín. -¿;Cómo le parece a usted el valle?--le dijo alguno de los que le acompañaban. -Pues, así para ser de provincia--con- CAUIOS y DIlT¡CJS testó el bogotano-con 17 displken('ia--no estÜ malo. Estando \lll sujeto. qlle padecía de \'pilepsia. de visita en eélsn de 1111a familia amiga. de pronto se l'Ile al SllelO ('on un ataque espantoso, ('011 Sll séquito dI' piruetas, ('ontorsiones y ge¡.;tos. Luégo qlle le past"¡. y ya lin tanlo eatmaJo, ~{' le ~H'er('Ó lin niiíito de la (~:tsa y en [,¡1I0 df' sÚplica le dijo: - Véa, s6ior: hága más. LlegÓ a \lila poblê\eiÓn peqllf'íía !lila COlllpaiíía de pobres saltimbanquis, e inllledia tamen te se Op\lSO el p:írl'C)('o l\ que a~i¡.;lierall a las fllnciones porqne aquello era pecaminoso. Alguno de los marollleros se l'Ile a la eas¡: ('mal a hablar eon el p,Îrroeo y il lIlostral'ie pl'1Íelic:Hllente la (jlle ellos Inwían. Sobre la grallJ:l del palio de ]a (','sa ('lira] se despell{'jaha el hombrc, )¡¡\I~iendo saltos mortales, hotacanelas, ut¡manazos, earnimmdo en las manos, panindose en la cubeza; en fin, e\lanlas piruetas solían hacer. A ti~mpo que ea11Iill'Iha eu las lllano~~ entraron Cil el 1g CACHOS Y nICHOS zaguán de la casa dos muchachas campesinas que venían a confesarse. Visto por ellas lo que hacía el hombre, le dice la una a la otra, muy ruborizada y echando para atrás: -¡Ave María. niña: yo no me confieEo ahoral Mir:í la clase de penitencia que está poniendo el señor Cura, y yo qlle me vine sin calwnes . **:;: Hablando un paisa de los grandes progresos alcanzados 6ltimamente en las artes en Europa, decía: - En fotografía, por ejem plo, es tan ta lo qne se ha progresado que miren ustedes: Manda úno un retratico pequeño para que le hagan una ampliación, y si en el original que se manda está la persona retratada con ruana, allá se la quitan, lo retratan de saco, y la ruana la devuelven por Correo en un paquetico postal. ** >.: TURISTAS PURBADOS , Dos muchachos bobalicones de esta parroquia resolvieron cierta vez cargar sus trapitos a la espalda e irse a correr tierras en busca de fortuna, como el lU (' .. \CIIOS y nlell()~ P¡ztojito de los cuentos. Con un carbón llenaron de cruces las paredes de la ca~a, jurando' por esas y las olras que no regresarían nieran con hasta el día en q\~e vi- plata. Cuando llegaron a eso del medio día a la plaza de ltflgtií, vién<lola tan soli- lal'ia pues no se oía ni el zlImbi<lo de \ln cucarrÚn, le dijo el m,is cari-plall<'ho HI olro: -Bomhl'e Turihio: esta mocha de fillea como que e;.;tÚdesocupada. Voy a (~og(~melapa mí. -NÔ, homhre, Mt~nnneio; no te la vas a (·{)~er. iv1il'ú que ésta finca es <Id (iobierno, y si le la co}.!;!;S se lIoja ('on Ilosolros y 1l0S puede fn'gar. -Que si me la cojo. -- Que no te la cojás. -QlIe \'08 SOs un sill\'el'giienza, --QlIe yo me degiielvo. Más o IllPIlOS en es los o semejarrtes 1(>I'minos, dis(~lItieroll a grandes voces hasta qne al fin del'Ídieroll a(,f'rl~arse il una tiend(l qne pOI' allí había pa,'a que alguno les aelararil el punlo. Al llegar a la lienda les salió al en('uentro un borracho carrielón, y co- giéndolos para (l'I(' de las manos pregllnlarle;.; andahan hadéndo, los cte (Mnde introdujo venían, para d6nde ihall, 20 CACHOS Y DICHOS de qUien eran hijos; en fin, cuántas majaderías puede preguntar un borracho en el último período. - i ¡¡A ve María, hombre! ! !-le decía a uno de ellos, dándole palmadas a todo taco en el hombro.-jConque vos sos llijo de don Cochema ViIlalva! ¡Hijue los infiernos, hombre! Vos sos hijo del hombre de más pensamiento quemos tenido en estos peladeros. Mir¿: cuando vos cl'ezcás, si salís tan buen ingeniero como tu taita, vamos Il tener puentes hasta en los caños. Sentáte en ese mostrador, hombre, y comé de todo lo que querÜs, que vos debés venir humbriao. y luégo, dirigiéndose al tendero, le dic~: - Vea, Pascasito: dérnele a este milchaeho de todo la que hay aquí. DeshÚjele unos dos envueltos; échele plátanos maduros en esa batea; démeJe un bllen tolete de natilla ('(lliente; destápelf' la ('anilla a ese harril. pa que pi~e ('011 chicha desa brava; déle arepas de chó('010. COll aguacate y rel/ena; que coma chorizos, que pa eso están bien buenos; déJe cocadas, y encima una buena totuma di agua. Imagínense aquel cuaùro: un borradlO obsequioso, una tienda de vivet'es Y Ull bobo tragaldabas; el borracho corriéndose sus vidrios y el bobo engulIendo golosinas. Así se estuvieron hasta ya entrada la oración. Cuando eHe par de via,jantes resolviÓ regresar a ~us casas, después de esa pri lIlera II velllura le dio el viejo a su protegido una moneda de cincuenta pesos, la cllal empuñó el bobo fuertemente en Sll mano derecha y salió camino de la casa. A poco andar, se le aflo.jÓ el estómago de tal manera que ni habiéndose tomado media arroba de sal Glober. Aquello parecía una máquina de apagar incendios. El} las primeras horas de la noche entraron a :\ledellín. Caminan10 con las piernas muy abiertas, y con Sll peseta ClIlpuñéHia entre la mano, atravesó nuestro tipo el zaguán de su casa gritando él grandes voces: -Mama mama to, mama, que vengo pero con plata. <ibrame ligeritodo aloyao . Un negro zapatero de aquí de ~le(lcllin, andarín incansable, uno de esos tipo!'; que dicen no ser vagos pero que conocen más poblaciones qne lin Agente 22 CACIlOS y DICHUS viajero, se ena¡noró perdidamente de una campesina hermosotli: «Una explosión de carne sonrosada», 'como diría Pacho Granados. De!lpués de apalabria/'se COll la muchacha, se puso sus pantalone!; muy lavados y sus alpargates de capellada muy vistosa, para ir a entrevistarse COll el taita de ella. -Bueno, amigo: ¿y usté qué sabe trabajar?-Ie preguntó el viejo, mirándolo por encima de los anteojos verdes, con suprema d€:sconfianza. - Yo, señor, sé trabajar zapalería, carpintería, herrería, cerrèljería, tala barteriêl; sé tapiar, embuñigar, blanqlliar.,,, -Ni me la siga, hombre-interrumpió el viejo.-Yo quiero casar mija es con uno que sepa trabajar la tierra. -Entonces, cásela con un armadillo -le contestó el negro voIteándole la espalda. '"** EN LA TELEFONIA Una seíïora muy sencilla llama a la Oficina Central de Teléfonos, y dice: -Hágame el favor de comunicarme con mi marido. --¿Qué número?-pregul1ta III ofici- nista. -Ajá--contesta gustada-¿y la señora muy di:,;- cuántos maridos crEe usté que tengo yo, para que necc:,;ite numerarIos? Un l:\ntioqueîio par dadas de IIIUY buclI sujeto, decía en cierta reuniÓn que el matrimonio a pesar de todos sus inconvenientes, era un freno muy bucno pa- ra dejar todos los vicios. No habían transcurrido cllnlao días, cuando se lo encontró en la calle COIIIpletamente borracho alguno de los que le habían escuchado el sermÚn. ~¿No decía usted anlier, ¡¡¡¡bailo, que el matrimonio era un freno muy cap;tz para dejar el aguardiente'? -Sí es-contestó el paisa, teniéndose de una ventana-pero yo me la quito siempre que voy a beber. *"'::~ A UIl pai:;a (lue tenía ulla fiebre muy alta, le decía el médico tomúuùole el pulso: -Ami~o: Il" fiebre qUQ usted tiene e¡,¡ CACHOS y DICHOS sumamente fuerte; pero eso me tiene sin cuidado. -¿,Sí?-contestó el paisa.-Pues, lo mismo me pasaría a mí si usté fuera el enfermo y yo el médico. *** UN FRANCHUTE DE PEGA Causa grima ver que nuestros paísaviajen tan a menudo por Europa, y que jamás se preocupen por traer al Pais industrias de provecho. En el poco tiempo que destinan para sus viajes quieren conocerse lodo el Viejo Mundo, y es por eso por lo que viajan como fardos al volar de esos ferroearriles fan rápidos como son, que, al decir de a]gíll1 pl:lisl:l, yendo de pasajero en UI1 carro de esos, los postes del telpgl'afo se ven tan juntos eomo los dientes de un peine, Apenas si les queda tiempo para hacerse un motílado como de gallo fillO, bordo di olla como lo llaman por l\('à las gentes cte nuestro pueblo, y para procurars~ un cubilete cte copa muy alta, el cual se entierran aquí hasta las ore.ilis en los primeros días de su llegada pl:lra echarse al Comercio con SlI dorsay muy arrugado, a referir bien ufanos SllS conquistas amorosas y sus llOS 25 grandes triunfos con las bellas de esas metrópolis. Cuentan satisfechos que conocieron al Valienno. qne e~ un viejito chiquito y muy barbado; que la Heina Víetoria los saludÓ de mano y les pregt:nló por Chepila y por lada la familia: que Alfollsilo XIII lambién los recibió como l'osa de la Clhd y les dijo qne euidao l'omo no se venían en su macho rUcio siquicm hasta Barranquilla. Pasados unos pocos llias, se quilan sn cuhilele y su dorsay y vuelven a sn pulpería, 'l'elésforo CnSl'Hjón mondo y lirondo como anles, después de tánta y tánta grandeza. Esto nos reeuèt'da los profundos despeehos qne senlía cierla comiquilia en sn CUàrtlll'ho estredlO de la Calle de las Pefllchas, acabando de represenlar en nuestro Tealro (,La Prilwesa del Dólélr", con lodos sus millones y rendidos admi. l'adores, A conlinuaèÎón se ve lo qne pasó con un viajante de los que venimos ha· blando. Tres meses se estl\vo t!n Europa lin lipo, fi\i.piehín de pega, y cuando vol· vió por e~tas monlañas a lueil' un eaminadil(j muy repicado como si hubiera vivido largos años en roee constante con los mal'iquf'tf's de esas capitales, lodo cl1l1nlo veía aquí se hacía de ~(j CACHOS Y DICllOS las nuevas preguntando cómo se lIa· maba aquello. Al mostrarle la madre la ellsa que habían arreglado para recibirlo, alcanzo a ver nuestro franchute por allá en un rincón del cuarto de monturas lm instrumento de labranza de uso muy comÚn entre nosotros. Se acercó àl aparato, y toeándole la punta de la pala con el pie preguntó a los que le acompañaban: -¿Este aparato tan vulgar cómo se /lama, eh? Como en aquel momento le hiciese bastante fuerza, se vino el cabo, que era de gllayacán, y le pegó en la mitad de la frente, la cual sonó como 1111 coco pelado. Olvidantlo su papel, exelamó con mucha rabia: -¡Maldita sea el azadón COll treciclltas mil cargas de demonios! :(. ** La famila de un vieJo mus avaro y de negocios non sallctos~ivía constalltemente bregando con él para que se 8 nfesara. UIl dia que lo acosaron mucho, les dijo el viejo aparentando que ya había tomado la resolución de hacerlo: - y o sí me voy ~ confesar; pero vayan ustedes viendo a ver pa ande cogen, porque todo cuanto len~o es ra- béJO y naturalmente tengo que restituírlo. --¡Ay, Arturo, por Dio:;! Esta cs ulla vida ins(Jportable -le deda entre sollozos y hígrimas la madre il un hijo lllUY calavera.Ya no puedo resi::;tir más. ¡Mc estás matando! -Yo nó, mamácontesló el lipo fillgicp.do gn\11 admiraciÓn. ---Será mi hermano Chepe, porque yo haee eO/110 veinte días que no vengo aquí a la casa. A un pobrc diablo IIlUY sCllcillule, se le perdió lin billete de den pesos-Único haber que poseía. El hombre, muy confulldido, le mandó una vela a San Antonio para quc le iluminara dónde podía eneontrar el billete. Al día signiente le decía IllUYsatisfecho a un su amigo: -Ve, hombre, qué tan de buenas soy yo. An'oche ISe me perdieron cien peso:;; le mandé Ulla vel:l a San Anlonio, Y ya me empezÓ a hacer el milago. - Bueno: ¿y fue que ya pareció el billete,?-Ie dijo el olro. -NÔ, homhre; pero ya encontnS el roto por donde se me salió. 2H CACHOS Y DICHOS *** Estando varios en un corrillo, al pasar cerca de ellos un sujeto, exclamó LillO de los concurrentes: -A este hombre se le ve por encima lo bruto que debe ser. --Ya ven ustedes que las apariencias engañan mucho en ocasiones-objetó otro de aquellos. -¿Por qué dices eso'?-Pregurltaron 108 demás. -Porque ese hombre a quienes ustedes se refieren, es mucho mas bruto de lo que parece. * ** Ablando de sus hijos un matrimonio, d~cia la mujer: -Yo a lo que más le temo de mis muchachitos, es a la salida de los dientes. -A eso nó, mija -replicó elmarido.'J'émale a la salida del bigote. Al .cerrar Sil oficina un mal abogado de aqui, se ~e cayó la llave al empedrado a tiplnpo que pasaba por la calle el Cojuelo. -- Véa, doctorexclamó éste, diri- CAniOS 2!J y DICHOS giéndose al abogado.-Ai le cayó una herradura. corno qne se ,. ** El médico, tomlÍndole el' pulso a lin niiío que tiene una fiebl'e palÚdica, If' diee a la madre: -Mi señora: ¿Ay por aquí cerca nlglln pantano? -NÓ, dodor--eonte~tÓ la st'íiora.-Pel'a si usted lo ne(~e"ita se lo ('onsP~'lIimos en el mamen lo. :1< :-:-* Un l1nisa muy fllTanclHlo. !'>eapart'<'iÚ Il Puerto Berrio a dar fllndones de einematÓgrafo con un apnrnto en malísimas condiciones. Al poner la primer película, pmpt"zó d pÚblico a gritar que no se veia ni siquiera el telón. -¿Que es eso? ¿Que es eso? -G ri labail todos a una, tirando éll e!'>(~el1lU'io e:ís('aras, frutas de aguara te, 111pnrgales viejo!'> y de cnanto había l'n el palio, El paisa, muy tranquilo, :;e encaramó sobre una mt"sa y gl'iló a lodo pecho explil'ando la película: --¡Pden de nt"grlls. denol'llf" y enll'e \ln tÚnell JO CACHOS Y D1CHQS *** ALMUERZO GRATIS Un tipo, muy marrullero, llegó cierta vez todo empantanado a casa de un viejo muy tacaño, que no conocía semejante pajarraco, y le dijo: -Señor yo no soy de aquí. .. pe1'0 soy minero y como busté me parece una persona muy respetible, ben· go a hacerle una consultica. -¿Cuál será?-pregunto el viejo. Dígame, ¿busté podría decirme cwínto valdría un tejo di oro tan graJld(~ '") a~I . Y le señalaba desde la mano hasta el codo. -Prosíga, amigo; éntre para acá. Camine almorcemos juntos, y luégo le explicaré .. El tipo se sentó, y almorzó como lin m:lestro de escuela en casa de convidmlos. Terminado el almuerzo, realIudalla la conversación preguntó el viejo. -¿Como pat'a .qué deseaba usted, mi amigo, sahel' el precio del tejo de oro? -- Yo, señor pa no irme a dejar engañar, por si voy y me la topo al .. gllll d íII. _. _. _ . '"'" * CACHOS \' DlClIO~ El siguiente chascarrillo tiene apl icación oportuna entre nosotros, donde abundan ya tántos los flacuchos y mel~- nudos poetas. *** EXAMEN DE LITERA TURA - - CutÍntas clases ùe porsía gUllta el profesol'. haY'?---lm~· ---lIay tres cla3es de poe~ía; Jlot'sía drarnÜtiea, poesía liri(~a, y pon"ía .... Como viera el maestro que pl allllll110 vacilaba, le dijo pm'a ayudarlo: -Poesía --¡Ah! epi...... Si, si: poesía - En un pueblo de la epid\;mÍf'a. Cosla dOI1(le la gente es poco piadosa. predicaba el pá. rroco un sf>unÓn larguísimo en la lIuís eompletn soledad. El sacl'istêln, sentado por allÚ en un escaño, bostezaba. dormia, y volvía a despertar. Y el padre sienwre energizado en su Ill't~t1il'a. Al fin, muy aburrido el pobre s,HTistÜn se aeerca al pÚlpito y le dice al CllI'a: ----Vea, mi Padre: yo lile voy a dormir. Allí en aqnella mesita qUf'dan las llaves. pa qne SlI mercé ti('l'l't~ ('lIl1ndo ¡\Pflbe. ") "- CACHOS V DICHOS *** EN LA CALLE -¿,Para dónde te vas, hombre Proto, con esa cara de mil demonios que da hasta miedo ycrte?-Je pregunta un amigo {l otro. --Voy, hombre, para la Alcaldia n qUt'jarrne y talvez hasta pedir el divordo por;que mi mujer me trata como Ill! perro de:,;pu6s de que trabajo como 1111 burro. Entonces, hombre,- donde dehes ql\('.¡arte es en la «Sociedad Prodectol'a de Animales.» :je '" .., La Iglesia prohibe, o por la menos cree que no se debe mandar promesas porque éstas jamás se cumplen. Las gentes lia se a(~\lerdan de Dios y de sns Santos más que cuando se encuentran en tra bajos. Va un ejemplo: Salió un tipo a cazar ell las afile!':!..; de lin pueblo, y dió la mala suerte <]u<, no encontró a lJl1(' ti!'Mle. Ya era muy tarde, y el pobre cazador, aburrido dt~ esperar, resolvió mandal'les una prollwsa fi las Animas de que si ('ogía algo, '.',\('J1()~ \ 1lWllO" lo partiría con ella~. Se puso en e~peetativa en una platanera, y de pronto ~e le pre!i'entaron de frente un par de conejos moviendo las orejitas. Les aplllltó nlle~tro muy devoto, y ipúnj salió el tiro llJlllando tino de lo~ conejos. El otro corri() a ('ualltas tenia. ~uestro l'azador, ('011 el suyo en las manos, eXl:]"maba mllv Ilfano rnirÚndolo: --¡Vécu;, qué tan lindo ('orre el ('one.iilo dI' las Allimas! Cuanclo don José María Villn, el ('\:1('Ine ingeniero alltioqlwiio, se fue a I tonda llamado pal'a dirigir la tel'mina<'iÚn del pucnte sobre el rio Magdalena. encontró que algunos de los trabajos ya hechos eran defectuosos, segÚn Sll criterio, Se]o manifestó así al EmpI'esario de la obra, que lo era el Seiíor BernardG ~avarro. El seiÏoI' Navarro no queJ'ia creer lo qlle 1e de('ia don JOS(~ Ma¡'iil, y debido a ('slo se suscitó entre Jas dos alguna dis('usiÚn sobre el asunto. --lVlire don José :Ylaría,que yo soy medio ingf'uiero, y por eso es que Ille atl'I'VO a disculirle. :~4 CAnlOS y DICHos - Pues si usted es medio ingeniero le c(¡ntestó don José María-júntese eon otro medio para que discuta conmigo que soy ingeniero entero. ** * Definici6n del \ Amor pcr' -.1 Mono Naranlo El amor es una ola batida en el deRierto de la vida por los vientos originales del océano Atrato en su primitivo estado de orientación. ** >.: -¿Qué carrera va a seguir su muhachito, compadre? le preguntaba un amigo a otro. -El como que quiere eRtudiar rara nlaestro de escuela. , -¿Y todavía no ha empezado sus estudios? -Nó, compadrito. Por ahora apenas la tengo en los preliminares: aprendiendo a aguantar hambre. *** Un matasiete, sindicado de homicidio, compareció en el Juzgado. En la indagatoria le preguntÓ el Juez: - Dígame usted: ¿qué relaciones leIt'nía el seííor X con su hermana Carlinll, y ~ém(l trataba usted a las otras mujeres donde vivía en Diciembre del nño pasado'? -Vea, seonr ./uez- contesta el interrng-ndo, muy se1'Ïo-en asuntos de mi falllilia h:ígame el favor de 110 meterse y t'n ('ualquier otra cosa bien pueda pl'cgllntnl'me lodo la que quiera. ,~ ","'* UlI ('ampesillo ignorantón, que no ('()lo quc {'l'a Semana Santa, villa il \'er ulla Cil l\lpdeIIín. Le tocó asislir a la procesión del Viernes Santo. Mny asombrado al ver t<Íntas ('osa" pnra a desconocidas, iba preguntando Il los que pasaban qué significaba todo aquello., .. Cuando pasó el Santo Sepnlero, con la Dolorosa y la Magdalena muy baiiadas en hígrimas, volteó el eampesino' y le dijo a una vieja que estaba cerca de él: -¡Ave maría, mi señora~ ¡Qué familia ésta pa más desgraciada. Ilol·il'! >1< ** Es bien sabido que todos los antioqlH'Îlos que llegan M f3ogot1Í¡[ken sie-III- ."11) CACIlO~ \' DICHOS pre que son de Medellin y que nacieron en el purito marco de la plaza. Conversando cierto dia una señorita bogotana con un joven de Antioquia, le preguntó, entre olras cosas: -Dígame, paisal:O: ¿de qué punto de Antioquia es usted? -De don Matías, señorita--replic¡'l pl 'antioqueño. - Bien; pero, ¿ele qué poblnciÓn'? -De Don ~latías. -Míre-que ' no le pregunto por su se- ÎÍor padre. _. _ :;:* * En la guerra pasada, saearon en filg(¡n pueblo del Tolima unos prisioneros a ]a plaza, para fusilarlos. Un antioqueño que estaba entre ellos, les hizo resistencia a los soldados y no quería salir de ninguna manera. Estos le avisaron a su Jefe lo que pasaba. El Jefe llegó espada en mano y muy furioso, preguntando qué era lo que sucedía. El antioqueño, saliendo de las filas y dirigiéndose a él, ]e dijo: - Vea, mi Genera]: es que a mí no me debían fusilar potque ya yo eserihí una carta para mi casa diciendo que no tenía novedad. CACHOS Y DICIIOS .17 ** * DE ASTRONOMIA Discutían dos eslucliantes de Astronomía, y decía el uno: -La luna es un sol que por e,>tar IIlUY viejo y gastado, lo dejaron para que saliera de noehe. - - ~o, hombre-replicaba el otro.-No e..; que la luna ,\lumbre menos <¡ue el ~l)I: lo que hay en el caso es que eoIIlO la luna sale de no~he. le toca romper las capas negras de los aslros apa\!;'ldos. Y el sol alumhra m,\s, naturalmente, pOrf\lle se deja veuir ~ie\llpre \;uando ya eslÚ de día. * ,~ Despué;; cie la derrota de Peralouso, ihan dos soldados a la carrera hnyendo por una trocha. Un cucnrrón verde, <¡ue Vlltlía volando en di¡'eceión opuesta, le dio a llllO de ellos en la mitad de la fren te. El homb¡'e, muy asustado, eayó de espaldas y desde el suelo exdamaha lIlUY afligido dirigiéndose a su compaiÏ l'ro: --¡lIny, ('ollJpadrílo querido~ Ya he huslé lo que es convcliÍde a UllO 1110- 38 CACHOS de nao! l'il' bala. Y DICHOS ¡Mi Dios mi aiga perdo- *** Un tipo muy arrancado se consigulo una mala nuiquina de fotograu3, y se fuc a trabajar el oficio por los pueblos. Como no entendía jota del asunto, pensó que trabajando bien barato podía salirle el negocio. Constantemcnte llegaban los clientes a reclamarle quc los retratos que les había hecho lia estaban buenos, pues muy difícilmente se distinguía quién era la persona retratada. -Ustedes comprenden-les -objetaba el tipo-que tan barato como yo traha,io, no les puedo hacer si no retratos que tengan un ligero airp. de familia. *** -¿Todavía le gusta el aguardiente ¡~ usted tanto como ~ntes?-le preguntaba alguna señorita a un antioqueño. -Nó, señorita; no crea. jNi riesgo! Tanto como antes IlO. Ahora me gusta mucho más. Contaba muy oronùo Ull bobo tragal- CACHOS Y mCllO::=- dabas que una ocasión se había comillo un marrano entero, sancochado-segÚn decía él-en una olla con frísoles. Un dispéptico que con suprema envidia y admiración escuchaba semejanle relato, le preguntó al boho: -¿Y cómo hizo usted, amigo, para comerse un marrano entero? -Ya ve, señor-contestó el bobo.-¡A juerza de ¡¡repas! ** :j: Ulla seiíorila de muy buen olral\) le decía alguna vez a un joven amigo suyo: , -Por lo que veo, Carlos, usted como que toma licOl' muy a menudo. -Muy a menudo, nó, señorila--eontestó el tipo con seriedad.-- Ya 110 tomo licor sino en dos circunstanci¿¡s: una cuando madrugo bastante, y otra ' cuando no madrugo. *** DIALOGO Una señorita que ha estado temperando en casa de un paricnte IllUY tacaño, le pregunta a un joven amigo de ella: 40 CACHOS Y D1CIIO~ -¿Cómo le parezco, Arturo, después del temperamento? -Que es sumamente fuerte, señorita. ¿Acaso se acabó usted tánto'? Un vIeJo francés, amanlísimo de las glorias de Napoleón, compraba cuanto trasto viejo le ofrecian Iisegllránd(Jle que había sido ohjeto de uso del célebre Emperador. Cierta vez se le apareció un aventurero, llevando COll mil escondites ulla calavera muy envuelta en papeles Y encerados, y le dijo que era la de Napoleón, que él había logrado robcírsela COIlmucho trabajo. El viejo, lIluy CÜIlvencido, se la compró y de seguro se la pagó mllY bien, plIes al poco tiempo volvió el mismo sujeto a ofrecerle una calaverita que logró conseguirse. -Bueno: ¿,y ésta de quién es?----le preguntó el francés, después de examinar/a con harto cuidado. -De Napoleón también-contestó el "tipo.-Pero cuando estaba todavía muy tiernecilo. Un paisa muy parrandista alquiló lin CACHOS Y DICHOS 11 mal caballejo para irse en día domingo a un paseo de amigos. Como el alquilador no le tuviese al paisa mueha confianza, de"pués de ponerle mil condiciones para alquilarle la bc.',tia, le exigiÓ el valor anticipado. Por eualquier motivo se les dañó el pa::;co, y el tipo no sabía ùe qué medios valerse para <¡ne el hombre le devolviera su plalica. Después de mudlO cavilar, se fue a la pesebrera y pidió que le .-;acaran el caballo. Allí, en prescn(~ia del dueño, se puso a medido por cuartas de la cabeza a la cola. -¿,Para qué mir1e usted mi cahaIlo,?-le preguntó muy serio el dueño. -yo señor ljue estoy pensando que me tiene qué dar otro mêÎs grandecito, porque como !lOS vamos a ir cuatro cn él ell è,.¡te tan chiquiLico 110 eabemos. -¿Así es la cosa? dijo el dllefío del caballo. abriendo su eurrieI.--Tórne su plata, y vaya a 'lile les alquilen 1111 earro del Ferrocarri 1. ENTRE CAMPESINOS -¿.\1l1dlO qtlila, m:wo 1111ealllpesino es el persollal ,J()s{' 1\laría? a otro. de su fin- J{~ prpgtlllta 4~ CACHOS Y DICHOS -Ello nó, eompadrito. más que cuatro personas jer. ( Allá no sail y una mu- ~. ** UN GRAN INVENTO UII carpintero de aquí muy embustero, síempre que salía a trabajar Il los pueblos vecinos, tales como Robledo, Envigado y Belén, que eran los más lejos a donde alcanzaba a ir, cuando le escribía a su IllUjer fechaba las cartas en Nueva York, Londres a París, y le decía, más a menos: «~Ii adórada negra: D~sde aquí, a miles de leguas, y teníendo por medía el Océano, te escribo para decirte que no podré ir hasta dentro de unOi: diez días, porque tengo un contrato c(tn el Gobierno de los ingleses para COlltpOnerle unos buques de guerra». \ Cuando regresaba a Medellín, se ·entretenía refiriendo todos sus progresos en las artes. -Pues sí, señores-deCÍ3 muy entusiasmado en un corrillo.-Cuando me llamó la primera vez el A Icalde del Japón, me dijo que me pusiera a estudiar una máquina de volar y yo la descubrí al momentico. Miren, es muy CACH()~ y D1Cll()S seneilla: se echan en una batea gr ande unas ocho puchas de miel bien espesa; al lado de esa miel, en un lIanito, se despluman diez o doce gallinas; se enmiela uno bip,n, y después se revuelca en ci plumero procurando qlle la~ plumas nuís grandes le queden en los orazos, y se deja secar al sol. Cuando ya esl¿Í lllJO bien seco, hace lo que hiee yo en París: me subí a la torre más alla que había en todo el pueblo; me tiré de allá, y moviendo los brazos volé como cuadra y media. -l'igame, maestro, aunque le intctcrrumpo- Je dijo lInode los oyentes.-¿Y Il~té sí tiene todas sus costillas completas? * ** CARTA REGULARMENTE ANTIOQUEÑA señorita Merensiana dende las palabras que tu be con su Taita el domingo 110 me pasa puel gasnate mas que aguardiente puro i limpio y no tengo ni un afrecho entre la caja del Cuerpo; Tengo una calentura que benteo chispas po!' la Punla de los pelos lia seguro que no me pueden tomar los pulsos nian COll lenasas i soi capás de quemar un clIñu~al COll el bao a las tres cuadras póngase a I)\~I'Imsh; un onhl'f': como yo que a CACHOS Y DICHOS desvaratao bentisinco mercaos y Sesenta vailes, con un cuchiyito que la relanpaguiava puel aidre que ni una sorra y tener cara ese lagartijito de Taita zullo denegame las manos de busté, cuando yo soy el tomao sime CHSO un ollbre como yo que no e tenido cavesal que me eirba un onbre tan sovao y tan caliente, que prende el tavaco con ribolber, que se saca las niguas con la peiniya, se limpia los dientes con una puñaleta y se amarra los alpargates con un par de cachiporras que se desayuna con sangre de diablo y alacranes que se come una culebra asada eH la bela y se juma un dp.monio por la punta del cacho que duerme de cavesas entre ulla vóveda i se pasa el cauca en patasola ques capas de parlir un atao de dulse con el colmiyo más gastao. Que bolea un noviyo agarrao de la cola i es capás de tragace un glovo inflao con áisido sulfúrico. Aprebengale a ese viejito cabesipelao Taita sulla que no se me ponga por delante por que me la tanvo i soi capás de comémelo con agi pajarito. Su palomo que la arruya Zalusliano Bera», *** En un baile de garrote en el Cauca, CACI lOS Y IJI( '¡ 1()5 luvo un antioqueño una reyerta con un negro; y cuando el paisa salió al palio con el machete en la mano, se le vinieron encima como veinte negros más. El paisa, recostado a una pared, deda: -Mi Dios haciendo negros y yo matando, le doy doble a ~eneill() al que se (';¡nf't' primero. * '" * ENTRE AMIGOS -¿,No sabes, hombre Riearrlo, qUf' (lIloehe ~e suicidó Perucho? -Sí'? Por qué sería? -Porque estaba muy, muy ahul'ri(lo ('on la vida. -¡He, hombre! No sabía yo que ~l suicidio fuera una distracción. ** * Entre nosotros. hay la (~osturnhre de (~l'eer en brujas, apar~cidos. espantos, asombros, malos augurios y otras chucherías. Esto prueba la huena dÓsis de sangre indígena que circula por nuestras venas, aunque aquí muchos aseguran a pie juntillas que san más hlan('os qu' el diablo y que deseienden en lílH'i\ recta de Santa 'l'presa de .Je"Ús. ·Hi CACHOS Y DICHOS A un viejo muy despreocupado y Hpretadote él, le preguntaron: -¿Cree u!:>ted,don Carpio, que sea malo sentarse trece personas a la mesa? -Muy malo, malísimo. Sobre todo pétra el dueño de la casa. porque trece personas es mucho la que comen. * ** A nn cierto abogado que pide papel hasta para darle a uno las seña!:> de alguna casa, le gusta, para ma~'or hechizo, correrse sus vidrios con mucha frecuencia. Estando por allí en una cantina durmiendo una buena juma, se le acercó un compañero a despertarlo, -Vea, hombre-le dijo olI'O de los qne allí estaban-no lo baya a despél" tal' porque le cobra perjuicios. *** Un adulador r:astrero como hay tántos por desgraeia, llegó a la casa de un señor rico y filántr~po para decirle que un sujeto había estado hablando muy mal de él en pÚblico, que lo había dejado por tierra completamente. -¿Sí, homb¡e?-contestó tranquilamente el señof.-Raro me parccc, pOI'- C.\CllOS 47 y I)iC¡-¡()~ \.lile 1\0 re(~llerdo haberle ningnno a ese sujeto. hecho favor ** '" t]ll paisa JIluy amante de correrse sus vidrios, del'Ía en una reunión en que se Lrataba d(' los grandes inventos: ---A mí me pareecn unas bobadas la ,mayor parLe ùe los laIes inventas. Yo no sé cÓmo se estuvo pensando LanLo tiempo Galileo, para venir a salir conque la tierra daba vueltas. Eso no es más qne tomarse uno una media botella de aguar'dienLe Y acostarse en IIna haml\('1\ a fumar tabaco. Las gentes ignorantes opinan qlle yendo fi las Asambleas y Congresos ciertos individuos que los alucinan con vanas promesas, todo se les pro parciannrá a pedir de boca. No es más que logr'ar colocarlos en e<;os puestos, y por doquiera corren ríos de aguardiente, ron y cerveza; la comida a roda, y todos los vici0s satisfechos sin trabajo HIguno. En su lOCH fantaSÍH, se olvidan de que el pueblo se parece a las es(~al(\l'a~: s{llo se :-;ir'\'PIl de ('lias para po- 4K CACHOS Y DICHos ner los pies los que quieren subir a las alturas. Esto nos recuerda la ocurrido en la guerra Última y que narramos en seguida: Estaba aquí muy alto el precio de 1[; ~arlle, pero las gentes se consolaban diciendo: «No se les dé IIRda, que Sples va a acahar la ganga a los carniceros. Ai vienen ya los liberales». -Bueno-preguntó alguno--¿ y es que el General Uribe viene can todo Sil ejército arriando ganao? ** ;~ ASI SON LAS PROMESAS Un viejo enviciado a buscar guacas, diciendo: -¡Ah! Si la Vírgen miciera el milagro de deparRrme una guaquita, pal·tia la que me encontrara en tres montones iguales: uno para mí; otro para los pobres, y otro para las ánimas. Dio la buena suerte de que se descubriera una buena guaca con mucho oro. Se sentó al lado del hueco donùe se la encontró; hizo los tres montones: y eu la repartición dijo: -Este, que ei el montón mío, venga para ncÜ; este otro es el de los pobres, VIVIB I!) y, eomo yo ~oy pobre, por e~o me lo llevo; y éste, que es el de la'~ Animas. ('omo yo tamhién soy ¡¡!lima, me ('Ol'l'e~ponde lamhit;'1 porque esa l'lie la (\1'0mesa qne mandé. Un \'i('.io ;1l<Ís amarrado que (~a~n de labiquc, f\ol'l'orizado por SIIS nnw!Jos gastos le h.lhlÓ II un amigo para qll(' le diera elases de E('onomía. El qlle hahía de darle las elases vivía ~olo, en una pieza es('nela, Se separÓ de sn l1lU,it'r por derro('hadora, plies ulla ve'l. luvo la osadía de (~omprar un ('uarlo d~ manteqnilla. La nod¡e en que dehían empezl\l' la~ ('lases, S(~f~neontraha el viejo line iha a di<'l1\l'las en la m;Ís completa obs(~uI'idad. El otro Sè presentÓ 7.af<Índo~e los panlalones. para Ylie 110 se le gaslaran al sentarse. En. UiJa visita al Malli(~oll\io. k pl'l'- gnllló Ull tipo a lino de los asj,.;lellll'S: --¿Mny abufl'idos los manlienen estos locos? -No, señor: los locos no tanto. Lo que m¡ts 110S aburre SOI1 den lo(:as <¡tle 4 50 CACHOS Y DICHOS hay aquí y que se pasan todito el día hablando de novios. Esto nos trae a la memoria algo que pasó con una loca del Frontino: Había en este pueblo una muchacha loca, tan esforzada que no habían podido traerla al Manicomio l'ii valiénriose para ello de las fuerzalll de muchos hombres. Se presentó un monito enclenque, y dijo que él sólo ·se comprometía a traerla sin maltratarIa lo más mínimo. -Le daremos lo que usted exija, con tal que nos haga ese gran favor-dijeron los padres de la muchacha. El tipo pidió un paquete de eigarrilIos, se plantó en la esquina como pretendiente de la muchacha, y le propuso matrimonio, pero con la condición de que se casaban en Medellín. Entre las cien locas del Manicomio, está la de mi cuento, en una jaula, aguardando todavía ~ su' monito. ** * Pura pros! Un enamorado platónico, en un momento de inspiración, le dice a llna vieja rezagada, dueña de sus pensamientos: CAClIOS :il V plCllOS --Adorada mía: ¿Por qué le eslremeces como Ulla tímida violeta cuando a tí me acerco'? ¿Por qué tiemblas como IIna hoja de Otoño al soplo de la fres(~a hrisa, ('liando poso mi tímida y b11l11('a mano sobre tu marmóreo y /10 brazo? -- Port¡ Ile lengo ('ollada u na .reullIa IH1<'Hl'i- Illll y ~n' . qllé se par(>('p \Ill cahallo a los de Colombia'? -·EII q\l(~ ('uando se It~s acaha t'1 paslo t'II 1111poll'l~ro, se pasall pal'a pl oll'O. ···¿.EII políti('os A \111 lipo qlle II1UY oporlllnas, lielle le decía (~olll(~sla('ionf's 1111amigo: -¿.Qué te pare('e, hombre Fulgel1<:Ïo, le 1lt\<:iÓ lin niño al dodor Castaîíf'da. después de diez y seis aiíos de casado'? - ¿,Sí, hombre? Es q\lC ahora f'i'l:í esq\le ¡HHwhe If' I it'1lI po la Il enconoso. pájaros mnhlllanlt's quI' por lragos, de pelo des· SlH'() mOllo y eogido por f'1 Uno de esos vivl'lI re(~itando gl'l'iía(lo. BANCO DE LA REPU8UCA 8UltIO TECA LUIS· ANGEl ARANGO ;'i:d CACHOS Y DICHOS cuello con un gancho de nodriza, alpar gales barbados y. pantalones de color indefinido «y ojos grandes», estaba una vez re~itando muy borracho en el Estanco de un pueblo. Después de apurar un trago doble Il la salud de los oyentes, se limpió los labios con la Qpcamanga del mugriento saco, y empezó a recitar muy enero gizadü: o «EII la cárcel estoy, Dios de mis pIHlres.» ·-Estamos muy de acuerdo-le interrumpió el Alcalde, echándole mano-ERR ¡.;e la va a Acuhar de re(~itar a I()~ pre¡.;os. ** Una señora muy celosll, que sorprende Il la sirvienta en coloquios íntimos ('on S\I marido, llamándol:l aparll" le di- ce: --Tome, María, Jo .que se le debe y desoe(¡peme la casa inmedialamente; porqne el papel que usted está dest"mpefiando aquÍ, lo hago yo perfeetamente. *** En Alltioquia toda operación cial tiene por pl'irnera condición ('omerel lar- C,\CIIOS \' lllCIIOS go plazo. «El plazo de las mulas", como lo llaman aquí. Es ésta una de las principales causas,. según muchos, para que entre nosotros no haya verdadera colonia extranjera; ni siquiera la lIe Turquía, aunque alguno asegura que aquí todos somos turcos. A lusi va a cslo. recordemos lo q lie le pasó a un anlioqlleño con unos salteadores: Yendo un paisa de viaje por un lugar muy solitario. en lo más <Íspero de la montaña le salieron unos balldidos y cogiéndole la bestia por las riendas, le exi¡.?;icron perenloriamcnte la bolsa o la vida. El antioquefío, cruzándose de brazos, les dijo muy impávido: ---[)ígitllJen, sefíore~; ¿,Ustedes no podrían darme unos seis mescs de plazo para yo resolverles este aSlIntico? UIl soldado que se encuentra c;¡fermo, ;·;e va donde ~u .Jefe a suplicarle que le cùllceda la baja. (,Qllt' cnfermedad sufre u:-tcd, amigo?-le pregunta el.Jefe, sin mirar10 si· quiera. - Mi Gelleral: I1i1ee qne sufro de neura:;tenia. mucho Ii(>mpo 54 CACHOS V DICHOS -N eurastenia no debe ser lo quc lISted tiene, amigo. -¿Por qué, mi General? ---Porque esa enfermedad IlO les da más que a los Oficiales. En un hotelucho de mala mUf~rle, al pasar el sirviente con ulla vasija Ilella de sopa, tropezó con un pobre filipkhín y le bañó de pies a cèlbeza el Único Vestidito que tenia. Muy confundido, el pobre cachaquín se limpiaba de cuantos modos podía. El sirviente, sin dársele lin camilla, vollea donde aquél, y le dice como para tranquilizarlo: -No tenga el menor cuidado, sciior: el caldo de aquí no mancha. CUENTO SIMPLONCITO A un muchacho bohalicón lo mandó la madre a comprar dos panes. El muchacho que se encontraha hH8tante hambreado, se comió en el eamino uno de los panes. La madre, al verlo l1ega~ COti un pan solamente, le d~o muy disgust-nda al recibírselo: CACHOS Y IllCIIO::; -Bueno: ¿y el otro? -Este es el otro-contestó lIoriqueando. !i;j el bobo, Un inglés que no conoda loros, e~taha muy deseoso de conseguir alg\l\lo de e80S animalllchos para' ensciiarlo a hablar. en trasnochador muy arrancado, (:0gió por allí un currucutÚ y Illuy de mañana se fué a casa del inglés él ofreeérselo di<:iéndole que era un loro magnífieo; que muy pronto aprendería a hablar, porque era macho y' tenía todas las condieiones. Cerraron el nogodo, y el mister muy satisfeeho metió su curruculÚ en ulla jaula. Un día que pasaba el tipo por la casa del inglés le rreguntó malieiosamcnte: -¿,Mucho habla ya el lorito, mister? --Toravía no hablar; perro (lronto, porque se fija mocho. Ayudaba un sacerdote a bien murir a un atioqueño, a quien iban a fu'silal' con otros pricioneros en la guerra pasada. 50 CACHOS V DICHUS -jQué felicidad la suya, hermano! Morir así, con su conciencia tranquila. ¡(¿ué dicha para 108 que puedan alcanzar muertes así como la suya! ¡Ah, si yo tuviera la felicidad' de morir así! El antioqueño voltea muy serio y le dice: -Véa, mi Padre: ¿,Quiere que camhiemos mallO a mallo? Camine siénte¡"e listé aquí. •• " Cierto sujeto tenía una moral muy aC'Olllodalicia fi s.us gustos, y decía: -No E.iempre hay que darle gusto al cllerpo ell lados sus caprichos, porque eso es muy malo. p(lr ejemplo: Si pide harta agua, se le da aguardiente; y si pide aguardiente alguna vez, :,;e le da también agllardi~nte ... porque todo tampoco ha de ser rigor. * •• ENTRE COMPADRES -Compactrilo: ¿Uslé como quc eslli ~eoll1odaíto Últimamente?-Ie dice en la calle un amigo a otro. ¡Eh! No crea, compadrito: Asùmese a mi casa pa que vea lástima~. A los mu- y DICI/OS CACIIOS 5'" , I chachos los mantengo chupando corozo grande. Le aseguro que en el fogón se puede revolcar un Illuiíeeo de pólvora . ;:(: .... dt~1 homhre son tres: las viu,L\s y las casadas. Los t'nelllÏgos LïS solte¡'as, " " .. En Olas dll Ecllps. Un estudiante melenudo y flacucho. le decía en confidencil) íntima II un su paL,ano, mocetón coJoradote y jayÜIl, el cual hahía venido II Medellín arriando ,~u mulada: -Hombre, Serapio: Prep<Írate a mo- rir, porque, segÚn los astrónomos, se a· cerca el fin del mundo. El sol está anémico, y sus vómitos, alravesando el éter <¡\le es el alma de la materia, traer<Ín II la almósfera gases asfixiantes que producirán un enfriamienlo espantoso, ha~ta el punto de que las lluvias serán torreneiales. Un /IIH~\'O diluvio /lOS consumirá a todos, y entonces ¡ay de la desventurada generación pres~nte! ¡ Ay de ese hípedo ímphllne que se apellida hombre! ¡ j j La desolaciÓn ... ! ~! -Dejüte tieso, hombl'e-Ie conlesta CACHOS \' DICHOS el mOJltañero.-Vos lo que telJés lombrices. Tomáttl alguna purga. son *** En la j:alle -i Ave María, don Teopi~lo! i Si ~·o lo creía a usté muerto !-le dice Ulla beata en la calle a un vejete inocentón amigo de ella. -No, Micaelita-contesta el viejo, con mucha calma.-El qlle murió fue mi hermano Chepito; pero el que se vio mucho más grave ftù yo. Una mujer casada ftl.stidiai>a continuamente a su marido, porque éste concurría a reuniones de espiritistas. Agotados ya los recursos en sus cantinelas, le dijo alguna vez: -TÚ que vives creyendo en todas las majaderías que dicen en esos centros, en la tal reencarnación y olnts bobadas, ;,no recuerdas haberte con vertido en animal alguna vez? --Sí, mijita: Recuerào una sola, y por desgracia. -i Eh, a ver! ¿Cuándo fue eso? Cuenlame . CACI f( ¡s \' DIC! lOS --El día en que me ca~é cOllligo. ** * A 1111 viejo muy tacaño le pasÚ el médico diez mil pesos de cuenta por haherle sa(:ado a un hijo una espinilla. En el colmo del más profundo despeeho, exclamaba el viejo leyendo la cuenll}: --Esto es una barbaridad. ; Mírell <¡tiC cohrarle a ÚilO esa SI1J.lléltan colosal! Opto por la muerte repentina, HlInqtle sea en pecado mortal. pues Dios ill menos tendrá mi¡,;ericordia de Úno, en tanto <¡Ile esto~ nh~dic()s si no lo llIata a uno la enfermedad, lo matan ellos (~on la eucnta. *** Exposición de un Yerbalero anle el CadáYlr de una Vieja --¿,Y <¡ué eomió esta señora?pregunta muy imponente a los deudos. -Ella, nadita, dolor, que le aiga hee\J() daiío al respelive de JlIorir~e. Una merita caja de sardinas. --Ni an me la siga, ña rnujercitat~xelama el yerhatero, poniéndose el dedo sobre la punta de la nariz en ac· titud pem;ativa: El óisido de las sardi- (j() CACHOS Y DICHOS nits se compautó con el aicido de lu lala y formó solimán veneno grado número-treinta y tres. No hay ni pa qué rajala. ** * Carta"l un Tipógralo a sa Prometida Desde que te vi por vez primera, viñeta de mi alma, se me empasteló la galera del sentimiento y rodó por tierra el chivalete que sostenía mi corazón. Desde aquel momento, las pinzas de tus ojos sacan continuamente el tipo del amor de la compaginada forma del alma. Yo deseo introducirte el punzón de mis ensueños en los espacios intocables de tu virgen corazón, y anhelo coger el guía en la platina de nuestra vida para imprimer en remiendo tu alma con la mía. Sólo te advierto que entre los renglones de nuestro amor apt:nas debe existir la interlínea o lingote misterioso hasta unirnos para siempre en el componedor del matrimonio y eompaginar nuestro hogar en un formato de a folio. No temas que el desengaño pueda pasar sus negros l'odos por la dorada orla d& nuestra felicidad, pues el sfllvapliego del llmor sólo dejará imprimir el verde de la esperanza. Dáme el sí bastardillo, o se extraviará CACHOS Y DICI!OS el original siempre de mi corazón borrosa la prueba pHra y salùrá de mi vida. Dos anlioqueños, más all<i de PopaylÍn, contemplaban el río Cau('a; y ded" elu110: -Compaiíero: éste no puede sel' el Canea de Anlioquia. Este caiíito suda pa arrnstmr un ('or('ho. --Sí, compañero: yo ereo qne en 1\1\ -,verano tendrán qné regar t'st~ rio, pa que 110 se levl'lnte el polvera. ** * Dis(~utían 110 y dos pelagatos, tasado el otro. rehpeclo tajas e inconvenientes sollel'o Il el n- las \'t'Il- del matrimonio, _.-Plles. hombre-decía el soltero-· es hneno ('asarse ÚllO, porqlH' tier.e quit'n le remiende sus ('a- sil'mpre ,.;¡quiera lIIisiltlR. -MirêÍ. contestó el ('asaeso qne 10 haeé,.;, es mnmejor que paglll's pincuenla' peso,.; la remendada de eada (·:lmba. allll- <10- Si es dIO pOI' hombre-le pOI' que sean muchas. * ** (j~ CACHOS \' DICHOS Un pobre hombre, muy acosado de la suerte, se fue donde un comerciante rico, a snplicarle que la ocupara en alguna cosa. --¿Es usted casado, amigo?-le pre· guntÓ el comercia~e, mirándolo de arriba abajo. ' -No, seflor; yo no soy casado. Si lo elite por los arañetazos que tengo en la ('arH, esos provienen de que me afeito yo mismo. ** * Lo que son las Preferencias Un arriero <llltioqueíio contaba, pon espeda!, el siguiente pasaje: -Soñé -decía élque me había muerto la misma noche qne don Pepe Sierra, y que nos habíamos ido juntos para el Cielo. Como don Pepe iba en u· na mula muy buena, llegó mucho primero que yo. San Pedro salió a recibil" la, y lE' abriÓ todas las puertas. Las Once Mil Vírgenes salieron, cada una con una silla mecedora para que se 1:entar:l. Al rato llegué yo muy cansado, y, de¡;;pués de tocar mucho, salió San Pedro y me abrió de muy mala gana. «¿Di ónde es nsté?» me preguntó, muy ma I encarado. "De Envigao, seilOr». IIlj'li(~a ('ACIIOS «Usté nO ~ede \' llICI!OS entrar aquí. al Cielo- me dijo ----«No tieue cara de ser buen ~jeto» «V éame la cuentecita, y vertí que sí tengo deeeeho pa entrar.» Sail Pedro sacó un libro amarilloso, muy viejo, y ~e puso a hojiar «Entre. }lues» -me dijo-«Pero eso sí: ya sabe qll~ aquí tiene qué manejarse IllUY bien. Aquí no viene a beber ni 11 jugal' ni fi fnmar tabaco." Como a las nueve de la noehe, que me estaba cayendo de sllC' fio, fui dondp San Pedro, Y le dije que fi ónde me acostaba. «Acuéstese por ai onde pueda, porquc aquí 110 hay mÚs qne una carnay es para don Pepe. ,> «Pero allÜ l'Il el mundo dicen que aquí no hay prefereneias pa nadie.» Sail Pedro, IllUY brabo y zapa liando, me dijo: «Aquí no viene usted a poner pereques. Ose va pal cuarto de las enjalmas, o pa los infièrnos. Hesllelva, pues. Pero yá. Le roharon a Ull sujeto alhajas Y diy sÍ(;lIdolp imposible averigu,ll' III robado, mandÓ a lin amigo a elevar la queja en \Ina Inspeeloría. --- Señor In:,,!wdor: Vpngo a df'(~il'le npeo, (!Il(' 1(' rohal'OlI 11 lIlI amigo llIío 1111 dí- 04 CACHOS Y DICHOS nero y unas alhajas. ¿Qué. hacemo~ a eso? El Inspector contesta a-secas: - Ah! Pues que me den parte. ** >1< A un muchacho muy cachazuùo y perezoso, que no estudiaba nada, le preg In tó el maestro: -A ver, Cayetano: Digame, ¿en qué parte del mundo está situado el Egipto'! -Pues, maestro--contestó el muchaeho bostezando.-¿No será donde ha estado siempre? ** Dos caballeros lIlUY cultos, que jll~a· blln unft partida de billar, por cualquier cosa tuvierou lIll ligero disgusto de palabras. -Caballero don Jaime: Le advierto con muchísima pena, que ha perdido u~ted la partida por habel' jl/gado ton la hola que no le corresponde. --Tenga la bondad, don Proto, y perdone, de irse a un e~lercolero. -Permílame que le nombre, a usted, don Jaime, a su señora madre de usted, y perdone, ¿eh? 1;5 CACHOS \' DICHOS Diálogo ell Misa Una seÎÍora que no sabía leer, tenía la costumhre de llevar libro a la igl(·. sia parR abrido como veía a las dCIII:ís s6íoras. Una mu.it~l', viendo que lcnía el lihro ('0jído al rev 5s, se le a('ereÓ y le dijo al oido: ' -:V1ire, mi señora, quc tiene al revés. el lihro - Esto es lo q LIe 11110 saea <,on tal' SI1S libros-contestÓ la seiíora, giéndose rl'f~s' fin- muy disgustada. Trabajo de Pensamiento El ctueiío de una casa muy dclel'iorada, habló con un negro alhaíiil pam que se la emboñigara y luégo le <liera blanquimento, -¿La va a blanquiar rosao, mi don? - De blauco, hombre: de blanco go de de !llan(·o. COllvinicl'oll al fin Jas formalidades tipi trabajo, Terminada la obra, fue el oficial a ('0hrar el jornal. -Alto ai-dijo dinero.-En el negro, al recibir el cuanto a los CahH'('C dial-; ;) tj(j CACHO::; y DICHO~ del emboñigue, está muy bien a cuarenta pesos el día; pero en cuanto a los cuatro del blanquimento, como es trabajo de pensamiento vale mucho más. Lo menos, a cincuenta. Entre padres de familia En el ('olmo del despecho, le deeíft un padre de familia a un amigo: -No me queda ningúll remordimienLo, pNes he hecho cuantos esfuerzos son po~ibles para educar a mis hijos, y no me sirven para maldita la cosa. -Los suyos siquiera no sirven para nada. A mí que me ha costado tantos saerificios y dinero, para poner a los míos en estado de beber aguardiente'conLestó el otro. EN LA CANTINA -Me pagás o te demando-le decía un sujeto, muy indignado, a un cierto pajarraco de mal agüero. -- Véa, señor: Déjeme siquiera crir.r alitas. quo ~TO siempre le pngo algún ctÜ" CACliOS \' DICllos -- Eso sí \lO. Si así en cañones has pagado, si te dejo criar alitas volÜi';. '-' ( JI no me te me !lahía aqllí en Medellín una nt'gTa 10('a, eOllo(·ida por todos con el nombr~ de "La loca Dolores. ~ :\1 uy honrada y fOl'ma l, teníl\ fraJl<'1'l t'lllrada a harrer algunos almacenes y los dueños la retribuían con cariño dándole algunos regalitos, La luca era fl'l11Y ocurrente, y de di('hos ag'udos quc se hicieron populal'ps entre nosotros. Cierta vez que barría un almMén, ('11c:ontró por allí, tirado en un rincón. pl «;'vlanual del capitalista», libro que t'1llplean los comcrciantes para liquidar intereses. La loca, entregándoselo al palrón, Ic dijo con sorna: - Véa, mi amo: puallí me topé en p.1 suelo el litll'o de ayudar a bien morir. ** * -¿Cuántos son en ~u casa, don Críspulo?-·--le preguntó ulla seiíorH a lin Silj¡;fo dlavacallo y vul~arote. --En l~aSa no semos m;b qlle tres-o ()H CACHOS V DICHOS ('ontestó el Upo.-Dos mujeres y un maeho. El macho soy yo. Hahlando dos pelagatos de la superioridad de la cultura bogotana, comparada eon el modo de hablar los nnlioqueños, decía el uno: -Miren ustedes: Cualquier sirviente bogotano llega 11 una caSH, a preguntar por la señora, y dice: ,(Caballero, 11'11ga usted la amabilidad, la condescendencia, y perdone la molestia; el atrevimiento, y me hace el favor de deeirme: ¿,la señora doña María .Josefita está en casa'?» Y un maldito antioqueño d'e"os de poncho al hom~)ro, y con la punta de la nariz muy colorada, va llegando y dice il todo pee'ho, sin saludar siquiera: «¿Ñn Chep'ontá'?» *** En una venta de paraguas, pregunta una señora al comerciante: -¿Podría usted asegllrarme qne el mango de este paraguas es de marfil legítimo? --Sí, señora; o a menos que el elefHnte de que se hizo, usara dentadura postiza. CACHOS Y DICllOS ml *** Cuentan que cuando la tradieional zu" rra de la f<ihula dijo que las uvas estaban verdes, al verlas que colgaban de \lna rama muy alta, llevaba de la /I1ano un zorrito chiquito, el cual vién" dula tan afligida, dizque le dijo: - -Camine várñonos, mama, que eso hasta veneno ser iÍ, Un antioqueño que iba de viaJe, m\lY borracho, se quedó dormido en la plaw de un puebla. Cuando desperté, ya en horas de la madrugada, estaba haciendo una Juna lindísima, El pai;;a, acostado hocarriba y con esa sonsera e:itÚpida que deja u!Hl buena juma, pensaba si seria cI sol Il la luna lo que estaba alumbrando. En esas se hallaba cllandoácertó a paHlr por allí algÚn tr¡\snoehadOl', tambaleándose de la mOlla: -Digame, Qaisano-le diio el anUoqlleño, incorporando la tabeza >;obre el codo---¿,esto qu'estlÍ nlllJllhrando es el sol go la IlInn"! -No sé-collte,.;iÚ el olro--pOl'quc yo soy forastero cn este plleblo. 70 CACHOS Y DICHOS *** Sentados sobre una blfllca que había en la cocina de· una finca, discutían unos peones hablando de la guerra. Uno de ellos decía: -Claro está que todo el que sale a hacer campaña, va a robar. Otro decía que, aun cuando no fuera con esas intenciones, siempre tenia que robar, porque la necesidad la obligaba. Así, cada cual iba diciendo la que le parecía; pero todos estaban acordes en que los que iban a la guerra, eran ladrones. El dueño de la finca, que habia es· cuchada... toda la conversación, les dijo: -No es como ustedes aseguran, que los que van a la guerra son ladrones, porque yo hice toda la campaña del 8;) y no me robé ni una naranja .. -Seria que no era cosecha patrónexclamó alguno de los peones. *** Un tipo muy parrandista estaba una noche con una juma madre, bregando por abrir la puerta de su casa con un cigarro apagado. En estas pasa un amigo, y le dice: - Hombre Rafael: ¿,Cómo quieres 8,- CA.CllOS y O!C¡¡OS iï brir 1,1 puerta con un cabo de tahaco? El tipo se queda mirándolo, y con una voz hiposa le contesta: -j Malhaya sea, hombre! ¿, Yo sería que me fumé la llave? ** * Hablando de un mal abo~ado, deda un preso en el colmo del de",pecho: -Vea, hombre: El dotar Inoeendo, no es eapaz de defender Ulla vcla de los ratones, aunque la tenga UI1 g'lt<J ilman'ada cn la cabeza. El maestro de Esencia de 1111 ptwb!o compuso UllOS versos para qne lus cantaran SliS disdplllos al señor Gohernadar, el cual habría de visitarIos por aquellos días. Llegó el Superior, y los níiíos lo rel,jhieran desempeñando muy bien su <:0metido. Terminada la fiesta, y eomo el seiíor Gobernador manifestase que deseaba conservar copia de los versos que se habían cantado en honor suyo, el pobre maestro que ya se sentía por la llH'llOS Ministro de Instrucción PÚbliea, metiÓ la mano en el bolsillo de su SHeo y (:l1tl'l'- 72 CACHOS Y DICHOS gó el manuscrito a su Jefe. Cuando llegó a su casa, a referirle a su mujer el triunfo obtenido, ésta, desconfiada como mujer, le registró los bolsillos, y vieron ambos que en lugar de los versos, lo que había dado era llna cuellta del sastre, en que ponía al maestro de oro y azul por no baberle pagado el vestido que llevaba puesto. ***' -Antes yo no le tengo fe a San Antonio-decía un tipo inocentón, refiriendo los muchos milagros que le había hecho el santo-j Ah ! Pues que les parece--agregaba el muy cándido-que una vez iba yo por una manga muy grande. cuando de pronto se me dejó venir UII lempo de toro que parecía Ul¡¡: catedral con caehos. Como en todita esa manga no había ni un palo, ni una piedra a ónde subime, no tuve más recurso que grit:lr; «Padre mío San Antonio,» y, ya ven ustedes, se me tendió ese artimalaso, me tumbó al suelo y apenas me sacó este ojo y me quebró una pierna. **.. 'o' Desp\lé~ de un gran naufragio, bus' caba un hombre medio loco de deses- CACHOS Y ¡HCIIUS 7.1 peracióll el cadáver de lin hermano suyo entre los muertos que habían logrado sacar a la playa. -¿Y qué señas ticne?-pl'cgunta UIIO de los marineros, para vcr si lograba poderlo de~(;uhrir. --Hablaba tres idiomas-contesló' d iIllerpelado. «La necesidad tiene cara de hen'je», es un dicho común entre no~()tro~. J>ues hien: esa «cara de hereje" obli¡~a IJlw'bas vec'~s a 1m; hombres a ha('cr sacrificio~ superiores a sus fuerzas. \' a la prueba: Un ocioso como hay l(¡nlos en este picara mundo, puso un a\'i~o diciell.do que rügalaria una l'uana de pHilO muy buena al hombre que fuera capaz. de dejarse hacer cinco tiros de revôlvcr a que- marropa. Se presentÓ un anlioqllciio vuelto hilachas, y dijo que él ~'l~ dejaba hacer los liros con lal que le die['(\n ~L1 bucna rua- l'a. Delante antioquciio Ürbol, p<lro:-;. il de los te>;Jigos, se planlÓ el en uua m:lIIga, al pie de UII aguardar que le hi<-ieran los db- 74. CACHOS Y DICHOS Dio la buena suerte de 110 salir herido, IIi siquiera levemente. -j Tóme, hombre, su ruana ! Dsté es el hombre más valeroso que yo conozCO en este mundo. -Vea, señor-le dijo el antioqueño, mûy-descolorido y temblándo!e las canillas-unos calzoncitos también tiene qué darme. -¿Por qué'? Yo no le ofrecí más que la ruana. -i Señor; fue que me los mojé todos! *** . El doctor Román de Hoyos, siempre que iba de viaje se desmontaba en los malos pas08 y decía: -Más vale tierra en cuerpo que cuerpo en tierra . ••• • Lloraba a grandes voces una señora, porque su marido se iba para un largo viaje dejándola un poco robustona. El mono Naranjo, que pasaba por a\Ii en aquel momento, acercándose al marido le dice en tono de reprensión: - -Pero dígame, don Cleto: ¿coma cs que usted se va y deja a su mujer asi, en estado impermeable? *** CACHOS Y DICHOS 75 Un calientazo de pueblo se la tenia pisada a un pobre campesino, y siempre que tenia ganas de tragos buscaba al campesino y la insultaba de cuantos modos podi/!o -El pobre hombre, que le tenía un miedo pánico, deeia: -¡Déjese d' eso, Joaquincito! Dos amigos como busté y yo ,no tenemos por qué peliar. Vamos a tomanos un traguito. Un dia que el calientazo ese encontró al otro de mal humor, y como fuese a insultarlo segÚn costumbre, el campesino, sin darle tiempo, sacó un palo d~ guasco que llevaba en la mano y se la asentó al calientazo en la nuca, extendiéndolo de largo a largo en el empedrado de la calle. Se le montó encima, y despés de echarle mano del pescuezo empezó a pedir socorro a grandes voces: --¡Socorro, socora! ;Que me mata Jaaquincito! Los primeros que llegaron, al verlo encima de su temido enemigo y sin peligro alguno, le dijeron: ¡No sea flojo, hombre! ¿,Usté encima, y pidiendo socorro de esa manera? -¡Aiá!-dijo el campesino.-¡yo caso pido sOCOrro pa hora, SillÓ pa cuando la largue! (,O demanera que tengo 70 CACHOS que quedarme Juuq uinci ta? 11 Y DICHOS vivir cncima de mano *** Decía un tipo muy arrancado, hablaudo con un amigo: -Qué te parece, hombre, que aquí onde me ves, tan tomao, yo estuve a tiritos de ser hijo del General Foción Soto. -¿y por qué eso hombre?-preguntó el otro. -Pues, porqucél estuvo muy enamorao de mi /llallla cuando ella fuc a pa:síar a Bogotá. **"' LEtANIAS De lo.vecillos con grafófono, IíbraIl()S Señor. De las muchachas que fuman tabaco y 'bailan vueltas con el pelo suelto, libra nos Señor. De los paliques de costurero, líbranos Seiior. De las mujeres que discuten política, Iibranos Señor. De los filipichines arrancados, libranos Señor. CACHOS Y [)(CIlOS. Îï De las cantarilleras de los pueblos, Iíbranos Señor. De los poetas que no!; detienen en la calle para leemos sus vel'sM. Iíbranos Señol', De los discursos patrioteros, líbranos SCÎÍor. De la lengna de las bea las t'1lI1lf'derIlida:" Iíhranos Seîior. Así sea. p:I1'a I1nestra dicha tt>rrennl. A 1lIt>1l. * ** EH CAMPAÑA -Míre mi General-le dif'e lin soldado n S\l Jefe.-En nq\la morro que se ve allÜ en 1ft cordillera se está COIIcentrando mucho el enemigo. -Sí'? Pues entonces, que le tiren lin caÎÍonazo. -Pero mire, mi General, que \l11 eaiíonazo no alcanza hasta all:í - objetó el soldado, -Pues entonces, se le tiran dos-interrumpió \lU soldadito qlle los escllchabao 7H CACHOS Y DICHOS Un antioqueño que no se había bañado más que con totuma o en chorro, en- . tró en Puertoberrío a una cantina en donr!e estaban hablando de los buenos nadadores que allí había. -Yo me careo con cualquier:!, y a· puesto estos cien pesos con el que saquen-dijo el paisa, después de tomarse un buen lote, tirando algunas monedas ~obre el mostrador. -¡Aceptado!-contestó uno de los que allí estaban. y depositaron el dinero de las apuestas. A las nueve de la mañana del siguiente día, estaban a la orilla del río los nadadores, en medio de una numerosa concurrencia. --Ahora que me acuerdo-dijo el an· tioqueño--espéremen un momentico, yo voy allí. -j Se va a correr! ¡se va a eorrer!-dijeron todos los del bando opuesto, al verlo salir. - Yo no es que me voy a correrdijo el antioqueño.-Es que voy.a la bodega por mi maletero y por un bulto de café que me comprometí a llevar a la 6Bpalda hasta Barranquilla. >1< ** CACIlOS \' DICHOS 7H AMOR, AGUA Y ACEITE Clotilde es una niña virtuosa, encantadora, divina; pero, eso si, un tanto traviesa en sus miradas. De tal manera, que siempre que sale a la calle lleva tras sí más de media docena de esos jovenzuelos que 1\0 pueden ofrecer fi sus pretendidas otra cosa que su figura endenque. Uno de ellos, Alfredo, tiene entrada en la casa. Es el más feo, el más pohre y el más viejo de todos; y por ende, el menos correspondido. Cierto día, por su fortuna o su desgracia, Alfredo se encontró a solas con SlI pretendida. -Clotilde-le decía, después de mil ¡.;úplicas y reclamos-ésta es una vida insoportable, mil veces peor que la muerte. Yo quiero que usted me diga terminantemente que no me quiere, que no puede quererme. ¡Clotilde, necesito un sí o un nó! Si la primero, para arrojarme a sus plantas y adorarla eternamente; si lo segundo . -¿Para qué?-dijo la niña con cu· riosidad. -¿Para qué? Es un secreto espantoso que no me atrevo que no puedorevelftr ¡Digallle, por Dios, que sí mo quierf'! M CACHOS Y DlClios -Alfredo, me es imposible; yo no puedo quererIo. -¡Ah!---exclamó Alfredo, llevándose las manos a la cabeza con desesperaeión. A poco rato, enderezándosè, ya algo nuís tranquilo, como el que vuelve de lin vértigo a un sueño, dijo, dirigiéndose a Clotilde: --Señorita: ¿me haría usted el fa VOl' de hacer que traigan un vaso de agua? A los dos minutos la tenía en su" manos. Sacó un papel, echó en aquél unos polvos, y se bebió el conteniùo. Clotilde empezó a temblar ,~n su asiento: encontraba en esa operación tan sencilla, algo extraño que no acertaba a explicarse. -¿Qué será la que contiene el papel? ¡Dios mío! ¿qué será'? Al cabo de un rato de silencio, dijo Alfredo fingiendo una calma espantosa: -¿He perdido el color, Clotilde? ¿Me he puesto lívido? . -Sí, sí; yo creo que sí-dijo al fin la niña como azogada, --Nó; no se asuste usted. No es tiempo; todavía no ha podido producir su efecto. -¡SU efecto! ¿Qué? ¡Alfredo, por Dios! ¿Qué eR lo que ha tomado? CACHOS \' DICHOS ~t ·-¿Lo quiere usted saber? -¡Sí! -Puee;; he tomado jun veneno! Clotilde dio un gl'ito de e"panto, y en un instan le se encontrÓ reunida toda la familia. La casa era una completa confusión. Unos traían aeeit(~; otros ag1l11 caliente: otros llamaban a gritos al médico, a ]a Polieía y a los vecinos. Alfredo se resistía a tomar nada; pe· ro dos criados muy fuertes lo agarraron por los brazos, y después de abrir\e desmesuradamente la boca, le atravesaron un hotenillo. A lance seguido y sill pérdida de tiempo le embaularoll en el cuerpo seis botellas de aceite y media tina.ia de agua hervida. Alfredo, force.iando inÚtilmente por soltarse, se moría de aglla, de aceite, de café, ¡qué :,;¡, yo de cllÚnlas cosas~ Pero la eÏerto es que se moría. Entre lanto el médico no Jlegaha, y el aceite y el agna con· tinuaban cnlralldo en aquel pobre cuer· po como si fnera un depósito de aque]los lí(lItidos. Llega HI fin el médico; manda sangrarle unH, dos, tres \'(~cf'S; le pone sanguijuelas, sinapismos. eal1láridas, ventosas y moscas. -El veneno es sumamenle aetivo, 1; 82 CACHOS Y DICHOS y no podremos neutralizarlo si no se le da más agua y más aceite. Alfredo que oye aquello, que para él era algo así como una sentencia· de muerte, haciendo un esfuerzo casi heroico logra al fin desasirse de mano~ de los criados. Comprende que va a morirse de veras si aquella situación dura un minuto más. -¡Silencio todos!-grita con desesperación.-¡Señores, por Dios: no çs un veneno lo que he tomado. -¿Qué ha sido, pues?-dièen todos a una vez. -¡Polvos de azúcar! Una estentórea carcajada estalla en la sala; el médico toma su sombrero; Clotilde se esconde avergonzada, y Alfredo derribando criados y sillas, atraviesa de tres saltos el zaguán, y botando chorros de agua y aceite por cuantos conductos tiene, sale a \a calle y ....•. pies, ¿para qué os quiero'? Aseguran los que lo vieron que todavía debe estar corriendo. VERDADES ** *~RGOSAS La novia de un bebedor, es una loca rematada y una mártir en remojo. CACHOS Y DICHOS Aquello de que los calaveras se aJU1cian después de casados, es un falso (~onsllelo que quieren darse las lllu.ierps <¡\le no le tienen llIiedo al hamhre. Un hebe(lor qne se ajuida, c!' eomo un remiendo cn maLt parle. En (,lIalqIJit~I' momento se dcs(·oce. l\ludlOs de.iun el aguardicnte, pero t'l los vnelve Il alcal17.ftr. La nwcuralana que se amal'rl> c\ dijllnto Noé, produjo, esl<Í p['oduciendo y prodn(~irá sicmpl'p, los Ill:í~ fllnest(,,,; l't~- sl:ltados. instinto de ('onllSO dt" él f'll III Il tri mu II ¡al es. L;ts 1l111.ieres ¡.;(~['va('I()IJ, pero ('II ('s ti o tIPI' tienen 110 ha('('1l DICHOS La t:í pelf'.'1 qlle a(ll'llas ('II la En la guerra los zalll:llùos. se NISÚ l'Il EIIl'opa 1\lIla de mit,!. de Al'all('ll, l'S- tri\lnfaron CACHOS Y DICHOS El porvenir es de los limosneros. Para ellos no hay afanes ni cuidados. Si 1I110S se quiebran, otros conseguirán. -Tal eosa, es de sentiùo eomÚn. - Rí: pero el sentido mellOS común eomÚn e¡¡¡ el de los sentidos. Las cosas son como son, y no ('omo debían gel'. PROBLEMAS Cuando d n fi tres. MATRIMONIALES de dos ~C' snra nl1o qllE'· ¿En qué se parece una sirvienta buC'o na Il los Prl'si,Ü'lltes de Colombin'? En que (~IIH1Hlo sale, torlo la deja limo pio y fregao. ** :;: -Es deda -Sí quién buenas tan bueno bebfr lIguarùit'nle,-un tipo muy arranca<Îo. será;-Ie contestó le ha dicho O t \' o p e l' (¡ a Ud. que las (~()"as se hieieron para los pelôldo~'? C,\CHOS y DlC/lOS Un vieJo bonachón puso un Establecimiento de cantina y baños en lIll campo cercano a \ledpllín. Siempre que llegaba alguno a ~ll estableeimiento, el vie.io OIuy ufano se deleitaba contándole la magnífica dientela que lo visitaba. -¿Mucha gente como que viene aquí'?, U. Ponciano, le decía I\n día un tipo por ¿degrarle el oído. -ii;¡\ve i\laría, señor!!', ni diga nada. Si vusté viera que aquí viene todito ]0 lIlèÍs cremuoo de la Villa: vea, ell el mo- mentko salieron oe aquí los Ca:;tafíeda:;. mire los cagajones quitos en el correrlof todavía. seîíores hay fres- ENTRE COMPADRES - No se de.k creer de la vaculla COIl1pildre-Ie decía un campesillo a LIll compañero. - ¡,Cómo dice usté c¡.;as (;0"a8, ('ompadrito? - Mír~;-Ie contestó el otro:- Yo eonad lin niDo muy sano y robusto que Il\lirió a los dos días <le ha herlo vaculiado. 86 CACHOS Y DIClIOS - y ¿cómo fue la cosa complIdre? -jA !, pues que se cayó dcl copo de UIl palo muy alto. .•.*.•. ~'. o°• DceÍa un amigo a otro: -Mirá, hombre: cuando yo estaba d\J novio era láuto lo que queria a mi 1l0via, que me daban deseos de que De volviera así como un confitieo p/ml tragármclo. -;.Y ahora'?-le dijo el otro con sorna. -Ahora sicllto mucho 110 I¡¡t!)crlu hecho. ~: ** Era tanta la fe que le tenían ell Segovia al Dr. Villamizar, que ulla oclt¡;ióll sucedió la siguiente: Se formó allá cn un dia de pago a los trablljadores, ti na pelotera mayÚscula, de la que resultaron varios muerlo~ y algunos heridos. Entre los que dijo el Dr. quc podian enterrar pues ·no había ninguno que diera señales de vida, iha \11\0, el cual volvió en el camillo para cI cementerio del aturdimiento que le produjo la paliza que le habían propinado en la cabeza. Se sentó sobre las andas y preguntó para donde lo llevaban. CACHOS V DICHOS 87 -Para el cementerio a enterrarlo-le dijeron los conductores. -Pero hombres, cómo me van a enterrar vivo-decía el pobre hombre muy asustado. -Nada, usté no está vivo. Cómo quiere saber más que el Dr. Villamizar que di.io que estaba muerto? EN CLASE -Señorita: ¿podría Ud. ponerme un ejemplo de un cuarpo transparente? -Un cuerpo transparente-contesta la discípula con una voz aflautada-es así, como una agu.iada a el gueco de llna chapa. • ** EN EL POLO Bntra un tipo a la Cantina de «El Polo» y le dice al dueño: -¡Qué le parece, don Cando, que ayer venía a pagarle la cuentecita, pe· 1'0 resulta que me cogió un aguacero muy fuerte y no pude arrimar hasta aquí! -No tenga el menor cuidado, señor: CACHOS Y DICHOS ahora da la mismo. El dinero sirve en iodo tiempo. -Pero, es el caso que tuve qué hacer un gastico muy urgente y salí de lo que traía para pagar/e. ---Pues, amigo. como haya sido para comprar un paraguas no tan malo, porque así me escaparé de otro chubasco. Un hombre muy bruto murió dejando diez mil pesos, como para catorce hijos que tenía. De manera que al hacer la particiÓn, no venia a tocarles «ni de a guevo.» Uno de los hijos se fue donde un señor muy incrédulo que había en la población, y le dijo: -Véa, don Menegildo: l\li papá nos dejó al morir linos pocos rialitos, y el ~eñor Cura me pide ochocientos pesos por célntarle unos responsos. ¿Usté qué me élt:onseja? --Mire, hombre: Lo único qne le digo es que no bote pólvora en gallinazas. ¿De qué le sirve a su papá, que no entendía ni el castellano, que le vayan a cantar un poco de cosas en latín, y ya muerto? CACHOS Y DICHOS AVISO Yo, Jo¡;é Gumersindo Tangarífe, atquilo bestias, las al'tiendo y quilo los re~¡¡bio::i a las personas que me soliciten. Antioqueños 1I0S, hay hasta dieen tas viejas: pues en tos infierbiell. Poeas horas después de pasado lUlO de 105 mÚs formidahles ataques a VerdÚn, \legó a et;è carlipa dt~ lIluerte un Hntioqueíio que iba enrl'olado en un escuadrón francés. Al encontrarse en el tentro del corn· hate, empezó II ver impasible, cadável'CS destrozados a centenares, heridos lamentándose, arroyos de sangre, ltUIllO, de::ioll1ción y horrore::i. A poco andar tropezó con un toldito techado con en· cerados viejos, en el q\le estaba otro pahm negoeiando Ctl\l los sold¡\\\o,; eigal'l'OS, lieores y otras c\tacherías. ---¡Ola paisallo!-Ie gritÓ al verlo: di· ~all1e una cosa; aqui como que querían disgustar? -Ello,l1o paisa: un alegatieo (:ualquíera, pero les exigiel'Oll fianza y ~ <mimó la eo~a. 00 CACliOS y DICHOS Estaban parados en una esquina un sastre y un .zapatero a tiempo que pasaba cerca de ellos un cachaquito chirriándole mucho los botines. -Oí-dice el zapatero-¡Qué tánto le chillan los botines a aquel tipito! ¿Será porque no me los ha pagao'? -No debe ser por eso-dijo el sastnl. -Porque, en ese caso, le tenía tambiéu {lllé chillar el saco. Una VIeja bachillera se fue a confesar con el padre Gómez, sacerdote virtuoso, de grande ilustración, muy inteligente y un tanto francote. La vieja entre muchas cavilosidades y remilgos propios de su edad y sexo se acusaba de que ella no podía creer en la infalibilidad del Papa. El padre sin entrar ell explicaciones, le dijo con esa calma que gastaba siempre: -Ala, no te meLás en csos andllrri'jles, eso te queda muy fllndillóll a vos, decí tus pecados. *** Un tipo muy arrancado lo pidió colo- CACHOS Y nICHO~ !JI caeión a Ull tío suyo en UIlU finca de cultivos. -¿Qué partido te hizo tu tío en la finea'?-le preguntó un ami~o que sabía lo tacaño que era el viejo. -Pues, hombre; el partidilo que me hizo, no es ni muy malo. Yo me mantengo por cuenta mía, pago la lavada de mí ropita, y él de cada cicn buñi~ns q lie le reeojo para abonar mc da ulla. **:;: Parece que hasta las fieras ticncn Sl1S arranques de agradecimiento para con las personas que las agazajan. llabía en Segovia un negro muy vandido, reo de varias causas de sangre. Mataba más que una mala montura. Hesulta que vivía muy agradecido de un señor de la población porque aquél le había hecho algunos favores. Cierlo día que tenía el negro sus tragos sc fué donde su protector y le dijo: -Don Utiquio; yo \lO tengo cun qué pagade los bienes que buste me ha hecho, pero sí le digo, que si al~uno lo ofende go lo molesta, me avisa a yo y verá corno le entrego el muerto a su ~;ali~f?ieión. '" * ;j<: 02 CACHOS V DICHOS Las mujeres-a pesar de todo-suelen tener sus contestaciones buenas. [Jn sujeto, mulat6n él, pero que a fuerza de tener dinero acabó por creerse blanco, pretendía a una niña pobre, aunque de noble estirpe. Por cualquier motivo no se efectuó el matrimonio, y el tipo se casó con otra. Al cabo de muchos años volvieron a verse en alguna reunión, y el mlllato burlándose de su antigua pretendida, le dijo: -¡¡Caramba. señorita!!, a usté si la dejó deveras el tren. -Sí, me dejó,-contestó la niña -pero porque no me quice ir en tercera. ** Un tipo muy parrandista se fue a unas fiestas a Bello y el primer dia se consiguió por allí una novia. Re~lllta que se emborrachó y no se volvió a acordar de la muchacha. A los tl'es días de e~tar bebiendo y bailando sin comer nada absolutamente, una mañana que se sentía muy mal, se fue a la .esquina donde vivia la novia haciendo cara de mucha angustia y tenién:iose el estómago con ambas manos. -¿Qué le pasa 8 Ud?,-le preguntó la muchacha-al verIo en aquella situa- CACHOS V DICHOS ción. ¿Quiere que le saque una bebidita'? -Sí, señorita; pero ahojahi filera si 11 harina y con mepa y quegito. COSAS QUE PASAN Un día que se verificaba Illonio muy suutuoso zohispal, a tiempo un mah'Î- en Pl Palado qlle sa de la no\'ia una ('llrl'f'IH:ia, decía WI entraha Al'- a la lllllnel'osís.im:t C:l- (~Oll- negro que estaha sobre IIlla escalem bla nqueancto el muro del frente: --¡Miren, qué tanta gente hay ¡¡qllí hoy!, y apllesto a qne el día qlle ]'est,~· peg:lndo no vipne ninguno n (ldende!'I:\. ~JlC'al'amadu * *"' La Virgen. hermanos mÍo,.;,-- t!('(·íll lin predieador-era (:01110 las hormi~as <¡Ile acopian víveres en el verano; élla l'ra ('onlO las hormigas que llevan sif'llIpre la hojita ('omo las hajadora; las verde en la espalda; la Virgen hormigas era diligente y trala Virgen, C(lJ1l0 las hormigni. como las hormiguitas co· mo las hormiguitas No pudo se· ~J4 CACHOS Y DICHOS guir y dijo muy desesperado rascándo¡¡e la cabeza: -Maliente hormiguero en el que me he metido; se me perdió hasta el hiJo, La gente empezó a salir del templo en apretado tumulto. Entonces un borracho cuadrándose en la puerta barbera en lllano dijo: -Nadie sale de aquí, hasta que entl'eguen el hilo que se le perdió al señOl' Cura. ** >;: Un vieJo muy embustero, les contaba LI tinas amIgas que una ocaslOn ell un rastrojo había alcanzado un cOllejo a la crrera, y agregaba: Lo agarré de la punta de la cola y le di vueltas en un palo para sujetarJo. -Pero mire papá, que los conejos no tienen cola--Ie interrumpió tllIa hija muy apenada. -Callá la boca, muchacha-dijo el vif'jo muy disgustadú-tengan a no tengan ('ola, de la cola lo agarré, YH la dije. *** A consecuencia del VICJO del licor se encontraba grnvemente enfermo en cuma CACHOS Y DICHOS cierto bebcdor consuetudinario. Algún día el médico instándole pam que tomara un medicamento de sahor muy desagradable, le decía: --Tt'lmese Ud. el remedio, amigo, hadéndo de cnenta que es aguardielJte. -Dígame doclor-conteslÚ d enfeL" 1Il0-¿IlO Hería lo mismo tomM aguardiente haeienùo de euenla qne (Os el L'ellIcd io? UII vieJo muy avaro que daha plata a interés eslaba un ùÍa haeíendo ('aval' a un pe(¡n en buse/1 de un enti e\'l'o. -Cavá por aquí, hombre,---le dijo al peón. El hombre se puso a cavar y a poca" varas tropezó con una caja que con teI:Ía una gran suma en monedas ùe oro. -Seguí cavando-le dijo el vi(',io al peón. -Pllra qué, señor---conlestó el hombre-llquÍ CHtllIDOSya en la pura rO(',I, -No liase; cavlÍ m:is quC' por hay d•.· ben estar los in tercses. Las gentes ignorantes se fOl'man ¡dens muy eSlraflllariaH en asuntos de política, . !)(j CACHOS V DICI--!OS Un bebedor consuetudinario, amaneció un lunes con una irritación madre. No teniendo un centavo con que calmar, se fue donde un tendero, liberal muy entusiasta y le dijo: -Sepa, mi D. Ricardo que ya pertenezco al partido liberal, y que puede listé contar con Ul) copartidario más. El tendero comprendiéndo que el hombre lo que quería era tramar un trago, cogió la botella y se lo dió. Luego le preguntó: -¿,Y qué pruebas has dado hombre de pertenecer al gran partido? -¿Pruebas?: Anoche nada menos lf~ metí candela a unos ranchos y me robé una ropa. ,,:* * -¿,Qné te sucedió, ole?-preguntó la madre a uu muchacho suyo-al verlo entrar dando gritos desaforndos. --Que un muchacho me pegÓ unn pedrHoa muy dura en un espinilla. -¿,Y voz por que sos tan sinvergiienZil que no se la repetites p-n vez de po· nerlo a llorar? -No, mamá; si fue que yo l'e la 1'1'pelí primero-contestó el muchacho. CACHOS V DICHOS ~J7 La esposa de un bebedor consuetudinario no sabía de qué medios valerse para quitarle a su marido el vicio del aguardiente. Cierto día, le propuso un amigo de élla, que lo dejara hacerla una resedilla bien grande a su marido a ver si así lograban curarIo. La eiposa condescendió a ello, y el qne iba a curarlo, lo cogió un día que estaha muy horracho, se lo echó al homhro y lo deseargó en el cementerio. Por allí a la media noche que empezó a despertar el borracho, se puso el eurandero a meter ruidos y a quejarse muy compungido. -¿,Dónde estoy·!, ¿qué es la bulla?;empezó a preguntar el horracho ya completa mente despierto. --yo --contestó el otro fingiendo \lila \'oz lastimera-que me encuentro en los profundos infiernos por haher tomado tanto aguardiente en la vida. - Patrón; - dijo el horracho ende.rezándose-vea si usté que conoce rmis el terreno me puede conseguir por hay un traguito que me estoy muriendo del guayaho. *** A un tipo que esta ha estudiando en Bogotá, le escribiÓ \Ina carta el padre, Î flS CACHOS Y DICHOS en la que le decía muy disgustado que gastaba mucho más de los mil doscientos pesos de renta que le tenía señalados. El tipo leyó la carta en voz alta delante Je su novia y pronunció doce mil pesos. Dió, la para él mala suerte, que por detrás estaba viendo lo que decía la carta una niña hermana de III novia. -Allí no dice doce mil, sino mil doscientos-le qbjetó la muchacha. -Ajá,-contestó el tipo muy frescoyo acaso tengo la culpa de que a mi papá se le hubiera olvido un cero. '"** En ~anizales, la ciudad de mis grandes simpatías, donde viví algún tiempo, oí narrar muchos de los chistes que figuran en este libro. Algún amigo de allá, me refirió el siguiente: En la guerra del 76, estando acantonada la fUE\rza conservadora en las afueras de Manizales, empezaron los soldados a robar madera de la finca de un señor Gutiérrez, para venderla en la población .. El General Vélez dió un decreto diciendo que se le darían doscientos palos al soldado que sacara maderas de dicha finca. CACHOS V DICHOS Un día que iba a caballo el Dr. Vélez, se encontró con un soldado antioqueño que llevaba una enorme viga al hombro. Encarcindose con él,-le dice el Jeft':-'¿,No sabe Ud. que al que saque madera de esta finca se le darán dose¡entos palos? -Pues, mi General;-dijo el paisa descargando su viga-a mi no me tienen qlle d<lr lIléÍs que 199 porque aqui llevo lIIIO. :i: ** Un gamonal, que no había salido de Sil Plleblo nat<ll, les contaba a unos peones qlle él había viajado mucho y se conocía las ciudades méÍs hermosas y gra ndes. -(.De manera, patrÓn; que listé se conoce todo el mapa'?-Je dijo alguno de lo., que lo esclIchaban. -No hombre-eontestÚ el gamonalpor ese PUllto pasé de nO('he y en un (ren. Discutían de política europea unos borrachos en una cantina, y decía el uno. '-Yo soy fra ncófi lo. El otro élceionándole en la cara-confestabB: 100 CACHOS \' DICHOS -y yo soy germanófilo. ---¿Y usté que es?, le preguntaron a un campesino que estaba por allí en un rincón comiéndose unas empanaditas. -¿Yo, señor'?-dice el campesino poniéndose de pié-yo soy Tiófilo. Un inglés que no conocía casi el ca~tellano disputaba alguna vez acaloradamente con un español. El español al fin muy aburrido por una discusión de la que no entendía palabra, le dijo al mister . . -Déjeme usted en paz, que yo no quiero hablar con brutos. El mister se puso a buscar una frase adecuada para contestarle, y creyéndo haberla encontrado le dijo muy orondo: -El que estar hahlando con brutos es osted. *'" * Estaba un eurita de parroquia cantando responsos en el cementerio de Segovia donde todos los que allí están enterrados se han muerto de repente. Acercándose a él un minero medio rasquete, le dijo: - Vea, mi padrecito: c:intemele de a 1()1 CACHOS V DICHOS diez responsos a todos estos dijuntos que hay aquí. Cuando terminó el padre de cantar los responsos fue a cobrar el valor. -¿Ya están afuera todas las almas? preguntÓ el minero. -Puede que estén-le eOlltestó el sacerdote. -Pues entonces mi padre, como yo necesito esta platica para otra eosa, si no le conviene el negoeito, vnélvalas a meter alJ¿í. .,. * ::: Llegó un tipo de puehlo a nn Ilotel de Medellín, y le di,io al dueño. -¿Hágame el favor st'ñor de decirme?: --¿Cuanto vale un almuerzo'? --Vale cuarenta pesos. -¡,Y una comida? -Una comida vale setenta. Entonces,-dijo el campesino-me hace el favor de servirme un almuerzo y me guarda otro para la comida. ** * II DlfENSI NlCIOlll gn caso de guerra tenemos que movernos internacional de nuestras no ca· BANCO DE LA REPUBl/CA 118L10 TECA lUIS RA . ANGEL "~r;o 102 CACHOS Y DICHOS sas, decia alguno. Es cierto que no tenemos acorazados en nuestros puertos, pe-ro en cr.mbio hay 18 mejor defensa nacional sin que le cueste un centavo al Gobierno: -Tenemos las ciénagas y pantanos que producen millares de millones de billones de zancudos. los cuales atacan con armas envenenadas a los hombres de color blanco. -Tenemos la llaga que hace más mochos que las ametralladoras moderna!.. -Tenemos el beriberi que causa más estragos que los cañones Crupp. -Tenemos como unas diez clases de fiebres, comenzando por la amarilla hasta la palúdica que ataca inmisericorde a los hombres de color blanco. -Tenemos la nigüita, que a los extranjeros los inhabilita- más que un par de grillos. -Tenemos como trincheras en el Cauca,'centenares de leguas de selva virgen, tan apretada que no penetra en ella ni el viento. --Tenemos en nuestras selvas la culebra venenosa en más abundancia que hojas tienen los árboles. - Tenemos como unas cinco clases de chinches. Unos que producen ulceraciones, otros que producen fiebre y 103 CACHOS \' DIClIOS Qtros qt:e producen la muerte. -Tenemos los caimanes, el tigre, los alacranes, la r8~a. y luego sigue un -enorme ejército tle soldaditos todos con armas envenenadas y que "ería largo de enumerar. Conque, ¿por qué temer? :<• >:: -. Un vieJo muy ignorante y amigo de -creer en superticiones, mantenía en la -cabecera de la cama matrimonial un gran retrato de Víctor Hugo, hecho al oleo. Constantemente le decía a su mn· jer. -Mija, mi",; fijáte mucho en este retrato: fi.i<ite en ese grande hombre. -¿Por qué le dice usté don Victoriano a su mujer que se fije en ese retrato?-le preguntó algún curioso. -Hombre, es que en las mujeres en ,ciertos tiempos obran mucho las impresiones. No pueden ver un boquineta porque arriesga a nncerles el hijo así. - ¡¡ ¡Quién quita que la mía se aviente de pronto COll un Vitorhugo. Un tipo que no había oído siquiera .una misa con pólvora, le mostraba a 104 CACHOS V DICHOS SU familia un somhrero de copa muy alta con un rotico en el extremo y les decía: -Ya ven ustedes: le debo mi vida a este sombrero; lo tenía puesto en la batalla de Palonegro y si no fuera porque tiene la copa tan alta, me habían pegado en todita la mitad de los eachos. *** Un tipo que tenía que haeer un corto viaje, se fue donde un amigo a su plicarie que le prestara una bestia. El amigo le ofreció una lOu1ita que tenía y le dijo: -La mulita no es bonita ni grande, pero es muy guapita; biétl puedes irte en ella con toda confianza. El tipo muy contento se fue en su m ulita. Después de eaércele como unas veinte veces, tuvo que traerla de cabestro. -¿Como te pareció la mulita?---Ie preguntó el amigo al verlo llegar. - i j ¡Muy guapita hombre!! 1 como. me dijiste. Se cayó conmigo cómo veinte veces y ni siquiera se quejó. Un viejo zapatero de Cllerquia, QUEt CACIIOS y lllCHOS 105 Jo más lejos que había salido era a la puerta de su casa y que no coaocía más libro que la «Citolegia» decía: --- Yo conozco todo el mu ndo y he leído todos los libros buenos que se han escrito. ----¿,Dígame ño zapatiea'!-Ie dijo un día alguno por oírlo referir Slls aventuras. -¿Usté no ha leído la entrada de ~apoleón a Bonaparte? -No, mi don; no he leído esa novela pero sí conocí a Napoleón; lo vide parao en una esquina en Panamá~ estaba de camisa por fuera y en arrastraderas, envuelto en un bayetón y usaba unas patillas como pellejo de breva. -¿Conoció muchos ferrocarriles?-continuÓ pregun tanda el tipo. -No mi blanco, no conocí ferroclt-rrites, pero una ocasión en casa del Prefeuto sirvieron en la mesa un pichoncito de IOColllotora. Era como del tamaño de un pizco y por más señas la carne me pâreció como medio dulceta. -¿Vió maestro por casualidad al doctor Concilio Trento? -Tampoco Jo vide señor y por más señas que hasta ]0 sentí mucho porque ]()() CACHOS Y DICHOS deciaba hacerle algunas con¡;ulticas de concencia. La que sí conocí fue a la niña Pepita Trento, hija de don Concilio: por más señas isque estaba de novia con un hijo del Vaticano. *• .La madre de un bobalicón eNtró en escrúpulos por que no mandaba el muchacho a misa. Cierto día resolvió mandarlo y le dijo que se arrodillara en medio de toda la gente y que hiciera todo lo que viera hacer. Cuando iban a alzar, vió el bobo que el muchacho que ayudaba a decir la misa le alzó la capa al señor Cura. El bobo que vió aquello, empezó a alzarle el traje a una vieja que le que<iaba delante. La vieja muy furiosa bolteando le dió su buen pescozón al bobo en la cabezfl. El muchacho segÚn las instrucciones que tenia, le dió otro pescozón a un hombre que estaba detrás de él. Cuando el hombre se levantó con intenciones de acabar COll el pobre bobo, aquél le dijo: -No se noje séñor, y siga pa aba.io .que de arriba vienen dando. *** C.".CHOS y DICllOS 107 Don Braulio Henao, dictó un decreto en una Orden del día que decía poco más o menos lo siguiente: Todo desertor del Batallón ~erá castigado con ~OO palos, y si fuere al frente del enemigo. será pasado por las armas. Cuando acabaron de leer la Orden, dijo un i:ioldado: - Vea. mi General; a ese deereto le falta UIl1l cosa. -¿Cual? preguntó el Jefe muy mal enenrado. -Si lo rogen--contestó el soldado. * ** j j j PO'RE KAISER! ! ! SegÚn los últimos cables, PanaImí acaha de decretarle la ~uerra al Imperio Alemán. AlgÚn paisa al leer la noticia di.io: -Panllmá para un escuadrÓn alemán es apenas un desayuno traguiao. Esta declaratoria de guerra, nos re(:uerda algo que pasó en Boyacá el año de 70 y que narramos en seguida. Al saberse en Boyacá que Victor Manuel le había arrebatado al Papa los Estados. Pontificios, se reunió la Asam- 108 CACHOS Y DICHOS blea, y muy indignada por semejante proceder. dictó el siguiente Decreto: Artículo primero. Todas las piedras de chispa, que se encuentren en poder de particulares, pasarán a los parques del .Gobierno. Artículo segundo. Mándese limpiar todos los chopos y. tápese les con cera los rotos que tengan. Articulo tercero. Elévese el pié cie fuerza a .100 hombres y declárelO~ la guerra sin demora, al Rey de Italia. **• Un médico chacarero, fue llamado a una casa para recetarle a un niño enfermo. Llegó como a las seis de la mañana cuando todos estaban acostados. Al pasar por la primera alcoba, II1no de los muchachos le dijo desde sn cama. -Buenos dias dotor. El yerbatero miró y vió que debajo de la cama habían unas cáscaras de plátano. Se acercó al muchacho y tomándole el pulso le dijo redondamente. --Usté parece que hubiera comido plátanos, tiene una fiebre muy aIta, eso debe ser tifo. -Yo no soy el enfermo dolor-dijo el muchacho riéndose a carcajadas. CACHOS Y DICHOS 109 -No, ven-dijo el yerbatero fingiéndose muy disgustado. Para eso es que lo llaman a uno tan demañana y no le dicen primero cual es el enfermo. *** Discutían de modas masculinas unos bogotanos en una cantina a tiempo que entraba un antioquei"1o medio rasquete. --¿Qué opina usted paísano"?-Ie dijeron. Nosotros aquí discutiéndo de si estará bien que los hombres llevemos prendedor en la corbata. ¿Usté qué opina? --x o opino -- contestó el antioqueñO-l-.ue ustedes son unas mujeres vestidas l1e hombre. * ** Estando en una procesión muy concurrida en un pueblo, de pronto empezó a cor<~oviar un caballo con una carga de leña. Las gentef: sin saber 10 que pasaba, corrían en todas direcciones en apretado tumulto. El seÎlor Cura encaramado ¡,;obre una piedra gritaba a grandes voces: Las mujeres que paren, y los hombres que no paren, que sigan COli San ,Juan q' es un caballo. 11 o C.~CHOS y DICHOS :le * ~J: Trancita mncho por las calles de alguna población de Antioquia un manco de non-san/os procederes. Cuando perdió el brazo por allí en alguna de sus aventuras rabulescas, decía alguno \lablando de él. -Este hombre no debe haber sentido tanto la mano, cuanto las uñas. * ;1< ;1< -¿Por qué estás hoy tan contenta, Micaela?-Ie decía un viejo de aquí a una hermana suya-mujer escrupulosa y timorata. j j No he de estarlo hermano!! Si hoy en la plática di.io el padre Ambrocio, que San Agustín de muchacho no era tan malo como lo pintan. Que él era traviesito y robaba frllticas, pero no más. -Vea, hermana;-dice el viejo muy serio y como entrando en escrúpulos. -Pa qué si no es la verdá; San Agustín cutlndo muchacho pasó de frutas; sepaJo. ,. * '" OIR& POSTUMA Un niño que desea ha instruirse en CACIIOS y DICIiOS literatura-le preguntó a SlI -Dígame, maestro; ¿qué cir obra póstuma? -Ohra póstuma--contesta de una manera sentenciosa-es que escribe lIll autor después ;~. 111 maestro: quiere deel maestro aquélla de muerto. :): Un ~írviel1te bobalicón quejánduse a un amigo de lo ahurrido que esta ha con el patrón que tenía, le decía: -Cómo he de amañarme hombre (:011 la dase de patrón que tengo, si siempre que le hago algÚn mandado me pega un;} patada. - i j i Siempre hombre!!! --le preguntó el otro muv admirado. -Siemp¡·e -\lo: hay veces que me pegil dos. ::~ * .;: TODO flORIDO Por cualquier disgusto eallejero (·ondujeroll a un marico a una Inspección de Policía. -¿Cómo se llama Ud?--tiregunta el inspector---al del cachumbo ensortijado :,;obre la frente. -Florindo Flórez,-collte~ta (·on voz· lie tiple. 112 CACHOS Y DICHOS -¿De qué población? -Da Florencia. ¿En qué trabaja? -Yo soy florista, --¿Sus padres en qué se ocupan1 -En floricultura. -¿Cómo se llama su papá'? _. Florencio Flórez, -¿Y su mamá? -Florentina de Flórez, -Vea, cabo; métame este ramillete a un calabozo-le dice el inspector a UII ·empleado, creyendo que el tipo se burlaha de él. --jiiHay Dios mío!~!'- exclama Florindo-y llamando dos pel'ritos que lo acompañaban, dice eon voz llorosa. -Violbta y Jazmín: caminen mijo!> acompañemen en la prisión donde me manda este hombre cruel. PLADIOMANIA Avisos con mLÍ~i('a En lodo país medianamente civilizado, le conviene al que acomete algul1tt nueva empresa avisHr sus artículos a lo~ cuatro vientos, menos en Antioqllia. jOjahi que entre noso~ros las cosas l>e pu- lU dit'ran h<l(:cI' a eseondida~, algo mo la sacada del contrabando! Por culpa a~í co- de la mala situación que :Itravesamos, todo el lIIundo se manliene ¡¡quí con la mano ell el considere, pen"alldo sin descanso cn qu{~ puede ocu)lclrse, Así, el primer aviso que sale a ~uz es a manera de un alerta que ~e da ;)dra que los qlle lo k'all digan Cil sn illterior: -- Eslo que allllllcian aquí,' 10 pucdo hal:er yo mejo" y m¡Ís baralo. y miell!ras más frer'uenles ~;ean los '\\"isos, peor que peor. Se imaginan lo~ 'Ille estlÍn afilando pua enh'ar Cil compelencia, el enorme lIegotio que estarlÍ hatiendo el empresnrio cuando avi~~a lëínto, ¿,Qué reslllta? Que al ('abo de PO('O tiempo, el oehenla por cimllo de los lectores ie eslán haciendo ya mal tercio en el negocio. A pesar de todo lo expuesto, 110 111(' canso de avisar qlll' fabrico ~O~lBHEHO" ill'; FlELTI:O, \lE TEHCJOl'ELO y \l\: I'A.L\ I'A- y que me ajnsto en un todo a la::> más rigurosas exiJeneia:-. de la Moda. Para la confección de los SOMBREHOS DE PAJA, cuento con L;NA ~l.\(ll;I:\A SlTPEHIOH \' APA1UTOS ~lO!)E¡¡NOS que HA sE5lORA$ y :-IIÑOS, R 114 CACHOS Y DICHOS utilizo en el aplanchado, resultando el trabajo de una intachable tersura y nitidez. Volviendo atrás, digo -que ~n Antioquia todo se reduce a plagiar. Nada hemos inventado propiamente, si no es el enrriel de nutria y de perro de monte, las enjalmas y los alpargates con suela de cabuya. iLucidos quedaríamos en cuaJquier ExposiciÓn de Industrias! t:u prueba de lo que digo COli respf'(,ta él competencias, y baste esto porque no me agrada personalizar, {¡¡gase lo siguiente: Trajeron dos automóviles para ne~o' do, y empezaron él hacer nlgo los empresarios, pues las gentes veían tales aparatos, con admiración los unos, y los otros (:a~i con espanto. Las viejas corrían despavoridas haciéndose crnces, crey(>ndo talvez que el alert¡~ que esas rmíquinas dan con su vocina a los transeúntes era cosa de brujéría o branlÏJos de animales feroces traínos del Afric? Central. A poco teníamos en la plaeita de Berrio de ochenta a noventa autos plantados allí sin ocupación alguna; cantidad, ésta, más que suficiente para una ciudtld de más de tres a cuatrocientos mil halJitantes-sabido que Medellín es todavía un poblacho, con caÎÍos CACHOS Y DICHOS 115 ~n algunas de sus calles, a estilo de Ranalipio. Es tal la manía de plagiar entre 110sotros, que vivo seguro de que si en la mitad de una calle se para cualquiera a {'omer boñiga todos los que lo vean llegan afanados y cogiendo cuchara. Dijo alguno que la peluquería era UIl ?trte muy productivo, y hoy tenemos en ~~edellín Ilna para cada pelo. IIER~losAs, ELECA:\TES, CHIC. se v('rían !Iuestras damas paseHndo en auto con sus SO:'Il\':EROS DE FIELTHO. DE TERCiOI'EL(¡ CI Of: PAJA de los qlle yo fabrico; pero. viéndolo bien, aquí no hay calles ni u· lamedas apropiadas para el funcionamiento de dichos vehículos. ¿Todo por qué? Porque aquí se reunen Asarnblea~' '.~ada quince días y Congresos en la Capital cada veinte; mas, de aquello ningÚu provecho nos viene a los colombia'lOS. De provincias vaIl il la Capital 11IlOS patrones de levita y sombrero de pelo, que se llaman congresistas, y les ;la el Gobierno treinta mil pesos mcnmales para sus gasticos menudos. Es verdad que Colombia tuvo en otros tiempos algún dinero y hombres desintere~,ados, buenos patriotas; pero le sucedió la que a ciertas mujeres bonitas en Sl\~ mocedades y no Jo son después, pe- Il(¡ C\CHOS y DICffOS 1'0 que se quedan con la manía de querer figurar en todo como tales. Las (J' {ras naciones tienen sus CongTp.sos; ¿por' qué ha de ser menos Colombia'? TicnE: también los suyos, aunque metan la pata hasta la rodilla. Verbi-gracia: No obstante qne el Gobierno ha hecho saber a la Nación que las cajas del Te:;oro se enellentran limpias como espaldas de fl'asco, el Congresito del aÎlo pasado se de:;gañitó discutiendo pendejadibls como la canalización del río 1\1agdale/J<I. tonstrucción del ferrocarril a Urabá, pensiones, recompensas, y .••.••..• ll1lly e¡.;pecialmente, erección de estatuas y bustos, en prueba de infinito agradecimiento, a los que nos legaron esta patda gentil, de la que a duras penas con~er'iamos la que no han querido quitarnos. ¡Ridiculez plllscuamperfecta! Si hubiéramos levantado las estatuas que han decretado los Congresos, nuestro territorio parecería una clavijera de tiple, sin un solo puntico desocupado donde clavar una estaca. En los tiempos de la patria boba, n ueslros hombres públicos se despedían para irse a un Congreso diciendo: «No se si podré corresponder a mi Patria en III delicada misión que me ha confi:ldo. Ahora dicen guiñando el CACHOS 117 Y DICHOS ojo: «La pegué, $ 30.000 mochos mensuales». Al fin, tenemos que se clausura un Congreso; entonces, los Honorables Hepresentantes, cahizbajos y tristes, como ternero que le esbín poniendo tablilla para destetarlo, voltean respetuosamente sus asientos y los marcan en el respaldal', COl} tiza, para volvel' al aîio siguÏtmte a reeon~idel'ar los ¡-¡sunlicos qlle quedaron pend ientes. lIas[;1 eso: que siempre va de Antioquia d mismo !)(~l'sonal. PensarÚn en Bogot¡í que aqui no hay más hombres, o heel'¡Ín que son Representantes embalsal!Iados. Estoy notando que me he apartado de mi objeto, qlle es dar mis avisos, y vuelvo por entre col y col a de(:ir a LAS Sf.:\OHAS DE LOS PUEBLOS que pueden enviar a mi fÚbI'Íca los sombreros de las modas pasadas, y ¡-¡Iii se les reforman poniéndolos A LA MODA QCF.: RIJA. Hay sislemas especiales para lavar LA PA.n TA(;ALA, de tál manera, que vuelve a quedar PEHFECTA~IENTE Bn:~A, También fabrico FOIDlAS f:X CAlm:U\"A como las exijan. Lo lIIismo que \'E:-;DO I.A CAHTIJLI:\A EN PLIEGOS, de a vara. Las formas de cartulina Sl~ venden muy baratas y en nada se diferencian las extranjeras. de 118 CACHOS Y DICHOS Vuelvo de nuevo al patriotismo. Cuentan las crónicas cajelleras, que en cierta población de Oriente se reunió un:\ vez el Concejo para deliberar acerca de la manera más digna y atencioRa de recibir al señor Ohispo en vi:,ita pastoral por aquellos días. Uno de los concejales propuso hacerle una Semana Santa bien perchuda, diciendo que así saldrían muy lucidos. Esto, en pleno Diciembre. Llaman por allá a estos festejos «Semana Santa de atraviesa.» Aquí tamhién, hace poco, reunieron un Congreso de la mismo para resolver qué harían con los veinticinco millones de pesos oro que nos iban a dar por el Callal de la Mancha digo, de Panamá. En el punto piringo de la discusión, dizque gritó alguien desde la barra: Que la mejor qué pudieran hacer cuando reeibieran esa platica, era irse para una manga a contarla a ver si estaba completa. Yo en esos and urriales no me meto, y digo para terminar que, como partidario acérrimo que soy del feminismo, trabajaré por que las mujeres les dtlclaren guerra sin cuartel a los somhreros de fieltro nuevos o viejos, pues de uno de hombre hago yo otro para señora eu la forma que se exija. Yo tengo APARATOS ESPECIALES para estirar la • CACHOS ¡W V DICHOS tela hasta donde se necesile, según la forma apetecida. Además: Es UNA CON~lOERABLE ECO:-¡OMIA para las niñas de Colegio. Estiro, acorto y amaso fieltro. ¿,Qué más quieren de mi? Calle de i\laturínTeléfono Nn Ü-~). *** - ¿Usté tiene aquí \'ino del que diee esta bo\elica '? El botil:ario leyÓ: «Vino Trepoll iol. --E! lIlejor recoll!'i.illlyellte para la anemia». --Sí hay--le conlebtó, ensef¡,ílldole Illl fras(·o. El campesino se pu~o a VèI' el frasquito. y luégo di.io: -Díg-ame, patrón: ¿,ewÍlllo se le pne-de dar a !lll grande'! -Ulla clll:harada ailles de las comit'Il das-fue -i.Y la respuesta. a !lna 1f1U1:haehita eueharadita la . .; comida.~. - Ulla -¿Ya -¡Ah! den dade la mañalla de cafetera !lila adúltern? - dijo el boticario.- (';n('o aíio,,': antes de u-A é~a, pue- dOI:ena de fl'{1s::os pur y otra pOI' la tarde. ulla . . ~-------------------~~ .• : Esta Usted : ••--.--• • Debm • •• • 11---- • '.' Está. Ud. ; •• dente? .• · • Convales- : ---: Está. Ud. • ·• . •.• ¡CORn( 1 ¡ snn6Rf ! · : Anémico? ---: Está Ud. : Agotado? • ---- Horne ulno • El gran !:• reconstitllyente. .---- : : VE VENTA en tûdas las Droguerías Boticas. D Sociedad Colombiana de Productos Químicos de : Jaramillo, O/arte y Co. .......... --------------- : : : I i • • i . : y : : • : .