CAPÍTULO IV EL CAMBIO AL EJÉRCITO LIBERAL Actuando como un caudillo típico de su época, Manuel González hizo gala de oportunismo político, aprovechando la amenaza que se cernía sobre la independencia nacional, con el fin de ponerse a disposición del Supremo Gobierno Constitucional, encabezado por Benito Juárez, “para combatir contra las naciones europeas que en aquella época atentaban contra la independencia de México.” 1 De acuerdo con una carta autógrafa del propio Manuel González, “a fines de noviembre de 1861 se puso a disposición del Supremo Gobierno Constitucional”, 2 aunque en su hoja de servicios hay una anotación en donde se asienta que permaneció separado del servicio militar del 3 de diciembre de 1861 hasta agosto de 1862, 3 y fue hasta septiembre de 1862 cuando se incorporó al Ejército de Oriente. 4 Según Quevedo y Zubieta, Manuel González y otros cinco o seis compañeros de su misma facción se presentaron ante varios jefes liberales, como el general Ignacio Zaragoza y Aureliano Rivera, para tratar de ser recibidos en sus cuerpos, con el resultado de que, el primero, los admitió, pero, a los pocos días, se excusó, mientras que, el segundo, se negó a recibirlos. Fue el general Porfirio Díaz quien pidió que González fuera asignado a su tropa y utilizó sus servicios como jefe de su estado mayor. 5 1 SEDENA, Op. Cit., T-1, D-84. Ibidem, D-2. 3 Ibidem, D-9. 4 Ibidem, D-84. 5 Op. Cit., T-1, pp. 33-34. 2 148 Aun cuando no sabemos a ciencia cierta de qué manera se logró la aceptación de Manuel González en el nuevo Ejército Permanente, es probable que Laura Mantecón haya estado realizando gestiones ante el propio Juárez, pues Porfirio Díaz hace mención de ello en sus Memorias, cuando dice que algunas personas de su familia ya se habían acercado a él para recomendarle el asunto. 6 Más allá de las especulaciones que pudieran hacerse al respecto, está la documentación a través de la cual, el propio González, realizó los trámites correspondientes ante el Ministerio de Guerra y Marina. En la siguiente comunicación, él mismo expone las razones de su cambio de bando: “…anduve rebelado contra el Gobierno Constitucional; más habiendo llegado á mi noticia la injusta invación que tres poderosas potencias intentaban hacer del territorio mejicano, inmediatamente me pasé de las filas reaccionarias, en donde servía, y me acojí a la amnistía que expidió en 2 de diciembre del propio año el Soberano Congreso de la Unión. Como al dar este paso no fue con el objeto de permanecer simple espectador de la lucha á la que se probocaba á la República, sino con la de tomar una parte activa en ella, pedí al Supremo Gobierno se dignara rehabilitarme en mi empleo á efecto de llenar aquél sagrado deber; pero desgraciadamente mi solicitud se estravió, y esa circunstancia no permitió que fuese resuelta. Pude haberla repetido inmediatamente, más como había fundadas esperanzas de un honroso arreglo con las naciones aliadas y por otra parte temí que mi pretención fuera juzgada como hija de la ambición o del bano deseo de lucir unas divisas que he sabido ganarme con mi espada, y no del noble objeto que la motiva, me retraje de reproducirla. Pero hoy que es inevitable la guerra con las fuerzas francesas; hoy que todo mexicano está obligado a defender el honor y la dignidad de la Nación, ocurro a la bondad del Supremo Gobierno para que me otorgue la referida rehabilitación y me destine al punto donde crea útiles mis servicios, en el concepto de que ningún sentimiento bastardo me impele a solicitarla, sino pura y sencillamente el deseo de servir á mi patria en los mejores días de mi juventud, y de hacerle el sacrificio de mi sangre y de mi vida si preciso fuere en defenza de su independencia y libertad rudamente amenazadas por la más injusta é inicua de las agresiones. Por lo espuesto a Ud. suplico se sirva acceder á mi pretención, con lo cual recibiré gracia. Méjico Abril 17 de 1862. Manuel Gonzáles. Posdata: Si el Supremo Gob° cree conveniente tomar algunos informes respecto a mi persona, puede pedirlos al Cn° Gral. Vicente Rosas, quien podrá darlos.” 7 6 7 Véase T-I, p. 171. SEDENA, Op. Cit., T-1, D-67-68. 149 Al hablar de rehabilitación en su empleo, Manuel González solicitaba que se le reconociera el grado de coronel, que le había sido conferido, según se ha dicho ya, en el campo de batalla, por el general de división Leonardo Márquez, a finales de 1861. El Estado Mayor del citado Ministerio procedió a realizar una revisión de su expediente militar y emitió su opinión en los siguientes términos: “C. Ministro Según consta de este expediente el interesado fue hecho Teniente Coronel por servicios que le prestó a la reacción. Ahora se titula coronel y quiere ser rehabilitado en esta clase. La ley de 17 de diciembre de 1860 exige para ser rehabilitado servicios a la causa de la libertad que no tiene el solicitante, en consecuencia, no puede accederse a su pedido, pero como en ciertos casos y como una medida política se ha rehabilitado para el servicio de la Nación a individuos que se hallan con las circunstancias de éste, el infrascrito cree que así se podría obrar con el interesado, y no en la clase militar que dice tener, pues así se aumentaría inútilmente los gastos del Erario que apenas puede hoy sufragar los que tiene, sin tener en qué emplear al pretendiente, que iría a aumentar el crecido número de jefes y oficiales sueltos. U. no obstante resolverá lo mejor que tenga a bien sobre el particular. México, mayo 27 de 1862. C. Benítez.” 8 Finalmente, los trámites hechos por Laura y Manuel González surtieron efecto, pues éste fue admitido, de manera informal, en las fuerzas de Porfirio Díaz, dándole una comisión sumamente arriesgada, con motivo de las operaciones que tuvieron lugar cuando los franceses no acataron lo establecido en los Convenios Preliminares de la Soledad, pueblo cercano al puerto de Veracruz, en los cuales el general Juan Prim representaba a la Alianza Tripartita y el general Manuel Doblado al gobierno juarista, respecto de que, en caso de declararse rotas las relaciones, las fuerzas de la coalición deberían dejar las poblaciones de Córdoba, Orizaba y Tehuacán —a donde se les había permitido llegar y establecerse mientras tenían lugar las pláticas de avenimiento—, para regresar al puerto de Veracruz. 8 Ibidem, D-71. 150 Una vez que quedaron arreglados los problemas con Inglaterra y España, sus fuerzas se dirigieron hacia la costa, para embarcarse hacia Europa, pero Francia dejó ver que, más allá de la pretensión de cobro del adeudo mexicano, tenía intenciones expansionistas sobre el territorio mexicano, por lo que no sólo no realizó la desocupación de las localidades citadas, sino que emprendió el camino a la ciudad de Puebla, para después seguir a México. Fue en ese momento cuando Porfirio Díaz decidió utilizar los servicios de Manuel González, dándole una comisión sumamente riesgosa, la cual fue aceptada por éste, en vista de que sabía que tenía que prestar un servicio significativo a la nueva causa política que pretendía abrazar, para ser aceptado dentro de ella. A González se le dio una compañía formada por una fuerza combinada, compuesta de una brigada del Batallón Defensores de Guadalajara y dos batallones de Oaxaca, con los que defendió la parte de la ciudad de Puebla llamada Tecali, “peleando ardorosamente y rechazando varias veces los diversos asaltos de los franceses. 9 En esas operaciones de circunvalación de los franceses a Puebla, Manuel González fue herido en el muslo izquierdo, por un casco de granada, el 3 de abril de 1863 —Sábado de Gloria—, y siguió luchando durante un rato, hasta que se hizo indispensable que se le atendiera en el hospital. 10 Podemos decir que Manuel González pasó la prueba de fuego que le habían puesto los liberales. El propio Porfirio Díaz relata que la compañía que puso a sus 9 AMG, D-1 14258-60, C-39, 1880. González Montesinos, Op. Cit., p. 70. 10 151 órdenes maniobró muy bien y con mucho éxito en esa operación, por lo que el General en Jefe del Ejército Constitucional, Ignacio Zaragoza, al enterarse de su desempeño, le confirió el grado de coronel, y, por petición expresa de Díaz, fue asignado como oficial de filas, “disponible para las maniobras que fuesen necesarias.” 11 De hecho, se le nombró coronel comandante de la 3ª Brigada de Infantería de la División de Oriente, comandada por el general Porfirio Díaz. 12 González permaneció realizando, de hecho, las labores de general de brigada, hasta el 7 de septiembre de 1867, fecha en que el presidente Juárez le confirió el nombramiento de ese grado militar. 13 El último peldaño de la escala militar, es decir, el grado de general de división, lo obtuvo Manuel González hasta el 13 de marzo de 1877, 14 y le fue conferido por el entonces encargado del poder ejecutivo, general Porfirio Díaz, como recompensa a los servicios que había prestado a la causa de la Revuelta de Tuxtepec, acaudillada por él. En concreto, González recibía el premio por haberle ayudado al general Porfirio Díaz a tender nexos políticos en la zona fronteriza de Matamoros-Brownsville —que aportaron ayuda económica y militar a la Revuelta—, y por haber llegado, en el momento preciso, al llano de Tecoac, en Tlaxcala, donde se estaba librando la batalla definitiva entre los lerdistas y los porfiristas, el 16 de noviembre de 1876, dando el triunfo a Díaz. 11 Véase Memorias, T-1, pp. 171-173. José, Georgette, Op. Cit., p. 23. 13 SEDENA, Op. Cit.,T-3, D-506-507. 14 Ibidem. 12 152