el porfiriato

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El Porfiriato
Después de la muerte del presidente Benito Juárez, en 1872, la lucha por
el poder político se centró en los tres personajes más importantes del
momento: Sebastián Lerdo de Tejada, José María Iglesias y Porfirio Díaz.
Esta situación prolongó los largos años de enfrentamientos armados, que
venían desde que México se había independizado del imperio español y
cuyo resultado fue sumir al país, cada día de manera más profunda, en el
caos y la miseria de la gran mayoría de la población.
La lucha entre las diferentes facciones termina al proclamar Porfirio Díaz
el Plan de Tuxtepec, mediante el cual derroca al entonces presidente
Sebastián Lerdo de Tejada, por su intención de reelegirse.
Díaz contó con la alianza de José María Iglesias, a quien posteriormente
hizo a un lado, y se levanto con el poder político, para no dejarlo por cerca
de 34 años.
Porfirio Díaz Morí nació el 15 de septiembre de 1830 en la ciudad de
Oaxaca, en el seno de una familia modesta, y quedó huérfano a muy
temprana edad. Aunque ingresa como seminarista y poco después realiza
estudios de abogacía, no concluye ninguna de estas carreras.
En 1855 se une al general José María Herrera para apoyar la revolución de
Ayutla, y en esta actividad como militar pronto logra alcanzar el grado de
capitán de infantería de la Guardia Nacional.
En la carrera castrense, Díaz obtiene rápidos ascensos y en noviembre de
1859 alcanza el grado de coronel. No corrió con la misma suerte en su
trayectoria como político, ya que tuvo una discretísima actuación como
diputado; sus fortalezas se encontraban en el área de la milicia.
Durante la intervención francesa en México, Porfirio Díaz interviene en
muchas acciones de guerra; pero fue el 2 de abril de 1867 cuando obtiene
un brillantísimo triunfo al tomar la ciudad de Puebla, dando
prácticamente la victoria definitiva a las fuerzas nacionales que combatían
a Maximiliano de Habsburgo.
Una vez que la República fue restaurada con la derrota de las fuerzas
imperiales y Benito Juárez asumió la presidencia, Porfirio Díaz se levantó
en armas contra la reelección de Juárez, como también lo había hecho
contra la reelección de Lerdo de Tejada.
En la primera no tuvo éxito y debió aceptar forzadamente la amnistía; en
cambio, en la segunda ocasión –mediante el triunfo del Plan de Tuxtepec y
después de un interinato en la presidencia de José María Iglesias-, Porfirio
Díaz fue por fin electo presidente de México.
Ya instalado en la cúspide del poder político del país, Porfirio Díaz fue
aprovechando las oportunidades para cambiar la Constitución Política, a
fin de que fuera aceptada la reelección del presidente, primero por un
periodo, para después permitirla de manera indefinida.
Las múltiples reelecciones de Porfirio Díaz permitieron que el país gozara
de varias décadas sin guerras o levantamientos armados mayores. La paz
abrió camino al desarrollo económico y la creación, por ejemplo, de una
fuerte infraestructura ferrocarrilera.
Esta situación hizo posible que los negocios tuvieran un ambiente muy
favorable, sobre todo los extranjeros, que ingresaron a México de manera
amplia, por el afán del presidente Díaz de que la sociedad mexicana
estuviese a la altura y se pareciese a la de los civilizados países europeos y,
en lo tecnológico, a la de Estados Unidos. La única manera de alcanzar ese
propósito era que la civilización se instalara en México a través de las
empresas extranjeras.
El periodo en que Porfirio Díaz ocupó la Presidencia de la República,
conocido como Porfiriato, representó para México años de estabilidad
social y política, así como de crecimiento económico.
No obstante, dicho periodo también provocó la polarización de la sociedad
mexicana, particularmente entre los muchos campesinos y obreros que
vivían prácticamente en la miseria, la naciente clase media que encontraba
obstruidos todos los caminos para el progreso familiar y personal, y los
muy pocos dueños de la riqueza, que disfrutaban del poder político al
amparo del régimen porfirista.
Porfirio Díaz había luchado contra la reelección de los presidentes y fue
por ello que la contradicción de su prolongada permanencia en el poder
tuvo como consecuencia el estallido armado de la sociedad mexicana,
abriendo paso a la Revolución Mexicana que puso fin a su dictadura
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