Trabajo Final: Curso de Neurobiología y Plasticidad Neuronal Alumna: Andrea Lombarte Serrat www.asociacioneducar.com Mail: informacion@asociacioneducar.com Facebook: www.facebook.com/NeurocienciasAsociacionEducar CONTROL DE LA NEUROPLASTICIDAD POR EL ESTADO El estudio de las estructuras y funciones cerebrales ha sido, y sigue siendo, uno de los principales focos de interés por parte de la investigación científica así como de la curiosidad humana. Han sido muchos los avances que se han producido hasta el momento a pesar de la complejidad que comprende el tema, las limitaciones tecnológicas y la dificultad de su estudio. Debido a su reciente investigación, tardía si se quiere con respecto a otras ciencias, ha sido blanco de las especulaciones de muchos, que fuera de buscar respuestas a las preguntas planteadas sobre el tema, se dedicaron a dejar volar su imaginación planteando el futuro humano una vez conocidos los misterios que el cerebro entraña. Así es como surgió la novela de Aldous Huxley Un mundo feliz, un libro de 1931 que trata acerca del futuro, en el cual la estabilidad social es la meta o fin máximo de la humanidad, alcanzable gracias a avances científicos. Huxley conviene que se trata de una novela fantasiosa, sin embargo, nos induce a preguntarnos cuán plausibles son actualmente sus pronósticos. Los medios para alcanzar la estabilidad social que se proponen en el libro de Huxley consisten en: Por un lado, estandarizar el producto humano constituye uno de los mayores instrumentos para la estabilidad social, lo cual se plantea como un proyecto a largo plazo y permitiría facilitar la tarea de los dirigentes, mediante un sistema de eugenesia a prueba de tontos. Por otro lado, alcanzar la felicidad humana, para lo cual políticos y científicos intervienen, logrando que la gente ame su servidumbre. Este amor sólo puede darse como resultado de una revolución personal, en las mentes y cuerpos humanos, realizada gracias al condicionamiento de los niños (mediante la educación y el uso de drogas) y a la ciencia de las diferencias humanas, que permitiría a los dirigentes destinar a cada individuo a un determinado lugar en la jerarquía social y económica. Como uno de los dirigentes afirma, el secreto de la felicidad y la virtud es amar lo que uno tiene que hacer, por lo que todo condicionamiento tiende a lograr que la gente ame su inevitable destino social. Generar una uniformidad humana consiste en “fabricar” de un solo óvulo 96 mellizos idénticos, y estandarizar cada “pack” de mellizos (cada pack proveniente de diferentes tipos de óvulos) en una misma casta por diferentes medios. Entre estos medios encontramos algunos de los citados por Hernández-Muela en 2004 que posibilitan intervenir y modular la plasticidad neuronal. Están las técnicas físicas de, por ejemplo, condicionamiento al calor, proceso que alterna túneles fríos y calientes durante la gestación, aliando el frío con intensos rayos X, lo que hace que los embriones odien el frío y posteriormente emigren a los trópicos, para ser mineros o metalúrgicos. Esto seguido de una enseñanza a sus mentes a apoyar el criterio de su cuerpo, lo que implicaría una relación entre cerebro y cuerpo en sentido descendente. El sentido descendente entre la interrelación cerebro-cuerpo, también se ve reflejado en la generación del ambiente y herencia de una determinada casta, como ocurre en los Epsilon, clase social más baja, cuyo flujo de sucedáneo circula despacio, aportando menos oxígeno al embrión. Ante la escasez del mismo, el primer órgano afectado es el cerebro y después el cuerpo, provocando la reducción del 70% del oxígeno normal embriones enanos. Otro ejemplo de técnica física es la mejora del sentido del equilibrio (útil para el trabajo en el aire), conseguido por una reducción de la circulación del flujo de sucedáneo de la sangre al estar de pie, y doblándolo al estar cabeza abajo, de esta manera asocian esta posición a bienestar y son felices al estar así. Con el objetivo de conseguir la felicidad se apoyaron en la propaganda y la educación, observando que una propaganda totalitarista influye en la opinión de manera más eficaz que refutaciones lógicas, ya que, el interés de esta sociedad utópica era que el humano tuviese una idea general del trabajo a realizar, pero no demasiado grande para poder ser buenos y felices, explicando que los detalles conducían a la virtud y felicidad, pero siendo “un mal necesario” el conocimiento de las generalidades para llevar a cabo un buen trabajo. La educación, de fundamental peso en el Estado de Un mundo feliz, se realiza por la estimulación temprana del cerebro y se apoya en un aprendizaje que comprende: motivación intrínseca (consistente en evitar el dolor provocado ante lo que el Estado determina que son malas elecciones), sensopercepción, habituación o aprendizaje negativo (por el uso de estímulos repetitivos), y todo esto relacionado directamente con una memoria procedimental (que permite la recuperación implícita de la información), emocional (que permite aprendizajes básicos para la supervivencia), episódica, así como una memoria de trabajo, que permite el almacenamiento limitado de información a corto plazo, lo cual le sirve al Estado para los primeros años de vida, luego, su uso constante permite que esa memoria pase a ser de largo plazo y consiga que el hombre sea menos propenso a cometer errores conductuales. Ejemplificando lo anterior, en la obra de Huxley existen salas de condicionamiento de castas. En estas salas, niños de la casta Epsilon de 8 meses de edad, se encuentran rodeados por flores y libros de colores vivos e intensos. Tales estímulos visuales y olfativos producen excitación y placer a los niños, los cuales tienden sus manos hacia los objetos y juegan con ellos, una vez el niño alcanzaba el objeto, se producía una violenta explosión acompañada de una sirena cuya intensidad iba en aumento. Para reforzar esta lección, se les aplicaba a los pequeños un shock eléctrico. Los niños entonces asociaban las flores y libros con algo malo, y al volver a exponerlos ante los mismos estímulos, los niños lloraban y se apartaban con horror, de manera que se había producido una asociación entre libros y flores, y ruidos fuertes y descargas eléctricas. Este estímulo era repetido 200 veces de manera que se asentasen y consolidasen las redes neuronales que producían esta asociación, convirtiéndose en reflejo cotidiano el odio instintivo hacia los libros y las flores. El Estado entonces, conseguía que miembros de una casta baja no perdieran el tiempo entre libros y paisajes, por el hecho de que, la lectura llevaba a un desarrollo indeseado de la mente y los paisajes eran gratuitos, de manera que no se produciría un consumo económico adecuado, tal y como pretendían. Otro de los principios de enseñanza del que se sirven para alcanzar la estabilidad social es la hipnopedia o enseñanza durante el sueño, cuyos conceptos tenían que ser en primer lugar morales y después intelectuales, ya que comprobaron que no se podía aprender una ciencia a menos de que se supiese de qué se trata. Este principio se correlaciona con los conocimientos actuales sobre la interacción existente entre el sueño y la plasticidad, siendo el sueño esencial para la reorganización de circuitos neuronales, aprendizaje y memoria. Como ejemplo de educación moral, está la de conciencia de clase, que para la clase Beta (clase social más alta por debajo de la Alfa) consiste en la repetición durante el sueño de lo siguiente: “Los niños Alfa visten de color gris. Trabajan mucho más duramente que nosotros porque son terriblemente inteligentes. De verdad, me alegro muchísimo de ser Beta, porque no trabajo tanto. Y, además, nosotros somos mucho mejores que los Gammas y los Deltas. Los Gammas son tontos. Todos visten de color verde, y los niños Delta visten todos de caqui. ¡Oh, no, yo no quiero jugar con niños Delta! Y los Epsilones todavía son peores. Son demasiado tontos para poder leer o escribir. Además, visten de negro, que es un color asqueroso. Me alegro mucho de ser un Beta.” Para asentar esta lección, producían durante un periodo de sueño entre 40 y 50 repeticiones, 120 veces tres veces por semana, durante 30 meses, de manera que la conexión de esta información se veía fuertemente consolidada. Otro ejemplo es cómo se erradicaba la vida familiar: “El mundo estaba lleno de padres, y, por consiguiente estaba lleno de miseria; lleno de madres, y, por consiguiente, de todas formas de perversión; menos mal que ahora todo el mundo pertenece a todo el mundo.” Lo cual se complementaba con 100 repeticiones tres veces por semana, durante 4 años. Pareciera ser que en 1931 ya se sustentaba el hecho de que el establecimiento y mantenimiento de las redes neuronales depende del uso de la sinapsis, explicando porqué las sinapsis que más perduran son las más aptas en la interacción en el ambiente. La sociedad entonces de Un mundo feliz se basa en lo que actualmente se conoce como inteligencias múltiples, por lo que diferentes inteligencias (que desean ser inducidas en cada casta) tienen diferente evolución. Dependen estas inteligencias del momento y estrategia para aplicar y presentar los estímulos determinados, con el objetivo de desarrollar una inteligencia particular deseada, y, como componentes de un sistema, el desarrollo de ésta promueva el desarrollo de otras (también deseadas por el Estado). Actualmente el científico Federico Fros Campelo defiende que personas con un nivel socio-económico bajo (que correspondería en la casta Epsilon) se encuentran sujetas a un mayor grado de incertidumbre (en contexto de aspiraciones laborales, pareja…) lo que conlleva a un mayor estrés (con las consecuentes hormonas que se liberan ante esta emoción contraria a la felicidad, indispensable según Huxley en una estabilidad social). Podríamos pensar que en el Estado propuesto por Huxley no influía este hecho, ya que, por medio de la educación, lo habrían erradicado. Por ejemplo, los Epsilon amaban su trabajo (minería, agricultura…), y todas las castas sociales eran privadas de las relaciones de pareja y de la posibilidad de tener descendencia, algo que las mismas consideraban despreciable, por lo cual, apoyaban lo que el Estado les inculcaba. El Estado, a diferencia de lo observado por Eduardo Punset en España, genera una sociedad que ame la servidumbre, que utilice una misma lengua (para lo cual erradica otras lenguas, ahora consideradas lenguas muertas) y que huye de todo movimiento que no conduzca a la estabilidad social. Entonces, mediante el conocimiento del cerebro y conducta humano, el Estado podríamos decir que erradica ciertas emociones humanas: La creatividad, debido a que no les interesas que el individuo rompa con los patrones rígidos (que ellos impusieron) del cerebro, y es mediante el aprendizaje como lo consiguen. La depresión, al ser contraria a la felicidad debe ser erradicada, lo llevan a cabo en las primeras etapas de vida por el aprendizaje, tras esto, ante la posibilidad de que el individuo pueda ser infeliz en etapas posteriores se interviene y modula la plasticidad desde un punto de vista farmacológico (también descrito por Hernández-Muela en 2004), induciendo al individuo al consumo del soma (escopolamina) que le producía felicidad. Esto no se producía en casos aislados sino que, a modo preventivo y además, en beneficio de la industria, todos los hombres, mujeres y niños eran obligados a consumir un mínimo al año. En estrecha relación, la felicidad se conseguía por el conocimiento de la plasticidad neuronal (predominando las plasticidades homeostáticas y de largo plazo), fortaleciendo las conexiones neuronales de pensamientos positivos que llevan a emociones placenteras, de manera que el individuo se autogeneraba felicidad una vez ya culminado su periodo de educación. En el Estado de Un mundo feliz podemos generar una relación entre la educación y la calidad de vida. La educación que ellos reciben no permite (en su mayoría) que existan redes neuronales abiertas al posible cambio por parte del individuo, sólo aquellas que él controla, y esta educación es la única que hace posible que sean felices en el Estado, simplemente porque los cambios que produce en su beneficio son adaptativos. Sin embargo sabemos que nada es perfecto, lo que también es reflejado en esta utopía: un individuo (protagonista de esta novela) tras haber recibido la misma educación y viviendo en la misma sociedad que el resto, es capaz de llevar sus pensamientos más allá de lo que el Estado dicta. Esto nos permite afirmar que el cerebro es lo que nos hace únicos, y nos da la esperanza de que, de algún modo, aún cuando fuésemos condicionados biológica y culturalmente, nosotros mismos podríamos escoger nuestro propio destino. BIBLIOGRAFÍA utilizada: Curso de Neurobiología y Plasticidad Neuronal